El consumo de sustancias psicoactivas puede verse como algo muy común hoy en día, en la
mayoría de los casos se ha adjudicado como un problema que afecta a la comunidad y por
supuesto la salud pública de este.
Colombia cuenta con un pasado que antecede como credencial principal al mundo de las
drogas, considerándosele como un país productor, que no solo crea, sino que del mismo modo
consume y por su puesto exporta a demás países bajo el nicho del narcotráfico.
La realidad es que, muchos de estos productos sí son nocivos para la salud de las personas
quienes las frecuentan y las consumen, como también para quienes les rodean; se podría decir
que son muchísimos los factores y circunstancias por las cuales se puede enmarcar este
problema que ahora es algo de preocupación y no solo a nivel nacional. Ya que se escatima
qué, afecta a un ochenta por ciento de la población mundial.
En el que un país como Colombia ha alcanzado cifras muy altas y éstas han seguido y siguen
incrementándose durante estos últimos años… Siendo los jóvenes los que se encuentran en
un rango mayor que oscila entre los diez y veinticuatro años de edad, alcanzando la población
más alta en el consumo de estas sustancias que van desde la marihuana, heroína e incluso al
consumo de fármacos. Y aunque las cifras son de considerable preocupación para el ministerio
de salud e incontables número de personas que velan por las diferentes comunidades y nichos
sociales, las alarmas no son una amenaza para evitar o disminuir el consumo de las mismas.
Lo que ha generado como consecuencia de este el aumento de delitos tanto menores como
mayores, pues muchos de estos han sido producidos bajo el consumo de estas sustancias
psicoactivas, si bien, son muchas las causas o las razones que pueden impulsar a los jóvenes a
adquirir y consumir de estos productos, si bien, no todos tienen los mismos efectos, ni los
organismos reaccionan de la misma medida ante estos, se puede denotar que aunque algunos
son aparentemente inofensivos y en casos controlados saludables en las personas, hay que
considerar todas las variables posibles por las cuales determinar lo que podría ser nocivo o no
tanto para la integridad de las personas como para la comunidad misma.
Es difícil querer culpar o adjudicar la carga o responsabilidad sobre una sola entidad, porque
en verdad que son realmente muchas las circunstancias que pueden invitar a los jóvenes a caer
en este ciclo del consumo, las noticias en su mayoría informan que el tráfico y orden que
ponen las pandillas o bandas delincuenciales sobre los jóvenes para que estos eviten denunciar
van desde amenazas sobre su vida como las de sus familiares, en las que sin duda hay un
considerable problema de orden mayor, en los que indudablemente hay un espacio de
vulnerabilidad, existen muchas demandas para el consumo social, a parte esta vida que ahora
se lleva, invita a tener un ritmo muy apresurado y poco benéfico para la vida, muchos dedican
su tiempo a la producción y obtención de dinero, abandonando la crianza de sus hijos, casi que
dejándoles a las suerte, a otros los mueve el sentir de nuevas experiencias, de esas que solo
creen lograrán consumiendo, entre muchas otras razones como pueden ser la falta de afecto,
iniciativa, motivación u otras razones de orden motivacional, es difícil creer que todo esto sea
malo, o que solo estas puedan ser los motivos suficientes que lanzan a los jóvenes en este
nido, pero no, solo podría ser lo que pesa con mayor fuerza dentro de todo este costal, y lo
que viene detrás.