GRADO TERCERO 02 LA MENTIRA
LEE EL SIGUIENTE CUENTO, REALIZA UN RESUMEN Y UN DIBUJO SOBRE LO QUE MAS TE
GUSTO,
¿Qué lección te dejo el cuento?
¿Qué acciones positivas encuentras en el cuento?
¿qué acciones negativas encuentra en el cuento?
¿Has vivido alguna de estas situaciones? Explica.
Los Dilemas del Loro Coco
Residían allá en un campo abandonado una familia de loros verdes. Fácil se sabía el árbol
en el que vivían, pues al pasar por debajo gran alboroto hacían. Consideraban suyas todas
las tierras a su alrededor, esa misma tierra que les brindaba alimento y cobijo.
Un día de primavera llegaron humanos. Era una familia grande: abuelos, padres, tíos y una
niña. Los loros siempre curiosos se arrimaron a husmear. La familia venía a quedarse y
sembrarían trigo y maíz para subsistir. A los loros la noticia les encantó, conseguir comida
sería mucho más fácil.
Cayó a los días una fuerte tormenta que tiró del árbol a un lorito bebé. Como aún no sabía
volar, no pudo regresar al nido. Por suerte, la niña lo encontró y lo llevó a su casa para
cuidarlo y alimentarlo hasta que pudiera volar.
Historias para niños mentirosos
Decidió llamarlo Coco. Coco aprendió a hablar y pronto mantenía conversaciones con la
niña.
En cuanto pudo volar decidió retornar a su hogar, pero prometió a la niña que volvería
todos los días a charlar con ella. El regreso a su nido causó gran emoción a su familia.
Como había prometido, Coco visitaba siempre a la niña. En una de sus muchas visitas se
enteró de que los trabajadores estaban muy enojados con los loros porque se comían la
cosecha. Coco decidió a ayudar a la niña. Cuando volvió al nido se inventó una historia:
– He descubierto plantaciones de maíz y trigo a unas leguas de aquí. Diez veces más
deliciosas que las de acá.
Encantados con la noticia, todos volaron al día siguiente a esos campos inexistentes, pero
al no encontrar nada creyeron que había sido una confusión de Coco y regresaron a comer
donde siempre.
La niña le imploró ese día a Coco que hablara con los demás loros.
– Si mi familia pierde la cosecha no habrá dinero y sin dinero no tendremos qué comer
nosotros.
Así que esa noche volvió a mentir y le dijo a su familia que se había equivocado de
dirección, que los campos que había visto estaban para el sur y no para el norte. Los
demás loros le disculparon el error y al día siguiente volaron hacia allá. Por segunda vez no
hallaron nada y tuvieron que regresar a comer donde siempre, esta vez más recelosos.
A la tarde la niña compartió sus preocupaciones con Coco.
– He oído a mi familia discutir sobre ustedes. Contratarán cazadores para matar a los loros
que se acerque al plantío. Traté de detenerlos, pero están muy enojados.
Coco quedó pasmado con las malas nuevas. Voló rápido y ligero al nido para advertir a los
demás, pero nadie quiso creerle.
– Nos has engañado antes pero no lo harás ahora. - comentó enojado un loro.
– Solo lo hice para cuidar de la niña, mi advertencia de ahora es verdadera.
– La verdad a medias siempre es una mentira completa. ¿Por qué habríamos de creerte?
Coco insistió, pero nadie creyó sus palabras. Bien temprano a la mañana emprendieron
vuelo al campo para desayunar. Coco avistó a tiempo uno de los cazadores y avisó a sus
compañeros que a duras penas esquivaron las balas. Asustados, los loros se retiraron
rápidamente.
Coco, desesperado, fue a hablar con la niña, temía que sin el campo fueran los loros
quienes murieran de hambre. La niña tuvo una idea. Le explicó a Coco que ella crearía su
propia huerta donde plantaría cereales de todo tipo y que los loros podrían venir a comer
de su huerta.
Coco regresó contento a dar la noticia. Al principio desconfiaban, pero con el tiempo
vieron como la huerta crecía y notaron que podían arrimarse sin que nadie les disparara.
Los loros volvieron a creer en Coco, pero su familia le impartió una lección de vida:
El castigo para el embustero es no ser creído, aun cuando diga la verdad. La próxima vez
elige charlar los problemas con franqueza antes que taparlos con mentiras.
Fin
Aquí concluyen estos cuentos para niños mentirosos. Antes de ir a dormir, es importante
pensar en s hemos dicho mentiras o si hemos dicho la verdad hoy. Decir la verdad pronto,
aunque cueste, nos ahorra problemas en el futuro, ya que, como dice el dicho, la mentira
tiene patas cortas.