Hermanos: en el camino legionario nunca tenemos
que olvidar que lo que hacemos es con María y por
María. Y lo que hacemos, tiene que ser como la mejor
ofrenda. No lo demos a Dios la sobra. Démosle lo mejor,
así de simple. Lo mejor de mí para él, lo mejor de mí
para ella.
En la obra que realizamos, pensemos también que
los que nos impulsa no son los criterios humanos, sino
nuestros criterios guiados por la gracia de Dios. Qué
lindo es sumergirse en un mar de obras sabiendo que
no caminamos solo sino que caminamos ayudados por
el mismo Dios.
Por eso, a la manera de Cristo, nuestra entrega
tiene que ser total. Como legionarios nuestra confianza
tiene que ser absoluta, dónde cada uno de nosotros
pone la mejor parte, es decir da el mejor esfuerzo.
Hermanos: para cada obra que emprendamos, les
pido antes del primer paso o primer proyecto: Oremos,
es decir como si todo dependiese solo de la oración. A
la vez, repito como he mencionado con anterioridad, no
le demos lo que me queda, sino démosle lo mejor de
cada uno. Ya que el regateo lleva al fracaso, conduce al
espíritu mezquino, aquí olvidémonos de un feliz
resultado. O como afirma en un párrafo el manual:
“quien vive haciendo cálculos, se encontrará con las
manos vacías”.
En fin hermanos: el camino es el esfuerzo total. El
camino es trabajar con toda el alma, con todo el
corazón ya sea en una obra grande o pequeña, la clave
es: siempre dar, ofrecer y entregar a Dios y María lo me
mejor de mí. Que así sea.