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Santiago-De-Liniers-Caballero Cristiano

Este documento resume la vida y carrera del caballero Santiago de Liniers. Provenía de una noble familia francesa con una larga tradición militar. Se unió a la Orden de Malta y sirvió en el ejército francés. Más tarde se unió a la marina española, donde tuvo una destacada carrera. Eventualmente fue nombrado virrey del Río de la Plata, donde lideró la defensa exitosa de Buenos Aires durante las Invasiones Inglesas.

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Santiago-De-Liniers-Caballero Cristiano

Este documento resume la vida y carrera del caballero Santiago de Liniers. Provenía de una noble familia francesa con una larga tradición militar. Se unió a la Orden de Malta y sirvió en el ejército francés. Más tarde se unió a la marina española, donde tuvo una destacada carrera. Eventualmente fue nombrado virrey del Río de la Plata, donde lideró la defensa exitosa de Buenos Aires durante las Invasiones Inglesas.

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Revista Cruz de Sur, 2017, año VII, núm.

26
Págs. 13-61, ISSN: 2250-4478

Santiago de Liniers, un caballero cristiano

por

Juan Bautista Fos Medina


14 JUAN BAUTISTA FOS MEDINA

SUMARIO: I. Introducción. II. Antecedentes familiares: una


familia de nobles caballeros. III. Carrera militar. Una escuela de
nobleza y virtud caballeresca. IV. Liniers se casa. El alma de un
caballero. V. Liniers en el Río de la Plata. 1. Voto de Liniers a
Nuestra Señora del Rosario y la Reconquista de Buenos Aires. La
“hora” de un caballero. 2. La muerte de un caballero. a). Su
fusilamiento. b). La carta a su suegro Sarratea: testamento político.
La “causa” de un caballero. VI. Conde de Buenos Aires. Conde de
la Lealtad. VII. Liniers encuadra en los cánones del código de
caballería. VIII. Liniers y Charette: semejanzas de dos caballeros.
IX. Conclusión. X. Bibliografía. XI. Apéndice de imágenes.

I. Introducción

Me ceñiré a un aspecto de la noble personalidad de Santiago de


Liniers, en concreto, a su carácter de caballero.
Caballero fue el soldado cristianizado a través de los siglos, a
partir de las invasiones bárbaras a Europa. Esa Caballería no fue
“primariamente una institución sino un ideal, un estilo de vida
militante, hasta llegar a constituir con el tiempo la forma cristiana
de la condición militar”. 1
Se podría decir que sería redundante emplear el término
“caballero cristiano”, porque la Caballería fue traspasada por el
cristianismo, el que a su vez encauzó los ímpetus de los pueblos
germánicos.
Según ha señalado Alfredo Sáenz, la caballería era todo un estilo
de vida, cuya virtud distintiva era el honor 2.
Me referiré, pues, a Liniers en tanto caballero. Y en este sentido,
no aludo al hombre gentil, que también lo fue, sino más bien al
gentilhombre, al “gentilhomme” como se decía en Francia, es decir
como un hombre de noble cuna y de formación militar y cristiana, a
la usanza de las órdenes de caballería, como era en la época la
Orden de San Juan de Jerusalén, hoy conocida como Soberana
Orden Militar de Malta, a la que perteneció.

1
Alfredo SÁENZ S.J., La Caballería, la fuerza armada al servicio de la verdad
desarmada, 3ª. edición revisada y corregida, Ediciones Gladius, Buenos Aires,
1991, pág. 26.
2
Alfredo SÁENZ S.J., ibídem, pág. 119.

Revista Cruz del Sur Número 26, Año VII


SANTIAGO DE LINIERS, UN CABALLERO CRISTIANO 15

II. Antecedentes familiares: una familia de nobles caballeros.

Santiago de Liniers, nació en el año 1753 en Niort (Deux-


Sèvres), en el Poitou, al Oeste de Francia 3, donde exactamente
cuarenta años después se iniciará el levantamiento campesino
acaudillado por militares nobles, opuesto al movimiento
revolucionario que quería imponer las levas masivas para realizar
las campañas militares de la Revolución donde tuvieron lugar las
llamadas “guerras de la Vendée”, que durarán varios años y que
implicarán finalmente un verdadero genocidio para la población
entera del noroeste francés, que combatió a sangre y fuego por Dios
y por el Rey (“utrique fidelis, Dieu et le roi”).
Un comentario preliminar sobre los antepasados de don
Santiago de Liniers nos permitirá conocer su inserción en el
“Ancien Régime”, como miembro de una noble familia.
Javier de Liniers Bernabeu ha señalado que los padres de
Santiago de Liniers eran condes 4.
Fue el cuarto hijo del matrimonio Liniers-Brémond. Su padre
era Jacques Joseph Louis de Liniers, Sub-brigadier de
Guardiamarinas y capitán de Fragata, señor de Grand Breuil
Barrabin (Deux-Sèvres), y su abuelo Joseph de Liniers,
comandante del Fort Louis en Guinea y Ayudante mayor en la isla
de Tortue, señor de Saint-Pompain (Deux-Sèvres). Su madre,
Henriette Thérese de Brémond, era hija del marqués Jacques de
Brémond y de Suzanne Marguerite Aymer 5.

3
Saint-Pompain es una población y comuna francesa, en la región de Poitou-
Charentes, departamento de Deux-Sèvres, en el distrito de Niort y cantón de
Coulonges-sur-l'Autize, población: 805 (1999), superficie: 24,28 km². Distrito de
Niort. Deux-Sèvres es el departamento situado en la parte centroriental del país,
perteneciente a la nueva región de Aquitania-Lemosín-Poitou-Charentes, desde
el 1 de enero de 2016. Su gentilicio francés es Deux-Sévriens, población:
371.632 (2013). Niort es su capital, población: 58.576 (2007), superficie: 68,2
km². Su gentilicio es niortais. Prefectura: Niort.
4
Javier DE LINIERS. Santiago de Liniers, virrey del Río de la Plata. Conde de
Buenos Aires. A través de su correspondencia familiar. Louis du Roure, 2010,
pág. 9.
5
http://www.roglo.eu

1° de Noviembre de 2017 ISSN 2250-4478


16 JUAN BAUTISTA FOS MEDINA

Según apunta Bernardo Lozier Almazán, uno de los Liniers dio


la vida en la batalla de Poitiers en 1356, siendo constante en su
familia la práctica del viejo refrán de la aristocracia militar
francesa: “Mon âme à Dieu / la vie au Roy / l´honneur à moi”.

Marqués Jacques de Brémond

Santiago de Liniers y Bremond, cumpliendo el mandato atávico


de su sangre, ingresó a la Soberana Militar Orden de Malta, lo

Revista Cruz del Sur Número 26, Año VII


SANTIAGO DE LINIERS, UN CABALLERO CRISTIANO 17

mismo que habían hecho sus antepasados paternos, como


Guillermo de Liniers en 1556, Claudio de Liniers en 1580, Hipólito
de Liniers en 1613, Felipe de Liniers en 1727, Marco Antonio de
Liniers en 1779; así como también sus antepasados maternos: Juan
Luis de Bremond, barón de Chastelier, hijo de Josías de Bremond y
de María de la Rochefoucauld, y Santiago de Bremond, tío carnal
de nuestro Santiago de Liniers, que también rindió sus pruebas de
nobleza para poder ingresar a la Orden de Malta, en el Gran
Priorato de Aquitania 6.
Podríamos ascender por el frondoso árbol genealógico de
Santiago de Liniers, por línea paterna y materna directa, hasta el
siglo XIII y verlo entroncar con las más antiguas familias nobles y
caballerescas de Francia así como con los reyes de la Cristiandad,
como San Luis IX, rey de Francia (1214-1270).

Castillo de Saint-Pompain 7

6
Bernardo P. LOZIER ALMAZÁN: comunicación al autor vía correo electrónico de
1° de noviembre de 2017.
7
http://genealogieclerbaudclerbautclairbau.blogspot.com.ar/2012/11/blason-du-
poitou-httpouest.html

1° de Noviembre de 2017 ISSN 2250-4478


18 JUAN BAUTISTA FOS MEDINA

Saint-Pompain (Deux Sevres) – Le Cháteau 8

8
http://roglo.eu/roglo?lang=es;i=3822057

Revista Cruz del Sur Número 26, Año VII


SANTIAGO DE LINIERS, UN CABALLERO CRISTIANO 19

III. Carrera militar. Una escuela de nobleza y virtud


caballeresca.

Liniers ingresó a los doce años en la Orden de Malta, donde fue


paje del Gran Maestre Pinto; a los quince años fue designado
subteniente, desempeñándose como tal en el regimiento Royal
Piémont cavalerie, en la guarnición de Carcassonne, de donde se
ausentó para “correr carabanas”, como caballero de la Orden de
Malta, es decir, para ir en persecución de las embarcaciones moras
que asolaban el Mediterráneo ejerciendo la piratería. Pero, como
sostiene Carlos Pesado Riccardi, quizás este momento de su
existencia transcurrió más en el cuartel que en campaña.
Luego de seis años de este género de vida, en una Francia
derrotada en la Guerra de los Siete Años y con el ministro Turgot
que reducía el presupuesto para el Ejército, Liniers decidió cambiar
la caballería francesa por la marina española, en virtud de los
Pactos de Familia celebrados entre los borbones de Francia y los
borbones de España, por el cual los oficiales de ambos reinos
recibían igualdad de trato. Cambiaba así de Señor y, mediante esta
nueva causa, ponía su espada al servicio de la Monarquía Católica.
Se le ofrecían, así, más posibilidades para la acción y para la
gloria, en un imperio español todavía inmenso. Así como también
para desplegar su vocación por la marina, conforme a la tradición
de sus antepasados.
De manera que en 1774, contando con veintiún años, se alistará
en la Armada española como aventurero, es decir, como aspirante o
meritorio.
Enseguida de su alistamiento participará de la expedición de
Argel, bajo las órdenes de un coterráneo y también caballero de la
Orden de Malta, el príncipe Camilo de Rohan, con quien tendrá una
excelente relación. A tal punto que, en carta a Liniers, Rohan se
dirigiera al entonces marino del Poitou como “mi querido
caballero” o también expresándole “el cariño con el cual tengo el

1° de Noviembre de 2017 ISSN 2250-4478


20 JUAN BAUTISTA FOS MEDINA

honor de ser vuestro muy humilde y obediente servidor” y


ofreciéndose a recomendarlo al embajador francés en Madrid. 9
Se incorporó, luego, a la Real Academia de Guardiamarinas,
donde también tuvo un óptimo trato, a juzgar por la carta de
agradecimiento que enviara su padre al director de dicha
institución.
“Heme noticiado igualmente mi hijo los favores que ha debido a
V.S. en el tiempo que ha sido Guardiamarina. No me sería posible
hallar expresiones bastantemente eficaces para dar a V.S. las
gracias y manifestarle mi agradecimiento. Habiendo conseguido
mi hijo servir a Su Majestad Católica, cosa que siempre anheló
desde su tierna edad, logra al mismo tiempo la fortuna de
encontrar en V.S. a otro padre, que le colma de beneficios. Ruego
yo, a nuestro Divino Amo, colme a V.S. de prosperidades y
satisfacciones; y suplico a V.S. se digne continuar a ese joven su
patrocinio, y estar seguro de que mi gratitud solo podrá acabarse
con mi vida y que tengo el honor de ser con las mayores veras, el
más atento servidor de V.S. De Liniers, antiguo oficial de
Marina” 10.
Luego de graduarse de guardiamarina su carrera será fulgurante
hasta alcanzar el grado de capitán de fragata en sólo siete años. Su
carrera militar se estancó entre 1783 y 1792, año este último en que
fue ascendido a capitán de navío, para ser ascendido luego de las
gloriosas horas de 1806 y 1807 a brigadier y jefe de escuadra
respectivamente 11.
Antes de llegar a Buenos Aires con el grado de capitán de navío,
se destacó valerosamente en las expediciones de Menorca y
Gibraltar (cuyo comandante era el duque de Crillon). Asimismo
formó parte de la expedición al Río de la Plata de don Pedro de
Ceballos, para recuperar el territorio al noreste de la Banda Oriental
9
Carlos PESADO RICCARDI, De Aventurero a Capitán, Inicios de D. Santiago de
Liniers en la Real Armada Española (1775-1788), ASOCIACIÓN “MEMOIRE
JACQUES DE LINIERS”, pág. 29.
10
Carta del padre de Liniers al Capitán de la Compañía de Guardiamarinas
Francisco Xavier de Winthuyssen. Castillo de Gran Brevil, 6/5/1776. Conf.
Carlos PESADO RICCARDI, De Aventurero a Capitán, ibídem, pág. 37.
11
Carlos PESADO RICCARDI, De Aventurero a Capitán, ibídem, pág. 30.

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SANTIAGO DE LINIERS, UN CABALLERO CRISTIANO 21

de las usurpaciones portuguesas. También estuvo destinado en


Cartagena y tuvo una brillante participación en una misión
diplomática en Trípoli.
Por otra parte, se destacó como un militar resuelto ya que el jefe
de escuadrón Antonio Barceló pidió en carta reservada al Ministro
Valdés, tres capitanes de fragata que no fuesen “cavilosos”, de
espíritu y bien subordinados, requiriendo para ello a Santiago de
Liniers, Baltasar de Cisneros y Antonio Chavarri 12.
En el largo período que transcurrió entre su grado de capitán de
fragata y el de capitán de navío Liniers sufrió un Consejo de
Guerra. Un episodio poco conocido, porque ha sido descubierto
hace pocos años por Pesado Riccardi en los archivos europeos,
merced al apoyo de la Asociación “Memoire Jacques de Liniers”.
Hago referencia a este episodio al sólo efecto de destacar el
sentido caballeresco y el pundonor de nuestro prócer.
Se debió a un hecho menor ocurrido cuando Liniers era capitán
de fragata en 1786 y comandante del buque Nuestra Señora del
Pilar que se encontraba en Cartagena, el cual había sufrido un
desperfecto en el mastelero de velacho que debía ser reparado y
cuya novedad había dado parte en varias oportunidades. Dicha
reparación debía realizarse en unos ocho días, por lo que Liniers
aprovechó la ocasión para manifestarle al Mayor Accidental Juan
José García su deseo de pasar a Murcia para asistir a los festejos
del cumpleaños del Rey, a donde concurrió acompañado por su
segundo, el teniente de navío Rada.
Lo que ocurrió fue que el mastelero fue repuesto en un día en
lugar de ocho, y una vez repuesto el buque debía zarpar
inmediatamente rumbo a El Ferrol, es decir un 22 de enero de ese
año cuando zarpó recién el 23, a las dos horas de haber llegado de
Murcia su comandante y su segundo. 13
Anoticiado el Capital General de El Ferrol de estas
circunstancias, Liniers y Rada fueron arrestados cuando llegaron a
ese destino.

12
Carlos PESADO RICCARDI, De Aventurero a Capitán, ibídem, pág. 76.
13
Carlos PESADO RICCARDI, Op.cit, ibídem, pág. 81.

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En su descargo, Liniers escribía una carta a D. Antonio Valdés,


Ministro de Marina, desde el castillo de San Felipe de El Ferrol, en
la que se advierte al mismo Liniers sincero y honorable hasta la
muerte, como en su última carta, que le dirigiría a su suegro
Sarratea.
Los rasgos más sobresalientes de la personalidad caballeresca de
Liniers se manifiestan ya en dicha carta:
“Muy Señor mío: el ser capaz de sacrificar mi vida por el
Monarca a quien he dedicado mis servicios y mi juventud,
renunciando a mi patria, me parece haberlo acreditado, no
habiendo tenido ascenso alguno desde alférez de fragata a capitán
de esta clase que no fuera premio de algún servicio militar algo
distinguido o a lo menos apreciado por tal: pero el ver mi honor en
opiniones hallándome entregado a la afrenta de una prisión para
las cortas fuerzas de que me ha dotado la naturaleza: un padre
más que sexagenario condecorado de la insignia de distinguidos
servicios, y cubierto de honrosas heridas, igualmente que mis tíos,
y hermanos, oirán en mi Patria la noticia de mi prisión y creerán
que he quebrantado los honrosos principios que mamé con la
leche, y cuyos ejemplos me han dado en todas las acciones de sus
vidas… esta crueles reflexiones son para mí más dolorosas que el
más horrendo suplicio. Suplico a V.E. me dispense esta larga
digresión emanada del extenso sentimiento que me oprime y se
digne echar la vista sobre la verídica relación del hecho por el
cual creo haber incurrido mi desgracia. (…)
Esto ha sido Excelentísimo Señor la única falta en que incurrí
por el caso de haberse esmerado el ingeniero a hacer ejecutar en
un día y medio un trabajo de cinco o seis, aún con alguna
diligencia, y la confianza que tenía en quien creí ser mi amigo,
conozco que estas disculpas no son de ningún valor en el rigor de
la ley, pero quién se puede llamar justo?, nunca falté al
comportamiento de mi obligación, creí en este caso no faltar
tampoco, me sucedió lo contrario, repito de nuevo que falté pero
no al honor ni al mejor servicio pues dos días estuve detenido

Revista Cruz del Sur Número 26, Año VII


SANTIAGO DE LINIERS, UN CABALLERO CRISTIANO 23

después de mi salida a la vista del puerto por los vientos


contrarios…” 14.
El monarca se pronunció de acuerdo a lo dictaminado por el
Consejo de Guerra, y desaprobó lo ocurrido: “no halla S.M.
excusable la falta cometida por el Comandante y 2° en la Fragata,
cuando no solo les está prohibido ausentarse del Puerto de su
destino sino también dormir fuera del bajel, sin que deba tenerse
en consideración si resultó o no atraso en la comisión por graduar
en leve aquella culpa; y por tanto manda el Rey que el
Comandante don Santiago de Liniers, haga una campaña
ejerciendo las funciones de subalterno en la primera fragata o
navío que se arme, para que aprenda durante ella la formalidad y
disciplina del servicio que ha dado indicios de ignorarla, y no se le
confiera mando hasta nueva Real determinación… cuya Real
resolución se circulará en la Armada para que enterándose de ella
todos los oficiales les sirva de aviso y corrección para no incurrir
en semejante delito que es muy desagradable a S.M.”. 15
Como bien señala Pesado Riccardi, “imaginamos que esta
directiva hizo mella en su moral, a manera de cañonazo certero a
un orgullo caballeresco que sólo había conocido recomendaciones
y premios” 16.

14
Carlos PESADO RICCARDI, De Aventurero a Capitán, ibídem, págs. 100/103.
Con todo, los vocales del Consejo de Guerra opinaron que los inculpados
tuvieron culpa en ausentarse de Cartagena, pero los excusaron de la demora de la
fragata dado que el comandante fue informado a priori que la tardanza del
arreglo del mastelero sería de ocho días y no de uno. También tuvieron en cuenta
que no resultó perjuicio grave como consecuencia de ello. Según las Ordenanzas
Generales de la Armada, se estipulaba que el capitán de un buque no podía
dormir fuera de su bordo, sin licencia del comandante de la Escuadra. Conf.
Carlos Pesado Riccardi, ibídem, pág. 82.
15
Proceso al comandante de la fragata Pilar, D. Santiago de Liniers, por haberse
ido a Murcia desde Cartagena. Julio de 1786. AGM, Cuerpo General de Marina
Álvaro Bazán, Expediente personal de Santiago de Liniers, leg. 620/623, citado
por Carlos PESADO RICCARDI, De Aventurero a Capitán, ibídem, pág, 85.
16
Carlos PESADO RICCARDI, ídem.

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Santiago de Liniers

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Por otra parte, más allá de su pertenencia a la orden de Montesa,


Liniers se preció de pertenecer a la Orden de Malta, cuya cruz de
caballero exhibió siempre como única condecoración, de la que se
enorgullecía de tal manera que al tiempo de casarse le escribía a su
padre en 1782, a bordo del buque Fincastle, fondeado en el puerto
de Málaga, que pese a contraer matrimonio pediría la gracia de
seguir llevándola (ya que se requería una dispensa para continuar
llevando la cruz después de casado, ya que los caballeros de Malta
eran solteros).
Asimismo, Liniers se tenía por tan caballero que muchas de sus
cartas escritas antes de 1784, dirigidas a su padre y a su tío, iban
firmadas como “chevalier de Liniers” que, traducido, significa
caballero de Liniers; ciertamente en alusión también a su carácter
de caballero de Malta.
También los despachos que firmó en 1807 como autoridad
máxima del Virreinato estaban encabezados de la siguiente manera:
“DON SANTIAGO LINIERS Y BREMOND CABALLERO de la
Orden de San Juan, Brigadier de la Real Armada, Gobernador y
Capitán General interino de estas Provincias, Presidente de la
Real Audiencia Pretorial; y Comandante General del Apostadero
de Marina”.

IV. Liniers se casa. El alma de un caballero.

Contar con abundantes cartas del entonces marino francés al


servicio del rey de España, nos permite adentrarnos en el personaje
y conocer su perfil psicológico, así como sus dignos pensamientos
y sus sentimientos más profundos.
En este sentido, escribía en 1782 a su padre una carta desde
Málaga, a bordo del bergantín Fincastle, contándole que estaba por
contraer matrimonio de manera muy ventajosa con su primera
mujer (Juana de Mainvielle):
“La Providencia que disfruta favoreciéndome ha dirigido sin
duda la cadena de los acontecimientos para hacer que la conozca
(a su futura esposa) con el fin de facilitarme una manera nueva de

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26 JUAN BAUTISTA FOS MEDINA

bendecir sus decretos y reconocer en vos al más tierno y más


querido de los padres”. 17
Su padre le hacía llegar oportunamente su bendición y permiso
para contraer matrimonio: “ … conociendo mi cariño por Vuestra
Merced no debe dudar el gusto que he tenido en leer todo lo que
dice de las calidades que acompañan el nacimiento y fortuna de su
futura esposa; sea Vuestra Merced dichoso querido hijo mío, en
unión que hará su dicha, si tiene siempre el temor de Dios para
que conceda a Vuestra Merced las gracias necesarias para lograr
su salvación y criar a sus hijos en aquellos modos de pensar que he
solicitado de inspirarle, y que el Todopoderoso derrame sobre
Vuestra Merced sus bendiciones como le doy la mía”. 18

V. Liniers en el Río de la Plata.

Luego del episodio del Consejo de Guerra en el año de 1787,


Liniers cumplió funciones de capitán de pabellón en una fragata
que tomó parte de la división de El Ferrol, con la que patrulló el
Mediterráneo.
Dos meses después se embarcó con su familia en la fragata
“Sabina” para el Río de la Plata (recordemos que ya había estado
con la expedición de Pedro de Cevallos en 1776) como segundo
comandante de marina, arribando a la capital del virreinato, unos
meses después de la atroz Revolución de 1789.
Meses después también perdía a su consorte, quedando viudo a
temprana edad. Golpeado por las circunstancias le escribe a su
hermana “Linote” dándole cuenta, con hondo un espíritu cristiano,
de su fallecimiento:
“Podéis estar segura, mi querida amiga, de que los ardientes
deseos son reencontrarme conmigo mismo y que la ambición, esa
quimera por la que he sacrificado los más bellos años de mi vida,
17
Louis DU ROURE, Santiago de Liniers, virrey del Río de la Plata. Conde de
Buenos Aires. A través de su correspondencia familiar, 2010, pág. 71. Carta
escrita a bordo del bergantín “Fincastle” del 9 de noviembre de 1782.
18
Extracto de la carta de D. Santiago José Luis de Liniers a su hijo, el teniente de
navío D. Santiago de Liniers. Castillo de Grandbrevil, 16/11/1782. AGMS,
Sección 1, Leg. 806, conf. Carlos PESADO RICCARDI, ibídem, pág. 69.

Revista Cruz del Sur Número 26, Año VII


SANTIAGO DE LINIERS, UN CABALLERO CRISTIANO 27

ha perdido todo el resplandor bajo el que había sido seducido.


Cuando bebemos largos tragos en la copa de la felicidad,
marchamos ardientemente hacia la meta que nuestra loca
imaginación nos presenta, pero apenas nos roza la adversidad
cuando la ilusión cesa y es entonces cuando vemos los objetos en
su verdadera dimensión y aprendemos a apreciarlos … Yo sólo te
diré que los últimos momentos de tu pobre hermana han estado
marcados por los sentimientos más sublimes del cristianismo y no
sabría compararlos con mayor certeza que como los de la más
respetable y tierna de las madres. Ellas juntas disfrutan del premio
a sus virtudes y tenemos sin duda una nueva intercesora cerca del
Todopoderoso”. 19
Se sumó a aquella desgracia, la preocupación por la ventura de
la familia que dejó en Francia, teniendo en cuenta que la guillotina
o los ahogamientos en masa de la nobleza y de los oponentes al
nuevo régimen eran lo habitual en tiempos del Terror.
En este sentido, pese a la incomunicación con sus parientes,
realizó denodados esfuerzos para saber su estado de situación. 20

19
Louis DU ROURE, ibídem, pág. 87. Carta fechada en Montevideo, el 3 de
agosto de 1790.
20
En este sentido, Liniers escribía a sus hermanas: “Ignoro por qué fatalidad he
sido privado de tener noticias directas vuestras desde el comienzo de la
revolución francesa. La primera noticia con detalles que me ha llegado ha sido
a través de la condesa de Liniers hace aproximadamente un año. Mi hermano,
desde la salida del continente no me volvió a escribir. Desde el año 1791 no he
dejado de encargar a diferentes personas que me dieran información sobre la
familia…”. Conf. Louis Du Roure, ibídem, pág. 141. Carta fechada en Buenos
Aires el 15 de marzo de 1808. Por otra parte, de su epistolario no sabemos
mucho sobre su opinión acerca de la Revolución francesa y cuál fue la
pormenorizada suerte de su familia; aunque de su carta a Linote, se desprende lo
siguiente: “Después de cuatro años acabo de recibir… indirectamente noticias
tuyas que me han causado un gran placer y mucho más por el temor que tenía,
por tu silencio, de que la familia pudiera haber estado relacionada con las
sangrientas escenas con las que comenzó la revolución. La señora de Liniers
que escribe a su marido desde el extranjero le dice simplemente que ha recibido
cartas tuyas, y que mis tíos Bremond y Liniers gozaban de buena salud, pero sin
entrar en ningún detalle sobre el resto de la familia.…” Conf. Louis DU ROURE,
ibídem, pág. 92/3. Carta fechada en Buenos Aires el 9 de septiembre de 1797.

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28 JUAN BAUTISTA FOS MEDINA

Tiempo después llegó su hermano a Buenos Aires, quien solicitó


a la corte que Santiago se uniera a él, aunque sin su consentimiento,
para ayudarle en el montaje de una fábrica; aunque finalmente el
proyecto fue ruinoso tanto para su hermano como para él.
En este sentido, en 1797 le comenta a su hermana que la
sociedad con su hermano le ha hecho perder mucho dinero (más de
diez mil piastras) y, escribe, “al menos gozo de la ventaja de vivir
tranquilo en el seno de mi familia mientras que Europa se baña en
sangre y tengo la seguridad de un sueldo suficiente para hacer
vivir a mi mujer y mis hijos con un cierto desahogo encontrando en
ellos una tranquilidad y una felicidad que la ambición no me había
facilitado de ninguna manera … Yo te puedo asegurar que soy el
hombre más feliz del mundo en mi entorno familiar y que hoy en
día toda mi ambición se limita en obtener un empleo para
afincarme en este país y mi único deseo sería poder hacerte venir
con todos los parientes que quisieran seguirte. Podéis estar segura,
mi querida amiga, que no existe otro país en el universo tan sano,
tan templado y en el que se pueda vivir más cómodamente que en
este en todos los aspectos que se quieran considerar”. 21
Como sabemos esta vida tranquila se le acabará cuando salte a la
epopeya con la invasión inglesa de 1806, para recuperarla por unos
meses en su retiro de Alta Gracia.
Pero no nos adelantemos a los hechos. De boca del propio
Reconquistador de Buenos Aires, conocemos cómo continuó su
vida. En este sentido, en una carta dirigida a Carlota, la mujer de su
hermano mayor, Santiago de Liniers, da cuenta, en una relación
precisa, algunos detalles de su vida en Buenos Aires.
Con su lenguaje claro y sencillo, narra lo siguiente: “…En el
año 97, después de solicitar destino, obtuve el mando de las
chalupas cañoneras destinadas a la defensa del Río de la Plata.
Después de cuatro años de un servicio verdaderamente penoso,
conseguí una excedencia en la promoción que se me otorgó con la
paz, pensando que si se me obligaba a volver a Europa, con mis
ocho hijos, moriría en la pobreza. Solicité al virrey un empleo en la

21
Louis DU ROURE, ibídem, pág. 93. Carta fechada en Buenos Aires el 9 de
septiembre de 1797.

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SANTIAGO DE LINIERS, UN CABALLERO CRISTIANO 29

provincia y obtuve el gobierno de las Misiones del Paraguay, ese


antiguo dominio de los jesuitas que ha sido objeto de tantas
relaciones apócrifas, pero que en realidad se trata del más
hermoso y rico país del universo”. Coincide en esto con la opinión
de don Félix de Azara, el famoso agrimensor, militar y naturalista
de la América meridional. 22
Al cabo de dos años en ese destino fue relevado, decía, “por un
imbécil sin otro mérito que ser pariente del ministro de Indias”. A
su vuelta, perdió a su segunda mujer (Martina de Sarratea), a uno
de sus hijos y a dos esclavos, lo que aumentó sus deudas.
En esas circunstancias adversas obtuvo provisionalmente el
mando de la división destinada a la defensa de Buenos Aires,
cuando el virrey Sobremonte lo mandó trasladarse a la ensenada de
Barragán. Él escribe que fue cuando “la armada inglesa se
presentó frente a mi nueva posición sin osar atacarnos y se dirigió
a Buenos Aires, tomando la Plaza sin problema”. 23

1. Voto de Liniers a Nuestra Señora del Rosario y la


Reconquista de Buenos Aires. La “hora” de un caballero.

Pero sigamos viendo la figura caballeresca del noble capitán


poitevino en primera persona 24.
Dos días después de ocupada Buenos Aires por los ingleses, el
29 de junio de 1806, don Santiago de Liniers, que había quedado en
la Ensenada de Barragán (a unas diez leguas de Buenos Aires),
entró en la ciudad provisto de un salvoconducto.
Así lo cuenta él mismo: “Yo pedí permiso entonces, después de
ocupada la ciudad para entrar en ella a ver a mi familia a lo que
accedió graciosamente el general inglés. Terminé mis asuntos al
cabo de ocho días y salí hacia Montevideo desde donde volví para
reconquistar Buenos Aires… Haber reconquistado Buenos Aires no

22
Louis DU ROURE, ibídem, pág. 110. Carta fechada en Buenos Aires el 20 de
julio de 1807.
23
Louis DU ROURE, ídem.
24
Ya la “marsellesa” de los blancos cambia la frase “aux armes citoyens” por
“aux armes poitevins”.

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30 JUAN BAUTISTA FOS MEDINA

significaba nada, hacía falta conservar la ciudad contra las fuerzas


reunidas de Inglaterra que sin duda habrían de venir a vengar la
afrenta que su armada había recibido en este continente” 25.
En efecto, encontrándose en oración en la catedral, ante el
Santísimo, advirtió que un sacerdote partía de la Iglesia con el
Santo Viático para a un enfermo, oculto a fin de que no fuera
objeto de irreverencias por parte del enemigo 26.
Conmovido “su corazón de ternura y devoción”, refiere la
crónica, por esa circunstancia humillante hacia Jesús Sacramentado
y su Iglesia, hizo el propósito de consagrarse a reconquistar Buenos
Aires. Luego pasó a la Recoleta donde confesó y comulgó 27.
Liniers concretó su decisión estando en oración en el Convento
de Santo Domingo frente a la imagen de Nuestra Señora del Santo
Rosario, donde hizo voto solemne de recuperar la ciudad de manos
de los ingleses y ofrendarle las banderas que tomare del enemigo
como trofeos de guerra. Entonces, lo invadió la confianza de que
con la ayuda divina cumpliría con la empresa que se había
propuesto. Pasó, luego, al claustro y en la celda prioral le comunicó
al prior su decisión.
El romancero heroico de la Reconquista, atribuido al doctor
Pantaleón Rivarola evoca en verso esos memorables hechos:

Es don Santiago Liniers


y Bremont: ocioso fuera
de este ilustre caballero
decir las brillantes prendas:
su religión, su piedad,
su devoción la más tierna
al Santo Dios escondido

25
Louis DU ROURE, ibídem, pág. 111. Carta fechada en Buenos Aires el 20 de
julio de 1807 a su cuñada Carlota.
26
Juan Bautista FOS MEDINA, Reconquista y defensa de Buenos Aires, Dossiers,
Panorama Católica Internacional,
www.panoramacatolico.info/articulo/reconquista-y-defensa-de-buenos-aires.
27
ARCHIVO DEL MUSEO MITRE, Buenos Aires, Invasiones inglesas, Documentos
impresos, I, citado por Cayetano BRUNO, Historia Argentina, Editorial Don
Bosco, Buenos Aires, 1977, pág. 160.

Revista Cruz del Sur Número 26, Año VII


SANTIAGO DE LINIERS, UN CABALLERO CRISTIANO 31

en misteriosa apariencia,
en los templos humillado
lo declara y manifiesta 28.

Liniers y las tropas reclutadas en la Banda Oriental pudieron


cruzar providencialmente el Río de la Plata en medio de una
sudestada, sin ser vistos por los británicos y desembarcar cerca de
San Fernando, a unas cuatro leguas de la ciudad, para comenzar su
lento avance hacia la capital del virreinato.
El capitán de navío don Santiago de Liniers publicó, entonces,
una proclama, digna del espíritu católico e hispánico de aquel
heroico caballero francés: “Si llegamos a vencer, como lo espero,
a los enemigos de nuestra patria, acordaos, soldados, que los
vínculos de la nación española son de reñir con intrepidez, como
triunfar con humanidad: el enemigo vencido es nuestro hermano, y
la religión y la generosidad de todo buen español le hace como tan
natural estos principios que tendrán rubor de encarecerlos” 29.
Asimismo, el ilustre capitán ordenó el 8 de agosto a su
apoderado, el Señor Letamendi, que se cantara una misa
solemnísima en el altar de la Virgen del Rosario y que no dudase
de la victoria.

28
El extracto pertinente del poema continúa así: “Este señor, pues, un día/que el
seis de Julio se cuenta/del triste pasado año,/admirado ve y observa/que Jesús
Sacramentado/a un enfermo se le lleva/encubierto y escondido./Temiendo la
gente nueva/le acompaña reverente,/le adora, y en su presencia/se enciende su
devoción/y se avivan sus potencias./Siente un fuego que le abrasa,/siente un
ardor que le quema,/un celo que le devora,/una llama que le incendia,/un furor
que le transporta/por el Dios de cielo y tierra./Los espíritus vitales/nuevo ardor
dan a sus venas/y allí mismo se resuelve/a conquistar la tierra,/para que el Dios
de la gloria,/Señor de toda grandeza/sea adorado como antes,/descubierto y sin
la pena/de verle expuesto al desprecio/de gente insana y soberbia”.
29
Cayetano BRUNO, Historia Argentina, Editorial Don Bosco, Buenos Aires,
1977, pág. 162.

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32 JUAN BAUTISTA FOS MEDINA

Armas de Santiago de Liniers

Dirá también nuestro personaje: “Yo recorrí la línea diciendo a


mis soldados que la contraseña era Santiago y la Victoria que era
nuestra; todos me respondieron con gritos de viva el rey y que
tenía razón” 30.

30
Louis DU ROURE, ibídem, pág. 116. Carta fechada en Buenos Aires el 20 de
julio de 1807.

Revista Cruz del Sur Número 26, Año VII


SANTIAGO DE LINIERS, UN CABALLERO CRISTIANO 33

Como sostenían muchos, en la batalla el líder de la Reconquista


no parecía vulnerable a las balas enemigas. El Cabildo de Buenos
Aires escribía al Rey: “Nuestro General intrépido, anima a todos
con su presencia y serenidad; persuade con su ejemplo; expone al
frente de los tiros su persona, que las balas y cascos de metralla
respetan sin ofenderle ni alterarle, hiriendo solamente en más de
tres partes su vestido”. 31
Muchos pechos lucían el escapulario, lo que hizo exclamar al
general Beresford que deseaba enfrentarse con la gente del
escapulario.
El ejército portaba reciamente el estandarte de la cofradía del
Santísimo Sacramento, hermandad que existe desde fines del siglo
XVI en la Catedral de Buenos Aires.
Una vez que el enemigo inglés fue vencido, Liniers inventarió
los trofeos de guerra obtenidos: “Además les hemos prendido
veintiséis cañones y cuatro obuses y las banderas del regimiento
71, las que tenía votadas a Nuestra Señora del Rosario” 32.
Días después de la victoria el Padre Grela elogió la piedad y
humildad del caballero Santiago de Liniers: “Humeando aún el
fuego, sin enjugarse todavía la sangre derramada en fuerza de su
poder, ¿no le hemos visto al pie de nuestros altares, olvidado de
los vivas y demás públicas aclamaciones con que todo el pueblo
celebra su triunfo, puesto en forma de cruz, dando gracias al Señor
por medio de su augusta Madre, y confesando con la más tierna
sumisión que Él ha sido el autor de su gloria?” 33.
El 28 de junio de 1807 los ingleses desembarcaban esta vez en
la Ensenada de Barragán, con un ejército de más de 10.000
hombres, estupendamente armados y entrenados.
Pocos días después, los diferentes batallones organizados por
Liniers en el interregno de las dos incursiones inglesas al Plata,
fueron convocados por las campanas del Cabildo. Oportunidad que
aprovechó el Reconquistador para arengar a sus soldados, en
ocasión de la Defensa de Buenos Aires en 1807, exhortándolos a

31
Cayetano BRUNO, ibídem, pág. 168.
32
Cayetano BRUNO, ibídem, pág. 169.
33
Cayetano BRUNO, ídem.

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34 JUAN BAUTISTA FOS MEDINA

resguardar los sagrados derechos de la Religión, del Rey y de la


Patria”.
El noble caudillo de la Reconquista, animado por la confianza
inquebrantable del caballero, mandaba un oficio al Cabildo en el
que manifestaba que “la Providencia, que me ha salvado del
inminente peligro en que estuve, tal vez me ha guardado para
redimir segunda vez esta ciudad del riesgo que la amenaza”.
Pero en esta segunda invasión, será la figura de Martín de
Álzaga la que cobrará un mayor protagonismo.

2. La muerte de un caballero.

Luego de la Asonada del 1 de enero de 1809, la Junta Central de


Sevilla designó a Baltasar Hidalgo de Cisneros como nuevo virrey
del Plata en su reemplazo. El nuevo virrey llegó el 29 de julio de
1809 y durará en el cargo apenas diez meses.
Liniers aprovechó para instalarse en Córdoba en la vieja estancia
jesuita de Alta Gracia, donde podrá descansar por un corto tiempo
de las altas y graves responsabilidades.
Su alejamiento de Buenos Aires, en algún modo semeja al de los
nobles militares del Oeste francés, luego de los hechos
revolucionarios en París. Sin embargo, la Revolución, a todos ellos
salió a golpearles la puerta y acabó con su retiro.
Pese a su alejamiento de Buenos Aires, Liniers siguió los hechos
de Mayo de 1810 atentamente.
La noticia de la caída de la Junta Central de Sevilla, que había
designado al virrey Cisneros, llegaba al Río de la Plata por medio
de dos buques ingleses, uno arribado a Montevideo y otro a Buenos
Aires, el 15 de mayo de 1810.
En carta a Cisneros del 19 de dicho mes, Liniers escribía: “Hay
en esa capital un plan formado y organizado de insurrección, que
no espera más que las primeras noticias desgraciadas de la
Península… Reinan las ideas de independencia”. El propio
Cisneros le mandaba decir a Liniers, excitando su pundonor, que
“en sólo su fidelidad, estribaba la única esperanza de contener el

Revista Cruz del Sur Número 26, Año VII


SANTIAGO DE LINIERS, UN CABALLERO CRISTIANO 35

impetuoso torrente de los revoltosos, a cuyo fin le cedía sin


restricciones sus omnímodas facultades”. 34
Como es sabido, surgirá así la resistencia en Córdoba a la que
sumará, entre otras figuras, el gobernador-intendente de Córdoba,
Juan Gutiérrez de la Concha. En efecto, la gobernación de Córdoba
había decidido sostener a “las autoridades hasta que se supiese la
total pérdida de España, o hasta que las demás provincias del
virreinato hubiesen seguido el ejemplo de la capital”. 35

a. Su fusilamiento.

Al saberse la noticia en Córdoba del envío de una expedición de


900 hombres por parte de la Junta, para sofocar la
contrarrevolución, hubo una gran deserción de la tropa que se había
enrolado en la causa del Rey.
Dicha expedición estaba a cargo del coronel Francisco Ortiz de
Ocampo, secundado por el mayor general Antonio González
Balcarce, en carácter de segundo jefe, por Hipólito Vieytes como
auditor de guerra y por Vicente López y Planes, como secretario.
De esta manera, sin el auxilio de las tropas del interior, no podía
obtenerse el triunfo sobre los revolucionarios. De forma tal que los
líderes de Córdoba se dispersaron, pero no se tardó en encontrar a
Liniers y a sus compañeros.
La Junta, dominada por Moreno y otros ilustrados, mandaba
arcabucear a don Santiago de Liniers, a don Juan Gutiérrez de la
Concha, al obispo Orellana de Córdoba, a don Victorino
Rodríguez, al coronel Allende y al oficial real don Joaquín Moreno,
en el momento en que fueren pillados, sin dar lugar a minutos que
proporcionen ruegos y relaciones capaces de comprometer el
cumplimiento de la orden, para que dicho escarmiento fuese la base

34
Cayetano BRUNO, ibídem, pág. 234.
35
Cayetano BRUNO, ibídem, pág. 235. Según noticias conservadas por Funes. Se
resolvió también “anticipar las ‘noticias de estos acontecimientos a todas las
ciudades del Reino, excitándolas a no prestarse a la sumisión a Buenos Aires’,
mientras no recibieran comunicaciones más seguras de España” (ídem).

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36 JUAN BAUTISTA FOS MEDINA

de la estabilidad del nuevo sistema y una lección para los jefes del
Perú 36.
Cuando Liniers fue hallado intentó defenderse abriendo fuego,
pero su arma no disparó.
En la relación anónima, atribuida principalmente al padre
Jiménez –el sacerdote que acompañaba al obispo Orellana-, se
cuentan las últimas horas de vida del invicto vencedor del inglés.
El teniente coronel Juan Ramón Balcarce, que junto a Castelli
venía de Buenos Aires para hacer cumplir la sentencia de muerte, al
encontrar la partida que conducía a los prisioneros dirigió los
coches hacia un pequeño bosque llamado “el monte de los
Papagayos”, a unas dos leguas de Cabeza de Tigre. Cuando el
héroe Reconquistador inquirió a Balcarce: ¿Qué es esto?, aquél le
respondió: “No lo sé, otro es el que manda”.
Todavía Liniers al bajar del coche le presentó al soldado que iba
a atarlo el cordel con el que antes había sido sujetado, diciéndole:
“asegúrame con éste para que ya que él empezó la ignominia la
consume”.
Estando todos atados, el cruel Castelli (quien estaba asesorado
por Nicolás Rodríguez Peña) les leyó la sentencia de muerte, de la
que quedaba exonerado el obispo Orellana.
El pelotón de fusilamiento, cuenta el autor anónimo, estaba
compuesto por 40 húsares del Rey, todos extranjeros que habían
desertado de los ingleses en las acciones de Buenos Aires, pues
pensaron que si llevaban españoles no irían a cumplir la misión.
Algunos sostienen que dicho pelotón estaba compuesto por
soldados del regimiento América, comandado por Domingo
French, quien había estado a las órdenes de Liniers durante las
invasiones inglesas, en el regimiento de húsares, comandado por
Pueyrredón y por Martín Rodríguez.
El obispo de Córdoba intercedió por los condenados,
derramando lágrimas y preguntando por qué se los condenaba sin
ser oídos y por qué se les privaba de los auxilios espirituales como
la comunión y por qué se profanaba el domingo.

36
Situación parecida ocurrió con Iturbide en México.

Revista Cruz del Sur Número 26, Año VII


SANTIAGO DE LINIERS, UN CABALLERO CRISTIANO 37

No valieron los argumentos religiosos, pero tampoco los


jurídicos esgrimidos escueta y tranquilamente por el letrado criollo
Victorino Rodríguez al otro letrado nacido en las Indias, Juan José
Castelli: “¿Es esto conforme a la jurisprudencia que Ud. ha
estudiado? ¿Quería Ud. que adoptásemos un sistema que empieza
de este modo? Aún cuando no hubiera el motivo de fidelidad a
Dios, al Rey y a la Nación, me consideraría feliz, en morir por no
ser testigo de los horrores que anuncian estos principios”.
Castelli se desentendió y Liniers tomando la palabra dijo: “Todo
es en vano, estamos en la mano de la fuerza; conformidad, mucho
más merecen nuestras culpas”. Y en palabras que tienen que haber
sido suyas, concluyó: “Más glorioso nos es morir que suscribir a
las miras de la Junta. Morimos por defender los derechos de
nuestro Rey y de nuestra Patria y nuestro honor va ileso al
sepulcro”.
Según continúa el relato anónimo, el marino del Oeste francés
evangelizado por el gran promotor de la devoción mariana, San
Luis María Grignion de Monfort, calló y pidió al obispo le sacara
del bolsillo el rosario y, paseándose lo rezó y continuó
preparándose para la confesión, todo con tal nobleza y entereza
que, aseguran algunos que estaban presentes, que en aquél estado
de ignominia y con los brazos atados, parecía más glorioso que en
sus victorias de la Reconquista y Defensa, en que con heroica
intrepidez despreciaba las balas enemigas. Seguidamente confesó
con el obispo.
Cuando le fueron a vendar los ojos el caudillo dijo: “Quita,
nunca he temido a la muerte y mucho menos cuando muero por mi
fidelidad a la Nación y al Rey”.
Prosigue la narración que, con voz perceptible invocó el auxilio
de María Santísima bajo la advocación del Rosario, a la cual fue
siempre muy devoto e hincado de rodillas (otros no refieren esta
circunstancia) y con la vista en los soldados que estaban con las
armas preparadas, les dijo: “ya estoy muchachos”.
Es decir que él mismo dio la última orden, con naturalidad,
magnanimidad y sin odio; Ramón Balcarce hizo la señal y se
realizó la descarga de manera imprecisa, seguramente debido a la

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38 JUAN BAUTISTA FOS MEDINA

perturbación de los soldados, por lo que cayó en tierra con los


signos vitales y fue rematado de un pistoletazo por French.
Beruti dice en sus memorias curiosas que no era extraño que el
pelotón no hubiese acertado, pues dicen que les temblaban las
manos al dispararle a un hombre a quien tanto se debía, y que fuera
tan amado.
Ignacio Nuñez, en sus Noticias históricas de la República
Argentina, al justificar la inicua decisión de la Junta, señaló las
consecuencias que pudo haber traído aparejado en Buenos Aires, el
“levantarse un coloso como Liniers contra la causa de la
revolución”, “quien no podía estar en prisiones sin conmover y
acaso precipitar el carácter generoso de todos sus habitantes”.
En su obra Núñez, que había sido portaestandarte del escuadrón
de Húsares y expedicionario con Liniers a la Banda Oriental,
propuso inscribir en su epitafio: “Nació con sangre francesa;
murió de corazón español”.
Juan Manuel de Rosas, por su parte, en una proclama anterior a
su primer gobierno expresaba: “Odio eterno a los tumultos, amor
al orden, fidelidad a los juramentos, obediencia a las autoridades
constituidas”. De ahí la reacción epistolar que se le atribuye al
“Restaurador de las leyes” ante el fusilamiento del caballero de la
Reconquista: “¡Liniers! ¡Ilustre, noble, virtuoso, a quien yo tanto
he querido y he de querer por toda la eternidad, sin olvidarle
jamás” 37.

37
Pacho O´DONNELL, Juan Manuel de Rosas: El maldito de la historia oficial,
Aguilar, versión ampliada y corregida, N° 3. Los heroicos Migueletes. La cita
completa dice: “Las jornadas de Mayo, en cambio, lo sorprendieron en el campo,
siendo uno de los muchos que no participaron en una asonada que nuestra
historia oficial ha pretendido transformar en un movimiento de masas cuando en
realidad se fraguó y se resolvió entre la clase ‘decente’ de influyentes
funcionarios españoles, envalentonados jefes de milicias y ricos comerciantes
criollos que bien se cuidaron de evitar mayores convulsiones sociales. Además
don Juan Manuel desconfiaba del tufillo aristocratizante y europeísta de los
revoltosos. Por otra parte nunca fue partidario de puebladas ni desórdenes, salvo
las que él mismo organizaría y controlaría, como lo expresase en una proclama
anterior a su primer gobierno: ‘Odio eterno a los tumultos, amor al orden,
fidelidad a los juramentos, obediencia a las autoridades constituidas’. De allí su
reacción epistolar ante el fusilamiento del héroe de la Reconquista, poco

Revista Cruz del Sur Número 26, Año VII


SANTIAGO DE LINIERS, UN CABALLERO CRISTIANO 39

b. La carta a su suegro Sarratea: testamento político. La


“causa” de un caballero.

En su carta del 10 de julio de 1810 a Martín de Sarratea, Liniers


expone su pensamiento sobre el movimiento de Mayo, ante el vano
intento de su suegro de disuadirlo de su resistencia. Esta carta la
rubricará con su sangre unos días después.
La férrea voluntad, atada al deber y obstinada en el propio
sacrificio, hasta la donación de la propia vida, ha convertido al
héroe en prácticamente un mártir del trono y del altar.
Se advierte de sus líneas que entre sus principios más sagrados
se encuentran el honor, la Religión y la lealtad, características
típicas del caballero cristiano.
Sería incompleto evocar la figura caballeresca de Santiago de
Liniers si se omitiera este su último escrito, por demás
emocionante, y donde se percibe la estatura moral del prócer. De
manera que el mayor homenaje que puede hacérsele, es reproducir
sus categóricas y sentidas palabras.
Desde el comienzo de su misiva, don Santiago escribe: “No
puedo ponderarle a Vuestra Merced, mi querido padre, el
sentimiento que me ha causado el verle alucinado por los falsos
principios de unos hombres que, olvidando los principios más
sagrados del Honor, de la Religión y de la Lealtad, se han
levantado contra el Trono, contra la Justicia y contra los Altares”.
Con la “finesse” del gentilhombre, le recrimina a Sarratea que su
posición está influenciada por estar “rodeado de las bayonetas” y,
le agrega, “ojalá hubiese Vmd. admitido la oferta que le hice de
venirse a Alta Gracia, y no tuviese el disgusto de verle rodeado de
tigres que no respiran más que sangre y codicia. El asesinato del
Sr. Caspe, el extrañamiento del virrey y de los ministros
arrancados del seno de sus familias, son un débil preludio de lo
que intentan hacer estos héroes de nueva creación que claman
contra el despotismo y tropelía de los jefes europeos que han

solidaria con la jacobina decisión patriota: ‘¡Liniers! ¡Ilustre, noble, virtuoso, a


quien yo tanto he querido y he de querer por toda la eternidad, sin olvidarle
jamás’”

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40 JUAN BAUTISTA FOS MEDINA

gobernado la América ¿han cometido estos jamás semejante


tropelía ni acto de arbitrariedad que se asemeje o aproxime a ése?
¿pero cuáles son los autores de semejante novedad? Frailes
fanáticos quienes olvidados de los preceptos los más sagrados y
más sencillos de la moral, abusan de su ministerio para seducir los
hombres sencillos, de abogados cuyo único estudio es el de
embrollar las verdades más claras, y fundan su mayor gloria al
abrigo de sus sofismas en confundir el buen derecho y hacer
prevalecer la iniquidad”.
Proseguirá, más adelante, y se referirá a sí mismo: “¿Cómo
siendo yo un general, un oficial quien en treinta y seis años he
acreditado mi fidelidad y amor al soberano, quisiera Ud. que en el
último tercio de mi vida me cubriese de ignominia quedando
indiferente en una causa que es la de mi Rey; que por esta
infidencia dejase a mis hijos un nombre hasta el presente
intachable con la nota de traidor? Ah! mi padre, yo que conozco
también la honradez de sus principios, no puedo creer que Ud.
piense, ni me aconseje motu proprio semejante proceder. Cuando
los ingleses invadieron a Buenos Aires en buena guerra, yo era un
jefe muy subalterno del virreinato ¿quién me obligaba a tratar de
su reconquista y a arrojarme con un puñado de hombres a
acometer unas tropas veteranas y defendidas por su situación
local? Entonces no trepidé un momento en emprender una hazaña
tan peligrosa y abandonar mi familia bajo el auspicio de la
Providencia en medio de los enemigos.
En su opinión, los “falsos principios”, las “depravadas ideas” y
la “execrable revuelta” se oponían a la “buena causa” y si
calificaba de buena causa la Reconquista y Defensa de Buenos
Aires, a ésta la calificaba entonces no sólo “buenísima, sino santa y
obligatoria”.
En un lenguaje caballeresco y medieval, sostenía que la causa
era obligatoria no sólo para un militar asalariado por su Rey y
honrado con las más altas distinciones con las que se puede
condecorar a un vasallo, sino también para todo súbdito bajo pena
de caer en el delito de perjurio, por haberle jurado fidelidad.

Revista Cruz del Sur Número 26, Año VII


SANTIAGO DE LINIERS, UN CABALLERO CRISTIANO 41

Con la confianza puesta en la Divina Providencia y apelando a


la historia sagrada, expresaba: “Qué son mil, dos mil, ni más de mil
hombres mercenarios y viles instrumentos de la perfidia, contra un
puñado de ellos visiblemente protegidos por un Dios amigo de la
justicia y enemigo de la iniquidad. David era bien pequeño y tenía
unas armas muy desiguales a las de Goliat. Judas Macabeo tenía
unas fuerzas muy desiguales, a las de los enemigos de Dios, pero
no titubearon un momento en pelear y la victoria fue el premio de
su fe. Cito sólo estos ejemplos para decirle a Ud. que por
despreciables que sean las fuerzas de Córdoba respecto a las de
Buenos Aires, Dios que deja obrar las causas segundas ha
premiado ya la constancia y virtud de Córdoba…”.
Evidentemente Liniers demostraba con estas palabras, además
de su esmerada educación e instrucción religiosa, la fe que movía
su intrépido corazón y la convicción que tenía de que su causa era
sagrada.
Abandonado enteramente en las manos de la Divina
Providencia, pero consciente del riesgo que asumía, terminaba en
actitud cabalmente cristiana: “Descanse Ud. mi amado padre y
ponga como yo su confianza en el Señor, el que sabe mejor que
nosotros lo que nos conviene. El que me ha precavido en tantos
peligros, me precaverá en los presentes, si así me conviene y es
arreglado a su justicia; pero si por sus altos decretos hallase en
esta contienda el fin de mi agitada vida, creo que me tendría en
cuenta y descargo de mis innumerables culpas ese sacrificio, al
que estoy constituido por mi profesión, pero fiado en las promesas
del Señor que dice que aún nos tendrá cuenta de la obediencia y
sumisión a lo que es de nuestra obligación”.
Con espíritu sobrenatural y cerrando su lección cristiana de vida
y heroísmo, concluirá con aquella célebre frase que sigue: “Por
último el Señor, el que nutre a las aves, a los reptiles a las fieras y
los insectos proveerá a la subsistencia de mis hijos, los que podrán
presentarse en todas partes sin avergonzarse de deber la vida a un
padre que fuese capaz por ningún título de quebrantar los
sagrados vínculos del honor, de la lealtad y del patriotismo y que

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42 JUAN BAUTISTA FOS MEDINA

si no les deja caudal, les deja a lo menos un buen nombre y buenos


ejemplos a imitar”.
El ejemplo que deja Liniers es como un patrimonio dado en
herencia, basado en una conducta que, a semejanza de Cristo, es
obediente a la voluntad del Padre.
Liniers vivió en una sociedad paternalista donde la figura del rey
era la de un padre, como lo era para el hombre del Antiguo
Régimen, de manera que el patriotismo en la época, se entendía
frecuentemente vinculado a la idea del padre y en relación al cuarto
mandamiento de la ley de Dios, que reza “honrarás a tu padre y a tu
madre”, y ello como expresión de la virtud de la “pietas”.
El deber patriótico del súbdito de una monarquía católica
consistía, a menudo, en honrar a los padres, como prevé Santo
Tomás en la Suma Teológica, así como a la tierra de los padres
(patria), a los co-sanguíneos y a los amigos de la patria. La familia,
también, era una pequeña patria. Convivían todavía fuertemente en
la época, como dos concepciones arraigadas: la personalista y la
territorialista, típicas del derecho de la Antigüedad.
El papel paternal del Rey en la sociedad y para con los súbditos,
debía ser reflejo del Padre Celestial y del propio Cristo, que es Rey.
De ahí, la gravedad del ataque a la monarquía católica, porque el
destronamiento del rey, de algún modo, equivalía al destronamiento
de Dios de la comunidad política, como también la des-
consagración de la historia.
Por eso Liniers tomó “tan a la tremenda” los hechos de Mayo.
Fue tal su determinación de resistir a la Junta que agregó, al pie
de aquél testamento político, las célebres palabras que rematan su
misiva, y que rubricadas con su sangre, en virtud de su fe de
caballero: “Señor estimaré comunique Ud. la presente a cuantos le
pregunten por mí que quiero que todo el mundo conozca mi modo
de pensar, en la inteligencia de que con el dogal (soga) al cuello,
ni con la cuchilla sobre la garganta desmentiré esos
sentimientos” 38.

38
Carta de Santiago de Liniers a Martín de Sarratea del 10 de julio de 1810,
citada por Louis DU ROURE en Santiago de Liniers, virrey del Río de la Plata. A

Revista Cruz del Sur Número 26, Año VII


SANTIAGO DE LINIERS, UN CABALLERO CRISTIANO 43

VI. Conde de Buenos Aires. Conde de la Lealtad.

El título nobiliario que Liniers solicitara a la Corona, más allá de


su noble nacimiento, lo merecía por derecho de conquista; hasta
ello habla del señorío, al que vocación tenía, y el que efectivamente
detentó cuando se lanzó a la Historia grande.
Él elegirá el título de Conde de Buenos Aires, en homenaje a su
patria adoptiva el cual cambiará por Conde de la Lealtad, frente a la
protesta del Cabildo de esta ciudad 39.
De todas formas, Liniers se enorgullecía en pertenecer a una
estirpe honorable, representada en gran medida por su padre. Ello
se advierte precisamente en las cartas que le dirigiera a su noble
progenitor, cargadas de piedad filial, como el final de la que sigue,
donde narra su participación en la expedición de Cevallos: “Lo
primero que he hecho a mi vuelta ha sido recibir los sacramentos
para darle gracias a Dios por haberme preservado de tantos
peligros. Dígnese mi querido papá de trasladar a toda la familia
mi profundo respeto y créame absorto (penetrado, imbuido) por el
honor de pertenecer a ella” 40.
En sus cartas puede apreciarse el sentimiento del bailío de
Mirabeau, expresado a su hermano mayor, el marqués: “No soy
más que un trozo de la familia” 41.

través de su correspondencia familiar, primera edición, 2010, España, Memoire


Jacques de Liniers, págs. 154 a 157.
39
Él dirá que el título que la Junta Suprema Gubernativa de España e Indias, en
nombre del Rey nuestro Señor Don Fernando VII, por un efecto de su soberana
clemencia, se ha dignado conferirme la gracia de título de Castilla libre de lanzas
y medias anatas, para mí, mis hijos, herederos y sucesores.
40
Carta de Santiago de Liniers a su padre, del 25 de agosto de 1778, a bordo del
bergantín “Le Hopp”, conforme Louis DU ROURE, ibídem, pág. 40.
41
Frantz FUNCK-BRENTANO, El Antiguo Régimen, Ediciones Destino S.L.
Barcelona, 1953, pág. 61.

1° de Noviembre de 2017 ISSN 2250-4478


44 JUAN BAUTISTA FOS MEDINA

Santiago de Liniers 42

42
Santiago de Liniers, de autor anónimo en el Museo Naval de Madrid
https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Santiago_de_Liniers.jpg

Revista Cruz del Sur Número 26, Año VII


SANTIAGO DE LINIERS, UN CABALLERO CRISTIANO 45

VII. Liniers encuadra en los cánones del código de


caballería.

Raimundo Lulio ha escrito que “caballero es un hombre


escogido entre mil para tener un oficio más noble que todos”, así
como “en ningún lugar tan agradablemente está la Caballería
como en un corazón noble, y ningún hombre puede más amar,
honrar y tener la Caballería, que el que muere por mantener su
honor”. Y Gautier dirá a su vez: “El nuevo caballero debe buscar
honor” 43.
En realidad, en sentido amplio, el honor estaba impregnado en la
sociedad del Antiguo Régimen cualquiera fuese la clase social. El
bien de la familia y del conjunto social estaba por encima de la
persona. Era una sociedad típicamente comunitaria y familiar.
Como sostuvo Balzac, el vizconde de Avenel expresaba:
“mancillar el honor de la casa en este mundo y ser condenado en
el otro, he aquí los únicos peligros que conoce el gentilhombre
francés, y lo único en que evitará caer” 44. Mientras que los
intendentes de Francia afirmaban: “Nunca tomará una familia
demasiadas precauciones para prevenir el deshonor” 45.
Como ha señalado Funck-Brentano, “el honor, la fortuna y la
integridad del patrimonio pertenecen a toda la casa como bienes
indivisos que cada uno debe contribuir a conservar y defender” 46 .
Llegará a decir Montesquieu que “el honor es el fundamento de
las monarquías” 47.
Por supuesto que el honor en el caballero era su peculiaridad, su
característica especificante; es decir, el honor de caballero tan
característico de la disciplina militar.

43
Alfredo SÁENZ S.J., La Caballería, la fuerza armada al servicio de la verdad
desarmada, 3ª. edición revisada y corregida, Ediciones Gladius, Buenos Aires,
1991, pág. 119.
44
Honoré BALZAC, citado por Frantz FUNCK-BRENTANO, El Antiguo
Régimen…, pág. 64.
45
Frantz FUNCK-BRENTANO, ibídem, pág. 65.
46
Frantz FUNCK-BRENTANO, ibídem, pág. 62.
47
Frantz FUNCK-BRENTANO, ibídem, pág. 65.

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46 JUAN BAUTISTA FOS MEDINA

Se ha señalado también que “el honor de su rango no era para


el caballero más que una forma particular de su honor de
cristiano. El honor debido a Jesucristo y a Dios debía ser su
honor; debía combatir, sufrir y morir por ellos. El caballero
permanecía fiel hasta la muerte a la causa de Cristo, y así, la
fidelidad, que es una obligación particular de la Caballería, se
convertía en una obligación cristiana” 48.
El honor era, pues, lo que signaba el estilo de vida de la
Caballería y, a partir del honor habían de entenderse todos los
deberes que emanaban del oficio caballeresco 49.
León Gautier en su obra “La Chevalerie”, resume los deberes
del caballero en lo que él llama “los diez mandamientos de la
Caballería”:

1. Creerás en lo que enseña la Iglesia y observarás todos


sus mandamientos.
2. Protegerás a la Iglesia.
3. Tendrás respeto por todas las debilidades y te
constituirás en su defensor.
4. Amarás al país en que has nacido.
5. No retrocederás ante el enemigo.
6. Harás a los infieles una guerra sin cuartel.
7. Cumplirás exactamente tus deberes feudales, si no son
contrarios a la ley de Dios.
8. No mentirás, y serás fiel a la palabra empeñada.
9. Serás generoso y liberal con todos.
10. Serás, siempre y por doquier, el campeón del derecho y
del bien contra la injusticia y el mal 50.

Después de lo dicho, parece que holgara demostrar que la


personalidad del héroe de la Reconquista encuadra claramente en
este decálogo. No obstante, permítaseme agregar unas palabras.

48
Gustavo Schürer, citado por Alfredo S.J. SÁENZ, ibídem, pág. 124.
49
Alfredo SÁENZ, S.J., ibídem, pág. 125.
50
Alfredo SÁENZ, S.J., ibídem, pág. 137.

Revista Cruz del Sur Número 26, Año VII


SANTIAGO DE LINIERS, UN CABALLERO CRISTIANO 47

Liniers creyó en lo que enseña la Iglesia. Fue un católico


ferviente, como se desprende de sus grandes hechos y de su
epistolario. Un aspecto importante del caballero es su oración, la
devoción a la Virgen y la vida sacramental sobre todo antes de la
batalla. Y Liniers fue un hombre devoto. No olvidemos que, como
consecuencia de sus oraciones, se decide a reconquistar Buenos
Aires, como el caballero que vela las armas antes de ser nombrado
caballero o antes de la batalla. También se lo vio, como los
caballeros medievales, rezando con los brazos en cruz, luego de la
victoria sobre el enemigo inglés así como ofrendar a la Virgen las
banderas conquistadas, como trofeo de guerra.
Según Raimundo Lulio, es conveniente que el caballero, más
que cualquier otro hombre, domine al pueblo de acuerdo a la
dignidad de su oficio; pero para ello debe ser un hombre virtuoso
que se domine a sí mismo. Practicar las virtudes cardinales y las
teologales y, con ellas, la lealtad. La esperanza es una virtud que
conviene mucho al oficio de caballero, por la confianza que tienen
los caballeros más en el poder de Dios que en sus fuerzas y armas.
Con la esperanza se fortalece y aumenta el coraje del caballero. Y
esa fue la esperanza desmedida que profesó el caballero de Liniers
antes de emprender sus numerosos combates.
Liniers al Reconquistar Buenos Aires protegió la Iglesia. Así
sacó a la Iglesia de la humillación en la que se encontraba. Así
también defendió las autoridades eclesiásticas constituidas, como al
obispo de Buenos Aires, don Benito de Lué y Riega, combatido por
el cabildo eclesiástico y por el cabildo secular. Asimismo cuando
denunciaba los falsos principios que abrazan y defienden ciertos
frailes. Así cuando sostuvo que era un deber alzarse en defensa del
Trono y del Altar, “pro aris et focis”, como fue el lema también de
los vandeanos.
Nuestro héroe respetó las debilidades de todos y se constituyó
en su defensor, no sólo cuando reconquistó y defendió a la
población de Buenos Aires en los años de 1806 y 1807, sino
cuando luego fue su Virrey, protegiendo a pobres y desvalidos.
Con todo, el caballero originario del Poitou no olvidaba su patria
de nacimiento, ya que como le escribe a Napoleón en septiembre de

1° de Noviembre de 2017 ISSN 2250-4478


48 JUAN BAUTISTA FOS MEDINA

1806, refiriéndole algunos aspectos de la Reconquista, sostiene que


no puede hacerlo mejor, por ser un francés que, después de muchos
años, ha perdido de vista la patria y casi el uso de su lengua, por
falta de uso, a pesar de conservar los sentimientos de un verdadero
francés 51.
Y Liniers no se equivocaba porque era un verdadero francés, un
francés del Ancien Régime. No obstante ello, fue un hombre
agradecido a la Corona española que lo amparó y a la pródiga tierra
que lo cobijó. De manera que como leal caballero, Liniers fue
rioplatense por adopción.
Tampoco Santiago de Liniers retrocedió ante el enemigo; al
contrario, siempre avanzó con confianza temeraria, sin arredrarse
ante ningún desafío que comprometiera su deber de caballero ni
deteniéndose tampoco ante las balas enemigas. De la misma
manera que siempre libró una guerra caballeresca y sin cuartel al
infiel, ya fuesen los sarracenos del Mediterráneo o los ingleses en
la mar o en la tierra, en el viejo continente o en las Indias
españolas, en este último caso al grito de “Santiago y cierra
España”.
Cumplió sus deberes feudales, pues fue vasallo fiel del rey, a
quien había jurado fidelidad, y por ser respetuoso observante del
compromiso contraído. En la red de fidelidades de la época –que
subía de los súbditos al caballero, del caballero al señor, del señor
al rey, de éste al emperador y del emperador a Dios, así como el
emperador debía ser fiel a los reyes y, de allí para abajo-, se
mantenía implícito y vigente el pacto entre el rey y el soldado,
como también entre el rey y el súbdito 52.
Y como otros leales funcionarios de un Imperio declinante,
nuestro orgulloso caballero de la Orden de Malta, fue mejor
cumplidor de los deberes feudales de vasallo que el propio
monarca, el cual debía estar obligado a ello como señor, y por
tanto, como primer caballero, más allá de haberse acabado

51
Louis DU ROURE, ibídem, pág. 105, carta a Napoleón del mes de septiembre
de 1806.
52
Alfredo SÁENZ S.J., ibídem, pág. 179.

Revista Cruz del Sur Número 26, Año VII


SANTIAGO DE LINIERS, UN CABALLERO CRISTIANO 49

estrictamente los tiempos de la caballería medieval. “Qué buen


vasallo, si hubiese buen señor”, reza el Poema del Mío Cid.
En Liniers existía, ciertamente, aquella concepción medieval
sobre la fidelidad a la palabra empeñada, cuya traición fue
socialmente considerada como el crimen de los crímenes, sólo
comparable a la apostasía 53. En el corazón franco del
Reconquistador, pues, no cabía la mentira ni el perjurio.
El héroe máximo de las Invasiones Inglesas, fue también
generoso y liberal con todos, aún con el enemigo vencido.
Circunstancia que le fue reprochada en varias oportunidades. Y
además, fue magnánimo, de grandeza de alma –característica del
caballero-, capaz de emprender grandes obras. Y así como la vida
del Amadís de Gaula transcurrió generalmente en la pobreza, así
también sus grandes hazañas le permitieron adquirir inesperadas
riquezas. Siempre dadivoso, aún en los momentos de bonanza 54.
En definitiva, el caballero ideal debía ser el campeón del
derecho y del bien, contra la injusticia y el mal. Un ritual de
investidura de caballero, usado en la Basílica de San Pedro, rezaba:
“Acuérdate, caballero, que debes ser el defensor del orden y el
castigador de la injusticia … Si así lo hicieres, cual viva copia de
Cristo, reinarás eternamente en el cielo con el Modelo divino”. Y
Raimundo Lulio, en su Libro de la Orden de Caballería, decía:
“Los traidores, ladrones y robadores deben ser perseguidos por
los caballeros, porque… el oficio de caballero es para destruir los
hombres malos”.
Pese a que en tiempo de Liniers, estrictamente hablando los años
de la Caballería habían terminado, en Liniers aquél espíritu
pervivió, como un caballero de la lealtad.

53
Alfredo SÁENZ, S.J., ídem.
54
Alfredo SÁENZ, S.J., ibídem, pág. 189.

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50 JUAN BAUTISTA FOS MEDINA

VIII. Liniers y Charette: semejanzas de dos caballeros.

Es interesante detenerse unos instantes en la comparación de


Liniers con otro personaje, de talla semejante, de fines del Ancient
Régimen. Me refiero a Francois-Athanase Charette de la Contrie.
Charette fue elegido Generalísimo del Ejército Católico en la
región de la Vendée, en el Oeste de Francia, que enfrentó a las
huestes de la Convención surgida de la Revolución francesa. Era el
jefe de los blancos contra la invasión de los azules, también
conocidos como “columnas infernales”, enviadas para aplastar la
contrarrevolución, las que generaron luego una matanza de la
población civil de proporciones inusitadas 55.
Fue tal su predicamento en la Vendée, que se lo llamó “le Roi
de la Vendée” (el Rey de la Vendée), quizás así llamado en virtud
de ese apego monárquico del pueblo a sus tradiciones
multiseculares, que la Revolución quería arrebatarles.

55
Cuando los paisanos fueron a buscar a Charette a su manoir de Fonteclose
para pedirle que liderada la Cruzada, se escondió debajo de la cama. Lo
descubrieron y gritaban “queremos un jefe”. Según Jean-Francois Chiappe, él
contestó: “¿Se volvieron locos? ¿Uds. se imaginan que van a hacer retroceder
con bastones y horquillas los ejércitos de la República? Alguno lanzó: ¡Sí!
Combatiremos si Ud. nos conduce. –No entiendo nada de la guerra en tierra. He
servido sólo en el mar. Vuelvan a sus casas y no atraigan sobre la provincia las
peores calamidades. En realidad, Charette pensaba salir en compañía de una
condesa de la Rochefoucauld y pretendía salir de ese trance, cuando un
desconocido dijo: -“Es una vergüenza para un oficial del Rey retirado rehusarse a
combatir a los enemigos de Dios y del Rey”. Dice Chiappe, voló la condesa y la
tranquilidad y bramó bajo el ultraje: -Uds. lo quieren. ¡Hágase! Se lo aclamaba;
él dominó el tumulto: -Acepto pero bajo una condición: Obedecerán como mis
marineros me obedecen a bordo. ¡Aquél que no obedezca le rompo la cabeza!
Entonces puso sus pistolas en la cintura, se colocó un sombrero alto, abrazó a su
hijo en la cuna; hizo izar como bandera una sábana blanca, en la más alta rama
de un olmo, le saludó como emblema con el sable y de una voz segura, declaró: -
Juro volver aquí muerto o victorioso. Conf. Jean-Francois CHIAPPE, La Vendée
en armes II. Les Géants, Librairie Academique Perrin, Paris, 1982, pág. 50. La
traducción es nuestra.

Revista Cruz del Sur Número 26, Año VII


SANTIAGO DE LINIERS, UN CABALLERO CRISTIANO 51

Monsieur Charette

1° de Noviembre de 2017 ISSN 2250-4478


52 JUAN BAUTISTA FOS MEDINA

Es muy curioso el paralelismo que puede realizarse entre estas


dos figuras ya que, ambos provenían del Oeste de Francia, distantes
sus lugares de nacimiento poco más de 150 km uno de otro, siendo
Niort (ciudad natal de Liniers) al sur de Couffé.
Además de la procedencia de ambos de la misma región, ambos
contaban con diez años de diferencia, siendo mayor Liniers. Ambos
también eran de noble familia, ambos marinos del Antiguo
Régimen, ambos defensores del territorio frente al invasor liberal.
Asimismo los dos fueron caballeros: Charette llamábase
“chevalier Charette, lieutenant général des armées du Roi” y
nuestro prócer “chevalier de Liniers”, antes de acceder al lugar
predominante que tuvo en nuestra patria y luego de 1807, “Don
Santiago Liniers y Bremond, Caballero de la Orden de San Juan,
Brigadier de la Real Armada” y demás cargos.
Tanto el uno como el otro eran sensibles cuando se rozaba su
honor. Así cuando un contrabandista americano intentó sobornar a
Charette para que cerrara los ojos ante un cargamento ilícito en la
Martinica, éste replicó: “Tenga en cuenta, Señor, que soy un oficial
francés y que sólo sirvo por el honor”.
Finalmente, los dos héroes desde el retiro iniciaron la
contrarrevolución, cayendo cada uno a su tiempo en manos del
enemigo, y siendo fusilados por el furor jacobino, el cual estaba
resuelto a no dar marcha atrás en el proceso revolucionario.
Por otro parte, los dos marinos franceses dan la cara a la muerte
con naturalidad y arrogancia, rechazando vendarse los ojos, así
como también son ellos los que dan la señal a los soldados para que
disparen 56.

56
Cuando el sacerdote que se le acercó lo exhortó a conservar el coraje, él le
respondió tranquilamente: -He enfrentado valientemente (“braver”) cien veces la
muerte, iré allí por última vez sin vacilar. En el lugar donde tendría lugar el
fusilamiento estaba armado todo el espectáculo con gran número de generales y
miles de soldados formados. Se le indicó que se arrodillara, pero hizo señales
con la cabeza y las manos de que no quería. Se rehusó a que le vendaran los ojos
y pidió al oficial recomendarle a los soldados de no abrir fuego antes que él les
diera la señal por una inclinación de la cabeza. Así el 29 de marzo de 1796 en
Nantes, en la plaza de los Agricultores, donde tres años antes había sido
mortalmente herido otro jefe del Ejército Católico, el célebre Cathelineau,

Revista Cruz del Sur Número 26, Año VII


SANTIAGO DE LINIERS, UN CABALLERO CRISTIANO 53

Como Liniers, Charette –luego de la descarga del pelotón-


quedó parado para caer lentamente, como sentándose, en la noche
eterna (M. Bouvier Desmoutiers), pese a las heridas que ya sufría
antes del fusilamiento. Previamente, les había indicado a los
soldados, señalando su pecho con el brazo herido: “Aquí es preciso
dar a un valiente”.
Finalmente, ambos saltan a la historia, desde un lugar
secundario y sin futuro, metiéndose en la historia como “gigantes”
o “colosos”.
En una brillante arenga Monsieur de Charette profirió unas
palabras, que un caballero como Liniers hubiese podido hacer
suyas: “Nuestra Patria está en nuestras almas, en nuestros altares,
en nuestras tumbas, en todo lo que nuestros padres han amado
antes que nosotros. Nuestra Patria es nuestra Fe, nuestra tierra…
¿Pero la patria de ellos, ¿qué es? ¿Comprenden esto? Ellos
quieren destruir las costumbres, el orden, la tradición. Entonces
¿qué es esa patria que se burla del pasado, sin fidelidad, sin
amor?¿Esa patria de confusión y de irreligión? Bello discurso, ¿no
es así? Para ellos, la patria parece no ser sino una idea, para
nosotros es una tierra. Ellos la tienen en el cerebro; nosotros la
tenemos bajo los pies, ¡es más sólida! Y es viejo como el diablo el
mundo que ellos llaman nuevo y que ellos quieren fundar en la
ausencia de Dios… Se ha dicho que nosotros somos los secuaces
de viejas supersticiones… ¡Es para reírse! Pero frente a esos
demonios que renacen de siglo en siglo, somos una juventud.
¡Señores! ¡Somos la juventud de Dios, la juventud de la fidelidad!”
57
.

declaró al pelotón de fusilamiento con toda la arrogancia, empleando su brazo


herido (tenía cuatro perforaciones la ropa y la frente herida cubierta con un
pañuelo): -Apunten bien (e indicando su pecho), es aquí donde es preciso dar a
un valiente.
57
SAINT-PIERRE, Michel de. Charrette, chevalier du Roi extracto del discurso a
sus oficiales tomado del prefacio, Éd. Folio Poche.

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54 JUAN BAUTISTA FOS MEDINA

IX. Conclusión

La vida y la muerte de Liniers, en definitiva, no fueron si no la


encarnadura de unos principios en los que se reflejaba el
pensamiento del Antiguo Régimen, entre los que se encontraba la
tradición, que mandaba vivir “a la manera de los antepasados”. 58
Entre nosotros, Félix Luna ha calificado al Conde de Buenos
Aires como un hombre de honor, como una “figura tan simpática
como trágica …, el héroe de la Reconquista, el último guerrero de
la Argentina colonial y primer mártir de la Argentina
independentista”. 59
Es Santiago de Liniers, por otro lado, un héroe que ha
transcendido los límites de nuestra patria, ya que es considerado
tanto en España como en Francia, donde existe amplia
descendencia. Extrañamente, quizás en nuestro país es donde sea
menos recordado.
Por otro lado, así como España ha levantado recientemente un
monumento en la Plaza Colón de Madrid a don Blas de Lezo y
Olavarrieta, extraordinario marino español que defendió Cartagena
de Indias de una escuadra inglesa de proporciones inéditas hasta
aquél momento (mediados del siglo XVIII), sería también
coherente que la Madre Patria construyera un monumento al
Reconquistador de Buenos Aires, capital del entonces Virreinato y
hoy una de las ciudades más importantes del mundo y junto con
México, una de las más importantes de los países hispánicos.

58
FUNCK-BRENTANO, Frantz, ibídem. pág. 17. Por su parte Jean Baptiste
CHAMPEVAL DE VYERS en el Limousin (Francia) sostuvo respecto a sus
antepasados: “Nuestros mayores, de hecho, no concebían el progreso más que
como la obra de un largo período de prueba y de merecimiento”. Conf.
CHAMPEVAL, Jean-Baptiste, Dictionnaire des familles nobles et notables de la
Corrèze, Laffitte Reprints, Marseille, 1995, pág. VI. El autor era sobrino de mi
cuarta abuela, Marie Francoise Victorine Champeval de Vyers.
59
LUNA, Félix, comentario al libro Santiago Liniers, primera víctima de la
violencia política argentina, Mario Corcuera Ibánez, Librería-Editorial Histórica,
Emilio J. Perrot, Colección Histórica, Buenos Airs, 2006. Otras figuras fusiladas
o asesinadas han sido también olvidadas de nuestra historia: para citar algunos
nombres como Dorrego, Quiroga o el Chacho Peñaloza.

Revista Cruz del Sur Número 26, Año VII


SANTIAGO DE LINIERS, UN CABALLERO CRISTIANO 55

Por nuestra parte, debiéramos hacer lo propio en la Argentina y


promover la figura de este insigne patriota.
En fin, Santiago de Liniers, así como sus compañeros de
fusilamiento, continúan clamando al mundo que Cristo es Rey del
Universo y de las Naciones.

X. Bibliografía.

ARCHIVO DEL MUSEO MITRE, Buenos Aires, Invasiones inglesas,


Documentos impresos, I.
BRUNO, Cayetano. Historia Argentina, Editorial Don Bosco,
Buenos Aires, 1977.
CHIAPPE, Jean-Francois. La Vendée en armes II, Les Géants.
Librairie Academique Perrin, Paris, 1982.
DE LINIERS, Javier. Santiago de Liniers, virrey del Río de la
Plata. Conde de Buenos Aires. A través de su correspondencia
familiar. Louis du Roure, 2010.
DU ROURE, Louis, Santiago de Liniers, virrey del Río de la
Plata. Conde de Buenos Aires. A través de su correspondencia
familiar, 2010.
FOS MEDINA, Juan Bautista, “Reconquista y defensa de Buenos
Aires”, Dossiers, Panorama Católico Internacional.
www.panoramacatolico.info/articulo/reconquista-y-defensa-de-buenos-aires.
FUNCK-BRENTANO, Frantz. El Antiguo Régimen, Ediciones
Destino S.L. Barcelona, 1953.
O´DONNELL, Pacho. Juan Manuel de Rosas: El maldito de la
historia oficial, Aguilar, versión ampliada y corregida,
PESADO RICCARDI, CARLOS. De Aventurero a Capitán, Inicios
de D. Santiago de Liniers en la Real Armada Española (1775-
1788). ASOCIACIÓN “MEMOIRE JACQUES DE LINIERS”.
SÁENZ, Alfredo S.J., La Caballería, la fuerza armada al servicio
de la verdad desarmada, 3ª. edición revisada y corregida,
Ediciones Gladius, Buenos Aires, 1991, pág. 26.

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56 JUAN BAUTISTA FOS MEDINA

XI. Apéndice de imágenes.

Monumento a Santiago de Liniers en su tierra natal Ne y Niorst (Deux-


Sevres)

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SANTIAGO DE LINIERS, UN CABALLERO CRISTIANO 57

L´eglise de Saint-Pompain (Deux-Sevres) 60

60
Datos obtenidos de Google Maps.

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Château des Moulières, Saint-Pompain (Deux-Sevres) 61

61
http://www.chateau-fort-manoir-chateau.eu/chateau-des-moulieres-79_b.jpg
http://www.chateau-fort-manoir-chateau.eu/chateaux-deux-sevres-chateau-st-pompain-chateau-des-
moulieres.html

Revista Cruz del Sur Número 26, Año VII


SANTIAGO DE LINIERS, UN CABALLERO CRISTIANO 59

Niort (Deux-Sevres) Donjon –vista del frente- 62

Niort (Deux-Sevres) Donjon –vista posterior- 63

62
http://www.viajesyrutas.es/2014/06/niort-y-la-rochelle.html

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60 JUAN BAUTISTA FOS MEDINA

Catedral de Niort (Deux-Sevres) 64

63
http://www.viajesyrutas.es/2014/06/niort-y-la-rochelle.html
64
http://www.viajesyrutas.es/2014/06/niort-y-la-rochelle.html

Revista Cruz del Sur Número 26, Año VII


SANTIAGO DE LINIERS, UN CABALLERO CRISTIANO 61

Vista de Niort, cabecera del departamento de Deux-Sevres 65

Mercado de Niort (Deux-Sevres) 66

65
http://medias.tourism-system.com/e/2/354056_vue_de_niort.jpg
66
https://1.bp.blogspot.com/-hNMHV5muOpg/WSHSEtA6MfI/AAAAAAAAX8o/eEQB4I1V-
aEI6xFduJ_DX3IRPYzxvovGwCLcB/s1600/Niort%2B%25281%2529.jpg

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