Alma Matinal
Roger Tahua Delgado
A España: Otro poco de calma, camarada
Mario Vargas Llosa, nuestro famosísimo Premio Nóbel de Literatura, una vez más mete la
pata cuando se trata de hablar o hacer política. Metió la pata cuando dio una explicación
literaria al asesinato de los mártires de Uchuraccay. Metió la pata cuando se inmoló como
candidato presidencial y quiso encarnar los planes neoliberales de privatización y saqueo
nacional. Mete la pata cada vez que da su aval a los candidatos que representan la
continuidad de un modelo económico de inhumanidad y falta de solidaridad.
España, de la tierra para abajo,
niños ¡cómo vais a cesar de crecer!
¡cómo va a castigar el año al mes!
¡cómo van a quedarse en diez los dientes,
en palote el diptongo, la medalla en llanto!
Y MVLl mete la pata cuando sale a apoyar la posición de los sectores más recalcitrantes
de España. Esos que siguen en el gobierno y que son los causantes del desempleo de
este país que quiere dejar de ser el pueblo joven de Europa.
¡Cómo va el corderillo a continuar
atado por la pata al gran tintero!
¡Cómo vais a bajar las gradas del alfabeto
hasta la letra en que nació la pena!
Y el pueblo catalán sale a las calles a reclamar su derecho de autodeterminación, su
derecho a ser una nación a la que nadie subordine a planes y objetivos extraños. Y a
nuestro Nóbel no se le ha ocurrido mejor idea que, desde el balcón, lanzar unas
encendidas frases que no hacen más que alimentar la hoguera.
Niños,
hijos de los guerreros, entre tanto,
bajad la voz que España está ahora mismo repartiendo
la energía entre el reino animal,
las florecillas, los cometas y los hombres.
Y esto en un contexto no tan ajeno a la UE. Las reclamaciones independentistas, de
soberanía no solo son de Cataluña. Recordemos que el brexit inglés también tiene en su
interior problemas similares (Escocia, Irlanda), es decir, no es una demanda singular ni
fuera de foco.
¡Bajad la voz, que está
en su rigor, que es grande, sin saber
qué hacer, y está en su mano
la calavera, aquella de la trenza;
la calavera, aquella de la vida!
Y el escritor lanza gritos de guerra, incentivando a los que lo escuchan a parar a un
nacionalismo que está presente solo en su discurso de libertad, pero de una libertad que
exige aceptar las condiciones de los poderes fácticos, de los que siempre han tenido las
riquezas de un país a su servicio. Y recurre a sus fantasmas como racismo, fanatismo,
nacionalismo.
¡Bajad la voz, os digo;
bajad la voz, el canto de las sílabas, el llanto
de la materia y el rumor menos de las pirámides, y aun
el de las sienes que andan con dos piedras!
Solo los catalanes saben la justeza de sus aspiraciones y solo el diálogo debe ser el
instrumento que determine las decisiones que se vayan a tomar. Sin amenazas ni
descalificaciones. Sin posturas que quieran hacer pensar que solo hay una posición que
tiene la razón.
¡Bajad el aliento, y si
el antebrazo baja,
si las férulas suenan, si es la noche,
si el cielo cabe en dos limbos terrestres,
si hay ruido en el sonido de las puertas,
Resulta extraño ver a este escritor peruano defendiendo con tanto apasionamiento y
entrega lo que ocurre en un país al que nos une muchos años de historia, pero que, por
cierto, más que de episodios afortunados hablamos de un legado trágico del que nunca
ha dicho palabra alguna este hombre de letras.
si tardo,
si no veis a nadie, si os asustan
los lápices sin punta, si la madre
España cae? digo, es un decir?,
salid, niños, del mundo; id a buscarla!...
Nota: Los versos pertenecen al poema “España, aparta de mi este cáliz” de Cesar Vallejo, nuestro
máximo poeta.