[go: up one dir, main page]

0% encontró este documento útil (0 votos)
264 vistas5 páginas

Aristóteles: Teoría del Alma

Este capítulo continúa definiendo el alma. Aristóteles argumenta que el alma es la forma y entelequia de un cuerpo, no el cuerpo mismo. Explica que las facultades del alma como la nutrición, sensación, pensamiento pueden darse de forma separada en diferentes animales. El alma es lo que hace que un ser vivo sea capaz de funcionar y existir.

Cargado por

Alex R
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
0% encontró este documento útil (0 votos)
264 vistas5 páginas

Aristóteles: Teoría del Alma

Este capítulo continúa definiendo el alma. Aristóteles argumenta que el alma es la forma y entelequia de un cuerpo, no el cuerpo mismo. Explica que las facultades del alma como la nutrición, sensación, pensamiento pueden darse de forma separada en diferentes animales. El alma es lo que hace que un ser vivo sea capaz de funcionar y existir.

Cargado por

Alex R
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
Está en la página 1/ 5

ARISTÓTELES

ACERCA DEL ALMA


INTRODUCCIÓN, TRADUCCIÓN Y NOTAS DE TOMÁS CALVO MARTÍNEZ

BIBLIOTECA BÁSICA GREDOS


Libera los Libros
CAPITULO SEGUNDO

Abundase en la definición emprendida en el capítulo


anterior enriqueciéndola con la teoría de
potencia y acto

Puesto que aquello que en sí es claro y más cognoscible, desde el punto de


vista de la razón, suele emerger partiendo de lo que en sí es oscuro pero más
asequible46, intentemos de nuevo, de acuerdo con esta práctica, continuar con
nuestro estudio en torno al alma. El enunciado definitorio no debe limitarse,
desde luego, a poner de manifiesto un hecho —esto es lo que expresan la
mayoría de las definiciones—, sino 15 que en él ha de ofrecerse también y
patentizarse la causa. Sin embargo, los enunciados de las definiciones suelen
ser a manera de conclusiones: por ejemplo, ¿qué es la cuadratura? —que un
rectángulo equilátero sea equivalente a otro cuyos lados no sean iguales. Pero
una definición tal no es sino el enunciado de una conclusión. Por el contrario,
aquel que dice que la cuadratura es el hallazgo de una media proporcional,
ése 20 sí que expone la causa del asunto.

Digamos, pues, tomando la investigación desde el principio, que lo animado


se distingue de lo inanimado por vivir. Y como la palabra «vivir» hace
referencia a múltiples operaciones, cabe decir de algo que vive aun en el caso
de que solamente le corresponda alguna de ellas, por ejemplo, intelecto,
sensación, movimiento y reposo locales, amén del movimiento entendido
como alimentación, envejecimiento y desarrollo. 25 De ahí que opinemos
también que todas las plantas viven. Salta a la vista, en efecto, que poseen en
sí mismas la potencia y principio, en cuya virtud crecen y menguan según
direcciones contrarias: todos aquellos seres que se alimentan de manera
continuada y que se mantienen viviendo indefinidamente hasta tanto son ca-

46 23Esta oposición sistemática entre lo que es más claro y cognoscible en sí mismo (haplôs,
phýsei) siendo menos asequible para nosotros (pròs hemâs) y lo que es más asequible a pesar
de poseer en sí mismo una inteligibilidad menor aparece abundantemente a lo largo de
toda la obra de Aristóteles aunque su aplicación y concreción varíe de unos contextos a
otros. En este caso se trata, sin duda, de la oposición entre lo que puede percibirse
sensorialmente —casos singulares, hechos— y lo que se capta intelectualmente: conceptos
y definiciones, causas.
Puede consultarse al respecto: Tópicos VI 4, 141b5 sigs.; Analíticos Posteriores I 2, 71b34;
Ética a Nicómaco I 2, 1095b2; Metafísica VII 4, 1029b4 sigs., etc.

51
paces de asimilar el alimento, no crecen, desde luego, hacia arriba sin crecer
hacia abajo, sino que lo hacen 30 en una y otra y todas las direcciones. Por lo
demás, esta clase de vida puede darse sin que se den las otras, mientras que
las otras —en el caso de los vivientes sometidos a corrupción— no pueden
darse sin ella. Esto se hace evidente en el caso de las plantas en las que,
efectivamente, no se da ninguna otra po-413b tencia del alma. El vivir, por
tanto, pertenece a los vivientes en virtud de este principio, mientras que el
animal lo es primariamente en virtud de la sensación: de ahí que a aquellos
seres que ni se mueven ni cambian de lugar, pero poseen sensación, los
llamemos animales y no simplemente vivientes. Por otra parte, la 5 actividad
sensorial más primitiva que se da en todos los animales es el tacto. Y de la
misma manera que la facultad nutritiva puede darse sin que se dé el tacto ni
la totalidad de la sensación, también el tacto puede darse sin que se den las
restantes sensaciones. Y llamamos facultad nutritiva a aquella parte del alma
de que participan incluso las plantas. Salta a la vista que los animales, a su
vez, poseen todos la sensación del 10 tacto. Más adelante diremos por qué
razón sucede así cada uno de estos hechos. Por ahora baste con decir que el
alma es el principio de todas estas facultades y que se define por ellas:
facultad nutritiva, sensitiva, discursiva y movimiento. Ahora bien, en cuanto
a si cada una de estas facultades constituye un alma o bien una parte del alma
y, suponiendo que se trate de una parte del alma, si lo es de tal manera que
re15 sulte separable únicamente en la definición o también en la realidad, no
es difícil discernirlo en el caso de algunas de ellas, si bien el caso de algunas
otras entraña cierta dificultad. En efecto: así como ciertas plantas se observa
que continúan viviendo aunque se las parta en trozos y éstos se encuentren
separados entre sí, como si el alma presente en ellas fuera —en cada planta—
una enentelequia pero múltiple en potencia, así también observamos que
ocurre con ciertas diferencias del alma tratándose de insectos que han 20 sido
divididos: también, desde luego, cada uno de los trozos conserva la sensación
y el movimiento local y, con la sensación, la imaginación y el deseo: pues allí
donde hay sensación hay también dolor y placer, y donde hay éstos, hay
además y necesariamente apetito. Pero por lo que hace al intelecto y a la
potencia 25 especulativa no está nada claro el asunto si bien parece tratarse de
un género distinto de alma y que solamente él puede darse separado como lo
eterno de lo corruptible. En cuanto al resto de las partes del alma se deduce
claramente de lo anterior que no se dan separadas como algunos pretenden47.

47 24 Se alude seguramente a Platón y a su tripartición del alma con la consiguiente


localización de las tres partes en el vientre, el pecho y el cerebro respectivamente. Véase la
República IV, 438 d sigs.; IX 580 d sigs.; VIII 548 c y 550 b. También Timeo 69 c sigs.

52
Que son distintas desde el punto de vista de la definición es, no obstante,
evidente: la esencia de la facultad de sentir difiere 30 de la esencia de la
facultad de opinar de igual manera que difiere el sentir y el opinar; y lo
mismo cada una de las demás facultades mencionadas. Más aún, en ciertos
animales se dan todas estas facultades mientras en otros se dan algunas y en
algunos una sola. Esto es lo que marca la diferencia entre los animales (por
414a qué razón, lo veremos más adelante) 48. Algo muy parecido ocurre
también con las sensaciones: ciertos animales las poseen todas, otros algunas
y otros, en fin, solamente una, la más necesaria, el tacto.

Pues bien, puesto que la expresión «aquello por lo 5 que vivimos y sentimos»
tiene dos acepciones —e igualmente la expresión «aquello por lo que
sabemos»: solemos referirnos ya a la ciencia ya al alma, toda vez que decimos
saber por una y otra; y lo mismo también la expresión «aquello por lo que
sanamos»: cabe referirse ya a la salud ya a cierta parte del cuerpo o a todo
él— tanto la ciencia como la salud son estructura, forma, definición y a
manera de acto del sujeto 10 que las recibe —del que recibe la ciencia y del
que recibe la salud respectivamente—, ya que, según nuestra opinión, el acto
del agente tiene lugar en el paciente afectado por él; por el contrario, el alma
es aquello por lo que vivimos, sentimos y razonamos primaria y
radicalmente. Luego habrá de ser definición y forma específica, que no
materia y sujeto. En efec-15 to: dado que, como ya hemos dicho, la entidad se
entiende de tres maneras —bien como forma, bien como materia, bien como
el compuesto de ambas— y que, por lo demás, la materia es potencia
mientras que la forma es entelequia y puesto que, en fin, el compuesto de
ambas es el ser animado, el cuerpo no constituye la entelequia del alma, sino
que, al contrario, ésta constituye la entelequia de un cuerpo. Precisamente por
esto están en lo cierto cuantos opinan 20 que el alma ni se da sin un cuerpo ni

Aristóteles remite al lector al capítulo duodécimo del libro tercero. En cuanto a la frase
48 25

inmediatamente anterior al paréntesis (toûto dè poieî diaphoràn tôn zôion) cabe entenderla de
dos maneras:

a) Como la hemos entendido: «esto es lo que marca la diferencia entre los animales». La
palabra «esto» hace referencia al hecho previamente consignado de cómo las distintas
facultades están distribuidas desigualmente entre los animales.

b) «Esto es lo que marca la diferencia entre los animales y los simples vivientes.» En tal
caso se aludiría al tacto, mencionado inmediatamente antes como facultad sensitiva
ínfima.

53
es en sí misma un cuerpo. Cuerpo, desde luego, no es, pero sí, algo del
cuerpo, y de ahí que se dé un cuerpo y, más precisamente, en un determinado
tipo de cuerpo: no como nuestros predecesores 49 que la endosaban en un
cuerpo sin preocuparse de matizar en absoluto en qué cuerpo y de qué
cualidad, a pesar de que ninguna observación muestra que cualquier cosa al
azar pueda recibir al azar cualquier cosa. Resulta ser así, además, por de- 25
finición: pues en cada caso la entelequia se produce en el sujeto que está en
potencia y, por tanto, en la materia adecuada. Así pues, de todo esto se
deduce con evidencia que el alma es entelequia y forma de aquel sujeto que
tiene la posibilidad de convertirse en un ser de tal tipo.

49 26Se refiere a los pitagóricos repitiendo la crítica ya lanzada contra su teoría de la


trasmigración en el libro anterior, 3, 407a13-27.

54

También podría gustarte