Luis Eduardo Velásquez Blanco
Lunes, 11 de marzo de 2019
1er Semestre de Derecho, UCC – Sede Barrancabermeja
INFORME ACERCA DE
«LEGITIMIDAD, VALIDEZ Y EFICACIA:
La significación jurídica y política del sistema
de producción de normas»
Resumen
El presente escrito pretende dar a conocer brevemente el estudio realizado por Jesús Fueyo,
destacado intelectual español, sobre las acepciones de Legitimidad, Validez y Eficacia, en
el ámbito jurídico y político, y la producción de las normas en cuanto a las características
mencionadas; siendo el contexto histórico la España del siglo XIX hasta mitad del siglo
XX.
Palabras clave
Legitimidad, Validez, Eficacia, Ordenamiento, Obligatoriedad jurídica, Teoría del
consentimiento, Problema político.
Introducción
La contribución de Jesús Fueyo a la dogmática es amplia, contenciosa y de un léxico
filosófico de aspecto jurídico, beneficioso para el aprendizaje del futuro jurista.
En el texto que aquí se pretende resumir, Fueyo busca dar una visión desde sus cimientos a
la significación jurídica y política del sistema de producción de normas y sus
características, haciendo un recuento de algunos autores cuyo objetivo era el mismo, ya
que, al igual que ocurría con el término «dogmática jurídica», las acepciones eran diversas
y no se llegaba a un consenso, por lo tanto, Fueyo compara estos conceptos y los diferencia
según lo señalado por cada autor.
De igual forma, el presente trabajo será estructurado de manera secuencial, conforme a
como se encuentra organizado el texto de Jesús Fueyo, procurando también resumir los
puntos presentados por él e intentar dar algunas puntualizaciones de conceptos, haciendo
uso de algunas definiciones contemporáneas dadas por Cristina Fuertes-Planas Aleix,
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Doctora en Filosofía del Derecho de la Universidad Complutense de Madrid; y por el
difunto Rodrigo Noguera, filósofo y jurista fundador de la Universidad Sergio Arboleda.
1. Abstracciones para tener en cuenta
Fueyo postula que, cuando el Derecho deja de ser visto como fenómeno vigente y se
percibe la forma en que éste se estructuró, los posibles problemas de su constitución pueden
ser observados y, por lo tanto, llevar a interrogantes respecto al cómo se elaboró y la razón
del valor de sus atributos.
Totalidad jurídica y Preceptos
Si se busca el significado de lo relativo a lo jurídico, la respuesta no se haya sólo en el
Derecho Privado, sino más bien en la estructuración del Derecho público. Según Santi
Romano, la causa de que se variara tanto en la esencia de lo jurídico era debido a que la
dogmática se centraba más en la metodología del primero sin considerar en gran parte al
segundo, el cual descubre la trama real de su existir, ya que el Derecho privado no
evidencia en su consistencia objetiva el mundo social que le rodea.
Es un hecho que, para que la norma pueda existir, debe haber una organización social
como ente dador de vida, pero junto con la norma viene el interrogante de su esencia,
dejando a su contenido como cuestión de segunda mano; lo relevante es la razón de la
«validez» que se le confiere al evidenciarse la obligatoriedad jurídica y tal «validez» puede
ser desentramada del ordenamiento objetivo de lo jurídico.
Los preceptos, para Noguera, poseen las siguientes características: la generalidad, o sea,
las normas son abstractas e impersonales; la imperatividad, es decir, expresan un deber ser;
la bilateralidad, enlazan entre sí a dos o más personas; la coercibilidad; y la inviolabilidad.
Un orden en autoridad
Es la estructura natural, no accidental del grupo. El principio real de unidad del
ordenamiento no se haya en la deducción sistemática de verlo como un simple conjunto de
normas, una recopilación o un código, su principio constitucional va más allá de esto, las
normas son una actualización de la permanente unidad real que le precede y postula la
producción del derecho como decisión de su propio ser. Por su parte, el ordenamiento, más
que un sistema de normas es un sistema productor de éstas, una organización de poderes
jurídicos para la producción del derecho.
2. Estatuto de autoridad
El significado de validez para este contexto vendría siendo el título jurídico de su
obligatoriedad, es decir, una explicación jurídica por virtud de la cual un mandato de
autoridad obliga jurídicamente.
2.1. Contrariedades aparentes
La validez de las normas jurídicas vendría a obtener tal principio al ser piezas de un
sistema jurídico, el cual, por causa sui, ya posee el carácter de válido. Por ello, esta
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«totalidad cerrada» acaece en un absurdo ya que la sustancia de este consiste en ser efecto
de su propia causalidad.
2.2. Explicación
El principio de validez como políticamente dado
Todo poder que se impone como tal, se impone, al mismo tiempo, con una pretensión de
«deber ser». La validez es, en términos jurídicos, la última instancia de poder. En cuanto se
le confiere a la validez un carácter político, se pasa a la necesidad de un ente mediador que
justifique, desde dentro, tal característica y la haga determinante. Semejante fue la premisa
dada por Bodino al desacreditar al principio religioso de toda significación valorativa, pues
quien le da su valor, desde dentro, no es un ser omnipotente, sino un ente racional.
Entonces, tal justificación de poder acaece en otro problema del valor como político y es
que éste tendría que renunciar a toda explicación jurídica.
El Derecho posee valor siempre y cuando una fuerza lo afirme eficazmente como tal.
Según Spinoza, el Estado nada puede hacer contra Derecho, porque no existe poder alguno
sobre él.
La teoría del consentimiento
Rousseau, bien da una premisa de lo que esto es al decir que «(…) Ceder a la fuerza es
un acto de necesidad, no de voluntad; todo lo más es un acto de prudencia», pues tal efecto
dinámico coactivo es menester del derecho. Dicho de otro modo, en una sociedad coexisten
quienes ven las reglas desde un punto de vista interno y las aceptan como pautas o criterios
de conducta y no meramente como predicciones de lo que los funcionarios harán si las
desobedecen; quienes se sitúan en un punto de vista externo, que simplemente se limitan a
la mera obediencia; y a quienes las pautas jurídicas tienen que ser impuestas por la fuerza.
Pero, claro está que, si una organización de Derecho se viera obligada a apelar a la
coacción, se convertiría en organización de lucha y, por ende, contradictoria a la expresión
de paz social que el orden del derecho pretende ser.
Fundamento real del principio de validez
Cuando un poder es obedecido, trae la causa de su validez en el hecho de ser
generalmente obedecido, pero tal no es un «consentimiento legitimador» del título que
justifica la dominancia de este poder, sino el hecho de que, en un punto de su vigencia,
mantiene la existencia del grupo como fenómeno dador de vida.
2.3. Teoría de la Justificación
Contrario a la Teoría de la validez, cuya esencia se haya en el ser como individuo
partícipe de una realidad social; la Teoría de la legitimidad hace uso de categorías de valor,
los cuales son momentos explicativos y por lo tanto indeterminables por organización
positiva alguna.
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Para Kelsen, una norma vale porque y en tanto fue producida en una forma determinada,
esto es, en una forma determinada por otra norma.
Legitimidad y existencia política
En su totalidad superficial, es la de legitimación después de acontecido, o sea, de la
validación de su hipótesis después de que el fenómeno ya ocurrió y se pretende dar
explicación de las causas que lo produjeron y sus consecuencias. La legitimidad vendría
siendo el contenido propio de poder evidenciado como hecho. Para Hegel, el Estado como
un ente divino: estaría dotado de una fuerza irresistible para imponerse y para ser el
supremo ser moral de la historia. Pero tal canonización de lo existente produce un aparente
problema y es el hecho de que puede servir tanto a la legitimación del tirano como a la
justificación del derecho de rebeldía.
Legitimidad y legalidad
La filosofía tradicional, veía en lo divino una justificación que perduraría con el tiempo
y que fácilmente fue dejada en un segundo plano por la razón y el poder del pueblo, el cual
pulverizó la legitimidad en legalidad. Esta minimización resultó en una forma más técnica y
efectiva de justificación que la canonización de lo que es.
Por tanto, la legalidad se diferencia de la legitimidad en cuanto a que la primera expresa
el poder en su conformación jurídica y decide acerca de la validez de sus actos de creación
normativa, la segunda es un juicio de valor acerca de ese mismo poder como momento
episódico en el existir de una comunidad de vida histórica.
Legitimidad y comunidad
La legalidad democrática exige formas de legalización que encuentran su última
inserción en el consentimiento popular formalmente expresado. De otra manera, el poder no
se considera legítimamente constituido.
Las comunidades jurídicas no son un conjunto de relaciones interindividuales, sino una
vivencia común de valores que hacen parte de una estructura abstracta que puede llegar a
ser percibida como el centro de imputación. Cada grupo, en su determinación progresiva
como tal, determina el tipo de su poder.
La constitución imperante de la comunidad es un resultado dinámico de una complicada
variedad de hechos religiosos, culturales, históricos e incluso naturales, que determina una
confesión de legitimidad.
3. El principio positivo de validez de la norma
Este principio es un sistema cerrado, dado que la validez de una norma jurídica reside en
otra norma jurídica. Tal lógica viene respaldada por el hecho de que el ordenamiento
dispone de un aparato categorial para reconocer sus propios productos normativos.
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3.1. El sistema de producción de normas
No es un apartado jurídico, sino un concepto dogmático que destaca por su rigor
sistemático en la totalidad del ordenamiento.
Naturaleza
El sistema de producción de normas es destacado en normas de la máxima significación,
o sea de las normas autorizadas. Esto no significa que las normas autorizantes o de
contenido no se vean involucradas allí. Ambas normas poseen el mismo carácter, pero no se
les suele ver juntas en una unidad sistemática. La norma de contenido suele englobar otra
de producción.
Contenido
Tiene por objeto la aparición de la norma como fenómeno jurídico. Además de señalar
cómo han de elaborarse las leyes, también define la ley como categoría normativa.
Tiene autorización para expedir mandatos, determina la competencia normativa de un
órgano, sea por referencia a un estatuto personal de autoridad, sea por la configuración de
un supuesto que sirve de punto de conexión para señalar la autoridad de un órgano.
3.2. Validez y Eficacia
Los juicios enunciativos pueden ser calificados en verdaderos o falsos, por el contrario,
los juicios normativos no proceden esos atributos. De ellos se puede afirmar que son
válidos o eficaces.
La validez de una norma viene dada en cuanto ésta ha sido producida de acuerdo con las
normas de producción respectivas.
Por su lado, la eficacia de una norma viene dada por el acatamiento espontáneo de ella
por parte de sus destinatarios. Esto ocurre cuando la norma recoge o se adapta a las ideas y
creencias de una sociedad.
La concepción de la validez de la teoría pura del Derecho
Aquí no existen leyes inválidas, no significa que no existan hechos que trasgredan los
requisitos de producción, sino que esto puede dar lugar a que la norma sea inexistente o
carezca de significado en cuanto a la producción del Derecho.
Significación dualista de las normas de producción como fundamento de
la distinción entre validez y eficacia
Validez vendría siendo el significado normativo que, por virtud, la norma posee debido a
la regularidad de su proceso de producción. Eficacia sería la consideración de la norma
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según sus efectos al ponerse como tal. Es decir, la esencia y la existencia, respectivamente,
las cuales tienen una significación relativa o que proceden de supuestos diferentes.
Por lo tanto, el Derecho nunca sería un conjunto de hechos, sino de juicios
condicionados.
4. Los procedimientos de revisión de las normas irregulares
Significación política del problema
Las formulaciones técnicas del sistema de producción de normas tienen sus bases en
criterios políticos, no sólo porque desarrollan un principio de organización y
funcionamiento del poder, sino también porque constituyen un conjunto de garantías como
resultado de que toda organización es, en cierta medida, limitación del poder.
La revisión judicial
Es la coronación lógica de todos los tipos de ordenamiento, que encuentran en las
resoluciones judiciales la expresión más auténtica de la realidad jurídica, por ello se
manifiesta la necesidad de un gobierno de jueces.
Los tribunales constitucionales
Quien primero postuló esta idea fue Sieyès al afirmar la necesidad de un cuerpo de
representantes que tuviera la misión especial de juzgar las reclamaciones contra todo
atentado de que fuera objeto la constitución. Pero tal revisión política traería consigo el
riesgo de confundir la legalidad constitucional con la interpretación política de la
Constitución, confiriéndosele al órgano representativo una autoridad excepcional que se
niega a otro no menos representativo o desconociéndosele tal principio fundamental de
representación.
Trabajos citados
Noguera Laborde, R. (1994). La norma jurídica. En Jaime Arturo Barahona (Ed.)
Introducción General al Derecho (pp. 61-76). Bogotá: Universidad Sergio Arboleda,
Fundación Fondo de Publicaciones.
Fuertes-Planas Aleix, C. (2007). Anuario de Derechos Humanos. Nueva Época. Validez,
obligatoriedad y eficacia del derecho en H. L. A. Hart, Vol. 8, 163-172. Recuperado de
https://bit.ly/2tVnhZs
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