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MODERNISMO

Este documento describe el movimiento literario del modernismo en España a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Se caracterizó por una actitud de renovación estética que rechazaba la vulgaridad y el lenguaje fácil del realismo, en favor de un arte más refinado. Buscaron la belleza y la evasión de la realidad a través de temas como el mundo sensorial, las evocaciones históricas y los paisajes exóticos. El modernismo tuvo influencias del parnasianismo, el simbolismo y el decadentismo

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MODERNISMO

Este documento describe el movimiento literario del modernismo en España a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Se caracterizó por una actitud de renovación estética que rechazaba la vulgaridad y el lenguaje fácil del realismo, en favor de un arte más refinado. Buscaron la belleza y la evasión de la realidad a través de temas como el mundo sensorial, las evocaciones históricas y los paisajes exóticos. El modernismo tuvo influencias del parnasianismo, el simbolismo y el decadentismo

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EL MODERNISMO

Prólogo de Prosas profanas (1896), del poeta modernista nicaragüense Rubén Darío, palabras que son
una especie de programa literario modernista:
"Veréis en mis versos princesas, reyes, cosas imperiales, visiones de países lejanos e imposibles; ¡qué
queréis!, yo detesto la vida y el tiempo en que me tocó nacer".

INTRODUCCIÓN. CONTEXTO

Dijo Juan Ramón Jiménez que “lo que se llama modernismo no es cosa de escuela ni de forma, sino de
actitud. Es el encuentro con la belleza, sepultada durante el siglo XIX por un tono general de poesía
burguesa.” A esta explicación puramente estética hemos de añadir factores de índole histórica y cultural
para entender una “crisis universal de las letras y el espíritu”, manifestada en todos los campos del saber
humano a partir de 1885 y que representa la expresión del hondo cambio histórico que se produce con el
paso del siglo XIX al XX.

Los grandes progresos técnicos y científicos, el rápido crecimiento industrial, el auge de la burguesía y el
enfrentamiento de la clase obrera con la clase dirigente contribuyen a un cambio de mentalidad que se
refleja en el desarrollo de las teorías marxistas y anarquistas. Se extiende un sentimiento de falta de fe
en el poder de la ciencia, con el que va aparejado un alejamiento de posturas positivistas y la influencia
de filosofías irracionalistas y voluntaristas (Schopenhauer, Kierkegaard, Nietzsche…), que intentan
explicar la vida desde una perspectiva subjetiva e individualista. Esta etapa se cierra con la Primera
Guerra Mundial, pero en España cabe mencionar algunos hechos destacables: el desastre el 98, con la
pérdida de las últimas colonias, no es sino la culminación de un proceso de degeneración política y social,
como se podía apreciar en el atraso general del país (necesitado, según los intelectuales, de una
“regeneración” que no se veía favorecida por la alternancia de liberales y conservadores, igualmente
corruptos, ni por el caciquismo rural).

La crisis de fin de siglo en España dio lugar a dos movimientos: el modernismo y la generación del 98.
Mientras algunos críticos estiman que esa diferenciación es innecesaria, otros entienden que, aunque
ambos pertenecen a una misma generación histórica, el modernismo se asocia con la preocupación
estética y el refinamiento artístico, mientras el 98 se decanta por una orientación más intelectual y
filosófica, precursora del existencialismo.

La bohemia modernista necesitaba la confrontación con lo establecido. De ahí, de lo establecido, parten las
sátiras antimodernistas, que retratan un modelo de poeta flaco, desaseado, estrafalario, pesimista,
neurasténico y melenudo. Noctambulismo, alcoholismo, drogadicción, erotismo y ocultismo son
componentes que se asocian a esta variante modernista poco respetuosa con el orden social, que terminó
convirtiéndose, en la mayor parte de los casos, en un simple rasgo de negación inicial, sin alcanzar el grado
de una actitud asumida como sincero rasgo existencial: las luengas barbas de Valle-Inclán, el desaliño de
Baroja, los exabruptos revolucionarios de Maeztu terminaron no siendo otra cosa que marcas dejadas por la
juventud.

6.1. EL MODERNISMO. CARACTERÍSTICAS.


Se conoce con el nombre genérico de Modernismo la actitud de los artistas de finales del XIX y principios
del XX frente al espíritu utilitario y demasiado mercantilista de la etapa anterior. El
modernismo reacciona contra la “vulgaridad” y el lenguaje “fácil” del realismo y naturalismo por medio
de un arte refinado y estetizante. En España, al principio se llamó MODERNISTAS a todos los escritores
que tenían impulsos innovadores. Posteriormente se reservó este término para quienes se preocupaban
especialmente por la estética (“el arte por el arte” fue su consigna) y adoptaban una postura escapista y
de evasión de la realidad cotidiana (“la poesía se convierte en el arte de la fuga de lo consuetudinario, de
la realidad habitual y del lenguaje usual. La poesía se valora por su capacidad de incitación, sugestión,
placer, expresividad y no pos su conformidad con lo real”). Y se reservó el término de GENERACIÓN DEL
98 para los que adoptaban una actitud de reflexión y de crítica ante la situación política, social y
1
económica de España; pretendían con sus obras calar en la conciencia de sus conciudadanos e influir en la
realidad social española.

Es un movimiento renovador que, aunque generalmente se restringe al ámbito artístico, busca un cambio
ideológico, político y social. Tiene sus orígenes en Hispanoamérica, hacia 1880, y nace como una
afirmación de las propias raíces americanas frente al colonialismo y el imperialismo. Llegó a España
gracias a Rubén Darío, su principal representante (con obras como Azul, Prosas profanas y Cantos de vida
y esperanza), aunque los mejores poetas españoles mostraron rasgos singulares: mientras Rubén
manifiesta una mayor sensualidad externa (sin olvidar en muchos poemas la actitud reflexiva), Antonio
Machado indaga más en la intimidad (aunque pervive el cromatismo del paisaje), y Juan Ramón alterna
ambas tendencias. En España, uno de los precursores del Modernismo fue Salvador Rueda. Entre los
jóvenes poetas que integraban el núcleo modernista madrileño estaban Francisco Villaespesa, los
hermanos Machado, Rafael Cansinos Assens y el propio Juan Ramón Jiménez. Helios fue la más
importante revista del modernismo español.

CRONOLOGÍA:
- Primeros pasos: años 60 del s. XIX. Escritores como: JOSÉ MARTÍ (cubano) y M. GUTIÉRREZ
NÁJERA (mexicano)
- 1888: publicación de Azul de Rubén Darío (Nicaragua)
- 1892: Rubén Darío llega a España y con él el movimiento. Algunos escritores que habían viajado a
Hispanoamérica ya lo conocían: Salvador Rueda, Valle-Inclán
- 1896: Consolidación. Prosas profanas de Rubén Darío
- 1899: se afirma en España (2ª llegada de R. Darío)
- 1903-07. Dos revistas: Helios y Renacimiento
- 1913: Manuel Machado: El Modernismo no existe ya.

2.1. Influencias: La nueva estética recoge elementos de otras corrientes literarias


(antecedentes):

 El parnasianismo. Defienden los parnasianos (como Gautier, su iniciador) “el arte por el arte”, es
decir, el culto absoluto a la perfección formal. Depuran y seleccionan el léxico para escapar de toda
fealdad o vulgaridad, y utilizan un lenguaje de gran plasticidad y cromatismo.

 El simbolismo. Basándose en la poesía de Baudelaire, Mallarmé o Verlaine, los simbolistas creen


en la correspondencia entre las percepciones sensoriales y la vida espiritual, y consideran que la labor del
poeta consiste en descifrar esos paralelismos ocultos. Quieren dotar a las palabras de un fuerte valor
emotivo y, para ello, buscan el matiz, la sugerencia. Dan entrada a lo irracional, buscan lo oculto que
existe más allá de la realidad corriente. El poeta se sirve para lograrlo de instrumentos como la sinestesia
y el símbolo.

 El decadentismo. Sus seguidores reivindican el encanto de lo malsano, lo prohibido, lo


2
escandaloso, lo ruinoso... Los modernistas también sentirán atracción por lo raro, lo singular. Además, su
actitud es bohemia y anarquista porque no se ajusta a las convenciones sociales, como demuestran en su
defensa de los “paraísos artificiales” como las drogas y el alcohol, pero también es aristocrática por su
búsqueda de la belleza y su repulsa hacia lo vulgar.

 A todo ello cabe añadir La raíz romántica de su rebeldía, de su gusto por lo irracional, del deseo
de evasión espacio-temporal y, por supuesto, de su renovación formal.

Rasgos esenciales de la poesía modernista.

Los poetas modernistas, descontentos con la realidad, se enfrentan a la estética dominante y realizan
una profunda renovación literaria, tanto en los aspectos formales como en los temáticos: La estética
modernista se caracteriza por el rechazo de lo cotidiano y por la búsqueda de la belleza y de la
perfección en las formas, lo cual los aleja del realismo literario.

La renovación temática (temas): Los modernistas recogieron un rico caudal que va de lo clásico a lo
moderno, de lo medieval a lo romántico, sin que nada permaneciera ajeno a su sensibilidad, insistiendo en
una serie de TEMAS relacionados con su concepción del mundo:

 El mundo sensorial y la búsqueda de la belleza, único medio de huir de la realidad cotidiana y mostrar su
desacuerdo con ella, son los principales motivos artísticos. Se manifiesta sobre todo en las evocaciones
históricas y legendarias (evasión en el tiempo y en el espacio): el mundo oriental, la edad media, la
mitología griega, el Renacimiento italiano, la América precolombina, etc. En estas evocaciones de
tiempos pasados y ambientes exóticos y refinados abundan los motivos coloristas: ninfas y dioses,
jardines, palacios y castillos, cisnes –símbolo de belleza-, princesas, salones cortesanos, fiestas galantes,
etc. Todo un mundo de belleza refinada y aristocrática, opuesto, según los modernistas, a la vulgaridad
de la vida burguesa; lo bello e inútil se antepone a lo utilitario y materialista 1. El refinamiento, el gusto
por la elegancia se aprecian en el léxico:
las palabras se seleccionan por su brillantez, su rareza y su capacidad de sugerencia. Se busca la
comunicación sensorial (la expresión del mundo de los sentidos) mediante la evocación de todo tipo de
sensaciones: visuales, táctiles, olfativas... Lejos del realismo del XIX y del interés por lo cotidiano, se recrean
ambientes exquisitos y extraños. Son frecuentes princesas; salones versallescos; jardines maravillosos con
sus estanques, sus cisnes, sus pavos reales; fiestas llenas de lujo; marfiles y porcelanas; la suntuosidad y
colorido de tapices y cortinajes; materiales preciosos que adornan los trajes; la mitología grecolatina,
germánica y de otros pueblos.
 En relación con lo anterior está el cosmopolitismo: París, ciudad cosmopolita por excelencia, símbolo de
lo exquisito y aristocrático, se convierte en el centro del mundo modernista. Y, paradójicamente, otro de
sus temas es lo indígena, lo autóctono: se valoran las culturas precolombinas de los pueblos
hispanoamericanos, se expresa un sentimiento de nostalgia por un pasado legendario y se utilizan mitos
guerreros como Caupolicán o el Cid.

 La utilización del símbolo y el mito: más que un tema, el símbolo constituye una manera de
entender la creación poética. Los escritores modernistas utilizan símbolos para crear sensaciones y
evocar lo inefable, lo que no puede expresarse por procedimientos racionales. Entre los símbolos
preferidos destacan el color azul2 y el cisne3, que puede tener distintos significados: representa la belleza,
1
El exotismo tomó una doble dirección: hacia afuera en el espacio (Versalles, Roma, Ávila, Japón y China atraen a los
hispanoamericanos, mientras que Boston, México o los Andes gustan a los españoles), y hacia atrás en el tiempo

2
El gran crítico español Juan Valera afirma que “azul” significa para Rubén “lo ideal, lo etéreo, lo infinito, la serenidad del cielo
sin nubes, la luz difusa, la amplitud vaga sin límites, donde nacen, viven, brillan y se mueven los astros”. El Nobel
centroamericano Miguel Ángel Asturias, coincidente con Valera, sostiene que Darío evocó el “azul de los cielos, los mares y los
ríos de Nicaragua”.

3
El cisne: es un símbolo dual. Por un lado es el emblema de la belleza y la sensualidad y por otro lado es la criatura casi
incorpórea de exquisita pureza que nos impulsa a lo espiritual. Según Pedro Salinas es “el más brillante ejemplo de la retórica
preciosista del Modernismo.” Es también la representación del mismo artista, hermoso, sagrado, dador de luz y, en fin, de
3
la pureza, la elegancia, la aspiración ideal, lo aristocrático; es también el poeta, el encanto mágico, la
gracia y el misterio. También recurren a mitos clásicos como fuente de inspiración: Venus, Adonis,
Orfeo...

 Lo oculto o religioso: se recogen elementos del Budismo, el Cristianismo, y la filosofía y religión


griegas. Como Pitágoras, se cree en el ritmo y la armonía universales. Al modernista le atraen el misterio,
lo espiritual.

 El amor y el erotismo: en unos casos se sublima el sentimiento amoroso y, en otros, se resaltan


los aspectos más sensuales. Aparece tanto la idealización de la amada como la pasión desenfrenada, la
exaltación del placer como la advertencia de su carácter efímero (“Juventud, divino tesoro / te vas para
no volver...”). A veces no es el amor, sino su evocación, la captación de momentos felices asociados al
paisaje, el motivo de la composición (Machado).

 Otro tema importante lo constituye la expresión de la intimidad personal (el llamado


modernismo interior, de clara inspiración romántica): la melancolía, el hastío y la tristeza como
manifestaciones del malestar existencial, sentimientos envueltos casi siempre en ambientes otoñales o
crepusculares de jardines abandonados, parques solitarios, tardes grises, etc., paisajes simbólicos todos
ellos.

La renovación de la lengua poética (estilo):

El modernismo inicia una renovación completa de la lengua poética que no es sino una muestra más de
su anhelo estético. Con el fin de conseguir el goce de los sentidos y la sugerencia de lo suave y delicado,
los poetas utilizan los siguientes recursos:
(especialmente la Francia dieciochesca y la Grecia clásica). Así, por poner algún ejemplo, los poemas se
llenan de alusiones a Oriente (elefantes, pagodas chinas, flores de loto, etc.) o a Grecia (peristilos,
estatuas de Venus...).

 Los efectos sonoros de las palabras, que se consiguen gracias al uso de esdrújulas, una profusa
adjetivación (se concede mucha importancia al epíteto) y las más variadas figuras retóricas: aliteraciones
(la libélula vaga de una vaga ilusión), sinestesias (para ver de sus ojos la dulzura de luz), que permiten
sugerir la mezcla de sensaciones (la percepción de lo visual, lo táctil, lo olfativo...), abundancia de
metáforas e imágenes originales, y todo tipo de recursos que contribuyan a crear ritmo (como las figuras
de orden sintáctico) y efectos evocadores.

 Un vocabulario insólito que alude a realidades exóticas y exquisitas (acanto, crisantemo,


heliotropo, salterio...), a nombres de héroes y dioses (Jasón, Pan, Afrodita...), a realidades arcaicas
misteriosas o aristocráticas (pagodas, castillos, odaliscas, marquesas...), o al mundo fantástico de los
cuentos infantiles (Un quiosco de malaquita / un gran manto de tisú...). El léxico se llena de cultismos,
neologismos y arcaísmos.

 El colorido o cromatismo que va de los colores suaves a los más fuertes, a menudo dependiendo
de la observación subjetiva, teñida de melancolía o de entusiasmo, del paisaje. Se pretendía conseguir
efectos impresionistas, por medio de sensaciones, que lograron mediante la sinestesia, los matices
cromáticos y la musicalidad.

La renovación métrica (estilo):

El ritmo es un elemento fundamental del modernismo, que continúa una renovación métrica iniciada por

muerte dramática (daba su mejor canto en la agonía). Darío dijo: “Mi protesta queda escrita sobre las alas de los inmaculados
cisnes”.

4
poetas románticos como Rosalía de Castro o Bécquer. No sólo se persigue una sonoridad nueva, sino
también la correspondencia entre sentimiento y musicalidad. La renovación métrica afectará a los
siguientes elementos:
 Los versos. Se utilizan versos antiguos, como el hexámetro grecolatino, y otros de procedencia
francesa. Los preferidos, por sus posibilidades musicales, son el alejandrino, con una nueva acentuación;
el eneasílabo y el dodecasílabo, junto a los tradicionales endecasílabo y octosílabo. Los encabalgamientos
y las rimas internas rompen la cadencia habitual del verso. Son frecuentes las series de endecasílabos
blancos (sin rima). En un mismo poema se combinan metros diferentes, acomodándolos al sentimiento o
a la sensación que se pretende sugerir. En cuanto a la rima, se alternan la asonante y la consonante, y se
va preparando el camino para el poema en prosa y el verso libre.

 Las estrofas. Algunas de ellas ya se conocían y otras fueron importadas. En cualquier caso, la
composición estrófica preferida sigue siendo el soneto, aunque con importantes variaciones de rima y
longitud del verso. Se usan también la estrofa de pie quebrado y la silva asonantada, y se recuperan
algunas caídas en desuso, como la cuaderna vía.

 La acentuación. Además del abundante uso de palabras esdrújulas, se traslada al castellano la


métrica clásica, basada en la alternancia de sílabas largas y breves, que se sustituyen por sílabas tónicas y
átonas, respectivamente: Ínclitas razas ubérrimas / sangre de Hispania fecunda... (larga-breve-breve;
larga-breve-breve...).

En conclusión: La poesía modernista es a menudo una explosión sensual donde los colores, los sonidos,
los aromas, los sabores y las impresiones táctiles impregnan las evocaciones del paisaje y sus figuras a
través de una estilización e idealización extremas; pero, de otra parte, también se introducen los tonos
grises e intimistas de la sensibilidad, de los estados de ánimo o de las visiones individuales del mundo,
todo ello desde la búsqueda de la belleza y mediante una profunda renovación temática y formal.

LA IMPORTANCIA DE RUBÉN DARÍO (Nicaragua 1867-1916). Fue diplomático y periodista, por lo que
visitó numerosas ciudades de Europa y América. En París conoció a parnasianos y simbolistas y se
introdujo en el mundo de la literatura francesa.
En 1888 publica “Azul”: se exalta la Grecia clásica y el siglo XVIII, se prefieren ambientes
exóticos; se advierte una acentuada preocupación por el ritmo y la musicalidad del verso. La palabra “azul”
es una adaptación de la francesa “azur” que se refiere a la costa de Azur del mediterráneo entre Menton y
Toulon. En el ámbito literario, es el color del cielo, de las olas y el arte. En resumidas cuentas, “Azul”
simbolizaría el infinito, la perfección, el ideal y el mundo espiritual. El tema central de libro Azul es la lucha
y anhelos del arte frente a una sociedad insensible y positivista; lo cual se expresa a veces con tonos
patéticos mediante sueños y alucinaciones, aunque de manera general predomina el tono idealizante.

En “Prosas profanas”, 1896 , su modernismo llega al cenit: aparece un mundo rutilante de belleza y
colorido encarnado en nuevas combinaciones métricas y en versos desconocidos
en al tradición métrica hispánica : eneasílabos, dodecasílabos, alejandrinos.. Una presentación del arte
como dogma hecho de cosmopolitismo, armonía verbal (musicalidad), lo impreciso y la ensoñación.

Edita en 1905 su Cantos de vida y esperanza en honor a la República argentina y a José Enrique Rodó. El
libro es, en otros términos, una aventura estilística centrada en la renovación de la métrica, el ritmo; y
otra de índole humanística por medio de exaltaciones de la raza hispánica, la unión de los pueblos
latinoamericanos ante el peligro constante del intervencionismo de todo tipo de los Estados Unidos de
América. Publica en 1907 Canto errante y Poema del otoño y Otros poemas tres años después.
En definitiva, el movimiento modernista se afianza, se consolida y logra mayor difusión con la obra tan
vasta y diversificada de Rubén Darío. Sin él no se entendería ni el Modernismo ni la Generación del 27
porque fue el pionero de la renovación poética de final de siglo. Aunque se tiene una imagen frívola de él
(el poeta de los cisnes, de las princesas...) su obra es un alegato a favor del “arte por el arte”, es decir,
que para él el arte no tenía necesidad de ser útil sino que tiene valor por sí mismo.

EL MODERNISMO EN ESPAÑA.
5
El modernismo fue menos brillante, exótico y atrevido que en Hispanoamérica. Su gusto por lo sensual y
sensitivo dio lugar a modalidades más intimistas. Se adopta la estética fundamental, pero se rechaza el
escapismo arquetípico de Rubén Darío. El modernismo intimista es la respuesta del poeta a su
melancolía, sus preocupaciones internas y su angustia. El pesimismo y el desencanto afloran en
numerosos poemas.
Los principales poetas modernistas españoles fueron Salvador Rueda, Francisco Villaespesa, Eduardo
Marquina y Manuel Machado. Así como la obra parcial de Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado y R.
Mª del Valle-Inclán.

RAMÓN MARÍA DEL VALLE-INCLÁN. Aunque más vinculado con el grupo de escritores del 98, Valle-Inclán
incorpora, enriquece y, por último, supera las innovaciones modernistas. Su propia imagen bohemia y
extravagante (largas barbas y levita) le dieron la mala fama de escritor modernista. Componen las obras
modernistas de Valle-Inclán algunos relatos de horror y misterio, un ensayo sobre el simbolismo titulado
La lámpara maravillosa y, especialmente, sus cuatro Sonatas (sobre todo, la primera: Sonata de otoño,
1902). Estas narraciones cuentan las andanzas amorosas de un ya maduro noble, el Marqués de
Bradomín, en un escenario decadente; abundan todos los rasgos del estilo modernista (adjetivación
sensorial, musicalidad en la prosa, decadentismo en la descripción de ambientes…).

MANUEL MACHADO (1874-1947), hijo de un importante folclorista sevillano y hermano del poeta
Antonio Machado, estudió en la Institución Libre de Enseñanza y a finales de siglo vivió en París, donde
conoció la poesía francesa y los ambientes bohemios. La influencia del Simbolismo, del Parnasianismo y
de Rubén Darío es patente en sus poemas. Pero ese tono modernista típico (en el que no falta la pose
decadente y cosmopolita o la propensión a la nostalgia y a la indolencia) se funde en sus versos con un
andalucismo en el que se combinan el gusto por las formas populares del folclore andaluz (coplas,
soleares, malagueñas…), una fina ironía un benevolente cinismo y cierta tendencia a caer en un
pintoresquismo fácil, en el que abundan los gitanos, las fiestas, los toros, etc. Entre sus libros poéticos
pueden mencionarse Alma. Museo. Los cantares (1907), El mal poema (1909), Cante hondo (1912), Ars
moriendi (1922). Escribió además algunas obras teatrales en colaboración con su hermano Antonio (La
Lola se va a los puertos).

ANTONIO MACHADO. Veremos aspectos personales en el tema de la Generación del 98. Aquí nos
ceñiremos a su etapa modernista. Es la época de:
- Soledades (1903), aumentado y corregido en 1907, 2ª edición con el nombre de Soledades, Galerías.
Otros poemas. Libro que presenta rasgos modernistas (referencias al color, el léxico, ...), de los que
progresivamente se va alejando. Influencia becqueriana: uso de los paisajes como medios expresivos de
estados anímicos. Libro teñido de melancolía: plazas viejas, sombrías, ambientes estáticos, silenciosos, calles
laberínticas, patios vacíos, edificios abandonados, ciudades muertas, ... que simbolizan la soledad del poeta,
producida por la falta de amor y por la sensación de juventud perdida, que hacen que el poeta sienta la
infelicidad (pena), y que desee angustiosamente una emoción vital. Tres elementos esenciales en esta
primera etapa poética:
- el paisaje
- el sentimiento
- el tiempo (orientado inevitablemente hacia la muerte), sus recuerdos
La temática de Soledades gira en torno a unas hondas cuestiones: el tiempo y el fluir de la vida
humana, la muerte y el problema de qué hay más allá, el problema de Dios... En suma las cuestiones
centrales de la condición humana. Con estos temas centrales se engarzan otros: la infancia perdida, los
sueños, los paisajes que enmarcan sus meditaciones... y el amor; éste parece más bien un amor soñado y no
realizado..., o un amor perdido, mustio, muerto. Los sentimientos que dominan en el libro serán el de la
soledad y la melancolía, la tristeza, el hastío ante la monotonía o el vacío de vivir.
Un grupo de poemas especiales es el de los conectados con el recuerdo, las evocaciones, a los que
Machado llama sueños.

* Símbolos machadianos:
- El agua: paso del tiempo; sufre progresivas transformaciones en:
6
- fuente: tiempo pasado que se va cargando de melancolía; en otras ocasiones es símbolo de anhelos, de
ilusiones, el agua que brota; en algún caso: la monotonía del vivir.
- manantial: tiempo presente; agua nueva que va llenando el alma de paz y serenidad
- lluvia: connota el paso de las horas con monotonía del tiempo que fluye con lentitud
- río: fluir de la vida hacia la muerte (mar)
- mar: en un principio es una vivencia intimista: mar triste con olas grises. Más tarde será el destino del
hombre, la muerte. También significa el misterio de la existencia humana
- noria: se contrapone a la fuente, con una connotación de realidad presente
- El camino: expresa el curso de la vida
- Las galerías: búsqueda por los caminos interiores del alma, donde el poeta puede encontrarse a sí mismo;
expresadas también como laberintos, espejos o criptas.
- La tarde: parte del día propicia para la meditación y el ensueño. La tarde es la hora crepuscular, la caída
del sol, la frontera misteriosa entre la jornada que acaba (sin que la esperanza, la ilusión se hayan
realizado) y la noche oscura. De los 96 poemas de que consta el libro, 36 de ellos hacen referencia a la
tarde y a sus sinónimos- totales o parciales- ocaso, sol que muere, crepúsculo, muere el día ...
- El jardín: representará la intimidad.

JUAN RAMÓN JIMÉNEZ (1881-1958), nacido en Moguer (Huelva), de vocación poética precoz y uno de los
impulsores del Modernismo, es, ante todo, el gran renovador de nuestra poesía contemporánea. Su
evolución poética, descrita por él mismo, tras un inicio de versos sencillos, neorrománticos, discurre así.
En primer lugar, el modernismo más brillante, aunque con tonos grises e intimistas entre el fervor por la
belleza y la naturaleza, en libros como Arias tristes (1903), Elegías (1908) o La soledad sonora (1908), que
culmina con el libro de prosa poética, Platero y yo (1914). En segundo lugar, la “poesía pura” (el
modernismo interior): la poesía se despoja de la imagen, de lo sensorial y de la anécdota; se convierte en
intemporal, en forma de conocimiento y en símbolo, y se identifica con la belleza, la eternidad y el
absoluto. Sus libros esenciales son Diario de un poeta recién casado (1916), Eternidades (1917), Piedra y
cielo (1918), Poesía (1923) y Belleza (1923). Posteriormente, la “poesía pura” intensifica y profundiza el
camino del conocimiento y la aspiración al absoluto en los libros escritos en el exilio.

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