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El Conde Lucanor

El documento resume la obra El conde Lucanor de Don Juan Manuel. Se divide en varias partes: cuenta 51 cuentos con una estructura común donde el Conde Lucanor presenta un problema a su consejero Patronio, quien le narra un cuento con una situación parecida y una enseñanza moral al final. Explica los personajes principales, la intención didáctica de las narraciones y cómo refleja la sociedad española de la época de forma más realista que obras anteriores.
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El Conde Lucanor

El documento resume la obra El conde Lucanor de Don Juan Manuel. Se divide en varias partes: cuenta 51 cuentos con una estructura común donde el Conde Lucanor presenta un problema a su consejero Patronio, quien le narra un cuento con una situación parecida y una enseñanza moral al final. Explica los personajes principales, la intención didáctica de las narraciones y cómo refleja la sociedad española de la época de forma más realista que obras anteriores.
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El conde Lucanor; Don Juan Manuel

Generalidades
En la obra se insertan unos cuentos de procedencia muy diferentes: árabes, de la
tradición española, anécdotas de las Cruzadas, cuentos de la tradición clásica, de la
eclesiástica, etc. En todos ellos la intencionalidad didáctica es evidente por que hasta
tiene una moraleja. Don Juan Manuel pretende dar soluciones a los diversos a los
diversos problemas que se le puedan dar a un hombre a lo largo de la vida.
Estructura
El conde Lucanor, también es llamado libro de Patronio. Esta dividido en varias partes
bien diferenciadas. La primera la forma una colección de cincuenta y un cuentos que se
unen entre sí a través de un leve hilo argumental. El conde Lucanor pide consejos sobre
problemas concretos, suyos o consultados por otros a su ayo Patronio. Este entonces le
narra un cuento en el que se contiene las claves de la cuestión consultada. Las cuatro
partes del libro son mucho más breves y no son sentencias y aforismo, escritas con un
lenguaje muy complicado.
Todas las narraciones de la primera parte tienen una misma estructura que podemos
esquematizar en tres fases:
 Introducción; El conde plantea a Patronio el problema que se le ha presentado
(plano de la
realidad)
 Núcleo: Patronio le cuenta el cuento que se asemeja a la situación presentada por el
conde (plano de la ficción)
 Aplicación: Patronio declara cual es la manera correcta de actuar (vuelve al plano de
la realidad en donde el conde - y con el lector u oyente- se han quedado escuchando) y
termina con dos versos, llamados moraleja en los que se resume la enseñanza.
Personajes
El conde Lucanor: es el que plantea el problema a Patronio y sigue sus consejos.
Patronio su consejero: es el que resuelve los problemas a su señor cada vez que se los
plantea (casi siempre)
Introducción y biografía
Si se compara El conde Lucanor, obra del XIV, con el Mío Cid del siglo XII, se ve que
la literatura castellana ha avanzado mucho en lo que se refiere a la captación de la
realidad. En efecto, aunque el Mío Cid refleja con fidelidad la vida del guerrero, como
apenas si tiene personajes que no lo sean, solo nos permite ver este trozo de realidad que
puede percibirse desde el ángulo heroico, en el que el autor se pone, mientras que El
conde Lucanor enciende la realidad española de la época en toda su riqueza y su
complejidad, ya que sus paginas son un desfile de los personajes mas variados, además
de los muchos animales que hablan en sus fábulas y de los personajes históricos, que
son españoles menos Ricardo Corazón de León, el emperador Federico y Saladino,
héroe de sus cuentos. Este realismo gótico, mucho mayor del que se acusa dentro del
románico, se distingue, igual que en el realismo barroco, del cultivado en el XIX, en que
apenas si da a lugar a la descripción de tipos y paisajes; son las almas, cuyo contenido
se nos revela en los hechos y dichos, lo que atrae a tales escritores. Por eso uno de los
cuentos más significativos es aquel en el don Illan, el mago de Toledo, ve el alma del
deán de Santiago y de lo que puede esperarse de sus promesas, doble vista que don Juan
Manuel trata de desarrollar en sus lectores
Don Juan Manuel, (1282-1348), escritor español, uno de los narradores más originales
de la literatura medieval española.
Nació en Escalona (Toledo) en 1282. Era sobrino de Alfonso X el Sabio, a quien
admiraba por todo lo que hizo “en acrecentar e alumbrar el saber”. Autor de Libro de
las armas; Libro del cavallero et del escudero (de 1326, con influencia de las Partidas
de Alfonso el Sabio y del Libro de la orden de caballería, de Ramón Llull); Libro de
los estados, 1328-1330, útil por su descripción de la sociedad organizada en estados o
estamentos y sobre los deberes de cada uno de ellos para lograr la salvación del alma.
Su obra más conocida es El conde Lucanor (1335), que utiliza el esquema del marco
narrativo para introducir 51 ejemplos, muchos de ellos de influencia oriental. El hilo
narrativo global es mínimo y responde al siguiente esquema: el conde Lucanor plantea a
su consejero Patronio un problema que tiene y éste le responde con un cuento o ejemplo
en el que se da una situación parecida al conflicto del conde. El ejemplo XXXV ha
influido en Shakespeare (La fierecilla domada); el III en Tirso de Molina (El
condenado por desconfiado); y el XI (“De lo que contesció a un Deán de Sanctiago…”)
en el episodio de la cueva de Montesinos del Quijote. De este mismo ha hecho Jorge
Luis Borges una versión modernizada llamada “El brujo postergado”. Junto con
Chaucer y Boccaccio, es uno de los grandes cuentistas del siglo XIV. Murió en 1348 en
Peñafiel.
Resumen de los cuentos.
Cuento I
El conde Lucanor hablaba a solas con su consejero, Patronio y le dijo que un hombre
rico y poderoso iba presumiendo, como alardeando de que era amigo suyo. Y que por el
afecto que él le inspiraba le iba a vender unas tierras y a él le parecía una honra que se
las vendiera y que aparte le convenía y por eso le interesaba la opinión de Patronio.
Entonces Patronio le contó una historia al Conde Lucanor de un caso muy parecido a un
rey con un ministro.
La historia trataba de un rey que confiaba mucho de un ministro suyo. Entonces unos
hombres que tenían mucha envidia, le decían cosas para perder la confianza que el tenia
en su ministro. Todas aquellas cosas no le preocupaban al rey. Pero le dijeron que
querían matarle para que él tuviera el poder, desde ese momento él empezó a sospechar
en el ministro. Pero no le decía nada al ministro por que no sabia si era verdad.
Entonces todas aquellas personas le dijeron una forma de cómo comprobar que sus
sospechas eran ciertas.
El plan consistía en darle a conocer al ministro que ya no le interesaba estar en el cargo
así todos los días para engañarlo entonces el ministro harto de que le dijera todas estas
cosas le dijo al rey que no debe dejar el cargo por que de él dependen muchas personas
y el rey le contesto que antes de partir había pensado en como dejar a su mujer y a su
hijo con el poder para no tener que preocuparse y entonces le entregaba al ministro a su
mujer y a su hijo. Por que en él había confiado mas que nadie.
Entonces el ministro se puso contento de que él podría gobernar a su antojo. Entonces
de lo contó a un consejero para ver en que pensaba y le dijo que esto estaba pensado
para ver si podían pillarlo y que esto estaba promovido por enemigos suyos.
Al día siguiente se levanto temprano para llamar al rey y le dijo que se iba con en para
servirle. Entonces el rey al ver su lealtad y le contó que los otros ministros le habían
calumniado. De este modo el ministro estuvo a punto de ser engañado por su ambición,
pero suerte que tenia al sabio para advertirle
Patronio le explica que algo parecido le estaba pasando a él y entonces el rey siguió sus
consejos.
Cuento II
Otra vez hablando el conde con su consejero, le dijo que estaba muy preocupado por
una cosa que iba a hacer, por que si la hacia podía ser criticado y sino lo hacia también.
Entonces Patronio le contó una historia de lo que le había pasado a un labrador con su
hijo.
Resulta que había un labrador que tenia un hijo muy listo. Cada vez que su padre iba a
hacer algo el hijo le señalaba las ventajas e inconvenientes. Entonces al padre no le
gustaba lo que su hijo hacia por que no le dejaba hacer lo que él quería. De esta manera
para recriminarle se fue un día con él a un mercado y llevaban una bestia sin carga y los
dos a pies entonces saludaron a unas gentes y al terminar de saludarlos les dijeron que
no eran muy sensatos por ir los dos a pies mientras que la bestia iba sin carga, y el
labrador le pregunta a su hijo que le parecía esto y el hijo le contesto que tenían razón,
entonces el labrador le dijo a su hijo que se montara en ella. Yendo por el camino vieron
a otros hombres y dijeron que no actuaban bien, que debería de estar montado el padre
en vez del hijo y su hijo le contesto que tenían razón. Al oír esto le dijo a su hijo que se
bajara de ella que se iba a montar él. Al poco encontraron otros hombres y les dijeron
que no lo hacían bien pues el mozo es joven y no esta acostumbrado a cansarse entonces
el padre le pregunto al hijo que opinaba y dijo que ellos tenían razón y el padre le dijo
que se subiera con él. Mas adelante se encontraron con otras personas y les dijeron que
la bestia estaba muy flaca y que no deberían de montar en ella y el hijo que tenían
razón. Entonces el padre le dijo que a toda la gente que han visto le había dado la razón
y que pues que podían hacer que no pudiera ser criticado.
Entonces Patronio le dijo que debería hacer lo que le convenga ya que haga lo que iba a
hacer iba a ser criticado.
Cuento III
Un da le dijo el conde Lucanor a Patronio que tenia que hacer para hacer penitencia de
sus pecados. Patronio le dijo que si dejaba su cargo, le ocurrirían dos cosas: La primera
que seria criticado por todo el mundo y la segunda que no soportaría la vida del
monasterio. Entonces le dijo lo que le gustaría que supiera lo que Dios revelo a un
ermitaño muy santo de lo que esperaba al mismo ermitaño y al rey de Inglaterra.
Había un ermitaño que era muy bueno entonces le prometio a él ir al paraíso. El se lo
agradeció mucho y le pregunto quien seria su compañero en el paraíso y al cabo de
insistirle mucho se lo contó y le dijo que seria el rey de Inglaterra. Al ermitaño le
molesto mucho por que sabia que el rey no era muy buena persona. Al ver Dios su
disgusto le dijo que todo lo que el rey de Inglaterra había hecho en una buena obra era
todo lo que había hecho el toda la vida. El ermitaño se extraño tanto que le dijo a Dios
como podía ser. Le dio que una vez se sacrifico por mucha gente para poder conquistar
unas tierras que estaban repletas de moros. Cuando el ermitaño oyó esto se alegro
mucho y comprendió a Dios. Entonces Patronio le dijo al conde que si quería
desagraviar a Dios antes de nada tenia que solucionar todas las que había hecho en vida.
Cuento IV
Un día le dijo el Conde a Patronio que él estaba muy bien como esta ahora mismo y que
le estaban aconsejando meterse en un negocio dudoso. Entonces patronio le contó una
historia de lo que le dijo un genovés a su alma antes de morirse.
Había un genovés que tenia mucha riqueza y que cuando estaba a punto de morir de
viejo le dijo a todos sus familiares que se reunieran con él. Cuando estaban con él
empezó a hablar con su alma y empezó a decirle que tenia todo lo que pudiera que
desear joyas, tapices, buenos amigos, mucha fama, y que no entendía por que se quería
ir a un sitio al cual desconoce. Entonces le dijo Patronio que le estaba pasando algo
parecido ya que esta bien como esta y no necesita meterse en ningún negocio para
complicarse la vida.
Cuento V
Estando un día el conde Lucanor con Patronio, su consejero, le dijo que un amigo suyo
le empezó echarle piropos de que tenia mucho poder, al poco le propuso una cosa que
para él le convenía.
Patronio se dio cuenta de que esa cosa tenia engaño entonces le contó la historia de lo
que le paso a una zorra con un cuervo que tenia un pedazo de queso en el pico. El
cuervo un día se encontró una vez un trozo de queso y se subió a un árbol, para
tomárselo más tranquilo. Entonces la zorra al ver el pedazo de queso que se había
encontrado empezó a pensar en el modo para quitárselo. Entonces empezó a decirle
piropos de tal forma que ya le dijo que cantaba muy bien por lo que empezó a cantar y
se le cayo el trozo de queso y la zorra se fue corriendo. Entonces Patronio le dijo que al
conde Lucanor le estaba pasando lo mismo que le estaban echando piropos para sí
engañarle y aprovecharse de él.
Cuento VI
Un día estando el conde Lucanor con Patronio le dijo que había vecinos más poderosos
que él y que se estaban juntando contra él para hacerle daño, el no les creía, ni les tenia
miedo por lo que quería el consejo de Patronio.
Patronio le contó lo que le paso a una golondrina con los otros pájaros cuando sembró el
hombre lino.Le contó que la golondrina vio que un hombre sembraba lino y que eso era
para hacer redes para coger pájaros. Entonces se lo dijo a los otros pájaros pero no le
dieron importancia al asunto. Cuando ya era demasiado grande los pájaros no podían
arrancarla y ya viendo lo que le amenazaba se culparon a sí mismas por no haberlo
remediado antes. Entonces Patronio le dijo al conde que le estaba ocurriendo lo mismo
que debería de remediarlo o estar prevenido cuanto antes para así no ocurrirle nada.
Cuento VII
Otra vez que hablo el conde Lucanor con Patronio, le dijo que un hombre le aconsejaba
y le ha dicho como debería de hacerla, y que le aseguraba a Patronio que era ventajosa
que se encadenaba de tal forma que sacaría muchos beneficios.
Entonces Patronio le contó lo que le ocurrió a una mujer llamada doña Truhana. Le
contó que había una mujer que se llamaba doña truhana, más pobre que rica, que iba al
mercado a venderla la olla que llevaba sobre su cabeza. Pensando por el camino que del
dinero que sacara iba a comprar unos huevos, de los cuales nacerían gallinas, y luego de
lo que sacara compraría ovejas de tal forma que seria inmensamente rica. Entonces de lo
alegre que se puso se empezó a reír con lo que tropezó y se le cayo la olla de miel. Al
verla rota empezó a lamentarse de todo lo bueno que le hubiera pasado si no se le
hubiera caído. Entonces Patronio le dijo al conde que todo lo que pensara fuese realidad
y no una fantasía inalcanzable ya que le podría pasar igual que a doña Truhana.
Cuento VIII
Una vez hablando el conde con Patronio le dijo que se hallaba en necesidad de dinero.
Dice que debería vender una finca de las que le tiene mas cariño aun que seria tan
penoso como la muerte. Y que solo vendiendo podría salir del bache de donde esta. Y
aun encima viene su gente a pedirle dinero, y le pregunta a Patronio que como podría
solucionar el problema que tiene.
Patronio le dijo que le iba a contar la historia de lo que le paso al hombre que estaba
muy enfermo.
Dice que había un hombre muy enfermo al cual le dijeron los doctores que para
solucionar su problema debería de abrirle por el costado y le sacarían el hígado para
limpiárselo para quitarle las cosas que lo habían dañado. Mientras le estaban operando y
tenía él medico el hígado en la mano le dijo un hombre que le diera un trozo para darle
de comer al gato. Entonces Patronio le dijo que le debería darle el dinero a las personas
necesitada y no a las personas que no lo necesitan.
Cuento IX
Un día le dijo el conde Lucanor a Patronio que tenia a un enemigo con el que se llevaba
muy mal con él, y además un enemigo más poderoso que ellos dos les estaban
amenazando y que el otro le estaba diciendo que si quería aliarse con él para así poder
contra el enemigo ya que separados no podía hacer nada. Pero el conde desconfiaba de
su enemigo ya que le podía hacer otra jugarreta mientras él confiaba en él.
Patronio al oír esto le dijo lo que le ocurrió a dos caballos con el león.
El cuento contaba que había dos caballeros que vivían con el infante Enrique de Túnez.
Estos dos caballeros eran muy amigos y ellos dos solo tenían un caballo cada uno. Los
dos caballos se llevaban mal pero como ninguno de los dos caballeros se podía permitir
el lujo de comprarse mas caballos, entonces les explicaron al rey de Túnez que les
hiciera el favor de tirar los caballos a los leones. Al verse los dos caballos en el patio se
atacaron muy fuerte y estando en la mitad de la pelea salió el león; al salir los dos
caballos empezaron a temblar de miedo y se empezaron a juntarse del miedo que tenían.
Al estar juntos se miraron por un momento y fueron los dos caballos a por el león y le
empezaron a meter coces y bocados al león que el león se tuvo que meter del agujero de
donde había salido. Desde ese momento los dos caballos se empezaron a llevar bien de
la manera que fueron inseparables.
Entonces Patronio le dijo que de la misma manera que los caballos se aliaron y se
hicieron amigos su enemigo abra olvidado todo el mal que le habíais hecho para así
poder contra el enemigo.
Cuento X
Otro día hablando el conde con Patronio le dijo que Dios le había dado muchas mas
cosa de las que merece por lo que esta satisfecho, pero que a veces estaba tan necesitado
de vida que no le importaba deja la vida.
Patronio le contó lo que le paso a dos hombres que fueron muy ricos. Uno de estos
hombres llegó a tal pobreza que no tenia ni para comer. Esforzándose para encontrar
algo para echarse a la boca nada mas encontró que altramuces. Al recordar lo rico que
había sido y pensar que ahora era pobre, que ahora comía algo tan amargo. Entonces
empezó a echar las cascaras hacia atrás y e dio cuenta de que atrás había otra persona.
Esa persona estaba comiéndose las cascaras y no era otro que la otra persona que era tan
rica como él. Esa persona estaba muy alegre por haber encontrado las cascaras y poder
echarse algo a la boca. Cuando esto lo oyó el otro se puso tan contento que se animo
para salir de su situación. Algo así le estaba pasando al conde ya que todo no se podía
tener en esta vida.
Cuento XI
Otro día, hablando el conde Lucanor con Patronio, su consejero, le dijo que una persona
fue a rogarle que le ayudara en un asunto en el que le necesita, prometiéndole que luego
haría todo lo que quisiera. Pero a mitad de hacerlo lo que pidió que le ayudara y el se
negó. Otra vez fue con otro asunto pero tampoco le hico caso.
Patronio entonces se dispuso a contarle lo que le paso a un deán de Santiago con don
Illan, el mago de Toledo.
Había un deán en Santiago el cual quería saber nigromancia, y se entero de que en
Toledo estaba Don Illan entonces se marcho para allá. Al llegar allí se lo encontró
leyendo. Cuando le vio lo recibió muy bien y no le quiso decir el motivo de ir a su casa
hasta que no comiera, entonces lo alojo en su casa, y le dijo que estaba muy contento de
que estuviera con él. Después de comer le dijo el motivo de estar en su casa, y le dijo
que le enseñara el arte de la magia, Don Illan le dijo que era un deán y que trabajaba en
la iglesia y que podía subir mucho aun; y que los hombres que pueden subir mucho se
olvida lo que sean hecho por ellos. Por lo que no quería ayudarle por si se olvidaba
luego lo que prometio. Entonces el deán le juro que llegara a lo que llegara siempre
haría lo que él le mandase. Los dos de acuerdo le dijo el maestro al alumno que aquella
ciencia solo se podía aprender en un sitio muy recogido y esa le enseñaría donde tenia
que estar hasta que la aprendiera. Entonces llamo al deán y subió por una escalera.
Llegando al fondo de la escalera, llegaron a una sala amplia con muchos libros y antes
de sentarse le enseño los primeros libros por los que empezarían. Antes de sentarse le
dieron una carta al deán del arzobispo su tío diciéndole que estaba muy malo y que si
quería aun verlo con vida se fuera para Santiago. Pero al deán que acababa de empezar
el curso le envío otra carta a su tío respondiéndole. A los tres o cuatros dais le
notificaron que su tío había muerto. Entonces se pusieron a elegir un sucesor, y a los dos
o tres días fueron dos escuderos le besaron la mano y le dijeron que era el nuevo
arzobispo. Entonces don Illan le dijo que le diera a su hijo el deanazgo vacante.
Entonces le dijo que no se lo daría, y que se lo daría a un hermano suyo y que ya le
daría otra cosa a su hijo.
Entonces se fueron para Santiago, a los pocos días de estar allí llegaron unos mensajeros
del papa diciéndole que le habían hecho obispo de Tolosa, dejándole elegir el nuevo
arzobispo entonces don Illan, le dijo que se lo diese a su hijo y él le dijo que no.
A los dos años de estar en Tolosa llegaron dos emisarios diciéndole que le habían hecho
cardenal. Don Illan ya le dijo que le diera e puesto de Obispo a su hijo pero el cardenal
le dijo que el obispado era para su tío.
Entonces Don Illan se fue a Roma con el cardenal entonces murió el Papa y le eligieron
todos a él como su sucesor. Entonces Don Illan le dijo que no tenía pretexto ninguno si
no le daba el puesto de cardenal. Pero ya no se lo podía dar ya que era un puesto muy
alto.
Do Illan al ver el pago que le dio el Papa se volvió a donde vivió y le dijo a su sirvienta
que preparase las dos perdices que tenia preparadas viendo el Papa que se había portado
mal con el.
Entonces Patronio le dijo que dejara de ayudar a ese hombre por que le iba a pasar lo
mismo a él.
Cuento XII
Un día estando el conde con Patronio le dijo que le estaban aconsejando que cuando
esta en guerra que se meta siempre en los lugares más fuertes y que nunca estuviera en
lugares aportados ya que adentro es donde esta mejor cubierto.
Patronio entonces se puso a contarle el cuento de la zorra y el gallo.
Había un hombre que tenia una casa y que tenia muchas gallinas y gallos. Un día un
gallo se separó bastante de la casa y le vio una zorra y se fue para él sin que le viera.
Pero el gallo se dio cuenta de su presencia y se subió a un árbol que estaba un poco
alejado de los demás. Cuando la zorra lo vio a salvo empezó a pensar en un plan para
cogerlo. Entonces se dirigió hacia él y le invito a que bajara suelo a andar como antes
pero el gallo no quería. Al ver la zorra que no le engañaba con sus halagos, comenzó a
amenazarle, diciéndole quien se arrepentiría de no haberse fiado de él. El pollo que
estaba a salvo no hacia caso de lo que le decía. Entonces al ver que no le engañaba, se
dirigió hacia el árbol, y empezó a roerlo, el gallo se asusto por nada empezó a volar
hacia otro árbol hasta que la zorra lo cogió y se lo comió. Entonces Patronio le dijo al
conde que no debería de asustarse sin causa por que en cuanto vuestros enemigos vean
que tenéis miedo le pasara igual que al gallo.
Cuento XIII
Hablaba otra vez el conde con Patronio y le dijo que había personas que se metían con
él y con sus vasallos, y que cuando los ve le dicen que ha sido por necesidad y que
quería saber que debía hacer la próxima vez que le pase.
Entonces Patronio se dispuso a contarle lo que le sucedió a un hombre que cazaba
perdices.
Había un hombre que puso redes a las perdices, entonces cuando se iba a ellas para
recogerlas le golpeaba el aire fuertemente a los ojos y le hacia llorar. Entonces una de
las perdices pensaban que el hombre se compadecía de ellas por que las mata, y otra de
las perdices que debía ser un poco más sabia que las demás dijo que simulaba el llanto.
Entonces Patronio le dijo al conde que se guardara de los que siempre les hacia daño y
le pesaba pero si alguien le hacia daño involuntariamente y que esa persona le hubiera
ayudado en otro momento que disimule siempre que ello no se repita tan a menudo.
Cuento XIV
Un día hablando el conde con Patronio, su consejero le dijo que había gente que le
aconsejaba que reuniese la mayor cantidad de dinero posible y que eso le conviene mas
que ninguna otra cosa y quería saber lo que opinaba Patronio. Entonces Patronio se
dispuso a contarle el milagro que hizo Santo Domingo cuando predico en el entierro del
comerciante.
Había en Bolonia un lombardo que junto mucho dinero por todos los medios, solo
tratando de que fuera mucho. Y un día enfermo y un amigo que tenia que lo vio le
aconsejó que le confesara Santo Domingo que estaba en la misma ciudad, y en efecto lo
hicieron llamar pero no quiso ir por que su codicia le había llegado a eso pero si mando
a otro fraile. Los hijos al enterarse de que había llamado a Santo Domingo se pusieron
muy nerviosos ya que Santo Domingo a lo mejor le decía a su padre dar por su alma lo
que había robado y se quedasen ellos sin nada. Por eso al llegar el fraile le dijeron que
su padre sudaba y que no le convenía hablarle y al poco el padre murió, de manera que
no pudo hacer nada para salvarse.
Cuando al otro día lo enterraron pidieron a Santo Domingo que predicara. Lo hizo pero
al llegar hablar aquel hombre cito el texto evangélico que dice que donde este tu tesoro
está tu corazón. Entonces Santo Domingo le dijo que miraran su corazón para que
supieran que era verdad entonces al mirar vieron que el Santo tenia razón y que solo
tenia un arca.
Entonces Patronio le aconsejo que no llegara a tal extremo.
Cuento XV
Otra vez que estaba el conde Lucanor con Patronio, su consejero, le dijo que tuvo a un
rey muy poderoso por enemigo y que cuando ya había durado mucho la guerra vieron
conveniente que deberían hacer las paces. Ahora siguen peleándose y siguen uno
teniendo miedo del otro. Además le llega gente haciéndole entender que quieren la
guerra.
Entonces Patronio se dispuso a contar lo que le paso a don Lorenzo Suarez en el sitio de
Sevilla.
Cuando don Fernando tenia cercada Sevilla, los tres mejores caballeros querían saber
cual de los tres era el mejor con lo que fueron hasta las mismas puertas de Sevilla. Al
llegar los moros que estaban dentro se creían que eran emisarios por lo cual no les
atacaron pero al ver que no venían a hablar los moros se sintieron burlados por lo que se
abalanzaron sobre ellos y al abrirse las puertas salieron más mil quinientos jinetes y más
de veinte mil infantes. Cuando los caballeros se vieron perseguidos volvieron las
riendas y los esperaron. Al llegar los moros cerca de ellos uno de los caballeros se
abalanzo sobre los moros y los otros se estuvieron quietos. Pero uno de los otros dos se
dispuso a atacarles acercándose a ellos, y el otro se estuvo quieto.
Cuando los cristianos los vieron rodeados de moros fueron a socorrerlos. Aunque los
otros tres pasaron momentos difíciles fueron heridos pero no muertos. Fue tan grande la
batalla que hasta don Fernando acabo por ir Triunfantes los cristianos el rey los hizo
venir a los tres, diciendo que merecen la muerte por hacer lo que habían hecho atacando
a los moros sin orden ninguna. Pero como intercedieron en su favor los mas ilustres
hombres, los mando soltar.
Cuando el rey supo que lo habían hecho para saber cual de los tres era el mejor llamo a
todos sus hombres y dijeron que cual de los tres era el mejor respondiéndoles cada uno
una cosa diferente Pero al final se acordó que si hubieran matado a los moros ellos solos
el mejor de los tres seria el primero ya que él fue a atacar el primero, después el
segundo y después el tercero. Pero como no fue así el mejor de los tres seria el tercero
por que fue el que menos nervioso se puso.
Entonces Patronio le dijo al conde que hiciera como el tercer caballero que fue el que
más valor tuvo al no ponerse nervioso.
Cuento XVI
El conde Lucanor hablaba un día con Patronio y le dijo que ya no era joven y que le
gustaría poder descansar de aquí en adelante, haciendo lo que se le antoje y sin
preocupaciones. Pero quería saber la opinión de Patronio.
Patronio le contesto que tenia razón en lo que tenia pero que le iba a contar lo que le
dijo una vez el conde Fernán González a Nuño Lainez.
Una vez que le dijo Nuño Lainez al conde que estaría bien que no se metiera mas en
guerras y que descansara y a esto el conde le dijo que le gustaría mucho pero que no
puede dejar el reinado así teniendo enemigos como moros, los leoneses y los navarros.
Entonces tendrían mala fama y deberían trabajar para labrar su honra.
Entonces el conde se aplicó el cuento y le fue muy bien.
Cuento XVII
Hablando un día el conde con Patronio le dijo que llego un día a verle un señor y que le
dijo que estaría dispuesto a hacer por el una cosa que le convenía un montón, pero se lo
dijo de una forma que parecía que no quería hacerla por lo tanto no sabia que hacer ya
que se lo pide como cumplido.
Entonces Patronio le contó al conde la historia de lo que le sucedió a un hombre que
tenía hambre y le convidaron a comer.
Había un hombre que había sido rico y que por causas de la vida ahora era muy pobre.
Entonces paso por delante de una casa de uno que conocía y le dijo que si quería comer.
Este hombre, que tenia mucha hambre de no haber comido hace bastante tiempo le dijo
que si pero no por necesidad suya si no por complacerle.
Entonces Patronio le dijo al conde Lucanor que esto es lo que debería hacer él.
Cuento XVIII
Hablando un día el conde con Patronio le dijo que tenia un pleito con un vecino suyo,
que era muy poderoso, y que habían acordado que fuesen los a la villa y quien llegara
primero se quedaría con ella; y que también tenia reunida a toda la gente y que estaba
seguro por la misericordia de Dios que si pudiera ir seguramente ganaría la villa pero
por no estar muy bien de salud no podía ir. Pero aunque la villa es importante mas
importante es lo que gente diría de él.
Patronio entonces se dispuso a contarle lo que le sucedió a don Pedro Melendez de
Valdés cuando se rompió la pierna.
Habia un hombre que se llamaba don Pedro Melengez que era leones que siempre que le
pasaba algo malo decía que si a Dios que si esto le había pasado seria por su bien. Esta
persona gozaba de mucha privanza con el rey de León. Otros consejeros, enemigos
suyos, llenos de envidia le acusaron de tantos crímenes que el rey lo resolvió
mandándolo a matar.
Llegando don Pedro a su casa le llego la notificación del rey diciéndole que fuese a
hablar con él. Los que le habían de matar estaban a media legua de donde él vivía.
Yendo a cabalgar para ir a ver al rey cayo por una escalera y se partió la pierna. Y
entonces empezaron a echarle a la cara su confianza en Dios diciéndole que como dios
hace lo mejor que tuviera su pago. Él les aseguraba que aunque las cosas para él salieran
mal, al final Dios lo habría hecho para bien.
Cuando los que estaban esperando a don Pedro para matarle cuando vieron que no venia
se lo dijeron al rey que no han podido cumplir su mandato.
Don Pedro estuvo mucho tiempo sin cabalgar y en este tiempo el rey se entero de que
eran falsas sus acusaciones entonces ejecuto a quien lo habían juzgado mal.
Cuento XIX
Hablando un día el conde Lucanor con Patronio y le dijo que tenia un enemigo que tenia
un pariente y que ese pariente se enfado con él y que le a pedido ayuda para vengarse de
él y quería saber cual era su opinión.
Entonces Patronio le contó la historia de lo que le sucedió a los cuervos con los búhos.
Entre los búhos y los cuervos había guerra y entonces los cuervos eran atacados por los
búhos por la noche por lo que los cuervos quería vengarse de ellos.
El cuervo más sabio tuvo la idea de que le desplumaran y fuese para ellos para decirles
que quería vengarse de ellos por haberle hecho eso y que además sé lo habían hecho por
aconsejar que no atacaran a los búhos.
Entonces los búhos se lo creyeron y empezaron a confiar en él. Pero había un búho
sabio entre ellos que había visto que el cuervo los estaba mintiendo el cual se separo de
ellos y se fue a un sitio donde los cuervos no lo vieran.
Cuando al cuervo le crecieron las plumas le dijo a los búhos que como podía volar iba ir
en busca de los cuervos y que luego volvería a decirles a donde estaban para matar a los
cuervos. Al llegar el cuervo al lugar donde se encontraban los cuervos les dijo lo que
hacían los búhos y mataron a tantos búhos que quedaron vencedores.
Entonces Patronio le dijo al conde que no se fiara del pariente de su enemigo por si le
pasaba lo mismo que a los búhos.
Cuento XX
Un día que estaba el conde Lucanor con Patronio y le dijo que un hombre fue a verle y
le dijo que le podía proporcionar mucho poder y riquezas, pero que tenia que darle algo
de dinero para empezar.
Entonces Patronio le contó lo que le sucedió a un rey con un hombre que le dijo que
sabia hacer oro.
Había un pícaro que se entero que en un reino había un rey que no era muy listo estaba
buscando en la alquimia el poder de hacer oro. Entonces redujo cien doblas a polvo y
juntándolo con otras cosas hizo cien bolitas.
Entonces se dirigió a ese reinado y fue a un especiero y le pregunto para que servían
esas bolas, y le contesto que servia entre otras cosas para hacer oro y al preguntarle que
como se llamaba le dijo que se llamaba tabardíe.
El pícaro estuvo tiempo en la ciudad corriendo el rumor de que sabia hacer oro, hasta
que un día el rey le llamó para que fuera a verle, el pícaro negó que pudiera hacerlo pero
después de insistirle el rey dijo que si y le dijo que le trajeran lo que necesitaba para
hacerlo entre esas cosas estaba el tabardie, sacando una dobla de oro. El rey vio que el
hombre no le había engañado y cuando el hombre se fue se dispuso él a fabricarlo pero
cuando se agotaron los tabardies ya no podía hacer el oro. Entonces hizo llamar al
pícaro para que le dijera como conseguir los tabardies entonces el pícaro le pidió dinero
para realizar el viaje en busca de los tabardies, cuando al pícaro le dio el dinero para ir a
por él desapareció. La gente del pueblo hizo una lista de los más tontos, los más ricos,
los más valientes y encabezaba la de los más tontos el rey. Este los hizo llamar y les dijo
que por que lo había puesto en la lista de los tontos y a lo que estos le contestaron que
haberle tanto dinero a quien no conocía.
Entonces Patronio le dijo que no le diera dinero a ese hombre para que no le pasase lo
mismo al rey.
Cuento XXI
El otro día hablando el conde Lucanor con Patronio le dijo que tenia un pariente que se
le murió y le dejo un hijo al cual él a criado y que le quiere como a un hijo y quería que
llegase a buen camino y que nadie le confundiera a hacer lo contrario.
Entonces Patronio le contó la historia de lo que le paso a un rey mozo con un gran
filosofo a quien su padre había encomendado.
Había un rey que tenia un hijo el cual lo estaba educando un filosofo, en quien confiaba
mucho. Cuando el rey murió él filosofo adoctrino a su hijo hasta los quince años. Pero
luego el chico entro en la mocedad y empezó a desdeñar los consejos del sabio y hacer
caso a los consejos de otros chicos, que como no le quería no se preocupaban por su
fama y salud.
Entonces todo el mundo lo criticaba por no cuidarse y por mal gastar los tesoros. Él
filosofo al no poder controlarlo y conseguir que haga las cosas bien penso un plan en el
cual empezó a decir todo el mundo que entendía el lenguaje de las aves, hasta que
llegaron los rumores al rey. El rey le dijo que fuera y le pregunto si esto era verdad. Al
principio él filosofo no quería contárselo para hacerse mas desear, pero al final lo contó.
Y quedaron en que al día siguiente. A la mañana siguiente madrugaron y fueron a un
valle y vieron una corneja que graznaba, entonces él filosofo hacia como que entendía el
lenguaje de las aves. Al poco otra corneja empezó a “ hablar ” con la otra, y cuando
acabo él filosofo empezó a llorar. El rey preocupado le pregunto que por que lloraba y
este le respondió que lloraba por que las dos cornejas habían acordado casar al hijo de
una y a la hija de la otra y que como hacia tiempo que el casamiento estaba acordado, ya
era hora de que se casasen.
La otra corneja le dijo que tenia razón, pero que como ella ahora era más rica, por que
desde que reinaba el rey habían quedado abandonadas las casas y estaban llenas de
culebras y demás víveres para ellas por lo que el casamiento ahora no era lo mismo que
antes. Cuando la otra oyó esto se empezó a reír por que era una tontería aplazar por eso
el casamiento por eso ya que si sigue viviendo el mismo rey seguirá pasando lo que esta
pasando.
El rey al oír esto se dio cuenta de lo que estaba haciendo y enderezo su reino y salió
hacia delante.
Entonces Patronio le dijo que tuviera cuidado con su chico y no le riñera ya que le podía
suceder como al filosofo.
Cuento XXII
Hablando otra vez el conde Lucanor con Patronio le dijo que tenia un amigo muy
poderoso del que solo recibía favores. Y la gente le dice que quiere romper con el por
eso anda por hay preocupado de que si se da cuenta de que sospecha de él se irán
enfadando él con su amigo y al final se enfaden de verdad.
Entonces Patronio le contó al conde lo que le sucedió al león y al toro.
Resulta que el león y el toro eran muy buenos amigos y que entre los dos mandaban a
todos los animales. El toro mandaba a los que comían hierba y el león a los que comían
carne. Entonces los demás animales se dieron cuenta de su tiranía por lo que
entendieron que si hacían que se enfadasen se acabaría lo que estaba ocurriendo.
Entonces le dijeron a la zorra y al carnero que haber si los podían enfadar.
La zorra que es el consejero del león le dijo al oso que le dijera al león que el toro le
quería hacer mucho daño y que estuviera alerta. Lo mismo le dijo el carnero al caballo
para que so lo dijera al toro.
Entonces los hicieron sospechar uno del otro y al final se enfadaron por lo que los dos
quedaron de mala salud de forma que ya no mandaban a los demás animales sino al
revés.
Entonces Patronio le dijo al conde que tuviera cuidado con las gentes que le dijeron eso
a él por que podrían ser estos como los consejeros del toro y el león.
Cuento XXIII
Otra vez hablaba el conde Lucanor con Patronio, su consejero y él dijo que mucha gente
le aconsejaba que dejara de trabajar y que descansara ya que tiene las suficientes
riquezas como para sufragar sus gastos hasta que muera y dejar herencia a sus hijos.
Patronio le dijo que no es malo descansar pero que le iba a contar lo que hacen las
hormigas para mantenerse.
Las hormigas están todo el verano trabajando para recoger el suficiente grano para
soportar el invierno y en invierno cuando hace buen tiempo aprovechan cualquier
momento para recoger comida para por sí acaso se les acaba.
Entonces Patronio le dijo que si hace lo que le aconsejan no debería despilfarrar y estar
pensando que si tiene lo suficiente para el día siguiente.
Cuento XXIV
Un día hablaba el conde Lucanor con Patronio, su consejero, y le dijo que en su casa
vive muchos chicos y como podría el conocer a los llegarían a ser hombres de provecho.
Patronio le dijo que como esto era del futuro nadie lo sabia y que por lo tanto para que
pudiera conocer el carácter de los chicos le iba a contar lo que le sucedió a un rey que
quiso probar a sus tres hijos para ver cual de ellos debería sucerderle.
Había un rey moro que un día le preguntaron cuál de sus tres hijos lo iba a suceder el
rey les pidió un mes para decírselo. A los nueve o diez días le dijo el padre al hijo
mayor que al día siguiente quería salir con él a caballo muy temprano. Al día siguiente
el infante fue a recoger a su padre pero no tan temprano como el rey le había dicho, su
padre al verle le dijo que le trajese la ropa, que quería vestirse. El Infante al camarero
que le trajera la ropa de su padre; y este le pregunto que ropa. El infante fue a buscar a
su padre para saber que ropa quería y le dijo que quería la albuja. Se lo dijo al camarero
y le dijo que más quería ponerse. Entonces tuvo que ir a buscarlo a sí sucesivamente.
Cuando el rey estuvo ya vestido y calzado, mano al infante a que fuese a por su caballo
y entonces le paso igual que con la ropa que tuvo que hacer un montón de viajes.
Antes de iniciar el camino le dijo que se fijara en todo lo que viera para contárselo.
Cabalgando el infante yendo con una orquesta ya volvían al castillo y le pregunto al hijo
que había visto y el infante le respondió que estaba bien pero que el ruido de los
instrumentos era muy molesto.
A los pocos días invito a su hijo mediano y le paso a igual que al mayor.
No paso mucho tiempo cuando invito al hijo pequeño. El infante se levanto antes que el
rey se despertara. Entonces le dijo el rey que fuese a por su ropa pero no hizo como sus
hermanos le pregunto al principio lo que necesitaba y se lo trajo todo a la vez.
A la hora de cabalgar y escoger caballo también hizo todo a la vez. Entonces al
preguntarle el rey por lo que había visto el infante le respondió que si no le molestaba
que le diría la verdad. El rey le dijo que se le dijera lo que pensaba. Y le contesto que
aunque le creía buen rey le dijo que se había convencido de que no lo es tanto. Al padre
le gusto la franqueza con la que contesto el infante con lo que le eligio como sucesor.
Entonces Patrono le dijo al conde que se fijara en lo que había hecho el rey con sus hijos
y que tomara ejemplo si él quería averiguar lo mismo.
Cuento XXV
Una vez hablando el conde Lucanor con Patrono su consejero le dijo que un vasallo
suyo le dijo que se quería casar con una parienta suya y esperaba que le aconsejara en el
asunto lo más conveniente. Y también le dijo quienes a su parienta pedían.
Entonces Patrono le contó lo que le paso al conde Provenza, que fue librado por el
consejo que le dio Saladino.
Había en Provenza un conde que era muy bueno y quería hacer algo para salvar su alma
y ganar la vida eterna, haciendo hazañas y que ilustraran su nombre. Para esto reunió a
un buen ejercito bien armado y lo llevo a Tierra Santa. Y como Dios quería probar al
conde permitió que cayera en las presas de Saladino, que reinaba por aquel entonces en
esas tierras.
Saladino conociendo las cualidades del conde, lo trataba muy bien aunque lo tenia
encarcelado. Saladino se dejaba aconsejar por el conde.
Cuando el conde salió de Provenza tenia una hija pequeña y tanto tiempo estar
encarcelado, su hija llegó a la edad de contraer matrimonio le mandaron una carta, su
madre y parientes, al conde con toda la gente quería casarse con ella. Un día llego
Saladino donde estaba encarcelado y le dijo que quería que le ayudara en el elegir un
pretendiente para su hija. Pero Saladino le dijo que no le podía ayudar por que no los
conocía de nada. Entonces el conde mandó otra carta diciéndoles que le dijeran y le
explicaran cuales eran algunos de ellos ya que no conocía a nadie.
Cuando el conde recibió la carta se la enseño a Saladino y todos eran muy buenos,
menos algunos que eran borrachos, glotones, tartamudos, etc. Pero encontró a uno, hijo
de un hombre rico no muy poderoso, y le dijo que se casara con ese.
Entonces el conde mando la carta diciendole a sus familiares a quien Saladino había
aconsejado. Aunque se extrañaron de su decisión llamaron a ese hombre diciéndoles lo
que quería el conde. Y este hombre no se lo creía, por que creía que era una broma y
una deshonra. Pero al decirle que lo habían elegido a él por ser mas hombre que los
reyes y señores más ricos. Entonces el muchacho se lo creyó y le dijo que si a la a la
hija de la condesa pero le dijo que tenia que darle el gobierno y sus tierras. Entonces
tomo una gran cantidad dinero y se armó en secreto y fijo el día de la boda.
Ya celebrada la boda, le dijo en secreto a la familia, que como el sultán lo había elegido
por ser él mas hombre, dejaría hay a la doncella y se iba con su caballo a donde todo el
mundo vería que realmente es un hombre. Se dirigió al reino de Armenia, ha vivir lo
necesario para aprender la lengua y las costumbres del país. Mientras tanto se entero
que al rey le gustaba la caza, entonces compro todo lo necesario para cazar y fue para él,
dividiendo sus barcos mandando cada uno a un puerto y les dijo que no se movieran de
allí hasta que se lo dijera. Cuando llegó él al sultán no le hicieron los homenajes que se
le debían hacer. Le trajo muchas aves y buenos perros y Saladino cogió lo que le
pareció, pero no quería ningún tipo de ataduras con él. Al día siguiente se fueron de
caza, los halcones salieron tras las grullas, con lo que los dos se separaron mucho de las
gentes que había por allí y llegaron a parar a una de sus galeras. Al llegar el yerno del
conde llamo a los del barco. El sultán que no se dio cuenta de una se vio rodeado de
gente de la galera. Al verle Saladino lo acuso por traición y lo metió en la galera y le
dijo que era yerno del conde por lo que le exigía que sacase s su suegro de la cárcel por
que quería demostrarle que no se había equivocado al elegir por marido de su hija. Por
lo cual le dijo Saladino que lo iba a soltar y el yerno del conde se fío de él. Cuando
vieron a todo el mundo no le contaron nada nadie de lo que había sucedido
Al llegar a la ciudad fueron a la casa donde estaba el conde encerrado y el yerno le dijo:
que se alegraba mucho de haber acertado al elegir a su yerno, que le sacaba de la
prisión.
Con lo que le regalo al yerno y al conde con muchos regalos para recompensarlos.
Entonces Patrono le dijo al conde que se guiara por el cuento
Cuento XXVI
Un día le dijo el conde a Patronio que estaba muy disgustado y estaba a punto de pelarse
con algunas personas que siempre que hablan mienten. Sus mentiras les son muy
beneficiosas y le causan daño por que va la gente contra de él. Y que él estaba
convencido de que si el también mintiera, sabría mentir también como ellos; pero no ha
querido mentir por que sabe que la mentira es mala. Por lo que le pide consejo a
Patrono.
Patronio entonces le cuenta lo que le sucedió al árbol de la mentira.
Cuando el árbol estaba plantado y empezó a brotar, la mentira le dijo a la verdad que se
repartieran. Mentira le dijo a verdad que cogiera la parte de las raíces por que es la parte
mejor del árbol y como verdad es tan inocente se lo creyó y eligió las raíces.
El árbol empezó a crecer y a echar grandes ramas y hojas hermosas. Cuando la gente
vio que ese tenia buena sombra y bonitas hojas, todo comenzó a ir día sí y el otro
también. La mentira halagaba a los que iban enseñaba el arte de mentir.
Sabia la mentira enseñar también que la mayoría de los hombres lograba lo que se
proponía. Gozando la mentira la popularidad, la triste verdad estaba abajo y nadie se
preocupaba por ir a buscarla, por lo que la verdad empezó a roer las raíces hasta que
rompió que hizo volcar el árbol y arramblo con toda la gente que estaba con la mentira.
Patronio le dijo que tomara lección de este cuento ya que la mentira siempre se devela y
sales perdiendo.
Cuento XXVII
Hablando un día el conde Lucanor con Patronio le dijo que tenia dos hermanos que
estaban casados y que con sus mujeres tenían situaciones diferentes. Uno estaba que no
dormía. , le consultaba todo y hacia lo que ella quería. Y el otro ni entra en su casa por
no ver a su mujer. Entonces el conde le dijo que podía hacer para remediarlo.
Entonces Patrono se dispuso a contarle lo que le sucedió con sus mujeres a un
emperador y a Alvar Fañez Minaya.
El emperador Federico se casó con una doncella de alto linaje, pero el no sabía que tenia
un genio de aúpa. Por lo que cuando estaban ya casados la emperatriz hacia todo lo
contrario que hacia el emperador.
El emperador la estuvo soportando hasta el punto que ya veía que no tenía remedio. Con
lo que se fue a ver al Papa para pedirle que le diera el nulo en la boda con su mujer.
Pero el Papa no se lo concedió.
Cuando el emperador volvió, se fue de caza y preparó dos ungüentos uno para el veneno
de para los animales y otros para la piel para curarla. El emperador le dijo a su mujer
que si se quiere dar con un poco del mejunje que había preparado para la piel que se
diera, pero que con el otro ni se frotara por moriría. Con lo que el emperador se fue a
cazar.
La emperatriz se creía que le estaba mintiendo, y creía que lo de los animales era para la
piel con lo que se dio y murió.
A don Alvar Fañez le sucedía lo contrario. Se caso con la pequeña de las hermanas del
conde don Pedro Ansúrez, ya que a las mayores al decirles los problemas que tenia
(como hacerse las necesidades en la cama) ninguna quería casarse con él, solo quería la
más pequeña.
Ya en su casa al ver que su mujer era tan inteligente y tan buena esposa que dijo que se
le hiciera siempre lo que ella mandaba.
Al poco llegó un sobrino suyo, y a los pocos días de estar en la casa le dijo que tenia un
defecto, dejarse influir mucho por su mujer a tal punto de haberle dado el gobierno.
Sin volver a su mujer se fue con su sobrino con el caballo y cuando vieron muchas
vacas le dijo el tío al sobrino que si había visto tan hermosas yeguas en estas tierras. El
sobrino le dijo al tío que estaba loco ya que eso eran vacas. Pero el tío seguía con sus
trece y seguía diciendo que eran yeguas. Al llegar la tía del sobrino que le estaba
persiguiendo se metió en la contienda y dijo que eso también le parecían vacas a ella.
Tanto lo aseguró que hasta el sobrino empezó a dudar de su vista y también los
presentes. Después al ver muchas yeguas, dijo el tío estas si que son vacas y no las de
antes. Entonces su tía le dijo que su tío tenia razón, por lo que el sobrino se empezó a
volver loco,
Cuando el sobrino vio que su tía siempre decía que su marido tenia razón. El tío al verle
preocupado le dijo que esto lo había hecho para que viera que el se estaba equivocando
ya que todo lo que el sobrino había visto era verdad, por lo que estaba probando a su
mujer para que viera que como ella estaba persuadida de que no se podía equivocar
nunca le iba a quitar la razón. Por lo que lo hace para todo el mundo vea que se cumple
mi voluntad.
El sobrino vio que su tía era una mujer con gran inteligencia.
Entonces Patronio le dijo al conde que el problema no era de los hermanos sino de las
mujeres.
Cuento XXVIII
El conde Lucanor hablaba un día con Patronio su consejero de que un hombre ha ido a
pedirle amparo y aunque sabe que es buena persona, le han dicho que ha hecho un
desaguisado. Por lo que quiere que le aconsejéis.
Entonces Patronio se dispuso a contarle lo que le paso a don Lorenzo Suárez Gallinato
en Granada
Patrono empezó a contarle que don Lorenzo Suárez estaba al servicio del rey de
Granada, y éste le preguntó si después de haber ofendido a Dios ayudando a los moros
contra los cristianos esperaba que el Señor al morir tuviera compasión de él y le
perdonara don Lorenzo le dijo que no esperaba misericordia de Dios ya que había
matado a un sacerdote. Entonces el rey le pregunto que se lo explicara.
Él iba con el rey de Granada a caballo y oyó ruido y voces, y se acerco cabalgando a ver
lo que pasaba. Entonces vio a un clérigo que había hecho un altar y estaba celebrando
una misa pero en forma de mofa. Entonces don Lorenzo que a pesar de vivir con los
moros era cristiano y creyendo verdaderamente que aquello era el cuerpo de Cristo,
lleno en cólera contra el traidor por la ofensa que hacia a Dios y le corto la cabeza. Los
moros se indignaron y unos con espadas y otro con piedras y palos se fueron hacia don
Lorenzo para matarle, entonces el rey que estaba oyendo el ruido y pregunto que es lo
que había sucedido. Los moros muy enfadados se lo dijeron, por lo que el rey también
se enojó y pregunto a don Lorenzo por que había actuado sin orden suya. Este le replico
que como el sabia era cristiano y a pesar de lo cual le había confiado la guarda de su
persona por quererle muy leal y no dejaría por miedo a morir de cumplir su deber. Por
lo que vio que se estaban metiendo con su Dios y entonces el rey se alegró por lo que
hizo por lealtad a su Dios.
Entonces Patronio le dijo al conde que si él creía que él era una buena persona que no
desconfiara de él.
Cuento XXIX
El conde Lucanor le dijo a Patrono, su consejero que un pariente suyo que como no
tiene poder no puede hacer nada contra las gentes, y siempre están buscando un pretexto
para meterse con él.
Entonces Patrono le contó la historia de lo que le sucedió a una zorra que se tendió en la
calle y se hizo la muerta.
Una zorra fue a un gallinero por la noche y a comer gallinas, y cuando se fue se
encontró con que era de día y ya había gente levantada. Entonces se tiro al suelo y se
hizo la muerta. Al ver todo el mundo que estaba muerta llegó uno y dijo que los pelos
de la frente sirve para que a los niños pequeños no le echen mal de ojo y otro paso y dijo
lo mismo pero se lo quito del lomo. Y así hasta que llego uno y dijo que el corazón era
bueno para el corazón entonces como vio la zorra que le iban a sacar el corazón, y como
no era como quitarle el pelo se esforzó al escapar y lo consiguió.
Entonces Patronio le dijo que su pariente siguiera el consejo.
Cuento XXX
Un día le dijo el conde Lucanor a Patronio que había un hombre que le estaba siempre
pidiendo dinero, pero cuando le volvía a prestar era como si olvidara lo que le debía
antes.
El rey Abenabet estaba casado con Romaiquia y la amaba mas que nadie pero el
problema es que era muy caprichosa. Estando una vez en Córdoba, empezó a caer nieve.
Cuando Roamiquía vio la nieve empezó a llorar. Entonces el rey le pregunto que por
que lloraba y ella respondió por que como Córdoba es una tierra cálida, y que solo nieva
de tarde en tarde, entonces el rey para agradarla mandó que plantaran almendros para
que luego nevara con mas frecuencia.
Estando otra vez, en su habitación, que daba al río, vio a una mujer de pueblo haciendo
adobes entonces se puso a llorar. El rey le pregunto que por que lloraba, y le contestó
que lloraba por que no podía hacer lo que quisiera, como hacer lo que estaba haciendo
esa mujer. Entonces el rey lleno el estanque de Córdoba con agua de rosas, y con demás
cosas para que pudiera hacer adobes.
Otro día empezó a llorar y el rey le pregunto que por que lloraba, y le contesto que por
que nunca hacia nada para tenerla contenta y el rey se quedo asombrado al decirle, eso
después de haber hecho lo que había hecho.
Entonces Patrono le dijo al conde que siguiera la moraleja de cuento y hiciera lo que
más le conviene.
Cuento XXXI
Otro día estaba el conde con Patronio, su consejero y le dio que un amigo suyo y él
querían hacer una cosa que les convenía mucho a los dos; y él la podría hacer en este
momento pero no se atreve por que no esta el otro.
Entonces Patronio le contó la sentencia que dio un cardenal a los canónigos de París y a
los Franciscanos.
Eran unos Franciscanos y unos canónigos que se disputaban el tocar las horas. Entonces
el papa encargó a un cardenal que se ocupara del caso y como ya estaba cansado de esta
historia, dijo que quien se levantara antes tocara el primero.
Entonces Patrono le dijo que no perdiese el tiempo y que lo hiciera ya él.
Cuento XXXII
Una vez le dijo el conde a Patronio, su consejero, que un hombre fue a proponerle una
cosa que le interesaba mucho, pero que no se lo diga a nadie por mucha confianza tenga
con alguien, su vida y su dinero podrían estar en peligro.
Entonces Patrono le contó la historia de lo que le sucedió a un rey con los pícaros que
hicieron la tela.
Había tres pícaros que hacían una tela con la cual solo podía ser vista por el que fuera
hijo del padre que le atribuían, pero no podía verla quien no lo fuese. Entonces el rey se
puso muy contento por que los moros solo pueden heredar si son hijos de sus padres, y
si no se reflejasen la herencia seria para el rey. Entonces el rey les proporciono las cosas
para hacer la tela.
Ellos se metieron en el taller y hacían como cosían, hasta que un día acabaron la tela y
el rey mandó a un sirviente suyo, para ver si veía la tela, pero como el sirviente oyó el
misterio de la tela dijo que la veía. Llegó otro y también dijo que la veía. Hasta que
llegó el rey y al no ver la tela se asusto creyendo que sino veía la tela sabrían que no es
el rey, por lo que dijo que también la veía y que era muy bonita.
Llegó un ministro y se acerco a ver la tela y al no ver nada, penso que si decía que no la
veía seria una deshonra, por lo que afirmo que también la veía y empezó a alabar a la
tela mas aun que el rey.
Llego el día de una fiesta y los pícaros hicieron un traje para el rey de esa tela, por lo
que iba desnudo. Y al llegar a la fiesta todo el mundo se cayó para que no fuesen
deshonrados al no ser hijos de su padre.
Hasta que llegó un negro y dijo que estaba desnudo, y fue entonces cuando todo el
mundo le echo valentía y le dijo al rey que iba desnudo. Entonces el rey cayó en la
trampa que los pícaros le habían hecho y al ir a por ellos se escaparon robándole.
Entonces Patronio le dijo al conde que ese hombre seguro que le quería engañar.
Cuento XXXIII
Estando el conde Lucanor con Patronio le dijo que le ha pasado muchas veces estar de
guerra con otros y, cuando la guerra se había acabado, unos le decía que descansara y
otros que empezara otra guerra con los moros.
Patrono le dijo que le iba a contar lo que le sucedió a un halcón sacre del infante don
Manuel con una águila y una garza.
Don Manuel lanzó una garza a que fuera detrás de una garza pero cuando estaba apunto
de cogerla le salió una águila y entonces empezó a huir. Así varias veces hasta que al
final penso y voló mas alto que el águila y le ataco hasta estar a punto de cogerla por
que otra vez le salió el águila, pero realizo la misma operación y le rompió un ala al
águila y cazo la garza.
Entonces Patronio le dijo que cuando se recuperase que fuese a por los moros.
Cuento XXXIV
Hablando otra vez, el conde Lucanor con Patronio, su consejero y le dijo que un
pariente suyo de quien se fía mucho, le aconseja mucho que vaya a un sitio a donde él le
tiene miedo. Y su pariente le dice que antes de dejarle morir, moriría el antes.
Entonces Patronio le dijo que le iba a contar lo que le sucedió a un ciego que conducía a
otro.
Había un hombre pobre, el cual perdió la vista y se juntó con otro quien le dijo que se
fuera con él a otra ciudad que no estaba muy lejos de donde se encontraba, por que así
podrían comer pidiendo limosna. Él le dijo que tenia miedo de ir, pero el otro le
contesto que no tuviera miedo ya que él le acompañaba. Tantas veces se lo dijo que se
lo creyó y cuando llegaron a un sitio muy difícil de pasar cayó el ciego que guiaba al
otro y murió el y el otro.
Entonces Patronio le aconsejo que si temía con motivo que no fuera.
Cuento XXXV
Hablando el conde Lucanor con Patronio le dijo que uno de sus deudos le ha dicho que
le estaban tratando de casar con una mujer my rica y más noble que él, y que el
casamiento le convendría pero le han dicho que tiene muy mal carácter.
Entonces Patronio se dispuso a contarle lo que le sucedió a un mozo con una muchacha
de muy mal carácter.
Había un chico que estaba con su padre con mucha pobreza sin poder echarse nada a la
boca. Pero había una hija de un padre que era muy rico, pero esa chica era como el
demonio encarnado por lo que nadie se quería casar con ella ya que tenia muy mal
genio.
Entonces el chico le dijo a su padre que fuera habla con el padre de la chica para ver si
podía casarse con ella. El padre se lo agradeció mucho y después de la boda se fueron a
su casa, pero todo el mundo tenia miedo de que la chica maltratase al chico, por el mal
genio que tiene.
Al estar dentro se sentaron en una mesa y el chico miro alrededor y vio a un perro, al
que le dijo que le diera agua a las manos. Entonces al no hacerle caso el chico saco la
espada y mato al perro y lo descuartizó.
Al poco vio a un gato e hizo lo mismo y también a un caballo.
Entonces se lo dijo a la mujer que le hizo caso. A lo que el muchacho respondió que
menos mal que le a hecho caso ya que sino la hubiera matado.
Estando en la cama le dijo que al día siguiente quería un desayuno como él merecía y
que no le despertase nadie.
Al día siguiente llegaron los familiares y al no oír ruidos se temían lo peor. Y abrió la
puerta la mujer y le dijo que no hicieran ruidos ya que podrían morir.
Entonces la muchacha aprendió la lección y seria una buena chica.
Entonces Patronio le dijo que su pariente hiciera algo parecido y haría que su futura
mujer cambiara.
Cuento XXXVI
Un día hablaba el conde Lucanor con Patronio y le dijo que estaba muy enfadado por
que le habían ofendido, por lo que queria vengarse para que se acordase para toda su
vida.
Patronio le contó lo que le sucedió a un mercader que fue una vez a un sabio a pedir un
consejo.
En la ciudad había un sabio que no tenia forma de sustentarse por lo que se ganaba la
vida dando consejos. El mercader fue a que le dijera un consejo, el sabio le dijo que a
razón de lo que le pagara así seria el consejo. Primero le dio un maravedí pero el
consejo fue una tontería y entonces le dio un doblón que el consejo consistía en que
cuando estuviera muy enfadado no hiciera nada hasta que no supiera bien la verdad.
Entonces se fue el mercader de viaje y dejo a su mujer preña, y estuvo mucho tiempo
fuera. Tanto tiempo estuvo fuera, que el hijo ya era muy mayor. La madre que no tenia
otro hijo, creía que su marido había muerto, por lo que le decía a su hijo marido y se
acostaba con él. Cuando vino de su marido cargado de riquezas, fue a ver a su mujer
(por que el no sabia que tenía un hijo), lo vio con otro y encima le decía marido se
empezó a mosquear. Pero se acordó del consejo que le dio sabio y se serenó. Per ya al
ver que hasta se acostaba hasta con ella, su furia explotó, pero se acordó del consejo y
escucho que llamaba a su hijo, hijo, y entonces le dijo que se había enterado de que
había venido un barco y que luego se fuese a ver a su padre.
Al oír esto el mercader y recordar que dejo preñada a su mujer comprendió lo que había
pasado.
Entonces Patronio le dijo que siguiera el consejo del sabio.
Cuento XXXVIII
Una vez venia el conde cansado de la guerra, y antes de poder descansar le llegó la
noticia de que comenzaba una nueva guerra. Todos le aconsejaron que descansara un
poco y que después hiciera lo que quisiera. Entonces el conde le pidió consejo a
Patronio que le dijo que lo mejor es que supiera lo que le paso a los vasallos de Fernán
González.
Cuando el Conde Fernán González venció al rey Almanzor, la mayoría de lo
supervivientes estaban malheridos; antes se entero que le estaban invadiendo las tropas
del rey de Navarra y le dijo a sus chicos que fueran tras ellos. Pero ellos le contestaron
que estaba cansados y malheridos, y los caballos también por lo que mejor seria esperar.
Pero el rey le dijo que por las heridas no lo dejasen, que las nuevas heridas que ahora les
darían no harían olvidar las que recibieron en la otra batalla.
Los suyos que por defender su honra ya no les dolían las heridas fueron tras ellos y los
mataron y el conde Fernán González se cubrió de gloria.
Patronio le dijo que hiciera como el otro conde y le fue bien.
Cuento XXXVIII
Un día le dijo el conde Lucanor a Patronio su consejero, que quería irse a un sitio donde
ganaría mucho dinero, pero tenia miedo por que su vida correría peligro.
Patronio entonces le contó la historia de lo que le sucedió a un hombre que iba cargado
de piedras preciosas y se ahogo en un río.
Había un hombre que estaba cargado de piedra preciosas y tenia que pasar un río, pero
por su agonía no quiso soltar las riquezas y por lo menos pasar con vida el río; entonces
se ahogó al hundirse por el peso.
Patronio le dijo que no hiciera como ese hombre y que salvara su vida, si veía que
estaba en peligro.
Cuento XXXIX
Hablaba una vez el conde Lucanor con Patronio y le dijo que no encontraba el modo de
evitar la guerra con uno de los vecinos que tenia. Le sucedía que él más cercano era
menos poderoso que el segundo.
Entonces Patronio le dijo que le iba a contar lo que le sucedió a un hombre con las
golondrinas y los gorriones.
Había un hombre al cual le molestaba mucho el ruido de los pájaros, que no le dejaban
dormir, por lo que le rogó a un amigo suyo que debería hacer para librarse de los
gorriones y las golondrinas.
El amigo le dijo que de los dos no podía librarle, pero que el sabia un encantamiento del
que se libraría de uno de los dos. El otro le contesto que aunque la golondrina grita mas,
es más tolerable que el gorrión que siempre esta en casa.
Entonces Patronio le dijo que tomara el ejemplo.
Cuento XL
Un día le dijo el conde Lucanor a Patronio que sabia que la muerte era inevitable, y
quería hacer una obra por la cual quedaría descargado de sus pecados.
Entonces Patronio le contó como perdió su alma un senescal de Carcasona.
Había un senescal de Carcasona que cuando estuvo a punto de morir, llamo al prior de
los dominicos y al guardián de los Franciscanos y le dijo lo que deberían de hacer por su
alma y que lo hicieran ellos.
Y ellos hicieron lo que les mando. A los pocos días había una mujer endemoniada,
hablaba por su boca el demonio. Ellos cuando se dieron cuenta, fueron a verla para
preguntar sí sabia algo del alma del senescal. Al llegar la mujer les dijo que sabia a lo
que venían y que el senescal había parado al infierno. Ellos preguntaron que por que si
se había confesado y había echo todo lo que tenia que hacer. La mujer les contestó que
no habría obrado como buen cristiano. Ya que fue generoso cuando se iba a morir, por
que las riquezas ya no le servían y así todas las cosas.
Entonces Patronio le dijo que hiciese lo que quiera hacer para quedarse limpio, antes de
morir y no al limite de la vida.
Cuento XLI
Hablaba el conde Lucanor con su consejero Patronio, que había hecho algunas
innovaciones en el arte de cazar. Y ahora los que quieren meterse con el se burlan por
eso, y alaban a otras personas por sus hazañas, y a él también por haber hecho eso, pero
en forma de burla.
Entonces Patronio se dispuso a contar lo que le paso al rey de Córdoba llamado
Alhaquen.
Era un rey que un día enfrente de él, se pusieron a tocar un instrumento, pero el se dio
cuenta de que el sonido no era muy bueno por lo que le añadió otro agujero debajo de
todos para que sonara mejor.
Entonces todos los demás reyes empezaron a meterse con él y a elogiarlo en forma de
mofa llamándole el añadidor. Cuando se enteró para que dejaran de meterse con el
termino la mezquita de Córdoba y entonces hizo que se callaran ellos.
Entonces Patronio le dijo que hiciera algo parecido a lo que hizo el rey Alhaquen.
Cuento XLII
Otra vez hablaba el conde Lucanor con Patronio y le dijo que hablando él con muchas
personas no llegaron de acuerdo a lo que podría hacer un hombre malo para hacer daño
a los demás.
Patronio entonces le contó lo que le sucedió a una falsa devota.
En un pueblo había un matrimonio que se llevaban muy bien. Como esto al demonio no
le gustaba empezó a meter cizaña pero no podía desavenirlos.
Un día se encontró con una falsa devota y al verlo triste le preguntó que le pasaba. El
demonio se lo contó con lo que la devota le ayudo ganándose la confianza de los dos.
Entonces empezó a meter cizaña hasta tal punto que hizo que se mataran entre ellos,
pero los familiares al enterarse de que había sido ella la condenaron a la muerte.
Dijo que lo peor que podía hacer un hombre es mentir.
Cuento XLIII
Hablaba el conde Lucanor con Patronio su consejero y le dijo que tenia dos vecino; uno
a quien le tenia mucho afecto y le perjudicaba; y otro con el que no tenia amistad pero
también le perjudicaba.
Entonces Patrono le contó lo que le sucedió al mal con el bien y al cuerdo con el loco.
El mal convivia junto al bien y el mal siempre engañaba al bien. Hasta que un día el mal
le tuvo que pedir una cosa al bien y el bien solo se la daba su ayuda si reconocía
diciendo por la calle que el únicamente se le puede ganar al mal haciendo el bien.
Lo que le pasaba al cuerdo con el loco era totalmente diferente a lo anterior.
El cuerdo tenia un negocio de baños y un día se fue el loco a bañarse y empezó a dar
golpes a todo el mundo que estaba allí con lo que el cuerdo perdió dinero. Entonces el
cuerdo penso ir un día a bañarse y cuando apareciera le daría al loco, lo hizo y al darle
el loco salió corriendo y al toparse con un hombre le dijo que tuviera cuidado que hay
dentro había un hombre que estaba loco.
Entonces Patronio le dijo que ayudara a los dos que no es bueno hacer lo que están
haciendo.
Cuento XLIV
Hablando el conde Lucanor con Patronio le dijo que en guerra uno hombres de los
cuales había criado en su casa se pasaron al otro bando.
Entonces Patronio le contó lo que le sucedió a don Pedro Nuñez el leal, a Don Ruy
Gomez Ceballos y a Don Gutierre Ruiz de Blanquillo, con el conde don Rodrigo el
Franco.
El conde don Rodrigo el Franco se casó con una mujer y esta levantó un falso
testimonio. Entonces le dijo a Dios que hiciera un milagro, de este modo que, si era
culpable, lo dejara patentado. Al poco su marido contrajo la lepra. Ella entonces le
abandonó y después al poco se caso con el rey de Navarra.
El conde vio que no se pudo curar, y dijo que se iría a pasar sus últimos días a Tierra
Santa. Solo fueron con él los tres caballeros de antes. Estuvieron allí tanto tiempo que
no tenían ni comida para comer y tuvieron que ponerse a trabajar como jornaleros.
Sucedió que una noche estaban lavando al conde las llagas de los pies y piernas, y
empezaron a escupir. El conde creyéndose que lo hacían por que le tenían asco empezó
a llorar. Sus caballeros para que viera que no le tenían asco empezaron a beber de la
jofaina donde tenia el pus y la costra de las heridas una buena cantidad. Luego murió, le
quitaron la carne y se llevaron los huesos con ellos para volver donde vivían. Como no
tenia dinero fueron pidiendo limosna llegaron a un pueblo donde quería quemar a una
mujer por diversas causas y hasta que alguien la defendiera.
Entonces don Pedro Nuñez se dispuso a defenderla por que le dijo esa mujer que era
inocente. Y entonces combatiendo su vida le quitaron un ojo y le dieron dinero para
llegar a sus casas sin problemas.
Cuando llegaron a donde vivían lo enterraron al conde en Osma, Y después se fueron a
sus casas.
El día en que llego Ruy González a su casa cuando le vio la mujer aparecer dijo que
menos mal que había venido por que había estado mucho tiempo sin tomar carne. Él le
pregunto que por que y ella respondió que le dijo que estuviera hasta que volviera a pan
y agua.
Cuando don Pedro Nuñez volvió a su casa, y al estar solo con su mujer y parientes se
empezaron a reír y el se puso muy triste. Le dijo a su mujer que cree que se están riendo
de él por que esta tuerto. Entonces su mujer se clavó una aguja en el ojo y se lo quebró.
Así Dios premio a estos caballeros por el bien que hicieron.
Entonces Patronio le dijo al conde que no dejara de hacer el bien aunque le hagan el
mal.
Cuento XLV
Una vez Hablaba el conde Lucanor con su consejero y le dijo que un hombre le decía
que sabia por medio de brujerías, el futuro y que si quisiera podría aprovecharse de su
ciencia.
Entonces Patronio le contó lo que le sucedió al que se hizo amigo y vasallo del
demonio.
Había un hombre que había sido rico y por circunstancias de la vida era ahora muy
pobre y en estas se encontró al demonio que le dijo que si se aliara con él saldría de la
riqueza, pero tendría que robar y que cada vez que lo cogieran dijera “¡socorredme don
Martín!”. Entonces se puso a robar y se iba haciendo cada vez más rico y le iban
pillando y llamaba al demonio con esa frase. Y no se cansaba de robar, lo pillaban otra
vez, lo salvaba. Hasta que una vez cuando estaban a punto de ahorcarlo no encontraban
la soga, llamo al demonio y le dijo que le salvara entonces el demonio le dio una bolsa
para que se la dará al juez creyéndose que era dinero. Pero en vez de ser esto era una
soga con lo que el demonio traicionó a su vasallo y murió. Entonces Patronio le dijo que
esto le podría pasar a él también.
Cuento XLVI
Un día hablando el conde Lucanor con Patronio le dijo que una de las cosas que uno
debe de esforzarse por adquirir es la buena fama y entonces quería saber lo que pensaba
Patronio.
Entonces Patronio le contó lo que le sucedió a un filosofo que por casualidad entro en
una calle donde vivían malas mujeres.
Era un filosofo que estaba mal del estomago y cuando le diera ganas de hacer de vientre
tenia que hacerlo si no seria perjudicial para su salud.
Entonces un día que iba por la calle le entraron ganas y para evacuar se metió en una
calle que él conocía y que era de prostitutas. Entonces todo el mundo pensó mal,
Cuando llegó él filosofo a su casa, le dijeron sus discípulos que había desprestigiado a él
y a ellos por haber hecho lo que había hecho.
Entonces le dijo Patronio que siempre tenia que hacer las cosas para tener una buena
fama.
Cuento XLVII
Un día Hablaba el conde Lucanor con Patronio su consejero y le dijo que tenia un
hermano mayo, y que cada vez que necesita él necesita ayuda de su hermano él reprocha
que se la haya pedido y cuando es al revés quiere que le ayude. Y él cree que es por que
le tenía envidia. Entonces le pidió consejo a Patronio.
Entonces Patronio le contó lo que le sucedió a un moro con una hermana suya que era
muy medrosa.
Era una chica que era muy miedosa hasta el punto de que el goteo del agua le daba
miedo. Tenia un hermano moro, al igual que ella, que como era muy pobre se dedicaba
a robar a los muertos enterrados para quitarle las cosas de valor.
Un día su hermana le dijo que se quería ir con él, a quitarle las pertenencias de un
muerto que era muy rico. Cuando llegaron a quitarle las telas tan caras con las que
estaba recubierto, solo podían quitárselas de dos formas o quitándole la cabeza o
rompiendo las ropas con lo que perdería todo su valor. Ella no dudó en contarle el
pescuezo y irse después.
Al día siguiente le paso lo mismo que cuando goteó el agua a la hermana le daba miedo.
Entonces al hermano le sorprendió esto ya que no dudo al quitarle la cabeza al muerto, y
por un simple goteo se asustaba.
Entonces Patronio le dijo que hiciera todo lo que le convergiera siempre que pudiese
ayudando a su hermano ayudando a su hermano.
Cuento XLVIII
Un día hablando el conde Lucanor con Patronio, su consejero, le dijo que tenia unos
amigos que le decía que darían todo por él y que no sabia como poder probarlos para
saber si era verdad.
Entonces Patronio le contó lo que le sucedió a uno que probaba a sus amigos.
Había un chico, que tenia un padre que le decía que se esforzara por tener buenos
amigos. Entonces el hijo empezó a obsequiar a sus amigos para ganarse la confianza,
con lo que los amigos le decían que darían por él la vida y hasta su hacienda. Entonces
el padre le pregunto que tal con sus amigos y le dijo que ya tenia por lo menos diez
amigos, y que todos darían por él su vida y su hacienda.
Entonces el padre le dijo que probara a sus amigos matando a un cerdo y llevándolo en
un saco y que fuera a cada de sus amigos y les dijera que llevaba un cadáver y que se le
podía ayudar con el asunto de él muerto que llevaba en el saco.
Esto hizo y ninguno quiso ayudarle porque no quería arriesgar ni su vida ni su hacienda.
Entonces volvió y se lo dijo a su padre, y le dijo que el solo tenia amigo y medio, y que
le fuera a preguntar para ver si le querían ayudar. Entonces su hijo fue primero a
preguntar al que para su padre lo tenía como medio amigo y este le dijo que con el no
tenia mucha amistad pero que como a su padre lo conocía lo iba a encubrir. Entonces
cogió el saco y lo enterró en el huerto.
Volvió el muchacho y le dijo lo que había pasado y su padre le dijo que al día siguiente
cuando estuviera hablando con el que le diera un puñetazo. Hizo esto y su medio amigo
le dijo que ni por esto le iba a decir a las autoridades que había enterrado ese cadáver y
que él era el asesino.
Cuando el hijo le dijo esto al padre, este le dijo que se lo dijera a su otro amigo.
Entonces este le dijo que no se lo diría a nadie y que le guardaría el secreto. Entonces
sucedió que al poco tiempo que murió un hombre y no encontraban el cadáver, y como
vieron al chico con el saco, pensaron que seria él. Entonces el chico fue juzgado y
condenado a muerte. El amigo de su padre al ver que no podía hacer nada, le dijo a las
autoridades que era un hijo único que él tenía. Por lo que su hijo fue ejecutado, y el
chico se salvo.
Entonces le dijo Patronio al conde que esto era un ejemplo de cómo probar a sus
amigos.
Cuento XLIX
Hablando el conde Lucanor con Patronio, le dijo que como es tan rico y tan poderoso, y
como lo que más le conviene es ser cada vez más rico y más poderoso, quería saber lo
que pensaba Patronio de esto.
Entonces Patrono le contó lo que le sucedió al que dejaron desnudo en una isla desierta.
Era un país que tenia la costumbre de cada año cambiar de rey y dejarlo desnudo en una
isla desierta. Sucedió que él ultimó que había sido rey era mas listo que ninguno y dijo
que le hicieran una casa donde lo iban a dejar, y allí vivió muy bien.
Entonces Patronio le dijo que él lo que tenia que hacer era hacer buenas obras para que
en la vida siguiente tuviera una buena vida.
Cuento L
Un día le dijo el conde Lucanor a Patronio que cual era la mayor cualidad de un hombre
y este le contestó que le iba a contar la historia de lo que le sucedió a Saladino con la
mujer de un vasallo suyo.
Saladino era un Sultán de las tierras de oriente. Un día sucedió que donde él vivía había
mucha gente, y se tuvo que ir a vivir a casa de un vasallo suyo. Para el vasallo era un
gran honor tener a alguien tan importante en su casa por lo que le hospedó con toda la
amabilidad del mundo. Pero sucedió que Saladino se enamoró de su mujer, por lo que
penso que si le daba mucho poder, y lo alejaba de allí podría estar con su mujer a solas.
Entonces lo hizo y al que darse con su mujer a solas le dijo que le amaba mucho, y ella
le contestó si le decía cual era la mejor cualidad del hombre ella haría lo que él quisiera.
Entonces Saladino al no saber que contestar le dijo que le diera tiempo para hacerlo. Él
le preguntaba a todo el mundo pero no encontraba a nadie que estuviera de acuerdo. Por
eso tomó la decisión de irse con dos juglares por él muno para saber la respuesta.
Llegaron a un pueblecito donde encontraron a un escudero, el cual venia de cazar, y les
preguntó que quienes eran. Ellos le contestaron que eran juglares, pero que estaban
buscando a alguien que supiera cual es la mejor cualidad del hombre. Entonces este
hombre les dijo que se vinieran a su casa, que su padre que era muy sabio les
respondería.
Al llegar se lo preguntaron y el viejo sabio les dijo que era la vergüenza, por que ella te
hace que no hagas cosas de las que te puedes arrepentir. Entonces Saladino se dio
cuenta de que tenia razón, se despidió de esta gente y volvió a su tierra.
Al llegar fue muy buen recibido y se dirigió a la casa de la mujer. Le contesto la
pregunta que le había formulando, entonces ella le pregunto que si se sentía mejor que
los demás. Él le respondió que le daba mucha vergüenza, pero que él sentía mejor que
cualquier de su época. Entonces Saladino se dio cuenta de que no amaba ya a esta mujer
pero les dio mucho dinero a ellos para sus hijos con lo que tuvieron grandes riquezas.
Entonces Patronio le dijo al conde Lucanor que la mayor virtud que pueda tener el
hombre es la vergüenza.
Cuento LI
Estaba un día el conde Lucanor con su consejero Patronio, y le dijo que no sabia que era
mejor sí la soberbia o la humildad. A esto Patronio le contesto que le iba a contar lo que
le sucedió a un rey cristiano muy soberbio.
Era un rey que era tan soberbio que una vez oyendo el cántico de Nuestra señora oyó
algo de la humildad y hizo que lo cambiaran por algo que no tuviera esa palabra.
Entonces esto como a Dios no le gusto y como lo que tenia sin ninguna duda la Virgen
es humildad.
Al rey soberbio le sucedió que un día se fue a bañar fuera del Alcázar y dejo la ropa en
otra habitación. Mientras se estaba duchando, Dios mando un ángel tomando la figura
del rey y le quito la ropa y se fue con sus acompañantes dejando unos trapujos. De esto
no se percató el rey y al salir de la ducha empezó a llamar a sus gentes pero al no estar
no le oían. Entonces salió de la ducha y al no encontrar sus ropas cogió lo que dejó el
ángel unos trapujos de mendigo. Entonces el rey se tomo por burlado y se los puso y se
fue derecho al castillo para que no lo vieran. Entonces al llegar allí nadie le reconocía y
todos le tomaron por loco.
Estuvo así tanto tiempo mendigando por las casas que creyó que estaba loco y entonces
se dio cuenta de que todo esto había venido al cambiar las palabras de aquel cántico.
Entonces Dios se dio cuenta de que se había arrepentido de sus actos y hizo que el falso
rey lo llamara. Así paso y el ángel le dijo que el no estaba loco y que en verdad él había
sido rey. Entonces le devolvió la corona y le dijo que cambiaran otra vez las cosas de
aquel cántico a como estaban y ya no volvió a ser soberbio.
Entonces Patronio le dijo al conde que lo peor que puede hacer una persona es ser
soberbia.
Opinión personal
Este libro me a parecido un poco lioso, en cuestión de expresiones y palabras que
desconozco ya que cada tres por dos tenia que ira buscar la palabra en cuestión en el
diccionario. Aunque también me viene me viene bien para aumentar mi vocabulario que
creo que es un poco limitado. Además el libro explica algunas anécdotas que son
divertidas y entretenidas como es el del cuento de la lechera (el cuento de doña truhana).
Mi calificación personal es normal ya que para chicos de nuestra edad es algo aburrido
y nos gustan libros más contemporáneos nuestros, por que en esa época la forma de
divertirte es algo muy diferente a la de nuestros días. Por lo tanto el libro es un libro
normal muy importante para nuestra literatura española.
Bibliografía
El conde Lucanor Editorial Castalia
Don Juan Manuel
Lengua castellana y literatura EDITEX 3º E.S.O
N. Bernabéu- B.N Rodicio- M.ª T. Rodicio

El Conde Lucanor; Don Juan Manuel


INTRODUCCIÓN
La obra narra la historia de un conde, un hombre bueno y honrado que siempre busca el
bienestar de su pueblo por lo que a veces le pide ayuda a su consejero el cual es un
hombre de confianza que siempre busca la manera correcta, adecuada y fácil para que el
conde entienda ciertos aspectos de la vida, problemas y dudas que tenga; él le narra
historias, fábulas y cuentos en los que al final siempre tienen una moraleja que el conde
tiene que descubrir para encontrar lo que busca al pedir ayuda y al final cuando cada
historia termina el conde saca una moraleja que todos entendieran y hacía que lo
anotaran en este libro. Cada historia tiene diferentes personajes en diferentes tiempos y
lugares. A veces historias crueles, divinas, bonitas, absurdas, pero que al final lograron
que el conde asimilara muchas cosas y creciera en su vida moral y espiritual; por lo que
es un libro que ayuda a que cualquier hombre, niño o mujer que lo lea para que pueda
entender y aprender cosas que generalmente no razonamos ni pensamos en ellas y nos
hace falta tenerlas en mente para la vida diaria.
El libro de los ejemplos del conde Lucanor y Patronio construyen un clásico de la
literatura española y representa fielmente el espíritu del humanismo cristiano del siglo
XIII.
La obra de don Juan Manuel, creada durante sus años de madurez espiritual, integra
extraordinariamente la sabiduría práctica derivada tanto del cristianismo como de las
fábulas; de las tradiciones caballeresca como del mundo islámico. El autor escoge los
más altos principios morales de cada tendencia para estamparlos en sus ejemplos, con
los que estos adquieren un carácter universal que les otorga vigencia hasta nuestros días.
 
RESUMEN
CAPITULO I De lo que aconteció a un rey con uno de sus privados.
Una vez el conde  Lucanor estaba hablando con Patronio, su consejero, y le dijo, un
gran hombre de esta tierra muy honrado y muy poderoso, es su voluntad marcharse de
aquí y no volver de ninguna manera, me quería dejar toda su tierra, en parte vendida y
en parte encomendada, aconsejadme vos lo que os parece en este hecho. Patronio le
contó una historia al conde sobre lo que le paso a un rey con uno de sus privados y al
final el conde aprendió la siguiente moraleja: No te engañes ni creas en lo regalado, 
nadie  hace por otro su propio daño. Por la misericordia de Dios y por el buen consejo
se libra el hombre de aflicción y cumple su deseo.
 
CAPITULO II De lo que aconteció a un hombre bueno con su hijo.
Otra vez acaeció también que el conde Lucanor hablaba con Patronio, su consejero, y le
dijo como estaba muy preocupado por un hecho que quería hacer, pues si por ventura lo
hiciese, sabia que muchos se lo reprocharían y que si no lo hiciese, el mismo entendería
que se lo reprocharía con razón. le contó cuál era el hecho y le rogó que le aconsejase lo
que entendía que en aquello debía hacer. Patronio al tratar de ayudarlo le contó algo
sobre un hombre bueno y su hijo cuando Patronio el conde aprendió lo siguiente: Por lo
que digan las gentes -Siempre que no sea a mal- al provecho para,  mientes y haces esto.
 
CAPITULO III Del salto que el rey Ricardo de Inglaterra dio en el mar contra los
moros.
Un día se aparto el conde Lucanor con Patronio su consejero., y le dijo así; me crié y
viví en grandes guerras, a veces con cristianos, a veces con moros, y cuando la tuve con
cristianos me cuide de que no se provocase por mi culpa, no se pudo evitar que
recibieran gran daño muchos que no lo merecían., según el estado que tengo, penséis y
me aconsejéis la mejor manera  para que yo pueda hacer enmienda a Dios de los yerros
que contra Él hice y pueda recibir gracia. Patronio le contó sobre el rey Ricardo y el
salto que hizo contra los moros por lo cual el conde asimiló lo siguiente: “Quien por
caballero se mantuviera más debe desear este salto, que si en convento se metiese o se
encerrase en muro alto"
 
CAPITULO IV De lo que un genovés dijo a su alma cuando se quería morir.
Un día hablaba el conde Lucanor con Patronio su consejero de esta manera: -yo tengo,
loado sea Dios, mi hacienda en bastante buen estado y en paz. Algunos me aconsejan
que comience un hecho de mucho riesgo y peligro pero no lo quise empezar hasta
hablar con vos y rogaros que me aconsejaseis que hacer.
Patronio le dijo lo que un genovés que era muy rico le dijo a su alma cuando estaba
apunto de morir y el conde comprendió que  "Quien bien se siente, no se levanta. "
 
CAPITULO V De lo que aconteció a un zorro con un cuervo que tenía un pedazo de
queso en el pico.
Hablaba otra vez el conde Lucanor con Patronio y le dijo así: Un hombre que dice ser
muy amigo mío, comenzó a alabarme mucho dándome a entender que había en mí muy
cumplida honra y poder muchas bondades, me propuso un convenio que me parece que
me es provechoso. Patronio comprendió el engaño que yacía escondido bajo las
palabras hermosas, Por eso le dijo al conde. Lo que le sucedió a un cuervo que por
confiar en un zorro perdió todo a lo cual el conde respondió que había entendido que
"Quien te alabare con lo que no hay en ti sabed que quiere llevar lo que hay en ti".
 
 
CAPITULO VI De lo que aconteció a la golondrina con las otras aves cuando vio
sembrar el lino.
El conde Lucanor hablaba un día con Patronio, y le dijo; -Patronio me dicen que unos
vecinos míos, que son más poderosos que yo, se andan reuniendo y haciendo muchas
artimañas con que puedan engañar y hacer mucho daño, pero por el buen entendimiento
que tenéis os quiero preguntar, que debo hacer algo sobre esto, -Señor conde Lucanor
-dijo Patronio- le contaré sobre una golondrina y lo que le sucedió con las otras aves al
ver sembrar el lino después de escuchar a Patronio el conde comprendió que "En un
principio debe le hombre apartar  el daño para que no le puedan alcanzar. "
 
CAPITULO VII De lo que le sucedió a una mujer a quien llamaban doña Truhana.
Hablaba el conde Lucanor con Patronio de esta manera; -Un hombre me dijo  una cosa y
me mostró de que manera se podría aprovechar y os digo que tantas son, que no sé si
Dios quiere que se haga como él me dijo, Patronio le relató lo que le sucedió a una
mujer llamada Truhana, de lo cual Don Juan entendió que  “A las cosas ciertas
encomendaos y de las esperanzas vanas alejaos”.
CAPITULO VIII De lo que aconteció a un hombre a quien le debían limpiarle el
hígado.
Hablaba el conde Lucanor con Patronio así; Sabes aunque Dios me hizo mucha merced
en muchas cosas, ahora  estoy muy apretado por falta de dineros; entiendo que habré de
vender una de mis heredades o hacer otra cosa que me sería de tanto daño como esto; y
he de hacerlo ahora para salir de esta miseria y de esta angustia en que estoy, y por buen
entendimiento que Dios puso en vos, os ruego que me digáis lo que os parece que debo
hacer de esto. Antes debe saber lo que le pasó a un hombre al cual tenían que limpiarle
el hígado; después de escuchar el relato de Patronio el conde comprendió que "Si no
sabes qué debes dar, en gran daño se podrá tornar”.
 
CAPITULO IX De lo que sucedió a los dos caballos con el león.
Otra vez hablaba el conde Lucanor con Patronio de esta manera: -Hace mucho tiempo
que tengo un enemigo de quien he recibido mucho daño y también él de mí, y ahora
sucede también otro hombre mucho más poderoso, que nosotros está empezando a hacer
algunas cosas de que cada uno de nosotros recela, aquel enemigo me envía decir que
nos preparemos juntos para defendernos de aquel que quiere estar en contra nuestra;
pues si ambos estuviésemos unidos nos podríamos defender de él. Por otra parte,
entiendo que si no fuésemos amigos tal cual él me lo envía a rogar, puede sobrevenir
gran daño por lo que os he dicho. Patronio le aconsejó que tomara una decisión después
de escuchar otro más de sus relatos Al final Don Juan compuso los siguientes versos:
"Preocúpate de no ser conquistado por un extraño manteniendo lo tuyo libre de daño. "
 
CAPITULO X De lo que aconteció a un hombre que por pobreza comía altramuces.
Hablaba el conde Lucanor con Patronio de esta manera; -Patronio, reconozco que Dios
me ha hecho más merecedor de lo que yo puedo servir, pero muchas veces me
encuentro en tanta pobreza, que deseo más la muerte que la vida. -Señor conde Lucanor-
seria muy útil que supieseis lo que sucedió a dos hombres que habían sido muy ricos
pero al final uno llego a tan gran pobreza que comía altramuces. Después de esto el
conde escribió lo siguiente: “Por pobreza nunca flaquees, pues otros más pobres que tú
encontrarás”.
 
CAPITULO  XI De lo que aconteció a un deán de Santiago con Don Illán gran maestro
de Toledo.
Otro día hablaba el conde Lucanor con Patronio su consejero de esta manera; Patronio
un hombre vino a rogarme que lo ayudase y me prometió que en retribución haría por
mí todas las cosas que contribuyeron a mi honra y provecho, pero antes que su problema
estuviese solucionado del todo, aconteció algo en que él podía ayudarme. Le rogué que
lo hiciese, el puso una excusa. Y aquel asunto, por él que me rogó aún no ha sido
resuelto, ni se resolviera si yo quisiere, os ruego que me  aconsejéis qué hacer. A lo que
Patronio le contó una historia cuyo mensaje era que  “El que ayudes y no te lo
agradezca menos ayuda te dará cuando la gran honra tenga.”.
 
CAPITULO XII De lo que acaeció a un zorro con un gallo.
El conde Lucanor hablaba con Patronio, su consejero de esta manera; -Patronio, vos
sabéis que mi tierra es muy grande y no está toda junta, tengo lugares que están muy
apartados de la tierra en que yo tengo mayor poder. Y cuando tengo contienda con loa
más poderosos que yo amigos y otros consejeros, aconséjame que de ningún modo me 
quede en aquellos lugares apartados, si no que me refugie y esté en los lugares muy
fuertes y que están bien en mi poder. Por lo cual Patronio le platicó lo que le había
sucedido a un zorro y aun gallo; Don Juan como vio que era un buen ejemplo reflexionó
sobre lo siguiente: “No te espantes por algo si razón, mas defiéndete bien como varón”.
 
CAPITULO XIII De lo que aconteció a un hombre que cazaba perdices.
Hablaba otra ves el conde con Patronio, su consejero y le dijo: algunos hombres de gran
calidad, y otros no lo son tanto, me causan algunas veces ofensas y daños en mi
hacienda y en mis gentes, y cuando se hallan ante mí, dan a entender que le pesó mucho
tener que hacerlo, y que siempre lo hicieron por mucha necesidad y con gran aflicción y
que no lo pudieron evitar. Y Patronio le comentó lo que le pasó a un hombre que cazaba
perdices. Y entendiendo don Juan que este ejemplo era bueno, lo mando poner en un
libro e hizo estos versos; "De quien te hace mal mostrando gran pesar, busca cómo te
puedas de él guardar."
 
CAPITULO XIV Del milagro que hizo, santo Domingo cuando predicó sobre el
logrero.
Un día hablaba el conde Lucanor con Patronio, su consejero y le dijo; Algunos hombres
me aconsejan que junte al mayor tesoro que pudiere, y que esto me conviene más que
nada para cualquier cosa que acontezca. os ruego que me digáis qué es lo que os parece
en este hecho, Patronio le habló del milagro que hizo Sto. Domingo y Don Juan
comprendió que debes  "Ganar el tesoro verdadero y guardarte del perecedero.”
 
CAPITULO XV De lo que aconteció a don Lorenzo Suárez en el sitio de Sevilla.
Hablaba el conde Lucanor, con Patronio su consejero de esta manera; -Patronio me
sucedió que tuve por enemigo a un rey muy poderoso, ambos concertamos  de avenirnos
para provecho nuestro.
Algunos de sus caballeros y otros de los míos me meten mucho miedo y me dicen que
quiere buscar pretextos para estar contra mí. Pero al escuchar la historia de Patronio
sobre Don Lorenzo Suárez entendió que “Por congoja no os hagan herir  que siempre
vence quien sabe sufrir”.
 
CAPITULO XVI De lo que aconteció al conde Fernán González con Nuño Laínez.
El conde Lucanor hablaba con Patronio de esta manera: -bien entendéis que yo no soy
ya muy joven sabéis que pase muchas dificultades, hasta aquí y bien os digo que de aquí
en adelante quisiera hogar, cazar y evitar loa afanes y molestias.
-dijo Patronio, me gustaría que supieseis lo que dijo una vez el conde Fernán Gonzáles a
Nuño Laínez. “Si por deleite y holganza la buena fama perdemos, la vida muy poco
dura; agraviados quedaremos”.
 
CAPITULO XVII De lo que aconteció a un hombre que tenía mucha hambre a quien
otros convidaron muy negligentemente de comer.
Hablaba el conde Lucanor con Patronio, y le dijo así: Un hombre vino a mí y me dijo
que haría por mí una cosa que me convenía mucho, y negligentemente, que le agradaría
mucho si yo evitase de tomar aquella ayuda. A lo cual Patronio le comento lo que le
paso a un hombre al cual dieron de comer negligentemente y entendiendo don Juan que
este era buen ejemplo, lo mandó escribir en este libro, e hizo estos versos que dicen así:
En lo que tu provecho pudiereis hallar, nunca te hagas mucho de rogar.
 
CAPITULO XVIII De lo que aconteció a don Pedro Meléndez de Valdés, cuando se
quebró la pierna.
Hablaba el conde Lucanor con Patronio un día y le dijo: -Sabéis que tengo contienda
con un vecino mío que es hombre muy poderoso y muy honrado y entre ambos hemos
concertado la apuesta de ir a una villa. Cualquiera que vaya primero se quedara con la
villa, y perderá el otro, pero ahora estoy impedido, por este accidente que me sucedió, y
aunque me es gran pérdida lo de la villa os digo que me considero más lastimado por el
menoscabo que recibo y por la honra que él alcanza, que por la pérdida. Patronio le
comento lo que le aconteció a don Pedro Meléndez de Valdés, cuando se quebró la
pierna de lo cual el conde entendió que: “No te quejes por lo que Dios hiciere, que por
tu bien sería cuando  Él lo quisiere”.
 
CAPITULO XIX De lo que aconteció a los cuervos con los búhos.
Un día hablaba el conde Lucanor con Patronio y le dijo así: -Patronio, tuve una
contienda con un hombre muy poderoso que tenía en su casa un pariente suyo, criado
por él y hombre quien había hecho mucho bien. por cosas que sucedieron entre ellos,
aquel enemigo mío le causó gran daño y aquel hombre que tanto le debía, se vino a mí.
Yo juzgo que es de gran provecho para mí, pues éste me puede desengañar y prevenir
de qué manera puedo más fácilmente hacer daño a aquel enemigo mío-Señor conde
Lucanor-dijo Patronio- usted debe entender que “Al que tu enemigo suele ser, nunca
quieras en él mucho creer”.
 
CAPITULO XX De lo que acaeció a un rey con un hombre que le dijo que le haría
alquimia.
Un día hablaba el conde Lucanor con Patronio de esta manera: -Un hombre vino a mí y
me dijo que me haría cobrar gran honra y provecho y para esto que supiese algo de lo
mío para empezar aquello, pues cuando estuviese terminado, por cada dinero tendría
diez. Patronio le contó la historia de un rey al cual lo engaño un hombre que
supuestamente era alquimista después de esto don Juan asimiló lo siguiente: “No
aventures mucho tu riqueza por consejo de quien está en gran pobreza”.
 
CAPITULO XXI De lo que aconteció a un rey joven con un filósofo a quien lo había
encomendado su padre.
Hablaba el conde Lucanor con Patronio de esta manera: me sucedió que yo tenía un
pariente a quien amaba mucho que murió dejando un hijo pequeñito a quien yo crié.
Pero aunque el mozo tiene buen entendimiento y confió en Dios que será muy buen
hombre, como la juventud engaña muchas veces a los mozos y nos lo deja hacer lo que
es conveniente, me agradaría que a él no lo engañase tanto. Cuando Patronio termino de
contarle la historia de un joven al cual lo había criado un filósofo El rey supo que la
moraleja que le había dejado era que: “No enseñes al mozo maltratándolo, mas dile que
vayan agradándolo”.

CAPITULO XXII De lo que sucedió al león y al toro.


El conde Lucanor hablaba con Patronio y le dijo así: Yo tengo un amigo muy poderoso
y muy honrado, y aunque hasta aquí nunca hallé en él si no buenas obras, ahora me
dicen que no me quiere tan rectamente como solía y aun que anda buscando motivos
para ponerse en contra mía, y ahora estoy en dos grandes preocupaciones, la una es por
que temo que si por ventura quiere estar en mi contra, me puede ocurrir gran daño, la
otra es que temo si entiende que tengo esta sospecha y me cuido de él, el también hará
lo mismo, y así irán creciendo, poco a poco la desconfianza y el desamor, hasta que
lleguemos a enemistarnos, Después de escuchar una fábula sobre un toro y un león
aprendió lo siguiente: “Por falso dicho de hombre mentiroso no pierdas amigo bueno y
provechoso”.
 
CAPITULO XXIII De lo que hacen las hormigas para mantenerse.
Hablaba el conde Lucanor con Patronio, su consejero de esta manera; -Gracias a Dios
soy bastante rico y algunos me aconsejan que pues lo puedo, hacer, no me tome otro
cuidado, si no el de divertirme, comer, beber y holgar, que bastante tengo para vivir y
aunque para dejar  buena herencia a mis hijos. -Señor conde Lucanor le contaré lo que
pasó a las hormigas para lograr mantenerse- dijo Patronio al final de la historia aprendió
que: “No comas siempre de lo que has ganado y vive una vida tal que mueras honrado”.
 
CAPITULO  XXIV De lo que aconteció a un rey que quería probar a sus tres hijos.
Hablaba el conde Lucanor con Patronio así: -En mi casa se crían muchos mozos, unos
de elevada condición y otros que no lo son tanto, y veo en ellos extraños
comportamientos, por el gran entendimiento que tenéis os ruego que me digáis cuanto
vos entendáis de que manera podré conocer qué mozo llegará a ser mejor hombre.
Entonces Patronio le contó sobre un rey que puso a prueba a sus hijos,  y la enseñanza
que sacó de aquel relato fue que: “Por las obras y maneras podrás conocer a los mozos,
cuales mejores han de ser”.
 
CAPITULO XXV De lo que aconteció al conde de Provenza y de cómo fue librado de
prisión, por el consejo que le dio Saladín.
Hablaba el conde Lucanor con Patronio de esta manera; -Un vasallo mío que el otro día
que quería casar a una parienta suya, me pedía por merced que le aconsejase lo que yo
entendía, como éste hombre que yo quisiera que acertase muy bien os ruego que me
digáis vuestro parecer. Y porque a don Juan hallo en la historia del conde Provenza que
era buen ejemplo lo mandó escribir en un libro y compuso estos versos: “Quien hombre
es, hace todos los provechos: quien no lo es, menoscaba todos los hechos”.
 
CAPITULO XXVI De lo que aconteció al árbol de la mentira
Hablaba el conde Lucanor con Patronio y le dijo así; -Sabed que estoy muy disgustado
con unos hombres que me malquieren
y son tan revoltosos y embusteros, que nunca hacen otra cosa si no mentir, aumentan su
poderío y enfurecen a la gente contra mí, que actitud he de tomar con estos hombres; al
saber del problema del señor conde le contó un relato acerca de la única vez en que el
bien y el mal se unieron de la cual la moraleja que quería compartir era: “Seguid la
verdad y de la Mentira huid pues su mal acrecienta quien usa el mentir”.
 
CAPITULO XXVIII De lo que aconteció a don Lorenzo Suárez Gallinato cuando
descabezó al capellán renegado.
El conde  hablaba con Patronio: un hombre vino a mi para ofrecerme sus servicios, y
aunque yo se que es buen hombre, algunos me han dicho que a hecho algunas cosas sin
razón. Entonces Patronio mediante la historia de Don Lorenzo le transmitió la moraleja
de que: “Muchas cosas parecen sin razón, cuando el hombre bien las sabe, en sí buenas
son”.
 
CAPITULO XXIX De lo que aconteció a un zorro que se tumbó en la calle y se hizo el
muerto.
Hablaba otra ves el conde Lucanor con Patronio y le dijo así; Un  pariente mío vive en
una tierra donde no tiene tanto poder, allí verían con agrado que hiciese algo que
sirviese de excusa para estar contra él.
Y gracias al anécdota que escucho de un zorro que fingió estar muerto hizo estos versos:
“Sufre las cosas en cuanto debieres aleja las otras en cuanto pudieras”
 
CAPITULO XXX  De lo que acaeció al rey Abenabet de Sevilla con la reina
Romayquia, su mujer.
Un día hablaba el conde Lucanor con Patronio de esta manera; con un hombre me
sucede que muchas veces, me pide y me ruega que le ayude, y le de algo de lo mío, en
cuanto hago aquello que él me ruega, da a entender que me lo agradece, si me pide algo
que yo no hago. Se irrita y da entender que no me agradece y que ha olvidado todo lo
que por él había hecho.
semejasen nieve. Patronio le contó una historia al conde sobre lo que le paso a un rey
con uno de sus privados y al final el conde aprendió la siguiente moraleja: “Por quien
desconoce tu bien hecho no dejes de buscar tu provecho”.
 
CAPITULO XXXI Del fallo que dio un cardenal entre los clérigos de París y los frailes
menores.
Hablaba otra vez el conde Lucanor con Patronio de esta manera: -Tengo un amigo y
quisiéramos hacer una coda que es gran provecho y honra de ambos y yo podría hacerla,
pero no me atrevo hasta que él llegue; Patronio al tratar de ayudarlo le contó algo sobre
un hombre bueno y su hijo cuando Patronio el conde aprendió lo siguiente: “En lo que
gran provecho para ti fuere, no lo dejes correr tanto que se perdiere”.
 
CAPITULO XXXII De lo que aconteció a un rey con los burladores que hicieron el
paño.
El conde Lucanor hablaba otra vez con Patronio y le dijo;-Un hombre  vino a mí y me
dijo una cosa importante y me da a entender que mi provecho será muy grande, pero me
dice que no lo debe saber ninguna persona por mucho que en ella confíe, a alguien lo
digo y descubro, que toda mi hacienda y mi vida se hallan en gran peligro de perderse.
Entonces Patronio le contó sobre un rey y de unos burladores Y viendo don Juan que
este ejemplo era bueno , lo mandó escribir en este libro, e hizo estos versos: Quien te
aconseja esconderte de tus amigos sabed que te quiere engañar sin testigo.
 
CAPITULO XXXIII De lo que aconteció a un muy buen halcón, que era del infante don
Manuel, con un águila y una garza.
Hablaba otro día el conde Lucanor con Patronio de esta manera: -Muchas veces me
veces me ha sucedido de tener contienda con muchos hombres, y después de que ésta ha
terminado, unos me aconsejan que huelgue y quede en paz, mas otros que empiece
guerra y pelea con los moros. Por tal motivo Patronio le platicó al conde acerca de un
halcón, un águila y una garza
Y entendiendo don Juan que este ejemplo era bueno, y provechoso para quien lo
quisiere aprender y usar hizo estos versos: Si de bienes te diese seguridad, pugna por
ganar la cabal felicidad.
 
CAPITULO XXIV De lo que aconteció a un ciego que guiaba a otro.
Hablaba otra vez el conde Lucanor con Patronio de esta manera: -Patronio, un pariente
y amigo de quien mucho me fió y estoy cierto que me ama verdaderamente, me
aconseja que vaya a un lugar de que sospecho y me dice que no tenga ningún temor, que
antes recibiera, yo daño alguno. Ahora os ruego me aconsejéis en esto. Patronio le
aconsejó mediante la historia de un ciego cuya moraleja era: Nunca te metas donde
puedas recibir desgracia aunque tu amigo te de toda la fianza.
 
CAPITULO XXXV De lo que aconteció a un joven que se casó con una mujer, muy
fuerte y muy violenta.
Un día hablaba el conde Lucanor con Patronio su consejero y le dijo: -Un criado mío me
dijo que le proponían casamiento con una mujer muy rica y de más alcurnia que él. Que
el inconveniente es que aquella mujer era la cosa más feroz y violenta del mundo. Para
que Don _Juan le pudiera dar un buen consejo a aquel sirviente Patronio le contó la
historia de un hombre que se casó con una mujer igual. Después de eso el conde le dio
el siguiente consejo: “Si al comienzo no muestras quien eres, nunca podrás después
cuando quieras”.
 
CAPITULO XXXVI De lo que aconteció  a un mercader cuando encontró a su mujer y
a su hijo durmiendo juntos.
Hablaba el conde Lucanor con Patronio su consejero y estaba muy  preocupado; por
algo desagradable que le habían contado  y le afectaba grandemente su honra, dijo que
quería  hacer un escarmiento tan grande que se recordase siempre: para lo que Patronio
le platicó lo que le había sucedido a un mercader que descubrió a su esposa siéndole
bien con su hijo y entendiendo don Juan que este era buen ejemplo escribió estos
versos: “Si con arrebato gran cosa hicieres  creo que es justicia si te arrepintieres”.
 
CAPITULO XXXVI De la respuesta  que dio el conde Fernán Gonzáles a sus gentes
después que hubo vencido en la batalla de hacinas.
Una vez venía el conde Lucanor de una batalla muy cansado, lacerado y pobre; le llegó
aviso apresurado de otro hecho, sus gentes le aconsejaron que holgase algún tiempo y
después haría lo que fuese conveniente. El conde preguntó a Patronio  y él le dijo;
Tened esto por cierto, pues es verdad probada que honra y vicio grande no tienen una
morada.
 
CAPITULO XXXVIII De lo que aconteció a un hombre que iba cargado de piedras
preciosas y se ahogo en el río.
Un día dijo el conde a Patronio que tenía muchas ganas de estar en cierto lugar porque
allí le habían de dar una partida de dinero y pensaba hacer mucho en provecho suyo,
pero tenía también mucho temor de que si allí se detenía, podría sobrevenirle gran
peligro, que le rogaba le aconsejase que hacer en esto. Patronio le aconsejó mediante la
historia de un hombre que se ahogó por avaricioso cuya moraleja era: Quien por gran
codicia de riqueza se aventura, maravilla será si el bien mucho le dura.
 
CAPITULO XXXIX De lo que aconteció con las golondrinas y el gorrión.
Hablaba otra vez el conde Lucanor con Patronio su consejero de esta forma:
-De ninguna manera puedo evitar contiendas con uno de los dos vecinos que tengo, pues
sucede que el más cercano no es ahora tan poderoso, y el más poderoso no está tan cerca
y os ruego me aconsejéis qué debo hacer en este caso: - Si de todos modos pelea
hubieres de tener, toma lo demás lejos, aunque sea de mayor poder- le sugirió Patronio.
 
CAPITULO XL De las razones por las que perdió el alma un senescal de Carcasona.
Hablaba otra vez el conde Lucanor con Patronio -como yo se que la muerte, no se puede
evitar, quisiera que después de mi muerte dejase alguna cosa señalada que sirviese a mi
alma y quedase para siempre. Os ruego que me aconsejéis. Patronio le aconsejó que
Hiciera bien con buena intención en toda tu vida si quería ganar la gloria cumplida.
 
CAPITULO XLI De lo  que acaeció a un rey de Córdoba a quien decían Alhaquem.
Un día hablaba el conde Lucanor con Patronio: -Vos sabéis que yo soy muy buen
cazador, y he hecho muchas casas nuevas, que nadie hizo nunca, y aun he hecho, y
añadió en las pichuelas y los capillos de las aves, algunas cosas muy provechosas. Y
ahora los que quieren hablar de mí hablan de burla, como haré para que no se me
ofendan por la buena obra que hice. Patronio le aconsejó mediante la historia del rey de
Córdoba y la moraleja era: Si algún bien hicieres, que muy grande no fuere, haz
mayores si pudieres, que el bien nunca muere.
 
CAPITULO XLII De lo que aconteció a una beata hipócrita.
Hablaba otra vez el conde Lucanor con Patronio de esta manera: -Patronio, yo y otros
muchos estábamos, hablando y nos preguntábamos cual es la manera, que una persona
mala podría tener para hacer, mayor daño, siendo revoltoso, y malhechor, por tener
mala lengua y ser calumniador, os ruego me digáis de cual de estas personas, podría
sobrevenir mayor daño a las gentes. Patronio le aconsejó mediante una historia de un
beata hipócrita que atendiera a las obras y no a sus apariencias si quería protección de
malas experiencias.
 
CAPITULO XLIII De lo que aconteció al bien y al mal y al cuerdo con el loco.
Hablaba el conde Lucanor con Patronio.  me sucede que tengo dos vecinos, uno de ellos
es hombre a quien mucho quiero, muchas veces me causa algunas faltas y agravios que
me producen gran enojo. El otro no es hombre con quien tenga grandes obligaciones ni
gran amistad , me hace algunas cosas que no me agradan, os ruego me aconsejéis que
hacer.
En su afán por ayudar al conde Patronio le relató sobre lo que le sucedió al bien y al mal
y al cuerdo y el loco. El conde  tuvo por buenos ejemplos: Siempre el Bien vence con
bien al Mal hacer sufrir al hombre malo de poco vale.
 
CAPITULO XLIV De lo que aconteció a don Pedro Núñez, el Leal. a don Rui Gómez
Zaballos y a don Gutierre Ruiz de Blasquillo con el conde don Rodrigo de Franco.
El conde Lucanor hablaba con Patronio:
-Yo he tenido grandes guerras del modo , que cuando yo estaba en la mayor necesidad,
a quienes crié y a quienes  había hecho mucha bien me dejaron y aun se enseñaron en
causarme descontento, que debo hacer en esto. Posteriormente escuchó el relato de
Patronio del cual aprendió que:” Aunque algunos te hayan dañado, nunca dejes de
actuar aguisado”.
 
CAPITULO XLV De lo que acaeció a un hombre que se hizo amigo y vasallo del
diablo.
Otra vez hablaba el conde Lucanor con Patronio -Un hombre me dijo, que sabía muchos
modos, tanto de agüeros, con lo que yo podría conocer lo que ha de suceder y por las
que podría hacer muchas artimañas, con que aprovechar mi hacienda, os ruego me
aconsejéis. Inmediatamente le comentó lo que le había sucedido a un hombre amigo del
diablo cuyo mensaje era que: “El que en Dios no pone su esperanza, morirá de mala
muerte, tendrá malandanza”.
 
CAPITULO  XLVI De lo que aconteció a un filósofo que por accidente entró en una
calle donde vivían malas mujeres.
Hablaba otra vez el conde Lucanor: -Patronio, vos sabéis que una de las cosas del
mundo porque el hombre más se debe esforzar es conseguir buena fama, ruego que me
digáis de que manera podré acrecentar mi fama. A lo que Patronio le respondió: “ Has
siempre el bien y guárdate de sospecha y siempre será tu fama derecha.”
 
CAPITULO XLVII De lo que aconteció a un moro con una hermana suya, que daba a
entender que era muy medrosa.
Un día hablaba el conde Lucanor: -Patronio, sabed que yo tengo un hermano mayor que
yo, y como es mayor que yo entiendo , que lo he de tener en lugar de padre-El tiene
fama de ser buen cristiano y muy cuerdo, yo soy más rico y poderoso que él y aunque
no lo daba a entender que no lo hace por que sería pecado. os ruego que me aconsejéis.
-Señor conde me parece que la manera, que vuestro hermano usa con vos se asemeja
mucho a lo que dijo un ,moro a su hermana. Al concluir el relato de Patronio Don Juan
compuso estos versos: “Si no quieres hacer lo que te vaya a favorecer tú no quieres lo
tuyo por él perder”.
 
CAPITULO XLVIII De lo que aconteció a uno que probaba  a sus amigos.
Hablaba otra vez el conde Lucanor -Patronio, según mi parecer, yo tengo muchos
amigos que me dan a entender que ni por temor de perder los cuerpo ni los que tienen,
dejarían de ser lo que me conviniese, os ruego me digáis de que manera podría yo saber
si estos amigos mía harían por mí tanto como dicen. para que vos podáis  saber cual es
el amigo verdadero, agradaría me que supieses, lo que aconteció a un hombre el cual le
enseño a su hijo como saber quien era su verdadero amigo; al terminar el relato Don
Juan que era el conde escribió lo siguiente:“Nunca nadie podrá tan buen amigo
encontrar
como Dios que lo quiso con su sangre comprar”.
 
CAPITULO XLIX De lo que aconteció al que echaron en la isla desnudo, cuando le
quitaron la señoría.
Hablaba otra vez el conde Lucanor: -Patronio, muchos me dicen que, puesto soy tan
honrado y poderoso, que haga cuanto pudiere por tener gran riqueza, poder y honra,
pues esto es lo que más me conviene y corresponde; y como yo sé que siempre, os ruego
que me digáis lo que viereis que mas me conviene es esto; -Agradaría me mucho que
supieseis lo que aconteció a un hombre a quien hicieron señor de una gran tierra.
El conde tuvo éste por buen consejo y entendió que este era buen ejemplo “Por este
mundo perecedero, no pierdas el que es duradero.”
 
CAPITULO L De lo que aconteció  a un rey cristiano  que era muy poderoso y muy
soberbio.
Otra vez hablaba el conde Lucanor.
-Patronio, muchos hombres me dicen que una de las cosas por que el hombre más se 
puede ganar a Dios es siendo humilde; otros me dicen que los humildes son
menospreciados, os ruego que me aconsejéis cual de estas dos cosas me es mejor o qué
debo hacer. Me agradaría que supieseis lo que aconteció a un rey que era muy poderoso
y muy soberbio- dijo Patronio- cuando concluyó el rey dijo que la moraleja que le había
dejado era que “A los derechos y humildes, Dios mucho les ensalza; a los que son
soberbios, hiéreles peor que maza”.
PERSONAJES 
Conde Lucanor protagonista: Era un hombre bueno, sensible, respetuoso honrado,
buen gobernante ya que se preocupaba por el bienestar de su gente, gentil, se
preocupaba por los demás, no era nada avaricioso y buscaba la manera de solucionar sus
problemas de la mejor manera para todos. 
Patronio personaje secundario: Un hombre bueno que le gusta ayudar a los demás,
hombre confiable, mejor amigo y consejero del conde. Siempre buscaba la manera de
ayudar a las personas que se lo pedían de una manera para que todos lo entendieran.
Algo del Autor             
ð        Don Juan Manuel nació en Escalona en 1282 y murió en Córdoba 1348, duque de
Peñafiel y Marqués de Villena, es una de las más grandes figuras de la letra española.
Fue nieto de San Fernando y sobrino de Alfonso X el Sabio. De su padre, el infante don
Manuel, hereda del cargo de Adelantado de Murcia, y participa activamente en la
política de su tiempo. Contrae matrimonio sucesivamente con doña Isabel, infanta de
Mallorca, con doña Constanza de Aragón y con doña Blanca Núñez. En sus últimos
años, se retira al monasterio de Predicadores de Peñafiel, donde vive consagrado al
estudio.

El conde Lucanor 【resumen y


personajes】
El conde Lucanor es una obra compuesta de 5 partes, de las cuales la más conocida es
una serie de 51 ejemplares que se basan en moral y otros valores.
Es una obra escrita por Don Juan Manuel, príncipe de Villena y nieto del rey Fernando
III de Castilla.
Las historias de El conde Lucanor fueron escritas en gran parte en el castillo de Molina
Seca, hoy conocido como castillo de Molina de Segura, en murcio.
En esos tiempos el recinto amurallado formaba parte de las propiedades de Juan
Manuel, al igual que la villa.

 1 Personajes de El conde de Lucanor


o 1.1 El conde Lucanor

o 1.2 Patronio

o 1.3 El mancebo

o 1.4 Mujer brava

o 1.5 El genovés

o 1.6 El alma del genovés

o 1.7 Doña Truhana

 2 Resumen de El conde de Lucanor


o 2.1 Cuentos o exemplas de El conde de Lucanor
Personajes de El conde de Lucanor
El conde Lucanor
Es una persona culta por su lenguaje, es inseguro y a su vez sabio gracias a que siempre
está pidiendo consejos a personas mayores.
El considera que las personas mayores han vivido más y tienen mucha más experiencia,
un consejo oportuno lo ayuda a cometer menos errores en su vida y salir airoso de cada
problema que se le presenta.
Pertenece a la nobleza, es un conde muy culto y educado, en sus vivencias diarias se
encuentra con diversos problemas en los que se ven involucradas sus tierras y vasallos.

Patronio
Es un hombre muy sabio y culto, con bastante sabiduría, por eso es el consejero
principal de el conde.
Un hombre de avanzada edad, cuenta con muy buenas habilidades y utiliza un lenguaje
muy culto, elocuente.
Sus consejos son oportunos ya que aconseja con historias del pasado, para ayudar a
abrir la mente de quien consulta y así poderlo ayudar a prosperar en sus caminos.

El mancebo
Hombre joven y soltero.

Mujer brava
Mujer amargada y brava que es obligada a casarse con un mancebo, este la manipula
causándole miedo y ella obedece el resto de su vida.

El genovés
Es rico en tierras y joyas, con muchos servidores, vive en Génova y está a punto de
morirse.

El alma del genovés


El alma del genovés, misma que está a punto de dejar el cuerpo del genovés.

Doña Truhana
Es una mujer pobre que siempre va al mercado a vender miel, es muy soñadora.
Siempre vivía de ilusiones, queriendo ser rica, algo que nunca logra.
Sus esperanzas están puestas en puras fantasías, por eso su riqueza la tenía en sus
pensamientos y nunca la pudo materializar.

Resumen de El conde de Lucanor


Los cuentos y las aventuras del libro de El conde Lucanor empiezan con una
conversación, en donde el conde le dice a su fiel consejero Patronio que tiene un
problema, el cuál quiere resolver y necesita un buen consejo.
Patronio siempre le responde demostrando gran humildad en sus palabras, Patronio le
recita cuentos de los cuales el conde puede sacar una gran enseñanza y así tener
soluciones a sus problemas.
El final del libro se da con una estrofa formada por dos versos, en donde se condensa la
moraleja de la historia.
Al final de cada cuento viene una frase que resulta de difícil interpretación, pues hace
alusión a una historia que no está plasmada en el texto.
Escritores como José Manuel Blecua afirman que esto se debe a que el contenido de los
cuentos, hace alusiones a miniaturas tomadas del códice original, en el cual si se
plasmaban la narraciones anteriores.

Cuentos o exemplas de El conde de Lucanor


 Prólogo.
 Cuento I: Lo que sucedió a un rey y a un ministro suyo.
 Cuento II: Lo que sucedió a un hombre bueno con su hijo.
 Cuento III: Lo que sucedió al rey Ricardo de Inglaterra cuando saltó al mar para
luchar contra los moros.
 Cuento IV: Lo que, al morirse, dijo un genovés a su alma.
 Cuento V: Lo que sucedió a una zorra con un cuervo que tenía un pedazo de
queso en el pico.
 Cuento VI: Lo que sucedió a la golondrina con los otros pájaros cuando vio
sembrar el lino.
 Cuento VII: Lo que sucedió a una mujer que se llamaba doña Truhana.
 Cuento VIII: Lo que sucedió a un hombre al que tenían que limpiarle el hígado.
 Cuento IX: Lo que sucedió a los dos caballos con el león.
 Cuento X: Lo que ocurrió a un hombre que por pobreza y falta de otro alimento
comía altramuces.
 Cuento XI: Lo que sucedió a un deán de Santiago con don Illán, el mago de
Toledo.
 Cuento XII: Lo que sucedió a la zorra con un gallo.
 Cuento XIII: Lo que sucedió a un hombre que cazaba perdices.
 Cuento XIV: Milagro que hizo Santo Domingo cuando predicó en el entierro de
un comerciante.
 Cuento XV: Lo que sucedió a don Lorenzo Suárez en el sitio de Sevilla.
 Cuento XVI: La respuesta que le dio el conde Fernán González a Nuño Laínez,
su pariente.
 Cuento XVII: Lo que sucedió a un hombre con otro que lo convidó a comer.
 Cuento XVIII: Lo que sucedió a don Pedro Meléndez de Valdés cuando se
rompió una pierna.
 Cuento XIX: Lo que sucedió a los cuervos con los búhos.
 Cuento XX: Lo que sucedió a un rey con un hombre que le dijo que sabía hacer
oro.
 Cuento XXI: Lo que sucedió a un rey joven con un filósofo a quien su padre lo
había encomendado.
 Cuento XXII: Lo que sucedió al león y al toro.
 Cuento XXIII: Lo que hacen las hormigas para mantenerse.
 Cuento XXIV: Lo que sucedió a un rey que quería probar a sus tres hijos.
 Cuento XXV: Lo que sucedió al conde de Provenza con Saladino, que era sultán
de Babilonia.
 Cuento XXVI: Lo que sucedió al árbol de la Mentira.
 Cuento XXVII: Lo que sucedió con sus mujeres a un emperador y a Álvar Fáñez
Minaya.
 Cuento XXVIII: Lo que sucedió a don Lorenzo Suárez Gallinato.
 Cuento XXIX: Lo que sucedió a una zorra que se tendió en la calle y se hizo la
muerta.
 Cuento XXX: Lo que sucedió al Rey Abenabet de Sevilla con Romaiquía, su
mujer.
 Cuento XXXI: Lo que ocurrió entre los canónigos y los franciscanos en París.
 Cuento XXXII: Lo que sucedió a un rey con los burladores que hicieron el paño.
 Cuento XXXIII: Lo que sucedió a un halcón sacre del infante don Manuel con
una garza y un águila.
 Cuento XXXIV: Lo que sucedió a un ciego que llevaba a otro.
 Cuento XXXV: Lo que sucedió a un mancebo que casó con una muchacha muy
rebelde
 Cuento XXXVI: Lo que sucedió a un mercader que encontró a su mujer y a su
hijo durmiendo juntos.
 Cuento XXXVII: Respuesta que dio el conde Fernán González a los suyos
después de la batalla de Hacinas.
 Cuento XXXVIII: Lo que sucedió a un hombre que iba cargado con piedras
preciosas y se ahogó en el río.
 Cuento XXXIX: Lo que sucedió a un hombre con las golondrinas y los
gorriones.
 Cuento XL: Causas por las que perdió su alma un general de Carcasona.
 Cuento XLI: Lo que sucedió a un rey de Córdoba llamado Alhaquen.
 Cuento XLII: Lo que sucedió al diablo con una falsa devota.
 Cuento XLIII: Lo que sucedió al Bien con el Mal y al cuerdo con el loco.
 Cuento XLIV: Lo que sucedió a don Pedro Ruy González de Ceballos y a don
Gutierre Ruiz de Blanquillo con el conde Rodrigo el Franco.
 Cuento XLV: Lo que sucedió a un hombre que se hizo amigo y vasallo del
diablo.
 Cuento XLVI: Lo que sucedió a un filósofo que por casualidad entró en una
calle donde vivían malas mujeres.
 Cuento XLVII: Lo que sucedió a un moro con una hermana suya que decía ser
muy miedosa.
 Cuento XLVIII: Lo que sucedió a uno que probaba a sus amigos.
 Cuento XLIX: Lo que sucedió al que dejaron desnudo en una isla al acabar su
mandato.
 Cuento L: Lo que sucedió a Saladino con la mujer de un vasallo suyo.
 Cuento LI: Epílogo – Lo que sucedió a un rey cristiano que era muy poderoso y
muy soberbio.

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