EXPOSICIÓN
Mujeres bajo sospecha
Memoria y sexualidad (1930-1980)
ATENEO DE MADRID
DEL 11 DE ENERO AL 10 DE FEBRERO DE 2013
ORGANIZA FINANCIA COLABORA
FICHA TÉCNICA DE LA EXPOSICIÓN
ORGANIZA
Universidad Nacional de Educación a Distancia
(Facultad de Ciencias Políticas y Sociología)
FINANCIA
Ministerio de Presidencia
Universidad Nacional de Educación a Distancia
(Facultad de Ciencias Políticas y Sociología)
COLABORAN
Ateneo de Madrid
Aprac Exposiciones
Vecamugo (Los carteles)
COMISARIAS
Raquel Osborne
María Rosón
DISEÑO, MAQUETACIÓN Y DIRECCIÓN DE MONTAJE
Aprac Exposiciones
SEDE Y FECHAS
Ateneo de Madrid. Sala Prado 19
Del 11 de enero al 10 de febrero de 2013
HORARIO
De martes a viernes de 17.00 a 20.30 horas.
Sábados de 11.00 a 15.00 y de 17.00 a 21.00 horas.
Domingos de 11.00 a 15.00 horas
INTRODUCCIÓN
El proximo 10 de enero de 2013 se inaugurará en la Sala Prado 19 del
Ateneo de Madrid la exposición Mujeres bajo sospecha. Memoria y sexua-
lidad (1930-1980).
Esta exposición, comisariada por Raquel Osborne y María Rosón, está or-
ganizada por la la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la UNED
y patrocinada por el Ministerio de la Presidencia, entre otras institucio-
nes.
El tema que guía la exposición es la sexualidad de las mujeres entre 1930
y 1980, y que a través de los objetos y documentos que estuvieron cerca
de sus vidas (documentación original, libros, fotografías, carteles, pin-
turas, objetos, etc.), marcará un recorrido temático y no lineal entre lo
íntimo y lo público, lo popular y las élites, lo anónimo y los personajes
con nombre y apellidos.
La muestra se divide en cinco áreas temáticas:
- Las modernas
- Individuas de dudosa moral
- Las domesticadoras
- Las decentes
- ¿Las liberadas?
Un mosaico inacabado con unas protagonistas: las mujeres puestas
bajo sospecha durante la dictadura franquista, que a pesar de estar
duramente reprimidas o aburridamente conformadas, en ocasiones en-
contraron espacios en los que expresarse con voz propia.
CONTENIDOS DE LA EXPOSICIÓN
En la dictadura franquista se exigió a las mujeres un exceso de
virtud, encarnar un modelo de decencia y castidad que “limpiara” la
“degradación moral” republicana. Durante este periodo se alcanzaron
aspiraciones de emancipación fundamentales: el acceso a la educación,
al trabajo, al voto o al divorcio. Las mujeres empezaron a destilar
modernidad.
Catalogadas como individuas de dudosa moral, su acceso a la
ciudadanía fue castigado ejemplarmente durante la dictadura a través
de cárcel, violencia, exilio, silencio o uniformidad. Monjas y falangistas
de la Sección Femenina trataron de domesticar a las mujeres para
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nacionalcatolicismo y la férrea disciplina impuesta en los cuerpos. La
publicidad, la moda o el espectáculo se encaminaron a la construcción
de mujeres decentes.
No siempre se consiguió y por los intersticios de una cultura
pretendidamente monolítica surgieron ideas imprevistas y
reinterpretaciones imaginativas: algunas disidentes sexuales crearon
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democrática emergieron corrientes feministas y de libertad sexual.
Política y sexo se empezaban a manifestar públicamente a través de
las voces de las mujeres.
LAS MODERNAS
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INDIVIDUAS DE DUDOSA MORAL
E
l cuerpo de las mujeres fue considerado en el franquismo,
con la ayuda de la ideología católica, un elemento con-
taminado y pecaminoso y un ámbito sobre el que actuar
continuamente. Se utilizaron ideas morales, estructuras
jurídicas o instituciones supuestamente protectoras para
represaliar, castigar, someter, reeducar e invisibilizar a las
mujeres, que nunca dejaron de ser para el régimen individuas
de dudosa moral.
El bando franquista no se limita a ganar la guerra. Asesina
y encarcela a las mujeres republicanas o a aquellas a las que
acusa de haber colaborado con el enemigo —a menudo hermanas,
esposas, madres—; también a las prostitutas y a las estraper-
listas. Presas políticas y presas comunes conviven, no siempre
armónicamente, en cárceles y hospicios tutelados por órdenes
religiosas. Así, delito y pecado siguen unidos en el caso de las
mujeres, y al terror político se une el moral.
Casi todas las represaliadas son pobres, con un clasismo
que será uno de los rasgos del franquismo. Las vejaciones, el
rapado, el ricino, el escarnio público, amén de las violaciones
y los robos de sus hijos son formas del castigo femenino.
Mientras el país se convierte en “un gran prostíbulo”, fruto
del hambre y la miseria, nacen nuevas técnicas y estudios psi-
quiátricos que trabajarán sobre la perversión moral (Vallejo
Nágera) y la naturalización de la sumisión femenina, puntal
del Estado franquista (López Ibor). En las antípodas, el médico
Serrano Vicéns descubrirá una vida sexual secreta en las
mujeres de la posguerra, recabando reveladores datos sobre
masturbación, relaciones extramatrimoniales y homosexuali-
dad femenina.
Muchas mujeres lograron vivir en los márgenes de la norma
una sexualidad no adecuada. Algunas rebeldes sexuales logra-
ron amar a otras mujeres burlando el mandato franquista para
la sexualidad femenina, aunque ya desde comienzos de siglo
aparecen nuevas formas de sexualidad en novelas como Zezé
(1909) o historias particulares como la de Elisa y Marcela, que
se casaron en 1901.
LAS DOMESTICADORAS
T ras la guerra civil y con la desaparición de la República, el
papel social y cultural de las mujeres registra un terrible
retroceso. La dictadura se organizará en espacios y figuras
claras: las mujeres honradas y las mujeres caídas. Entre estos dos
estereotipos, una serie de personajes —monjas y falangistas—
serán los encargados de la domesticación de las niñas a través de
la educación física y moral.
El franquismo desarrolla un doble modelo represivo, uno para los
hombres, adherido al modelo fascista; y otro para las mujeres,
referido sobre todo al modelo católico más tradicional, que le sirve
para legitimarse y en el cual la gente ya estaba adiestrada, salvo el
corto lapso de la Segunda República. La idea es que las mujeres
son frágiles y no delinquen sino que pecan, fundamentalmente en
términos de pecados de la carne, pecados sexuales. Para evitarlos
y crear mujeres dóciles y castas al servicio del varón y de la patria,
las monjas del Sagrado Corazón educaban a las élites femeninas
en la humildad, la piedad, la virginidad, la laboriosidad y el
sacrificio durante la dictadura, que también de vez en cuando
promovía casos ejemplares de niñas santas, como el de Josefina
Vilaseca, para apuntalar la religiosidad de las masas y el modelo
de feminidad subordinada.
La Sección Femenina de Falange, dirigida por Pilar Primo de
Rivera hasta su fin en 1977, recibirá el «encargo» oficial de formar
a las mujeres españolas —niñas, jóvenes y adultas— en todos los
campos de actuación —trabajo, cultura, deportes, educación—,
convirtiéndose en la única organización institucional dedicada a
las mujeres durante la dictadura. La Sección Femenina abogó por
la construcción de una feminidad abnegada, de esposas, madres y
amas de casa sin tacha. Sin embargo, los mandos de la organización
formaban una comunidad de mujeres independientes, solteras y
sin hijos. Aquí radicaba su principal contradicción, de la que se
hace eco la cultura visual presentada y que tiene que ver con el
mando, la acción y la masculinidad, muy alejada de los valores
tradicionales que promulgaban.
LAS DECENTES
E
l estado totalitario franquista, en su feroz lucha contra el liberalismo,
trató de colonizar los espacios de individualidad de las personas. Se
diseñó y trató de implantar un modelo de mujer doméstica al alcance
de todas las clases sociales donde la maternidad fue concebida como un servicio a la
patria: ser buenas y sacrificadas madres constituirá la misión principal de las mujeres
decentes.
El adoctrinamiento recibido por las mujeres para la salvaguardia de su moralidad
y la del país se vería reforzado por los mensajes publicitarios dirigidos a una incipiente
sociedad de consumo que dejaba atrás «los años del hambre», por los manuales de los
prolíficos moralistas de la época, por la prensa y la literatura femeninas, las películas
y hasta la propia presión generada por el conjunto de la sociedad y la familia.
Mediante un proceso de identificación, las niñas debían jugar con muñecas, y así se
subrayaba esa construcción de género tradicional de mujer cuidadora. Sin embargo,
y a pesar de los mensajes moralistas, muchas prefirieron divertirse y aprender con
otro tipo de juegos y juguetes considerados para varones, o tenían acceso a los cómics
y libros de sus hermanos. De este modo lograban hacer de la vida un lugar más
interesante que el inculcado a través de la educación no formal, generalmente
ramplona y limitada para todos, pero todavía más para las niñas.
A pesar del mensaje de «heterosexualidad obligatoria» presente en las revistas
femeninas, canciones, películas o novelas rosa, una recepción emocional e imaginativa
de estos productos permitió la oportunidad de pensar otras historias a través de esos
mismos materiales. Esas niñas fueron la simiente de las nuevas mujeres protagonistas
del futuro democrático.
¿LAS LIBERADAS?
F inales
de
los
años
sesenta
y
principios
de
los
setenta.
La
dictadura
sigue
en
pie,
pero
las
ráfagas
de
aire
fresco
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sociedad
española.
Las
nuevas
generaciones
plantean
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revista
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en
España,
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INVESTIGACIÓN
Mujeres bajo sospecha es un estudio coordinado por Raquel Osborne
sobre las sexualidades disidentes bajo el franquismo, con un especial
énfasis en las relaciones entre mujeres desde una perspectiva de género.
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política de negación radical, se ha conseguido sistematizar y reunir un
amplio número de investigaciones dispersas que habitualmente apenas
resultan visibles más allá de un estrecho círculo.
Las investigaciones se han centrado, principalmente, en dos aspectos.
Por un lado, el análisis de la vida y del discurso de mujeres que amaron
a otras mujeres y que vivieron durante el franquismo; por otro, las
formas del control social de la sexualidad en este periodo, habida cuenta
de que las sexualidades no normativizadas no pueden estudiarse sin el
contexto en el que han sido moldeadas, reprimidas o construidas.
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historia reciente de España y en los estudios de género, es el eslabón
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hasta el momento en un campo que combina la sexualidad y la memoria
histórica.
LAS COMISARIAS
Raquel Osborne
Doctora en Sociología (UCM) y Master of Philosophy por la Universidad
de Nueva York, actualmente es profesora titular de Sociología del
Género en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED).
Sus investigaciones giran en torno a cuestiones relativas al género y
a la sexualidad. Entre sus libros podemos destacar La construcción
sexual de la realidad y Apuntes sobre violencia de género. Asimismo,
ha coordinado, entre otros, los libros Trabajador@s del sexo.
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y Sociedad.
MARÍA ROSÓN
Desarrolla su tesis doctoral “Realidad, hiperrealidad y memoria:
la construcción visual de identidades de género en la España del
primer franquismo a través de los medios (1938-1953)” en el Dpto.
de Historia y Teoría del Arte (UAM), y es investigadora del Proyecto
I+D La historia del arte en España: devenir, discursos y propuestas
(HAR 2012-32609). Publica y participa en congresos nacionales
e internacionales sobre cultura visual contemporánea española,
estudios de género, representación y construcción de la historia y
la memoria cultural. Ha desarrollado estancias de investigación en
University of Southampton, New York University, University of Oxford
y Leeds University. Además, ha comisariado la exposición José Ortiz
Echagüe: representando mujeres, tipos y estereotipos(2010, CAM,
Red Itiner).
ORGANIZA
FINANCIAN
COLABORAN