Introducción a la temática de la Discapacidad – INAP (Instituto Nacional de Administración Pública)
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Marzo 1999.
Auspician este curso:
COMISIÓN NACIONAL ASESORA PARA LA INTEGRACIÓN DE PERSONAS CON DISCAP ACIDAD.
JEFATURA DE GABINETE DE MINISTROS
Revisión histórica y conceptos básicos sobre Deficiencia, Discapacidad y Minusvalía
Como decíamos en la Introducción, esta primera unidad comprende una reseña histórica del concepto y las
acciones relativas a la discapacidad en nuestro país, algunas precisiones terminológicas y definiciones
relacionadas con la discapacidad, la deficiencia y las minusvalías y la clasificación de estos conceptos elaborada
por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Asimismo, haremos referencia al Programa de Acción Mundial
aprobado por la Asamblea Genera! de las Naciones Unidas en el año 1982. Finalmente, trataremos algunos
aspectos legales relativos a la acreditación de la discapacidad, remitiéndonos a la normativa vigente.
En relación con estos contenidos que estudiaremos a continuación esperamos que usted pueda:
adquirir información general sobre la temática de la discapacidad y las acciones emprendidas a nivel
nacional y mundial en relación con ella;
unificar criterios y terminología relacionada con este tema;
comprender los conceptos generales de la rehabilitación para lograr una mejor utilización de los
recursos y de la orientación a la persona con discapacidad y su familia;
revisar nuestros pensamientos y actitudes respecto de la persona con discapacidad.
Si pretendemos realizar una revisión del concepto de discapacidad, debemos bosquejar un análisis histórico
crítico de las ideas y actitudes sociales que a lo largo de los siglos han modelado la vida de las personas con
deficiencia. Tal bosquejo presenta límites en su generalización, ya que la gran variedad de deficiencias no ha
tenido el mismo perfil a través del tiempo, influyendo en ellas las diferencias culturales, geográficas y el nivel
de desarrollo económico y social. Además, son variadas las concepciones, las formas de pensamiento,
representaciones y actitudes de los individuos en particular, así como de grupos sociales, religiosos, étnicos,
etc.
En relación con la Discapacidad, frecuentemente se manifiestan preconceptos o prejuicios. Es bueno tener la
oportunidad de revisarlos: para lograrlo, intentemos volcar por escrito nuestras apreciaciones, para luego
poder confrontarlas con los conocimientos que se produzcan a partir del Curso.
Es nuestra intención brindarle oportunidades, a lo largo del curso, para que revise su forma de pensar y sentir
relativas a este tema, cuya interpretación consideramos que se halla impregnada por la experiencia de vida
que hemos tenido, la información que hemos recibido, los mensajes que socialmente, en forma implícita o
explícita, se nos han transmitido, etc. En consecuencia, esperamos que con el desarrollo del curso usted
obtenga la información y las herramientas conceptuales que le permitan revisar sus ideas, actitudes, valores,
sentimientos, etc. -ampliándolos, profundizándolos, reflexionando sobre ellos- y discutirlos con otras
personas.
Evolución histórica del concepto de discapacidad
Teniendo en cuenta lo expresado anteriormente, intentaremos definir los rasgos de ciertos modelos asumidos
frente a las deficiencias y a las personas afectadas por ellas, de acuerdo con los cuales se ha pensado y
actuado a lo largo de la historia. Estos modelos son básicamente dos1:
Modelo Tradicional
Modelo de Rehabilitación
Veamos cómo se han dado cada uno de ellos en el transcurso de la historia.
Modelo Tradicional
Las personas con deficiencias siempre han tenido un sitio preestablecido dentro de la comunidad,
tradicionalmente éste era el lugar de los atípicos y los pobres. Este puesto indeseable implicaba una doble
marginación orgánico-funcional y social, tanto en la Antigüedad, como en la Edad Media y en el Renacimiento,
la doble marginación los situaba, salvo excepciones, entre aquellos que compartían el denominador común de
la dependencia y el sometimiento propio de la mayoría de los súbditos.
En Esparta, en la antigua Grecia, las leyes de Licurgo contemplaban el despeñamiento de los débiles y
deformes desde el monte Taigeto. En Roma, según narra Tito Livio, la roca Tarpeia cumplía la misma función
con los niños inválidos congénitos y los ancianos. Los inválidos de guerra, mientras tanto, eran honrados.
En otro extremo, se situaba la veneración de la malformación que se llegó a practicar en Egipto. En esta
concepción, la persona "deforme", "inválida", "lisiada", era considerada expresión del mal o manifestación de
lo sagrado (hierofante). El cristianismo, de algún modo, continuó esta interpretación, aunque bajo el prisma de
la redención en lugar del rechazo.
Pasemos, ahora, al primero de los puntos de nuestra unidad.
La actitud cristiana ante el doliente y el pobre, como portadores de los males de la sociedad, oscila entre el
amor y el horror, puesto que en muchos de los casos se lo acantonaba, se lo aislaba. De objeto a eliminar, el
lisiado, el deforme, el enfermo de lepra, el ciego mendicante, etc., pasaron a ser pobres objetos de caridad,
junto con los inocentes, los retrasados (idiotas, imbéciles). En las sociedades de carácter rural, estos pasaban
más inadvertidos y podían acomodarse mejor. Las deficiencias más visibles, conducían a los afectados a la
mendicidad o al asilo de la Iglesia y, en alguno de los casos, a la feria y al circo de los bufones.
El surgimiento de los estados modernos en los siglos siglo XV y XVI, unido a las ideas del Alto Renacimiento,
introduce la meta del ordenamiento racional y administrativo que afecta a todos los súbditos, incluyendo al
súbdito atípico, al pobre y al diferente, quien también ha de ser controlado y volverse "sujeto de
administración". Bajo el poder absoluto, los centros de aislamiento pasan a manos del estado. Surgen
hospitales, en los que, con la llegada de la ilustración, se le asignó a los pobres e inútiles un nuevo puesto, el
de "sujetos de asistencia". Mientras tanto, aquellos que no respondían a las características mencionadas
previamente, pasaban a ser considerados como ciudadanos, y como tales, se convertían de la mano de la
Revolución Industrial en sujetos de derecho primero y trabajadores útiles después.
El neopositivismo del siglo XIX añadió otro matiz: el "sujeto de asistencia" se volvió frecuentemente, "sujeto
problema", objeto de estudio psico-médico-pedagógico. Fue considerado individuo no apto, tanto para el
rendimiento, como para la producción, en una sociedad utilitaria, frecuentemente competitiva y eliminatoria.
1 Ramón Puig, Bellacasa, Revista Enfoque Integral de la Discapacidad, Año 1, N° 2, Argentina.
Por otro lado, se le reconoció una paradójica utilidad, ya que se volvió colaborador pasivo del proceso de la
ciencia.
No obstante, la eliminación y la caridad, matizados por el racionalismo y el decoro de las ideas liberales,
dejaron paso al derecho del inválido a convertirse en "sujeto de protección o tutela". Con el surgimiento de los
sistemas de seguridad adquirió derecho a transformarse en "sujeto de previsión social".
En el plano jurídico, mantuvo su status de "menor de edad" y alcanzara los años que alcanzase, no ejercía
como adulto por no dar la talla socio-productiva demandada.
En esto culminaron los sistemas asistenciales que, iniciados en el Medioevo con una asistencia como
beneficencia y caridad privada - fundamentalmente a través de la Iglesia-, siguieron con la asistencia como
aspecto del orden público (siglos XVI-XVII), la asistencia como derecho legal (siglos XIX-XX), y la asistencia
como seguridad social.
Así, podemos decir de manera muy resumida, que operó el modelo tradicional, hasta las transformaciones que
surgieron después de la Primera Guerra Mundial y, sobre todo, durante la Segunda.
En síntesis, dentro de este modelo podemos destacar, el poco margen de maniobra que les ha quedado, en
general, a las personas con deficiencia, ya que salvo circunstancias particulares de fortuna, familia, entorno,
que podían "redimirlos", tradicionalmente asumieron el rol de marginal, pobre y atípico o de administrado,
asistido, estudiado, tutelado.
Modelo de Rehabilitación
El rol de rehabilitado, es el que se fijó como objetivo del proceso desarrollado en el período entre guerras y
que se afirmó a partir de la Segunda Guerra Mundial.
Las condiciones generadas por la Primera Guerra Mundial, la necesidad de utilizar a cuantos podían trabajar
durante la Segunda Guerra, la dificultad de atender la demanda de la mano de obra en los países
industrializados (que gozaban de pleno empleo durante la postguerra) y el hecho de que las personas con
limitaciones podían hacer uso de sus potencialidades, hicieron que se otorgara un papel preponderante a la
rehabilitación y sobre todo a la rehabilitación profesional. La persona con limitaciones deja de ser una carga
para la sociedad.
Comenzó a emplearse la acepción médica de "rehabilitación definida como la recuperación de lo que se había
perdido e identificación del problema del individuo que presenta una deficiencia. La solución planteada
consiste en el abordaje del problema por parte de un equipo de profesionales especialistas, quienes deben
planificar los servicios de rehabilitación funcional que el paciente requiera.
Hasta ese momento, y a pesar de los avances científicos, las personas con deficiencias eran consideradas una
carga para la sociedad.
Luego de la Primera Guerra Mundial, en 1919 se firmó el Tratado de Versalles, cuyo artículo XIII creó la
Organización Internacional del Trabajo (OIT), organismo que nació en un momento en que los países
involucrados en la guerra veían regresar del campo de batalla a numerosas personas con discapacidades físicas
y mentales, lo que motivó que esta organización estudiara la problemática socio-económica de esta población.
Es por esta razón que se comenzó a incluir en documentos de este organismo, sea cual fuere la materia, un
capítulo referido a la readaptación de las personas con limitaciones.
Al introducirse la palabra rehabilitación dentro del proceso de la terapéutica, se comenzó a poner el acento en
la fase que se hallaba descuidada en los ambientes médicos de la época. La medicina era por ese entonces
demasiado organicista; se trataban las enfermedades, pero se descuidaba a los enfermos, y sobre todo a los
post-enfermos. Desde entonces, la terapéutica ha ido incorporando en su propio quehacer todos los
postulados, métodos y técnicas rehabilitadoras.
La rehabilitación devolvió a la medicina (en el supuesto que lo hubiera perdido) el interés por el hombre como
ser unitario y múltiple funcional.
Las acciones dentro y fuera de la medicina comenzaron a desarrollarse basadas en principios filosóficos, que
postulaban al ser humano, no como objeto del proceso, sino como sujeto del mismo, como "persona ", unidad
indisoluble y al mismo tiempo dualidad de "cuerpo y espíritu"2.
Cabe destacar que, si bien esta reseña histórica supone un escalamiento de etapas, con supresión de las
anteriores, los modelos y tendencias coexisten. Así, en medios profesionales y en la vida cotidiana de los
sujetos de la rehabilitación se pueden "respirar" determinadas ideas, hoy ya clásicas de la rehabilitación, esto
no implica que en el medio social, e incluso en simbiosis con el entorno de la rehabilitación, se hayan
descartado los modelos arquetípicos.
Con respecto a la terminología utilizada, a lo largo del tiempo, este sujeto de la acción, "la persona con
limitaciones", fue nombrada utilizando distintos términos: inválido, lisiado, etc., pero que siempre hacían
referencia a la deficiencia. Durante la década de los '70 la OMS -por intermedio del Dr. Phillip Wood, de
Inglaterra y de otras propuestas- comenzó la revisión de la clasificación de las enfermedades, no desde el
modelo tradicional, sino poniendo el acento en las consecuencias. Tal trabajo es anexado a fines de esa década
a la clasificación internacional de las enfermedades. En él se definen los términos de "deficiencia"
"discapacidad" y "minusvalía", con carácter de provisorio (1980). Más adelante, en esta misma unidad, nos
detendremos particularmente en estos conceptos.
En el siguiente gráfico representamos las características de ambos modelos: el clínico y aquél que toma en
cuenta las consecuencias que produce la discapacidad.
El modelo clínico desarrolla el estudio de las enfermedades a partir de la etiología (origen de las mismas,
incidencia, epidemiología, etc.); luego, se ocupa de los síntomas (aquello que el enfermo siente como
manifestación que revela una alteración rigurosa o funcional) y de los signos que es la objetivación de los
síntomas, como indicio de enfermedad.
El conjunto de síntomas que existen a un tiempo y denota un estado morboso se denomina cuadro
sintomático o síndrome. Las enfermedades o trastornos están constituidos por determinados cuadros
sintomáticos.
El segundo modelo pone el acento en las desventajas sociales que producen aquellas enfermedades que
producen deficiencia. Como anticipáramos, luego desarrollaremos estos conceptos con mayor detenimiento.
Con el fin de garantizar una tarea equilibrada y objetiva, la precisión de la terminología debe ser una de las
principales preocupaciones en la atención de la temática de la discapacidad. En nuestro país, la Academia
Argentina de Letras acepta el término "discapacitado", a raíz de una consulta formulada en 1972, reiterada en
1977 por la Dirección Nacional de Rehabilitación. Actualmente se halla muy difundido, incluso con la variante
2 Concepto del Dr. José Cibeira, maestro en rehabilitación.
de "persona con discapacidad", lo que resalta el aspecto ético del concepto. Tal término "discapacitado" es
incluido en 1992, en el Diccionario de la Lengua por la Academia Nacional de Letras.
Si realizamos una reseña histórica de la atención de las personas con discapacidad, desde la perspectiva de la
Rehabilitación Integral, no debemos olvidar que en la educación, históricamente, los ciegos y sordos tuvieron
prioridad en las investigaciones para el planeamiento de los métodos educativos destinados a obtener su
rehabilitación, seguidos por los deficientes mentales y, posteriormente, los irregulares motores.
Los métodos educativos con fines de rehabilitación para los ciegos comenzaron a desarrollarse en el siglo XVIII,
como así también para los sordos; a principios del siglo XIX. La mayor parte de los países se interesaron en el
problema y aparecieron para los deficientes mentales los primeros educadores, precursores en esa
metodología. En cambio, para el niño con deficiencias motoras (lisiado, irregular motor y ortopédico) el
enfoque educativo se comenzó a implementar a fines del siglo XIX. En el siglo XX, se abordó la temática en
relación con los amblíopes, hipoacúsicos, problemas de salud especial, retrasados pedagógicos o ambientales.
Pero el tema educativo será objeto de nuestra tercera unidad.
Con respecto a la Rehabilitación Profesional ya hicimos referencia a su historia con la creación de la OIT, cuyos
lineamientos constituyen las bases de desarrollo de los procesos internos de la rehabilitación profesional.
Además debe destacarse el importante desarrollo de las políticas sociales de este siglo: el Plan de Acción
Mundial del decenio 1982-1993; la Declaración de Cartagena de Indias de 1992, sobre políticas integrales; la
Declaración de Managua en 1993; el Seminario Regional para América Latina sobre programas relacionados
con la Discapacidad, realizado en Costa Rica en 1994.
Si observan cómo se fueron desarrollando las teorías y los hechos verán que, a pesar de la evolución del
pensamiento con respecto a este tema, aún persisten en nuestra sociedad ciertos vestigios de antiguas
maneras de pensar y proceder. Entonces, podemos decir que a pesar de la evolución teórica, la práctica sigue,
en cierta medida, retrasada.
Por eso es que, en la actualidad, en ciertos ámbitos, aún se esconde a la persona con discapacidad, se la
institucionaliza no con fines terapéuticos, sino con el fin de aislarla, no se la integra socialmente, es objeto de
caridad, de mendicidad, etc.; sólo nos basta con mirar a nuestro alrededor.
Por eso, es muy importante que nosotros tengamos bien claro donde estamos situados, cuál es nuestra forma
de pensar y de actuar en relación con esta temática, no sólo para planificar acciones, sino para ser
multiplicadores del concepto básico de que el discapacitado es una persona con todo lo que esto implica,
derechos y deberes, que ocupa un lugar en la sociedad y que debe ser respetado como cualquier otro ser
humano.
Indudablemente, nuestras reacciones y formas de pensar en relación con la discapacidad, así como la de
nuestro entorno, responden a factores históricos, sociales, políticos, etc. relativos a las formas de concebir y
atender a las personas con discapacidad. Veamos, entonces, cómo ha sido la atención recibida por estas
personas en nuestro país, a lo largo de la historia.
Datos históricos sobre la atención de las personas con discapacidad en nuestro país
La asistencia institucionalizada en la América intercultural del siglo XVI, se presenta como un hecho ya previsto
en las Reales Órdenes dictadas por Carlos V, que "(...) disponían que todo asentamiento que se fundara,
debería tener una casa destinada a la asistencia de enfermos indigentes", para cuyo sostenimiento destinaba
"un noveno y medio de los diezmos"3. De este modo, en toda fundación de pueblos o ciudades se designaba
un predio generalmente contiguo a una ermita o capilla donde los vecinos levantaban una habitación o
enfermería de paja y barro que hacía las veces de hospital.
Cuando Juan de Garay fundó Buenos Aires en 1580, destinó un predio a esos fines y en el 1605 se erigió en él
la primera organización de asistencia de la Ciudad de Santa María de los Buenos Aires, con el nombre "Hospital
de San Martín".
No se registraron mayores antecedentes hasta el año 1784, en que fue puesto bajo la administración de los
padres Betlemitas, con la denominación de "Hospital de Santa Catalina". Se encuentran allí los primeros
registros relacionados con la discapacidad mental cuando se refieren a los "furiosos", los "deprimidos", y los
"tranquilos", de acuerdo a la clasificación que hacían los sacerdotes y miembros del Cabildo.
A los primeros, si pertenecían a una clase social elevada, se los recluía en conventos; si por el contrario eran de
clase baja, se los alojaba en los calabozos del Cabildo. Los "deprimidos" recibían atención domiciliaria, y los
"tranquilos" eran divididos en tres categorías. Los "maniáticos" (autistas, maníacos), los "zonzos" (deficientes
mentales) y los "graciosos ". En todos los casos estos grupos eran contenidos en su medio, lo que indica una
comunidad sencilla y tolerante. Los "zonzos" podían permanecer en su domicilio, y los "graciosos " alegraban
la vida urbana y eran tratados con simpatía.
Dentro del "Hospital de Santa Catalina" los "dementes y retrasados mentales" eran utilizados como sirvientes
o relegados al "loquero", construcción apartada de la sala de los enfermos.
Esta situación fue oficializada poco antes de la creación del Virreinato del Río de la Plata, en 1776, cuando fue
gobernador Juan José Vértiz, que en una "razzia" general de vagos e indigentes, dispuso el envío al referido
hospital, de algunos "maniáticos", así como de algunos alienados "tranquilos" alojados en la cárcel del Cabildo.
Por diversas disposiciones de los sucesivos gobiernos de la época, se decidió crear el Protomedicato, que fue la
primera organización oficial dedicada al control del ejercicio médico y que comenzó a funcionar en 1780.
Asimismo, se determinó reunir en la "Casa de Corrección" y en el "Cuarto de Dementes" del Hospital General
de Hombres, a enfermos y discapacitados mentales, de ambos sexos, que se hallaban dispersos, así como
todos los que mendigaban en las calles de la ciudad; y crear la Casa de Expósitos para remediar la situación de
los niños abandonados e indigentes.
En 1822, Bernardino Rivadavia, primer presidente argentino, dispuso transferir los bienes de la Iglesia al
Estado, y la creación de la Sociedad de Beneficencia en Febrero de 1823.
En los fundamentos del Decreto de creación, durante el acto de entrega de la administración de la flamante
institución al grupo de damas más insignes de aquel entonces, Rivadavia se refirió al "(—) retardo en los
códigos y al atraso de la civilización que no ha asociado a las ideas y sentimientos de ésta, los de la mitad
preciosa de su especie"4. Quedaron bajo sus cuidados la Dirección e Inspección de Escuelas de Niñas, la Casa
de Expósitos, el Hospital de Mujeres, el Asilo de Huérfanos, y todos los establecimientos asistenciales y
educativos, de índole femenina existentes. Pero en 1838, bajo el Gobierno de Rosas, éste retiró todo recurso a
3 Orozco, Andrea; Dávila, Valeria; "Mujeres alienadas", Bs. As., Rev. Todo es historia, Julio 1994.
4 Levenne, Gustavo, Nueva Historia Argentina, Bs. As., Ed. Osvaldo R. Sánchez Teruelo, 1974.
esas organizaciones, llegando su miseria a tal grado que las enfermeras servidoras eran mujeres salidas de la
cárcel.
En 1852, la Comisión Filantrópica, presidida por Ventura Bosch logró la habilitación en los hospitales generales
de "Patios para Dementes", tanto de hombres como de mujeres. Vale señalar que de acuerdo a la concepción
de la época los "dementes" comprendían un grupo importante de pacientes, cuyo denominador común era la
patología mental, encontrándose en el mismo tanto a enfermos psiquiátricos como a deficientes mentales de
todo tipo. En 1860, la Comisión Filantrópica concluyó sus funciones, y nuevamente la Sociedad de Beneficencia
se hizo cargo de estas instituciones.
Recién a partir de 1857 surge, desde la iniciativa privada, la Fundación Filantrópica "Regeneración", que se
propone amparar, proteger, y educar al sordomudo. Recibía para ello una pequeña subvención del Gobierno
Nacional. Así comienza a funcionar la primera escuela especial, bajo la conducción del maestro alemán Carlos
Keil. A partir de la Ley de Federalización de Buenos Aires de 1880, la Escuela de Sordomudos pasa a depender
del ámbito nacional.
En abril de 1882, nuestro país participó en el Primer Congreso Pedagógico Internacional, con un trabajo sobre
la educación especial: "El sordomudo argentino, su instrucción y su educación", del Dr. José Antonio Terry.
Como resultado de sus reveladoras propuestas se constituye en el ámbito nacional una comisión de expertos
para reformular la oferta educativa existente.
El 19 de abril de 1885, el Congreso Nacional, sanciona la Ley N° 1666, fundación del Instituto Nacional de
Sordomudos. Este establecimiento, primero en su tipo en América Latina, comenzó a funcionar en Abril de
1886, bajo la dirección del canónigo italiano Serafino Balestra. En ese mismo año una terrible epidemia de
viruela azotó al país y, como resultado de ella, además de las numerosas muertes, muchos niños quedaron con
secuelas invalidantes y fueron recluidos en la "Casa de los Expósitos" dependiente de la Sociedad de
Beneficencia. Posteriormente fueron trasladados en el Asilo de huérfanos, a un pabellón independiente.
Desde 1887, los profesores de ciegos Juan Lorenzo y González (español) y Francisco Gatti se dedicaron a la
enseñanza en el Asilo de Huérfanos: lectura, escritura, aritmética, manualidades, solfeo, piano y tornería a los
varones.
Esa época puede considerarse como el inicio de la formación ocupacional y laboral en la educación especial, ya
que tanto en las escuelas de sordos como en la de ciegos se montan talleres de diversas especialidades:
sastrería, carpintería, zapatería, encuadernación, etc. y se articula conjuntamente el aprendizaje y la
producción.
Patronato de la Infancia
También en 1892, nace una institución que dejó huella en la asistencia y protección de los niños como es el
Patronato de la Infancia (PADELAI), que hasta nuestros días ha desarrollado una amplísima acción en favor de
los menores.
En 1990 se inauguró el Instituto Nacional de Sordomudas, con una estructura igual que su similar de varones.
En 1901 Francisco Gatti inauguró en Buenos Aires una escuela para los ciegos mixta e independiente, donde se
impartía educación elemental y conocimientos musicales de canto, piano, violín, arpa y otros instrumentos. En
1909 esta escuela se transformó en el Instituto Nacional de Ciegos. Allí se formaron los primeros operarios en
algunos oficios tales como: afinación y reparación de pianos, mimbrería, escobería, cepillería, esterillado y
colchonería; y se dictaron cursos de formación de masajistas y radio-técnicos. En 1912, se creó la primera
imprenta en sistema Braille, anexa al Instituto Nacional de Ciegos.
Por su parte, en 1902 el Director del cuerpo Médico Escolar, Dr. Adolfo Valdez, propuso a las autoridades la
creación de "clases especiales", en las escuelas comunes, para la atención adecuada de los niños que
presentaban dificultades de aprendizaje.
Hacia 1912 comenzaron a funcionar las llamadas "Escuelas al Aire Libre", las que no eran para niños
discapacitados mentales, sino simplemente para niños considerados débiles físicamente. Por esa misma época
el Dr. Genaro Sisto, presidente del Cuerpo Médico presentó un nuevo proyecto, las "clases diferenciales"
dentro de las llamadas "Escuelas al Aire Libre".
El 21 de Octubre de 1919 apareció la primera ley que se ocupaba de los menores, llamada Ley de Patronato de
Menores N° 10.903. Además, se creó una Asociación Tutelar de Menores.
Hacia 1926, el Dr. Olivieri presentó también un proyecto de creación de "clases diferenciales" en las escuelas
comunes, en el ámbito del Consejo Nacional de Educación. Simultáneamente fue brindado un curso de
perfeccionamiento docente; puede afirmarse que los primeros maestros especializados surgen en esa época.
En consecuencia, el mencionado proyecto se hace realidad, pues al finalizar 1929, el Consejo Nacional de
Educación había creado 80 "clases diferenciales" en escuelas comunes. Consistían en aulas donde se impartía
enseñanza a niños con discapacidad o dificultades de aprendizaje. Además, se volvieron a dictar cursos de
perfeccionamiento para docentes y se fundó también, un Instituto de Psicología Experimental, al que se le
anexó una escuela especial.
La creación, en 1931, del Patronato Nacional de Menores, dependiente del Ministerio de Justicia e Instrucción
Pública favoreció la coordinación de acciones preventivas y asistenciales en todo el territorio nacional.
En 1934, la Dra. Carolina Tobar García asumió, la conducción del Consultorio Psicológico, del Consejo Nacional
de Educación. La visión integradora que esta profesional sostenía en relación al tema de la atención de las
personas con discapacidad, la lleva a plantear estrategias que combinaban aspectos médicos, psicológicos y
educativos.
La atención y asistencia a alumnos lisiados se inició el 21 de abril de 1939, cuando se firmó la Resolución
respectiva, por intermedio del Consejo Nacional de Educación. En ese año se creó el Patronato Nacional de
Ciegos, bajo la dirección de la Sra. María Adela Ayarragaray de Pereda, resultando una organización modelo en
América Latina y Europa. Poseía una estructura institucional de carácter integral, que agrupó a hogares,
escuelas para niños y niñas ciegas, escuelas de reeducación y aprendizaje profesional para ancianos ciegos de
ambos sexos, Banda Sinfónica, Coro Polifónico de Ciegos, el Instituto Oftalmológico "Pedro Lagleyze", la
Imprenta Braille, hogares para personas ciegas sin familia, y viviendas para matrimonios ciegos. Dos años
después -1941- se crea el Instituto "Román Rosell".
Al igual que las instituciones de la época similares en Europa, para personas discapacitadas visuales, también
en nuestro país se desarrolló respondiendo a un modelo integral, monolítico y, por lo general, segregado del
colectivo social.
Posteriormente, el Consejo Nacional de Educación creó la primera Escuela Diferencial en la Capital Federal en
1942.
Cuando se crea, en 1946, la Dirección de Menores, dependiente de la Dirección Nacional de Asistencia Social,
varios organismos como la Sociedad de Beneficencia, el ex Patronato de Ciegos, Hogares, Residencias de
Ancianos, etc., se incorporan a ella.
Del mismo modo, la creación en 1948, de la Dirección General de Sanidad Escolar reúne a todas las escuelas
dedicadas a la educación especial que pasan a depender directamente de esta.
En años subsiguientes, según las necesidades se fueron organizando servicios especiales en la mayoría de las
provincias y en la Capital Federal.
La Dirección Nacional de Educación Especial se creó en 1972, con el objetivo de brindar apoyo técnico
específico y gestionar y administrar las escuelas nacionales.
Debe recordarse que anteriormente, en 1956, una terrible epidemia de poliomielitis azotó el país, provocando
altos índices de mortalidad y morbilidad en la población infantil. Este hecho fue altamente significativo, por
cuanto, si bien hasta ese momento en nuestro país la rehabilitación había alcanzado un modesto desarrollo, a
partir de dicha epidemia, podemos decir que cambió su rumbo histórico, dejando asentados importantes
avances que hasta hoy perduran. El cambio no fue sólo filosófico, conceptual y tecnológico sino
fundamentalmente estructural, ya que se implementaron las primera políticas sanitarias en la materia, y los
primeros programas de rehabilitación. Se crearon las primeras instituciones oficiales tal como el Servicio
Nacional de Rehabilitación del Lisiado, y se desarrollaron en plenitud otras ya existentes, por ejemplo ALPI
(Asociación de Lucha contra la Parálisis Infantil).
Por otra parte, la escasez de recursos humanos formados en rehabilitación en el país, obligó a convocar a
profesionales y técnicos de Europa y Estados Unidos, a crear centros de capacitación (Escuelas de Terapia
Ocupacional - Escuelas de Ortesis y Prótesis) y a importar tecnología específica siendo reeemplazada luego,
parte de ella, por la de fabricación nacional.
En aquellos países afectados por la Segunda Guerra Mundial los inicios de la rehabilitación se sitúan a partir de
1945; entre nosotros el motor fue la epidemia de poliomielitis que marcó, sin duda, el comienzo de
comprender la rehabilitación en términos actuales. El desarrollo alcanzado, tanto en el ámbito estatal como en
el privado, desde entonces hasta nuestros días, ha sido de gran magnitud y sus alcances incluyen aspectos
políticos, sociales, educacionales, sanitarios, económicos, jurídicos, etc. Prueba de ello, es sin duda la Ley
22.431, sancionada en 1981. En su articulado reúne el amplio espectro que en materia de discapacidad el país
había alcanzado. En ella se legisla en sus diferentes capítulos sobre objetivos, conceptos y calificación de la
discapacidad; servicios de asistencia, prevención, órgano rector; salud y asistencia social; trabajo y educación;
seguridad social; transporte y arquitectura diferenciada.
La nueva legislación establece, entre otras cosas, derechos para las personas discapacitadas y acciones a
desarrollar por los diferentes organismos públicos competentes en la materia, con la participación de las
entidades específicas.
Este marco jurídico llevó a la necesidad de crear un organismo de coordinación y asesoramiento a nivel del
Poder Ejecutivo Nacional para obtener el marco político- institucional necesario para el cumplimiento de tales
fines, por otra parte ya mencionados en documentos internacionales como el "Programa de Acción Mundial
para las Personas con Discapacidad". Con este objetivo se crea en 1985 en el ámbito del Ministerio de Salud y
Acción Social la "Comisión Nacional para las Personas con Discapacidad", con la participación de
representantes de organismos públicos y organismos no gubernamentales.
Posteriormente, y ante la necesidad de elevar el alcance y el imperio de sus acciones a través de la
jerarquización de su dependencia, mediante el Decreto 1101/87 este organismo pasó a constituir la actual
"Comisión Nacional Asesora para la Integración de las Personas Discapacitadas". Actualmente, dicha comisión
está conformada por un Presidente, un Directorio, un Comité Técnico (con representantes de organismos
públicos) y un Comité Asesor (con representación de las ONG del sector) que aseguran de esta manera la
consideración de la discapacidad en el más alto nivel gubernamental y la participación organizada de las
entidades involucradas.
La evolución histórica, hasta aquí desarrollada, nos permite reconocer situaciones sociales, algunas sucesivas,
y otras simultáneas, que podemos sintetizar con las siguientes palabras: eliminación - segregación -
aislamiento - protección - asistencia - caridad - limosna - institucionalización - educación - rehabilitación -
aceptación social - integración - equiparación de oportunidades.
Deficiencia
Es toda pérdida o anormalidad de una estructura o función psicológica, fisiológica o anatómica. Discapacidad
Es toda restricción o ausencia, debida a una deficiencia de la capacidad de una actividad en forma o dentro del
margen que se considera normal para un ser humano.
Minusvalía
Es una situación desventajosa para un individuo determinado, consecuencia de una deficiencia de una
discapacidad, que limita e impide el desempeño de un rol que es normal en su caso, € función de la edad, del
sexo y de los factores sociales y culturales.
Clasificación general de las discapacidades
Clasificamos las discapacidades en relación a su pérdida funcional frente al entorno físico, sin considerar-las
causas etiológicas que originaron tal discapacidad. Del resultado del enfrentamiento con el entorno surgirán
distintos rangos de minusvalías o situaciones desventajosas. En este marco, las discapacidades pueden ser
agrupadas en: motoras, sensoriales y mentales. Veamos el siguiente cuadro que amplía y explica esta
clasificación:
Todas estas discapacidades pueden ser transitorias o permanentes y de acuerdo al grado pueden ser
consideradas: Leves – Moderadas – Severas – Profundas.
A través de algunos ejemplos podemos ver la relación y la diferencia entre deficiencia, discapacidad y
minusvalía:
Ejemplo 1:
Deficiencia pérdida de la audición
Discapacidad de hablar, de escuchar
incomunicación, dependencia, alteración de aptitudes psicofísicas, carga económica,
Minusvalía
etc.
Ejemplo 2:
Deficiencia retraso mental
del desarrollo socio-afectivo, del cuidado personal, de la destreza, de las actividades de la vida
Discapacidad
diaria, etc.
dependencia, alteración de aptitudes psicofísicas, aislamiento, incomunicación, alteración en la
Minusvalía
dinámica familiar, carga económica, etc.
Ejemplo 3:
Deficiencia parálisis cerebral
discapacidad de la conducta, de la comunicación, de la locomoción, del cuidado personal, de
Discapacidad
las actividades de la vida diaria, de la destreza, etc..
de la independencia física, de la movilidad, de la comunicación, ocupacional, autosuficiencia
Minusvalía
económica, etc.
Así, podemos ver que las personas con deficiencia y discapacidad no forman un grupo homogéneo, ya que
difieren según la naturaleza y grado de las afecciones, según su situación socioeconómica, su sexo y edad.
Según las características sociales y culturales del entorno, se enfrentan a problemas y barreras diferentes y las
han de superar de maneras diversas.
Las consecuencias que producen las deficiencias y discapacidades se dividen en:
Consecuencias individuales Consecuencias familiares Consecuencias sociales
• dependencia • alteración de la dinámica familiar • demanda de servicios
• alteración de aptitudes psicofísicas • modificación de los roles • pérdida de la productividad
• aislamiento • carga económica • segregación social
• incomunicación • interrelación social alterada
• modificación de situación • necesidad de servicios
socioeconómica
Debemos tener en cuenta la importancia de la influencia del entorno sobre las deficiencias, ya que éste hará
que las discapacidades y minusvalías lo sean en más o en menos. En este sentido, se habla de sociedades
abiertas y sociedades cerradas, siendo las primeras aquellas que permiten el desarrollo e integración social de
las personas con discapacidad, impidiendo o disminuyendo la minusvalía. Por su parte, las sociedades cerradas
son aquellas que ignoran las acciones tendientes a disminuir el impacto social que producen las deficiencias y
las discapacidades, no las planifican, donde no se realiza integración social y la persona con discapacidad sigue
siendo tratada como en la antigüedad.
Deficiencia, discapacidad y minusvalía: clasificación internacional de la Organización Mundial de la Salud
(OMS). Veamos en la página siguiente la clasificación elaborada por la O.M.S., comenzando por las categorías
de deficiencias.
Categorías de deficiencias
Veamos ahora la clasificación de las Discapacidades:
Por último la clasificación de las minusvalías:
Minusvalía de orientación
Minusvalía de independencia física
Minusvalía de movilidad
Minusvalía ocupacional
Minusvalía de integración social
Minusvalía de autosuficiencia económica
Otras minusvalía