Antonio José de Sucre: Héroe de Independencia
Antonio José de Sucre: Héroe de Independencia
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Para otros usos de este término, véase Sucre (desambiguación).
1822-1823
Rango 1
Gran Mariscal de Ayacucho
Rango 2
General en Jefe del Ejército Unido Libertador
Rango 3
Comandante del Ejército del Sur
Información personal
Nacimiento 3 de febrero de 1795
Cumaná, Capitanía General de Venezuela, Imperio
español
Causa de la
Herida por arma de fuego
muerte
Lugar de
Catedral Metropolitana de Quito (Ecuador)
sepultura
Nacionalidad Venezolana
Familia
Información profesional
Rango Generalísimo
Distinciones Orden El Sol del Perú
Firma
Perdió a su madre a los siete años de edad. Aún adolescente fue enviado a Caracas al
cuidado de su padrino,el arcediano de la catedral, presbítero Antonio Patricio de Alcalá, para
iniciar estudios de ingeniería militar en la Escuela de José Mires. En 1809, con su hermano
Pedro y otros jóvenes, integró como cadete la compañía de Húsares Nobles de Fernando VII,
en Cumaná, unidad organizada por Juan Manuel Cajigal y Niño, gobernador de la provincia de
Nueva Andalucía.
Escudo de armas de la familia Sucre
Tras la liberación de la Nueva Granada y creada la República de Colombia, Bolívar firma con
el general español Pablo Morillo, el 26 de noviembre de 1820, un Armisticio, así como un
Tratado de Regularización de la Guerra. Sucre redactó este Tratado de Armisticio y
Regularización de la Guerra, considerado por Bolívar como "el más bello monumento de la
piedad aplicada a la guerra". La importancia de los documentos redactados por Sucre, en lo
que significó su primera actuación diplomática, fue la paralización temporal de las luchas entre
los patriotas y los realistas, y el fin de la guerra a muerte iniciada en 1813. El Armisticio de
Santa Ana le permitió ganar tiempo a Bolívar para preparar la estrategia de la Batalla de
Carabobo, que aseguró la independencia venezolana. El documento, marcó un hito en
derecho internacional, pues Sucre, fijó mundialmente el trato humanitario que desde entonces
empezaron a recibir los vencidos por los vencedores en una guerra.6 De esta forma se
convirtió en pionero de los derechos humanos. Fue de tal magnitud la proyección del tratado
que Bolívar en una de sus cartas escribió: "este tratado es digno del alma de Sucre. El
Tratado de Armisticio tenía por objeto suspender las hostilidades para facilitar las
conversaciones entre los dos bandos, con miras a concertar la paz definitiva". El Armisticio se
firmó por seis meses y obligaba a ambos ejércitos a permanecer en las posiciones que
ocupaban en el momento de su firma "...Por el cual desde ahora en adelante se hará la guerra
entre España y Colombia como la hacen los pueblos civilizados".7
La Batalla del Pichincha ocurrió el 24 de mayo de 1822, en las faldas del volcán Pichincha, a
más de 3000 metros sobre el nivel del mar, cerca de la ciudad de Quito, en el Ecuador actual.
El encuentro, que ocurrió en el contexto de las Guerras de Independencia Hispanoamericana,
enfrentó al ejército independentista bajo el mando del General venezolano Antonio José de
Sucre y al realista, comandado por el Mariscal de Campo Melchor de Aymerich. La derrota de
las fuerzas realistas leales a España condujo a la liberación de Quito y aseguró la
independencia de las provincias que pertenecían a la Real Audiencia de Quito, también
conocida como la Presidencia de Quito, la jurisdicción administrativa colonial española de la
que eventualmente emergió la República del Ecuador.10 Al amanecer, sin que Sucre lo
supiera, los centinelas apostados cerca de Quito avistaron a las tropas independentistas
ascendiendo por las laderas del Pichincha. Aymerich, entonces consciente de la intención de
Sucre de flanquearlo mediante el ascenso al volcán, ordenó a su ejército de 1894 hombres
subir por la montaña lo más pronto posible, para oponerse ahí a Sucre.11
Al haberse encontrado en un campo de batalla tan improbable, los dos comandantes no
tuvieron otra opción más que enviar gradualmente sus tropas a la batalla. Existía poco espacio
para maniobrar en las empinadas laderas del Pichincha, entre profundos barrancos y densos
matorrales. Los hombres del Paya, tras recuperarse de la conmoción inicial, se reposicionaron
bajo el fuego enemigo, esperando la llegada del batallón Trujillo. Sucre, que sólo esperaba
que los españoles estuviesen más cansados que sus propias tropas, envió al
batallón Yaguachi, conformado por ecuatorianos. El batallón Alto Magdalena trató de hacer un
movimiento de flanqueo, pero sin éxito, pues el terreno no se lo permitió. Pronto, los
batallones Paya, Trujillo y Yaguachi, sufriendo muchas bajas y con pocas municiones,
comenzaron a replegarse.12 Para entonces el destino de la batalla para los Patriotas parecía
depender del Albión, que transportaba las municiones tan necesarias; sin embargo, se
desconocía su paradero. A medida que pasaba el tiempo, los Realistas parecían ganar el
control de la batalla. El Trujillo fue obligado a retroceder, mientras que el batallón
peruano Piura huyó antes de enfrentarse al enemigo. En medio de la desesperación, a los
hombres de reserva del batallón Paya se les ordenó cargar contra el enemigo con sus
bayonetas. Ambos bandos sufrieron grandes bajas, pero la situación se estabilizó más o
menos para los Patriotas. A pesar de esto, Aymerich, como parte de su estrategia, durante el
ascenso al Pichincha separó de su fuerza principal al batallón Aragón, ordenándole avanzar
hasta la cúspide del volcán, para así luego atacar a los Patriotas por la retaguardia, rompiendo
sus líneas en el momento adecuado.13 El Aragón era el mejor batallón del ejército realista;
estaba formado por veteranos españoles que habían actuado tanto en la Guerra de la
Independencia Española como en otras batallas en América del Sur, y en ese momento
estaba más arriba de los Patriotas y listo para atacar. Afortunadamente para los Patriotas,
cuando el Aragón iba a cargar sobre la decaída línea Patriota, el Albión les detuvo en seco, al
entrar en la batalla de forma imprevista. Así, el Albión consiguió avanzar a una posición más
alta que la de los españoles. Pronto se unió a la batalla el Magdalena, y el Aragón, tras sufrir
fuertes bajas, se deshizo. Entonces el Magdalena avanzó hasta la línea Patriota para
reemplazar al Paya, y cargó contra la línea Realista, que acabó por romperse".14
Las consecuencias de la batalla fueron bastante significativas. El 25 de mayo de 1822 Sucre
entró con su ejército en la ciudad de Quito, donde aceptó la rendición de todas las tropas
españolas establecidas en el territorio que el gobierno de Colombia llamaba "Departamento de
Quito", al considerarlo como parte integral de la República de Colombia desde su creación
el 17 de diciembre de 1819.
Cuando Sucre recapturó Cuenca el 21 de febrero, obtuvo de su Consejo local un decreto en el
cual se proclamaba la integración de su ciudad y provincia a la República de Colombia.
Entonces, con la rendición de Quito, que a su vez puso fin a la resistencia Realista en la
provincia norteña de Pasto, Bolívar pudo entrar en la ciudad, cosa que finalmente hizo el 16 de
junio de 1822. Entre el entusiasmo general de la población, la antigua Provincia de Quito se
incorporó a la República de Colombia. Por su parte Guayaquil, que aún no había decido su
futuro, con la presencia tanto de Bolívar como del victorioso ejército Grancolombiano en su
territorio, proclamó la incorporación de Guayaquil a la Gran Colombia el 13 de julio de 1822.15
La Capitulación de Pichincha[editar]
A las doce del día bajo un sol resplandeciente, los soldados de la libertad en la cima del
Pichincha, a más de 3.000 metros de altura, dieron el grito de victoria. La victoria fue de Sucre,
y se completó con la capitulación que la autoridad patriota concedió al Mariscal Aymerich el 25
de mayo del mismo año. Con las operaciones cuyas acciones finales se produjeron en las
faldas del Pichincha y en la ciudad de Quito, Sucre decidió a su favor la vacilante y delicada
situación de Guayaquil; dio libertad al territorio que conforma hoy la República de Ecuador, y
facilitó su incorporación a la Gran Colombia.16 El 18 de junio de ese año, Bolívar le asciende a
general de división y le nombra intendente del departamento de Quito. Al frente de los
destinos de Ecuador desarrolla una positiva obra de progreso: funda la Corte de Justicia
de Cuenca y en Quito el primer periódico republicano de la época: "El Monitor". Instala en esa
ciudad la Sociedad Económica. De su actividad personal es buena prueba que, el 6 de
septiembre de 1822 expidió y firmó en Quito 52 comunicaciones. Interesado por la educación
puede afirmar que halló en Cuenca 7 escuelas y dejó 20.1718
Perú solicita ayuda a la Gran Colombia[editar]
Tras la retirada de José de San Martín, el Congreso Constituyente nombró al presidente de la
Junta de Gobierno al general José de La Mar. Este comprometió buena parte del ejército en
campañas ambiciosas que fracasaron en las batallas de Tarata y Moquegua, dejando al
gobierno peruano en una delicada condición militar. Las derrotas militares y las pugnas
políticas entre los patriotas peruanos debilitaron las fuerzas independentistas peruanas. El
gobierno de Riva Agüero fue presionado por la opinión pública para que solicitara la
intervención de Bolívar. El Libertador, que se encontraba en Guayaquil vigilando los
acontecimientos en Perú, envió a las primeras solicitudes peruanas los 6000 hombres que ya
tenía preparados en Ecuador en dos expediciones sucesivas de 3000 hombres, con el general
Sucre al mando de las fuerzas y encargado de negociar con el Perú los términos en que
La Gran Colombia intervendría en la guerra.
La batalla de Junín[editar]
La batalla de Ayacucho[editar]
Artículo principal: Batalla de Ayacucho
Batalla de Ayacucho, óleo sobre lienzo de Martín Tovar y Tovar.
La Batalla de Ayacucho fue el último gran enfrentamiento dentro de las campañas terrestres
de las Guerras de Independencia Hispanoamericana (1809-1826). La batalla se desarrolló en
la Pampa de la Quinua en el departamento de Ayacucho, Perú, el 9 de diciembre de 1824. La
victoria de los independentistas, significó la desaparición del último virreinato que seguía en
pie, el del Perú, y puso fin al dominio colonial español en Sudamérica; se cerraba la
Independencia del Perú . Así finalizaban las batallas de la independencia del Perú, con una
capitulación militar que se transformaría años más tarde en tratado diplomático firmado
en París el 14 de agosto de 1879. Antes del inicio de la batalla, el general Antonio José de
Sucre arengaba a sus tropas:
"¡Soldados!, de los esfuerzos de hoy depende la suerte de América del Sur; otro día de gloria va a
coronar vuestra admirable constancia. ¡Soldados!: ¡Viva el Libertador! ¡Viva Bolívar, Salvador del Perú!."
Antonio José de Sucre
Es el tratado firmado por el jefe de estado mayor José de Canterac y Sucre después de la
batalla de Ayacucho, el 9 de diciembre de 1824. Sus principales consecuencias fueron varias:
Bolívar, quien redactó y publicó en 1825 su "Resumen Sucinto de la Vida del General Sucre",
único trabajo en su género realizado por el Padre de la Patria, no escatimó elogios ante la
hazaña culminante de su fiel lugarteniente:
"La batalla de Ayacucho es la cumbre de la gloria americana, y la obra del general Sucre. La disposición
de ella ha sido perfecta, y su ejecución divina". Las generaciones venideras esperan la victoria de
Ayacucho para bendecirla y contemplarla sentada en el trono de la libertad, dictando a los americanos el
ejercicio de sus derechos, y el imperio sagrado de la naturaleza".
"Usted está llamado a los más altos destinos, y yo preveo que usted es el rival de mi Gloria".
"El Congreso de Colombia hizo entonces a Sucre General en Jefe, y el Congreso de Perú le dio el grado
de Gran Mariscal de Ayacucho".
El nacimiento de Bolivia[editar]
Entrada del Mariscal Sucre a la Real Audiencia de Charcas[editar]
Luego del triunfo de Ayacucho, y siguiendo precisas instrucciones de Bolívar, el general Sucre
entró en territorio boliviano el 25 de febrero de 1825.25Su papel se limitó a dar visos de
legalidad a un proceso que los mismos bolivianos ya habían puesto en marcha. El general
Olañeta permaneció en Potosí, en donde recibió al batallón "Unión" procedente de Puno al
mando del coronel José María Valdez, convocó a un Consejo de Guerra que acordó continuar
la resistencia. Olañeta distribuyó sus tropas entre la fortaleza de Cotagaita con el batallón
"Chichas" al mando de Medinacelli, Valdez con el "Unión" fue enviado a Chuquisaca y él
marchó a Vitichi, con 60 000 pesos de oro de la Casa de la Moneda de Potosí.
En Cochabamba se sublevó, con el Primer Batallón "Fernando VII" el coronel José Martínez;
seguido en Vallegrande, por el Segundo Batallón "Fernando VII", deponiendo al brigadier
Francisco Aguilera el 12 de febrero. El coronel José Manuel Mercado ocupó Santa Cruz el 14
de febrero, Chayanta quedó en manos del teniente coronel Pedro Arraya, con los escuadrones
"Santa Victoria" y "Dragones Americanos" y en Chuquisaca el batallón "Dragones de la
Frontera" del coronel Francisco López se pronunció por los independentistas el 22 de febrero.
El coronel Medinacelli con trescientos soldados se sublevó en contra de Olañeta y el 2 de abril
de 1825 se enfrentaron en la Batalla del Tumusla que culminó con la muerte de Olañeta. El 7
de abril, el general José María Valdez se rindió en Chequelte, ante el general Urdininea,
poniendo fin a la guerra en el Alto Perú.2627
Congreso de Chuquisaca[editar]
Fachada de la Casa de la Libertad en (Sucre), donde se reunió 1825, la asamblea de diputados de las
cinco provincias altoperuanas convocadas por el mariscal Antonio José de Sucre, para deliberar sobre el
destino del Alto Perú.
Matrimonio y descendencia[editar]
Mientras tanto, Simón Bolívar estaba convencido de que el Perú estaba dispuesto a promover
problemas, con el preciso objetivo de anexarse la República de Bolivia, Guayaquil y
posiblemente, más territorio grancolombiano. Existían también desacuerdos concretos en
cuanto a cuestiones fronterizas entre los dos países, el pago de 7 595 747 pesos, como deuda
por la guerra de la emancipación, y la entrega de los territorios peruanos de Tumbes, Jaén y
Maynas. Las negociaciones diplomáticas con Bolívar fracasaron, y el 3 de julio
de 1828 la Gran Colombia le declaró la guerra al Perú. El 28 de noviembre de 1828 La Mar
penetró en territorio grancolombiano y ocupó gran parte del departamento de Azuay, La Mar
ocupó también Guayaquil, evacuada por el almirante general grancolombiano Juan Illingworth
Hunt a la espera de refuerzos.43 Tras el bloqueo de Guayaquil, el Perú había ganado la guerra
en el mar.44
Ante la situación, el mariscal Sucre, entonces ya de vuelta a Quito tras renunciar a la
presidencia boliviana, concentró el ejército del Sur de la Gran Colombia cerca de Cuenca para
presionar a las tropas peruanas, que había sido ocupada el 10 de febrero de 1829. Después
de un breve encuentro cerca de la población de Saraguro, donde la vanguardia
grancolombiana derrotó a un destacamento peruano, el 27 de febrero tuvo lugar el encuentro
principal entre los dos ejércitos. Al ejército peruano lo integraban 5000 soldados45 y al
grancolombiano, 4200.46
La batalla de Tarqui[editar]
La batalla del Portete de Tarqui se libró el 27 de febrero de 1829 en el llamado Portete de
Tarqui, a pocos kilómetros de Cuenca, entre tropas de la Gran Colombia, comandadas por
Antonio José de Sucre, y tropas peruanas comandadas por José de La Mar. El combate duró
media hora, donde el ejército colombiano batió a las fuerzas peruanas.47 La victoria
grancolombiana se debió en buena parte al enfrentamiento por separado contra cada batallón
del ejército peruano, que en ningún momento actuó de forma unitaria y dejó sus batallones
aislados los unos de los otros. El resultado de la batalla hizo que el general La Mar dispusiera
el repliegue del ejército hacia Girón.
Sucre, no satisfecho con este resultado, envía a un oficial de Estado Mayor, con el objeto de
negociar con La Mar, siendo aceptado por el presidente peruano y el 1 de marzo, en el campo
de Girón, se firma el convenio de Girón que es ratificado por los generales Flores y O'Leary,
por parte de la Gran Colombia y Gamarra y Orbegoso, por parte del Perú.48
El convenio de Girón y el tratado de Guayaquil[editar]
De acuerdo al convenio de Girón, las fuerzas peruanas se habrían de retirar de la provincia del
Azuay y abandonar todas las plazas ocupadas. Si bien las fuerzas peruanas se retiraron La
Mar se negó a entregar Guayaquil y, de hecho, se preparaba para iniciar una nueva ofensiva.
Sin embargo, la guerra acabó inesperadamente con un golpe de estado por parte de Agustín
Gamarra y otros jefes peruanos en Lima que derrocó a La Mar. El nuevo gobierno cesó las
hostilidades y entregó Guayaquil el 20 de julio. El 22 de septiembre de 1829 se firmó un
tratado de paz en Guayaquil, donde se estableció:
Se reconocen por límites los mismos que tenían antes de su independencia los antiguos
Virreinatos de Nueva Granada y el Perú, con las variaciones que juzguen convenientes
acordar entre sí.
Se debería nombrar una Comisión de dos personas por cada República para que
recorrieran, rectificaran y fijasen la línea divisoria, trabajos que se debían iniciar 40 días
más tarde de haber sido ratificado el tratado por ambos países. El trazo de la línea
comenzaría en el río Tumbes.49
El Perú pretendía apropiarse de Tumbes, Jaén y Maynas, que eran indiscutidamente de
la Gran Colombia, la cual conservaba Guayaquil.50
La Gran Colombia[editar]
Mapa de la Gran Colombia. El Mariscal Sucre compartía la visión política de Bolívar y la unidad de la
America Hispana.
Últimos días[editar]
La Muerte de Sucre en Berruecos (1895) obra de Arturo Michelena.
Sucre era conocido en el ejército con los apodos de “Mulei” o “Mulengue”, alusión que hizo el
general Luis Urdaneta, cuando escribió a Juan José Flores desde Tocaima 19 días antes del
asesinato: “... A García, el diputado por Cuenca, le instruí de todo lo que debía decir a Ud. y
ahora le añado que es preciso que Ud. redoble su vigilancia con el M...”. Tres días antes de su
muerte, el periódico "El Demócrata" de Bogotá publicó un artículo en el que se expresaba:
“Acabamos de saber con asombro, por cartas que hemos recibido por el correo del Sur, que el
general Antonio José de Sucre ha salido de Bogotá... Las Cartas del Sur aseguran también
que ya este general marchaba sobre la provincia de Pasto para atacarla; pero el valeroso
general José María Obando, amigo y sostenedor firme del Gobierno y de la libertad, corría
igualmente al encuentro de aquel caudillo y en auxilio de los invencibles pastusos. Puede que
Obando haga con Sucre lo que no hicimos con Bolívar...”
De lo anterior, se deduce que el asesinato del Mariscal Sucre fue planificado y ejecutado en
las Montañas de Berruecos - Arboleda (Nariño) cerca de San Juan de Pasto. En el lugar del
crimen permaneció su cadáver por más de 24 horas hasta que los pobladores de las
localidades cercanas le dieron sepultura. Si el Mariscal Sucre se hubiese ido por
Buenaventura, allí lo esperaba el general Pedro Murgueitio para darle muerte; si optaba por la
vía de Panamá lo acechaba el general Tomás Herrera, y desde Neiva lo vigilaba el
general José Hilario López. El Libertador, Simón Bolívar, al saber del asesinato, expresó en
una carta: “...Yo pienso que la mira de este crimen ha sido privar a la patria de un sucesor
mío...¡Santo Dios! ¡Se ha derramado la sangre de Abel!... La bala cruel que le hirió el corazón,
mató a Colombia y me quitó la vida".
Durante mucho tiempo se corrió la noticia de que fue el general Juan José Flores, compatriota
y compañero de gestas independentistas, quien había ideado el crimen, debido a la simpatía
del pueblo quiteño al Mariscal y la posibilidad de este, al radicarse en Quito con su esposa y
su hija, de convertirse en el primer presidente del Ecuador –como ocupó las presidencias de
Bolivia y Perú–, cargo que ocupó Flores desde 1830. Simón Bolívar le escribió una carta a la
viuda de Sucre agradeciéndole el ofrecimiento de conservar la espada de su esposo, el 5 de
noviembre de 1830. De esta manera, ella cumplió con una de las cláusulas del testamento de
Sucre; sin embargo Bolívar, en el suyo, ordenó que la espada del prócer le fuese devuelta a
ella. Los restos del Mariscal Sucre fueron llevados a Quito por su esposa y mantenidos en
secreto en el Palacio de El Deán, una propiedad familiar ubicada en el Valle de los Chillos, en
las afueras de Quito. En 1832 y cumpliendo la voluntad de Sucre, que deseaba ser enterrado
en la capital ecuatoriana, fueron depositados en secreto en el Convento del Carmen Bajo.
En 1900, durante la presidencia del general Eloy Alfaro, fueron llevados a la Catedral
Metropolitana de Quito, donde ocupan una capilla. Una anciana religiosa, que había
escuchado de sus antecesoras la historia, relató al arzobispo de Quito, Federico González
Suárez, que la Marquesa de Solanda visitaba siempre el altar en donde fueron colocados los
restos. Alertado el Gobierno de esto, solicitó a la Facultad de Ciencias Médicas de la
Universidad Central del Ecuador se nombre una junta médica forense la misma que reconoció
el esqueleto encontrado, y lo identificó por las heridas de bala en el cráneo y en brazo,
producto del crimen de Berruecos y la revuelta en Bolivia. Sin embargo no existe consenso
respecto al paradero de los restos del Gran Mariscal ya que a inicios del siglo XX, la primera
mujer que ingresó a la Academia de Historia de Venezuela, Lucila Luciani afirmó en su texto
"Maravillosa historia de unos restos" la imposibilidad de que los restos del gran mariscal
Antonio José Sucre estuvieran en Ecuador y desglosó una serie de argumentos para afirmar
que los restos aún estarían en Colombia, aunque esto no pasa de ser simples elucubraciones.
El catafalco que contiene los restos del Gran Mariscal, está hecho de andesita del volcán
Pichincha, y el mausoleo está decorado con alegorías de la Independencia, La Libertad y la
Victoria. El Gobierno venezolano donó una réplica de la espada del Libertador, que se
encuentra en la pared del mausoleo. Periódicamente, la Guardia de Granaderos de Tarqui,
que custodia el cercano Palacio de Gobierno, rinde honores a los héroes.
Tumba del Mariscal Antonio José de Sucre en la Catedral Metropolitana de Quito
En su honor fue bautizada la capital de Bolivia, el estado donde nació y varios municipios en
Venezuela, un departamento de Colombia, el aeropuerto internacional y varios barrios de la
ciudad de Quito y la moneda antigua del Ecuador. La Escuela Militar de Ingeniería de Bolivia,
que forma ingenieros civiles y militares a nivel universitario, porta su nombre igualmente.
Última carta a Bolívar[editar]
El día 8 de mayo de 1830, el Mariscal Sucre envió desde Bogotá a Simón Bolívar, una misiva
con este texto:
Cuando he ido a casa de Ud. para acompañarlo, ya se había marchado. Acaso es esto un bien, pues
me ha evitado el dolor de la más penosa despedida. No son palabras las que pueden fácilmente explicar
los sentimientos de mi alma respecto a Ud.; Ud. los conoce, pues me conoce mucho tiempo y sabe que
no es su poder, sino su amistad la que me ha inspirado el más tierno afecto a su persona. Lo
conservaré, cualquiera que sea la suerte que nos quepa, y me lisonjeo que Ud. me conservará siempre
el aprecio que me ha dispensado. Sabré en todas circunstancias merecerlo. Adiós, mi general, reciba
Ud. por gaje de mi amistad las lágrimas que en este momento me hace verter la ausencia de Ud. Sea
Ud. feliz en todas partes y en todas partes cuente con los servicios y con la gratitud de su más fiel y
apasionado amigo.
A.J. de Sucre
Varios años después, el investigador Jorge López Falcón encontró en la Biblioteca Nacional
de Venezuela, un documento manuscrito escrito en Bogotá el día 25 de mayo de 183031 que
es otra carta que, en apariencia, dirigió a modo de despedida el Mariscal Sucre a Simón
Bolívar, cuyo texto es el siguiente:
Bogotá, Mayo 25 de 1830
Mi querido Bolívar:
De pronto partir para Quito donde está el reposo tan deseado y al alejarme de todas las luchas políticas,
quiero antes avisarle mi adiós y mi eterno cariño. Dios bien sabe cuánto hemos luchado por la libertad
de todas estas tierras y cuán mal nos han pagado. Sé que al alejarme no me guía ningún síntoma de
cobardía y de traición, sólo el gran amor y cariño a mi esposa e hija, las cuales hace mucho tiempo que
no abrazo, me obligan a ello y también para dejar el puesto a todos nuestros enemigos, que con sus
apetitos y sus falacias llevan la República al caos y a la ruina.
Allá, en el remanso de [palabra rota] da pu [palabra rota] la, en la belleza de mi [ilegible]. Sie[mpre roto]
[ten]drá usted, noble y viejo amigo un puesto de honor, y [palabra rota] no de quien lo quiere de veras.
A.J. de Sucre
Sin embargo, el historiador Tomás Straka llamó la atención sobre tres aspectos de esta
misiva: en primer lugar, la confianza con que Sucre trató a Simón Bolívar a quien siempre
llamó "Su Excelencia"; en segundo, el estilo de redacción inusual y en tercero, la propia fecha
del documento ya que, de haber sido escrito en la fecha declarada, no hubiera podido llegar el
4 de junio al sitio donde el prócer fue asesinado, ya que solo se contaba con traslado a
caballo, como único medio de transporte en esa época.
Sucesor:
Predecesor:
José María Pérez de
Simón Bolívar
Urdininea
Presidente de Bolivia
1825 - 1828
Sucesor:
Predecesor:
José Bernardo de Torre
José de la Riva Agüero
Tagle
Presidente de la República
Presidente de la República
del Perú Jefe Supremo Militar del Perú del Perú
1822 - 1823
Sucesor:
Predecesor: Gran Mariscal de Ayacucho
Mariana Carcelén de
Cargo creado 1825 - 1830
Guevara y Larrea53
Ezequiel Zamora
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Para otros usos, véase Zamora (desambiguación).
Ezequiel Zamora
1856-1860
Información personal
Lugar de
Panteón Nacional de Venezuela (Venezuela)
sepultura
Nacionalidad Venezolana
Partido
Liberal
político
Familia
Información profesional
Índice
1Biografía
o 1.1Familiares
o 1.2Carrera política
o 1.3Guerra Federal
o 1.4Fallecimiento
2Vida sentimental
3Legado
4Referencias
5Bibliografía
6Enlaces externos
Biografía[editar]
Familiares[editar]
Zamora era descendiente de inmigrantes españoles de las Islas Canarias, donde se
caracterizaban por la actividad comercial, que era visto por la clase acomodada como un oficio
vil. Sus hermanos fueron Antonio, Carlota, Genoveva, Raquel y Gabriel. Fue hijo de José
Alejandro Zamora Pereira, quien luchó y murió en la Guerra de Independencia, y de Paula
Correa Rodríguez. El bisabuelo de Zamora fue Francisco León Zamora, un canario dedicado a
la venta de ganado en los llanos. Su abuelo, Juan Zamora de León, también canario, se radicó
en Villa de Cura en 1761 con Margarita Pereira, de cuya unión nace el padre de Zamora,
Alejandro Zamora Pereira.3.
Carrera política[editar]
La madre de Zamora decide trasladarse con sus hijos de Cúa hacia Villa de Cura, donde
Ezequiel se dedica al comercio e inicia una pulpería. Al ver el descontento popular durante el
gobierno del general José Antonio Páez, producto de la crisis económica en la década de
1840 por la caída internacional de los precios del café, Zamora se une al partido Liberal.
Decide participar en las elecciones de 1846 junto a Antonio Leocadio Gúzman, pero
imposibilitado de votar y ante el boicot del gobierno conservador, se alza con los campesinos
en armas en los valles de Aragua el 7 de septiembre en la insurrección campesina de 1846, la
cual se extendió a nivel nacional, se le atribuye a Zamora la arenga: ¡Tierra y hombres
libres! en la revuelta en Guambra.4 La falta de organización del alzamiento, así como la
derrota y fusilamiento del Indio Rangel y el apresamiento de Zamora, culmina la rebelión. El
alzamiento le ganó el nombre a Zamora de «General del Pueblo Soberano».5
Escultura de Ezequiel Zamora en ocasión de la inauguración del tren de Cúa.
En 1848 Zamora es liberado por la amnistía del presidente electo José Tadeo Monagas, quien
rompió con el paecismo, y lo incorporó a sus filas con el rango de primer comandante de las
milicias para enfrentar el levantamiento de José Antonio Páez y Carlos Soublette en los llanos
centrales, en respuesta al Asalto al Congreso ese año. En 1849, los caudillos regionales
apoyan a Monagas y derrotan a Páez en la Batalla de los Araguatos, poniendo fin a la guerra
civil de 1848-1849. En 1851 el presidente José Gregorio Monagas nombró a Zamora
comandante de armas de la provincia de Coro.
El académico y antiguo rector de la Universidad de Los Llanos, Adolfo Rodríguez Rodríguez,
describe en su libro de la Academia Nacional de Historia La llamada del fuego que para 1853
Zamora era propietario de esclavos en Ciudad Bolívar, aunque según el historiador José Sant
Roz no existen pruebas que lo demuestren.6 En 1854 Zamora participó en los debates y
discusiones sobre la ley de abolición de la esclavitud, donde propuso la entrega de tierras
productivas a los esclavos, solicitud rechazada por la mayoría del Congreso que
contrariamente aprobó el pago de una indemnización por cada esclavo liberado.7 El 24 de
noviembre, ocho meses después del decreto de abolición de la esclavitud el 24 de marzo, le
pidió a la Junta de Abolición en Ciudad Bolívar que se le pagaran «los valores que me
corresponden como propietario que fui de los esclavos».8
En 1858 Julián Castro, quien tenía el cargo de comandante en jefe del ejército, se alza contra
el gobierno de los Monagas y lo derroca en la Revolución de Marzo. Zamora y muchos líderes
del partido liberal, junto con los Monagas, son expulsados del país. Julián Castro le cede el
poder al partido conservador liderado por José Antonio Paéz, quién regresa al país.9
Por otro lado, Ángel Capelletti y Carlos Rama describen que el pensamiento del socialista
libertario Pierre-Joseph Proudhon influyó en Ezequiel Zamora.10 Igualmente, de acuerdo
con Laureano Villanueva, Zamora tenía ideas socialistas11 y «no estaba haciendo guerras
para imponer gobernantes a los pueblos, sino al revés, para que los pueblos se gobernaran
por sí, pues era de este modo como él entendía el liberalismo y la Federación».12
Guerra Federal[editar]
Artículo principal: Guerra Federal
Durante las acciones preliminares para la toma de la plaza el 10 de enero de 1860, Ezequiel
Zamora recibe un balazo en la cabeza, causándole la muerte a los 42 años. Algunos creen
que debido a rivalidades dentro del mismo partido liberal, los responsables del asesinato
fueron Juan Crisostomo Falcón o Antonio Guzmán Blanco, quienes veían a Zamora como un
rival para la toma del poder en Caracas; sin embargo las verdaderas causas siempre
quedaran en el misterio.15 Según las crónicas, Zamora se disponía a supervisar la
construcción de una trinchera. Según un testigo presencial, cuando se detuvo a inspeccionar
los trabajos, quedó «dando el frente precisamente al enemigo que se encontraba en las torres
de la Concepción, como de dos o tres cuadras de distancia por elevación». En ese momento,
«improvisamente, fue herido, cayendo su cuerpo en este lugar, de donde lo recogieron sus
edecanes, y pasándolo por el agujero abierto lo llevaron a la casa de la familia Acuña…»16 De
acuerdo con el testigo, Zamora era un blanco obvio al ser conocido, estar al descubierto y ser
el único con uniforme. En su testimonio afirma que el balazo penetró por la parte inferior del
ojo derecho con orificio de salida en la base del cráneo. Fue sepultado en la madrugada del
día siguiente en el solar o patio trasero de la casa.17 Para evitar la desmovilizacion en el
avance sobre los godos se ocultó la muerte, pero la información se difundió. Tras la muerte de
Zamora, Juan Crisóstomo Falcón comenzó el avance hacia la ciudad de Valencia con la
intención de tomarla. Sin embargo las tropas rebeldes estaban muy debilitadas tras el asedio
de San Carlos a la vez que los conservadores comenzaban a recibir refuerzos, por lo que
Falcón tuvo que evitar en varias ocasiones el combate con las tropas gubernamentales y
desviarse a Apure. Finalmente, en febrero de 1860 se produjo un enfrentamiento conocido
como batalla de Coplé, resultando en una victoria conservadora.18 La Guerra Federal culminó
con el Tratado de Coche entre los conservadores y los federales.19
Lápida de Ezequiel Zamora en el Panteón Nacional.
Antonio Guzmán Blanco dejó asentado en su memoria durante su retiro en París que se
realizara el traslado de los restos de Ezequiel Zamora al Panteón Nacional.20 Existen dos
versiones más de su entierro: el historiador Manuel Landaeta Rosales indica que el cuerpo de
Zamora fue enterrado en Los Teques después de que el presidente Guillermo Tell
Villegas exhumó sus restos en San Carlos para darles sepultura trasladándolos en una
comitiva a Caracas. Se pierde el rastro en La Victoria, por lo cual hace presumir que los restos
no son los que están en el Panteón y están en la Iglesia de San Felipe de Neri de Los Teques.
Otra versión apunta a que durante la Revolución Azul, donde José Tadeo Monagas retorna al
poder y su sustituto José Ruperto Monagas toma la ciudad de San Carlos, dos de sus
generales, Desiderio Escobar y Ramón García, compañeros de Zamora en la toma de la
ciudad años antes, deciden ubicar y exhumar los restos con la intención de llevarlos a Caracas
y rendirle honores póstumos.21
Vida sentimental[editar]
Zamora tuvo una relación con Biviana González de la cual nació Nicolás Zamora González.
Tiempo después se casa el 4 de julio de 1856 con Estefanía Falcón Zavarce, hermana del
militar y político Crisóstomo Falcón. Se residenciaron en Coro, estado Falcón, junto con sus
hijos adoptivos.22
Legado[editar]
En Caracas, se renombró la plaza del Calvario como Ezequiel Zamora.23
En 2009, se estrenó la película Zamora, tierra y hombres libres dirigida por Román Chalbaud,
producido por la Villa del Cine y protagonizada por Alexander Solórzano como Ezequiel
Zamora.24