semejantes son embelecos, mentiras o apariencias del deme-
rio: y si & nosotros nos parece ahora que tenemos aigin en-
tendimiento y razdn, pues hablamos siendo verdaderamente
4 hemos visio que éste es el caso portentosoy jamas
Viste y que aungve Te tosamos eon as manos, no le haemos
crédito hasta tanto el suceso dél nos muestre lo que
me que creams.»
HL scocar eon las manos» también esti presente en lo que
Don Quijore dice a Sancho sobre lo visto y tocado con sus
manos en la cueva de Moncesinos. Pero es més importante
ilicud, la que hay en ambos casos a que slos sucesos
ipidn, sera el suceso del caso el que di
su verdad. ¥ también on. Quijote cuando concluye alo di
cho por Sancho a propésito del mono de Maese Pedro:
«—{No lo decia yo -dijo Sancho- que no se me podia
asentar que todo lo que yuosa merced,saior mio, ha dicho de
Toe acontceimientox de Ia cueva era verdad nian la mad?
“Los “sucesos to dirén” -respondié Don Quijote que et
tiempo, descubridor de todas ls cosas no se deja ninguna que
tno lt sague ala huz del so» (Que :23)
El suceso definitivo bien puede ser l pacto o acuerdo de
mann incluida en el apéndice a la versin inglesa de su libro
de 1960 (B Martinez Bonati, 1981:157-159) hay varias in-
consistencias en esta tcora, Singularmente poco feliz es que
Ohmann continie con el tépico, que adeuda a Austin, ngar-
den, Frege, etc, del escribir como un cwasé-acto de habla, sin
fuerza ilocutiva, lo que le obliga a una contradiecién porque
si es imaginario y mimético zpodrian entenderse las citcuns-
tancias imaginadas por el esritor como euasicircunstancias?,
{y su fuerza como una cuasi fuerza? Siel acto lo es de repre
Ssentacién imaginaria zeémo puede combinarse con la repre-
sentacién de otro discursoy ser euasi ato? Para Martinez Bo-
nati hay una imposibilidad logica en esa consideracin y sos-
tiene que
«no hay nada en nuestra comin experiencia de Ia literatu-
+2 que fundamente la idea de que lenguajey accién en poesta
¥ fiecin son intrinsccamente menos lenge ¥ menos ficeion
‘que en la experiencia ordinaria» (biden 158)
Para Martinez Bonati vale mejor hablar de un discurso
spuramente imaginario» (en el sentido en que lo definiremos
en el epigrafe 2.4,), como representacién del hablar de una
fuente de lenguaje que es fuente imaginaria, y no hablar del
autor. Ese salto no lo da la teoria de los actos de habla, como
tampoco Ohman, quizl porque no se han planteado cl esta:
78
tuto fenomenolégico que sostiene las distancias entre hablar
del autor/hablar del nartador/hablar de los personajes, que es
Fundamental en la frontera de la ficeién y nuclear en la te0-
vias de Martinez Bonati y L. Doleéel
De haberlo hecho no se producita, como se produce en
‘Austin, en Ohmann, una contaminacién entre acto de habla
dl autor y acto de habla ficcional, no distinguidos muchas
veces, de modo que se plantean que cl autor sfinge» hablar,
cuando lo que hace es un hablar que «finge» otros hablares,
jue es muy distineo. Este es uno de los casos més llamativos
Eiwincomunicacia tevica y dela incapacidad de a filoso-
fia analitica de asimilar nociones y distinciones (como hablar
del autor/hablar del narrador/hablar de los personajes) que la
licearia tiene desde hace mucho tiempo plenamente
asimilados, admitidos y que incluso en la propia tradicién fi-
ioséfica de la fenomenologia aportaron las teorias de R. In-
tanden (1931), nexplesblemene desaendidas por ls filoso-
fia analiticay la pragmitica litrara
Deudataria de Ohmann es la posiciin de Samuel Levin
(S. Levin, 1976), quien ha formulado la teoria de a mimesis
‘ representacin, en los términos de la reescritura para la fic-
‘ign de una estructura profunda bisica. En todo poema (y
obra literaria iccional) queda implicit segin Levin una ora-
cién dominante, elidida en la manifestaién superficial que
conviene explictar. Esta oracién implicita, que explica el tipo
de fueraailocutiva que debe tener el poema (o narracién, ha-
bia que afadie) es la siguiente: «Yo me imagino a mi mismo
cen y te invito a concebir un mundo en el que...r, La estruc-
‘ura profunda de la oracién que obviamente queda implicita,
supone para Levin la representacién de un modo imaginario
en que el hablante ~«yor— se desdobla en personaje de ese
‘mundo. ELayos del poema tiene como referencia al poeta,
sonaje de este mundo, pero cl mismo syor que el poeta
gina escd en el mundo imaginario creado por la imagina-
idm del poeta (S. Levin, 1976:69-70)
El inconvenicnte de la tworia de Levin, es que la frase nu
dear esuctura dominant # queer gencrdor de toda
ficeidn (y no sdlo de la del poema lirica) es que tal decara-
‘idn no tiene en cuenta que el acto declarativo que supone-
‘mos del autor: «yo me imagino a mi mismor tendria que va-
9Jer en cualquier caso incluso cuando el autor no pertenece al
‘mundo dela ficeién, ly que se da en la mayor parte de las fc-
ciones en que al autor no le cumple imaginarse asf rvismo
dentro del mundo imaginario puesto que m0 tiene que for-
‘mat parte de él necesariamente. Se nosa que Levin ha creado
su frase nuclear para los poems lticos en que el xyor ocupa
tuna posicién medular (J. M. Poauelo, 1988 b:213-224). Peto
‘como esa frase de Levin la recuperan ot108 autores como ex
plicadora de la posicién ilacutiva del autor para las eciones,
Taheallegado aqui.
‘Aunque Sandy Pettey (1991:59-69) marca diferencias no-
tables entre las posiciones de Austin y Searle, cxeo que la teo-
tia de éste obedece a una influencia muy considerable de
aquél, en lo que se refiere al tratamiento de la literatura fc-
cional, A ella dedica J. Searle un articulo aparecido en 1975
titulado «El estarut ldgico del discurso de ficciéns que ha te-
nido amplio eco en el desarollo de una teora de la fciona-
lidad en la poética contempordnea.
‘Toda la argumentacién de Searle se apoya en una concep-
que
dio fandamentos te6ricos para allegar el concepro de ficio-
nalidad a la propia actividad del discurso y no refrila exclux
sivamente a los hechos o historia relatada, que era el campo
fen que se resolvian comnmente lo estatutos de Ja fieci
teraria. Conocer que el hablar literario ¢s un hablar ficticio,
produccién de frases auténticas, pero imaginarias, transporta
Fr ficcionalidad a Ia esencia misma del set consttutivo de lo
literario, con independencia del grado de realidad o de con-
viecién o de verosimilitud de ls referents extensionales. No
ts menos hablar ficticio el de una novela realista que ede
‘una novela fantistca.
‘Desde una comin fuente fenomenoligica, Ayala (1970)
y Joan Ferraté (1968) han llegado a parecido lugar respecto a
tun planteamiento del hablar literario como sdiscurso Ficcio-
nal, fo que situé muy pronto a distintos autores de Ia filolo-
fia hispdnica en un lugar pionero y avanzado desde el que
Posteriormente se genetalizaron. F. Ayala en su ensayo Refle-
no
sions sobre ls erecta naratva (E.Ayala, 1970) abouda de
Ini stemaicoy muy aro en aquclis fechas una reora de
iniccon como separable de la sexperencianbingrihea de
aor 7 del poeroa como vo dependicate desu sencim
isu gen edo amen de ra
ho sea simplements la ees al biogrfsme 7a I ncenio-
nualidad que ya habian logrado los fominticos ingles y los
{cnc dl new etic sino que Tos haga Ayala Gepender
i prindpio rractara bain de quel ibn es une cone
crodiéa feagineda que afc al lnc miso a Be
SSonatiaion del auc y que ea fecionalzaion sive ala
‘Tsim de verdad y es equi para el eto dela mines
como eacidn de mando. Tambien s plants Ayal alain
entre estructura val y const iaginata cuando sia:
«Como cualquier otto escrito, la obra de arte literaria es
ich queda una comnieacion euya estructura presents e]
‘mismo esqueme basco de todo uso de lenguaje arranca de
‘un hablante (el autor) que comuaica un contenido (el texto) a
tin destinataro (el lector). La diferencia espectica de este ha
‘lar en que la obra iteraria consis se encuentra -ya lo
tos visto tambign- en el cardcterimaginario de exe cont
ddo, que lo subsirae al orden de las relaciones prasticas con
cotidana est tejida.Ygual que las demas obras de
rari, o poesia, constituye una esfera de realidad
imitativa (mimesis), un recnto donde se ficionalizan no slo
aquellos clementos de I experiencia. sino también el propio
futor en cuanto tal.» (F. Ayala, 1970-02)
“Todo el libro de F Ayala es una aprehensin y reflexién
agucima sobre esa estracira fundamental imaginaia que
dda sentido a lt Fiecidn y en la que puede, salvo matices, llegar
aidéntico lugar que la teorfa de Martinez Bonat, incluso lle-
{gaaser F Ayala mis radical en su idea de ficcionalizacion del
Aliscarso, pues lo plantea incluso para aquellas obras de cuali-
dlades eliterarias» pero de naturaleza no fictcia, como episto-
,discursos politicos, etc. El tiempo arrebata a estas obras
dle su contexto pricticoy las ficcionaliza. Con todo, F. Marti-
ne Bona (Marcin Bonatiy 1992:30-31) hace ve dif
reneias que persisten entre un discurso politicos, una scarta
ligeraria y una obra de ficcién narraiva: en esta segunda hay
mijersona real (autor) y
‘que posibilita, por
cjemplo, a ionia sobre el narrado.
‘También de modo muy temprano el eritico catalén Joan
Ferraté oftecié en los ensayos incluidos en su Dindmica de la
poesia (J. Ferraté, 1969), que fueron publicados inicialmente
entre 1957 y 1966, una coherente ceoria de la experiencia
imaginaria que sostiene una relevante reflexién sobre la fie~
«ién. Por converger con algunas de las ideas que hemos veni-
do glosando en Famburger, en Goodman y en Martinez Bo-
nati, no puedo ofrecerla en detalle, pues resultara repetitive.
Pero creo de justicia ofrecer algin texto de la argumentacién,
de Ferra sobre los extemos que venimos glosando. En ua
articulo de 1961 titulado Ficcién y realidad en la poeste de
Gingoraleemos:
«La iteratura no puede ser (n0 es, por
‘eaci6n, porque lo propio de ella no ests
literatura nos dign.. Lo propio de la Iteraturaeseiba en que
todo lo que ella nos dice ests para que lo entendamos bajo ef
supuesto imaginativo de que To estamos viviendo actual y
realmente (viendolo, haciéndolo, pensindolo realmente) y no
simplemente tomando nota de llo. La literatura es una fe-
cidn de tealdad que deja intactas la realidad o ievealidad, la
verdad falsedad, la posiilidad imposfilidad efectivas de
su asuinto, de todo su asunto, La fieicn no reside, pues, en el
asunto © contenido dela literatura, sino en la 6plica con que
nos hacemos cargo de todo, del contenido y de su expresion,
¥ lo transformamos esencialmente, en el seatida de que 0
{que iniialmonte pareca resiir en ina simple transmision de
noticias, realizada por medio del instrumento lingutstico,
acerea de cosss,hechos, se nos convierte, tanto lo comunica-
do como su iastrumento, ea vehiculo de una fccin de nucs-
‘wo esprit, ficeidn de realidad o posicion de actualidad.. Lo
importante estéen que In imaginacion del objeto sea nuestra
Jmaginacion, pues lo que ponemos al inaginaro es, antes que
nada, el acto mismo de imaginaclo o fingiraono real» (J. Fe-
rad, 1968: 299-300)
En dl proces de angumentaciin que yenimos desarollan-
dbo, ota dels aporadiones fundarnentales de Martinez Bo-
tri Te tora dela ict litera seis su atencion is
12
formas configuratvas de la representacién. Distingue ces es-
trton Hic que gobierman a seprsenacin miméten en
Srdenesdiscursivos de un estarto diferent: el pr
dd la frase del narcado, frase mimécico-representaiva que es
de enue deb compo
propiedad de la que carece el hablar de los personajes y el
Rablar no mimetico del narrador (por ejemplo, cuando el
narrador hace juicios morales 0 de oca indole), que son los
‘otros dos estratos de la obra de fiecién narativa. La com-
renin de afc narrative exige [a entega aia verdad de
Lt plabras dl narradoren sus fakes mimeo representa
vas 5 cdo bison es segs para la magn de mando:
tsibucin de valde al discus mimetico
del naradory In correspondiente jrarqua de prioidad 1
{son una convencion consti de naraion como Ob-
fet, ura forma principio trascendenal dela comprension ©
‘Capriencia de nrraciones. Porgue el seaido eral de toda
tarractn (Ueraria o m0) es poner mundo ante nuestOs ojos,
Un sctor eal nagaro del mundo, haceraos agian por
tl fenguaje las creuntancasnarrades.Y es la fase tena
por verdaera la que hace posible un mundo imagnado
sto jogo cult (de my seria trancendenia) de royes-
tac mindos en imagen narrativa neces, como exigenci, de
tina cunstmecnie de la stn, da erédolrestingido al
harraor, Si wo se observa eta reqla de jego, no ay Obe0
Por cierto qu eso ing con coneienela mds o menos dara
Ge al artitio de ta fantasia, con dane rien, Enger,
tna entra indica de fe tan itada solo es posible porque
‘td presidda por le conlenea defo narado somo fico.
tra en ssid esti, encuentra st la Bei 5 po
sbildad( Mactiner Bont, 196 6849)
La spon
Si enemas por verdadero que Don Quijote y Sancho tie-
nen delante los molinas que ve Sancho y no los gigantes que
ve Don Quijote, cuando cada uno defiende una cosa, es por-
{ue el narrador nos ha dicho que son molinos (Martinez Bo-
nati, 1978:33). Pero esta obviedad es de enorme erascenden-
cia para la estructura lgica de literatura, puesto que:
"3zarse de lo que dl lama shechos narrativoss. Son los hechos
intinukos, bin que pore! naralor ced mechs eet
dos que asignan el valor de verdad a sus frases. La anignacion
de everdaderas» depende pues de su acuerdo © destcucrdo,
con os hechos naratvos(hechos dl mundo arate). Elo
psibilta que incluso las frases de los personajes tengan aece,
Satiamente que sujetarse a ene procedimiento de velar
£8 cuanto a su valor de verdad. El natrador construye un
mundo con frases y el valor de sautenticidads reside vn sa
hablar; pero son los hechos narrativos (e! mundo posible
tudo, ef mundo narrativo) los que asignan valor de
verdad alas fases. Hay pues una doble validacsn, a primes
ra de autentficacién, ex productiva, de una funeidn que poo
tence al habla del naar, le sogund, le del ls ge Se
dlad que es relatva al acuerdo o desacuerdo con los beckon
narrativosinstcuidos, que sirven asimismo para convalcar
Me elie Por ls personajes. De eémo cay rmunos na
{tativoss o hechos se configuran como «mundos posibles- ha.
blaremos mis adelante (epigrafe 2.3) ca
La teoria de Doletel
permite establecer la autonomia
del mundo seméntico-iecional respeeto del mundo sctal
abandonar la clésica correspondencta con el concepto deve,
lad I6gica 0 verdad fictco-referencial. Ahora bea, Delel
coneuerda con Bonati cn enfatizar que el criteria de verdad
en la natrativa esté subordinado a la efuncidn de autentfice-
idm» de hechos narrativos que cutople el habla del narrator
La verdad fecional es estrictamente verdad dentrofuera
del mundo narrativo constituido y eu eriterio es el seule
9 desacuerdo con hechos narrativos autentiicadoss {ie
‘dem: 15},
Postetiormente Dolede! analiza Formas particulares de la
narrativa en las cuales hay eprados» de autentficaciOn en
obras que no siguen el modelo binatio (DN+DP) sino que
lan, como es el caso de la narracién subjetiva, la nate,
cién en primera persona, el problema del estilo indiseces I.
bre, es. Contrariamente a Hamburger y de nuevo concor,
dante con M, Bonati, Doleéel precisa que estas formas son
Imodalidadesdiscusivas que pueden asumis en dstintos gr
116
i sm
sel sl eonstrutivg de mando quel catego del =
Pee ene mere
ere ees
ees ense aes
eee
i ‘que ganarse su autoridad autentificadora, nena aa
inayat ate
mos sobre estos extremos en el capitulo 4 de este libro de-
EER RMI Tat Geen
Se ete ae na
ire epee ears
Me oon mnt 5
ee epg aise ae
inna ae eer ose ear
Peer enn
>, cay ee dominance l quiebra de segusdad foteiaa
cet iy uae ti ome le
ieee ones
pean neeees
‘La Biblioteca de Babel en el mismo volumen, paca semejante
PE Got en mia coer
sn Se me
regidas institucionalmente por la via de los géneros y
die tle Sante rela
Eh ale pk ae
spusionciaas item mae
a -rcambiarse. Escribir una ficcién implica la creacién de un
De eas
Seen nee ae
tar needed per
Ce
‘cites que cuit ealerdan os Palabras el del ato y
uy‘Mignolo analiza las dimensiones seménticas y pragméticas
de cst discuro, que permite la ceaién de una suacon fe
ticia de enunciaci6n, Desde un punto de vista pragmaico la
convencién de fccionaidad tiene como marca distintiva la
no-correferencialidad entre la fuente icicia de enunciacién
(oarrador) y la fuente no Fiticia de enunciacin (autor). Tl
‘marca esté claramente inserra en nuestra cultura lteratiay es
tuna norma de la insticucién lteraria, de tal forma que quien
Pedic un discus literario fiona «semiotiaysv acto de
lenguaje inscribiéndolo en la convencién de ficionalidad y
en las normas dela institucinliteraria. Pero al mismo tiem
po hay una ssemantizacién» de la enunciacién ficticia, por la
tual se rea un espacio ficcional de la enuncizcién por medio
dl los sistemas pronominal, os deicticos, la vor, las modal
dade, etc. Mignolo hace un recorido por la semantizacién
pronomino-tempora, la scmantizacién del contexto de situa-
‘in y la semantizacién denotativa y modal.
En estos tres niveles de semantizacién procede la literatura
a crear una complejidad del acto de la enunciacién, proble-
matizando el «yo» pronominal, los deetios, el context, ete.
1 lector interpreta estos mecanismos de la semntica del dis
‘urso ficeional literatioy los inscribe en el proceso de semio-
tizacién o inscripcién pragma, como usos convencionales
segulados por a instituciéa lteraia. La semiotzacién o prage
itica gobierna el «pacto de leewura» por el cual el discurso
fiecional es «verdadero», en el sentido de creat a ilusién de
verdad de sus asertos, pero para ello es preciso que el pro-
pio discurso haya semantizado el espacio enunciativo, en la
forma que Mignolo describe en los tres niveles enusmerados.
A través de una serie de ejemplos, Mignolo recorre la s-
‘mantizacién pronominal en textos narratios y el valor de los
deleticos respecto al sistema de su enunciacién, algunos me-
‘anismos ya atendidos por K. Hamburger, en la que eonsti-
tuye una monografia muy detallada sobre las formas que
adoptan las relaciones pronominales en los textos narratives,
como sistemas de alternativas disponibles en el espacio de
‘nunciacién que explota singularmence la literatura y que se
leen pot el lector en ef marco de tal comunicacién, Igual que
en la semantizaciéu pronominal y sus deixs, opera con las
18
formas en que el relato ficcional modifica ef comtextositua-
sional, por lo que aborda Ia problemética de los eacros de
lengusjeny los roles de emisor y destnarario en los textos fe-
cionales en relaciOn a su areistros. Dicho de otro modo, los
procedimienos po [os cules se conigran yconsttayen lox
or ilkimo aborda la semantizacién denorativa: el proble-
tua de a referencia, dscns mucho mds Ine de
Meinong (que veremos en el epigrafe 2.5.) que a las distntas
dervaione vias en ol epigafe 2.2 de Frege, Sete et
‘que hubiesen negado la ‘Para Mignolo a seman
‘Bcién denotate debe entendere como la eeacign de una
situacién fiecional de enunciacién que “verdaderamente narra
y describe acciones ocurridas y objetos existentes” (Mignolo,
1982:115), asintiendo bdsicamente las cesis de Martinez Bo-
ati y L. Doletal, pero offeciendo una tercera probabilidad
atematia al dsbare de ambos (que seabaros de sine)
sta posiilidad sera lade proponer que sla creaciéne de en-
cidade Recionales x pertinente cuando se alia cl acto de
lenguaje del autor en relacin con su audiencia, En el emun-
do actual» del autor y su audiencia, §. Holmes, no existe en
ef mismo nivel que Napoledn o el mismo Doyle. «Autentfi-
caciéns designaria la operaci6n que reliza el narrador no en
tl mundo actual sino en un mundo alernativo al nuestro, En
esc mundo las acciones y entidades no son «creadas» sino que
cxisten. Es precisamente por esto que el narrador no las crea
sino que las autensfica (bidem:117). Apelando a la ceoria
dejetica de Lewis de mundos actuales y mundos posibles,
Mignolo resuelve el problema de la autentiicacin oftecien™
ddoestaalternativa que combina y armoniza en cierto modo
las posiciones de Martinez Bonati yl. Doletel
«si dstinguimos Ia “atuslided” del mondo del autor y de
su audiencia, dela “actualidad” dol mundo del naceador ¥ de
Su autiencia, podemos resolver el problema de la denotacion
de los objetosfiecionalesdiciendo que los objetos son erea-
{dos en ef mundo aetna del autor y de su audiencia, pero que
fos objetos enisten en el mundo actual del narrador y desi
angiensa: el narrador s6lo autenilicasuexistencia. La aufen-
Uactdn de a existencia de las enidades que componen el re
Tato del narrador seri el procedimentoasteo dela seman
‘actin denotativas (hides: 117, subraya el autor)
19pat Pati wobeaseman acim modal os laa
roblema de los mundos posible, que veremos en el epi
pr aur eb eer en
cialmence probleméticos de la nueva narrativa para amplae
las propuestas basicas de L, Dolefel (Dolezel, 1976). En
definitiva W. Mignolo ha offecido un desplegue muy signifi
cativo de problemas que ahondan en la categoria mnarrador
fcticion concibiendo tl categoria en los varios niveles (prone.
rina terpora contextual moda) en os que a categora
que es semiotizada por principios pragmaticos~ se semant-
saenlos discuss feconleslierros
2.5. La ficcién y el circuito agrietado de una semiosis
compleja
El desarrollo de las teorfas sobre la ficcién
la icionalidad desde I concepeicn de un isla inaginai,
‘en los términos apuntados, de la ficcionalidad del discurso.
Ilsme, son convents con coda una nex decent ee
inc ypragmdtcos que las modernas tia aeerts
han contgurado como pateneent as pageiiea rte
curso Itc como proces de semigdeide comercial,
la itucién literaria ha educado a los lectores y oyentes a
a mas de ecpencomvencona geomet
Cult eratoen un rut agreed, hel que sor nia
plantear la icin como una*comunicion'tdl roe see
aa sin que candi e iota en el circuito las dife-
rene eyes que rg Tos proceso de srs comple
se dan ea la comunicacin misma, ee
Hemos visto que W. plese oaeePe ‘esta perspecti-
va como un mare pesaposcional, de tipo prpmifen onl
a ee aS nate
ciona, len adecundamente Ls props denomimacde
oe
gee pina caer omen pore a ses
Ec Epo et, mun ts
el cco una variables, ques ben ecden el jv de
est lbzo no debe marginare su anotacén somera Inlasa el
tense comnunicadY nsdn nance sso lena
hha planteado
120
\esoluble en términos de referencia o significado semintico
ne gure qe nse
an vp oun campo smn: irae
tip cannes nero
5 eee onerarn
periodo literario 0 en el mismo autor con telacién al conjun-
tw de sus obras, etc. (C. Segre, 1985:100-108 y 1979: aaa)
Sou pele 0 acess has daa er
idea opm emp
Se eee eae caiae ees ibs
1 sacar coe oa ee
te allegar sus postulados bdsicos. ;
tia serla considerar el circuito especifico de la romania
a ag, cea comple sr
sae ete al texto Titeravio en una de las partes de una semio-
ae at ene sn dni port
Lotman (1970). En esa semiosis la categoria emisor no es
‘orfemisor y para la segunda, en la de lector/destinatario.
ie ey coro seonasde went
Pe seca i rap ome Ta
aOR ae icp mmo eae he sens
dimes cn seg exer e lv ros
Se a ecg, yagin ene
peas ge mm Sole cry imagine
Cen Ee ae Ee tapos oar ae
ss dee oO iden dn comico coed
a ai a ialane bee mote ore
Ie i mae pr ano.
11Los concertos de stuacién no son idétios en emisor 9
dexcnaaroy precisamente porgue tal comanicacion ent
Smibos sc rales i bye you ineulo al texto sue por
solo carctr die las pocenialdades interpreta
que dan senio ala semen tneraia como hermengutcn
‘exeal(C. Segre, 1986:18). Blo que sigue anliare breve
rent algunos de estos prevpustos que ener snd en
ands po ators tsa aa
sla deconalg denen mio, se hemes plo
sado en 24, pede entenderse para calguts lector sent
ive due lemon coment a
una eaegora construda culturalmente que las disiess
paces han modelizado en los eésminos de sa propia concep:
clin de gran, Hor medal y aor reco ro
abren el mismo caro desgnfcacton, porque han parca
una diffrence vstin de pouty it orttnalided. ec
(Fians Robert Jas, 1977 y W.atarkewices 1976): A Gem:
po que el autor ev anifce del texto es gran, como atc
fay de su verdad. Pero incluso eta garanta obedece ence
tntos modelos de dscuno y para dienes cpocas 2 mec.
nisms de atenticdad diverse. En pine har porque
Sendo est, el auor solamente & deinido en avo
Ssedor de un texto, des obey tc lugar dese el ua a
{Stegoriaatror cobra eeyanla como eta
‘este respec pucee Tuminadore la propuesta de Mic
chal ose (96) Pa Michel Fouts sot eu
nombre propio que no fuaions exacament igual qu cal
Air acto nombre de persona, Lor spociflon los Herron
thos lor pecudénimos ton todos els endimenos may unl
dow a la tansducci lieraay son posibles preciamente
porguc el nombre de autor rere no'y un indivi toa
mente rei a ampoco toulmente imaginario Dice Antonio
Campillo glia a Foucauke
«no estén en el exterior nen el interior de dscarso, sino
{que se sta en su mismo borde, por asi deci, y ejeree res
pecto a dicho discurso-una funcion casfieatora. No solo da
lund aun texto 0 discus eserto sino a todo un conjuato
heterogéneo de texts a los que permite agrupar y delimitar
como un corpus unitario, como una "obra"... Ademés, et
nombre de autor permite caracterizar an cera tipo de tex-
tosen el interior de una sociedad» (A. Campillo, 1992.28.29)
12
En efecto, la vor cautors remite aun estatus especial que
singulariza una produccién y un modo de circulacion de la
‘bra, Foucault ha atendido especialmente al fendmeno de la
‘aviabilidad histérica de esta categoria y muestra su depen-
Alencia respecto a un momento concreto de la historia de Oc-
‘dente, en torno a los siglos Xv y Xvi, que ha acrecentado
dd valor de la autorla para los textos lterarios al tiempo que
hha deerecido la significacién de la misma para textos cientf-
cos, Foucaule analiza el surgimiento del concepto de propic-
lad inteleceual, derecho de autor, ete, pero al tiempo que
‘concede paralela importancia a la categoria de autor como
funcién del texto, a euya reconstruccién se ha entregado la
Filosofia. De ese modo hey una solidaridad entre el texto y la
nocién misma de autor: no es el autor el que produce o eje-
Cita un texto, sino que es el texto el que da origen al ente de
ravi que es el autor , .
Ta lectura del ensayo de Foucault evidencia que la focio-
nafidad puede incluso predicarse para I propia problematiza-
tin que la categoria autor sufre en fos procesos de interpre-
tei isco y Trai. Foal ha moved preci
‘mente las diferentes funciones que tal caregoria puede s
tila modernidad,lgadas a la isis de los modelos de veraci-
dad y autenticidad, problematizando el origo mismo del dis
“Tal fenémeno es inserto en fa propia estructura dela co-
smunieacin lterariay sera inal una tot de fin que
no contemplase la peculiar semiosis que en el hecho literario
se origina. Frente alos modelos que han seguido los lgicos y
fos flos6fos analticos y frente al modelo que reproduce Ro-
ia kaon wad de as cencis de nfomacin,
hha relevado la peculiar grieta que se produce en la sere
ektontome o mensfedestmuai al ht ver que
la primera y fundamental observacién (en la comunica-
«in lteraria) es que el emisory el destinaario no son copre-
‘Sentes,e« més, generalmente pertenecen a tiempos diferentes.
‘Al contrario de lo que ocurre con la trfada emisor-mensaje-
‘estinataro, Ia comtunicacion literaria parece operar en un
‘doble plano, emisor mensaje y mensaje destinatavio, Resulta-
or la comunicacién tiene vn solo sentido; no es posible,
‘como en Ia conversaeién, ni of control de la comprensin det
123destinatario (feedback), ni of suste de Ia comunicaiéa en re:
Tacidn com sus reucciones. En consecuencia, también el con-
‘acto es bastante habil: para empezar esti relacionado s6lo
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