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Laura Perls y Sus Ideas Sobre El Contacto en Terapia

Laura Perls fue una figura clave en el desarrollo de la psicoterapia gestalt. Ella enfatizó la importancia del contacto entre paciente y terapeuta, así como el "apoyo" mutuo. Perls creía que tanto el paciente como el terapeuta deben aportar condiciones para el crecimiento a través del autoapoyo y apoyo del otro. El terapeuta debe ofrecer un ambiente seguro para que el paciente se exprese y experimente sin riesgos, con el objetivo de que el paciente recupere la confianza en

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Laura Perls y Sus Ideas Sobre El Contacto en Terapia

Laura Perls fue una figura clave en el desarrollo de la psicoterapia gestalt. Ella enfatizó la importancia del contacto entre paciente y terapeuta, así como el "apoyo" mutuo. Perls creía que tanto el paciente como el terapeuta deben aportar condiciones para el crecimiento a través del autoapoyo y apoyo del otro. El terapeuta debe ofrecer un ambiente seguro para que el paciente se exprese y experimente sin riesgos, con el objetivo de que el paciente recupere la confianza en

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Laura Perls y sus ideas sobre el contacto en terapia

adriansalama abril 23, 2012 No hay comentariosen Laura Perls y sus ideas sobre el contacto
en terapia

ARTÍCULO SOBRE LAURA PERLS Y ALGUNAS DE SUS IDEAS SOBRE EL CONTACTO PACIENTE –
TERAPEUTA

Por: José Ignacio Guzmán García

Este artículo trata sobre Laura Perls y sus ideas sobre el contacto en terapia.

Laura Perls, esposa de Fritz, es reconocida por la mayoría como una de las columnas de la
psicoterapia gestalt. Su participación no se limitó a practicar la psicoterapia sino que se
involucró tanto, que incluso se le reconoce que por su impulso, la psicoterapia Gestalt tiene un
sustento metodológico.

Siempre que leo a Laura Perls me quedo con la sensación de que otra de sus principales
aportaciones a la terapia gestalt fue vivir gestálticamente, haciendo de ella una filosofía de
vida además de una corriente terapéutica. Los testimonios que narran sobre ella siempre son
muy positivos, describiendo una personalidad con mucha energía, siempre interesada por el
otro y con una curiosidad por todas las cosas. Estas características que se narran de Laura,
hablan de una persona que sabía vivir en presente y que se mantenía constantemente en
contacto, consigo misma y con lo otro.

Un rasgo característico de las principales ideas que maneja Laura Perls en la psicoterapia
gestalt es su énfasis en lo corporal. Retoma del cuerpo lo evidente de su expresión, habla
mucho de las resistencias corporales como manifestación de la neurosis y pone atención
también a los procesos básicos de digestión y respiración.

Otro aspecto a resaltar del pensamiento de Laura es su línea totalmente humanista, en la que
pone énfasis en el apoyo que ofrece el terapeuta con un adecuado contacto, como un
acompañamiento respetuoso y graduado. En esto me quiero centrar durante este artículo, en
compartir algunas citas de Laura Perls sobre el contacto paciente-terapeuta y las
características que debe tener para que sea de provecho en el proceso.

“El contacto solo puede ser bueno y creativo cuando existe el apoyo necesario para permitirlo”
(Perls, 1994). El concepto de apoyo es amplio, pues considera apoyo a las interrupciones del
contacto, auto apoyo del paciente, auto apoyo del terapeuta y apoyo terapéutico.

Un ejemplo de lo que es este apoyo desde la teoría de la Terapia Gestalt es el siguiente. Si


queremos plantar cualquier otra cosa que queramos que germine y que crezca, es necesario
que se cumplan unos requisitos básicos. Estos requisitos formarían parte del campo y
corresponderían a sus dos componentes principales: la semilla (el paciente) y la tierra (el
terapeuta). La semilla debería cumplir sus propias funciones: estar viva, preparada para
germinar, esto sería el autoapoyo del propio paciente. La tierra, necesita estar abonada,
suelta, húmeda, aireada, con sol, etc…. esto correspondería al autoapoyo del terapeuta.
Juntas, tierra y semilla, forman el campo en donde la semilla crecerá. Son indispensables los
dos elementos para hacer posible el crecimiento y el cambio de la semilla; cada uno, debe de
reunir determinadas condiciones y cumplir determinadas funciones en el proceso. Estos dos
elementos se unen, a pesar de sus diferencias (eso es el contacto) para que la semilla
sobreviva y la consecuencia de ello es el crecimiento. (Vazquez, 2004).
Lo primero que quisiera resaltar, porque llama mi atención es el rol del paciente, que a pesar
de su neurosis y su necesidad de apoyo, es necesario que esté dispuesto a poner de su parte
que consiste en un compromiso por asumir un cierto grado de compromiso. Efectivamente
acude al terapeuta para buscar un soporte, pero el soporte del terapeuta no consiste en hacer
toda la tarea sino que debe encontrar en el paciente una respuesta y compromiso para salir
adelante de la situación que le aqueja.

Tanto terapeuta como el paciente deben aportar al campo (proceso terapéutico) las
condiciones necesarias para el crecimiento. “El objetivo de la terapia es crear el apoyo
necesario para permitir que reorganicemos y re-encaucemos nuestra energía” (Perls, 1994)

Por parte del terapeuta, el apoyo terapéutico es un acto decidido, se puede entrenar y
practicar, es una experiencia que involucra la totalidad del terapeuta; que a su vez ofrece al
paciente la posibilidad de experimentar y expresarse sin riesgos, con las técnicas terapéuticas y
el contacto cercano del terapeuta para procurar el darse cuenta. Darse cuenta como primer
paso y posteriormente desarrollar auto apoyo para contactar con el campo positivamente.

Esta aportación del terapeuta y del paciente, es la capacidad de auto apoyo que en ambos
debe estar presente. Se entiende que si el paciente acude a terapia es porque requiere
apoyarse en el terapeuta, pero debe contar con un elemento básico de auto soporte, que es
de donde el terapeuta empezará a trabajar. Así mismo, se entiende que el terapeuta como
parte de su formación profesional, ha pasado por un proceso experiencial de crecimiento y por
lo tanto ha constatado en su propia vida su potencial; dicho en otras palabras, su capacidad de
generar sus propios recursos.

En palabras de Laura “el (auto)apoyo consiste en todo lo que fomenta un proceso continuo de
asimilación e integración por parte de una persona, una relación o una sociedad; la fisiología
primaria (la respiración, la digestión,…), la postura erguida y la coordinación, la sensibilidad y la
movilidad, el lenguaje, los hábitos y las costumbres, los modales y las relaciones sociales y
cualquier otra cosa que hayamos aprendido y hayamos experimentado a lo largo de la vida
Perls, 1994.

Esta explicación de lo que es el apoyo (auto apoyo) centra su atención en una relación
continua entre el organismo y su ambiente, para mantener un equilibrio y facilitar el desarrollo
de las potencialidades. Esta relación entre organismo y ambiente es positiva en la medida en
que el organismo asimile e integre la experiencia de manera positiva, es decir que se
establezca un adecuado contacto.

Un ejemplo básico lo podemos dar mediante la alimentación. En la medida en que los


alimentos que comemos nos caen bien a nuestro organismo, nos nutren y además podemos
desechar lo que no sirve, podemos decir que se estableció un adecuado contacto entre
nuestro organismo y el alimento.

Sin embargo, esta definición de auto apoyo es mucho más amplia y profunda que un simple
proceso alimenticio; abarca todos los hábitos, el lenguaje, las costumbres, toda la conducta y
su funcionalidad para mantener una sana relación entre organismo y ambiente.

“Una postura erguida es el principal soporte. Todo lo adquirido, lo realmente aprendido es


soporte. Todo lo indigestado, no lo es” (Perls, 1994). En esta cita de Laura, podemos ver lo que
al principio comentaba, su enfoque en lo corporal y en la experiencia inmediata, en este caso
la postura. La fenomenología más inmediata que es la postura, refleja la situación presente y
las condiciones que tiene la persona respecto a su medio. La postura es un reflejo del soporte
o la falta del mismo que tiene una persona.

Laura cierra esta explicación englobando que todo aprendizaje, verdaderamente asimilado es
autosoporte, y todo lo indigestado no lo es. Lo asimilado es parte del Yo, y lo indigestado se
comporta como no yo. Algunos ejemplos típicos de asuntos indigestos pueden ser cualquiera
de los bloqueos representados en el ciclo gestalt de Salama, desde las conductas
postergadoras, las defensas para no sentir, la irresponsabilidad de no reconocer como propias
algunas realidades, o ideas moralistas con que vivimos solo porque fueron dictadas por alguna
autoridades, el miedo a la expresión de las necesidades, la evitación o perder la individualidad
por los deseos de pertenencia, hasta la fijación en algunas conductas son recursos que ofrecen
una asistencia, pero que no permiten el desarrollo de las potencialidades humanas, es decir,
son limitadoras.

Cuando estas conductas que no representan un autosoporte se configuran de tal manera en la


vida de la persona, que le impiden satisfacer una necesidad en específica, crea una crisis
existencial debido a que no encuentra recursos propios para salir adelante. Esta crisis se
manifiesta como estados típicos de ansiedad, nerviosismo, preocupación constante,
enfermedades físicas y diversas manifestaciones que agravan aún más la situación del
paciente, ante el medio con el que no puede contactar para su satisfacción. Es el momento en
el que el paciente se expresa y solicita ayuda, dicho en otras palabras acude a terapia.

El apoyo terapéutico sirve para recuperar la confianza en uno mismo. Recuperar la fe en las
propias capacidades solo es posible con un buen apoyo terapéutico. El terapeuta necesita
estar atento a cuidar la graduación del experimento en el paciente. No se trata de resolverle
los problemas, no se trata de aconsejarle o de decirle lo que tiene que hacer; esto, lo único

que haría sería aumentarle más su falta de confianza en sus propios recursos. En eso consiste
la terapia, en su aprendizaje.

Para cerrar este artículo me quiero centrar en el reto que tiene el terapeuta en generar un
autentico y genuino interés en el otro viéndolo no como paciente, sino como persona. El
terapeuta debe creer en la propia capacidad del paciente, valorar sus esfuerzos, incluso
disfrutar con su presencia, tomar en cuenta todas sus aportaciones. Apoyar al paciente es
hacerle sentir que, en ese aquí y ahora, de cada sesión, él es único en el mundo para ti y tú
eres único en el mundo para él. Después, cada uno volverá a sus quehaceres cotidianos, a sus
relaciones interpersonales, sintiéndose pleno, sintiéndose que, después de todo, merece la
pena estar vivo y relacionarse, porque, en definitiva, uno se siente querido y aceptado.

Gordon Wheeler habla de que la falta de apoyo por parte del entorno, tiene como
consecuencia la vergüenza. Podríamos decir que cuando hay suficiente apoyo adecuado por
parte del entorno, cualquier ser humano obtiene como resultado la autoestima. La autoestima
es el producto final de la estima, la aceptación y la valoración, por parte del entorno. Sería una
aplicación concreta del principio gestáltico, de que “gracias al contacto sobrevivimos y la
consecuencia de sobrevivir es el crecimiento” (Vazquez, 2004).

Es común escuchar que lo que más sana en un proceso terapéutico es el contacto paciente
terapeuta, y esta idea podría parecer cursi sin embargo no es así ya que el contacto tiene una
función. No es una situación mágica, que sin explicación alguna el contacto cura, sino que tiene
la función de recordarle al paciente dos aspectos principales: 1) que su vida vale, aspecto que
fortalece al contar con el respeto y la atención genuina de un profesional, 2) que tiene
capacidad de salir adelante por sí mismo, que va recordando gracias a la habilidad del
terapeuta de reflejar aquellos aspectos de la vida del paciente que muestran un auto soporte.

El párrafo anterior es importante no confundirlo y situar al terapeuta como un salvador, ya que


no es así. El terapeuta es un facilitador, ofrece un acompañamiento. El principal recurso con
que cuenta el terapeuta con su paciente, es el paciente mismo y sus propios

recursos. La neurosis o las crisis existenciales nublan en cierta medida la capacidad del
paciente para darse cuenta de sí mismo. Ha establecido una serie de mecanismos que lo
tienen confundido, es por tal situación que el contacto con otra persona, le permitirá
reencontrarse a sí mismo, mediante el reflejo del otro.

El apoyo que el terapeuta aporta al campo consiste en un espejo que refleja constantemente
aquellos destellos de auto apoyo y crecimiento que se ven en el paciente. En un espacio
seguro que es el consultorio del terapeuta, el paciente se puede explayar con total libertad
mientras que el terapeuta va notando los detalles de auto soporte, para aprovecharlos y para
facilitarle al paciente que los note y así, vuelva a creer en su capacidad de autosoporte.

Por último y siguiendo en la línea que mencioné sobre el reto que tiene el terapeuta en
interesarse y creer genuinamente en el paciente y su capacidad de salir adelante, comparto
una idea que menciona Laura y me sorprendió gratamente: “si queremos ayudar a nuestros
pacientes a realizarse como seres realmente humanos, nosotros también hemos de tener valor
suficiente como para exponernos a los peligros de ser humano” (Perls, 1994)

Leer esto, y de una figura como Laura que en síntesis puedo decir que he respetado desde la
primera vez que la leí, me hace sentir la responsabilidad y el valor que debo/quiero generar
como persona, y experimentar como ser humano, y que en consecuencia me permitirá ser
mejor terapeuta, ya que mi experiencia será proyectada en el otro de manera biopositiva,
permitiéndome creer en sus potencialidades.

Laura explica cómo un terapeuta que duda de su paciente, tiene baja autoestima, ya que al
dudar de su paciente no está haciendo otra cosa más que proyectar en él sus propios asuntos
inconclusos y por lo tanto insatisfacción existencial.

En fin, Laura como de costumbre me deja una huella que me invita al compromiso, no sólo en
mi función de psicoterapeuta en mi sociedad, sino como ser humano en general. Tengo la
capacidad de expandir mi existencia mediante el constante aprendizaje para contactar
adecuadamente. Laura es completa, es total, siento que sus aportaciones agotan la

explicación de lo que es la psicoterapia gestalt, rebasa los límites de la explicación


metodológica, comparte desde aspectos muy evidentes y fenomenológicos, las posibilidades
que la existencia ofrece, y señala el camino adecuado para que esta existencia se expanda
mediante el contacto. Laura Perls explica la esencia de la psicoterapia gestalt, con su vida que
rindió muchos frutos académicos, de investigación y de satisfacciones personales ejemplifica
los beneficios de esta corriente psicoterapéutica, convirtiéndola incluso en una filosofía de
vida.

aura Perls.
Laura Perls se comprometió especialmente en tres aspectos de la Terapia Gestalt: el "apoyo"
(support), el "compromiso" (commitment) y la dimensión corporal desde la Terapia Gestalt.
Qué es el apoyo terapéutico según la Terapia Gestalt?
Generalmente, cuando, en Terapia Gestalt, hablamos del apoyo, nos estamos refiriendo al
apoyo a las interrupciones del contacto pero olvidamos que el apoyo terapéutico es un
requisito esencial en el campo.
Pero cuando trato de centrar el tema, para poder escribir con claridad, me aparecen varios
conceptos que me cuesta diferenciar: apoyo a las interrupciones del contacto, autoapoyo por
parte del paciente, autoapoyo del terapeuta, apoyo terapéutico, ... ¿dónde empieza uno y
acaba otro? ¿son todos lo mismo? ¿en que se diferencian?
Creo que el apoyo en general es el conjunto de todos ellos y estos, a su vez, son matices del
mismo.
Voy a poner un ejemplo desde la teoría de la Terapia Gestalt.
Si queremos plantar árboles, remolachas o flores o cualquier otra cosa que queramos que
germine y que crezca, es necesario que se cumplan unos requisitos básicos. Estos requisitos
formarían parte del campo y corresponderían a sus dos componentes principales: la semilla y
la tierra. La semilla debería cumplir sus propias funciones: estar viva, preparada para germinar,
esto sería el autoapoyo del propio paciente. La tierra, necesita estar abonada, suelta, húmeda,
aireada, con sol, etc...; esto correspondería al autoapoyo del terapeuta. Juntas, tierra y semilla,
forman el campo en donde la semilla crecerá. Son indispensables los dos elementos para hacer
posible el crecimiento y el cambio de la semilla; cada uno, debe de reunir determinadas
condiciones y cumplir determinadas funciones en el proceso. Como dice el libro PHG: estos dos
elementos se unen, a pesar de sus diferencias (eso es el contacto) para que la semilla
sobreviva y la consecuencia de ello es el crecimiento. Y Laura Perls expresa esta misma idea
cuando dice: "El contacto es reconocer y hacer frente al otro, a lo que es diferente, nuevo o
extraño... no es un estado... sino que es una actividad". Pero por muy viva que esté la semilla,
requiere de la tierra para poder germinar, la tierra debe acogerla para poder hacer todo su
desarrollo, ya que puede empezar a germinar por sí misma pero sin la tierra no puede
completar su proceso. Esta acogida de la tierra con unas condiciones determinadas y una
intencionalidad genuina es lo que yo considero, en la terapia, el apoyo terapéutico.
Yo veo así el proceso terapéutico, el acogimiento genuino a la persona que es el paciente; ser
un "entorno privilegiado" donde el paciente pueda correr riesgos.
En el proceso terapéutico, la finalidad de la terapia es apoyar las interrupciones al contacto, en
el aquí y ahora de la sesión, para que este se restablezca pero, como dice Laura Perls, "el
objetivo de la terapia es crear el apoyo necesario para permitir que reorganicemos y re-
encaucemos nuestra energía". No es posible el contacto si no hay apoyo terapéutico.
Efectivamente, no se puede construir una casa, si no se cuenta con el suelo, con el terreno
para poderla construir.
Cada sesión terapéutica tendrá sus propias peculiaridades para permitir, potenciar y
restablecer el contacto pero es necesario, como paso primero, el apoyo, esto es, que tanto el
terapeuta como el paciente aporten al campo de interacción una serie de condiciones. El
apoyo en general son todas las condiciones del campo, todas las funciones del campo. Por lo
tanto, el apoyo terapéutico ES un requisito del campo, ES una función del campo. "El apoyo es
el fondo sobre el que se destaca (existe) y se forma una gestalt significativa: la experiencia
actual" Es algo compartido, es algo que el terapeuta debe aportar y algo, diferente, que el
paciente tiene que aportar por su parte.

Un paseo por el autoapoyo


Haciendo una división "didáctica" para poder continuar con mi explicación, ya que el campo
gestáltico es la "totalidad" y "es una abstracción", podemos hablar de tres matices en el apoyo:
el apoyo del paciente, el apoyo del terapeuta y el apoyo terapéutico.
¿Qué deben aportar paciente y terapeuta? A nivel general, el primer requisito por parte del
paciente es su necesidad de crecer, su motivación para "germinar", pero ambos, paciente y
terapeuta, deben "ser capaces de correr riesgos"; aunque en cada sesión, si seguimos a Laura
Perls, esta dice: "La función más importante del autoapoyo es la respiración", más adelante,
en el capítulo 12 dice: "El (auto)apoyo consiste en todo lo que fomenta un proceso continuo
de asimilación e integración por parte de una persona, una relación o una sociedad; la
fisiología primaria (la respiración, la digestión...), la postura erguida y la coordinación, la
sensibilidad y la movilidad, el lenguaje, los hábitos y las costumbres, los modales y las
relaciones sociales y cualquier otra cosa que hayamos aprendido y hayamos experimentado a
lo largo de la vida ".
Pero es obvio que, en esto, no hay una relación de igualdad, por regla general, el paciente no
es muy capaz de autoapoyarse, ni física ni psicológicamente
"Me pongo en tus manos"
Partimos de la base de que el motivo por el que un paciente acude a terapia es porque tiene
un problema. En mi opinión, ese no es el motivo principal. El paciente, efectivamente, tiene un
problema pero, lo que le hace acudir a terapia es que no es capaz de solucionarlo por sí
mismo. Busca aprender a resolver su conflicto. Ha agotado sus posibilidades y pide ayuda. En
este pedir ayuda y en cómo aprende a resolver su problema está la clave del proceso
terapéutico. Es la interacción de las relaciones entre paciente y terapeuta, en el aquí y ahora
de la situación, lo que le va a posibilitar, en primer lugar, desplegar con todo su poderío, los
recursos empleados hasta ese momento para resolver sus conflictos en sus relaciones
interpersonales cotidianas. (Recordemos que no existe ningún problema humano ni personal
que no se de en un campo organismo/entorno. "Recordemos que cuando hablamos... siempre
nos referimos al campo de interacción organismo/entorno, y no a un animal aislado" ), va a
mostrarle al terapeuta, cómo hace para relacionarse, cómo hace para satisfacer sus
necesidades, cómo hacer para conseguir de su entorno lo que necesita y, por lo tanto, va a
enseñarle cómo fracasa al hacerlo.
Pero cuando llega a terapia, de alguna manera, es consciente de su fracaso, es consciente de
su incapacidad para darse cuenta de qué quiere o para saber qué puede hacer para
conseguirlo, su autoestima está por los suelos. No solo sus introyectos, sino su incapacidad
diaria para satisfacer sus necesidades (necesidad de reconocimiento, de intimidad, de
valoración, ...) le han ido disminuyendo la confianza en sí mismo. Sus insatisfacciones
cotidianas, le han hecho dudar de sus capacidades, de sus recursos, en definitiva, le han hecho
dejar de creer en él. La función básica de la terapia es restablecer la confianza en uno mismo,
la confianza en la propia capacidad para conseguir satisfacer las propias necesidades, en una
palabra, confiar en la autorregulación del organismo. Luego, el paciente irá aprendiendo cómo
aprender, específicamente, a conseguir satisfacer estas necesidades, aprenderá a mantenerse
en contacto gracias al apoyo del terapeuta a cada interrupción del contacto.
Recuperar la confianza en uno mismo, recuperar la fe en las propias capacidades solo es
posible con un buen apoyo terapéutico. El terapeuta necesita estar atento a cuidar los
"detalles" en el campo. No se trata de resolverle al paciente los problemas, no se trata de
aconsejarle o de decirle lo que tiene que hacer; esto, lo único que haría sería aumentarle más
su falta de confianza en sus propios recursos. En eso consiste la terapia, recordémoslo, en su
aprendizaje. Cuidar los "detalles" significa creer en la propia capacidad del paciente, valorar el
esfuerzo del paciente, disfrutar con su presencia, entusiasmarse con sus aportaciones, ver
siempre lo bueno y lo "creativo" de sus acciones, hayan sido acertadas o no. Apoyar al
paciente es hacerle sentir que, en ese aquí y ahora, de cada sesión, "él es único en el mundo
para ti y tú eres único en el mundo para él". Después, cada uno volverá a sus quehaceres
cotidianos, a sus relaciones interpersonales, sintiéndose pleno, sintiéndose que, después de
todo, merece la pena estar vivo y relacionarse, porque, en definitiva, uno se siente querido y
aceptado.
En el apoyo terapéutico apoyamos a la persona por lo que es, no por lo que hace, para poder
cumplir el propósito de la Terapia Gestalt "... ejercer el yo, con ayuda de las distintas
experiencias, para tomar consciencia de sus diferentes funciones hasta hacer revivir
espontáneamente la sensación de 'yo soy quien está pensando, sintiendo, haciendo'".
Sigue diciendo Laura: "reforzar y aumentar las funciones del apoyo, moviliza las emociones
alienadas y las posibilidades de establecer contacto, permite acceder fácilmente al material del
fondo que había sido reprimido".

El terapeuta es el apoyo terapéutico


¿Qué debe aportar, específicamente, el terapeuta al campo de la relación terapéutica? Su
propio autoapoyo, y la capacidad de brindarle al paciente la posibilidad de establecer un
contacto adecuado.
"El apoyo para entrar en contacto procede de todo lo que se ha asimilado e integrado".
Continua diciendo Laura: "... sólo lo que ha sido asimilado e integrado en el funcionamiento
del organismo se convierte en apoyo... la postura, los hábitos, las costumbres, el lenguaje, los
modales, etc."
El terapeuta, como "tierra" imprescindible para la posibilidad de establecer el contacto debe,
por un lado ser capaz de autoapoyarse, creer en él y ser capaz de dar y recibir.
"La sensación del propio valor se nos da cuando uno se siente competente en una actividad en
curso en la relajación que sigue al terminar la situación... ya que la sensación del valor propio
no puede conseguirse ni inventándose explicaciones, ni comparándose con un valor externo".
Cuando Perls y Goodman en el capítulo V de Gestalt Therapy hablan de la oposición
inadecuada de "Infantil/Maduro" creo que están postulando de una manera contundente las
características personales que debe tener el terapeuta: "capacidad para 'esperar el momento
oportuno'", "capacidad para alucinar", esto es, vivir que "el centro de la realidad está en la
acción", y capacidad para cambiar la "responsabilidad" en "fascinación", teniendo en cuenta
que la fascinación goodmaniana "es la actividad en la que uno se compromete y le cuesta
abandonar, ya que el self, en su totalidad está implicado". Cito palabras textuales de Perls,
Hefferline y Goodman, que me parecen especialmente hermosas, "... la relación contractual
no se toma tanto como un deber sino como un desarrollo del sentido de la simetría... Y en la
etapa en la que se convierte él mismo en autoridad, en profesor, en padre, el campo se
modifica de nuevo: el individuo independiente lo es ahora menos, ya que otras personas se
encariñan espontáneamente de él o dependen de él simplemente por sus actitudes. Y estas
personas, a su vez, le ofrecen la ocasión de expresarse mediante otras acciones nuevas. Son
raras las personas que se vuelven maduras hasta el punto de aconsejar, guiar y cuidar, sin
avergonzar, sin dominar, etc., abandonando simplemente sus intereses 'independientes' como
si, en ese momento, fueran menos interesantes".
Y Laura vuelve a matizar estos conceptos y matiza esta "relación de simetría" diciendo que,
"dar y recibir ("Give and Take") comprende toda la gama de posibilidades del proceso social,
cuyo fin es mantener el equilibrio social mientras tiene lugar un crecimiento continuo".
El terapeuta, si es serio, en el sentido goodmaniano, va a concentrar su atención en la realidad
del objeto y en su relación (la cursiva es mía) con él, lo que supone un movimiento de
crecimiento personal. Un irresponsable es alguien que no toma en serio lo que le es necesario.
Un diletante juega caprichosamente con su arte, disfruta, pero no se responsabiliza de los
resultados. El aficionado se ocupa seriamente de su arte, se siente responsable de él pero no
necesita comprometerse con ello. El artista toma su arte en serio y se compromete con él".
¿Qué puede hacer, concretamente, el terapeuta?
1º Debe ser capaz de autoapoyarse, aceptarse y quererse, sin depender de la respuesta del
paciente. Que su autoestima esté a prueba de "sobornos".
2º Debe "dejarse impresionar" por lo genuino de cada ser humano.
3º Que sea educado: saludar cordialmente, saber agradecer, ...
4º Debe ser capaz de valorar al paciente y de contenerle, esto es, ponerle límites de una
manera adecuada.
5º Debe ser "detallista": dejar salir una sonrisa cálida, tener una palabra amable, hacer sentir
al otro cómodo y en confianza.
6º Su función personalidad debe ser rica y estar al servicio de la terapia (no la terapia al
servicio de su vanidad). Laura dice, "Una postura erguida es el principal soporte. Todo lo
adquirido, lo realmente aprendido es soporte. Todo lo indigestado, no lo es".

Tres peligros hay en esto, por parte del terapeuta:


1º Fingir; debido a una falta de apoyo personal, no ser capaz de aceptar genuinamente al otro
como un ser "único e irrepetible", fascinante y atractivo. Dice Laura: "la persona que hace un
sacrificio (al dar), le falta autoestima y acaba exagerando lo que da... ya que proyecta su propia
necesidad insatisfecha...".
2º Excederse y dejar de ser uno mismo. Como dice Laura: "El contacto supone reconocer al
'otro', supone estar consciente de que existen diferencias... estar en contacto se refiere a un
estado continuo que conduce poco a poco hacia la indiferencia (confluencia). Establecer
contacto es una función de la formación de la figura, supone estar consciente, atento, etc."
3º Ser excesivamente rígido, frío y autoritario, dando consejos y marcando constantemente la
distancia y las diferencias. Generando desigualdad y vergüenza.
Gordon Wheeler habla de que de que la falta de apoyo por parte del entorno, tiene como
consecuencia la vergüenza. En mí opinión, y siguiendo este razonamiento, podríamos decir que
cuando hay suficiente apoyo adecuado por parte del entorno, cualquier ser humano obtiene
como resultado la autoestima. La autoestima es el producto final de la estima, la aceptación y
la valoración, por parte del entorno. Sería una aplicación concreta del principio gestáltico, de
que "gracias al contacto sobrevivimos y la consecuencia de sobrevivir es el crecimiento" (PHG)

"Me siento abandonado por ti"


Pero el apoyo, por encima de todo, es una relación de igualdad. Si no existe el suelo, la tierra
difícilmente me puedo sostener en pie, ni tampoco puedo caminar, pero si no tuviera
esqueleto, o me faltara el tono muscular... tampoco podría sostenerme ni caminar.
¿Qué es más importante, el suelo o mis recursos? Uno y otro son necesarios por igual.
El paciente, la mayor parte de las veces, ávido de apoyo y no creyendo en sus recursos,
reacciona aferrándose al terapeuta, trata de agarrarse a él como la única fuente de apoyo
disponible. Reproduce una forma arcaica de apoyo, la relación cuidador/niño.
Es el terapeuta quien debe fomentar el proceso de awareness del paciente hacerle sentir su
propia capacidad de autoapoyo.
Pero, lamentablemente, en muchas ocasiones, el terapeuta olvida esta función. Olvida esta
relación de igualdad, olvida la propia capacidad del paciente para autoapoyarse y movido por
sus propias necesidades insatisfechas, proyecta en él sus abandonos y fomenta la relación de
desigualdad. En ese momento, el paciente deja de ser persona para el terapeuta y pasa a ser
"su objeto". Se ha perdido la posibilidad de compartir y de crecer. Como una "madre" posesiva
le atiborra no ya de comida real sino de consejos, normas, sugerencias.
Algunos ejemplos
No resulta fácil poner ejemplos concretos de apoyo terapéutico ya que, la mayor parte de las
veces, son detalles no verbales difíciles de describir y que pierden su calidez fuera de contexto
pero quiero contar uno especialmente significativo ya que ha tenido lugar en una planta de un
Hospital Psiquiátrico y fuera de un marco específicamente terapéutico.
Pilar, auxiliar de clínica es, además, terapeuta gestáltica. Lleva dos semanas trabajando en la
planta de mujeres del Departamento de Psiquiatría de un gran hospital. Lleva las cenas a las
habitaciones de las pacientes. Entra en una de las habitaciones y despues de dejar a la
paciente la bandeja de la cena, le pregunta que cómo está y la habla con cariño. La paciente la
mira con asombro y después la dice: "No debes tratarme así, porque no estoy acostumbrada a
eso y ahora no sé que hacer con esto".
Otro ejemplo. En la primera cita, una paciente me cuenta que su hijo pequeño, Javier, tiene la
gripe. A la semana siguiente, cuando vuelve a su sesión, le pregunto por su hijo Javier, me
contesta que ya está bien y me sonríe. Tiempo después, me comenta que cuando volvió la
segunda vez y le pregunté por su hijo, recordando el nombre y preguntando con tanto cariño,
se sintió conmovida y pensó: "Si se acuerda de mi hijo y de su nombre y me pregunta con
tanto interés y cariño por él, también debe sentir interés y cariño por mí. Quiero seguir
viniendo con ella".
Conclusiones
Mucho más podría seguir escribiendo sobre el apoyo terapéutico y su utilidad fundamental en
el proceso terapéutico. Debo seguir estructurando y dando forma a las ideas que me surgen
cada día sobre este tema. Considero que es un tema básico y me siento especialmente movida
por el tema.

En esta ocasión me conformo con resaltar algunas ideas:


• que el apoyo, en general, son todas las funciones del campo terapéutico;
• que el apoyo terapéutico es una función del campo terapeuta-paciente;
• que sin apoyo no hay contacto;
•que la calidad del apoyo terapéutico depende de la calidad del terapeuta para ser persona
en el sentido goodmaniano.

FRITZ

La Terapia Gestalt, desarrollada por Fritz Perls, Laura Perls y Paul Goodman en los años 40, es
un modelo de terapia humanista-existencialista que fue originalmente diseñado como una
alternativa al psicoanálisis convencional.

Los terapeutas gestálticos utilizan técnicas experienciales y creativas para mejorar la


autoconciencia, la libertad y la autodirección del paciente. La palabra alemana Gestalt puede
traducirse al español como "forma" o “contorno".

En un artículo anterior hablamos en profundidad sobre la Psicología de la Gestalt. Si aún no lo


has leído, te invitamos a hacerlo:

"Psicología de la Gestalt: leyes y principios fundamentales"


Hablar de Terapia Gestalt es hablar de Fritz Perls

Hablar de la Terapia Gestalt es hablar de su creador: Fritz Perls. Por tanto, vamos a empezar
repasando su biografía.

Biografía de Fritz Perls

Friedrich (Fritz) Perls nació en Berlín en 1893. Fue estudiante de medicina, pero poco antes de
que comenzara la Primera Guerra Mundial interrumpió sus estudios. No obstante, aunque a la
edad de 21 años se alistó en la Cruz Roja, esto no fue obstáculo para que prosiguiera con sus
estudios. Así, en 1920 obtuvo el doctorado en Medicina y se especializó en Neuropsiquiatría.

Tres años más tarde, Fritz comienza su andadura como trotamundos y realiza una serie de
viajes (por ejemplo a Estados Unidos) con el fin de expandir sus conocimientos respecto a su
nueva profesión. En 1926 conoce a Karen Horney, con quien compartirá una estrecha relación.
Gracias a ella, se interesa por el Psicoanálisis y comienza a estudiarlo en distintos centros e
institutos, convirtiéndose así en psicoanalista. Por tanto, Fritz se interesó en la psicología
psicoanalítica, aunque más adelante, en contraposición al psicoanálisis, Fritz creó la Terapia
Gestalt.

Su vida en Sudáfrica junto a Laura Perls

En el año 1930, se casa con Laura Posner, más tarde conocida como Laura Perls. Debido al
régimen de Hitler y la Alemania Nazi, en 1933, decide emigrar a Johannesburgo (Sudáfrica). Allí
fundó el Instituto Sudafricano de Psicoanálisis; en 1942 publicó su primer libro, “Ego, Hambre y
Agresión”; y desde 1942 hasta 1946, trabajó como psiquiatra en el ejército de Sudáfrica.

Viaje Estados Unidos y la consolidación de la Terapia Gestalt

En 1946, se mudó con su familia a Nueva York donde trabajó durante un tiempo con Wilhelm
Reich y Karen Horney, pero al poco tiempo empezó a trabajar con Paul Goodman en
Manhattan. Junto a éste y junto a Ralph Hefferline, publicó el libro “Terapia Gestalt: Excitación
y Crecimiento de la Personalidad Humana” basado en las investigaciones y datos clínicos de
Fritz Perls.

En 1951 fundó el Instituto Nueva York para la Terapia Gestalt y empezó a formar a los
psicólogos interesados por su modelo terapéutico. Es entonces cuando Fritz difunde sus ideas
por Estados Unidos y comienza a realizar seminarios y talleres por distintos países del mundo.
En 1964, Fritz Perls se trasladó a California para enseñar la Terapia Gestalt como forma de vida
más que como un modelo de terapia en el Instituto Esalen de California, con el que se asoció, y
Laura Perls asumió la dirección del Instituto de Nueva York. En 1969 se trasladó a Canadá y
estableció una comunidad para terapeutas. El 14 de marzo de 1970 murió en Chicago.

Contribución de Fritz Perls a la psicología

Fritz Perls siempre será recordado como el padre de la Terapia Gestalt, un modelo terapéutico
que no solamente tiene sus raíces en la Psicología Gestalt, sino que, además, está influenciado
por el psicoanálisis, el análisis del carácter de Reich, la filosofía existencial, la religión oriental,
la fenomenología y el psicodrama de Moreno.

La Psicología Gestalt afirma que la mente es una unidad autorreguladora y holística, y se basa
en el principio de que "el todo es más que la suma de las partes”.

Si quieres conocer más sobre la Terapia Gestalt, te invitamos a que leas nuestro artículo:

“Terapia Gestalt: ¿qué es y en qué principios se fundamenta?”

La Terapia Gestalt algo más que una simple psicoterapia

La Terapia Gestalt se considera un modelo de psicoterapia humanista y pone su acento en el


momento presente y la autoconsciencia de la experiencia emocional y corporal, generalmente
censurada en la cultura occidental.

Una de sus particularidades es que no es considerada una simple psicoterapia, sino una
auténtica filosofía de vida, que influye en la manera de percibir las relaciones con el mundo
por parte del individuo. Por tanto, y siguiendo el principio gestaltista de “todo es más que la
suma de las partes”, el ser humano es visto desde una perspectiva holística y unificadora,
integrando a la vez, sus dimensiones sensoriales, afectivas, intelectuales, sociales y
espirituales, y entendiendo a éste en su experiencia global.

En busca de la autoconsciencia

Su práctica utiliza el “insight” respecto a las experiencias del paciente, alentando a éste a
explorar de manera creativa la forma de encontrar su propia satisfacción en las distintas áreas
de su vida. La base de este modelo terapéutico es la autoconsciencia del paciente respecto a
su comportamiento, sus emociones, sus sentimientos, sus percepciones y sus sensaciones. Por
tanto, no se centra solamente explicar los orígenes de las dificultades y el dolor que puede
sentir el individuo, sino que permite experimentar y experimentarr las soluciones nuevas. Es
más importante el cómo que el por qué, es decir, que cuando un individuo entiende cómo
hace lo que hace, puede comprender por qué lo hace.
El terapeuta no le dice al paciente lo que debe hacer, sino que utiliza la capacidad educativa
del diálogo, y está más preocupado por el vínculo de confianza con éste, con el objetivo de
aumentar la autenticidad de la relación. Pese a que Fritz estudió medicina, la Terapia Gestalt
es un enfoque más educacional que médico.

HALFORD

a Teoría de Halford

Comparte con la teoría de Case y de Pascual-Leone la importancia que dan al incremento con
la edad en la capacidad de la memoria operativa de los sujetos.

Halford propone la existencia de 4 estadios diferentes en el desarrollo, caracterizados por la


capacidad que adquieren los niños en cada uno de ellos de realizar diversos tipos de
operaciones mentales llamadas correspondencias. Toma el concepto de “correspondencias de
estructuras” donde:

Estructura es un conjunto de relaciones o funciones entre los elementos

Correspondencia entre estructuras hace referencia a una regla para asignar elementos de una
estructura a elementos de otra, de forma que cualquier función o relación entre los elementos
de la primera estructura será asignada también a funciones o relaciones correspondientes en
la segunda estructura.

Las correspondencias entre estructuras caracterizan las actividades mentales de los niños a lo
largo del desarrollo y subyacen a la comprensión que realizan de los conceptos.

A partir del primer año, el niño es capaz de correspondencias de elementos como las que
proporcionan las imágenes y las palabras.

A partir de los dos años, el niño es capaz ya de correspondencias relacionales que implican 2
elementos y es la similaridad de las relaciones existentes entre los elementos la que
proporciona la correspondencia.

A partir de los 5 años, surgen en el desarrollo las correspondencias de sistemas e implican que
tanto los elementos como las relaciones del primer sistema o estructura deben ser
proyectados en el segundo.
A partir de los 11 años, el niño es capaz de correspondencias multi-sistemas más complejas
que implican una capacidad cognitiva de procesamiento superior, de 4 elementos y su
aplicación le permitirá resolver con éxito las tareas de razonamiento deductivo y
comprobación de hipótesis.

Según Halford el desarrollo intelectual a través de 4 estadios depende del necesario


incremento en la capacidad de procesamiento que estas operaciones requieren. Esta
capacidad de procesamiento no se incrementa de forma abrupta, sino gradual y
paulatinamente y es fruto más de la propia maduración del SN que del aumento en la eficacia
operacional.

La teoría de Halford está más cerca de la posición de Pascual-Leone que de la de Case.

HAFORD

II) HALFORD

La teoría de Halford comparte con las anteriores la importancia que otorga al incremento con
la edad en la capacidad de la memoria operativa de los sujetos. Halford propone la existencia
de cuatro estadios diferentes en el desarrollo caracterizados por la capacidad que adquieren
los niños en el estadio de realizar diversos tipos de operaciones mentales llamadas
correspondencias (término que toma del campo de las matemáticas). De esta manera, la
progresiva adquisición de correspondencias crecientemente complejas explicaría el
incremento en las capacidades

de comprensión, y adquisición de conceptos y conocimientos durante el desarrollo:

− Así, a partir del primer año, los niños serían capaces de correspondencias de elementos
como las que proporcionan las imágenes y las palabras. Entre una imagen y el objeto
representado la correspondencia está basada en la similaridad, mientras que entre la palabra y
el objeto la correspondencia es arbitraria, convencional; pero en ambos casos sólo un
elemento es considerado en el establecimiento de la correspondencia. Los conceptos y
categorías simples son la adquisición típica de este estadio.

− A partir de los dos años, los niños son capaces ya de correspondencias relacionales que
implican dos elementos y es la similaridad de las relaciones existente entre los elementos la
que proporciona la correspondencia. Por ejemplo, cuando se representa la relación entre un
niño y un adulto mediante la utilización de dos varillas, una más larga que otra: aquí hay dos
elementos en la correspondencia, la relación entre el niño y la varilla más corta, y la del adulto
y la varilla más larga. Las correspondencias relacionales subyacen, según Halford a la
adquisición de los conceptos relacionales propios de los preescolares, como “más que” o
“mayor que”.

− Las correspondencias de sistemas surgen en el desarrollo a partir de los 5 años e implican


que tanto los elementos como las relaciones del primer sistema o estructura deben ser
proyectados en el segundo. Un ejemplo sería la correspondencia entre los problemas de series
de tres términos, que utilizó Piaget para caracterizar el pensamiento operatorio concreto,
como la tarea de inferencia transitiva (que está descrita en profundidad en el apartado sobre
el pensamiento en las operaciones concretas del tema de Segunda Infancia).
− Por último, a partir de los 11 años los niños son capaces de correspondencias multi-sistemas
más complejas que implican, por ejemplo, varias relaciones binarias como las anteriores. Este
tipo de correspondencias complejas implican ya una capacidad cognitiva de procesamiento
superior, de 4 elementos, y su aplicación les permitirá resolver con éxito tareas de
razonamientos deductivo y de comprobación de hipótesis.

Según Halford el desarrollo intelectual a través de cuatro estadios en los que los sujetos son
capaces de operaciones mentales o correspondencias crecientemente complejas, depende
básicamente del necesario incremento en la capacidad de procesamiento que estas
operaciones requieren (por lo que la teoría de este autor está claramente más cerca de la
posición de Pascual-Leone que de la de Case).

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