TEMA 1.
Psicología del desarrollo
“Desarrollo físico y desarrollo social “
Psicología del desarrollo
Desarrollo físico y Desarrollo social
Resumen
El desarrollo de los niños depende de una variedad de factores, incluyendo los
genes y la biología al igual que factores ambientales y por supuesto sociales, los
cuales pueden tener una influencia positiva o negativa en el desarrollo de los niños.
Este proceso se inicia en el momento de la concepción del ser humano y continúa
a través de la gestación, la infancia, la niñez y la adolescencia, pero cada niño se
desarrolla a su propio ritmo el proceso y el momento preciso de desarrollo no es el
mismo. Los primeros cinco años de vida son un momento crítico en el desarrollo de
los niños pequeños.
Palabras clave: Psicología, desarrollo físico, desarrollo social, infancias.
Psicología del desarrollo
El campo del desarrollo infantil se enfoca en el estudio científico de los procesos de
cambio y estabilidad en los niños. Los científicos del desarrollo buscan la manera
en que cambian los niños desde la concepción hasta la adolescencia, al igual que
las características que continúan bastante estables.
Se considera que el periodo que va desde el nacimiento hasta los tres años es
conocido como lactancia y primera infancia. La lactancia se inicia al momento del
nacimiento y termina cuando el niño comienza a caminar y a unir palabras unas con
otras. La primera infancia dura desde cerca de los 18 meses y hasta los 36 meses
de edad, un periodo en que los niños se vuelven más comunicativos, independientes
y capaces de moverse de un lugar a otro.
Durante la época de los tres a los seis años, que a menudo se conocen como años
preescolares, los niños hacen la transición de la primera infancia a la niñez o
segunda infancia. Sus cuerpos se vuelven más esbeltos, sus capacidades motoras
y mentales más agudas, y sus personalidades y relaciones, más complejas.
Los años intermedios de la infancia, entre los seis y los 11 años aproximadamente,
son los también llamados años escolares. La escuela es la experiencia central
durante este periodo; es un punto central para el desarrollo físico, cognitivo y
psicosocial.
DESARROLLO FÍSICO
El crecimiento y el desarrollo del niño son dos fenómenos íntimamente ligados. Sin
embargo, conllevan diferencias que es importante precisar. Se entiende por
crecimiento un aumento progresivo de la masa corporal, tanto por el incremento del
número de células como por su tamaño. El crecimiento conlleva un aumento del
peso y de las dimensiones de todo el organismo y de las partes que lo conforman;
se expresa en kilogramos y se mide en centímetros. Este proceso se inicia en el
momento de la concepción del ser humano y continúa a través de la gestación, la
infancia, la niñez y la adolescencia. El crecimiento es inseparable del desarrollo y,
por lo tanto, ambos están afectados por factores genéticos y ambientales. El
crecimiento físico de cada persona está sujeto a diversos factores condicionantes:
factor genético, nutrición, función endocrina, entorno psicosocial, estado general de
salud y afectividad.
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Primera infancia
Las cuatro primeras semanas de vida marcan el periodo neonatal, un momento de
transición de la vida intrauterina (cuando el feto depende totalmente de la madre) a
una existencia independiente. El bebé al nacer tiene características distintivas:
cabeza grande, ojos grandes adormilados, nariz pequeña y mentón hendido (lo que
hace más fácil amamantar) y mejillas gordas. La cabeza del neonato es un cuarto
de la longitud del cuerpo y puede ser larga y deformada debido al amoldamiento
que ha facilitado su paso a través de la pelvis de su madre. Este amoldamiento
temporal es posible porque los huesos del cráneo del bebé no se han fusionado
aún; no estarán completamente unidos hasta los 18 meses.
Los lactantes cuentan con un aproximado de 27 reflejos principales, muchos de los
cuales se encuentran presentes al momento de nacer o poco después. La mayoría
de los reflejos desaparece entre los primeros seis meses y el año de vida. Los
reflejos que continúan funcionando de protección, tales como parpadear, bostezar,
toser, atragantarse, estornudar, tiritar y el reflejo pupilar (dilatación de las pupilas en
la oscuridad), permanecen.
El crecimiento físico es más rápido durante los 3 primeros años que durante el resto
de la vida. A medida que los niños crecen en tamaño, la forma del cuerpo también
cambia. El tamaño del cuerpo se hace proporcional al de la cabeza, que sigue el
proceso en curso hasta alcanzar el tamaño de la de un adulto. La mayoría de los
niños se estilizan durante los 3 primeros años. Los primeros dientes que salen son
los incisivos inferiores, cuando el niño tiene 6 o 7 meses, pudiendo retrasarse hasta
los 12 meses. Hacia los 15 meses aparecen los primeros molares, y a los 2 años,
un 10 % ya presenta la dentadura temporal completa, aunque la mayoría la tienen
hacia los 3 años.
Al desarrollarse las capacidades sensoriales tempranas, el cerebro les permite a los
lactantes recién nacidos hacer uso lo suficientemente bien de sus sentidos, de lo
que tocan, ven, huelen, saborean y escuchan; sus sentidos se desarrollan de
manera acelerada durante sus primeros meses de vida a medida que se adaptan al
mundo a su alrededor.
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Segunda infancia
El niño crece ahora más rápidamente que en los tres primeros años y progresa
mucho en coordinación y desarrollo muscular. Durante este periodo, los niños son
más fuertes y saludables, después de pasar por la etapa más peligrosa de la
infancia. Su silueta pierde la redondez y adquiere una apariencia más delgada y
atlética. La barriga típica de los 3 años se reduce, al tiempo que el tronco, los brazos
y las piernas se alargan. La cabeza todavía es relativamente grande, pero las otras
partes del cuerpo están alcanzando el tamaño apropiado y la proporción,
progresivamente, va pareciéndose más a la de los adultos. Además, tienen lugar
diferentes tipos de desarrollo en su organismo. El crecimiento muscular y del
esqueleto progresa, con lo que se vuelve más fuerte. Los cartílagos se van
transformando rápidamente en huesos y estos se endurecen para proteger los
órganos internos. Estos cambios permiten a los niños desarrollar muchas destrezas
motrices.
Los niños de tres a seis años logran grandes avances en habilidades motoras en
habilidades motoras gruesas, que involucran a los grandes músculos, como correr
y saltar, y en habilidades motoras finas, habilidades de manipulación que implican
coordinación ojo-mano y de pequeños músculos, como abotonarse y dibujar.
También comienzan a mostrar una preferencia por utilizar la mano derecha o
izquierda y se vuelven más capaces para atarse las cintas de los zapatos con moños
en lugar de nudos, dibujar con crayones sobre papel en lugar de sobre las paredes
y servirse el cereal dentro de un tazón, no sobre el piso.
Los patrones de sueño cambian durante los años de crecimiento (Iglowstein, Jenni,
Molinari y Largo, 2003) y la segunda infancia tiene sus propios ritmos distintivos. En
general, los pequeños duermen de manera más profunda durante la noche de lo
que dormirán posteriormente en la vida. Cerca de uno de cada 10 padres o
cuidadores de preescolares dicen que sus niños tienen un problema de sueño
(National Sleep Foundation, 2004). Las alteraciones del sueño pueden ser producto
de la activación accidental del sistema de control motor del cerebro (Hobson y
Silvestri, 1999) o de una excitación incompleta del sueño profundo (Hoban, 2004) o
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quizá sean activadas por trastornos en la respiración o movimientos intranquilos de
las piernas.
Tercera infancia
Durante la tercera infancia, el crecimiento se desacelera de manera considerable.
Aun así, aunque es posible que no sean evidentes los cambios en el día a día, se
suman para crear una sorprendente diferencia entre los niños de seis años de edad,
que todavía son pequeños, y los de 11 años de edad, muchos de los cuales
empiezan a parecerse a los adultos. Los niños crecen cerca de cinco a 7.5 cm por
año entre los seis y 11 años de edad y su peso aumenta a casi el doble durante el
mismo periodo (Ogden, Fryar, Carroll y Flegal, 2004). Las niñas retienen un poco
más de tejido adiposo que los niños, una característica que perdurará incluso en la
adultez. El niño promedio de 10 años de edad pesa alrededor de 4.5 kg más que
hace 40 años, casi 38.5 kg en el caso de los niños y 40 kg en el caso de las niñas.
Para sustentar su crecimiento continuo, desarrollo cerebral y esfuerzo constante,
los niños de edad escolar necesitan comer y dormir el tiempo suficiente y de manera
adecuada. Por desgracia, demasiados niños no cumplen con estos requisitos.
Entre los seis y 13 años de edad, ocurre un marcado crecimiento en las conexiones
entre los lóbulos temporal y parietal, que manejan funciones sensoriales, de
lenguaje y de comprensión espacial. También se han detectado cambios del
desarrollo en el cuerpo calloso, que conecta a los hemisferios izquierdo y derecho.
el crecimiento más rápido sucedió en las áreas frontales que regulan la planeación
y organización de las acciones. Entre los seis y los 11 años de edad, el crecimiento
más acelerado fue en el área que primordialmente sustenta el pensamiento
asociativo, el lenguaje y las relaciones espaciales; este crecimiento se desaceleró
entre los 11 y 15 años de edad, lo cual posiblemente coincida con el final del periodo
crítico que se ha propuesto para el aprendizaje de un nuevo idioma
La mayoría de los dientes adultos brotan durante la tercera infancia. Los dientes de
leche empiezan a caerse alrededor de los seis años de edad y son reemplazados
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por los dientes permanentes a una tasa de cerca de cuatro dientes por año a lo largo
de los próximos cinco años.
Las necesidades de sueño disminuyen de 11 horas por día a los cinco años de edad
a poco más de 10 horas a los nueve años de edad y a cerca de nueve horas por día
a los 13 años de edad. Los niños de primero a quinto grado escolar duermen un
promedio de nueve y media horas por día, menos de las 10 a 11 horas que se
recomiendan.
El desarrollo de vacunas para las principales enfermedades infantiles ha hecho que
la tercera infancia sea un momento relativamente seguro de la vida. La tasa de
mortalidad durante estos años es la menor en el ciclo vital total. Aun así, existen
muchos niños con sobrepeso y hay algunos que sufren de padecimientos médicos
crónicos o de lesiones accidentales o de una falta de acceso a cuidados médicos.
DESARROLLO SOCIAL
El desarrollo social de los niños depende de una variedad de factores, incluyendo
los genes y la biología, por ejemplo: salud física, salud mental y desarrollo del
cerebro y factores ambientales y sociales, por ejemplo: familia, comunidad, los
padres y el cuidado del niño, que incluye emociones, temperamento y las primeras
experiencias con los padres, estos factores pueden tener una influencia positiva o
negativa en el desarrollo de los niños.
Primera infancia
Las emociones, como tristeza, felicidad y temor, son reacciones subjetivas a la
experiencia que se asocian con cambios fisiológicos y conductuales (Sroufe, 1997).
Por ejemplo, el temor se acompaña de una aceleración en el ritmo cardiaco y, a
menudo, por acciones de autoprotección. El patrón característico de reacciones
emocionales de una persona se empieza a desarrollar durante la lactancia. Los
recién nacidos demuestran claramente cuándo están infelices. Emiten gritos
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penetrantes, agitan brazos y piernas y ponen el cuerpo rígido. Es más difícil saber
cuándo están felices. Durante el primer mes de vida, se silencian ante el sonido de
una voz humana o cuando se les carga, y es posible que sonrían si se juntan sus
manos para jugar palmaditas.
A medida que pasa el tiempo, los lactantes responden a más personas; sonríen,
zurean, estiran sus manos hacia ellas y, a la larga, van hacia ellas. Durante los
siguientes seis meses aproximadamente, estos estados emocionales iniciales se
diferencian en verdaderas emociones: alegría, sorpresa, tristeza, asco y, por último,
enojo y temor; reacciones a eventos que tienen algún significado para el lactante.
Mientras que el llanto es la forma más poderosa y, en ocasiones, la única en que
los lactantes pueden comunicar sus necesidades. El llanto es básico, indica hambre
enojo dolor e incluso frustración según Wood y Gustafson, (2001). Por otra parte,
las primeras sonrisas tenues ocurren, de manera espontánea, poco después del
nacimiento, en apariencia como resultado de la actividad del sistema nervioso
subcortical. Se vuelven menos frecuentes durante los primeros tres meses de vida
al tiempo que madura la corteza cerebral (Sroufe, 1997).
Durante la primera infancia el desarrollo de la confianza es de suma importancia ya
que los bebés dependen de otras personas en cuanto a alimentación, protección y
sus vidas mismas. Según Erikson (1950), las experiencias tempranas son la clave.
La primera etapa del desarrollo psicosocial que identificó Erikson es confianza
versus desconfianza. Esta etapa inicia durante la lactancia y continúa hasta
alrededor de los 18 meses de edad. En estos primeros meses, los bebés desarrollan
un sentido de la confiabilidad de las personas y objetos en su mundo. Necesitan
desarrollar un equilibrio entre la confianza que les permite formar relaciones íntimas
y la desconfianza que les permite protegerse. Si predomina la confianza, como
debería, los niños desarrollan la virtud, o fortaleza, de la esperanza: la creencia de
que pueden satisfacer sus necesidades y cumplir sus deseos (Erikson, 1982). Si
predomina la desconfianza, los niños percibirán al mundo como hostil e
impredecible y tendrán dificultades para formar relaciones. El elemento crítico para
desarrollar la confianza es el cuidado sensible, responsivo y consistente.
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Por otro lado el apego es un vínculo emocional entre el lactante y el proveedor de
cuidados, en donde ambos contribuyen a la calidad de la relación y hacen que dicho
vínculo sea recíproco y duradero. Desde un punto de vista evolutivo, el apego tiene
un valor adaptativo para los bebés al garantizar que se satisfagan sus necesidades
psicosociales, así como las físicas. Los bebés con un apego seguro lloran o
protestan cuando la madre se aleja y la saludan alegremente cuando regresa. La
utilizan como base segura, alejándose de ella para irse y explorar, pero suelen
regresar de manera ocasional para reasegurarse. Por lo general, son cooperativos
y relativamente libres de enojo. Los bebés con un apego evitante rara vez lloran
cuando la madre se aleja y la evitan a su retorno. Tienden a estar enojados y no
buscan un acercamiento en momentos de necesidad. Les desagrada que los
carguen, pero les desagrada aún más que se les baje. Los bebés con un apego
ambivalente (resistente) se ponen ansiosos aun antes de que la madre se aleje y
se alteran mucho cuando sale de la habitación. Cuando ella regresa, demuestran
su ambivalencia al buscar el contacto con ella al mismo tiempo que la resisten
pateando o retorciéndose. Los bebés resistentes exploran poco y es difícil
consolarlos.
Al final del primer año de vida, a medida que los lactantes comienzan a moverse por
sí mismos y a iniciar conductas complejas, experimentan un importante viraje del
desarrollo: la capacidad de participar en comunicaciones persona a persona acerca
de un evento externo. Ahora pueden participar en una comunión de afectos, y le
comunican al proveedor de cuidados cómo se sienten acerca de una situación u
objeto y reaccionan a las emociones que perciben en el cuidador. Estos desarrollos
son la fundamentación necesaria para la referencia social, la capacidad para buscar
información emocional para guiar la propia conducta (Herenstein y Campos, 2004).
Para los 20 a 24 meses de edad, los infantes empiezan a utilizar pronombres en
primera persona, otra señal de autoconcepto. Entre los 19 y 30 meses de vida,
empiezan a aplicar términos descriptivos “grande” o “chiquito”, “pelo lacio” o “pelo
rizado” y evaluativos “bueno”, “bonito”, “fuerte” respecto a sí mismos. El veloz
desarrollo del lenguaje permite que los niños piensen y hablen acerca del yo he
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incorporen las descripciones verbales de sus padres (“¡Qué listo eres!”, “¡Qué niña
tan grande!”) en su autoimagen emergente.
Para el desarrollo de la autonomía Erikson (1950) identificó el periodo aproximado
entre los 18 meses y los tres años de edad como la segunda etapa del desarrollo
psicosocial, autonomía versus vergüenza y duda, que se distingue por un viraje del
control externo al autocontrol. El entrenamiento de esfínteres, que en la mayoría de
los niños se completa con mayor rapidez si se inicia después de los 27 meses de
edad (Blum, Taubman y Nemeth, 2003), es un paso importante hacia la autonomía
y el autocontrol. También lo es el lenguaje; a medida que los niños se vuelven más
capaces de dar a entender sus deseos, se vuelven más poderosos e
independientes. Dado que la libertad ilimitada no es ni segura ni sana, decía
Erikson, la vergüenza y la duda tienen un lugar necesario. Los infantes necesitan
que los adultos establezcan límites adecuados y la vergüenza y la duda los ayudan
a reconocer la necesidad de tales límites. Los “terribles dos” son una manifestación
normal del impulso por la autonomía.
Ahora bien para que exista una buena socialización, se empieza desde esta etapa
ya que es el proceso mediante el cual los niños desarrollan los hábitos, habilidades,
valores y motivos que los hacen miembros responsables y productivos de la
sociedad. La obediencia de las expectativas de los padres se puede considerar
como primer paso hacia la obediencia de los estándares sociales y esta surge
apartir de los 13 meses de edad.
Una de las primeras diferencias conductuales entre niños y niñas, y que se presenta
alrededor del primer año de edad, es la preferencia por juguetes y actividades de
juego y por compañeritos de juego del mismo sexo. Los niños de incluso 17 meses
de edad tienden a jugar de modo más agresivo que las niñas, cosa que se ve a
simple vista. Entre los dos y tres años de edad, los niños y las niñas tienden a utilizar
palabras y accesorio que los distunguen del sexo opuesto.
Segunda infancia
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La época de los tres a seis años es esencial en el desarrollo psicosocial de los niños,
El desarrollo emocional del niño y su sensación del yo están enraizados en las
experiencias de esos años. Sin embargo, la historia del yo no termina en la segunda
infancia. El autoconcepto comienza a ser el centro de atención durante la primera
infancia, a medida que los niños desarrollan una concienciación acerca de sí
mismos. Se vuelve más claro mientras la persona adquiere más capacidades
cognitivas y lidia con las tareas del desarrollo asociadas con la niñez, la
adolescencia y, luego, la adultez.
Los cambios en la autodefinición, o autodescripción, reflejan el desarrollo del
autoconcepto. Entre los cinco y siete años de edad es típico que cambie la
descripción de los niños acerca de sí mismos, como lo demuestran los cambios en
la autodefinición. En general, los niños no enuncian un concepto de su propia valía
sino hasta que alcanzan cerca de los ocho años, pero a menudo los niños pequeños
muestran con su comportamiento que tienen un autoconcepto.
Las autopercepciones positivas o negativas de los niños de cinco años
pronosticaron sus autopercepciones y funcionamiento socioemocional a los ocho
años de edad. Aun así, antes del cambio de cinco a siete años, la autoestima de los
niños pequeños no necesariamente se basa en la realidad. Tienden a aceptar los
juicios de los adultos, que suelen proporcionar una retroalimentación positiva y
carente de crítica y, por lo tanto, es posible que los niños sobreestimen sus
capacidades.
La capacidad para comprender y regular, o controlar, los propios sentimientos es
uno de los avances clave de la segunda infancia (Dennis, 2006). Los niños que
pueden comprender sus emociones son más capaces de controlar la manera en
que las demuestran y de ser sensibles a los sentimientos de los demás. Los niños
de cuatro y cinco años tendieron a creer que el niño estaría feliz si conseguía la
pelota, aunque tuviera que romper una regla e infeliz si no lo hacía.
La necesidad de lidiar con los sentimientos conflictivos acerca del yo está en el
núcleo de la tercera etapa del desarrollo psicosocial de Erikson (1950): iniciativa
versus culpa. El conflicto surge de la creciente sensación de tener un propósito, que
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impulsa a un niño a planear y llevar a cabo actividades, y el aumento en el
remordimiento de conciencia que puede tener el niño acerca de esos planes. Según
Erikson, si este conflicto no se resuelve de manera adecuada, es posible que el niño
se convierta en un adulto que constantemente se esfuerza por tener éxito o alardear;
es inhibido y poco espontáneo o puritano e intolerante, o sufre de impotencia o
enfermedades psicosomáticas.
Por otra parte, un tema muy importante durante la segunda infancia es el juego es
importante para el desarrollo sano de cuerpo y cerebro. Permite que los niños
participen en el mundo que les rodea, que usen su imaginación, que descubran
maneras flexibles de utilizar los objetos y de resolver problemas, y que se preparen
para los roles adultos. El juego contribuye en todos los dominios del desarrollo. Por
medio de esta actividad, los niños estimulan los sentidos, ejercitan sus músculos,
coordinan vista con movimiento, ganan dominio de sus cuerpos, toman decisiones
y adquieren nuevas habilidades. Por ejemplo, cuando clasifican bloques de
diferentes formas, cuentan cuántos de ellos pueden apilar uno sobre otro o anuncian
que “mi torre es más alta que la tuya”, en ese momento establecen las bases de los
conceptos matemáticos. Mientras cooperan para construir castillos de arena o
túneles en la playa, aprenden habilidades de negociación y resolución de conflictos.
Los niños necesitan gran cantidad de tiempo para juegos exploratorios libres.
Los niños de diferentes edades tienen diversos estilos de juego, juegan con
numerosas cosas y ocupan diferentes cantidades de tiempo en diversos tipos de
juego (Bjorklund y Pellegrini, 2002). Por ejemplo, el juego físico comienza en la
lactancia con los movimientos rítmicos que en apariencia carecen de finalidad. A
medida que mejoran las habilidades motoras gruesas, los preescolares ejercitan sus
músculos al correr, saltar, brincar, trotar y lanzarse. Hacia el final de este periodo y
ya dentro de la tercera infancia, el juego físico vigoroso, que implica luchas, patadas
y persecuciones, se vuelve más común, en especial entre los varones.
A medida que los niños se van convirtiendo cada vez más en personas
independientes, su crianza puede convertirse en un reto complejo. Los padres
deben lidiar con personas pequeñas que tienen sus propias ideas y voluntades, pero
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que aún tienen mucho que aprender sobre los tipos de comportamientos que
funcionan bien en la sociedad.
Conclusiones:
Hablar del desarrollo infantil es un tema muy amplio, ya que se comienzan a
considerar las características desde los primeros días de nacimiento del niño, cada
uno de los movimientos, gestos, rasgos, cualidades del infante van a influir en la
vida adulta de cada individuo, conocer las características en cada etapa del niño
nos ayudara para identificar a los niños dentro de un grupo y saber si va acorde a
su edad o si existe algúna problemática y poder abordarla a tiempo.
Y para finalizar en esta tabla se resume las características más importantes.
Características del desarrollo físico y social
Edad Desarrollo físico Desarrollo social
Neonato Se produce un aumento La llegada del lactante Etapas psicosociales
nacimiento rápido de estatura y peso. cambia las relaciones (Erickson)
a 1 mes El recién nacido duerme la familiares.
mayor parte del día; se CONFIANZA VS
establecen los ciclos de DESCONFIANZA
sueño y vigilia.
Todos los sentidos están (nacimiento a 12
presentes. meses)
Los niños comienzan a
1a6 El lactante alcanza y toma Comienza a desarrollar la
meses objetos, levanta y gira la desarrollarse la capacidad de confiar
cabeza. Gira sobre sí mismo. confianza básica. en los demás
Es posible que se arrastre o El lactante muestra basándose en la
gatee. interés en otros bebes consistencia de sus
Se desarrolla la visión de a través de mirarlos, cuidadores
profundidad. emitir zureos y sonreír.
La visión alcanza
gradualmente 20-20.
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6 a 12 El lactante se sienta sin Se forma el apego.
meses apoyo. Es posible que
Se mantiene en pie aparezcan la ansiedad
sosteniéndose y luego por sí ante desconocidos y la
solo. ansiedad de
Es posible que dé sus separación.
primeros pasos.
El peso de nacimiento se
triplica en un año.
12 a 18 El aumento en estatura y La relación de apego
meses peso es un poco más lento. afecta la calidad de las AUTONOMÍA VS
El infante camina muy bien. otras relaciones. VERGÜENZA Y DUDA.
Puede construir una torre
con dos cubos (1 año a 3 años)
Los niños comienzan a
18 a 24 El infante puede subir Se desarrolla la
afirmar su
meses escalones. necesidad de
independencia,
autonomía.
caminando lejos de su
Aumentan los
madre, escogiendo con
conflictos con los
qué juguete jugar, y
hermanos mayores.
haciendo elecciones
24 a 30 Los dibujos consisten en El juego con otros es sobre lo que quiere
meses garabatos principalmente usar para vestir, lo que
paralelo. desea comer, etc.
30 a 36 El niño tiene la dentadura El niño muestra más
meses primaria completa. interés hacia otras
Puede saltar en el mismo personas en especial
sitio. niños
3 años El niño dibuja figuras. Se desarrolla la
Puede verter líquidos y iniciativa. INICIATIVA VS CULPA
comer con cubiertos. El juego con otros se (3 a 6 años)
Puede utilizar el baño por sí vuelve más Los niños se imponen o
solo. coordinado, hacen valer con más
El niño elige amigos y frecuencia. Comienzan
compañeros de juego a planear actividades,
con base en la inventan juegos, e
proximidad. inician actividades con
4 años Puede saltar una distancia Describe sus otras personas. Si se
de 61 a 84 centímetros. sentimientos. Escoge a les da la oportunidad,
Puede brincar en un pie sus amigos. los niños desarrollan
cuatro a seis pasos.
13
5 años Pueden iniciar la marcha Participa en juegos una sensación de
girar y detenerse competitivos. iniciativa, y se sienten
eficientemente en juegos. Distingue las seguros de su
Vestirse solo sin ayuda conductas aceptables capacidad para dirigir a
de las no aceptables. otras personas y tomar
decisiones.
6 años Conoce su dirección Actúa como líder en las INDUSTRIA VS
Comienza a descubrir las relaciones con los INFERIORIDAD
trampas en los juegos. compañeros. Pide (6 años a pubertad).
Puede cuidar a los mas ayuda al adulto cuando Desde los seis años
pequeños. lo necesita. hasta la pubertad, los
7 años Se vuele posible el equilibrio niños comienzan a
desarrollar una
sobre un pie.
sensación de orgullo
Pueden ejecutar un ejercicio
en sus logros. Inician
de saltos abriendo y
proyectos, los siguen
cerrando brazos y piernas de
hasta terminarlos, y se
manera adecuada.
sienten bien por lo que
8 años Los niños pueden brincar
han alcanzado.
rítmicamente en patrones 2-
2, 2-3 o 3-3. Las niñas
pueden lanzar una pelota
pequeña a 12 metros.
9 años Pueden correr a una
10 años velocidad de cinco metros
por segundo. Los niños
pueden lanzar una pelota a
más de 21 metros.
Pueden juzgar e interceptar
el camino de pequeñas
pelotas lanzadas desde
cierta distancia. Las niñas
pueden correr a una
velocidad de 5.18 metros
por segundo.
11 años Es posible realizar un salto
de longitud sin impulso de
1.52 metros en el caso de
los niños y de 1.37 metros
en el caso de las niñas.
12 años
Referencias:
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Papalia, D., Wendkos, S., y Duskin, R. (2009). Psicología del desarrollo. De la
infancia a la adolescencia. México. The McGraw-Hill. Edi. 10
Guerrero, Luis. (2005). Desarrollo social: nuevo eje de la educación infantil. Lima
[en línea]. Disponible en:
https://www.oei.es/historico/inicial/articulos/desarrollo_social_infantil.pdf
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