Bioetica en La Agricultura
Bioetica en La Agricultura
Juan Izquierdo Fernández Ing. Agr., MSc, PhD. Crop Phisiology, Michigan State University, East Lansing, EEUU; ex Oficial
Principal (retirado) de Producción Vegetal de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO);
Director, Magíster de Gestión Tecnológica con énfasis en biotecnología, Universidad de Talca, Quebec 415, Providencia, Santiago, Chile,
jizquierdo@utalca.cl; Profesor investigador invitado, Doctorado de Bioética, Universidad del Museo Social Argentino,
juanizquierdo813@gmail.com
Marcos Rodríguez Fazzone Economista, Msc Internacional en Desarrollo Local /Rural. Consultor internacional de la
Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) en buenas prácticas y agricultura Familiar para
América Latina y el Caribe. E-mail: Marcos.rod@gmail.com
SUMARIO: Introducción; 1. Bioética y Derecho a la Alimentación; 2. La agricultura familiar como sector
estratégico para la seguridad alimentaria; 3. La educación rural como el principal problema ético sin respuesta; 4. El
nuevo desafío del cambio climático y la agricultura familiar; 5. Enfoques de políticas para una bioética en la
agricultura: buenas prácticas, intensificación sostenible y biotecnologías simples para la agricultura familiar: 5.1
Buenas prácticas, conocimiento al servicio de la agricultura familiar; 5.2. Una mirada ética a la Intensificación
Sostenible; 5.3 Biotecnologías simples para la Agricultura Familiar; 6. El camino bioético impostergable; y 7.
Bibliografía.
Resumen Abstract
Alcanzar la seguridad alimentaria representa uno de los mayores Achieving food security is presently one of the biggest global
desafíos de los próximos años. Ello requiere de una producción challenges in the coming years. This requires an increased, safe and
sustentable y creciente de alimentos inocuos aún frente a las environmentally sustainable food production. However, achieving this
incertidumbres generadas por el cambio climático así como por la goal is threatened by the uncertainty created by climate change and the
prevalencia de prácticas productivas bioéticamente insostenibles, prevalence of unsustainable bioethical practices in agriculture,
especialmente en la Agricultura Familiar la cuál deberá inclusive, especially in the areas of Family Agriculture, who is and will play a
asumir un rol mas preponderante como sector abastecedor de major role as food supplier. This raises the questions: How much of the
alimentos. Lo anterior lleva a preguntarnos: ¿Cuánto de la current problem is due to the absence of an ethical basis in policy, and
problemática actual se debe a la ausencia de una base ética en las how this has influenced the performance of the agricultural sector, its
políticas, y cómo ello ha condicionado el desempeño del sector actors and their incentives? and, to what extent is it ethical to require
agrícola, sus actores y sus incentivos? y ¿hasta qué punto es ético food safety to the small family farmer sector as responsable actors for
exigir inocuidad alimentaria a la Agricultura Familiar como actores the production of food, when they themselves are victims of food
responsables de la producción de alimentos, cuando ellos mismos son insecurity? This chapter attempts to provide some answers to these
víctimas de inseguridad alimentaria? Este capítulo intenta brindar questions pointing out the role to be played by bioethics in the search of
algunas respuestas a estas interrogantes. Para ello se interpreta el rol the right to food and agricultural development. This involves a two-
que debe jugar la bioética en la búsqueda del derecho a la alimentación sided understanding of social responsibility to a progressive demand for
y en el desarrollo agropecuario. Ello implica el entendimiento de una food. In one side, the vision of the family farmer as a guarantor and
doble cara de responsabilidad social frente a una demanda progresiva provider of safe food, and on the other hand, the need of support
de alimentos. Por un lado, la que recae sobre la agricultura familiar policies for this sector to state the conditions and instruments for then to
como garante y proveedor de alimentos inocuos; por otro lado, la que play their role efficiently. In this regard, we suggest tools that can be
recae sobre las políticas de apoyo para que este sector cuente con las promoted in this context, such as best agriculture practices, sustainable
condiciones e instrumentos adecuados para poder desempeñar food production intensification and simple biotechnologies, prices and
eficientemente su papel. Al respecto, se presentan algunos instrumentos trade fair, dignified employment, among others. However, the new
que pueden ser promovidos en este contexto, tales como las buenas elements of bioethics and its evaluation must be able to exceed a
prácticas, la intensificación sostenible de la producción y ciertas productive economic matrix to yield a comprehensive approach
biotecnologías simples, precios y comercio justos, dignificación considering factors (social, environmental, economic, technology) as
laboral, entre otros. De cualquier manera, los nuevos elementos de indicators of efficiency. Simultaneously, efficiency should also be
bioética y su evaluación deben ser capaces de exceder una matriz defined in terms of the distribution of food and their attributes (quality
económico-productiva para dar lugar a un enfoque integral de factores and safety). In conclusion, the performance of interventions should be
(sociales, ambientales, económicos, tecnológicos) como indicador de measured against its contribution to solving ethical problems and based
eficiencia. Simultáneamente, la eficiencia también debe ser definida en on specific targets in terms of equity and access, which are two key
términos de la distribución de los alimentos y de sus atributos (calidad concepts for food security approach.
e inocuidad). En conclusión, el desempeño de las intervenciones
debería ser medido respecto a su capacidad de contribución para
resolver problemas éticos y en base a metas concretas en términos de
equidad y acceso, los cuales son dos conceptos claves para acercarnos
a la seguridad alimentaria.
Palabras claves: agricultura familiar; bioética; cambio climático; Key words: family agriculture; bioethics; climatic change;
biotecnologías apropiadas; buenas prácticas; intensificación sostenible; biotechnology; appropriated biotecnologies; good practices; sustainable
producción agrícola. intensification; agricultural production.
Introducción
El nuevo escenario global comprende un crecimiento sostenido de la población mundial, la cual excederá los
9.000 millones en el año 20501, un ritmo acelerado de urbanización, un aumento en el precio de los alimentos e
impactos significativos del cambio climático que introducen incertidumbres en los procesos de producción,
especialmente para la Agricultura Familiar.
Integrar y sistematizar efectos y soluciones para cambiar y/o mitigar esta situación implica un creciente y nuevo
desafío bioético para la seguridad alimentaria, cuyo alcance dependerá conjuntamente de las capacidades de los
países para aumentar la disponibilidad de alimentos en un 60% 2 en los próximos decenios (factores técnicos-
productivos), para desarrollar medios y canales adecuados que permitan el acceso a dichos alimentos 3, y para
brindar las garantías de calidad e inocuidad necesarias.
Partiendo de la presunción de que los gobiernos deben garantizar el derecho a la alimentación, y que ello implica
poner en marcha efectivos y comprometidos planes de acción en materia de políticas, investigación y extensión
incluyentes, la consideración de los grupos rezagados como la Agricultura Familiar es un claro factor crítico
bioético. La Agricultura Familiar ha asumido un rol histórico básico como proveedor de alimentos, rol que en la
actual coyuntura debe ser fortalecido con la generación y difusión de conocimientos técnicos, buenas prácticas y
marcos legales y bioéticos necesarios para favorecer su inserción y desarrollo. El diseño de estos instrumentos,
así como sus impactos y consecuencias sobre los distintos sujetos sociales, deben estar fundamentados en una
base ética indelegable y constitutiva de cualquier acción implementada.
Este contexto presenta nuevos desafíos. Sin embargo, es necesario reflexionar sobre lo que se ha realizado hasta
el momento y cuáles han sido las cuestiones éticas y bioéticas sin respuesta. Algunas de las preguntas que
orientan el capitulo son:
¿Cuánto de la problemática actual se debe a la ausencia de una base ética en las políticas, y cómo ello
condiciona el desempeño del sector agrícola, sus actores y sus incentivos?
¿Están los pequeños productores en condiciones de garantizar alimentos inocuos y de calidad, cuando no
cuentan con los medios necesarios siquiera para su subsistencia?
¿Hasta qué punto es ético exigir inocuidad alimentaria a la Agricultura Familiar como actores responsables de
la producción de alimentos, cuando ellos mismos son víctimas de inseguridad alimentaria?
¿Cuál es el análisis ético y bioético de esta situación? y ¿qué instrumentos de políticas pueden ser promovidos
desde la bioética?
FAO, 2012. Hacia el futuro que queremos: Erradicación del hambre y transición a sistemas agrícolas y alimentarios sostenibles. Río
+20.
3
La FAO estima que las pérdidas y el desperdicio mundial de alimentos ascienden a 1.300 millones de toneladas al año
(aproximadamente un tercio de la producción mundial de alimentos con fines de consumo humano) y equivalen a más del 10% del total del
consumo calórico mundial.
1. Bioética y Derecho a la Alimentación
La bioética es ética aplicada 4. Se ocupa de las cuestiones éticas de la vida, y por lo tanto debe considerar su
relación con las disciplinas que pueden afectarla (biología, nutrición, medicina, química, política, derecho,
filosofía, sociología, etc.). En cualquier caso, siguiendo a Van Rensselaer Potter (1970), el criterio ético
fundamental es el respeto al ser humano, a sus derechos inalienables, a su bien verdadero e integral, es
decir, la dignidad de la persona5.
La perspectiva de este capitulo se resguarda en la “ética de los bienes básicos o fundamentales” 6. Se diferencia
del enfoque utilitarista, donde el juzgamiento ético o moral de un acto se reduce a las consecuencias del mismo y
al hedonismo, es decir, toma en cuenta solamente el efecto 7. Sin embargo, al tratarse de bienes fundamentales, el
cuestionamiento ético debe ir más allá del análisis moral de un resultado, para detenerse también en evaluar
cómo se ha desarrollado el proceso, cuáles son los costos y los beneficios, y cuál es el estado de las condiciones
iniciales que pudieron dar origen a dicho resultado. Este entendimiento es inobjetable cuando los actos están
ligados a los derechos fundamentales del ser humano.
De acuerdo con Gómez Lobo, los bienes o derechos fundamentales se constituyen en los axiomas del sistema, o
son “el Norte de la brújula moral”. Para la bioética estos bienes son la vida y la salud, por lo que cualquier acto
que atente deliberadamente sobre ellos es maleficente y, por ende, bioéticamente incorrecto. Entre estos bienes
se encuentran los que permiten la satisfacción de las necesidades vitales del individuo: alimento, vivienda,
educación, salud8.
En este ámbito, el derecho a la alimentación y el acceso universal a alimentos sanos, asumen un lugar
incuestionable para asegurar la integridad humana. Según el Comité de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales de las Naciones Unidas, órgano principal de la ONU encargado de vigilar la puesta en marcha del
Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales:
“el derecho a una alimentación adecuada está inseparablemente vinculado a la dignidad inherente de la persona humana y
es indispensable para el disfrute de otros derechos humanos consagrados en la Carta Internacional de Derechos Humanos.
Es también inseparable de la justicia social, pues requiere la adopción de políticas económicas, ambientales y sociales
adecuadas, en los planos nacional e internacional, orientadas a la erradicación de la pobreza y al disfrute de todos los
derechos humanos por todos.”9
Los enfoques éticos consecuencialistas constituyen la forma más sencilla y obvia de evaluar un sistema entero de producción de
alimentos y fibra. El consecuencialista entiende que lo correcto, bueno y adecuado está determinado por el impacto de una acción o política
en la salud, riqueza y bienestar.
8
En este sentido, la bioética es concebida por Potter como una disciplina que contribuyera a resolver los grandes
problemas biológicos: el hambre, las enfermedades, la superpoblación, y la contaminación de la naturaleza. Esta
concepción comprende igualmente el acceso a los recursos y a los medios para asegurar y producir su propia
subsistencia, el acceso a la tierra, la seguridad de la propiedad; el acceso al agua, a las semillas, a créditos, a las
tecnologías y a los mercados locales y regionales incluyendo a los grupos vulnerables y marginados; el acceso a
ingresos suficientes para asegurar una vida digna, incluyendo a los trabajadores rurales y a los obreros de
industrias, y también el acceso a la seguridad social y a la asistencia para los que sufren más privaciones 10.
La declaración universal de la UNESCO sobre Bioética y Derechos Humanos (Paris, 19 de octubre de 2005)
establece textualmente, los siguientes principios que serán relacionados en este capítulo:
1. La promoción de la salud y el desarrollo social para sus pueblos es un cometido esencial de los gobiernos, que comparten
todos los sectores de la sociedad.
2. Teniendo en cuenta que el goce del grado máximo de salud que se pueda lograr es uno de los derechos fundamentales de
todo ser humano sin distinción de raza, religión, ideología política o condición económica o social, los progresos de la ciencia
y la tecnología deberían fomentar:
a) el acceso a una atención médica de calidad y a los medicamentos esenciales, especialmente para la salud de las
mujeres y los niños, ya que la salud es esencial para la vida misma y debe considerarse un bien social y humano;
b) el acceso a una alimentación y un agua adecuadas;
c) la mejora de las condiciones de vida y del medio ambiente;
d) la supresión de la marginación y exclusión de personas por cualquier motivo; y
e) la reducción de la pobreza y el analfabetismo.
1. Los beneficios resultantes de toda investigación científica y sus aplicaciones deberían compartirse con la sociedad en su
conjunto y en el seno de la comunidad internacional, en particular con los países en desarrollo. Los beneficios que se deriven
de la aplicación de este principio podrán revestir las siguientes formas:
a) asistencia especial y duradera a las personas y los grupos que hayan tomado parte en la actividad de
investigación y reconocimiento de los mismos;
b) acceso a una atención médica de calidad;
c) suministro de nuevas modalidades o productos de diagnóstico y terapia obtenidos gracias a la investigación;
d) apoyo a los servicios de salud;
e) acceso a los conocimientos científicos y tecnológicos;
f) instalaciones y servicios destinados a crear capacidades en materia de investigación;
g) otras formas de beneficio compatibles con los principios enunciados en la presente Declaración.
2. Los beneficios no deberían constituir incentivos indebidos para participar en actividades de investigación.
Se deberían tener debidamente en cuenta las repercusiones de las ciencias de la vida en las generaciones futuras, en particular
en su constitución genética.
Cf. Observación general núm. 12, el derecho a una alimentación suficiente (artículo 11), Párr. 4, adoptada el 12 de mayo de
1999.
10
Se habrán de tener debidamente en cuenta la interconexión entre los seres humanos y las demás formas de vida, la importancia
de un acceso apropiado a los recursos biológicos y genéticos y su utilización, el respeto del saber tradicional y el papel de los
seres humanos en la protección del medio ambiente, la biosfera y la biodiversidad.
Los Estados deberían adoptar todas las disposiciones adecuadas, tanto de carácter legislativo como administrativo o de otra
índole, para poner en práctica los principios enunciados en la presente Declaración, conforme al derecho internacional
relativo a los derechos humanos. Esas medidas deberían ser secundadas por otras en los terrenos de la educación, la
formación y la información pública.
Aunque el derecho a los alimentos se ha reafirmado reiteradamente como derecho humano fundamental (por
ejemplo, por la Declaración de Roma sobre la Seguridad Alimentaria Mundial, 1996), no existe claridad sobre la
forma de hacer realidad ese derecho en la práctica 11. De una u otra manera, los avances realizados para
garantizarlo son ciertamente insuficientes: se registran en el mundo 852 millones de personas que sufren hambre,
54 millones de ellos residen en América Latina, el 50% tienen pequeñas explotaciones agrícolas y el 20 % son
campesinos sin tierra12. A pesar de esta situación, sólo 5 países en América Latina (Argentina, Brasil, Guatemala,
Ecuador y Venezuela) han decretado leyes para promulgar el derecho a la alimentación como un derecho.
Parte de la respuesta a este flagelo, se encuentra en el débil compromiso de los actores, instituciones y gobiernos
respecto al desarrollo de la agricultura, así como al aún no debidamente reconocido rol de la Agricultura Familiar
como importante sector productor de alimentos. En ello, la bioética demanda que las actividades agrícolas
cumplan con principios o valores morales13 de: beneficencia (beneficiar la vida, contribuir al bienestar, a la salud
y a la mejor calidad de vida); no-maleficencia (no dañar la vida); autonomía (respeto al derecho de las personas
a tomar decisiones sobre su vida y su medio ambiente); y justicia (acceso equitativo al bienestar).
Como bien menciona Freyre Roach (2010), en la práctica no se cumplen los principios de beneficencia y la no-
maleficencia, cuando debido por ejemplo a un uso irracional de agroquímicos se atenta contra el medio
ambiente, se ponen en riesgo los recursos naturales y la biodiversidad, se vulnera la inocuidad de los alimentos
y no se minimiza el surgimiento de enfermedades.
La autonomía es afectada cuando los pequeños productores no cuentan por ejemplo con la capacitación e
información adecuada sobre buenas prácticas de manejo del suelo y la materia orgánica, el uso de químicos,
prácticas higiénicas, o no pueden advertir los peligros por estar desinformados. Cuando los recursos genéticos,
los insumos agrícolas o los alimentos no son repartidos equitativamente o su acceso está restringido, entonces no
se cumple el principio de Justicia.
Lamentablemente, el escenario de la Agricultura Familiar esta lleno de casos-ejemplos y por lo tanto son
situaciones “bioéticamente insostenibles” .
11
Hasta la década pasada el sector agropecuario en América Latina fue concebido como una estructura dual, donde
se reconocían dos tipos básicos de unidades productivas: las empresas agropecuarias y las unidades campesinas
o pequeños productores familiares. La lógica disociaba al sector rural entre productores viables e inviables 14
(dentro de los cuales se situaba a la Agricultura Familiar 15). Esta visión generalista afectó el diseño de las
políticas, las cuales no lograron dimensionar que en el medio rural coexisten diversos grupos de productores que
difieren ampliamente entre sí y que requieren distintas necesidades. Como resultado, se agudizó la brecha
tecnológica-productiva y los grupos más rezagados fueron sujetos de la política social.
Ante los nuevos desafíos de la seguridad alimentaria y el cambio climático, la revalorización de la Agricultura
Familiar como sector estratégico en la producción de alimentos y el contar con políticas diferenciadas para
potenciar a este grupo, son conceptos fundamentales.
La Agricultura Familiar sigue siendo un importante abastecedor de alimentos (principalmente frescos) para las
economías locales de todos los países. En promedio, en América Latina representan el 80% de las unidades de
producción; da empleo aproximadamente a dos de cada tres agricultores de la Región, absorbiendo más del 60%
del empleo sectorial; y aportan entre el 30 y el 40 % del valor bruto de la producción agropecuaria 16. Algunos
estudios17 reseñan que en Brasil por ejemplo, la Agricultura Familiar produce el 25% del café, 31% del arroz,
67% del frijol, 84% de la mandioca o yuca, 32% de la soja, 49% del maíz; 24% de la carne bovina y 52% de la
leche. En Colombia, tiene un 30% de participación en la producción de cultivos anuales, con mayor incidencia
relativa en maíz y frijol. En los cultivos permanentes, representa el 39% de la producción, con toda la yuca y el
cacao, un 76% del café y 72% del plátano. En Ecuador el mayor peso se presenta en papas con 64%, cebollas
con 85%, col y zanahoria con 75 a 80%, maíz suave con 85%, frijol con 70% y carnes de porcino y ovino, con
70 y 82% respectivamente18. Similar importancia puede identificarse en toda América Latina, teniendo por lo
tanto, un rol dinámico y crítico en el abastecimiento de la canasta básica de consumo de todos los países.
Los valores mencionados son un indicativo de que la Agricultura Familiar, lejos de ser un grupo meramente
asociado al autoconsumo, presenta un claro potencial productivo. FAO identifica una tipología que permite
concluir que, si bien en promedio un 60% del total de las unidades de la Agricultura Familiar en América Latina
está relacionada con estados de subsistencia, el 40% restante se encuentra en una situación de transición y
14
Chiriboga, 2002; Acosta, A., Rodriguez F., 2005; Gordillo, G., 2004. FAO, 2012. Marco estratégico de Cooperación de la FAO en
Agricultura Familiar en América Latina y el Caribe 2012 ‐ 2015.-
15
Esta denominación cambia de país en país. En algunos casos se habla de pequeños productores o economía campesina para
referirse a este estrato agrícola.
16
Esta información es en base a diversas fuentes de datos, contempladas en el estudio FAO BID, 2007.
consolidación económica, siendo la agricultura comercial su principal actividad 19. Sin embargo, más allá de esta
categorización y heterogeneidad, es posible observar en cualquier país de América Latina, problemáticas
comunes a este sector:
- Altos niveles de uso de agroquímicos, sin protección personal y elevando el riesgo de la inocuidad
alimentaria, además de reducir la rentabilidad de la actividad.
- Problemas relacionados a la tenencia de la tierra
- Prácticas inadecuadas de higiene y manipulación de alimentos.
- Bajos niveles de productividad por hectárea y tecnología precaria.
- Problemas de agua y suelos, ausencia de tratamientos.
- Débil asociatividad, informalidad y desvinculación de mercados estables.
- Descuido del medio ambiente por desconocimiento de prácticas adecuadas.
- Débil o nulo acceso a la asistencia técnica pública y/o privada.
- Problemas de educación nutricional a nivel intrafamiliar (las familias horticultoras registran los niveles más
bajos de consumo de frutas y hortalizas y son compradores netos de alimentos20).
- Insuficiencia de ingresos y capacidad de inversión.
Además de los desafíos productivos, la Agricultura Familiar se enfrenta al reto de convertirse en abastecedora de
alimentos inocuos; por lo tanto, recae sobre estos productores una responsabilidad social con un profundo
contenido ético, que puede ser juzgada a través de la fiscalización del estado sanitario de los alimentos, es decir,
desde una perspectiva meramente resultadista o utilitarista.
Un análisis exhaustivo sobre las condiciones en las que se desarrolla la Agricultura Familiar revela la
inestabilidad, informalidad e imposibilidad de superación de problemas estructurales que limitan su capacidad de
respuesta a la demanda social de alimentos adecuados. En tal sentido, si nos detenemos en realizar una
evaluación integral del proceso, la otra cara de la responsabilidad social son las políticas de apoyo a la
Agricultura Familiar y el cumplimiento de las funciones de las autoridades e instituciones competentes. Podemos
preguntarnos: ¿quién es éticamente responsable en esta situación?.
En teoría, los programas son diseñados para contrarrestar la vulnerabilidad de estos grupos. El objetivo es
brindar las condiciones apropiadas para desarrollar su rol en forma autónoma y responsable. En la práctica, a
pesar de este entendimiento y del consenso general sobre los beneficios derivados de la Educación, ésta variable
sigue siendo la gran ausente en el medio rural y la principal limitante del desarrollo. No enfrentamos a un
problema ético sin respuesta, donde todos los actores tienen responsabilidades y al mismo tiempo éstas se
diluyen.
A esta matriz compleja de problemas y limitantes, se suma la incertidumbre por el cambio climático, la
fluctuación del precio de los alimentos, la necesidad de adoptar tecnologías, prácticas sostenibles y el desarrollo
de canales físicos y de información que garanticen el acceso de la Agricultura Familiar.
19
Líneas de Base de proyectos de la FAO en Colombia (UTF/COL/027/COL; UTG/COL/038/COL) y Centroamérica demuestran que
las familias agricultoras consumen entre 70 y 100 gramos de frutas y hortalizas per capita /día, cuando lo recomendado por la OMS es de
400 gramos/día.
UNESCO declaración Universal de Bioética (París, 2005)
Para promover los principios enunciados en la presente Declaración y entender mejor los problemas planteados
en el plano de la ética por los adelantos de la ciencia y la tecnología, en particular para los jóvenes, los Estados
deberían esforzarse no sólo por fomentar la educación y formación relativas a la bioética en todos los planos, sino
también por estimular los programas de información y difusión de conocimientos sobre la bioética”.
No es una novedad de que la población rural en América Latina presenta los niveles más bajos de educación y
analfabetismo del continente. A lo largo de los años se ha identificado esta caracterización social como rasgo
distintivo de la economía campesina. Es un factor conocido que los agricultores con mejores niveles educativos
y con mayor capacitación aumentan significativamente las posibilidades de adoptar nuevas tecnologías y ser más
productivos.
A pesar de estas premisas, la educación y formación se encuentran entre los aspectos más descuidados en las
intervenciones orientadas al desarrollo rural por parte de los gobiernos nacionales y locales 21. Han sido muy
pocas las experiencias de intervención que hayan incorporado expresamente requisitos bioéticos de equidad y
pertinencia en la educación para la población rural. En el siguiente gráfico se pueden apreciar los niveles de
educación promedio entre el medio rural y el urbano, tomando como ejemplo la población de 15 a 24 años,
grupo etáreo estratégico para la sostenibilidad de la actividad agrícola.
Gráfico 1: Promedio de años de estudio de la población de 15 a 24 años en medio rural y urbano, 2000.
Fuente: Ana L. Machado, Seminario “Educación para la Población Rural en América Latina”, CEPAL, 2004.
Tanto los bajos niveles de educación como de analfabetismo resulta más elevado en las zonas rurales que en las
urbanas. En Brasil, sólo el 50% de los adolescentes de entre 15 y 25 años accede a la educación en áreas rurales.
El analfabetismo alcanza el 29,8% en zonas rurales versus el 10,3% en las ciudades.
Otro caso que profundiza el diagnóstico es Guatemala, donde la tasa de analfabetismo de jóvenes rurales (15 a
19 años) llega al 29%, y en el mismo grupo etáreo en la población indígena el indicador asciende a 48%. Es
21
Al respecto, vale la pena reiterar los siguientes interrogantes: ¿Hasta qué punto es ético exigir inocuidad
alimentaria a la Agricultura Familiar como actores responsables de la producción de alimentos, cuando ellos
mismos son víctimas de inseguridad alimentaria?¿Están los pequeños productores en condiciones de garantizar
alimentos inocuos y de calidad, cuando no cuentan con los medios necesarios siquiera para su subsistencia?
¿Cuál es el análisis ético y bioético de dicha situación?
Los informes del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, consideran básico contar
con políticas y mecanismos para la gestión de riesgos de eventos extremos y desastres que permitan avanzar en
la adaptación al cambio climático 26. En los mencionados informes se señala que la exposición y la vulnerabilidad
son los determinantes principales del riesgo frente a este fenómeno. Ello explica que los impactos sean más
considerables en segmentos como la Agricultura Familiar, donde la oportunidad, la ubicación y los factores
culturales, económicos, sociales, geográficos, demográficos, institucionales, de gobernabilidad y ambientales, se
expresan negativamente o con mayor sensibilidad.
Este escenario tiene repercusiones sobre la seguridad alimentaria y sobre los sistemas de producción, dado que el
impacto climático se consituye en una variable exógena cada vez más influyente. Además, se afectarán las
fuentes de energía disponibles y las funciones ambientales de los ecosistemas de los territorios en desarrollo.
Entre los impactos previstos27 se destacan:
- Reducción o desaparición de los glaciares intertropicales afectando la disponibilidad de agua y la generación
de energía hidroeléctrica en Bolivia, Perú, Colombia y Ecuador.
- Reducción de las precipitaciones en las regiones áridas y semiáridas de Argentina, Chile y Brasil asociadas a
una escasez severa de agua.
22
CEPAL, 2004.
23
IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático), 2007. Cambio climático: Impacto, adaptación y
vulnerabilidad. Contribución del Grupo de Trabajo II al Cuarto Informe de Evaluación del IPCC, Bruselas. 2011. “Summary for policymakers”,
Special Report on Managing the Risks of Extreme Events and Disasters to Advance Climate Change Adaptation.
27
- Disminución de los rendimientos de arroz después del año 2020, y es probable que el aumento de las
temperaturas y las precipitaciones en la región sureste de América del Sur aumenten los rendimientos del
fríjol de soya, si se toman en consideración los efectos del CO2.
- Disminución de la productividad del ganado vacuno, como respuesta al aumento de más de 4°C en la
temperatura.
- Efectos adversos por aumento de la temperatura de la superficie del mar sobre los arrecifes de corales en la
región mesoamericana (México, Belice, Panamá) y sobre la ubicación de las poblaciones de peces en el
sudeste del Pacífico (Perú y Chile).
- Aumento del número de personas con riesgo de sufrir hambrunas de 5, 26 y 85 millones en los años 2020,
2050 y 2080, respectivamente.
Estas alteraciones (positivas o negativas) determinan un estatus de mayor incertidumbre (riesgo) respecto a la
sustentabilidad de la producción basada en los recursos naturales, en función del surgimiento de condiciones de
alteración de los agroecosistemas28 (vulnerabilidad), así como por nuevas presiones de una intensificación
productiva que será necesaria para sostener a una sociedad creciente en su demanda por alimentación y energía.
Los pequeños productores, quienes dependen en gran medida de los bienes y servicios ecosistémicos para proporcionar
alimentos, combustible y fibra para sus familias y el mercado, son más vulnerables a la reducción de la calidad y la
cantidad de los recursos naturales y a los cambios climáticos.
Los incentivos deben enfocar a la investigación en el desarrollo de variedades de cultivos o razas animales que
puedan adaptarse a los cambios probables en la intensidad y frecuencia de las precipitaciones, economizar recursos
hídricos y combustibles fósiles, controlar la infestación por plagas, y adaptarse a los efectos de un clima más cálido.
Para alentar el trabajo en estas áreas, podría ser necesario otorgar subvenciones a universidades e institutos de
investigación y obtener financiamiento de la comunidad internacional en el marco de planes de seguridad
alimentaria locales, nacionales y globales.
28
Agro-ecosistemas son aquellos ecosistemas intervenidos y no intervenidos cuyo uso sea para agricultura, ganadería bosques, y
ambientes acuícolas terrestres: FAO, 2001. Sistemas de Producción Agropecuaria y Pobreza: Cómo mejorar los medios de subsistencia de
los pequeños agricultores en un mundo cambiante. 447 P. http://www.fao.org/farmingsystems/index_es.htm
29
Izquierdo, 2008.
5. Enfoques de políticas para una bioética en la agricultura: buenas prácticas, intensificación
sostenible y biotecnologías simples para la Agricultura Familiar.
5.1 Buenas Prácticas, conocimiento al servicio de la Agricultura Familiar.
Potter (1970) define a la bioética como "el conocimiento de cómo usar el conocimiento" 30. Esta concepción guarda
una estrecha relación con lo que hoy se conoce como Buenas Prácticas Agrícolas (BPA). Para la FAO, las buenas
prácticas consisten en “la aplicación del conocimiento disponible a la utilización sostenible de los recursos
naturales básicos para la producción, en forma benévola, de productos agrícolas alimentarios y no alimentarios
inocuos y saludables, a la vez que se procuran la viabilidad económica y la estabilidad social” 31.
En otras palabras, se trata de un trabajo de investigación y sistematización de las mejores prácticas y tecnologías
conocidas en un contexto determinado, para responder a ciertos fines y escenarios socioeconómicos, en este caso,
relacionados con una producción sostenible de alimentos, inocua, con mínimo impacto ambiental y con
dignificación laboral32.
En este contexto se conjugan dos elementos cruciales: la generación de conocimientos adaptados a los nuevos
desafíos y la adopción de dicho conocimiento por parte de los pequeños productores. Esta interrelación entre
conocimiento generado y adoptado que en teoría parece sistemático, se constituye en una de las principales barreras
al desarrollo, dado que por lo general, los pequeños productores no acceden a dicha información y/o la investigación
no siempre está alineada a los problemas de la pequeña agricultura.
Desde lo normativo, protocolizar las buenas prácticas y exigir su cumplimiento (certificación) en agricultores
familiares, en la práctica enfrenta un conjunto de dificultades que no necesariamente están correlacionadas a la
voluntad de aplicación o no, de los productores 33. Los problemas se vinculan con insuficiencias educativas,
productivas, económicas y con aspectos socioculturales y ambientales que hoy caracterizan a gran parte del sector
rural.
Si bien las normas definen “qué se debe hacer y dar garantía de lo realizado 34”, no son acompañadas de un
programa que apoye el “cómo hacerlo”. El desafío básico es promover a las Buenas Prácticas a partir de programas
de incentivos que demuestren beneficios directos en la calidad de vida de quienes las implementan y de los
consumidores en general, más que como una norma o exigencia que puede traducirse en un proceso de exclusión
comercial y/o de mayor intermediación para aquellos productores que no cumplan con las exigencias. Por lo tanto,
30
www.bpafao.org
32
Izquierdo J, Rodriguez F,. Marcos, FAO, 2010. Enfoque holístico de las Buenas Prácticas Agrícolas para la Agricultura Familiar.
Los autores han promovido la implementación de programas de buenas prácticas con un enfoque integral para la agricultura Familiar. Bajo
esta concepción, las Buenas Prácticas son entendidas como “un desarrollo endógeno integral que permita acercar gradualmente los niveles
tecnológicos, productivos y comerciales de la pequeña agricultura a la agricultura empresarial, con el objetivo puesto en la producción de
alimentos inocuos para el mercado interno y en la mejora del entorno ambiental y social de las familias de los productores”. Las principales
experiencias se registran en Colombia, Argentina, Chile, Guatemala, Costa Rica, desarrollando manuales técnicos en buenas prácticas en
cadenas agroalimentarias y metodologías de extensión agrícola y socio empresarial. Más información en www.bpafao.org
33
Rodriguez F, Marcos, 2012. Factores que favorecen y limitan la implementación de Buenas Prácticas en la Agricultura Familiar.
Proyecto ATINAR II/FAO/AECID.
34
www.rlc.fao.org/es/agricultura/bpa/docfao.htm
la promoción e implementación de Buenas Prácticas, más que un cumplimiento de requisitos, se constituye en el
modus operandi aplicable a cualquier actividad económica y social de manera flexible, integral y transversal 35.
Los nuevos instrumentos de política deben enmarcarse en una estrategia integral de Buenas Prácticas que no sólo
deben incorporar aspectos tecnológicos y productivos (semillas mejoradas, manejo integrado de plagas y
enfermedades, manejo poscosecha), sino también aspectos sociales (mejoramiento de la salud de los trabajadores y
de sus condiciones laborales, educación nutricional), ambientales (análisis de aguas y suelos, técnicas que
contribuyan a la sostenibilidad ambiental, disminución del uso de químicos) y económicos (competitividad por
calidad e inocuidad, comercio justo y responsabilidad social).
¿Quiénes pueden cambiar la orientación de la futura intensificación productiva y cuáles son las responsabilidades
éticas de esos posibles actores?
Los grandes ecosistemas intervenidos de América Latina han sido en los últimos 30 años la base de l suministro de
alimentos, gracias a la ampliación de la superficie dedicada a la producción (crecimiento extensivo) y en algunos
casos, por el aumento de la productividad (rendimiento y manejo de los costos de producción) en cultivos dedicados
especialmente a la exportación (frutales, cítricos, cereales y oleaginosas) 36. De esta manera el sector
silvoagropecuario y acuícola ha intentado satisfacer la demanda por alimentos bajo un continuo crecimiento
poblacional.
En la actualidad la mayoría de los países en desarrollo cuentan con poco margen para ampliar las superficies
cultivables. En América Latina en cambio, aunque existen tierras disponibles, gran parte de ellas están afectadas por
la degradación o sufren limitaciones relativas al suelo y al terreno. Categóricamente no es posible continuar con una
agricultura que produce cerca de una tercera parte de las emisiones de gases de efecto invernadero, con prácticas
degradantes de monocultivo, cultivo convencional del suelo, uso irracional de insumos. El Programa de las
Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) ha calculado que las prácticas actuales de uso de las tierras
cultivadas resultan en pérdidas netas del 0,2% anual 37. Por lo tanto, se ha registrado una intensificación desmesurada
y no sostenible, adverso a un enfoque que integre a las tecnologías o herramientas acordes con la vulnerabilidad de
los sistemas agrícolas y pecuarios, su potencial y sus requerimientos biológicos 38.
En los próximos años la intensificación de la producción agrícola será necesaria de manera creciente en zonas de
producción más marginales, con unas condiciones productivas menos fiables, como menor calidad del suelo, menor
acceso a agua y climas menos favorables. Entre 2015 y 2030, aproximadamente el 80% del incremento necesario de
la producción de alimentos tendrá que proceder de la intensificación a través de prácticas sostenibles 39.
35
Izquierdo, 2008.
37
Se prevé que la intensificación sostenible de la producción puede ser una opción aplicable al 69% de la superficie
productiva de América Latina, dónde habita el 50% de su población rural 41. De los 16 agroecosistemas indicados en
el cuadro 1, en 8 de ellos existen opciones válidas a través de la estrategia de intensificación sostenible de la
producción. Estos serían: i) con riego; ii) basado en el uso de recursos forestales; iii) Intensivo mixto; iv) mixto
cereales-ganadería (Campos); v) templado húmedo mixto con bosque; vi) mixto extensivo (Cerrados y Llanos); vii)
templado mixto (Pampas); vii) seco mixto extensivo ( Chaco); y viii) sistemas acuícolas.
o Con riego
o Basado en el uso de recursos forestales
o Mixto y de plantación costera
o Intensivo mixto
o Mixto cereales-ganadería (Campos)
o Templado húmedo mixto con bosque
o Maíz-Fríjol (MesoAmérica)
o Intensivo Mixto de montaña (Andes del Norte)
o Mixto extensivo (Cerrados y Llanos)
o Templado Mixto (Pampas)
o Seco Mixto
o Seco Mixto extensivo (Gran Chaco)
o Mixto de tierras altas (Andes centrales)
o Pastoreo
o Disperso (Bosque)
o Basado en áreas urbanas
Una concepción bioética deberá sentar las bases de una estrategia de intensificación sostenible acorde al riesgo
ambiental de cada agroecosistema, contando con categorías de riesgo informadas a las poblaciones involucradas. Lo
anterior implica la identificación caso a caso de los sistemas productivos insostenibles que requieren atención
prioritaria (salud del suelo, calidad del agua, conservación de la biodiversidad, etc.).
Operativamente, la intensificación sostenible de la producción, según FAO es el resultado de un proceso de
“aprendizaje social”, que permite el incremento de la producción a partir de la misma área de tierra, al tiempo que
se reducen los efectos negativos para el medio ambiente y se aumenta la contribución al capital natural y el flujo de
servicios ambientales42.
40
Para poner en marcha un programa de intensificación sostenible es necesario identificar, evaluar y promover ciertas
buenas prácticas43 que garanticen el mejor uso de los recursos naturales en la búsqueda de objetivos sociales. Una
visión bioética de la intensificación sostenible de la producción requiere de contar a nivel del productor con
tecnología y prácticas apropiadas y sistematizadas, relacionadas a:
- la aplicación de tecnologías y prácticas que permitan un uso eficiente del agua y el suelo, sin afectar
irreversiblemente sus características biofísicas, ya sea por su acción directa o indirecta a través de los
residuos generados (líquidos, sólidos y gaseosos). Así, las tecnologías que promueven la eficiencia en el
uso del agua a bajo costo de operación (bajo consumo de energía, variedades tolerantes a sequía), como
aquellas que reemplazan al bromuro de metilo y que permiten lograr sanidad del suelo sin eliminar
gases a la atmósfera.
- estrategias productivas que promueven un uso más eficiente de insumos (incluye al riego) a través de
especies mejoradas que logran una mayor producción de materia seca por volumen de agua, o aquellas
que logran una mayor respuesta a la aplicación de fertilizantes (N, P y K), u otras que se adaptan de
mejor manera a condiciones edafoclimáticas extremas (periodos prolongados de inundación).
- integrar tecnologías existentes tales como: aumento del rendimiento de los cultivos a través del
mejoramiento de la gestión, cultivos genéticamente modificados con liberación comercial regulada y
apropiados a las condiciones de los pequeños y medianos productores, sistemas de recomendación de
fertilizantes y agricultura de precisión.
- considerar las experiencias relacionadas al desarrollo de mercados dónde se transan los servicios
ambientales generados por un agroecosistema en particular. Lo anterior, poniendo especial énfasis en el
tipo de servicio, los sistemas de valoración socioeconómica existentes, las metodologías para determinar
Algunas de las buenas prácticas son la labranza de conservación, la diversificación de cultivos, la intensificación de las
leguminosas y el control biológico de las plagas, las cuales han demostrado y se han validado como fuentes de buenos resultados para el
medio ambiente.
la disposición a pagar, la legislación que sustenta los derechos sobre los servicios, y los mecanismos
utilizados para activar y mantener dicho mercado.
- Nuevas variedades con una bioética para la biodiversidad. Garantizar el acceso de los agricultores a
semillas de calidad de variedades mejoradas y adecuadas para sus condiciones de producción, consumo
y mercado debe ser parte de la nueva bioética para la intensificación sostenible. FAO (2009) ha
concluido que dicho acceso supone asequibilidad, disponibilidad de material de la variedad adecuada e
información sobre la adaptación de tal variedad 44. La mayoría de los pequeños agricultores de países en
desarrollo obtienen semillas en el sector informal de variedades tradicionales, muchas veces mejor
adaptadas a sus condiciones productivas. Algunas variedades locales podrían funcionar mejor que las
variedades mejoradas en entornos agrícolas marginales 45. Sin embargo el sector informal de las semillas
carece de un medio viable de informar a los agricultores sobre adaptación, rendimiento, pureza y calidad
física46.
Hoy en día las políticas nacionales e internacionales respaldan de manera creciente la privatización de los recursos
fitogenéticos y el fitomejoramiento mediante el empleo de los derechos de propiedad intelectual (DPI). El número
de países que proporcionan protección legal mediante patentes o sistemas sui generis aumenta día a día en respuesta
a las indicaciones de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Esta situación ha estimulado al sector privado
en su investigación e inversión en pocas empresas transnacionales, que no enfocan su accionar en proveer nuevos
recursos genéticos mejorados y aptos para la Agricultura Familiar. Lo anterior a dado lugar a un fenómeno de
“parcelación del patrimonio común” en el que las innovaciones con DPI fragmentados se emplean muy poco, lo que
impide la obtención de nuevas variedades47.
Es importante considerar a priori el desarrollo y la utilización de indicadores que permitan verificar los avances en
la implementación de las estrategias de intensificación sostenible. Los indicadores deben permitir medir la
vulnerabilidad de cada agroecosistema, el riesgo ambiental, y los impactos obtenidos (intensificación de la
producción, ganadería ovina sostenible, desempeño económico, factibilidad de aumento de la tecnificación,
fragilidad de laderas, entre otros). Deininger (2011) propone desarrollar una intervención bajo el concepto de eco-
eficiencia48, especialmente considerando el uso actual o futuro de la tierra. Ello implica considerar tres principios
éticos (bioéticos) en los proyectos: el respeto y reconocimiento de los derechos de la propiedad de la tierra y de los
recursos naturales; una inversión responsable que asegure que los proyectos respetan la ley, son viables y producen
valor agregado duradero; y una minimización de los impactos ambientales negativos.
FAO, 2009. Alimentar al mundo, erradicar el hambre. Documento de antecedentes de la Cumbre Mundial sobre la Seguridad
Alimentaria, Roma, Noviembre 2009. Roma.
45
Ceccarelli, S, 1989.
46
La biotecnología ha hecho contribuciones enormes a la agricultura y hay algunas biotecnologías tan antiguas como la
fermentación.
49
http://www.agassessment.org/
50
Sharry, 2011.
51
Ingeniería genética es la tecnología que permite la manipulación y transferencia de ADN de un organismo a otro, lo que permite
la creación de nuevas variedades de plantas, animales y microorganismos, la corrección de defectos genéticos y la fabricación de
numerosos compuestos. La tecnología de ADN recombinante permite aislar y manipular un fragmento de ADN de un organismo para
introducirlo en otro. El término “ómicas” hace referencia a las disciplinas como la genómica, la proteómica, la transcriptómica y la
metabolómica. A estas tres últimas también se las agrupa bajo la denominación de “genómica funcional”, ya que estudian a los productos de
la expresión de los genes. Todas las “ómicas” se basan en el análisis de un gran volumen de datos, y por lo tanto se valen de la
bioinformática y de técnicas rápidas y automatizadas de alto rendimiento. Más información http://www.argenbio.org/
Según la conferencia técnica internacional de la FAO en México sobre "Biotecnologías agrícolas en los países en
desarrollo: opciones y oportunidades en cultivos, silvicultura, ganadería, pesca y agroindustria para hacer frente a
los retos de la inseguridad alimentaria y el cambio climático" (2010)52, el objetivo de las biotecnologías, tanto la
convencional como la moderna, debería reorientarse en beneficio de los pequeños productores en los países
de escasos recursos. Se debe fomentar su participación y la de todas las partes interesadas en el proceso de toma de
decisiones, promoviendo políticas nacionales efectivas y favorables que faciliten el desarrollo y uso de
biotecnologías apropiadas.
Los productos y servicios agrobiotecnológicos comerciales (cultivos transgénicos, agentes de biocontrol, métodos de
diagnósticos, bioprospección, propágulos "indexados" y micropropagación masificada), están siendo gradualmente
comercializados en el sector agrícola latinoamericano.
Sin embargo, para su inserción como biotecnología apropiadas a las condiciones de producción y a la realidad
socioeconómica y cultural de la Región, se deben superar un conjunto de obstáculos científicos y tecnológicos, de acceso,
legales y regulatorios, que impiden la eficiente y equitativa utilización de estos productos y servicios.
El debate que rodea a los organismos genéticamente modificados (OGM) frecuentemente dificulta el desarrollo
de otras biotecnologías agrícolas, donde no existe controversia sobre sus posibles impactos ambientales y sus
beneficios para los pequeños productores, así como sobre su importante papel frente al cambio climático 53. Para
que la aplicación de las técnicas biotecnológicas no resulte en actividades aisladas con poca relevancia y con
aceptación por parte de los productores y consumidores, es necesario enmarcar dichas tecnologías en el concepto
de una biotecnología apropiable y apropiada54. Este concepto tiene como objetivo orientar la aplicación de la
biotecnología de una manera responsable y viable, tomando en cuenta las necesidades reales de la sociedad y el
medio ambiente.
Las biotecnologías apropiables son herramientas biotecnológicas que contribuyen al desarrollo sostenible al ser
técnicamente factibles dentro del nivel de desarrollo técnico-científico de un país 55. El desarrollo de estas
biotecnologías debe llevar implícito una base bioética. Es fundamental que su viabilidad sea determinada a partir
del análisis de los impactos y riegos de la investigación en los beneficiarios, su cultura, su salud y el medio
ambiente, de la aceptación del producto por parte de los consumidores, del rigor científico y económico. En este
contexto, según Wendt e Izquierdo (2002) 56, es sumamente importante que antes de realizar cualquier actividad
se deba analizar:
52
http://www.fao.org/biotech/abdc/en/
53
Las biotecnologías pueden coadyuvar al desarrollo sustentable: desde marcadores de ADN para apoyar al fitomejoramiento, la
micropropagación, hasta la caracterización molecular para desarrollar cultivos microbianos mejorados para alimentos, biocontroladores,
biofertilizantes y bebidas fermentadas.
54
- La disponibilidad real de insumos para realizar la investigación (recursos humanos y financieros, tecnologías, etc.)
y su viabilidad
- La oportunidad y pertinencia según el cultivo y el estado de avance tecnológico local. Antes de soluciones
biotecnológicas pueden haber alternativas más baratas y viables en las tecnologías tradicionales y/o convencionales
para responder a un determinado problema.
- La sostenibilidad ambiental, en la medida en que la biotecnología clásica o moderna puede tener un impacto
ambiental en el corto, mediano y largo plazo que debe ser evaluado antes de iniciar su aplicación.
Por otro lado, desarrollar biotecnologías apropiadas bajo una visión bioética no significa un bajo nivel de
tecnicidad. Las tecnologías apropiadas pueden describirse como las que presentan un mesurado equilibrio entre:
cualidades técnicas, viabilidad económica y capacidad de adaptarse al medio en el que han de emplearse.
Los estudios de caso realizados por REDBIO en Argentina57, Bolivia58, Colombia59, Ecuador60 y Perú61
demuestran que si bien en la aplicación de la biotecnología moderna, hay importantes influencias de las
multinacionales que controlan el mercado de las semillas transgénicas con avances muy significativos en la
siembra de cultivos OGM (especialmente en los países del MERCOSUR), existen oportunidades para la
utilización sostenible de la agrobiodiversidad a través de las biotecnologías simples. En particular el cultivo de
células y tejidos vegetales in vitro incluyendo la micropropagación, la embriogénesis somática, el rescate de
embriones, la regeneración de plantas a partir del callo y suspensiones celulares, así como el cultivo de
protoplastos, anteras y microsporas, están permitiendo la conservación y multiplicación a mayor escala de
numerosas especies y la obtención de material vegetal libre de virus. La conservación genética in vitro ha sido
trabajada con éxito en América Latina, tanto para plantas cultivadas como silvestres.
Claramente es necesario un marco institucional y político de bioseguridad que permita el establecimiento de las
capacidades necesarias para el aprovechamiento efectivo del potencial que representa la biotecnología en materia
de seguridad alimentaria62. Sumado a ello, siendo los pequeños agricultores los principales actores en la
57
www.argenbio.org/adc/uploads/pdf/manejo_y_gestion.doc
58
http://www.redbio.org/estud_casos.htm
59
www.cauca.gov.co/.../Manejo_y_gesti_n_de_la_biotecnolog_a_agr_cola_
60
www.rlc.fao.org/es/agricultura/pdf/ecuador.pdf
61
http://www.bio-nica.info/biblioteca/Pastor2004BiotenologiaPequeños.pdf
62
producción de alimentos, sus requerimientos, capacidades, prioridades y limitaciones deben ser incorporados en
los proyectos de desarrollo de esta tecnología.
El objetivo es no sólo valorar el conocimiento científico que sustenta a muchos casos de aplicación de
biotécnicas simples y que ha sido recientemente compilado por la Fundación REDBIO 63, sino especialmente
relevar el conocimiento práctico que permite el empleo de varias biotecnologías con sentido de utilidad social-
productiva y amigable con el ambiente. Bajo esta óptica, es el entramado social local el que tracciona y participa
para que estos cambios se produzcan y para que la generación, adopción o adaptación de nuevos productos
biotecnológicos se concreten de acuerdo a sus prioridades 64. La finalidad es entregar un conocimiento práctico
que ofrezca respuesta a interrogantes del saber y, especialmente, del saber hacer: ¿qué es? cómo es?¿cómo se
usa?¿cómo se mantiene?¿para qué es?¿para qué se hace?¿para quién es?.
Ante estos desafíos, debemos ser capaces de dejar los dogmas de lado, y orientar todo el conocimiento
disponible hacia la búsqueda de la seguridad y la soberanía alimentaria.
Planteándonos cuáles son los pasos a seguir en la implementación de buenas prácticas conducentes a una
intensificación sostenible guiada por principios éticos y bioéticos, es claro que no existe un conjunto de recetas
únicas y preestablecidas para responder a todos los casos y condiciones descriptas. Sin embargo, las experiencias
pasadas nos brindan un marco de referencia sobre las políticas, instrumentos y normativas que pueden ser más
adecuadas y especialmente, una orientación de dónde debe colocarse el énfasis ante los nuevos desafíos.
La bioética se constituye en la base crítica para la toma de decisiones y para el desarrollo del conocimiento en
pos de un beneficio social. En materia de derechos fundamentales como la alimentación, toda acción debe
corresponderse con el cumplimiento de los valores bioéticos. A su vez, las repercusiones de una acción y la
sentencia ética posterior, obliga a un entendimiento integral de los procesos, de las condiciones y de los
resultados, donde cada actor debe asumir la responsabilidad desde su área de competencia. Esta perspectiva
implica avanzar en la formulación de indicadores y metas medibles y cuantificables a nivel local, que respondan
a un marco ético de “condiciones adecuadas” necesarias para alcanzar la seguridad alimentaria.
Los instrumentos de políticas deben exceder la matriz económico-productiva para enfocarse en un desarrollo
integral de factores (sociales, ambientales, económicos) como indicador de eficiencia. Simultáneamente, la
eficiencia también debe medirse en términos de la distribución de los alimentos y de sus atributos (calidad e
inocuidad).
A continuación se mencionan algunos conceptos y recomendaciones de políticas que pueden contribuir a esta
estrategia.
Sharry, 2011.
- Priorizar el diseño e implementación de programas que respondan a criterios éticos que expliciten las
condiciones dignas y justas de trabajo. En este sentido, el desempeño de las intervenciones debería ser
medido respecto a su contribución a resolver los problemas éticos, con metas concretas en términos de
equidad y acceso.
- Lo anterior sugiere la formulación de políticas específicas para cada subgrupo tipológico (por ejemplo al
interior de la Agricultura Familiar), pero con un mismo objetivo de inclusión y sostenibilidad en su posición
como productores y abastecedores de alimentos para la sociedad. Los ejes de estos programas son la
generación y el acceso equitativo a la educación, asistencia técnica, al conocimiento y a los mercados.
- Reducción de los costos de transacción favoreciendo un precio justo y acceso de los pequeños agricultores a
los mercados a través del fortalecimiento de la asociatividad y la mayor cooperación entre agricultores
Familiares, proveedores de servicios, ONGs, investigadores, universidades, gobiernos locales y donantes
internacionales.
- La desvinculación de los agricultores familiares con mercados estables exige la existencia de plataformas de
articulación en el territorio para relacionar ofertas y demandas de productos y servicios. En tal sentido, es
necesario promover metodologías que faciliten la participación de actores (grupos de agricultores,
organizaciones comunitarias, formas tradicionales de acción colectiva y tecnologías modernas de la
comunicación) y la articulación de los sectores público y privado, buscando una mayor disponibilidad de
fondos de inversión para generar las buenas practicas agrícolas a través de una visión bioética integral.
- Promover incentivos y acciones acordes a valores éticos, como el comercio justo y el cuidado ambiental. Ello
implica mecanismos de transparencia sobre los productos en origen y a lo largo de la cadena productiva,
incluidos los consumidores. Los precios podrían contemplar como valor agregado el cuidado de los recursos
naturales y los servicios ambientales, el uso de buenas prácticas a través de etiquetado social y ambiental o de
origen o por procesos en las cadenas de valor.
- Avanzar hacia una bioética de la intensificación sostenible para enfrentar los desafíos de la seguridad
alimentaria y del cambio climático, requerirá de nuevos sistemas de investigación y asesoramiento
participativos para una gran variedad de condiciones de producción y comercialización de la Agricultura
Familiar, pasando de un modelo homogéneo de producción agrícola a marcos reglamentarios flexibles que
fomenten la heterogeneidad (inclusión de los sistemas informales de semillas; integración de conocimientos
tradicionales en la I+D), promoción de buenas prácticas para una intensificación sostenible.
- Con la finalidad de promover la adopción de ciertas tecnologías y prácticas, es necesario cuantificar los
beneficios que las Buenas Prácticas tienen sobre el sistema productivo, comercial y ambiental. Ello requiere
de un trabajo enfocado fundamentalmente en: validación de las mejores prácticas propuestas (principalmente
control biológico versus químico, biotecnologías simples), estimación económica de las reducciones de los
costos de producción respecto al manejo convencional, de los aumentos de los rendimientos y de los ahorros
en tiempo que se generan por la programación de las actividades. La competitividad y eficiencia de un sector
y la calidad de un producto, no sólo debe medirse en términos de inserción económica en los mercados, sino
de sus atributos y contribuciones al bienestar de la sociedad y el medio ambiente.
- Uno de los pilares fundamentales (quizás el fundamental) para impulsar a la Agricultura Familiar hacia
procesos competitivos y sostenibles, se relaciona con un intenso y continuo programa de asistencia técnica.
La extensión agrícola debe ser recuperada como promotor del desarrollo de la Agricultura Familiar. No
obstante, la nueva extensión se debe caracterizar por su integralidad, dado que la heterogeneidad la pequeña
agricultura, suma limitaciones que no sólo se reducen a una perspectiva productiva. Por el contrario, las
necesidades de carácter social, cultural, ambiental y económico son casi o igual de importantes que la
producción. Si bien es relevante que los técnicos adquieran una formación especializada en cultivos, plagas,
enfermedades específicas de la zona y tecnologías adaptadas a su topografía; es critico que trabajen
articuladamente con equipos de técnicos locales con formación en la gestión socio empresarial,
comercialización y con profesionales en educación nutricional. Lo anterior implica un cambio de enfoque en
las instituciones competentes, retroalimentando la investigación aplicada con la experiencias de la extensión
y ampliando los equipos hacia un trabajo multidisciplinario, donde el extensionista agropecuario trabaja
estrechamente con profesionales en materia económica y social.
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