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Band Ura

La teoría del aprendizaje social de Albert Bandura explica que la mayoría de las personas aprenden a través de la observación de modelos. Bandura desarrolló el experimento del muñeco bobo que mostró que los niños que observan agresión tienden a comportarse de forma más agresiva. La teoría incluye procesos como la atención, retención, reproducción y motivación. Tiene implicaciones educativas como aprendizaje a través de la observación de maestros y compañeros.

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Band Ura

La teoría del aprendizaje social de Albert Bandura explica que la mayoría de las personas aprenden a través de la observación de modelos. Bandura desarrolló el experimento del muñeco bobo que mostró que los niños que observan agresión tienden a comportarse de forma más agresiva. La teoría incluye procesos como la atención, retención, reproducción y motivación. Tiene implicaciones educativas como aprendizaje a través de la observación de maestros y compañeros.

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Cómo aprende el cerebro?

Una de las teorías más influyentes es la teoría de


aprendizaje social, de Albert Bandura. En este artículo, Patricia Sánchez
Seisdedos, psicóloga, responde a todas nuestras dudas: Quién es Bandura,
sus experimentos, fases de la teoría de aprendizaje social o vicario y cómo
podemos aplicar sus enseñanzas al ámbito de la enseñanza o educación.

¿Quién es Bandura?: Su interés


por comprender el
aprendizaje

Psicólogo Canadiense nacido en 4 de diciembre de 1925. Bandura


realizó estudios psicológicos sobre aprendizaje, dándole un papel
crucial al aspecto cognitivo.
Esto quiere decir, que Albert Bandura apoyará un enfoque social-
cognitivo. Basando la conducta humana en la interacción entre el
sujeto (interpretaciones) y el entorno (castigos y respuestas).
En relación con esto, Bandura elabora su famosa teoría de
aprendizaje social, denominada también aprendizaje vicario o
modelado, que veremos a continuación con mayor detalle.

Teoría del aprendizaje social o


aprendizaje vicario de
Bandura: El aprendizaje por
observación.
Según Albert Bandura: La mayoría de las imágenes de la realidad en la
que basamos nuestras acciones, están realmente inspiradas en la
experiencia que adquirimos a través de otras personas (experiencia
vicaria).
Y es que nos pasamos muchas horas del día adquiriendo
conocimientos a través de este tipo de aprendizaje. Cada uno de
nosotros tenemos un repertorio de personas a las que tomamos como
referencia en diferentes ámbitos de la vida: Nuestros padres, nuestros
profesores, nuestros compañeros del trabajo, nuestros amigos,
personajes públicos que nos “inspiran”, etc.
Casi sin darnos cuenta, repetimos comportamientos que vemos en los
demás. Sin embargo, no somos autómatas. Elegimos el modelo,
observamos atentamente, memorizamos y evaluamos si nos compensa
imitarle, o no.
Dentro del aprendizaje vicario, esta evaluación resulta muy
importante. De hecho, es lo que diferencia a la forma de ver el
aprendizaje de Bandura respecto a otros modelos, y lo que hará que
más tarde, se reevalue la teoría denominándola aprendizaje cognitivo-
social.
Cuando las personas ponemos a funcionar la memoria, ejecutamos
imágenes mentales de lo que hemos visto hacer a nuestro modelo.
Utilizamos también, un discurso verbal interno, y recordamos lo que
sucedió en ese momento. A partir de ahí, tomamos decisiones: “si
queremos reproducir el comportamiento aprendido o no”; “si lo
hacemos de forma exacta, si innovamos”… Incluso lo podemos ir
modificando en función de nuestro objetivo. Entra en juego
la motivación de cada persona y el interés que tiene en realizar la
conducta.

Experimento del muñeco bobo


de Bandura: Sobre agresividad
De la teoría a la práctica
Para darle una base empírica a su teoría, Albert Bandura, desarrolló el
experimento del muñeco bobo. Trata de conciliar su teoría del
aprendizaje por observación con la agresividad. El objetivo, era llegar a
una conclusión sobre la influencia que ejercía la violencia que
observaban los niños en modelos (más adelante se desarrollaría el
experimento enfocado a conocer la influencia de la agresividad
observada en televisión).
En el vídeo que adjunto a continuación se ve de forma real, en qué
consistió el experimento. Aviso de antemano que los subtítulos no
tienen “ñ”, pero es muy clarificador:

¿Cómo se llevó a cabo?


Como se puede ver, el muñeco Bobo era una especie de globo, que
tras ser derribado, recupera automáticamente su posición vertical.
Se utilizaron dos grupos experimentales (GE1 y GE2) y un grupo de
control (GC). Cada grupo experimental estaba formado por 24 niños
(igual numero de niños que de niñas) y el grupo de control por 24
infantes, repartido igualitariamente por ambos sexos.
 GE1: 24 niños de ambos sexos. Dividirá el grupo en dos, de 12
niños cada uno.
 GE1A: Verá una mujer realizar conductas agresivas dirigidas al
muñeco.
 GE1B: Verá a un hombre realizar conductas agresivas dirigidas
al muñeco.
 GE2: Grupo de niños que observa a un modelo interactuar de
forma NO agresiva con el muñeco.
 GC: 24 sujetos. 12 niños y 12 niñas. Se les presenta el muñeco sin
una observación previa de interacción de ningún modelo.

Resultados
Las conclusiones de Bandura fueron:
1. GE1 (niños que vieron a un adulto realizar conductas agresivas)
tenía más probabilidades de llevar a cabo conductas agresivas que
los otros grupos.
2. Los niños eran mucho más propensos a repetir un comportamiento
físicamente violento en que las niñas. No hubo tantas diferencias
significativas en los comportamientos agresivos verbales.
3. Cuando el modelo era mujer, tendría a ser más imitado por niñas
que por niños y viceversa (similitud con el modelo).
Sin embargo, no todo es blanco o negro. Para que una conducta se
desarrolle, hacen falta más elementos que la observación y un modelo
que la ejecute.
Es más, para que un modelo sea apropiado, debe “ser atractivo y de
interés para la persona modelada”. Aquí también juega un papel
importante la cultura. No cualquier persona servirá de modelo para
cualquier niño en cualquier contexto.
Es cierto que el niño, al observar al modelo realizar conductas
agresivas, integra este modo de responder en su repertorio conductual
y esto aumenta la probabilidad de emitir una respuesta de este tipo,
pero no es totalmente determinante.
Las personas tenemos conciencia, capacidad de decisión y potestad
para elegir. Por tanto, una vez adquirido el aprendizaje, el niño debe
querer ponerlo en marcha en ese momento. Seleccionar esa conducta
como la más adecuada para ese momento, en función de sus
objetivos.
En este experimento, algo que influye en la conducta del niño, es que
se enseña como interactuar con un elemento del que no tienen
experiencia previa (el muñeco es nuevo para ellos), por tanto, se
restringe la libertad en cierto modo, ya que se le facilita la conducta.
Es decir, será distinto el comportamiento del niño en función de las
posibilidades de elección que tenga para reaccionar ante una
determinada situación.

El Muñeco Bobo de Albert Bandura

Procesos de la teoría de
aprendizaje social o vicario de
Bandura
En la teoría de aprendizaje social, Bandura diferenció 4 procesos que
se desarrollan necesariamente en el aprendizaje social:
1. Atención
Resulta totalmente imprescindible que la atención del aprendiz esté
focalizada hacia el modelo que realiza la conducta. Cualquier distractor
interrumpiría la tarea de aprendizaje.

2. Retención
La memoria juega un papel muy importante. La persona que está
integrando un nuevo comportamiento, debe almacenarlo en su
memoria para reproducirlo a continuación.

3. Reproducción
En este punto, además de la puesta en marcha de la conducta, la
persona debe ser capaz de reproducir simbólicamente el
comportamiento. Por ejemplo, por mucho que un niño vea a su tenista
preferido jugar, no quiere decir que vaya a golpear la pelota igual que
él, primero tiene que tener la capacidad motora para realizar esos
movimientos. Se integrará el tipo de movimiento y la acción, pero esto
requiere de repetición para realizar la conducta correctamente.
Además, debe haber una capacidad cognitiva para poder poner en
marcha todos los mecanismos de recuperación simbólica. O sea, que el
niño necesita obligatoriamente haber llegado a este nivel de desarrollo
cognitivo.

4. Motivación
Aún teniendo las imágenes mentales de la conducta observada, hace
falta querer realizarla. Podemos tener distintos motivos, por ejemplo:
 Refuerzo/castigo pasado: Se basa en el conductismo tradicional.
Cuando ya hemos realizado una conducta y hemos obtenido algo
bueno a cambio (un refuerzo). Esto hace que volvamos a
reproducirla si buscamos conseguir el mismo refuerzo.
 Refuerzos/castigos prometidos: Expectativas de lo que se pretende
conseguir. Imaginamos las consecuencias.
 Refuerzo/castigo vicario: Lo que hemos visto que consiguió el
modelo del que aprendimos.
¿Cómo podemos utilizar las
estrategias de aprendizaje de
Bandura?: Implicaciones
educativas del aprendizaje
vicario
1. Aprendizaje observacional aplicado a la
educación
En todas las culturas, los niños se fijan en adultos para aprender y
modificar patrones de comportamientos, actitudes… Aprenden a través
de personas de referencia. Bandura dice que:
“Afortunadamente, la mayor parte de la conducta humana se aprende
por observación mediante modelado”.
Esto evita mucho ensayo-error, puesto que el niño tiene la oportunidad
de ver la situación, la ejecución de la conducta y las consecuencias. No
obstante, los niños no prestan atención ni aprenden todas las
conductas de un modelo, si no que depende de factores como la
complejidad, del ajuste de la capacidad cognitiva, del significado de
modelo que tenga el adulto para el niño y del valor funcional de la
conducta modelada.
Siendo de esta manera, que se ha demostrado que los niños tienden a
imitar en mayor grado conductas relativamente simples, cercanas a su
competencia cognitiva, con recompensas gratificantes para otros,
presentadas por modelos atractivos y en los momentos en los que
ellos presentan una atención activa a dichos modelos.
Desde la perspectiva de la teoría cognitiva social de aprendizaje,
podríamos aplicarlo al aula en distintas direcciones. Es aconsejable que
los niños perciban al profesor o educador como alguien que presenta
constantemente modelos conductuales, verbales y simbólicos a los
alumnos. Su eficacia dependerá de la consistencia entre los modelos,
la adecuación de éstos a las competencias de los alumnos, la valencia
afectiva entre éstos y el propio educador, y la efectividad de los
procedimientos que el educador ponga en juego en la presentación de
los modelos. Por otra parte, los alumnos no sólo obtienen
oportunidades de aprendizaje observacional de lo que hacen y dicen
los educadores, sino también de sus compañeros. El empleo
sistemático de formas estructuradas de presentación de modelos entre
compañeros puede convertirse en un recurso educativo de gran
importancia.

2. Predicción y aprendizaje aplicado a la


educación
Bandura habla sobre la predicción, elemento muy importante a la hora
de trabajar con el aprendizaje de niños, porque interiorizan muy rápido
cuáles son las consecuencias de su comportamiento, sabiendo
diferenciar en los distintos casos.
Por ejemplo, algunos padres se preguntan por qué hay profesores con
los que los niños se portan siempre mal y profesores con los que los
niños se comportan estupendamente, o “¿por qué no me hace caso
hasta que no me pongo de los nervios?”.
Esto es a causa de las predicciones que los chicos realizan. Por
ejemplo, si cada vez que Juan permanece sentado en su sitio, su profesor
“A” no se lo valora (no le dice “muy bien Juan, lo estas haciendo muy
bien”), Juan seguirá haciendo lo que más le interese en cada momento. Ahora
bien, si el profesor “B” grita cada vez que Juan se levanta y ordena que todo
el mundo permanezca sentado, además de enseñar que al levantarse hay una
reprimenda, enseñará que hay que sentarse cada vez que el grite. Por
tanto, Juan y los demás niños sabrán que con A, da igual si te sientas o no
y con B, cuando grite y se enfade, hay que sentarse.
Es por esto, que el profesor en el aula, no solo está enseñando a
realizar conductas o comportamientos, si no que, según la teoría del
aprendizaje social, crea situaciones y patrones de respuesta.
Por otro lado, las expectativas que integran las personas, en este caso
los niños, no tienen que ser solamente las recibidas en primera
persona. Por ejemplo, si el chico más popular de la clase lo es por
llevar a cabo conductas disruptivas o problemáticas, muchos le
imitarán para conseguir lo mismo: popularidad y atención.
Esto es algo muy potente a utilizar en el aula, si se utiliza bien. Pero
no es así en la mayoría de los casos… Lo que sería más eficaz a la
hora de enseñar, sería alabar cualquier cosa buena que realice el niño
que actúa como modelo para la mayoría de los alumnos, en lugar prestar
atención a las cosas que no queremos que repita.

3. Motivación y aprendizaje aplicado a la


educación
Bandura tiene claro aquí que las consecuencias de la conducta (tanto
refuerzos como castigos), tienen un importante grado de influencia
para aumentar o disminuir una conducta (respectivamente).
Esto es principal en la motivación y en lo que se fundamenta el
aprendizaje clásico. Pero, la diferencia entre el modelo de Bandura y el
de Skinner, está en que para este primero, las consecuencias crean
expectativas que serán las que aumenten o disminuyan
comportamientos futuros. En diferencia a Skinner, quien defiende que
las consecuencias son las determinantes en sí mismas de la repetición
de una conducta.
Por tanto, si seguimos los supuestos de Bandura, las consecuencias
anticipadas controlan la conducta más que las reales. Esto explica que
un comportamiento se dé aunque a veces no se refuerce ¿por qué un
niño todos los días intenta llamar la atención en clase, aunque a veces se le
ignora? Por que sabe que otras veces, se le presta mucha atención.
Las personas procesan secuencias de relaciones conductas-
consecuencias y sintetizan la información.

4. Pensamiento y regulación cognitiva aplicado


a la educación.
Como ya hemos visto antes, para Bandura, el pensamiento es un
elemento clave en la conducta. Cuando un niño aprende, es muy
importante que construya representaciones simbólicas conceptuales.
Es decir, que entienda el contexto, la conducta y el por qué.
Bandura expone que si un niño no es consciente de las consecuencias
de su conducta, no aprenderá correctamente.
Basándonos en la teoría de aprendizaje social, cuando educamos a
niños en las aulas, debemos explicarles qué se consigue con las cosas
que hacen, para qué aprenden y cuáles son los objetivos. Si no,
siguiendo esta teoría, solamente desarrollaran comportamientos
carentes de sentido para ellos y serán autómatas.
Además, la repetición consciente de los comportamientos, irá
produciendo una integración y automatización de los mismos, dejando
así “espacio mental” para seguir aprendiendo.
Por último, te pregunto a ti ¿habías oído hablar de este psicólogo?, ¿se
te ocurre alguna idea para aplicar este tipo de aprendizaje?, ¿qué te
parece?, ¿estás de acuerdo? Te invito a comentar y compartir con
nosotros qué piensas sobre este tema y si has vivido alguna situación
que te haya llamado la atención.
Principal Aporte
La observación e imitación- también llamado aprendizaje social-, cuyo precursor es Albert
Bandura, plantea que además de los otros tipos de aprendizaje, existen otros tipos de
aprendizajes que ocurren por observación. Ello plantea esta corriente porque existen
mecanismos internos de representación de la información, que son cruciales para que exista
aprendizaje.
Estas representaciones son construidas a partir de las asociaciones estímulo-respuesta y ellas
son las que en definitiva determinan el aprendizaje. Por tanto asumen que el contenido del
aprendizaje es cognitivo. Es así, que un individuo presta atención a los refuerzos que genera una
conducta, ya sea propia o de un modelo, luego codifica internamente la conducta modelada,
posteriormente la reproduce, y al recibir refuerzo de esta, la incorpora como aprendizaje.
En el método experimental, el procedimiento estándar es manipular una variable y luego medir
sus efectos sobre otra. Todo esto conlleva a una teoría de la personalidad que dice que el entorno
de uno causa nuestro comportamiento. Bandura consideró que esto era un poquito simple para
el fenómeno que observaba (agresión en adolescentes) y por tanto decidió añadir un poco más a
la fórmula: sugirió que el ambiente causa el comportamiento; cierto, pero que el
comportamiento causa el ambiente también. Definió este concepto con el nombre de
determinismo recíproco: el mundo y el comportamiento de una persona se causan mutuamente.
Más tarde, fue un paso más allá. Empezó a considerar a la personalidad como una interacción
entre tres "cosas": el ambiente, el comportamiento y los procesos psicológicos de la persona.
Estos procesos consisten en nuestra habilidad para abrigar imágenes en nuestra mente y en el
lenguaje. Desde el momento en que introduce la imaginación en particular, deja de ser un
conductista estricto y empieza a acercarse a los cognocivistas. De hecho, usualmente es
considerado el padre del movimiento cognitivo. El añadido de imaginación y lenguaje a la
mezcla permite a Bandura teorizar mucho más efectiva respecto a dos cosas que muchas
personas considerar "el núcleo fuerte" de la especie humana: el aprendizaje por la observación
(modelado) y la auto-regulación(controlar nuetro comportamiento).
Teoría del aprendizaje social o Teoría social cognitiva cuyas ideas son importantes para el
pensamiento respecto al aprendizaje, la motivación y el manejo del salón de clases. Bandura
cree que la conducta humana debe ser descrita en términos de la interacción reciproca entre
determinantes cognoscitivos, conductuales y ambientales. Y no solo por el modelamiento por
medio del reforzamiento (usa el término modelamiento para referirse al aprendizaje que ocurre
como resultado de observar modelos, colocando más énfasis en la cognición y menos en el
reforzamiento), que sigue siendo importante, pero las capacidades de mediación humana hacen
innecesario esperar que ocurra las respuestas antes de poder usarlo. En su lugar se puede usar el
modelamiento para informar a los aprendices acerca de las consecuencias de producir la
conducta.
Albert Bandura
1925 - presente
Dr. C. George Boeree

Traducción al castellano: Dr. Rafael Gautier

Biografía

Albert Bandura nació el 4 de diciembre de 1925 en la


pequeña localidad de Mundare en Alberta del Norte,
Canadá. Fue educado en una pequeña escuela elemental
y colegio en un solo edificio, con recursos mínimos,
aunque con un porcentaje de éxitos importante. Al
finalizar el bachillerato, trabajó durante un verano
rellenando agujeros en la autopista de Alaska en el
Yukon.

Completó su licenciatura en Psicología de la


Universidad de Columbia Británica en 1949. Luego se
trasladó a la Universidad de Iowa, donde conoció a Virginia Varns, una
instructora de la escuela de enfermería. Se casaron y más tarde tuvieron dos
hijas. Después de su graduación, asumió una candidatura para ocupar el post-
doctorado en el Wichita Guidance Center en Wichita, Kansas.

En 1953, empezó a enseñar en la Universidad de Stanford. Mientras estuvo


allí, colaboró con su primer estudiante graduado, Richard Walters, resultando
un primer libro titulado Agresión Adolescente en 1959.

Bandura fue Presidente de la APA en 1973 y recibió el Premio para las


Contribuciones Científicas Distinguidas en 1980. Se mantiene en activo hasta
el momento en la Universidad de Stanford.

Teoría

El conductismo, con su énfasis sobre los métodos experimentales, se focaliza


sobre variables que pueden observarse, medirse y manipular y rechaza todo
aquello que sea subjetivo, interno y no disponible (p.e. lo mental). En el
método experimental, el procedimiento estándar es manipular una variable y
luego medir sus efectos sobre otra. Todo esto conlleva a una teoría de la
personalidad que dice que el entorno de uno causa nuestro comportamiento.

Bandura consideró que esto era un poquito simple para el fenómeno que
observaba (agresión en adolescentes) y por tanto decidió añadir un poco más a
la fórmula: sugirió que el ambiente causa el comportamiento; cierto, pero que
el comportamiento causa el ambiente también. Definió este concepto con el
nombre de determinismo recíproco: el mundo y el comportamiento de una
persona se causan mutuamente.

Más tarde, fue un paso más allá. Empezó a considerar a la personalidad como
una interacción entre tres “cosas”: el ambiente, el comportamiento y los
procesos psicológicos de la persona. Estos procesos consisten en nuestra
habilidad para abrigar imágenes en nuestra mente y en el lenguaje. Desde el
momento en que introduce la imaginación en particular, deja de ser un
conductista estricto y empieza a acercarse a los cognocivistas. De hecho,
usualmente es considerado el padre del movimiento cognitivo.

El añadido de imaginación y lenguaje a la mezcla permite a Bandura teorizar


mucho más efectivamente que, digamos por ejemplo, B.F. Skinner con
respecto a dos cosas que muchas personas considerar “el núcleo fuerte” de la
especie humana: el aprendizaje por la observación (modelado) y la auto-
regulación.

Aprendizaje por la observación o modelado

De los cientos de estudios de Bandura, un grupo se alza por encima de los


demás, los estudios del muñeco bobo. Lo hizo a partir de una película de uno
de sus estudiantes, donde una joven estudiante solo pegaba a un muñeco bobo.
En caso de que no lo sepan, un muñeco bobo es una criatura hinchable en
forma de huevo con cierto peso en su base que hace que se tambalee cuando le
pegamos. Actualmente llevan pintadas a Darth Vader, pero en aquella época
llevaba al payaso “Bobo” de protagonista.

La joven pegaba al muñeco, gritando ¡“estúpidooooo”!. Le pegaba, se sentaba


encima de él, le daba con un martillo y demás acciones gritando varias frases
agresivas. Bandura les enseñó la película a un grupo de niños de guardería
que, como podrán suponer ustedes, saltaron de alegría al verla. Posteriormente
se les dejó jugar. En el salón de juegos, por supuesto, había varios
observadores con bolígrafos y carpetas, un muñeco bobo nuevo y algunos
pequeños martillos.

Y ustedes podrán predecir lo que los observadores anotaron: un gran coro de


niños golpeando a descaro al muñeco bobo. Le pegaban gritando
¡”estúpidooooo!”, se sentaron sobre él, le pegaron con martillos y demás. En
otras palabras, imitaron a la joven de la película y de una manera bastante
precisa.

Esto podría parecer un experimento con poco de aportación en principio, pero


consideremos un momento: estos niños cambiaron su comportamiento ¡sin
que hubiese inicialmente un refuerzo dirigido a explotar dicho
comportamiento! Y aunque esto no parezca extraordinario para cualquier
padre, maestro o un observador casual de niños, no encajaba muy bien con las
teorías de aprendizaje conductuales estándares. Bandura llamó al fenómeno
aprendizaje por la observación o modelado, y su teoría usualmente se conoce
como la teoría social del aprendizaje.

Bandura llevó a cabo un largo número de variaciones sobre el estudio en


cuestión: el modelo era recompensado o castigado de diversas formas de
diferentes maneras; los niños eran recompensados por sus imitaciones; el
modelo se cambiaba por otro menos atractivo o menos prestigioso y así
sucesivamente. En respuesta a la crítica de que el muñeco bobo estaba hecho
para ser “pegado”, Bandura incluso rodó una película donde una chica pegaba
a un payaso de verdad. Cuando los niños fueron conducidos al otro cuarto de
juegos, encontraron lo que andaban buscando…¡un payaso real!. Procedieron
a darle patadas, golpearle, darle con un martillo, etc.

Todas estas variantes permitieron a Bandura a establecer que existen ciertos


pasos envueltos en el proceso de modelado:

1. Atención. Si vas a aprender algo, necesitas estar prestando atención. De la


misma manera, todo aquello que suponga un freno a la atención, resultará en
un detrimento del aprendizaje, incluyendo el aprendizaje por observación. Si
por ejemplo, estás adormilado, drogado, enfermo, nervioso o incluso “hiper”,
aprenderás menos bien. Igualmente ocurre si estás distraído por un estímulo
competitivo.

Alguna de las cosas que influye sobre la atención tiene que ver con las
propiedades del modelo. Si el modelo es colorido y dramático, por ejemplo,
prestamos más atención. Si el modelo es atractivo o prestigioso o parece ser
particularmente competente, prestaremos más atención. Y si el modelo se
parece más a nosotros, prestaremos más atención. Este tipo de variables
encaminó a Bandura hacia el exámen de la televisión y sus efectos sobre los
niños.

2. Retención. Segundo, debemos ser capaces de retener (recordar) aquello a


lo que le hemos prestado atención. Aquí es donde la imaginación y el lenguaje
entran en juego: guardamos lo que hemos visto hacer al modelo en forma de
imágenes mentales o descripciones verbales. Una vez “archivados”, podemos
hacer resurgir la imagen o descripción de manera que podamos reproducirlas
con nuestro propio comportamiento.

3. Reproducción. En este punto, estamos ahí soñando despiertos. Debemos


traducir las imágenes o descripciones al comportamiento actual. Por tanto, lo
primero de lo que debemos ser capaces es de reproducir el comportamiento.
Puedo pasarme todo un día viendo a un patinador olímpico haciendo su
trabajo y no poder ser capaz de reproducir sus saltos, ya que ¡no sé nada
patinar!.Por otra parte, si pudiera patinar, mi demostración de hecho mejoraría
si observo a patinadores mejores que yo.
Otra cuestión importante con respecto a la reproducción es que nuestra
habilidad para imitar mejora con la práctica de los comportamientos envueltos
en la tarea. Y otra cosa más: nuestras habilidades mejoran ¡aún con el solo
hecho de imaginarnos haciendo el comportamiento!. Muchos atletas, por
ejemplo, se imaginan el acto que van a hacer antes de llevarlo a cabo.

4. Motivación. Aún con todo esto, todavía no haremos nada a menos que
estemos motivados a imitar; es decir, a menos que tengamos buenas razones
para hacerlo. Bandura menciona un número de motivos:

1. Refuerzo pasado, como el conductismo tradicional o clásico.


b. Refuerzos prometidos, (incentivos) que podamos imaginar.
c. Refuerzo vicario, la posibilidad de percibir y recuperar el modelo
como reforzador.

Nótese que estos motivos han sido tradicionalmente considerados como


aquellas cosas que “causan” el aprendizaje. Bandura nos dice que éstos no son
tan causantes como muestras de lo que hemos aprendido. Es decir, él los
considera más como motivos.

Por supuesto que las motivaciones negativas también existen, dándonos


motivos para no imitar:

a. Castigo pasado.
b. Castigo prometido (amenazas)
c. Castigo vicario.

Como la mayoría de los conductistas clásicos, Bandura dice que el castigo en


sus diferentes formas no funciona tan bien como el refuerzo y, de hecho, tiene
la tendencia a volverse contra nosotros.

Autorregulación
La autorregulación (controlar nuestro propio comportamiento) es la otra
piedra angular de la personalidad humana. En este caso, Bandura sugiere tres
pasos:

1. Auto-observación. Nos vemos a nosotros mismos, nuestro


comportamiento y cogemos pistas de ello.

2. Juicio. Comparamos lo que vemos con un estándar. Por ejemplo, podemos


comparar nuestros actos con otros tradicionalmente establecidos, tales como
“reglas de etiqueta”. O podemos crear algunos nuevos, como “leeré un libro a
la semana”. O podemos competir con otros, o con nosotros mismos.

3. Auto-respuesta. Si hemos salido bien en la comparación con nuestro


estándar, nos damos respuestas de recompensa a nosotros mismos. Si no
salimos bien parados, nos daremos auto-respuestas de castigo. Estas auto-
respuestas pueden ir desde el extremo más obvio (decirnos algo malo o
trabajar hasta tarde), hasta el otro más encubierto (sentimientos de orgullo o
vergüenza).

Un concepto muy importante en psicología que podría entenderse bien con la


autorregulación es el auto-concepto (mejor conocido como autoestima). Si a
través de los años, vemos que hemos actuado más o menos de acuerdo con
nuestros estándares y hemos tenido una vida llena de recompensas y alabanzas
personales, tendremos un auto-concepto agradable (autoestima alta). Si, de lo
contrario, nos hemos visto siempre como incapaces de alcanzar nuestros
estándares y castigándonos por ello, tendremos un pobre auto-concepto
(autoestima baja)

Notemos que los conductistas generalmente consideran el refuerzo como


efectivo y al castigo como algo lleno de problemas. Lo mismo ocurre con el
auto-castigo. Bandura ve tres resultados posibles del excesivo auto-castigo:

Compensación. Por ejemplo, un complejo de superioridad y delirios de


grandeza.
Inactividad. Apatía, aburrimiento, depresión.
Escape. Drogas y alcohol, fantasías televisivas o incluso el escape más
radical, el suicidio.
Lo anterior tiene cierta semejanza con las personalidades insanas de las que
hablaban Adler y Horney; el tipo agresivo, el tipo sumiso y el tipo evitativo
respectivamente.

Las recomendaciones de Bandura para las personas que sufren de auto-


conceptos pobres surgen directamente de los tres pasos de la autorregulación:
Concernientes a la auto-observación. ¡conócete a ti mismo!. Asegúrate de
que tienes una imagen precisa de tu comportamiento.
Concernientes a los estándares. Asegúrate de que tus estándares no están
situados demasiado alto. No nos embarquemos en una ruta hacia el fracaso.
Sin embargo, los estándares demasiado bajos carecen de sentido.
Concernientes a la auto-respuesta. Utiliza recompensas personales, no auto-
castigos. Celebra tus victorias, no lidies con tus fallos.

Terapia

Terapia de autocontrol

Las ideas en las que se basa la autorregulación han sido incorporadas a una
técnica terapéutica llamada terapia de autocontrol. Ha sido bastante exitosa
con problemas relativamente simples de hábitos como fumar, comer en exceso
y hábitos de estudio.

1. Tablas (registros) de conducta. La auto-observación requiere que


anotemos tipos de comportamiento, tanto antes de empezar como después.
Este acto comprende cosas tan simples como contar cuántos cigarrillos
fumamos en un día hasta diarios de conducta más complejos. Al utilizar
diarios, tomamos nota de los detalles; el cuándo y dónde del hábito. Esto nos
permitirá tener una visión más concreta de aquellas situaciones asociadas a
nuestro hábito: ¿fumo más después de las comidas, con el café, con ciertos
amigos, en ciertos lugares…?

2. Planning ambiental. Tener un registro y diarios nos facilitará la tarea de


dar el siguiente paso: alterar nuestro ambiente. Por ejemplo, podemos remover
o evitar aquellas situaciones que nos conducen al mal comportamiento: retirar
los ceniceros, beber té en vez de café, divorciarnos de nuestra pareja
fumadora…Podemos buscar el tiempo y lugar que sean mejores para adquirir
comportamientos alternativos mejores: ¿dónde y cuándo nos damos cuenta
que estudiamos mejor? Y así sucesivamente.

3. Auto-contratos. Finalmente, nos comprometemos a compensarnos cuando


nos adherimos a nuestro plan y a castigarnos si no lo hacemos. Estos contratos
deben escribirse delante de testigos (por nuestro terapeuta, por ejemplo) y los
detalles deben estar muy bien especificados: “Iré de cena el sábado en la
noche si fumo menos cigarrillos esta semana que la anterior. Si no lo hago, me
quedaré en casa trabajando”.

También podríamos invitar a otras personas a que controlen nuestras


recompensas y castigos si sabemos que no seremos demasiado estrictos con
nosotros mismos. Pero, cuidado: ¡esto puede llevar a la finalización de
nuestras relaciones de pareja cuando intentemos lavarle el cerebro a ésta en un
intento de que hagan las cosas como nos gustaría!

Terapia de Modelado

Sin embargo, la terapia por la que Bandura es más conocido es la del


modelado. Esta teoría sugiere que si uno escoge a alguien con algún trastorno
psicológico y le ponemos a observar a otro que está intentando lidiar con
problemas similares de manera más productiva, el primero aprenderá por
imitación del segundo.

La investigación original de Bandura sobre el particular envuelve el trabajo


con herpefóbicos (personas con miedos neuróticos a las serpientes) El cliente
es conducido a observar a través de un cristal que da a un laboratorio. En este
espacio, no hay nada más que una silla, una mesa, una caja encima de la mesa
con un candado y una serpiente claramente visible en su interior. Luego, la
persona en cuestión ve cómo se acerca otra (un actor) que se dirige lenta y
temerosamente hacia la caja. Al principio actúa de forma muy aterradora; se
sacude varias veces, se dice a sí mismo que se relaje y que respire con
tranquilidad y da un paso a la vez hacia la serpiente. Puede detenerse en el
camino un par de veces; retraerse en pánico, y vuelve a empezar. Al final,
llega al punto de abrir la caja, coge a la serpiente, se sienta en la silla y la
agarra por el cuello; todo estop al tiempo que se relaja y se da instrucciones de
calma.

Después que el cliente ha visto todo esto (sin duda, con su boca abierta
durante toda la observación), se le invita a que él mismo lo intente.
Imagínense, él sabe que la otra persona es un actor (¡no hay decepción aquí;
solo modelado!) Y aún así, muchas personas, fóbicos crónicos, se embarcan
en la rutina completa desde el primer intento, incluso cuando han visto la
escena solo una vez. Esta desde luego, es una terapia poderosa.

Una pega de la terapia era que no es tan fácil conseguir las habitaciones, las
serpientes, los actores, etc., todos juntos. De manera que Bandura y sus
estudiantes probaron diferentes versiones de la terapia utilizando grabaciones
de actores e incluso apelaron a la imaginación de la escena bajo la tutela de
terapeutas. Estos métodos funcionaron casi tan bien como el original.

Discusión

Albert Bandura tuvo un enorme impacto en las teorías de la personalidad y en


la terapia. Su estilo lanzado y parecido al de los conductistas les pareció
bastante lógico a la mayoría de las personas. Su acercamiento orientado a la
acción y a la solución de problemas era bienvenido por aquellos que les
gustaba la acción más que filosofar sobre el ello, arquetipos, actualización,
libertad y todos los otros constructos mentalistas que los personólogos tienden
a estudiar.

Dentro de los psicólogos académicos, la investigación es crucial y el


conductismo ha sido su acercamiento preferido. Desde los últimos años de los
60, el conductismo ha dado paso a la “revolución cognitiva”, de la cual
Bandura es considerado parte. La psicología cognitiva retiene el sabor de la
orientación experimental del conductismo, sin retener artificialmente al
investigador de comportamientos externos, cuando precisamente la vida
mental de los clientes y sujetos es tan obviamente importante.

Este es un movimiento poderoso, y sus contribuyentes incluyen a algunas de


las personas más destacadas en la psicología actual: Julian Rotter, Walter
Mischel, Michael Mahoney y David Meichenbaum son algunos de los que me
vienen a la mente. También hay otros dedicados a la terapia como Beck
(terapia cognitiva) y Ellis (terapia racional-emotiva) Los seguidores y
posteriores a George Kelly también se encuentran en este campo. Y las
muchas otras personas que se están ocupando del estudio de la personalidad
desde el punto de vista de los rasgos, como Buss y Plomin (teoría del
temperamento) y McCrae y Costa (teoría de los cinco factores) son
esencialmente conductistas cognitivos como Bandura.

Mi sensación es que el campo de competidores en la teoría de la personalidad


eventualmente derivará en cognitivos por un lado y por otro los
existencialistas. Mantengámonos en alerta.

La teoría de Bandura podemos hallara en Social Foundations of Thought and


Action (1986) Si creemos que es muy denso para nosotros, podemos ir a su
trabajo anterior Social Learning Theory(1977), o incluso Social Learning
and Personality Development (1963), donde escribe con Walters. Si estamos
interesados en la agresión, veamos Aggression: A Social Learning
Analysis (1973).

© Derechos de autor, C. George Boeree, 1998


© Derechos de traducción, Rafael Gautier, 2001

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