El alzamiento popular de 1894 – 95
Uno de los hechos más importantes en la historia peruana fue la Guerra Civil de 1894-1895,
que tuvo su origen en el alzamiento popular y civil que se dio en oposición al segundo
gobierno de Andrés Avelino Cáceres, donde se puede resaltar como un enemigo en común
puede unir hasta a los peores opositores, en este caso fue la unión del Partido Demócrata y la
Unión Cívica, los enemigos a muerte de la historia política peruana, "en defensa de la libertad
electoral y de la libertad de sufragio", formándose la Coalición Nacional.
En el presente ensayo se relatará como se fue formando este alzamiento popular que tiene sus
inicios en la creación de la Coalición Nacional, formada como oposición a Cáceres, las
verdaderas razones para que se dé el alzamiento popular y posteriormente la guerra civil, y
que consecuencias esto tiene hasta la actualidad, sobre todo en el ámbito político actual.
Primeramente, como antecedentes, se tiene a la Reconstrucción Nacional, el proceso que
empezó posterior a la desastrosa y perjudicial Guerra del Pacífico, que nos demostró que por
“respetar” acuerdos salimos totalmente perjudicados en una guerra en la que no teníamos
nada que ver; proceso en el cual el primero gobierno de Cáceres fue uno de los más
resaltantes porque tuvo un gran apoyo de la población por su participación en la Guerra del
Pacifico. Programó su reelección poniendo a Morales Bermúdez al poder como si fuera un
medio para “jalar” votos y que se dé su regreso al poder, teniendo un gobierno sumamente
discreto ya que seguía la misma línea que Cáceres y asegurando la reelección de este, pero no
todo salió como Andrés A. Cáceres lo planeó debido a que el coronel Remigio Morales
falleció repentinamente el 1 de abril de 1894, día en que se debía elegir al sucesor de este,
teniendo que posponerse las elecciones porque debían estar de “duelo” por el fallecimiento
del presidente, primer error que se pudo cometer para la reelección de Cáceres, sumado a que
ya tenía como principales opositores a la Coalición Nacional, próximamente llamados
pierolistas. El segundo error que pudieron cometer los caceristas era el de poner al coronel
Justiniano Borgoño como presidente, puesto que este cargo debió ser ocupado por Pedro
Alejandrino del Solar, ya que este era el primer vicepresidente, pero en un intento de “retirar”
todo obstáculo para el retorno de Cáceres al poder, deciden poner a Borgoño en el poder, un
acérrimo seguidor cacerista que se encargaría de hacer realidad el segundo gobierno del
“Brujo de los Andes”, esto era un secreto a voces y que resaltó más cuando Borgoño disolvió
el Congreso y convocó a elecciones donde Cáceres fue el único candidato, siendo este el
tercer error de los caceristas y el que les costó su legitimidad y el apoyo del pueblo; y como
era de esperar, el ganador, iniciando su segundo gobierno el 10 de agosto de 1894, siendo una
“gran sorpresa” y es aquí donde empezaría el descontento popular, teniendo como
consecuencia el alzamiento popular y civil y posteriormente la guerra civil entre pierolistas y
caceristas.
Todos estos errores causaron que empezaran a surgir grupos de guerrilleros revolucionarios o
montoneros en todas las provincias peruanas que se oponían al gobierno de Cáceres, era
como el karma que debía pagar Cáceres ya que antes de su primer gobierno él había
encabezado una revolución contra Miguel Iglesias, la primera guerra civil post Guerra del
Pacifico. Personajes como los hermanos Seminario en Piura, Augusto Durand, un hacendado
y empresario huanuqueño, el coronel Felipe Santiago Oré, el coronel Estaban Salas, entre
otros, fueron los encargados de empezar el alzamiento popular en las provincias, personas
que también buscaron un beneficio propio y una que otra que lo hizo por un sentimiento
nacional, algo normal en la historia peruana, algo que se ve hasta la actualidad en la política
peruana, personas que llegan al poder solo para buscar un beneficio propio y dejando a la
población en un segundo plano. Pero a pesar de que las provincias se estaban levantando en
una lucha contra el gobierno de Cáceres, no se tenía un líder para esta revolución ni se sabía a
qué dirección ir ni que se debía hacer, los civilistas y los demócratas no sabían a quién
mandar como “cabeza” de esta revuelta, así que surge una opción que tuvo que ser aceptada
por ambos grupos, Nicolás de Piérola fue la opción más resaltante, una necesidad para el
alzamiento civil, haciendo que Guillermo Billinghurst fuera a Chile para buscar a Piérola, que
estaba prófugo desde el gobierno de Morales Bermúdez; llegando al Perú el 24 de octubre de
1984, llegando a Chincha y dando su “Manifiesto a la Nación” el 4 de noviembre del mismo
año, asumiendo el cargo de “Delegado Nacional” y encabezando la revolución. “Sostuvo que
la sublevación era indispensable para restablecer el imperio del orden y la ley, tan
brutalmente atropellado, y para devolver al Perú su soberanía desconocida y su dignidad
ultrajada” (Chirinos Soto, 1985, p. 391).
En un lento proceso la Coalición fue tomando todo el sur peruano, después de varios
combates y de perder tanto como a milicia como a líderes, como el coronel Antonio Marzo y
el caudillo Diego Masías y Calle, en un proceso en el cual se fue formando el Ejército
Nacional que iría en contra de Cáceres, conformado en su mayoría por montoneros y
dirigidos por el alemán Carlos Pauli, como es común en los peruanos ser dirigidos por
extranjeros. El proceso de la toma de Lima se concretó el 17 de marzo de 1895, cuando
Piérola y sus montoneros entraron por la Portada de Cocharcas, llegando a combatir contra
los 4.000 hombres de Cáceres, hombres que le habían sido fieles desde la Guerra del Pacifico,
y que, en palabras de Hortensia Cáceres, hija de Andrés Avelino Cáceres, estaban dispuestos
a dar su vida por el Brujo de los Andes, resaltando la batalla del domingo 17 entre caceristas
y coalicionistas, resaltando que el poder cegaba a las personas y no importaba los sacrificios
que llegasen a hacer con tal de llegar al poder, demostrado en los más de dos mil muertos que
yacían en las calles de la capital, que a pesar de todo eran peruanos, compatriotas que habían
dado su vida defendiendo sus ideales. Posterior a esta batalla, se dio un armisticio en el cual
Cáceres visitó a su familia y comentando que estaba dispuesto a dar el cargo con tal de que
no se derramase más sangre ya que estaba totalmente afectado por la muerte de sus soldados,
entregando así su cargo de Presidente de la Republica y se dirigió a Argentina, demostrando
que la revolución había ganado y haciendo que la Junta de Gobierno convoque a nuevas
elecciones, teniendo como único candidato a Nicolás de Piérola, que estaba representando a
la Coalición Nacional, consagrándose presidente de la República el 8 de setiembre de 1895,
teniendo una notable gestión respetando la Constitución y constituyéndose en la
Reconstrucción Nacional e inaugurando el periodo de la República Aristocrática.
Podemos concluir en lo siguiente: en primer lugar, la lealtad de los hombres de Cáceres que
se mantuvieron con él hasta el final y sobre todo el afecto que este les tenía como para
sucumbir ante Piérola para evitar que más de sus soldados mueran en esa batalla sin sentido,
como la llama su hija Hortensia. Cáceres valoró mas la vida de sus soldados que seguir en el
poder, debido a que él pudo convocar a sus tropas que se encontraban en Pisco y desalojar a
Piérola del Convento de San Agustín y seguir al mando, tenía las de ganar, pero prefirió a sus
soldados que podrían hacer falta en un futuro, tal y como lo resalta el mismo Cáceres cuando
se reúne con su familia al día siguiente de la batalla entre caceristas y pierolistas. Al igual que
prefirió irse del país porque no quería que su presencia cause más perturbaciones políticas y
se dé otro derramamiento de sangre hermana, como lo resalta Edgardo de Noriega, uno de los
estudiosos de la historia peruana, que nos dice que “después del sangriento combate se
destacó un gesto más de amor abnegado a la patria del caudillo de la Breña, que pudiendo aún
combatir no quiso hacerlo por sentimientos humanitarios y prefirió hacer renunciamiento a
sus ideales políticos”.
En segundo lugar, se ve la oportunidad que tiene Piérola para volver al país y ser aclamado
como un héroe nacional al buscar “justicia” para el país por la reelección planeada de
Cáceres, pero que en realidad solo fue una excusa para poder volver al país, si hubiese
querido buscar una justicia para el Perú hubiese regresado con anterioridad al país, sobre todo
cuando empezaron los alzamientos populares, pero no lo hizo tanto por miedo a que lo
apresen nuevamente como por no darle importancia a la situación peruana, recordando que
cuando estuvo al mando del país en la Guerra del Pacifico era como un chileno más ya que en
su mayoría de acciones actuaba como si buscase el beneficio chileno, y que, como es
costumbre, el peruano sufre de amnesia y se olvidó de eso y le dio todo el apoyo a Piérola,
que volvió al poder y pudo sacar al país de la crisis y consolidando la Reconstrucción
Nacional, que fue en parte bueno para el país pero era una obligación de Piérola por lo que
había hecho en la Guerra del Pacifico.
Ahora en la actualidad se puede ver a la “nueva” Coalición Nacional que vendrían a ser el
APRA y el fujimorismo, que se han unido por un enemigo en común que viene a ser en un
inicio el ex presidente Pedro Pablo Kuczynski, y que ahora es Martín Vizcarra, lo que
demuestra que en política todo puede suceder, en un inicio era impensable que esas dos
bancadas pudiesen unirse y ahora es una realidad, y todo solo por tener al enemigo en común,
los fujimoristas que siguen sin asumir de que perdieron las elecciones presidenciales y el
APRA que busca un beneficio propio y que no puede lograrlo mientras que Martin Vizcarra
siga en el poder. Esto se resaltó más cuando se aprobó que los congresistas no pudieran ser
reelegidos, personas como Luz Salgado o Mauricio Mulder que han vivido del dinero del
pueblo peruano se ven perjudicados por esto haciendo que ambas bancadas se unan por un
enemigo en común, no se ve algún acto como el de Cáceres de preferir al pueblo peruano que
el poder, actualmente en la política se tiene el yo, yo y yo, y luego está el resto, cosa que se
refleja en la crisis de representatividad que afronta el país y que se espera cambie con el
adelanto de elecciones, que se busque verdaderos representantes que estén dispuestos a
pensar primero en el pueblo y luego en ellos mismos, que el Perú avance, que ya no sufra de
amnesia política como pasó con Alan Garcia, y que no sea como el cangrejo que va
caminando para atrás, hechos como estos deben servir como ejemplo para que el Perú no
cometa los mismos errores y pueda avanzar y no seguir cometiendo errores de hace un siglo.
Bibliografía:
Basadre, J. (1998). Historia de la República del Perú. 1822 - 1933, Octava Edición,
corregida y aumentada. Tomo 9. Santiago de Chile: Diario "La República" de Lima y la
Universidad "Ricardo Palma".
Chirinos Soto, E. (1985). Historia de la República (1821-1930). Tomo I. Lima: AFA Editores
Importadores S.A.
De Noriega, E. (2013). LO QUE OCURRIO EN LA GUERRA CIVIL DE 1895. Perú;
Miscelanea Blogspot. Recuperado de http://miscelanea-rafo.blogspot.com/2013/08/lo-que-
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