¿Quién Es Dios
¿Quién Es Dios
¿Qué sabemos de este asombroso Dios, este Dios de milagros y de maravilla creativa?
Los cristianos creen que Dios es de hecho uno en tres personas, una «trinidad». Aunque la
palabra «trinidad» no se encuentra en la Biblia, en el principio de la historia de Dios, la historia
de la Creación, vemos pistas de que Dios es plural. Génesis 1:26 dice: «Hagamos al ser
humano a nuestra imagen y semejanza». La historia de la Creación nos dice que fuimos
creados a imagen de Dios, y que Adán y Eva eran dos personas distintas que se unieron en
una sola, así como Dios es tres personas [Padre, Hijo y Espíritu Santo], pero un solo Dios
verdadero.
La jornada de la fe comienza con creer en Dios. Al igual que los primeros cristianos, nosotros
también somos llamados a hacer nuestra propia declaración de fe personal. ¿Creemos en el
único Dios verdadero? ¿Aceptamos que la Biblia revela que Dios existe en tres personas?
Aunque somos débiles y no somos capaces de entender completamente los misterios de Dios,
Él obra poderosamente en y a través de aquellos que creen.
Cuando abrazamos a Dios con todo nuestro corazón y lo adoramos con toda nuestra vida,
experimentamos el fruto interior del Espíritu que transforma nuestra vida de dentro hacia
afuera. Cuando estamos creciendo, experimentando restauración en nuestras relaciones y
haciendo lo correcto, es evidente que Dios está en nosotros y con nosotros.
VERSÍCULO CLAVE
«Que la gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con
todos ustedes» (2 Corintios 13:14, NVI).
IDEA CLAVE
Creo que el Dios de la Biblia es el único Dios verdadero: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Para cualquier situación, relación o decisión que tengamos que afrontar, podemos aplicar con
resolución estos principios a fin de guiarnos. Los resultados, con el tiempo, conducirán a la
bendición en nuestra propia alma en la forma de un fruto como alegría y paz, y expresaremos
nuestras acciones exteriormente para que los demás las disfruten en la forma de un fruto como
amor y amabilidad.
El Dios de la Biblia es el único Dios verdadero: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Él es el único Dios
omnipotente, omnisciente y eterno. Pero, ¿es bueno? ¿Está involucrado con su creación?
¿Nos ama? ¿Tiene un plan para nosotros? ¿Está intercediendo e interviniendo para mover los
eventos de nuestra vida y de nuestro mundo hacia su propósito? Considera lo siguiente y
decide por ti mismo.
Un personaje bíblico en cuya vida podemos ver cuánto está involucrado Dios y se preocupa por
su pueblo es David, el poeta, cantante, pastor, guerrero y rey, quien escribió y cantó desde lo
profundo de su ser mientras navegaba por la vida y se encontraba con el único Dios verdadero.
David compuso muchos de los salmos que encontramos en nuestra Biblia. David escribió
siendo un pastorcillo que miraba los miles de millones de estrellas que Dios había creado;
escribió cuando era perseguido por el rey Saúl; escribió como rey de Israel; y escribió cuando
estaba llegando al final de su vida en la Tierra. Las canciones que escribieron David y los
demás salmistas expresan sus relación personal e íntima con Dios.
VERSÍCULO CLAVE
«A las montañas levanto mis ojos; ¿de dónde ha de venir mi ayuda? Mi ayuda proviene del
Señor, creador del cielo y de la tierra» (Salmos 121:1-2, NVI).
IDEA CLAVE
Creo que Dios está involucrado en mi vida diaria y se preocupa por ella.
¿Cómo es que creer esta verdad acerca de Dios como un Dios personal y bueno —no solo en
nuestra mente (entendimiento), sino también en nuestro corazón— guía la manera en la que
vivimos?
Nos sentimos tentados a tomar decisiones desesperadas porque no podemos ver la salida. No
podemos ver más allá de la vuelta en el camino. Los caminos de Dios son más altos que
nuestros caminos porque está sentado arriba en su trono. Cuando sintamos que no
entendemos la instrucción de Dios en su Palabra, debemos recordar que Él ve las cosas desde
arriba y nosotros no [lee Isaías 55:8-9].
2. Dios, quien controla la naturaleza y la historia, nos conoce y se preocupa por nosotros.
A lo largo de los evangelios, Jesús comunicó el cuidado de Dios por sus hijos. Estas palabras
acerca de un Padre amoroso pintan una imagen vívida de un Dios que no está buscando
atraparnos, sino más bien redimirnos. No tiene el propósito de destruirnos, sino más bien de
restaurarnos.
El problema
Satanás, el gran engañador, se vistió como una serpiente, una de las criaturas de Dios, y se
hizo el propósito de engañar a Adán y Eva para que desobedecieran al bueno y generoso Dios.
Después de crear a Adán y Eva, Dios les dijo que no comieran el fruto de cierto árbol en el
jardín de Edén. Pero Satanás les sugirió que Dios no estaba siendo honesto cuando les advirtió
sobre los resultados de comer del fruto prohibido. La táctica del gran engañador tuvo éxito, y
Adán y Eva deliberadamente rechazaron a Dios y su promesa de vivir juntos en el jardín.
La solución
Incluso antes de que Adán y Eva pecaran, Dios tenía un plan para traer a la gente de vuelta a
tener una relación con Él. Cuando reemplazó su ropa de hojas de higuera con las pieles de
animales, señaló algo importante: se requería la sangre de otro para cubrir los pecados de la
humanidad. El plan de Dios comenzó con la fundación de una nueva nación por medio de la
cual se revelaría a sí mismo y su plan de restaurar a la humanidad. Durante más de 1,600
años, cada historia bíblica del pueblo escogido de Israel señalaría a la venida de la solución.
La solución de Dios al problema del pecado fue completada por medio del sacrificio de su Hijo.
Esta es la decisión que una persona debe hacer con su corazón, y expresarla en una oración
de aceptación a Dios:
Pongo mi fe en Cristo para que me ponga en buenos términos contigo y me dé vida eterna.
Entonces viene una declaración externa al mundo; una manera de que demostremos nuestra
decisión de fe: «Lo declaro con mi boca, en voz alta para que los demás conozcan mi decisión.
Y expreso públicamente mi completa devoción a ti a través del bautismo».
VERSÍCULO CLAVE
«Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino
que es el regalo de Dios, no por obras, para que nadie se jacte» (Efesios 2:8-9, NVI).
IDEA CLAVE
Creo que una persona entra en una relación correcta con Dios por medio de la gracia de Jesús
a través de la fe en Cristo.
• Buscamos agradar a Dios por lo que ha hecho por nosotros, no para obtener una relación con
Él.
¿Cómo conocemos a Dios? ¿Cómo entendemos y vemos el mundo en el que vivimos? ¿Cómo
comprendemos de dónde venimos y por qué estamos aquí? ¿Cómo sabemos hacia dónde se
está dirigiendo finalmente esta historia?
La respuesta es profunda: Dios se nos revela y nos da a conocer su gran plan. Nuestro papel
es escuchar y creer.
La Biblia repetidamente registra que Dios se comunicó con su pueblo en momentos específicos
con mensajes específicos. En algunos casos, como con Moisés en la zarza ardiente, habló
audiblemente. En otras instancias, habló por medio de sueños o visiones o impresiones menos
directas. Pero las palabras del Señor siempre eran dadas a su pueblo para revelar su plan para
ellos y para toda la humanidad. Dios reveló su historia porque nos ama.
A lo largo de la Biblia los escritores advirtieron a los lectores que no deberían añadir o quitarle a
la Palabra de Dios. Dios ha dado y preservado su Palabra para nosotros de modo que
podamos depender de ella para guiar nuestra vida a toda la verdad y conforme al buen plan de
Dios. Por lo tanto, los cristianos reverencian la Biblia y afirman su derecho a ordenar nuestras
creencias y acciones.
VERSÍCULO CLAVE
«Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y
para instruir en la justicia, a fin de que el siervo de Dios esté enteramente capacitado para toda
buena obra» (2 Timoteo 3:16-17, NVI).
IDEA CLAVE
Creo que la Biblia es la Palabra de Dios inspirada que guía mis creencias y acciones.
La Biblia es los lentes a partir de los que vemos el mundo. La Palabra de Dios forma lo que
pensamos y sentimos acerca de todo lo que encontramos en el camino. Vemos la intervención
de Dios en la historia, en nuestra vida actual y en el futuro a medida que continúa escribiendo
su grandiosa historia.
Nos sentimos compelidos y motivados a estudiar la Biblia para comprender la voluntad de Dios
para nuestra vida. La Biblia forma el contenido de verdad en el que buscamos marinar nuestra
mente.
Los principios bíblicos deben gobernar nuestra vida, incluso cuando no comprendemos
plenamente lo que enseñan o no nos gusten.
¿Quién soy?
Lo hermoso acerca del reino de Dios es que a todos los que le dan la bienvenida a Jesús como
su Señor se les da la oportunidad de aceptar una nueva identidad por medio de Él. Esto es
ilustrado conmovedoramente a través de la historia de un recaudador de impuestos deshonesto
llamado Zaqueo. Los recaudadores de impuestos se encontraban entre las personas más
despreciadas de Israel porque preferían trabajar para Roma y se estaban haciendo ricos por
medio de estafar a sus compatriotas judíos. Pero Zaqueo muestra que incluso los perdidos
pueden ser adoptados y ser hechos nuevos.
«Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de
Dios» (Juan 1:12, NVI).
IDEA CLAVE
«Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús»
(Romanos 8:1, NVI).
«Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso» (Mateo
11:28, NVI).
• Gracias a nuestra nueva identidad en Cristo, vivimos para expresar quienes somos en Cristo,
no para probar quienes somos.
• A causa de nuestra nueva identidad en Cristo, podemos enfocarnos en edificar a los demás,
no en derribarlos.
Desde el principio, Dios ha tenido la visión de estar con su pueblo en comunidad perfecta.
Cuando los dos primeros humanos —Adán y Eva— rechazaron su visión y fueron escoltados
fuera del jardín de Edén, Dios empezó a revelar un plan para proveer el camino de regreso. El
plan de Dios consistía en hacer de la descendencia de Abraham una gran nación, y luego el
cuerpo de Cristo por medio de los descendientes de Abraham. Por lo cual, la historia de Israel
les señalaba a las personas de todas las naciones la primera venida de Cristo; y, por medio de
Él, el plan de Dios para restaurar una relación con su pueblo.
A medida que Jesús se acercaba a su crucifixión le dijo a sus discípulos acerca de lo que venía
por delante en su papel de lograr la visión máxima de Dios para el reino por venir. Destacó
[Mateo 16:13-19] que el plan de Dios para los creyentes sigue vigente; la visión es que los
creyentes se unan en una comunidad que continúa hasta el día de hoy.
VERSÍCULO CLAVE
«Más bien, al vivir la verdad con amor, creceremos hasta ser en todo como aquel que es la
cabeza, es decir, Cristo» (Efesios 4:15, NVI).
IDEA CLAVE
Creo que la iglesia es la manera principal en la que Dios logra sus propósitos en la Tierra.
• En el cuerpo de Cristo, perteneces a una familia enfocada en todas las cosas de Dios que son
buenas, justas y saludables.
• En el cuerpo de Cristo crecerás más rápido en tu caminar con Dios. Gracias a nuestra nueva
identidad en Cristo, vivimos para expresar quienes somos en Cristo, no para probar quienes
somos.
Lo hermoso acerca del reino de Dios es que a todos los que le dan la bienvenida a Jesús como
su Señor se les da la oportunidad de aceptar una nueva identidad por medio de Él. Esto es
ilustrado conmovedoramente a través de la historia de un recaudador de impuestos deshonesto
llamado Zaqueo. Los recaudadores de impuestos se encontraban entre las personas más
despreciadas de Israel porque preferían trabajar para Roma y se estaban haciendo ricos por
medio de estafar a sus compatriotas judíos. Pero Zaqueo muestra que incluso los perdidos
pueden ser adoptados y ser hechos nuevos.
VERSÍCULO CLAVE
«Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de
Dios» (Juan 1:12, NVI).
IDEA CLAVE
¿Cómo cambiaría la vida si comenzáramos a ver a las personas como Dios las ve? ¿Cómo
cambiaría el mundo si tú y yo verdaderamente creyéramos que la única manera para que la
gente entre al cielo es por medio de Cristo?
• Vemos y tratamos a todas las personas en la manera en que Dios las ve y las trata.
Compasión literalmente significa «sufrir con». Dios nos llama a venir al lado de la gente que
está sufriendo y sufrir con ellos para que no estén solos. No significa que podamos arreglar el
problema, pero sí significa que entramos en su dolor. Antes de que pongamos en acción o en
práctica esta creencia, debemos creer que es el llamado de Dios para la vida de todos los
seguidores de Cristo. Cuando creemos esto en nuestro corazón, le mostraremos compasión a
toda la gente, especialmente a los que están en necesidad.
VERSÍCULO CLAVE
«Defiendan la causa del huérfano y del desvalido; al pobre y al oprimido háganles justicia.
Salven al menesteroso y al necesitado; líbrenlos de la mano de los impíos» (Salmos 82:3-4,
NVI).
IDEA CLAVE
Creo que Dios llama a los cristianos a mostrar compasión a las personas en necesidad.
• Somos liberados para dar, porque confiamos en Dios para que supla nuestras necesidades.
• Las personas que han sido olvidadas por la sociedad serán cuidadas y restauradas.
• La frase citada con frecuencia: «A la gente no le importa cuánto sabes hasta que saben
cuánto te importan» cobrará vida. A medida que la gente vea lo mucho que nos importa y nos
pregunte lo que sabemos, responderemos: «No es lo que sabemos, sino a quién conocemos.
Su nombre es Jesús, y a Él le encantaría conocerte».
Dios creó la Tierra y el cosmos. Todo le pertenece. Pero a las personas les es dado un papel
especial que desempeñar en la creación. Es al mismo tiempo un honor y una gran
responsabilidad.
Ya que Dios creó todo, incluyendo a los seres humanos, ¿cómo entramos en el orden creado?
¿Cuál es nuestro papel en esta realidad? La parábola siguiente nos instruye sobre la
importancia de vernos a nosotros mismos no como propietarios, sino como administradores de
nuestra vida y de nuestros dones. Las monedas de oro [o talentos] representan cualquier
recurso que Dios, el Señor, nos da. Finalmente, Él es el dueño del recurso, pero nosotros
tenemos la responsabilidad de cuidar de él y de invertirlo en maneras que rindan resultados por
causa del reino de Dios.
VERSÍCULO CLAVE
«Del Señor es la tierra y todo cuanto hay en ella, el mundo y cuantos lo habitan; porque él la
afirmó sobre los mares, la estableció sobre los ríos» (Salmos 24:1-2, NVI).
IDEA CLAVE
Creo que todo lo que soy y todo lo que tengo le pertenece a Dios.
Si decidimos mostrar compasión a la gente como Dios lo hace, entonces pasamos de ser
propietarios a ser administradores. Mi pregunta central ahora se convierte en: «¿Qué es lo que
Dios quiere que haga con todos los recursos que ha puesto a mi cuidado?».
¿Qué sucede cuando morimos? El Nuevo Testamento indica que la gente experimenta un
«estado intermedio», que se refiere a la existencia de una persona entre el tiempo de su
muerte y la resurrección prometida de su cuerpo nuevo. Su cuerpo terrenal va a la tumba; su
espíritu vive en uno de dos lugares: en la presencia de Dios donde disfruta un tiempo de paz
hasta que reciba su cuerpo resucitado o en un lugar de tormento donde espera el juicio final.
Jesús habló de esto vívidamente en la historia acerca del hombre rico y Lázaro (que no es el
Lázaro que Jesús resucitó de los muertos). Jesús describió el lugar de bendición de los justos
como el seno de Abraham y el lugar de tormento para los malvados como el Hades (lee Lucas
16:19-31).
Las grandes promesas de Dios y la esperanza final para todos los cristianos es la resurrección.
Así como Cristo fue levantado de los muertos y recibido en un cuerpo incorruptible, también
todos los que creen en Cristo lo serán. Pablo, al escribirle a la iglesia de Corinto, describe a
detalle esta verdad importante (lee 1 Corintios 15:51-58).
El evento que disparará esta resurrección prometida es la Segunda Venida de Cristo. Con
frecuencia la Biblia se refiere al retorno de Cristo como «el día del Señor». Pablo explica que,
en el gran día del regreso de Cristo, Dios resucitará a los que han muerto y entonces todos los
creyentes seremos reunidos y estaremos con el Señor Jesús para siempre.
VERSÍCULO CLAVE
«No se angustien. Confíen en Dios, y confíen también en mí. En el hogar de mi Padre hay
muchas viviendas; si no fuera así, ya se lo habría dicho a ustedes. Voy a prepararles un lugar»
(Juan 14:1-2, NVI).
IDEA CLAVE
Creo que hay un cielo y un infierno y que Jesús regresará a juzgar a toda la gente y a
establecer su reino eterno.
APLICACIÓN CLAVE: ¿Qué cambio produce esto en mi modo de vivir?
Te pido que en oración tomes un momento y que hagas un inventario de tus relaciones.
¿Cuántos no cristianos se encuentran actualmente en tu círculo de influencia? Y de estos no
cristianos en tu círculo, ¿con cuántos estás compartiendo activamente el amor de Dios?
Adorar a Dios por quién es Él y lo que ha hecho por nosotros se puede expresar en muchas
maneras distintas y en ambientes diversos, pero es el corazón detrás de las acciones lo que le
importa a Dios. A lo largo de la Escritura vemos cómo el pueblo de Dios lo adoraba en las
cimas de los montes, dentro de casas con piso de tierra, en un templo espléndidamente
adornado y en prisiones oscuras. Demostraban su devoción a Dios con cantos, danzas,
sacrificios y oración pública y privada. Lo más importante para Dios no es la manera en la que
escojamos adorarlo, sino la motivación que dirige nuestras acciones.
Cuando Dios nos llama a amarlo con todo nuestro corazón, nuestra alma, nuestra mente y
nuestras fuerzas, está exigiendo que no le retengamos nada.
VERSÍCULO CLAVE
«Vengan, cantemos con júbilo al Señor; aclamemos a la roca de nuestra salvación. Lleguemos
ante él con acción de gracias, aclamémoslo con cánticos» (Salmos 95:1-2, NVI).
IDEA CLAVE
• Adoramos a Dios en privado y como cuerpo con las canciones que cantamos, las palabras
que decimos y la manera en que vivimos.
• Cuando le atribuimos valor a Dios, como hijos de Dios se nos atribuye valor no merecido.
Nuestro Dios es un Dios personal que desea una relación real con nosotros. No es un ser
cósmico distante, sino un buen Padre que anhela tener interacción con sus hijos. La oración es
una conversación entre Dios y su pueblo. Servimos a un Dios que no se siente amenazado por
nuestras preguntas y dudas. No tenemos que aparentar ser una persona falsa para agradarlo.
Él nos permite ser honestos con respecto a nuestros temores, nuestros sentimientos de
aislamiento y nuestras decepciones. Cuando repasamos nuestra historia delante de Él, vemos
su buena participación en nuestra vida.
Como somos la creación más apreciada de Dios, Él quiere conocer los deseos de nuestro
corazón. La Escritura nos alienta a presentar nuestras peticiones delante de Él sin vacilación.
Por ejemplo, lee Génesis 18:20-31 para ver una conversación entre Abraham y Dios que
muestra la libertad que tenemos para hablar honestamente con Él.
VERSÍCULO CLAVE
«Si en mi corazón hubiera yo abrigado maldad, el Señor no me habría escuchado; pero Dios sí
me ha escuchado, ha atendido a la voz de mi plegaria. ¡Bendito sea Dios, que no rechazó mi
plegaria ni me negó su amor!» (Salmos 66:18-20, NVI).
IDEA CLAVE
Oro para conocer a Dios, para encontrar dirección para mi vida y para presentar mis peticiones
delante de Él.
Oramos para alinear nuestra vida con la voluntad y la historia de Dios. Oramos para poner
nuestras cargas delante de Dios para encontrar paz. Oramos para evitar tomar cualquier
decisión importante sin buscar a Dios. Oramos por los demás.
Permíteme compartirte una historia. Nuestro hijo David nació sin mano izquierda. La oración
fue una práctica espiritual clave no solo para ayudarme a procesar este difícil evento en nuestra
vida, sino también para trasladar la realidad de mi identidad, y la identidad de mi hijo, en Cristo,
de mi cabeza a mi corazón.
Durante ese tiempo, comencé a orar salmos de lamento al Señor: «Señor, ¿por qué permitiste
que me pasara esto? Te sirvo como pastor de una iglesia; no de manera perfecta, sino de todo
corazón. ¿Por qué no le pasaste esta carga a alguien que ni siquiera cree en ti? ¿He hecho
algo malo para merecer esto?».
Nunca sentí que Dios se enojara conmigo por hablar con Él con tanta sinceridad. De hecho,
sentí como si me estuviera susurrando: «Continúa, puedo manejar esto. Te amo. Sigue
hablando honestamente conmigo, y llegaremos al fondo de esto. Te mostraré algo que he
querido mostrarte desde hace mucho tiempo».
En muchos momentos largos de silencio, cuando no sabía qué más decir o cómo orar, Dios
comenzó a responderme; no en una voz audible, sino directamente a mi espíritu:
Randy, hijo mío, no tengo nada en mi ser que busque dañarte. La oscuridad y el dolor del
mundo son causados por el pecado, no por mí. Yo he venido a redimir el dolor causado por el
pecado. Randy, hijo mío, voy a usar esta situación para mostrarte a ti —y a tu hijo— quién soy
realmente. Si captas esto, será más valioso que tener tres manos.
Randy, hijo mío, le he dado a tu hijo todo lo que necesita para ser y hacer todo lo que lo estoy
llamando a ser y hacer. Randy, hijo mío, es momento de cambiar la base de tu sentido de valor
de tu desempeño a tu posición. Tú eres mi hijo. No tienes que tener un buen desempeño para
ser alguien; tú ya eres alguien en mis ojos.
Randy, hijo mío, necesitas enseñarle esto a tu hijo. Él aprenderá esto por cómo vivas, no solo
por tus palabras. Tienes cuatro años antes de que caiga en cuenta de que le falta una mano.
Esto te da cuatro años para aprender a colocar tu identidad en tu posición como mi hijo. Randy,
hijo mío, si logras incrustar esta verdad en tu corazón serás libre; libre de la vida extenuante de
tratar de obtener y sostener un estatus en el mundo. Este es un gran regalo que darle a todos
tus hijos.
La oración es una conversación con Dios. Ponemos nuestras peticiones sinceras delante de
Dios, nuestra necesidad por el pan diario. No obstante, también aclaramos, como lo hizo Jesús,
que queremos que se haga la voluntad de Dios sobre nuestra voluntad, confiando que su
camino será bueno y correcto. A medida que descansamos en la presencia de Dios, Él nos
hablará y nos mostrará su voluntad en su tiempo perfecto.
Pero, ¿cómo es que nuestro corazón se abre a Dios con el fin de ser receptivo a sus palabras?
Jesús les dijo a sus discípulos que después de que regresara al cielo, el Espíritu Santo vendría
a residir en ellos y a recordarles todo lo que les había dicho. Este mismo Espíritu vive en todos
los creyentes actualmente.
VERSÍCULO CLAVE
«Ciertamente, la palabra de Dios es viva y poderosa, y más cortante que cualquier espada de
dos filos. Penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, hasta la médula de los huesos,
y juzga los pensamientos y las intenciones del corazón» (Hebreos 4:12, NVI).
IDEA CLAVE
Estudio la Biblia para conocer a Dios y su verdad, y para traer dirección a mi vida diaria.
Leemos y estudiamos regularmente la Palabra de Dios. Llegamos a ver que estudiar la Palabra
de Dios en comunidad con otros creyentes es de gran valor. Alineamos nuestras vidas con la
Biblia porque creemos que proviene de Dios.
Considera esto: ¿Qué pasaría si por una semana cambiaras tu teléfono móvil por tu Biblia?
Adondequiera que lleves normalmente tu teléfono, mejor llévate tu Biblia. Cada vez que
normalmente veas tu teléfono, mejor ve la Palabra de Dios. El tiempo que inviertes haciendo
llamadas, enviando mensajes y navegando la red con tu teléfono, intercámbialo por leer la
Escritura. Si normalmente pones tu teléfono junto a ti en las reuniones de negocios o junto a tu
plato en la cena, ahora pon tu Biblia. ¿Qué diferencia haría este intercambio en tu vida en solo
una semana? ¿La vida de quién sería impactada? Esta serie de preguntas no tienen el
propósito de disparar culpa, sino más bien de inspirarnos a incrementar nuestra relación con el
único instrumento que puede verdaderamente cambiar no solo nuestra vida, sino la vida de los
que están a nuestro alrededor.
En el primero de los Diez Mandamientos, Dios le manda a los israelitas que lo sirvan solamente
a Él porque es digno de su confianza, ya que se los probó al liberarlos de Egipto. Más tarde,
justo antes de que Moisés muriera y los israelitas entraran a la Tierra Prometida, Dios inspiró a
Moisés para recordarle a la gente su llamado resoluto.
El pueblo de Dios necesitaba someterse por completo a su autoridad y creer que Él podría
proveer todo lo que necesitaban. Es este tipo de confianza la que Jesús nos llama a demostrar
como sus discípulos.
Lamentablemente, el discípulo de Jesús, Pedro, tuvo algo más que dificultades para retener su
enfoque resoluto cuando enfrentó la distracción. La experiencia de Pedro es un buen
recordatorio de cómo debemos pensar en Jesús y mantener nuestros ojos en Él, incluso
cuando nuestros pensamientos se descarrillan o nos sentimos atemorizados (lee Mateo 14:22-
36).
VERSÍCULO CLAVE
«Pero busquen primero Su reino y Su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas» (Mateo
6:33, NVI).
IDEA CLAVE
Establecemos metas informados por la agenda y la voluntad de Dios. No le pedimos a Dios que
bendiga nuestro plan, sino que bendiga nuestra alineación con su plan. Confiamos que Dios
suplirá nuestras necesidades y deseos.
Una decisión genuina de seguir y obedecer a Dios es una decisión de rendición total. Cuando
Dios el Padre ofreció a su Hijo para nuestra redención, reveló cuán valiosos somos para Él. El
regalo de la salvación fue un acto de rendición total de nuestro Salvador. ¿Estás dispuesto a
cambiar tu manera de vivir? ¿Estás preparado para rendir tu vida a sus propósitos?
VERSÍCULO CLAVE
«Por lo tanto, hermanos, tomando en cuenta la misericordia de Dios, les ruego que cada uno
de ustedes, en adoración espiritual, ofrezca su cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a
Dios» (Romanos 12:1, NVI).
IDEA CLAVE
Ofrecemos cada momento, pensamiento y actividad de nuestra vida como un sacrificio a Dios.
Nunca me canso de escuchar la historia del pollo que compartió con un cerdo su deseo de
prepararle un desayuno especial a su granjero. El pollo le dijo al cerdo: «Yo pongo los huevos,
y tú el tocino». El cerdo lo pensó un momento y luego respondió: «Tú solo estás haciendo una
aportación; ¡yo estoy haciendo un sacrificio total!».
Deberíamos estar dispuestos a morir por Dios, pero no nos está pidiendo que seamos un
«sacrificio muerto». Francamente, ofrecer nuestra vida como un sacrificio muerto podría ser un
poco más fácil. Alguien una vez dijo sabiamente: «El problema con los sacrificios vivos es que
se la pasan bajándose del altar».
A la luz de lo que Dios ha hecho para darnos vida, deberíamos ofrecernos como sacrificio vivo
de vuelta a Él.
La comunidad no es una adición que sería bueno tener, sino una experiencia esencial para vivir
una vida santa y saludable. Dios tenía el propósito de que los seres humanos viviéramos en
relaciones plenas, dadoras de vida unos con otros; relaciones energizadas y motivadas por la
presencia real de Dios entre ellas. Adán y Eva experimentaron este ideal perfecto en el huerto.
Pero su rechazo de la visión de Dios para su vida juntos causó que la humanidad fuera
escoltada fuera del huerto y de estar en comunidad con Dios. Esta separación de Dios y la
presencia del pecado en la naturaleza de cada ser humano es un desafío perpetuo para crear
una comunidad fuerte. Pero es claro desde la Palabra de Dios que las personas no fueron
creadas para separación y aislamiento (lee Eclesiastés 4:8-12).
Una de las diferencias marcadas entre la iglesia y el resto de la sociedad es el llamado a vivir
para los demás. A lo largo del Nuevo Testamento, los seguidores de Jesús fueron instados a
cuidar los «unos de los otros». Cuando los primeros cristianos hacían esto en fe, generaban
una atracción irresistible para los de afuera de pertenecer a la familia de Dios.
VERSÍCULO CLAVE
«Todos los creyentes estaban juntos y tenían todo en común: vendían sus propiedades y
posesiones, y compartían sus bienes entre sí según la necesidad de cada uno. No dejaban de
reunirse en el templo ni un solo día. De casa en casa partían el pan y compartían la comida con
alegría y generosidad, alabando a Dios y disfrutando de la estimación general del pueblo. Y
cada día el Señor añadía al grupo los que iban siendo salvos» (Hechos 2:44-47, NVI).
IDEA CLAVE
Tengo comunión con los demás cristianos para lograr los propósitos de Dios en mi vida, en la
vida de los demás y en el mundo.
y les tendemos la mano a los que están fuera de la comunidad de la fe, es necesario
permanecer conectados juntos para un éxito óptimo, de modo que evitemos caer también
nosotros.
Hay días en los que necesitamos desesperadamente un buen abrazo para continuar, y otros
días necesitamos un rápido puntapié en la parte baja de la espalda para volver a donde
deberíamos estar. Los amigos que aman a Dios y que nos aman a nosotros por quiénes
somos, saben exactamente cuándo y cómo hacer lo correcto por nosotros. En el libro de
Proverbios, Salomón escribe: «Fieles son las heridas del amigo» (Proverbios 27:6, NBLH).
El término «dones espirituales» se origina en las palabras griegas pneumatika (espiritual o del
Espíritu) y charisma (don). Los dones espirituales son habilidades especiales o funciones
dadas por el Espíritu Santo que tienen el propósito de ser utilizados por el pueblo de Dios para
completar la obra de Dios.
Los dones espirituales nos son dados con un propósito. Dios quiere redimir este mundo
quebrantado, y ha escogido usarnos a nosotros, la iglesia, para hacerlo. Mientras que en el
Antiguo Testamento el Espíritu Santo venía temporalmente sobre los seguidores de Dios para
facultarlos para llevar a cabo tareas específicas, el Nuevo Testamento claramente indica que el
Espíritu Santo mora dentro de todos los creyentes y que todos los creyentes tienen dones
espirituales. Y, como el Nuevo Testamento se refiere a dones específicos, parece seguro
suponer que Dios quiere que identifiquemos nuestros dones con el fin de utilizarlos mejor.
Los dones espirituales son herramientas que tienen el propósito de ser usadas. Nos ha sido
impartida la tarea divina de restaurar a las personas del pueblo de Dios que han sido
quebrantadas, y debemos poner estas herramientas a trabajar. En esta parábola acerca de las
monedas de oro (o talentos), Jesús ilustró este principio para sus discípulos.
VERSÍCULO CLAVE
«Pues, así como cada uno de nosotros tiene un solo cuerpo con muchos miembros, y no todos
estos miembros desempeñan la misma función, también nosotros, siendo muchos, formamos
un solo cuerpo en Cristo, y cada miembro está unido a todos los demás. Tenemos dones
diferentes, según la gracia que se nos ha dado» (Romanos 12:4-6, NVI).
IDEA CLAVE
Conozco mis dones espirituales y los utilizo para cumplir los propósitos de Dios.
Si quieres obtener una mejor comprensión de tus propios dones espirituales, busca varios
recursos y herramientas excelentes en línea o en librerías cristianas. También puedes
simplemente pedirle a la gente a tu alrededor que te ayude a descubrir tus dones. Utiliza las
lecturas de este día y pídele a tres amigos que encierren en un círculo el rol que ellos ven que
estás desempeñando. Tu responsabilidad es descubrir y desarrollar los dones de Dios, y luego
descubrir cómo cada uno de ellos encaja en el mundo que Él quiere alcanzar. Se te ha dado un
don, y Dios tiene planeado usar tu don para cambiar el mundo.
De niños, la mayoría de nosotros jugó a tener, o soñó con tener, algún tipo de «superpoder». El
Creador te ha dado un don divino. Cuando es usado en y a través de tu personalidad, tus
habilidades y tu intelecto únicos, energizado por su Espíritu Santo, Dios ciertamente producirá
resultados sobrenaturales mucho más allá de lo que pudieras pensar o imaginar que Él podría
hacer.
¿Cómo puedo usar mejor mis recursos para servir a Dios y a los demás?
Jesús habló más acerca del dinero que de los temas del cielo y el infierno combinados. Nuestra
actitud hacia el dinero y los recursos personales dice mucho acerca de nuestra vida. La
generosidad debería fluir de un corazón puro que desea suplir una necesidad. No debería ser
una manera de atraer la atención a nosotros mismos. También deberíamos esforzarnos por
pensar más allá de nuestra vida terrenal y compartir lo que se nos ha dado con el fin de edificar
el reino de Dios.
Es fácil dar cuando sabemos que recibiremos algo a cambio. Jesús nos desafía a recordar que
la verdadera generosidad no busca una retribución.
Pablo se ganaba la vida haciendo tiendas durante sus viajes misioneros, aunque estaba
agradecido por el apoyo financiero recibido de algunas iglesias como la iglesia de Filipos.
Predicaba el evangelio con sinceridad y gratuitamente, cuidando de no ser una carga financiera
para los creyentes. Sin importar sus circunstancias, Pablo aprendió una lección vital: Tener lo
suficiente no trae contentamiento; el contentamiento hace que lo que tengas sea suficiente.
VERSÍCULO CLAVE
«Pero ustedes, así como sobresalen en todo —en fe, en palabras, en conocimiento, en
dedicación y en su amor hacia nosotros—, procuren también sobresalir en esta gracia de dar»
(2 Corintios 8:7, NVI).
IDEA CLAVE
A medida que pongas tus finanzas delante del Señor pregúntale: «¿Estoy usando los recursos
que me has dado para cumplir con tus propósitos?». Si la respuesta es sí, agradécele a Dios
por su sabiduría y su provisión para ti y sigue creciendo en generosidad. Si la respuesta es no,
entonces la autocondenación y el remordimiento no son las reacciones adecuadas. Las buenas
nuevas mismas son que Dios, quien es fiel y justo, te perdonará, y que Él está listo para
ayudarte a dirigir tu energía a la transformación de cómo utilizar tu dinero.
Regresamos al corazón. Hay una decisión que tomar. ¿A quién vamos a servir? Pondera
nuevamente en estas palabras de Jesús: «Nadie puede servir a dos señores, pues
menospreciará a uno y amará al otro, o querrá mucho a uno y despreciará al otro. No se puede
servir a la vez a Dios y a las riquezas» (Mateo 6:24, NVI).
En los dos mil años que siguieron, Israel fue una demostración viva al mundo de hasta dónde
llegaría Dios para restablecer su relación con su pueblo. Entonces, con el sacrificio máximo de
su Hijo, la reconciliación con Dios que había estado anteriormente confinada a Israel se volvió
disponible a toda la humanidad. Lo extraordinario es que podemos desempeñar un papel en el
plan de restauración de Dios. Al responder al llamado de compartir nuestra fe, colaboramos con
Dios en su búsqueda divina de las almas quebrantadas.
La manera más poderosa de compartir nuestra fe en Dios es por medio de nuestra vida: ser un
ejemplo positivo para todos en la manera en cómo vivimos cada día. Cuando los demás ven la
fe, la esperanza y el amor en nuestra vida, son atraídos a vivir en la misma manera. Después
de ponernos atención a lo largo del tiempo, notarán nuestra confianza en el único Dios
verdadero y nuestra relación con Él.
En su famoso Sermón del Monte, Jesús usó la metáfora de la «sal y la luz» para expresar el
poder de una vida vivida en fe y obediencia a Dios [lee Mateo 5:13-16].
VERSÍCULO CLAVE
«Oren también por mí para que, cuando hable, Dios me dé las palabras para dar a conocer con
valor el misterio del evangelio, por el cual soy embajador en cadenas. Oren para que lo
proclame valerosamente, como debo hacerlo» (Efesios 6:19-20, NVI).
IDEA CLAVE
Comparto mi fe con los demás para cumplir con los propósitos de Dios.
¿Puedes recordar la última vez que compartiste a Cristo, o que por lo menos le dijiste a alguien
lo importante que es tu fe para ti? ¿Cuándo fue la última vez que invitaste a alguien a creer en
Cristo?
Siempre debemos tener en mente lo mucho que Dios quiere salvar a la gente. El criminal en la
cruz le dijo a Jesús: «Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en tu reino». A lo que Jesús
milagrosamente respondió con: «Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso» (Lucas
23:42-43, NVI). Este intercambio de dos frases muestra el profundo anhelo en el corazón de
Dios de rescatar a las personas del pecado y la muerte eterna. Debemos simplemente unirnos
a Él en su obra por medio de compartir lo que ha hecho por nosotros.
La Biblia es una narrativa compleja. Pero, ¿cuál es la gran —y al mismo tiempo sencilla— idea
detrás de todas las historias y enseñanzas contenidas en este libro antiguo? El amor; el amor
domina la historia de Dios.
Jesús confirmó que dos mandamientos del Antiguo Testamento —amar a Dios y amar a los
demás— son los mandamientos más grandes de todos durante un encuentro registrado en el
Nuevo Testamento entre Jesús y los líderes religiosos [lee Marcos 12:28-43].
Los seguidores de Dios deben vivir vidas singularmente distintas de los que los rodean. Deben
ser perdonadores y generosos, mostrando amor a todos.
Nuestra capacidad de amar comienza con recibir el amor de Dios por nosotros. A partir de este
depósito derramamos amor los unos a los otros. La presencia del Espíritu de Dios en nosotros,
obrando a través de nosotros para vencer nuestra pasión por el ego a favor de amar a los
demás, es la confirmación de que en realidad somos hijos de Dios.
VERSÍCULO CLAVE
«En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó
y envió a su Hijo para que fuera ofrecido como sacrificio por el perdón de nuestros pecados.
Queridos hermanos, ya que Dios nos ha amado así, también nosotros debemos amarnos los
unos a los otros. Nadie ha visto jamás a Dios, pero, si nos amamos los unos a los otros, Dios
permanece entre nosotros, y entre nosotros su amor se ha manifestado plenamente» (1 Juan
4:10-12, NVI).
IDEA CLAVE
Primero que nada, el amor de Jesús en nuestro corazón nos faculta para amar a los que nunca
podríamos haber amado anteriormente.
La siguiente historia es una demostración asombrosa del amor de Dios y un fuerte ejemplo del
poder de cómo una vida puede ser cambiada radicalmente por Cristo.
Chris Carrier de Coral Gables, Florida, tenía diez años cuando un hombre se enojó tanto con el
padre de Chris que secuestró a Chris. El secuestrador lo quemó con cigarrillos, lo apuñaló
numerosas veces con un picahielos, le disparó en la cabeza y luego lo aventó en un pantano
para dejarlo morir. Milagrosamente, Chris sobrevivió y fue encontrado. El único efecto físico
perdurable de la terrible experiencia fue perder la vista de un ojo. Su atacante nunca fue
capturado.
Carrier se hizo cristiano y más tarde sirvió como pastor de jóvenes en una iglesia de Florida. Un
día, recibió la noticia de que un hombre llamado David McAllister, un exconvicto frágil y ciego
de setenta y siete años que vivía en un asilo de Miami Beach, había confesado haber cometido
el crimen todos esos años atrás.
Así que Carrier se dirigió a Miami. ¿Se llevó un arma? ¿Planeó vengarse mientras iba de
camino? Después de todo, ahora tenía la situación a su favor. El anciano estaba indefenso, así
como Chris lo había estado cuando McAllister lo torturó y le disparó, dejándolo por muerto. No.
La venganza no era el motivo de Chris, como lo había sido el de su captor. Carrier iba en la
dirección de Dios; hacia el perdón. Y, asombrosamente, sí, incluso del amor.
Chris comenzó a visitar a McAllister regularmente y con frecuencia le leía la Biblia y oraba con
él. A través de estas visitas, Carrier finalmente guio a McAllister a su Señor. Carrier dijo:
«Aunque muchas personas no pueden entender cómo pude perdonar a David McAllister, desde
mi punto de vista, yo no podía dejar de perdonarlo. Si hubiera decidido odiarlo todos estos
años, o hubiera invertido mi vida buscando venganza, entonces no sería el hombre que soy
hoy, el hombre que mi esposa y mis hijos aman, el hombre que Dios me ha ayudado a ser».
Cada día, a medida que vivimos nuestra vida, Jesús nos ama en una manera incondicional y
sacrificial, y nos ofrece perdón continuo. Nos pide, a sus seguidores, que ofrezcamos lo mismo
en nuestras relaciones. ¿Por qué? Esta nueva clase de amor nos permite involucrarnos en
relaciones saludables y también a tener la libertad de expresarle el amor de Dios al mundo.
¿Qué nos da verdadera felicidad y satisfacción con lo que nos ha tocado en la vida?
Dios puede hacer llover bendiciones sobre nosotros y rodearnos de circunstancias que traigan
alegría a nuestra vida. Pero la verdadera alegría no se encuentra en esas cosas, sino en su
fuente. La alegría también se puede encontrar y avivar viviendo la Palabra de Dios y confiando
en las promesas que Dios nos da en su Palabra.
«Me alegré en tus leyes tanto como en las riquezas» (Salmos 119:14, NTV).
Jesús confirmó que dos mandamientos del Antiguo Testamento —amar a Dios y amar a los
demás— son los mandamientos más grandes de todos durante un encuentro registrado en el
Nuevo Testamento entre Jesús y los líderes religiosos [lee Marcos 12:28-34].
Las promesas de Dios encuentran su cumplimiento máximo en su Hijo Jesús. De modo que
cuando permanecemos en la vid que es Cristo por medio de obedecer sus mandamientos, sus
nutrientes de alegría corren por nuestras venas espirituales de dentro hacia afuera y producen
el fruto maduro y jugoso de la alegría en y a través de nuestra vida [lee Juan 15:1-11].
VERSÍCULO CLAVE
«Les he dicho esto para que tengan mi alegría y así su alegría sea completa» (Juan 15:11,
NVI).
IDEA CLAVE
Dos tercios del uso de la palabra «paz» (shalom) en el Antiguo Testamento tienen que ver con
la satisfacción que viene a los humanos cuando experimentan la presencia de Dios. Tal paz se
puede experimentar por la presencia de Dios en nuestra vida incluso en circunstancias difíciles.
La preocupación es la ladrona principal de paz en nuestra vida. Evita que nos acostemos y
durmamos en paz por la noche. Nos mantiene estresados durante el día. Nuestro Príncipe de
Paz, Jesús, enfatizó la inmensa capacidad de Dios Padre de amar y cuidar de su pueblo
individualmente antes de que permitan que las preocupaciones de esta vida los dominen.
También subrayó el papel importante del Espíritu Santo, el don del Padre, en sustentar al
pueblo de Dios [lee Mateo 6:25-34].
VERSÍCULO CLAVE
«No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus
peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará
sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús» (Filipenses 4:6-7, NVI).
IDEA CLAVE
Soy libre de ansiedad porque he encontrado paz con Dios, paz con los demás y paz conmigo
mismo.
Déjame contarte una historia. En 1956, cuando Steve Saint tenía cinco años, su padre, Nate,
voló con otros cuatro misioneros a la selva de Ecuador en un intento por entrar en contacto con
la tribu más peligrosa conocida hasta el momento, los Waodani. Después de varios meses de
intercambiar obsequios con los nativos, los cinco hombres fueron alanceados varias veces y
asesinados a machetazos. Años después, Steve se enteró de que un miembro de la tribu
llamado Mincaye había asestado el golpe que finalmente mató a su padre.
A los nueve años, Steve fue a territorio Waodani por primera vez para visitar a su tía, quien era
misionera allí, y la visitó cada verano a partir de entonces hasta su muerte. El afecto de su tía
por la tribu fue una importante influencia en la vida de Steve.
A los catorce años, Steve y su hermana Kathy decidieron ser bautizados por una pareja de
miembros de la tribu Waodani en las aguas junto a la playa donde habían matado a su padre.
Steve dice que nunca ha olvidado el dolor y la aflicción de haber perdido a su papá. «Pero no
puedo imaginar no amar a Mincaye, un hombre que me adoptó como su hijo, y a los otros
Waodani —dice Steve—. Lo que los Waodani pensaron para mal, Dios lo usó para bien. Si
tuviera la oportunidad de volver a escribir la historia, no estaría dispuesto a cambiarla».
Esta famosa historia de los misioneros martirizados y sus familias podría haber tenido un final
muy distinto; uno lleno de rabia, amargura y odio. Pero prosiguieron a pesar de la terrible
tragedia personal y vieron a Dios obrar milagros. ¿Por qué? Porque a través del perdón, la paz
de Cristo fue escogida tanto como una respuesta a los Waodani como un regalo eterno ofrecido
a la tribu. Una vez más, Dios usó a su pueblo para traer paz y alcanzar al inalcanzable.
Dios desea que todos nosotros tengamos dominio propio sobre las cosas que nos pueden
destruir a nosotros mismos y a los demás. El escritor de Proverbios nos presenta opciones,
mostrándonos claramente la virtud y el beneficio del dominio propio.
«Más vale ser paciente que valiente; más vale el dominio propio que conquistar ciudades»
(Proverbios 16:32, NVI).
«El que es entendido refrena sus palabras; el que es prudente controla sus impulsos»
(Proverbios 17:27, NVI).
En esencia, el dominio propio significa tener poder sobre los propios impulsos, reacciones y
deseos.
La Biblia ofrece instrucción práctica sobre cómo crecer en la virtud del dominio propio. Una de
las aplicaciones principales es «huir»: huir de la persona, ambiente o situación que nos tientan
a perder el control.
Podemos domar nuestra lengua, reducir peleas y contiendas entre nosotros, controlar nuestros
deseos egoístas y mitigar las influencias negativas del mundo y el diablo. Pero finalmente, el
dominio propio total es inalcanzable. Nuestra naturaleza pecaminosa o carne, finalmente nos
agota y se impone. La solución final a obtener dominio propio es «dominio divino». El creyente
tiene la presencia y el poder de Dios dentro de él para vivir una vida que no sea socavada por
nuestros deseos internos y la corrupción del mundo. Como creyentes, debemos usar este
poder para vivir vidas productivas y eficaces.
VERSÍCULO CLAVE
«En verdad, Dios ha manifestado a toda la humanidad su gracia, la cual trae salvación y nos
enseña a rechazar la impiedad y las pasiones mundanas. Así podremos vivir en este mundo
con justicia, piedad y dominio propio, mientras aguardamos la bendita esperanza, es decir, la
gloriosa venida de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo» (Tito 2:11-13, NVI).
IDEA CLAVE
A medida que desarrollemos la virtud del dominio propio, nuestro pecado disminuirá y nuestro
carácter incrementará.
Déjame contarte una historia. El fallecido George Gallup Jr. era un buen amigo mío que me
ayudó significativamente en los primeros años de la jornada de formar estas treinta ideas clave
de la vida cristiana. En una de nuestras varias sesiones de todo un día en Princeton, Nueva
Jersey, escondidos en la sala de suboficiales del histórico Club Nassau, estábamos discutiendo
esta virtud del dominio propio.
Yo estaba disertando con orgullo sobre cómo los cristianos simplemente necesitan reaccionar y
dominarse a sí mismos. George, en su manera de ser siempre amable y gentil me detuvo y me
dijo:
—No, no lo soy.
Entonces continuó:
—Bueno, yo sí. Mi padre también era un alcohólico. Cuando tomé mi primer trago, algo me
sucedió que probablemente no te sucedió a ti o a muchos otros. Quedé atrapado y no podía
detenerme. Incluso como cristiano, traté y traté y traté. Me sentía tan derrotado, y estaba
arruinando mi vida. Entonces en un momento de callada desesperación, escuché a Jesús
susurrarme: «George, si tú nunca superas esto, está bien. Morí por esta lucha en tu vida, y
todavía te amo profundamente».
Hizo una pausa, reflexionando en ese tierno encuentro con el Salvador, y entonces dijo:
—Desde ese momento no he tomado un trago. Han sido ya más de treinta años.
En esa reunión añadimos la frase «por medio de Cristo» a la IDEA CLAVE del dominio propio:
«Tengo el poder, por medio de Cristo, de controlarme a mí mismo». Rendirnos al amor, la
gracia y la presencia de Cristo en nosotros, es la única forma en la que podemos ser
victoriosos. Aunque no todos los cristianos que están luchando con una adicción quizá
experimenten liberación como George, la verdad del compromiso y profundo amor de Cristo se
aplica a todos nosotros.
La esperanza falsa lleva a la gente a planear, construir y arriesgarse por algo que no es
probable que suceda. La Biblia identifica varias cosas en las que los humanos
lamentablemente ponen su esperanza, solo para terminar decepcionados.
Gracias a su confianza intrépida en Dios, David puede arrojarle condenación a su enemigo que
confía en las riquezas (lee Salmos 52:1-9).
Los salmistas nos dicen que seremos decepcionados si ponemos nuestra esperanza en las
personas en lugar de en Dios (lee Salmos 146:3-4).
Ya que el carácter de Dios es sólido como roca, digno de confianza y fiel, anclamos nuestra
esperanza en sus promesas a nosotros.
VERSÍCULO CLAVE
«Tenemos como firme y segura ancla del alma una esperanza que penetra hasta detrás de la
cortina del santuario, hasta donde Jesús, el precursor, entró por nosotros» (Hebreos 6:19-20,
NVI).
IDEA CLAVE
Puedo sobrellevar las dificultades de la vida gracias a la esperanza que tengo en Jesucristo.
El autor de Hebreos describe cómo la esperanza nos da un lugar distinto donde buscar:
«Corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús,
el iniciador y perfeccionador de nuestra fe» (Hebreos 12:1-2, NVI).
¿Cómo es que Dios provee la ayuda que necesito para tratar con el estrés?
Una de las ideas principales detrás de la virtud de la paciencia es tomar un largo tiempo para
sobrecalentarse. La palabra griega conlleva la idea de un termómetro. Si se colocara un
termómetro espiritual en nuestra boca al enfrentar una situación difícil, ¿cuánto tiempo tomaría
para que nuestra temperatura se elevara? A medida que maduramos, aprendemos a controlar
nuestro enojo y a practicar la paciencia en todas las circunstancias.
Otro aspecto de la paciencia es resistir bajo las presiones de la vida, esperando en el Señor
para una resolución.
La paciencia es una virtud que desarrollamos por medio del control de nuestra ira, y
desarrollamos esta virtud frente a la adversidad. Que cultivemos la paciencia agrada a Dios,
quien es paciente con nosotros. La paciencia afecta nuestras relaciones en una manera
positiva y trae gran alegría a nuestra vida y comunidad. El escritor de Hebreos nos dice cómo
Dios fomenta esta virtud en nosotros a lo largo del tiempo (lee Hebreos 6:12-20).
VERSÍCULO CLAVE
«El que es paciente muestra gran discernimiento; el que es agresivo muestra mucha
insensatez» (Proverbios 14:29, NVI).
IDEA CLAVE
Soy lento para enojarme y soporto pacientemente bajo las presiones inevitables de la vida.
Soportar con paciencia y confiar en Cristo nos ayuda a ver que recibir algo más tarde con
frecuencia es un mejor plan que recibirlo ahora.
Entre más rápido queremos que suceda un evento de vida, suele significar que no estamos
listos todavía para manejar la responsabilidad de tenerlo. Los anuncios de la TV y las
invitaciones de las tarjetas de crédito se aprovechan de esta característica de la naturaleza
humana. «Simplemente tenemos que tenerlo...», es siempre un fuerte indicativo de que
deberíamos esperar.
A medida que maduremos en Cristo, veremos más claramente por qué su tiempo es perfecto.
Él sabe mejor que nosotros cuándo necesitamos algo; por lo tanto, confiar en su corazón y su
mano proveedora es mucho mejor que poner delante de Él nuestras exigencias egoístas.
Alguien dijo sabiamente una vez: «Dios nunca se mueve de prisa, pero cuando se mueve,
suele hacerlo rápidamente».
Jesús no solamente le mostró a sus seguidores cómo ser buenos y amables con los demás,
sino que también nos dejó instrucciones que son al mismo tiempo prácticas y radicales.
VERSÍCULO CLAVE
«Asegúrense de que nadie pague mal por mal; más bien, esfuércense siempre por hacer el
bien, no solo entre ustedes, sino a todos» (1 Tesalonicenses 5:15, NVI).
IDEA CLAVE
• Buscamos edificarlos.
Cada mañana, le pedimos a Dios que nos dé oportunidades para tomar lo bueno que está
depositando en nuestro corazón y dárselo a otros. Abordamos cada día buscando alentar a los
demás. En cada conversación y encuentro, tratamos de hacer o decir algo amable, porque
edifica a las personas. En Cristo, tenemos una cuenta bancaria con buena voluntad ilimitada, y
buscamos bendecir a los demás por medio de repartirla.
La fidelidad le beneficia a la gente de nuestra vida. Cuando somos fieles con ellos, son
bendecidos. Y, a lo largo del tiempo, nuestra fidelidad con los demás también tiene un beneficio
recíproco. Primero, obtenemos favor: a medida que las necesidades emerjan en nuestra vida,
la gente se sentirá inclinada a ayudarnos. Segundo, establecemos una buena reputación:
cuando se menciona nuestro nombre, incluso cuando no estamos presentes, se pronuncia con
una alta estima. Una buena reputación establecida a través de una vida de fidelidad es un
regalo sin límites que podemos pasarle a nuestros hijos.
A lo largo de la Biblia, Dios llamó a los creyentes a ser fieles a lo que les había asignado, sin
importar lo difícil que fuera. De hecho, fue con frecuencia en medio de las temporadas difíciles
que más descubrieron lo digno de confianza que es Dios. Cuando alineaban su vida con la
historia de Dios, Él estaba con ellos y lograba grandes cosas por medio de ellos. Todos los
creyentes tienen la oportunidad de abrir su vida a la voluntad de Dios y demostrar su fidelidad.
Los resultados de tal fidelidad pueden ser al mismo tiempo grandes y hermosos a medida que
Dios obre a través de los que creen.
VERSÍCULO CLAVE
«No hagan nada por egoísmo o vanidad; más bien, con humildad consideren a los demás como
superiores a ustedes mismos. Cada uno debe velar no solo por sus propios intereses, sino
también por los intereses de los demás» (Filipenses 2:3-4, NVI).
IDEA CLAVE
Nada mata una familia, una amistad, un vecindario o incluso una iglesia como el orgullo, la
arrogancia, el enojo, cerrar los oídos y elevar la voz. Como Dios está completamente a favor de
la comunidad, llama a sus seguidores a ser amables. Por supuesto, nos enseña por medio de
ser ejemplos de esta virtud justo en medio nuestro. Jesús ofreció reflexiones poderosas y
ánimo en el Sermón del Monte.
VERSÍCULO CLAVE
«Que su amabilidad sea evidente a todos. El Señor está cerca» (Filipenses 4:5, NVI).
IDEA CLAVE
Jesús extiende la invitación: «Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y
yo les daré descanso. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde
de corazón, y encontrarán descanso para su alma. Porque mi yugo es suave y mi carga es
liviana» (Mateo 11:28-30, NVI). Quiero ser capaz de decirle esto a la gente que Dios ha puesto
en mi vida. ¿Qué hay acerca de ti? ¡Con Cristo en nosotros, podemos ser amables!
¿Qué significa valorar a los demás antes que a mí mismo?
La humildad es una virtud que impulsa la vida cristiana y a la comunidad. Decidir estimar a los
demás como superiores a uno mismo alienta la armonía y el amor. Lo opuesto a la humildad es
el orgullo. Las personas orgullosas suelen creer que son mejores que los demás. Se esfuerzan
por salirse con la suya a expensas de los demás o presumen como una manera de impulsar su
baja autoestima. Cuando una persona posee humildad bíblica echa mano de la «Dios-estima»
interna. Ha recibido el amor incondicional de Dios y ha abrazado su valor inherente como hijo
de Dios. A partir de esta creencia es capaz de levantar a los demás.
Jesús es nuestro ejemplo supremo de humildad. El Dios del universo podría haber entrado
cabalgando en un caballo blanco con un séquito considerable y gran fanfarria. En lugar de ello
vino a nosotros como un bebé nacido en un establo de padres pobres.
A medida que Jesús se acercaba al fin de su tiempo en la Tierra, quería grabar en sus
discípulos la importancia de la humildad. Así que lo hizo en una manera inolvidable.
¿Qué es lo que Dios pide de nosotros? Miqueas, un profeta que les habló a Israel y Judá en el
siglo VIII antes de Cristo, respondió esta pregunta de una manera concisa y convincente. Lo
que Dios requería entonces, lo sigue requiriendo hoy.
VERSÍCULO CLAVE
«No hagan nada por egoísmo o vanidad; más bien, con humildad consideren a los demás como
superiores a ustedes mismos. Cada uno debe velar no solo por sus propios intereses, sino
también por los intereses de los demás» (Filipenses 2:3-4, NVI).
IDEA CLAVE
Para los cristianos que están en crecimiento, un fuerte sentido de autoestima fluye de la «Dios-
estima» en su interior, lo cual nos libera de enfocarnos en la «otros-estima». Cuando entramos
en cualquier conversación con un vecino, la oración es: «Querido Dios: Ayúdame a tratar a esta
persona como superior a mí mismo y a atraerla a ti». A medida que el mundo se vuelve cada
vez más ensimismado, la humildad no solo será el fruto más atractivo y refrescante del Espíritu
de Dios para un mundo en búsqueda y sufrimiento, sino también una gran bendición para
nuestras propias vidas al ofrecer nuestro corazón diariamente al Señor, mientras lo exaltamos a
Él y solo a Él.
Creer
En este momento, Jesús te invita a creer; a creer en Él y a creer en las verdades enseñadas en
las páginas de la Escritura que guía nuestra vida diariamente y hacia la eternidad. Sé sincero
como el hombre que habló con Jesús y dile a Jesús acerca de tus dudas e invítalo a ayudarte
con tu poca fe. Y lo hará. Él no quiere que creas que estas verdades son la respuesta correcta.
Quiere que las lleves a tu corazón donde van a afectar la manera en la que vives.
Esta es la promesa: lo que una vez pensaste imposible ahora será posible. Entre más creas,
más verás y descubrirás el poder de Dios. Entre más creas, más te cambia de dentro hacia
afuera para convertirte en el tipo de persona que solamente has soñado; lleno de amor, gozo,
paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, gentileza y dominio propio. Estas virtudes son
exhibidas en tu vida como el fruto de un árbol que otros pueden probar y disfrutar.