LA INTERVENCIÓN EN CRISIS
FENOMENOS QUE COMPRENDE
Al Trabajador Social le interesa dirigir su atención hacia la forma de
reaccionar del individuo ante situaciones de crisis en la medida que estas son
definidas claramente como situaciones que provocan malestar psicosocial.
CONCEPTO DE CRISIS. Slaikeu (1989) define el concepto de crisis más
completo afirmando que: una crisis se describe por "un estado temporal de
trastorno y desorganización caracterizado principalmente por la incapacidad
del individuo para abordar situaciones particulares, utilizando los medios
habituales de resolución de problemas". Para finalizar es preciso hacer una
distinción entre tipos de crisis según los factores de estrés que la han
originado. Du Ranquet hace una distinción entre:
1. Crisis previsibles: ligadas a acontecimientos previsibles son a menudo
descuidadas por considerarlas como naturales.
2. Crisis de transición: Se producen cuando acontece un cambio en los
roles sociales de la persona (entrada en el instituto, cambio de trabajo,
nacimiento del primer hijo…)
3. Crisis imprevisibles: Aparecen cuando acontecen situaciones
imprevisibles desencadenados por factores que significan una amenaza
para la integridad física y mental del individuo (fallecimiento de un ser
querido, catástrofes, enfermedad…)
BASE CONCEPTUAL DEL MODELO
La teoría de la crisis, en sus aspectos psicológicos individuales tiene un
origen psicoanalítico. El concepto de "crisis" fue elaborado en 1.942 por Erich
Lindemann, (psiquiatra americano) y Gerald Caplan en Psiquiatría y por Lidia
Rapoport y David Kaplan que hicieron la aplicación al Trabajo Social.
El énfasis de Caplan (1964) lo encontramos en el trastorno emocional y
el desequilibrio. Las crisis tienen inicios que pueden ser identificables
fácilmente y se comprenden como algo precipitado o desbordado por algún
suceso específico. Algunos sucesos son tan devastadores que son capaces de
precipitar una crisis entre que existen otros sucesos que no pueden
considerarse como una crisis, pero aun así llegan a provocarla.
Uno de los principios de la “teoría de la crisis” es que cuando se inicia,
se encuentra ligada algún suceso de la vida del individuo. Golan (1978) señala
que: “se han elaborado conceptos e hipótesis de la teoría psicodinámica de
la personalidad, observaciones sobre el desarrollo de los niños, experimentos
sobre el estrés y los desastres, estudios sociológicos sobre la familia y la
comunidad, reacciones ante las presiones y el estrés, avances en psiquiatría
militar y civil y formulaciones en psicología del aprendizaje y el
comportamiento. Como he señalado anteriormente, estos elementos se han
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unido de forma ecléctica bajo el nombre de “teoría de la crisis”. Según Moos
(1976) el modelo recibe influencias de diversas teorías:
1. La teoría de la evolución de Darwin.
2. La psicología del yo de Freud y Otto Rank.
3. La Psicología del desarrollo de Erickson.
4. La realización y el crecimiento positivo de Maslow.
5. La teoría del estrés de Selye (1926).
a. Etapa de alarma:
b. Etapa de resistencia:
c. Etapa de agotamiento:
6. Teoría de Holmes y Masuda (1973).
METODOLOGIA DE LA INTERVENCIÓN EN CRISIS
Este modelo no permite una fase de estudio del caso, de recogida de
datos muy prolongada en el tiempo. Para diagnosticar el Trabajador Social
debe identificar la crisis, su etiología y su gravedad. No puede entretenerse
en elaborar una Historia Social detallada, investigando concienzudamente la
psicobiografía y la personalidad del usuario. Ha de estar accesible para el
cliente. No lo puede someter rígidamente a unas citas preestablecidas de
alguna manera, el cliente tiene que saber que va a poder entrevistarse con
el trabajador social si lo necesita.
Lo que interesa es precisar al máximo la situación de crisis y sobre todo
las energías de que el usuario dispone para superar la situación y adaptarse
a sus nuevas circunstancias. El trabajador social tiene que determinar, si es
pertinente o no utilizar el concepto de crisis y, en caso afirmativo, comprobar
el nivel que ha alcanzado. Seguidamente hay que conocer la situación global
en la que el cliente está inmerso y su interacción con aspectos psicológicos
de la vida del mismo. El tratamiento va encaminado a detectar y actuar, en
primer lugar, los factores psicosociales que desencadenan el período
traumático; y, en segundo lugar, va encaminado a detectar, potenciar y
movilizar los recursos internos de la persona afectada. Las situaciones de
crisis son ventajosas porque:
1. La persona es temporalmente más flexible, más abierta a la influencia
de otros factores.
2. El trabajador social no tiene que intervenir en exceso.
3. Es más efectiva un poco de ayuda racionalmente dirigida y
concentrada.
El trabajador social construye la relación de ayuda sobre las necesidades
y sentimientos que tiene el cliente. Éste es el principal método a utilizar en
este modelo. Trabajador social y cliente determinan la base real de las
percepciones que éste último tiene de su situación. En la relación de ayuda
aparecen técnicas como: la entrevista con preguntas abiertas, la escucha
activa, la empatía y las técnicas reflexivas. El trabajador social, en la relación
de ayuda, deberá poner especial atención en las siguientes tareas:
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1) Reducción de la angustia, mediante la técnica de la contención.
2) Tratamiento de la depresión por lo perdido.
3) Tratamiento de los mecanismos de huida y/o negación de la realidad.
4) Liberación de los sentimientos como ira o rabia, mediante la técnica de
la ventilación de los sentimientos.
5) Reducción del egocentrismo.
6) No fomentar excesivamente los lazos de dependencia.
7) Evitar que las personas se encierren en su mundo interno.
8) Estimular, para evitar la aparición de apatía, depresión e inseguridad.
En el tratamiento de la crisis hay momentos en que el trabajador social
tiene que desempeñar un rol activo y directivo, apoyando al cliente en los
mecanismos de ajuste por él elegidos y orientándolo sobre otros más idóneos.
FASES DE LA INTERVENCIÓN EN CRISIS
Naomi Golan (1978) propone otra metodología en la intervención en
crisis. Igualmente dividido en tres fases fija la intervención en 7-8 entrevistas
de la siguiente manera:
1) FASE INICIAL. FORMULACIÓN (primera entrevista).
a. Enfoque sobre el estado de crisis: En esta primera fase debemos
centrarnos en el aquí y ahora y hacer que los clientes expresen
sus respuestas emocionales a medida que remiten las
emociones. Explorar los hechos peligrosos, descubrir el tipo y
efectos del estado vulnerable y evaluar las perturbaciones
causadas por el estado de crisis.
b. Evaluación: Posteriormente deberemos hacer una evaluación de
la situación del cliente priorizando los problemas más urgentes,
comprobar cuáles son las prioridades del cliente y localizar el
problema principal.
c. Contrato: Finalmente, se debe establecer un contrato definiendo
las metas a conseguir y las tareas para ello tanto por parte del
cliente como del trabajador social.
2) FASE MEDIA. IMPLANTACIÓN (entrevistas 2 a 6).
a. Recolección de datos: En esta fase primeramente debemos
conseguir los datos necesarios que nos falten, comprobar
incoherencias que puedan presentarse y seleccionar los
principales temas a tratar.
b. Cambio en la conducta: Debemos comprobar los mecanismos de
enfrentamiento a la vida en el área problemática, establecer
metas realistas y a corto plazo, el conjunto de tareas a realizar
y determinar de forma conjunta las tareas prácticas y
‘’pensantes’’.
3) FASE FINAL. TERMINACIÓN (entrevistas 7 y 8).
a. Decisión sobre la terminación: Comprobar la fecha de comienzo
de la intervención y recordársela al cliente. En este punto se
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debe proponer espaciar las visitas y neutralizar cualquier
resistencia por parte del cliente de poner fin a la intervención.
b. Revisión de los progresos alcanzados: Debemos resumir los
progresos y revisar los principales temas tratados. A su vez
debemos hacer un recordatorio de las tareas llevadas a cabo,
las metas alcanzadas, los cambios y trabajos que han quedado
incompletos…
c. Plan de futuro: Para finalizar debemos discutir con el cliente sus
cuáles son los problemas actuales y cuáles son sus planes de
futuro. Por último debemos ayudar al cliente a aceptar que el
proceso ha terminado y por supuesto dejar la puerta abierta a
que el cliente vuelva con otros problemas.
EL ESTATUS DEL MODELO
Es un modelo muy valorado por autores relacionados con la psicología
del ego, que busca comprender a la persona apoyándose en las teorías
desarrolladas por Freud y Rank, y también acude a los trabajos de Piaget y
Erickson.
Este modelo se basa en la teoría del estrés, la teoría del aprendizaje, la
teoría del rol. Se trata de un modelo generalizado de intervención para
diversos profesionales tales como Trabajadores Sociales, Psicólogos,
Psiquiatras, etc.
Existen muchos autores que son afines a este Modelo tales como Caplan,
Slaikeu, Bellack, Fernández liria y Rodríguez Vega
En Inglaterra (Payne M., 1995: 139), la intervención en crisis se ha
utilizado mucho en los Servicios de Salud Mental. Llegó a estar vinculada con
la idea de emplear Equipos Multidisciplinares con el objeto de visitar a los
pacientes en el domicilio pretendiendo prescindir del ingreso en un hospital
Psiquiátrico al considerarlo perjudicial e innecesario.
Este modelo es de gran utilidad su aplicación en el Área de Salud, en
Hospitales sobre todo en los departamentos con alto índice de mortandad
como Oncología, pacientes terminales, crónicos invalidantes; en Servicios en
los que se atiende a personas que han sufrido alguna pérdida relacionada con
la muerte, accidentes graves con secuelas incapacitantes; situaciones de
catástrofes, urgencias; servicios que atienden a desempleados, personas con
problemas de adicción, maltrato; atención al Inmigrante.
“Las crisis son experiencias normales en la vida. Reflejan una lucha en
la que el individuo intenta mantener un estado de equilibrio entre sí mismo y
su entorno”. (Fuente: Caplan, 1964; citado Fernandez Liria A.; Rodriguez
Vega B. 2002: 15).
Teniendo en cuenta el contexto social en el que se desarrolla la práctica
profesional de los Trabajadores Sociales como en el ámbito de Emergencias
Sociales que de modo asiduo intervienen con este Modelo, directamente
relacionado con situaciones de crisis, expuestos a situaciones estresantes,
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pueden sufrir un desgaste profesional y provocar la aparición de síntomas
compatibles con el SÍNDROME DE BURNOUT, con síntomas de Cansancio
Físico, emocional y Psíquico e incluso desilusión en el trabajo que desarrolla.
El Trabajador Social debe estar alerta y será conveniente que desarrolle
estrategias tanto personales como profesionales que le ayuden a combatir los
síntomas negativos y que le posibiliten seguir trabajando con casos de
personas en situación de crisis.
La RESILIENCIA, alude a la fortaleza ante la adversidad y se define
como “la capacidad humana para enfrentar, sobreponerse y ser
fortalecido o transformado por experiencias de adversidad” (Grotberg,
2003).
El AUTOCUIDADO es otra manera de contribuir al propio bienestar del
Trabajador Social, a través de acciones que incorporen el
fortalecimiento de la autoestima.
En este Modelo es imprescindible la Supervisión profesional del
Trabajador Social.
MANERA DE CONCEBIR AL INDIVIDUO
En este Modelo, el individuo, objeto de intervención, es una persona que
se encuentra bloqueada, que no dispone de energías suficientes para superar
por sí sola la situación de crisis por lo que precisará de ayuda externa. Este
Modelo se centra en el yo. El Trabajador Social será el experto que ayudará
a la persona a superar la situación, movilizará al usuario, sus recursos, sus
mecanismos de adaptación, su red social. Será quien le escuche, le
comprenda y le haga ver la realidad de su problema ayudándole a superar
esa situación.
El objetivo de la Intervención en Crisis es “ayudar a la persona o familia
a que recupere las capacidades para enfrentar la situación” (Zamanillo, 1973:
127). Otros objetivos específicos son:
1) Establecer o facilitar la comunicación entre las personas en crisis y con
las otras personas que pueden ayudar en el proceso.
2) Ayudar al individuo o familia a que perciban más correctamente la
situación.
3) Ayudarlos en el manejo de sentimientos y emociones para que
aprendan a expresarlos explícitamente.
Existen dos tipos de intervención, diferentes en el tiempo, según se trate
de la primera ayuda inmediata o la ayuda posterior al suceso, denominada
terapia de crisis. La crisis es lo que motivará a la persona o familia a buscar
ayuda en los Organismos Sociales. Una buena intervención profesional así
sea momentánea o puntual abrirá o cerrará puertas para que la persona o la
familia decida buscar o no más ayuda. Por lo tanto, para el manejo de la
situación en crisis será conveniente que el Trabajador Social tome en
consideración una serie de PAUTAS GENERALES tales como:
Proporcionar al individuo en situación de crisis un ámbito seguro.
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Respetar y considerar las diferencias individuales, las que determina el
momento del ciclo vital y las culturales, en la forma de afrontar la
situación.
Evitar banalizar su situación
Recordar que el individuo en situación de crisis son fácilmente
sugestionables. Ese hecho puede ser usado a favor o en contra.
Mantener una actitud de esperanza y que ofrezca a la persona o familia
la certeza de un alivio.
Aprovechar los recursos personales, familiares y sociales de las
personas afectadas para resolver la situación de crisis.
Identificar al individuo que atraviesa una situación de crisis que
responde a una circunstancia pero no a una patología, con el objetivo
de evitar el uso de esquemas clínicos que no sean útiles para una
intervención en crisis.
Reconocimiento de que el Trabajador Social es el representante de la
“ayuda”. Que deberá actuar lo más rápidamente y eficazmente posible
con el objetivo de aminorar los daños y prevenir las posibles secuelas.
Según Naomi Golan: (citado Payne, M., 1995: 141) “Los sujetos en crisis
suelen estar más abiertos a recibir ayuda que aquellos otros que no lo estén;
en estos casos, la intervención en crisis es más efectiva que en cualquier otro
momento”.
Es importante el modelo, ya que el Trabajador Social suele “opera en
situaciones de crisis” que ocurren en el “ámbito familiar tales como desahucio
de vivienda, situaciones de paro, problemas de maltrato”, etc. “Cualquiera de
estas situaciones de crisis plantean un cambio en el sistema familiar, por
tanto, el cliente no es un miembro individual, sino el grupo entero”.
(Zamanillo, T., 1993:121). Por lo tanto, precisan una intervención urgente e
inmediata.
NATURALEZA DE LA RELACIÓN TRABAJADOR SOCIAL - CLIENTE
Respecto a la relación Trabajador Social – Cliente, los aspectos a tener en
cuenta serán los siguientes:
Para una buena relación es necesario contar con el consentimiento del
individuo y su participación activa.
Se muestra al individuo otras maneras de resolver sus problemas,
utilizando sus propias capacidades y recursos personales para afrontar
esa situación que le ocasiona un desequilibrio psicológico, físico o
social.
La relación cliente y profesional es empática y personalizada, al igual
que en los modelos psicodinámicos, basada en el apoyo.
Desde la primera entrevista es necesario que el Trabajador Social actúe
con precisión y discreción con grandes dosis de confianza y a sabiendas
de los resultados que su intervención va a generar.
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El Trabajador Social se encuentra con un cliente bloqueado y
desorientado a causa de una crisis y su tarea consistirá en controlar
esa crisis.
Es prioritario en la relación que el Trabajador Social lleve a cabo una
escucha activa.
El cliente debe verse aceptado y tiene derecho a expresarse como
quiera o como pueda.
Un elemento muy importante en la relación profesional con el individuo
dentro del Modelo de Intervención en Crisis es el Apoyo. Judith Nelson
define el apoyo como “el intento para ayudar a los clientes a que se
sientan mejor, más fuertes o más confortables de inmediato” (citado
Escartín M.J, 1992: 142). Identifica cuatro CLASES DE APOYO:
1. Protección: Orientaciones y consejos.
2. Aceptación: El cliente debe darse cuenta que el profesional está con
ellos.
3. Validación: Empatía, confianza, elogios y aprobación, mensajes
positivos al cliente.
4. Educación: Enseñar al cliente de forma efectiva, informándole,
socializando nuevos roles.
EVALUACIÓN
Las situaciones de crisis pueden resultar ventajosas en relación al
tratamiento ya que la persona o familia se mostrará de forma temporal más
flexible. El grado de actividad del individuo en situación de crisis no tiene que
ser tan grande como sí se tuviera que operar cambios duraderos, por lo que
el Trabajador Social no tiene que intervenir mucho tan sólo deberá ofrecer un
poco de ayuda dirigida de forma racional, en un momento concreto y
adecuado, ya que se conseguirá unos efectos más duraderos en el tiempo.
El tratamiento psicosocial de la crisis pretende identificar y actuar sobre
aquellos factores psicosociales que provocan el periodo traumático del
individuo, detectar los recursos personales, familiares y sociales de la persona
o familia en situación de crisis.
La persona o familia debe ser consciente de su situación, es decir, el
Trabajador Social le ayudará a racionalizar su situación superando sus
sentimientos. El usuario deberá enfrentarse a sus sentimientos (ansiedad,
culpa, depresión, etc.) y trabajar para superarlos y además, tiene que aceptar
la ayuda profesional o de cualquier persona como familia u amigos, acceder
a los recursos que puedan ser un buen apoyo a la situación dada.
Este Modelo exige una especialización previa. Adopta el postulado
fundamental de que en ciertas ocasiones sobrevienen períodos de conmoción
que permiten una nueva organización, una reestructuración. Las crisis
pueden ser parte de la experiencia vital de las personas. El acontecimiento
de la crisis crea un problema en la vida cotidiana. Siguiendo a Golan N. (1978)
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ese acontecimiento puede ser vivido como: (Fuente Golan (1978) y citado
Payne, M., 1995: 141)
UNA AMENAZA: Genera ansiedad.
UNA PÉRDIDA: Genera depresión.
UN RETO: Genera moderada ansiedad, esperanza, expectativas y más
intentos por resolver el problema.
Según Naomi Golan, “Cuantos más problemas se hayan resuelto con
éxito en el pasado, mayor será el número de estrategias disponibles de
solución de problemas. Todas las crisis se resuelven en seis u ocho semanas”.
Algunos autores como Bard y Ellison, asocian la crisis a una reacción
subjetiva a las tensiones de las experiencias de la vida que afectan a la
estabilidad de la persona, de forma que ésta y su funcionamiento normal
quedan seriamente dañados. Una crisis tiene lugar cuando un acontecimiento
aparece en la vida de una persona y/o familia con el resultado de una
situación inconfortable.
Sin embargo una crisis no tiene por qué ser negativa ya que puede tener
consecuencias positivas para el crecimiento de la persona. La crisis lleva a
una activación de los mecanismos de defensa, a un bloqueo de las reacciones
cognitivas y a una alteración del equilibrio. Este Modelo tiene en cuenta que
los individuos disponen de capacidades y recursos personales que le permiten
crecer y superar las posibles situaciones de crisis. Tienen presente el Ego y
los factores de su entorno, claves, para superar las crisis.
Habría que distinguir entre familias propensas a situaciones de crisis
debido a carencia de recursos personales, familiares o sociales, así como
aportes positivos, pudiendo llegar a cronificarse frente a otras familias que
resisten a las crisis gracias a una óptima integración y adaptación familiar así
como del entorno. En aquellas situaciones de crisis crónicas o Familias
Multiproblemáticas no sería adecuado éste Modelo ya que en estos casos
precisan una intervención continuada en el tiempo. Este Modelo establece
una ayuda ante un problema concreto con unos objetivos a alcanzar en un
breve periodo de tiempo. Se trata de una intervención del “Aquí y ahora”,
inmediata pero con una duración determinada.
La EMERGENCIA se puede asociar a un acontecimiento súbito,
inesperado, no deseable y normalmente no previsible, que obstaculiza y
perturba la rutina cotidiana de las personas directamente afectadas, de su
red social e incluso de una colectividad que precisa la resolución de los
diversos problemas llevando a cabo un intervención urgente.
La magnitud y lugar de la emergencia social condicionará la Intervención
del Trabajador Social. El Modelo de Intervención en Crisis es uno de los más
utilizados en la Intervención Social en Emergencias Otros Modelos teóricos
que se usan en la Intervención en Emergencias son el Modelo Sistémico y el
Psicosocial.
La EMERGENCIA SOCIAL es “aquella situación favorecedora de estados
de vulnerabilidad y de desprotección en las personas que la sufren. Se hace
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necesaria una respuesta inmediata para paliar, en la medida de lo posible,
los efectos de una situación sobrevenida, proporcionando respuestas sociales
que favorezcan el reestablecimiento de la normalidad que ha sido dañada o
perdida a partir de la emergencia. (Samur Social. Madrid).
Se trata de una situación imprevista que afecta y compromete las
capacidades personales, los recursos y medios de subsistencia y las
relaciones o redes sociales y familiares, por lo tanto, el Trabajador Social
deberá responder de forma inmediata para evitar estados de desprotección y
de exclusión Social. Según el número de afectados podrá tratarse de una
emergencia individual, familiar, colectiva o gran emergencia.
Las diferentes situaciones de emergencias tales como accidentes,
incendios, violaciones, atentados terroristas, inundaciones, etc, serán
acontecimientos vitales estresantes para los implicados directos, sus
familiares, allegados, pueden ser para una colectividad (grupo, pueblo, etc.).
Amenazarán su salud, su autonomía e incluso su vida. Las consecuencias de
estas situaciones serán diversas: Problemas físicos por fracturas,
quemaduras, golpes, etc y pérdidas de diferente índole como familiares,
vivienda, materiales, trabajo, medios económicos. Todo ello favorecerá
reacciones psicológicas negativas como angustia, bloqueo, ansiedad, ira etc,
no compatibles con trastornos patológicos.
Por todo ello, estos colectivos podrían no disponer de las energías
suficientes para abordar su situación, viendo mermadas sus capacidades,
mostrándose muy vulnerables por lo que necesitarán una ayuda externa
(Trabajador Social) de forma inmediata y urgente.
En los casos de emergencias masivas y catástrofes se precisará una
atención integral desde Equipos Psicosociales compuestos por diversos
profesionales tales como Trabajadores Sociales, Psicólogos y Personal
sanitario de diversos Organismos con el objetivo de llevar a cabo un trabajo
multidisciplinar que abarque todos los problemas y necesidades emergentes
fruto de la emergencia social.
Por lo tanto, el Trabajador Social deberá tener en cuenta diversos
factores tales como la persona o familia en sí misma, el contexto de la
emergencia, así como los problemas y sus necesidades psicosociales que
precisen o soliciten. También, será imprescindible establecer el contacto con
sus Redes de Apoyo. (Arricivita, A. 2011).
“El sujeto, en situación de necesidad ha sido y sigue siendo la prioridad
en la intervención del Trabajo Social. El Trabajador Social aporta su
conocimiento sobre los recursos y las posibilidades de mejora de las
habilidades del cliente y su entorno, proponiendo estrategias de actuación
alternativas. Por su parte el cliente aporta sus objetivos y valores que afectan
a las actuaciones recomendadas en función de las cuales se han de evaluar
dichas actuaciones”. (Díaz Jiménez, R. M., 2003: 10-11).
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EL DUELO COMO EJEMPLO DE CRISIS
“Etimológicamente, la palabra duelo proviene del latín dolus que
significa dolor, desafío o combate entre dos, mientras luto proviene de
lugere que quiere decir llorar”.
“En nuestro medio, duelo y luto suelen ser empleadas como sinónimos,
aunque en realidad, duelo hace referencia a los sentimientos subjetivos
y reacciones afectivas provocados por la muerte de un ser querido,
mientras luto se referirá a la expresión social del comportamiento y a
las prácticas posteriores a la pérdida”.
El duelo también se define como “el proceso de adaptación que permite
restablecer el equilibrio personal y familiar roto por la muerte de un
ser querido, caracterizado por la aparición de pensamientos,
emociones y comportamientos causados por esa pérdida”.
Para Freud el duelo es un proceso normal y natural, en el que la persona
corta los lazos psicológicos que le atan a la persona querida que ha fallecido
y de esta forma se libera paulatinamente de ella, con el objeto de establecer
nuevos lazos afectivos sin sentimiento de culpabilidad. Se produce un entierro
psicológico de la muerte de la persona querida.
El duelo es la vivencia normal de cualquier persona ante el fallecimiento
de la persona querida. El duelo necesitará tiempo para la aceptación de la
realidad. En el caso de una muerte de manera traumática, no previsible,
existirá una dificultad mayor de asimilar la pérdida y se sucederá
sentimientos de rabia e impotencia por la muerte la persona querida, a
diferencia de una muerte natural que se producirá mejor aceptación de la
realidad. El Duelo es un tema importante y vinculado con la práctica del
Trabajo Social.
MODELOS DE DUELO
Modelos de duelo como enfermedad. El pionero en “describir la
sintomatología física y mental del duelo agudo” fue Erich Lindemann
en 1944 y también, en “demostrar con datos de seguimiento que las
formas de reacción de la gente eran bastante similares. Consideraba
el duelo como un síndrome o conjunto de síntomas, cuya evolución
podría variar en función del tipo de pérdida y de las experiencias
previas del duelo. En el duelo normal se observa las siguientes
características:
o Algún tipo de malestar somático o corporal
o Preocupación por la imagen del fallecido
o Culpa relacionada con el fallecido o con las circunstancias de la
muerte
o Reacciones hostiles
o Incapacidad para funcionar como lo hacía antes de la pérdida
o Parecían desarrollar rasgos del fallecido en su propia conducta
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Modelos de duelo como crisis vital. Estos modelos tienen su génesis en
la teoría de Caplan acerca de las crisis y la salud mental. Una persona
precisará continuos aportes físicos, psicosociales y socioculturales para
no padecer un trastorno mental.
o La aportación psicosocial relativo al “desarrollo intelectual y
afectivo del individuo que proviene de la interacción personal
con miembros significativos de su grupo, que deberán satisfacer
sus necesidades de intercambio de amor y afecto, de afirmación
y de apoyo”.
o Los aportes socioculturales: “costumbres y valores de la cultura
y estructura social que también influirán de modo significativo
en el estatus y roles de la persona y en su forma de percibir la
realidad”.
EL CURSO DE LA CRISIS DEL DUELO DEPENDERÁ DE:
Dependerá de “los factores personales, como las experiencias previas;
de la percepción de la situación como problemática o penosa; del
estado biológico de la persona y de factores fortuitos de la realidad
exterior”.
La buena o mala superación del duelo, dependerá básicamente de la
existencia o no, de una adecuada y eficaz red social de apoyo”. Será
aconsejable que los Trabajadores Sociales que atienden a personas
que atraviesan un duelo conozcan las diversas manifestaciones
normales del duelo con el objetivo de informar a las personas que lo
están padeciendo acerca de “su adecuado manejo y otorgándoles la
importancia que merecen”.
Según Freud, el adulto llega a tener reacciones de dolor idénticas al niño
que pierde a su madre, tales como reacciones de pánico, reproche, con el
objetivo de retrasar el proceso del entierro de la persona querida. Además,
refiere que se trata de síntomas compatibles con una enfermedad mental
como es la depresión endógena, teniendo en cuenta que este tipo de
reacciones se consideran normales en nuestra Sociedad, tras sufrir una
pérdida, por lo que no se reconoce en las mismas la existencia de una
patología. Las TAREAS DEL DUELO entendidas como “procesos activos” son
las siguientes
1. ACEPTACIÓN DE LA PÉRDIDA como irreversible. “Enterarse” (Funeral,
luto, etc.), “no me lo puedo creer”.
2. EXPRESIÓN EMOCIONAL. “Sentirlo”. Culpa, rabia, tristeza etc.
3. ADAPTACIÓN A LA NUEVA SITUACIÓN. “Apañárselas”. Cambio de roles
familiares.” Aquí estamos para lo que necesites”.
4. Reubicación de la persona MUERTA. “Recolocar” la pérdida sin que
impida tener otras relaciones importantes.
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Según Kübler-Ross para afrontar la muerte del ser querido la persona
atraviesa cinco fases: Negación, rebelión, negociación, depresión,
aceptación. “Estas fases no siguen una evolución lineal”. Con frecuencia se
producen “idas y vueltas de una fase a otra y se encuentran, en diversos
grados, en las diferentes crisis”. (Du Ranquet M., 1996:192):
1. NEGACIÓN Y AISLAMIENTO: Permitirá amortiguar el dolor ante una
situación o noticia inesperada y estresante.
2. IRA: Se sustituye la negación por el resentimiento, surgen las
preguntas de los por qué.
3. NEGOCIACIÓN: Fase de procurar lograr un acuerdo para superar la
traumático suceso.
4. DEPRESIÓN: Es un estado temporal y preparatorio para la aceptación
de la situación. Para que sea más sencillo la aceptación final de la
realidad, será conveniente que le dejen expresar el dolor.
5. ACEPTACIÓN de la pérdida del ser querido tras atravesar cada una de
las etapas anteriores. ESPERANZA: A pesar de la situación real, sentir
que todavía en la vida le espera algo importante.
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