Arbol de La Vida - 10 Sephiroth
Arbol de La Vida - 10 Sephiroth
La primera sefirá, Kether ּכּתּר, constituye la raíz del Arbol de la Vida, pues el Dios Oculto es
invisible al ojo humano e inaccesible a su conocimiento. Su Rostro no tiene forma, y por ello no
puede ser representado, pero es el Origen de todas las formas, a través de las cuales entrevemos
débilmente su existencia. Y su imagen más fiel es Adan Kadmon, el Hombre Primordial u Hombre
Celeste, concebido en el pensamiento divino antes de la creación.
Al surgir el pensamiento “Yo Soy”, el Ain Soph Aur se manifiesta mediante la contracción, el
Tzimtzum, en un Punto Central sin dimensiones, a partir del cual surge todo el mundo fenoménico,
que en Cábala se representa por el Arbol Sefirótico. Nisargadatta Maharaj lo expresa así: “El
Noumeno, Eso que Es, solo puede Ser, y solo puede Ser Ahora. A falta de espacio y tiempo
conceptual no puede haber absolutamente ningún dónde ni cuándo para que ninguna cosa sea”.
El Absoluto es antes del espacio (Jokmáh) y el tiempo (Bináh), y lo que separa su manifestación de
su estado inmanifestado es un velo sutil, una latencia alejada solo un grado de la inexistencia. Una
existencia sin forma ni actividad, y por ello inaprehensible a la mente humana, y lo mismo que la
corona –ese es el significado de Kether- está en la cabeza pero no pertenece al cuerpo, Kether está
en contacto con la manifestación, pero no forma parte de ella. El universo todo es su emanación, y
por ello no tiene existencia real, sino que está hecho de la materia que constituyen los sueños. En
el hinduismo es el “Sueño de Brahma”, y en el sueño Brahma olvida que es el Soñador, y se
identifica con todos y cada uno de los personajes que representa. Pero inevitablemente tiene
lugar el despertar, y Shiva bailando la tandava procede a la destrucción del universo, o de Maya. Y
cuando se da la vuelta es de nuevo Brahma, y la función comienza otra vez.
La creación como algo cíclico, o mejor, algo que está sucediendo en el único tiempo posible, que
es ahora, es una concepción opuesta al creacionismo que sostiene que se realizó de una vez y para
siempre, como si Dios hiciera un juguete muy bonito y le diera cuerda para que andase solo. Este
concepto de “Deus est Machina” esta aún presente en la cultura actual. Pero crear no es construir.
Lo que se construye se hace de fuera a adentro, armando piezas separadas, pero lo que está vivo
se genera de dentro a afuera, y a partir de una sola célula, como la semilla, vegetal o animal. ¿Qué
es lo que empuja a la semilla a crecer para convertirse en un árbol o un hombre?. Eso que
llamamos Vida, y que es un misterio.
NOMBRES DIVINOS:
Ehieh asher Ehieh, " ּהּיּהאַַ אַ ׁשּר אַ ּהּיּהYo Soy El Que Soy"
ARCANGEL: Metatrón ּמּטּטּרּון, del que se dice que fue el patriarca Enoc, que no murió sino que fue
arrebatado al cielo.
CHAKRA HUMANO: Sahasrara –el chakra Corona- también conocido como Loto de los Mil Pétalos.
IMAGEN: Un rey anciano y barbudo visto de perfil derecho (el perfil izquierdo es el aspecto
inmanifestado)
COLORES: Brillo deslumbrante en Atziluth, Brillo blanco puro en Briah y en Yetzirah, oro blanco en
Assiyah.
POLARIDAD: Negativa.
Se dice que el hombre no puede elevarse hasta la Luz de Kether en Atziluth y retener el cuerpo
físico. Fundirse en esa Luz en la llamada Unión con Dios implica no solo ésto, sino la completa
disolución de la individualidad, que no regresará jamás al mundo fenoménico. Los hinduístas y
budistas lo denominan Nirvana, que significa extinción. ¿Qué es lo que se extingue?, la ilusión de
estar separado de la Fuente, de tener existencia propia y diferenciada. El Samsara o Gilgulim, el
ciclo de renacimientos, finaliza para siempre. No quedan papeles que representar en el juego
cuando desparece el personaje para quedar de manifiesto el Actor Unico.
Proverbios
Jokmah חּכּמּהes la segunda sefirá, y corona el Pilar Derecho del Arbol. Es la esfera gris. Jokmah
puede considerarse como la primera sefira de la manifestación, pues Kether es el Absoluto, y éste
está más allá del espacio y el tiempo. Tras el tzimtzum comienza el llamado “Descenso del Poder”,
y el Rayo Relampagueante, que entra por Kether, continúa “bajando” por Jokmáh. La Ley del
Péndulo separa entonces el principio Yang y el principio Yin del universo, comenzando la dualidad
que caracteriza la manifestación fenoménica y apareciendo las leyes subyacentes a ésta, como la
Ley del Género y la Ley de la Polaridad. Dion Fortune afirma que “Jokmah no es sino Kether en
movimiento”. Y la Energía de la Fuente en movimiento requiere un espacio para desenvolverse. Y
así aparece el Espacio, la primera condición del mundo fenoménico. El principio Yang se identifica
con el elemento activo del universo, con lo masculino, con el aspecto mental y luminoso. Es Dios
Padre, Abba. La divinidad abstracta de Kether toma género en las dos sefirot que constituyen la
triada divina llamada Triada de las Raíces: Jokmah será el principio masculino y Binah el femenino.
Dios Padre y Dios Madre. Jokmah corona el Pilar Derecho del Arbol de la Vida, como lo más
elevado del arquetipo masculino del universo, cuya principal cualidad es la expansión de la energía
cósmica, que los hinduistas representan en el Lingam de Shiva.
El nombre de Jokmah significa Sabiduría, y recordemos que la Cábala se conoce también con el
nombre de Jokmah Nistarah (sabiduría secreta). Esta idea la encontramos en Proverbios: “Con
Sabiduría edificará la Casa”. Todo el Poder del universo reside en Jokmah, pero no puede
materializarse hasta que aparece el principio femenino de Binah, la Madre Cósmica. El Tantra
afirma lo mismo: “Shiva sin su Sakthi es un cadáver”. Pues el poder de Jokmah es irradiación en el
espacio, asociada al fuego y la energía eléctrica. Representa el Mundo de las Ideas platónico.
Según su teoría dichas Ideas son los modelos a partir de los cuales se basan las cosas físicas, que
no son más que copias imperfectas de aquellas. Y así es, pues en la manifestación, la
materialización no da comienzo hasta Binah. Se asocia también con el pensamiento intuitivo. A
este respecto es interesante reseñar que Jokmah contiene la palabra ּמחmoaj, que significa
cerebro, y se corresponde al hemisferio derecho, que funciona de un modo holístico, es decir,
integrador. La psicobiología ha determinado que el hemisferio izquierdo analiza el tiempo, y el
derecho el espacio. El hemisferio holístico es intuitivo en vez de lógico, piensa en imágenes,
símbolos y sentimientos. Tiene capacidad imaginativa y fantástica, espacial y perceptiva. El
destello intuitivo frecuentemente representado como la bombilla que se nos enciende de repente
es una semilla de verdad que debe tomar forma utilizando el entendimiento de Binah.
SEFIRA: Jokmah, חּכּמּה, Sabiduría.
NOMBRES DIVINOS: Yah יה, pronunciado como Adonai, mi Señor. יהes la segunda parte del
Tetragrama יּהוּהdonde la ּיrepresenta el Punto Primordial y la ּהla expansión del aliento divino de
Kether a partir de él. Otro nombre es Abba, אַ ֿב, Padre.
ORDEN ANGELICO אוּפּנּים, Ofanim, cuyo significado es Ruedas, las ruedas de fuego del Carro de
Ezequiel, la merkabah. Son regentes de la esfera en Yetzirah, o Mundo de la Formación
SIMBOLOS: El lingam. El menhir. La torre. La vara de poder. La línea recta. La yod ּיdel
Tetragramma יּהוּה
IMAGEN: Un hombre barbado, representando el aspecto más sabio del principio masculino.
VIRTUD: Devoción.
EN EL CUERPO HUMANO: El hemisferio derecho, y por extensión la parte derecha del rostro; ojo y
oído derechos.
COLORES: Celeste puro en Atziluth, gris en Briah, gris perla iridiscente en Yetzirah, blanco con
manchas rojas, azules y amarillas en Assiyah.
POLARIDAD: Positiva.
Junto con Binah y Kether, Jokmah constituye la Triada Divina, el Gran Rostro, la verdadera raíz del
Arbol de la Vida de la que se origina toda la manifestación y que por ello se llamada Triada de las
Raíces. El Abismo separa a ésta del resto del Arbol de la Vida, llamado Pequeño Rostro, y que
constituye realmente un reflejo de aquél.
Binah, la matriz cósmica
“Imagina a Dios Madre en lugar de Dios Padre,en lugar de una luz cegadora una oscuridad
impenetrable de la que surge todo”
Om (Alan Watts)
Binah ֿביּנּהes la tercera sefirá, y corona el Pilar Izquierdo del Arbol de la Vida. Es la esfera negra,
como negra es la oscuridad de la matriz en la que prospera una nueva vida, como negra es la tierra
fértil que permite mantener esa vida. El Rayo Relampagueante pasa de Jokmah a Binah y la semilla
de luz se sumerge en la tiniebla cálida para crear todo el universo material. La gestación de nuevos
seres requiere tiempo, y esta dimensión de la manifestación fenoménica aparece justo en esta
esfera, en la que toma forma todo lo que en Jokmah es energía pura. Sin el tiempo la vida no
podría desarrollarse. El principio masculino, el Yang, el espacio, Dios Padre, se complementa con
el principio femenino, el Yin, el tiempo, Dios Madre, y esta es la primera polaridad, la dualidad
básica necesaria para la manifestación. El eje polar más alto del Arbol de la Vida, y que constituye,
junto con la Unidad de Kether, la Triada Divina.
Binah es la Gran Madre, Aimá, la Madre Fértil y Brillante, representada por las Vírgenes Negras, la
Madre Poderosa de todo lo que vive, pero también es Immá, la Madre Oscura y Estéril, la diosa
hindú Kali, negra y con su collar de calaveras, pues al dar vida da muerte, ya que no puede existir
la una sin la otra. En esta sefirá se hacen ya patentes aspectos que consideramos “negativos”. La
consideración del principio Yin, de lo femenino, como raíz de todo mal, se encuentra implícita
tanto en religiones como en sistemas filosóficos, y yace en el subconsciente de toda la humanidad.
En su forma más extrema se oponen el espíritu y la materia en una antinomia eterna y sin
resolver, dando lugar a la concepción maniquea que identifica espíritu con el bien y materia con el
mal. El cuerpo en general, y el cuerpo femenino en particular, se consideran impuros y se
rechazan. Las religiones monoteístas se oponen a este dualismo en la teoría, pero no en la
práctica, como demuestra la condición subsidiaria que la mujer tiene en ellas. El antiguo culto a la
diosa subyace en el culto a la Virgen María como Madre Divina, porque la mente popular
comprende la necesidad de un equilibrio en la polaridad básica. Y la mente aún no condicionada
de un niño-a lo demuestra al preguntar en clase: “¿Y quién es la mujer de Dios?”.
SEFIRA: Binah, ֿביּנּה, Inteligencia
OTROS TITULOS: Aimá, אַ יּמה, la Madre Fértil y Brillante, Immá, אּמא, la Madre Oscura y Estéril.
NOMBRES DIVINOS: יהוה, Yahvé o Jehová, nombre que los judíos no pronuncian, sino que se
refieren a él como Adonai (mi Señor) o Ha-Shem (el Nombre). El también llamado Tetragrama es
una variación de la raíz hebrea que significa ser.
Recordemos que el nombre de la esfera de Kether es ( אַ היהEhié) Yo Soy. Es decir; el Uno que Es
en presente, fuera del tiempo, eterno por tanto. Sin embargo en Binah el tiempo aparece y surgen
el pasado y el
futuro como modalidades de éste, para hacer posible el desenvolvimiento de todas las formas.
ORDEN ANGELICO: אּראלּים, Aralim, cuyo significado es Héroes. Son regentes de la esfera en
Yetzirah, o Mundo de la Formación
SIMBOLOS: El Yoni. La copa o cáliz. La túnica externa que cubre. La Vesica Piscis. El envoltorio.
VIRTUD: Silencio.
VICIO: Avaricia.
EN EL CUERPO HUMANO: El hemisferio izquierdo, y por extensión la parte izquierda del rostro; ojo
y oído izquierdos.
COLORES: Carmesí en Atziluth, negro en Briah, marrón oscuro en Yetzirah, gris con manchas
rosadas en Assiyah.
TAROT: Los 4 treses.
POLARIDAD: Negativa.
METAL ASOCIADO: El plomo. Las sefirot de Kether y Jokmah no tienen ningún metal asociado,
pues la materia solo aparece en Binah.
Junto con Jokmah y Kether, Binah constituye la Triada Divina, el Gran Rostro, la verdadera raíz del
Arbol de la Vida de la que se origina toda la manifestación y que por ello es llamada Triada de las
Raíces. El Abismo separa a ésta del resto del Arbol de la Vida, llamado Pequeño Rostro, y que
constituye realmente un reflejo de aquél.
Antonio Blay
Jesed (Misericordia, Amor) חסדse encuentra en la columna derecha del Arbol, bajo la sefirá de
Jokmáh. Es la primera esfera bajo la barrera del Abismo, lo que indica que en ella se ha
manifestado ya el proceso de separación entre sujeto y objeto iniciado en Daat. La sefirá azul
representa uno de los dos polos del eje ético del Arbol de la Vida, el eje Jesed-Guevuráh. La
manifestación de la Ley de Polaridad aquí toma el aspecto básico de Expansión-Restricción, que
comúnmente asociamos como Bien y Mal, ya que juzgamos como bueno todo aquello que se
expande, crece y prospera, mientras que las limitaciones, y no digamos la destrucción, son
asimiliadas al mal. Los nombres de las esferas: Misericordia y Amor, para Jesed, Severidad, Rigor,
para Guevuráh, confirman este juicio. Incluso los planetas que rigen ambas esferas: el benéfico
Júpiter y el maléfico Marte, insisten en el carácter ético de la polaridad.
La cuarta esfera, también llamada Gueduláh (Grandeza) representa pues la mano derecha de Dios
como arquetipo de Bondad. La expansión y el crecimiento, y la preservación de lo manifestado se
atribuyen a Jesed. Un aspecto muy importante relacionado con Jesed es la nutrición, necesaria
para conservar la vida. Y el alimento no es solo físico: “No solo de pan vive el hombre…”. Nos
nutrimos de lo que comemos, pero también de lo que escuchamos, leemos etc. Y muchas veces no
lo tenemos en cuenta. Esta información que recibimos a veces nos nutre, pero a veces no nos
alimenta e incluso nos envenena. También puede verse como el vacío interior trata de llenarse en
algunas personas con un exceso de alimento. Y puesto que la sociedad actual solo reconoce lo
material, se intenta arreglar el trastorno con dietas a cual más restrictiva, que nos llevan al otro
extremo del eje, pues Guevuráh no en vano se conoce como Rigor.
En el aspecto positivo tendríamos en este polo los ciclos de prosperidad y paz, el altruismo,
incluyendo las llamadas obras de misericordia (dar de comer al hambriento, visitar al enfermo,
vestir al desnudo, enterrar a los muertos), la hospitalidad, y cualquier acción relacionada con la
bondad como capacidad de dar sin retribución alguna, el disfrute de todo lo bueno de la vida, la
magnanimidad…
En el aspecto negativo tendríamos el inmovilismo e incluso la tiranía, no una tiranía violenta sino
la del despotismo ilustrado, la glotonería, las personas manirrotas. Y también las demasiado
buenas, que nunca dicen no a nadie y de las que se aprovechan los individuos faltos de escrúpulos.
Esas de las que se dice: “de puro bueno, es tonto”. Y no olvidemos que el cáncer es un exceso de
crecimiento celular, y que la destrucción de éstas células dependen de un sistema inmunológico
fuerte (representado por Guevuráh).
POSICION EN EL ARBOL: La esfera azul en medio del Pilar Derecho, bajo Jokmah.
NOMBRES DIVINOS: El, אל. Este nombre aparece como terminación de muchos nombres
angélicos.
TITULOS DE LA SEFIRA:
CHAKRA HUMANO: Junto con Guevuráh, el chakra cardiáco, Anahata, visto el cuerpo de perfil. De
frente el chakra asociado a Anahata es Tiferet.
COLORES: Violeta oscuro en Atziluth, azul en Briah, púrpura oscuro en Yetzirah, azul profundo en
Assiyah.
POLARIDAD: Negativa.
METAL ASOCIADO: Estaño. Este metal se emplea para soldar, recordándonos el poder unitivo del
Amor.
Aforismo budista
Guevuráh (Rigor, Severidad, Poder) se encuentra en la columna izquierda del Arbol, bajo la sefirá
de Bináh. La quinta sefirá, de color rojo, representa uno de los dos polos del eje ético del Arbol de
la Vida, el eje Jesed-Guevuráh. Ambas sefirot dan nombre a las dos columnas laterales del Arbol de
la Vida: Pilar de la Misericordia, la columna derecha, y Pilar del Rigor, la columna izquierda.
Si Jesed representa el aspecto expansivo, el lado amable y afirmativo de la vida simbolizado en
astrología por Júpiter, Guevuráh es por el contrario el aspecto destructivo, el lado de lucha y
limitación que presenta toda existencia, y que en astrología es dominio del planeta Marte. Y si la
mano derecha de Dios es la misericordia, su mano izquierda blande la espada de la justicia. No en
vano en Bináh, que corona este pilar izquierdo, tenemos a Yahvé y a Saturno. Jesed y Guevuráh
son dos caras de la misma moneda, la cara y la cruz respectivamente. Y podemos imaginar qué
valor tendría una moneda con una sola cara… ninguno. ¿Y qué valor tendría una existencia en la
que todo fuera bueno?. Ninguno, pues sin el otro polo no podríamos experimentar lo bueno como
bueno. Y esto independientemente de la subjetividad de nuestro juicio al respecto. Además, y
citando de nuevo a Abulafia: "Detrás de todo bien, hay mal; detrás de todo mal, hay bien".
Cada sefirá tiene dos caras, positiva y negativa, o vicio y virtud de la sefirá, excepto las sefirot de
Kether y Jokmáh. El aspecto negativo se manifiesta cuando hay un exceso o defecto de lo que la
sefirá representa, y si el desequilibrio es grave la sefirá puede devenir en qlifá. Esto nos enseña
que debemos considerar los dos lados en todas las cosas y situaciones. Si sabemos darles la vuelta,
hecho simbolizado por el arcano 12 del Tarot: El Colgado, que ocupa el sendero que une las sefirot
de Guevuráh y Hod, obtendremos siempre el lado positivo de lo que juzgamos negativo.
Es interesante señalar, siguiendo a Dion Fortune, que el modo de pensamiento occidental, muy
influido por el cristianismo, opera con dualismos antagónicos, Dios-Diablo, en vez de equilibrantes:
la polaridad Vishnu-Shiva del hinduismo. Esto conduce a rechazar uno de los dos polos y abrazar
únicamente el otro. Pero si las virtudes de Jesed: misericordia, mansedumbre, amor…, no se
complementan con las de Guevuráh: fuerza, valor, disciplina…tendremos como resultado seres
débiles, y es a esto a lo que se refería Nietzsche cuando afirmaba que el cristianismo es una
religión de esclavos.
La Ley del Ritmo o Ley del Péndulo, que estudia el carácter cíclico de toda manifestación, opera de
modo señalado en este eje Jesed-Guevuráh. A un predominio excesivo de uno de estos polos le
sigue en la misma intensidad un predominio del otro. Por ejemplo, actualmente podemos ver
cómo en la educación de los niños se ha pasado de un extremo de autoritarismo a otro de
dejación absoluta. Pero si no ponemos límites a nuestros hijos, no solo lo pagaremos nosotros,
sino que ellos quedarán huérfanos de los recursos necesarios para hacer frente a la vida. La
autodisciplina se representa en el arcano 11 del Tarot: La Fuerza, que ocupa el sendero que va de
Guevuráh a Tiferet. La mujer de la imagen sujeta las fauces del león, lo domina, simbolizando el
autodominio sobre las propias pasiones.
En el aspecto positivo el máximo exponente de Guevuráh sería el guerrero espiritual, que lucha y
vence al mal en sí mismo, que no es otro que la ignorancia. Para ello requiere de las virtudes de
Guevuráh: energía, fuerza y valor. También son aspectos positivos un sistema inmunológico
fuerte, esencial para la salud de nuestro cuerpo, o la asertividad, cualidad necesaria para decir no
cuando queremos decir no.
Los aspectos negativos se derivan del exceso de severidad, que aplica justicia sin compasión, de la
extralimitación con la fuerza hasta llegar a la crueldad, de un rigor en la autodisciplina que puede
derivar en masoquismo. En la alimentación sería una dieta muy restrictiva, por ejemplo, frente a
los excesos culinarios propios de Jesed. La patología anorexia-bulimia es característica del
desequilibrio en este eje, pasando de la casi inanición a los atracones compensatorios. Y es un
ejemplo de la cara más destructiva de Guevuráh, pues ciertamente la anorexia puede llevar a la
muerte.
El desequilibrio en este eje polar compromete la estabilidad de todo el Arbol más que ningún otro,
y es seguramente el más difícil de evitar, dado que la Ley del Péndulo actúa constantemente. Lo
más sabio es no dejar que el péndulo toque un extremo, sea en el ámbito que sea, es decir; para
mantener el equilibrio lo que tenemos que hacer es evitar cualquier extremismo. Cómo muy bien
dijeron los griegos: “Nada en demasía”.
POSICION EN EL ARBOL: La esfera roja en medio del Pilar Izquierdo, bajo Bináh.
NOMBRES DIVINOS:
TITULOS DE LA SEFIRA:
CHAKRA HUMANO: Junto con Guevuráh, el chakra cardiáco, Anahata, visto el cuerpo de perfil. De
frente el chakra asociado a Anahata es Tiferet.
COLORES: Anaranjado en Atziluth, rojo escarlata en Briah, escarlata brillante en Yetzirah, rojo con
mancas negras en Assiyah.
POLARIDAD: Positiva.
METAL ASOCIADO: Hierro. Este metal se ha empleado por su dureza para forjar armas y se asocia a
la fuerza y a todo lo marciano.
SIGNIFICADOS: El Principio Restrictivo y Destructivo. Los límites que frenan la expansión de Jesed.
El Rigor. La Violencia. La asimilación.
La oración del Padrenuestro terminaba con una invocación de origen cabalístico: “Tuyo es el
Reino, tuyo el Poder y la Gloria por siempre Señor”. Esta invocación marca la llamada Cruz
Cabalística. El eje vertical es el de Kether (Tú, Tuyo) y Malkuth (Reino), y el horizontal el de
Guevuráh (Poder) y Jesed o Gueduláh (Gloria). Estos 2 ejes representan la estructura esencial del
Arbol de la Vida.
A un guerrero indio que busca la visión sin encontrarla: “Buscaste sin descanso sabiduría y poder.
¿Sabrías reconocer esos dones si te los dieran? Buscaste una visión como un cazador busca
búfalos, como un guerrero busca caballeros. Luchaste contra los espíritus. Pensaste que te debían
algo, que te debían una visión. El sufrimiento no proporciona visiones, como tampoco la valentía
ni la fuerza de voluntad. Una visión es un don. Aunque de tu visión solo hayas aprendido esto, ya
has aprendido bastante, pues el poder y la sabiduría proceden de dentro. Cuando un hombre es
consciente de su armonía con la creación, cuando es consciente de que en el centro del universo
yace un poder superior a él mismo, comprende que el centro está en todas partes, está dentro de
cada uno de nosotros”.
Tiferet (Belleza, Armonía) ocupa exactamente el centro del Arbol de la Vida, en el centro del Pilar
Central. La sexta sefirá es el sol de ocho rayos –los ocho senderos que confluyen en ella-, y del
mismo modo que Daat separa la Divinidad, el Gran Rostro, de su manifestación, el resto del Arbol
conocido como Pequeño Rostro, Tiferet separa la parte superior del Arbol, que representa lo
transcendente, lo que está más allá de la individualidad, de la parte inferior, en la que nuestra
individualidad se manifiesta como personalidad, compuesta por emociones (Netzaj),
pensamientos (Hod), ego (Yesod) y cuerpo físico (Malkut). Tiferet es el corazón del Arbol, y como
tal se corresponde con el chakra cardiáco Anahata, que también ocupa una posición central entre
los 3 chakras inferiores y los 3 superiores.
El nombre de Belleza se debe a que su posición central es la clave del equilibrio de todo el Arbol, y
como sabían los griegos muy bien la belleza es un resultado de la armonía, y ésta a su vez requiere
del equilibrio. Un exceso o defecto acusados de algo, rompen el equilibrio y dan al traste con la
armonía. Por ello la proporción era tan importante para los clásicos, y la llamada divina
proporción, o número áureo: el número Phi, preside no solo obras de arte de gran belleza sino
todas las manifestaciones de la naturaleza, desde la espiral de un caracol a la de una galaxia. La
asociación del número áureo con Tiferet puede verse también en el metal y planeta atribuidos a la
sefirá: el oro y el sol. El equilibrio que Tiferet debe conseguir es el de las sefirot de Jesed y
Guevuráh, el eje horizontal correspondiente a los dos brazos en el cuerpo humano, y a los
conceptos de Misericordia y Rigor.
Semesh, el sol, es el centro de nuestro sistema solar. La imagen de Centro es común en todas las
tradiciones, es siempre el punto de mayor poder por representar la ausencia de polarización, la
ausencia de movimiento, y por ello, el único lugar en el que se encuentra, valga la redundancia, el
centro de gravedad en el que nada ni nadie puede movernos. “Busco un centro de gravedad
permanente…” como dice Batiatto en su canción, todos buscamos ese centro en el que
encontrarnos seguros, y ese centro, también lo dicen las tradiciones, está en tu corazón, ahí donde
mora tu Yo Superior.
El Sefer Yetziráh llama a Tiferet “La Inteligencia Mediadora”. Tiferet recibe influjo de las sefirot
superiores (Kether y Daat) y de las inferiores (Yesod y Malkut) y debe mediar entre ambas, traducir
lo transpersonal a personal y viceversa, y esto no siempre es fácil, pero en ello radica el equilibrio
del eje vertical del Arbol de la Vida, correspondiente al Pilar Central o del Equilibrio. Visto desde
Kether, Tiferet es el Hijo, pero visto desde Malkut es el Rey. Precisamente “Malkah”, la Desposada,
es un título de Malkut, y Melekh, el Rey, lo es de Tiferet. Y este matrimonio debe estar en buena
armonía. Armonía deriva del griego (harmonía), y significa “acuerdo, concordancia”, y éste del
verbo (harmozo): “ajustarse, conectarse”. La conexión entre el Cielo (Kether) y la Tierra (Malkut)
depende de Tiferet.
NOMBRES DIVINOS:
Elohim, אלהים, Dios Creador, el primer nombre divino que aparece en la Bíblia.
Yehova Eloha ba Daat, יהוה אלוה בדעת, Dios manifestado en la esfera del Conocimiento.
ARCANGEL: Rafael, רפאל, que significa “Dios cura”, regente de la esfera en el Mundo de la
Creación.
IMÁGENES MAGICAS ASOCIADAS: Un niño. Un dios que se sacrifica. Un rey majestuoso. Como
Centro Crístico del Arbol presenta las 3 imágenes asociadas a Jesús: el Niño en la cuna, el
Crucificado y Cristo Rey.
SIMBOLOS: El hexagrama o Estrella de David. La Rosa Cruz. El cubo. La cruz del calvario. El Lamen.
VICIOS: Orgullo.
COLORES: Rosado claro en Atziluth, amarillo oro en Briah, salmón muy vivo en Yetzirah, ámbar
dorado en Assiyah.
POLARIDAD: Positiva.
METAL ASOCIADO: Oro. Este metal, por su inalterabilidad, al ser incorruptible e inoxidable, ha
simbolizado siempre lo más valioso.
El saludo hindú Namasté con las manos unidas sobre el pecho y la cabeza inclinada se dirige a
Tiferet, pues una traducción literal sería “Rindo homenaje a tu Ser Interior”.
no hay nada que deba pensarse. Eso a lo que hay que adherirse es solo la experiencia del silencio,
debido a que en ese estado supremo no existe nada que alcanzar más que uno mismo”
Ramana Maharsi
Oráculo de Delfos
Netzaj, נצח, (Victoria, Eternidad) es la séptima sefirá, la esfera verde que ocupa el lugar inferior
del Pilar Derecho del Arbol de la Vida. Con ella comienza la manifestación en sí, el plano de la
forma, a diferencia de las seis sefirot superiores, que se encuentran más allá de la forma y tan solo
en estado latente en la mayoría de los hombres. La cuatro sefirot inferiores: Netzaj, Hod, Yesod y
Malkut, van manifestando el movimiento involutivo, el llamado “Descenso del Poder”,
representado por el Rayo Relampagueante, especializándose cada vez más a medida que aumenta
la densidad vibratoria, hasta llegar a la materialidad de Malkut, con toda la multiplicidad del
mundo y la naturaleza. A partir de aquí, donde toma tierra el Rayo Relampagueante, el
movimiento es en sentido inverso, hacia la Unidad de Kether. La serpiente Najustán representa
este movimiento evolutivo ascendiendo por el Arbol, del mismo modo que Kundalini asciende por
el canal central, Sushuma, hasta llegar al chakra Sahasrara, que comparte con Kether el significado
de su nombre: Corona.
Netzaj, Hod y Malkut constituyen la Triada de la Inserción en el Mundo, dentro de la cual se
encuentra Yesod, como centro regulador del Nivel de Yetziráh o Mundo de la Formación, el nivel
psíquico, que en la tradición ocultista se conoce como plano astral. Emociones (Netzaj) y
pensamientos (Hod) confluyen en Yesod, el ego, mientras que el Mundo de la Acción se encuentra
ya en modo material como cuerpo físico en Malkut. Estas cuatro sefirot en el hombre son
transitorias y se disuelven en el momento de la muerte.
El valor numérico de Netzaj, 148, refleja el modo en que recoge la energía expansiva de amor de
Jesed, en una forma más concreta. Podemos ejemplificar esto observando la palabra Jesed. Está
compuesta por tres letras: חjet (8), סsamej (60) y דdalet (4). Si desarrollamos su deletreo de
modo acumulativo: ( ח8) ; ( ס ח68); ( ס ח ד72) la suma es 148, el valor de Netzaj.
Como sefirá del Pilar Derecho del Arbol, Netzaj representa una serie de energías que sirven de
combustible para la acción. Estas energías, las “Huestes”, que encontramos en el nombre divino
de la sefirá: “Eterno de las Huestes”, son de naturaleza emocional y pasional, e incluso más
concretamente sexual. El impulso necesario para la creación de cualquier forma, incluyendo claro
está la forma humana en la reproducción, residen en Netzaj. Por ello el orden angélico que le
corresponde, los Elohim, habla de dioses creadores, pues conforman los instintos o pasiones que
se hallan tras las obras del hombre. La fuerza de la pasión al crear, ya sea una obra de arte, un
ingenio o un nuevo ser, parece poder detener el tiempo, como si únicamente existiese ese
instante en que surge el ¡Eureka! O el ¡Te amo! No en vano la sefirá significa también Eternidad.
Por otra parte, todos los ritos que tienen ritmo, movimiento y color, todas las danzas sacras o
profanas, tienen su origen en esta esfera.
El planeta asociado a Netzaj, Venus, representa muy bien los atributos positivos de la sefirá: la
belleza triunfante, el poder del deseo, el impulso instintivo y eterno, la inspiración artística, todo
aquello en fin que hace que la vida merezca la pena de ser vivida. En el aspecto negativo
encontramos el desequilibrio del mundo emocional, bien por exceso, las emociones se desbordan
y anulan al sujeto, o bien por defecto, la apatía o la frialdad dificultan el inicio de cualquier acción.
En el aspecto sexual, el exceso se manifiesta en el “vicio” de la sefirá: la lujuria y la incontinencia,
mientras que la represión sexual estaría en el extremo opuesto. Diferentes épocas y culturas han
incidido en la manifestación de esta sefirá, considerándola sagrada o profana. Nietzsche exalta lo
dionisiáco como una dimensión fundamental de la existencia, que quedó relegada en la cultura
occidental: la vida en sus aspectos oscuros, instintivos, irracionales, biológicos. Lo dionisíaco se
manifiesta como una explosión de vitalidad salvaje en la que desaparecen incluso los límites de la
individualidad. Dionisos, dios del vino y del éxtasis, celebra la danza orgiástica. En oriente, el
Tantra sublima el impulso sexual con la unión de Shiva y Shakti en un ritual sagrado: el Maithuna.
Equivalentes rituales sexuales de carácter sagrado se encuentran en todas las culturas de la tierra.
El color verde de la sefirá evoca la naturaleza, y es ésta la que nos proporciona, si sabemos mirar,
esa “visión de la belleza triunfante” que es la experiencia espiritual asociada a Netzaj.
SEFIRA: Netzaj, נצח, Victoria, Eternidad.
NOMBRES DIVINOS:
EN EL CUERPO HUMANO: El riñón derecho. La cadera y rodilla derecha. Las caderas, visto de perfil.
COLORES: Ambar en Atziluth, verde esmeralda en Briah, verde amarillento brillante en Yetzirah,
verde oliva con manchas doradas en Assiyah.
POLARIDAD: Positiva.
El Kybalión
Hod ( הודEsplendor, Gloria) es la octava sefirá, la esfera naranja que ocupa el lugar inferior del
Pilar Izquierdo del Arbol de la Vida.
Junto con Netzaj, la esfera verde que ocupa el lugar opuesto en el Pilar Derecho, constituye la Viga
de la Personalidad, fundamentada en dos aspectos básicos: el emocional (Netzaj) y el mental
(Hod). Y de la misma forma que Netzaj recoge la energía expansiva de Jesed, que a su vez la toma
de Jokmáh, Hod concreta a una escala menor la influencia de Bináh, el lado izquierdo de nuestro
cerebro, el hemisferio lógico y racional. Hod es la mente concreta, la que permite dar forma a
nuestros proyectos y nos ayuda a superar las fases emocionales y los impulsos instintivos
provenientes de Netzaj.
Las sefirot de Netzaj y Hod, juntamente con el órgano sexual, que corresponde a Yesod, componen
la Triada del Temple de Animo, que a su vez se encuentra inserta en la Triada de Inserción en el
Mundo, cuyo vértice inferior es Malkut. Si Jesed y Gevuráh son los brazos, Netzaj y Hod son las
piernas, que representan el avance en la vida para la realización de los propios objetivos. Y para
avanzar necesitamos ambas piernas; el impulso emocional de Netzaj alimenta la motivación para
la acción, y la mente práctica de Hod concreta el modo de realizarla.
La identidad básica de Netzaj (emociones) y Hod (pensamientos) se muestra en que ambas sefirot
comparten el mismo nombre divino: Tzebaot, “Huestes”. Estas huestes, que son las energías que
se pluralizan en su manifestación en Netzaj, se tornan creadoras en Hod, como indica el nombre
“Elohim” que acompaña a Tzebaot en esta sefirá. Traducido comúnmente como Dios, Elohim hace
referencia a su aspecto Creador. También la Psicología moderna, especialmente la Programación
Neurolingüística, ha descubierto la retroalimentación constante entre pensamientos y emociones,
y la influencia absoluta que ambos tienen en la personalidad del individuo, que a menudo se ve
dominado por ellos. Y no es de extrañar, pues desde la sefirá de la personalidad: Yesod, las de
Netzaj y Hod están por encima, y por ello fuera de su alcance. Solo situándonos desde Tiferet, el
Yo Superior, podemos observar y manejar las energías emocionales y mentales como recursos
para realizar nuestro propósito en la vida.
El planeta asociado a Hod es Mercurio. Mercurio actúa como lazo de unión entre el cielo y la
tierra, su función en lo profundo consiste en comunicar a la mente concreta los planes y objetivos
del Yo Superior. Mercurio es el Hermes griego, que en la Filosofía Perenne es conocido con el
nombre de Hermes Trismegisto, el “Tres Veces Grande”, dando nombre a la tradición hermética.
Hermes es el nombre griego de un ser arquetípico que todos los pueblos conocieron y que fue
nombrado de distintas maneras. Se trata de un espíritu intermediario entre los dioses y los
hombres, de una deidad instructora y educadora. Los egipcios llamaron Thot a esta entidad
iniciadora. En la época cristiana terminaría siendo identificado con San Miguel Arcángel, que es
precisamente el Arcángel correspondiente a esta sefirá. Los especialistas en el tema coinciden que
fue en el Egipto copto donde nace el culto a San Miguel, lo que hace más lógica la identificación
entre ambos personajes. Estas tres figuras cumplían la función de "psicopompos" o "conductores
de almas".
La experiencia espiritual asociada a Hod es la “Visión del Esplendor”, que, en palabras de Dion
Fortune, es “el conocimiento de la Gloria de Dios, que se manifiesta en el mundo creado… El
iniciado ve detrás de la apariencia de de las cosas creadas y discierne a su Creador”. Y es capaz
también de discernir las leyes que rigen el universo creado, como recoge la obra cumbre de la
filosofía hermética, El Kybalión, codificada por tres desconocidos iniciados y atribuida al gran
Hermes Trismegisto. El carácter mental del universo, el primero de sus siete Principios Universales,
es compartido por toda la Tradición Perenne, y está siendo también desvelado por la física
cuántica, que tras la materia y la energía, empieza a admitir el papel indudable que juega la
conciencia en el llamado universo físico.
NOMBRES DIVINOS:
ARCANGEL: Mikael, מיכאל, "Quién como Dios", regente de la esfera en el Mundo de la Creación.
ORDEN ANGELICO: Beni Elohim, בני אלהים, Hijos de los Dioses, regentes de la esfera en el Mundo
de la Formación.
VIRTUD: Veracidad.
EN EL CUERPO HUMANO: El riñón izquierdo. La cadera y rodilla izquierdas. Las rodillas, visto de
perfil.
POLARIDAD: Negativa.
SIGNIFICADOS: La mente concreta. El sentido práctico. El molde que da forma a los deseos. La
comunicación. El comercio y el dinero
“Sueña el rico en su riqueza, que más cuidados le ofrece; sueña el pobre que padece su miseria y
su pobreza…” La Vida es Sueño ( Calderón de la Barca)
Yesod, ( יסודFundamento) la novena sefirá, es la esfera violeta que se encuentra en el Pilar Central,
bajo Tiferet y sobre la sefirá de Malkut. Es el centro de la personalidad, la esfera del ego. En ella
confluyen las sefirot de Netzaj, la sefirá emocional, y Hod, la sefirá mental, con las que forma la
Triada de la Personalidad, conocida como Triada del Temple de Animo.
Yesod forma parte del Sendero de la Flecha, constituyendo el interfaz entre el Yo Superior, la
sefirá de Tiferet, y el mundo material, la sefirá de Malkut. Un paralelismo astronómico adecuado
para entender su función sería la de la luna (Yesod) reflejando al sol (Tiferet) sobre la Tierra
(Malkut).
Yesod es también el centro del Mundo de Yetzirat o Nivel de Formación. En este nivel, previo a la
manifestación material, se forman las imágenes que serán el fundamento de la realidad física. De
ahí el título de “Tesoro de Imágenes”. El mundo psíquico, inconsciente en gran parte, y que en
esoterismo se conoce como “Astral”, la imaginación, los sueños, la fantasía, Yesod es la esfera de
Maya, de la Ilusión. También es la esfera de Akasha o Luz Astral: el quinto elemento que sirve de
base a los cuatro elementos de Malkut, el mundo físico. Es interesante conocer que este quinto
elemento, también conocido como Eter, descartado por imponderable en el siglo pasado, tiene un
claro paralelismo con el actual “Campo de Higgs”, que se encuentra como el éter en todo el
universo y que permite que las partículas elementales adquieran masa al interaccionar con el
Bosón de Higgs.
A Yesod le es atribuida Levanah, la Luna, y es bien conocida la relación de ésta con el psiquismo,
especialmente el inconsciente. El carácter cíclico y cambiante de la luna se ajusta muy bien al
aspecto inestable de la personalidad, tan influenciable por pensamientos (Hod), emociones
(Netzaj) o factores del mundo material (Malkut). La influencia de Tiferet, en cambio, ilumina a
esta sefirá, orientándola hacia el verdadero centro de la individualidad. El Sendero de la
Templanza une ambas sefirot. Recordemos que la Orden del Temple, se fundó con 9 caballeros –
Yesod es la novena sefirá y su significado es Fundamento-, y el Templo, en el Arbol de la Vida, es
sin duda Tiferet.
El sentido ilusorio del ego se muestra en la Barrera de Queshet, el Arco Iris, que atraviesa el Arbol
de la Vida a la altura de Yesod. Para ascender-evolucionar por el Arbol de la Vida hay que atravesar
este arco iris ilusorio, lo que quiere decir dejar de identificarse con el ego. Esto solo es posible
cuando hay al menos un atisbo del Ser, de Tiferet. Y ¿Quién no ha “escuchado” esa voz dentro de
sí que, en perfecta armonía, le indica el camino a seguir?.
Otro de los títulos de Yesod es "El Receptáculo de las Emanaciones". Yesod está relacionado a la
percepción, entendiendo ésta como la capacidad de captar la información del entorno, no solo a
través de los cinco sentidos del cuerpo físico, función que corresponde a la sefirá de Malkut, sino
utilizando los del cuerpo etérico o cuerpo sutil, que es el que se relaciona con el plano astral. Y al
citado Sendero de la Templanza, el arcano XIV del Tarot, le corresponde la letra Nun, נ, que
significa precisamente “percepción”. El llamado Sendero de la Flecha, que se ubica en el Pilar
Central y se constituye por tres senderos, muestra la capacidad de aprehender la realidad en cada
uno de los Niveles de Manifestación. De abajo arriba tendríamos:
Sendero 21. Entre las sefirot de Malkut y Yesod. Representa el plano físico y utiliza la sensación.
Sendero 14. Entre las sefirot de Yesod y Tiferet. Representa el plano astral y utiliza la percepción.
Sendero 2. Entre las sefirot de Tiferet y Kether. Representa el plano mental y utiliza la intuición.
Como puede verse el instrumento se afina a medida que “subimos de plano”, sin dejar de utilizar
lógicamente los otros instrumentos.
Las sefirot ubicadas en el Pilar Central son a modo de escalones por los que la Conciencia
“desciende” hasta encarnarse plenamente en la materia:
Kether: El Absoluto, El Principio Ultimo, la Conciencia Suprema, El Unico y Existente por Sí Mismo.
Daat: Aparición de la consciencia tras surgir el pensamiento “Yo Soy”. Comienzo de la dualidad
con la separación entre sujeto y objeto.
Tiferet: El Yo Superior. El Sí Mismo. El Ser Consciente del “Yo Soy” que es igual para todos. El
Testigo.
Como metáfora para hacerlo más comprensible podemos comparar a Kether con el Sujeto, Tiferet
sería el Actor, Yesod el personaje a interpretar y Malkut la vestimenta de ese personaje. Cada
función termina con lo que llamamos “muerte”, muere el personaje, que debe abandonar
lógicamente su traje-cuerpo, y el Actor sigue disponible para la siguiente representación, que
equivale a lo que llamamos una nueva “vida” con su nuevo traje-cuerpo idóneo para ser un nuevo
personaje diferente. Y la función, reencarnación, samsara o guilgul, continúa hasta que el Actor
descubre esa manzana del conocimiento, Daat, y se atreve a comerla para “Ser como Dios”. Y lo
consigue tras entregarlo todo en eso que llaman “Gran Muerte” y que representa el fin de la
función para el Actor-Individuo, que ahora sabe Quien es realmente. Brahma ha despertado de
ese sueño.
NOMBRES DIVINOS:
VICIO: Pereza. No crecemos porque no queremos salir de nuestra “zona de comodidad” por
precaria que sea.
POLARIDAD: Negativa.
COLORES: Indigo en Atzilut, Violeta en Briah, Púrpura en Yetzirah, Amarillo limón con manchas
azules en Assiyáh.
Malkut, מלכות, (Reino) la décima sefirá, es el fruto del Arbol de la Vida, cuyas raíces están en el
cielo, la sefirá donde “toma tierra” el Rayo Relampagueante en su recorrido desde Kether, en el
último nivel de manifestación: el Mundo de Assiyah o Mundo de la Acción. Sus 4 colores,
repartidos en forma de cruz, la Cruz de la Materia, representan los 4 elementos que constituyen el
plano físico. En el hinduismo la multiplicidad de la manifestación física se debe a la combinación de
5 elementos y 3 gunas. Los 5 elementos serían los ya conocidos: aire, agua, fuego, tierra y éter
(Akasha). Las 3 Gunas (guna: cualidad, modalidad) son Tamas (materia, inercia), Rajas (energía,
actividad) y Sattva (consciencia, armonía) y pueden encontrar correspondencia en los 3 Pilares del
Arbol: Tamas con el Pilar Izquierdo, Rajas con el Pilar Derecho y Sattva con el Pilar Central.
Purusha, el Espíritu, energetiza a Prakriti, la Materia, a través de las tres Gunas.
Rayo Relampagueante
En el extremo del eje vertical del Arbol de la Vida, Malkut es el estadio final del movimiento
involutivo comenzado en la primera sefirá, Kether. Es pues la esfera más alejada del Origen, y si en
éste reina la Unidad, Malkut es el reino de la multiplicidad y comprende desde las partículas
subatómicas a las galaxias, todo el universo manifestado en el plano físico. Es el Reino de Dios, la
morada de la Shekinah. Este término שכינהderiva precisamente del verbo shakan que significa
morar, habitar. Se utilizaba en un principio refiriéndose a la Presencia de Dios en el Tabernáculo, y
posteriormente en el Templo de Jerusalén. En un modo más amplio, y siendo Su Templo la
creación toda, la Shekinah se encuentra por doquier en la naturaleza, y ésta tiene por ello un
carácter sagrado que todas las culturas han venerado siempre como una Diosa o Madre Cósmica.
En el hinduismo es la Shakti, el Principio Femenino, la energía universal y activa que lo anima todo
y toma mil y una formas en la manifestación, frente al aspecto único y estático de la consciencia,
latente y sin forma que representa Shiva como el Absoluto. Y la Shakti, como Kundalini, duerme
enrollada en el primer chakra, que corresponde precisamente a la sefirá de Malkut. En este
sentido, la Kundalini Shakti es el equivalente a la serpiente Najustán del Arbol de la Vida,
representando ambas la evolución de la consciencia desde la manifestación física (Malkut, chakra
base) hasta el Absoluto.
En la tradición cabalística la Shekinah se conoce como la “Divina Princesa”, haciendo alusión al
aspecto femenino de la divinidad, la “Novia” (uno de los títulos de Malkut) del “Rey del Mundo”
(uno de los nombres divinos de Kether). La Shekinah es descrita como ”una novia vistiendo
vestiduras de luz”. En el Zohar se afirma que fueron Adán y Eva los que expulsaron a Dios del
Jardín del Edén, y no al contrario. Y el resultado es que estamos en el Paraíso, pero no somos
conscientes de ello, pues la Presencia de Dios, la Shekinah, está en el exilio. Para restaurar a la
Novia en su Trono, Isaac Luria, uno de los más grandes cabalistas de todos los tiempos, introdujo
el concepto de tikun, literalmente reparación. ¿Y qué es lo que hay que reparar? : el desequilibrio
del universo, originado al descender el “Rayo Relampagueante” cuya luz era excesiva para las
sefirot que debían contenerla a partir de la cuarta sefirá. Una de las consecuencias de este
desequilibrio energético es el exilio de la Shekinah al mundo material, Malkut, y la pérdida de la
Unidad original. El tikun es el trabajo que el hombre, cooperando con la divinidad, debe realizar
para rescatar a la Shekinah del exilio y reconstruir la Unidad perdida. Este tikún es el propósito del
alma (neshamáh), la misión que cada ser humano debe cumplir y para la que cuenta con una
infinidad de encarnaciones (guilgulim), pues en una única vida sería del todo imposible encontrar y
cumplir este propósito sagrado.
La situación de Malkut al pie del Pilar Central representa el último peldaño de la Escalera de Jacob
que es el Arbol de la Vida. Si seguimos el recorrido del Sendero de la Flecha desde Kether
obtendremos el camino recorrido por la Conciencia.
Tiferet: La conciencia “Yo Soy”. El Sí Mismo. El Yo Interior. La “chispa divina” igual en todos los
hombres.
NOMBRES DIVINOS:
VIRTUD: Discernimiento, la capacidad de separar el trigo de la paja y dar a cada uno el apropiado
fin.
VICIO: Avaricia. Inercia.
COLORES: En Briah cada uno de los 4 colores de sus subdivisiones son: limón, oliva, bermellón,
negro.
POLARIDAD: Positiva.
SIGNIFICADOS: El plano físico. El mundo material. El cuerpo físico y su doble etérico. La realización.
La excreción. La Tierra.
El Cantar de los Cantares describe con inigualable belleza el romance entre la esposa y el esposo, y
celebra la unión sexual como algo sagrado. No olvidemos que la palabra "conocer" alude también
al coito. La Cábala considera este texto como una alegoría que habla de los estados que un alma
experimenta mientras asciende por la escalera espiritual, el Arbol de la Vida, desde el primer
grado, en Malkut, hasta la total y eterna fusión con El Amado, en Kether. Este es uno de los más
bellos pasajes:
Se haría despreciable.”