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Cortázar y el Devenir Animal en Bestiario

Este documento analiza la presencia de animales en los cuentos de Julio Cortázar, particularmente en su colección Bestiario. Se divide en tres partes: 1) examina los diferentes tipos de animales en los cuentos según las categorías de Gilles Deleuze, 2) explora el concepto de "devenir animal" y cómo los personajes experimentan este proceso, 3) sugiere que lo que atrae a los personajes hacia lo animal es una fascinación por su multiplicidad y diferencia respecto a lo humano.

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Cortázar y el Devenir Animal en Bestiario

Este documento analiza la presencia de animales en los cuentos de Julio Cortázar, particularmente en su colección Bestiario. Se divide en tres partes: 1) examina los diferentes tipos de animales en los cuentos según las categorías de Gilles Deleuze, 2) explora el concepto de "devenir animal" y cómo los personajes experimentan este proceso, 3) sugiere que lo que atrae a los personajes hacia lo animal es una fascinación por su multiplicidad y diferencia respecto a lo humano.

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Dossier – Cuerpo y escritura: entre filosofía y literatura

Así, esta ponencia se divide principalmente


en tres partes. La primera, intenta pensar los
Paz Esperanza Carreño Hernández
animales de Cortázar a partir de las categorías

Devenir animal: de animal realizada por Gilles Deleuze en Mil


Mesetas. Para poder pensar así, una animali-

Reflexiones a partir dad que diste de las concepciones antropo-


céntricas de lo animal. La segunda, y a partir

del Bestiario de Julio de la distinción anterior, da cuenta de la


forma en que lo humano y lo animal se rela-

Cortázar cionan en estos cuentos a saber: el devenir


animal. Finalmente, y a modo de reflexión fi-
losófica a partir del texto de Jean-Christophe
Bailly El animal como pensamiento, es posible
cuestionar aquella determinación que nos
hace creer que el pensamiento es competen-
cia exclusiva de lo humano, como si fuera ple-
Desde los inicios de la literatura en los relatos nitud de razón y clausura absoluta y distinta
míticos encontramos la figura del animal, de la animalidad.
siempre enigmática, siempre monstruosa,
siempre marginal; o divina o inferior respecto De esta manera, se articula una reflexión en
de lo humano. torno a la animalidad y su presencia en lo hu-
mano como una cuestión no solo partícipe,
En el caso de Julio Cortázar, lo que llama la sino también propia del devenir de la subjeti-
atención es la presencia recurrente de anima- vidad, arraigada también a un intento de re-
les, fantasmales, manadas, a veces impercep- sistencia de los poderes hegemónicos que
tibles, que se cuelan entre los relatos cotidia- nunca logran dar con la totalidad de lo hete-
nos de sus personajes. Muchas veces sin saber rogéneo, dentro de ello, el devenir animal,
qué clase de bestia es la que merodea y habita que justamente está presente en los relatos
allí junto a nosotros, rompiendo nuestra coti- cortazianos y posibilita una escritura a partir
dianidad, llevándonos a los bordes de nuestra de un pensamiento otro, no animal, no hu-
propia casa. mano, sino que un pensamiento del devenir.
En este contexto, la pregunta que llama las si-
guientes reflexiones respecta a la relación I. Los animales de Cortázar
enigmática y fascinante entre humano y ani- Dentro de los cuentos que escribe Julio Cor-
mal que muestra Cortázar en muchos de sus tázar en Bestiario podemos advertir distintos
cuentos, particularmente los que se encuen- tipos de animales, algunos se nombran otros
tran en Bestiario, donde su propio título no no, algunos son animales “reales” otros son
deja de ser sugerente a la hora de articular una fantásticos, pero todos comparten una carac-
serie de narraciones en torno a la animalidad terística: ser animales salvajes, animales otros,
vista como también bestialidad. pequeños o grandes demonios que habitan

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Dossier – Cuerpo y escritura: entre filosofía y literatura

lugares paralelos al humano, pero que de desconocido se toman el espacio humano


pronto lo interpelan entran en su mundo des- para llevarlos al extremo de su morada. En
trozando todo. En este sentido, tiene lugar la carta a una señorita en París se señala: “Entre
distinción que con claridad define Gilles De- el primer y el segundo piso Andrée, como un
leuze en Mil Mesetas. Hay animales que son anuncio de lo que sería mi vida en su casa,
edipizados por el hombre, animales que son supe que iba a vomitar un conejito. Enseguida
parte de la familia y que ocupan un lugar sim- tuve miedo (¿o extrañeza? No, miedo de la
bólico casi completamente humano. Es decir, misma extrañeza) (...)” (Cortázar, 2007, 22).
cuando nos referimos a mi gatito, o mi perro Estos animales, bestias, demonios salvajes que
con el que vivimos hace años juntos, son siem- impiden la seguridad de la razón humana, que
pre animales ya abrazados por la racionalidad trasgreden el límite hacia y desde nosotros,
humana, dispuestos en territorios humanos y que nos fascinan con el devenir animal, son
con quienes nos relacionamos humanamente. aquellos que solo pueden sorprendernos, ci-
En segundo lugar, hay animales arquetípicos, tando a Jean-Christophe Bailly: “Al comienzo
situados fuera de contextos humanos, sin re- de toda consideración sobre los animales está
lación con ellos, aislados en mundos descono- o debería estar la sorpresa, la sorpresa por el
cidos, animales totémicos, idealizados, tal vez hecho de que existan” (La forme animale,
esa clase de animales que carecen de mundo 2009, 13).
(en palabras de Heidegger) como una especie
de objetos fuera de la constitución de los su- II. Devenir animal
jetos humanos. Finalmente, se definen anima- Este devenir, es un devenir siempre de lo múl-
les que resisten a ser edipizados, manadas, sal- tiple, hay un contagio de lo heterogéneo que
vajes, bestias, que aparecen como el onceavo nos llama fuera del Yo. El animal constituye
conejito entre el piso uno y el dos. un mundo, su propio mundo singular y limi-
Son estos últimos animales los que encontra- tado (Bailly diría su propio país), y es justa-
mos en los cuentos del Bestiario, manadas de mente su límite el que llama a un más allá del
conejitos que en el cuento Carta a una señorita límite, a un fuera del territorio. En palabras
en París el protagonista se saca de la boca de de Deleuze, los animales llevan a cabo una
vez en cuando; cuando sube al ascensor y desterritorialización y reterritorialización
cuando ya supera los diez conejitos el descon- cada vez que bullen, que contagian, que se
trol de la manada lo fascina, lo envuelve y lo multiplican. Este parece ser el caso de los co-
enloquece tal vez, hay ahí un encuentro dis- nejitos de Cortázar, blancos, grises, negros;
tinto al que existe con el animal familiar o con crecen y se van volviendo cada vez más salva-
el animal idealizado en el tótem, hay un en- jes, alimentados de trébol, comiendo libros,
cuentro con otro que nos intimida y a la vez rompiendo lámparas, ya no se contentan con
nos llama fuera. Situación similar ocurre en habitar el hogar inicial dentro del armario. Se
Bestiario, ahora un animal sin nombre ni multiplican del conejito del 10 al 11. Las bes-
forma comienza a habitar la casa de dos her- tias territorializan desde la puerta de roble,
manos hasta sacarlos de ella, el miedo y lo hacia la cocina, el baño, a la casa entera. El

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Dossier – Cuerpo y escritura: entre filosofía y literatura

hombre no deviene animal sin una fascina- En términos deleuzianos el devenir es siem-
ción y miedo por esa manada, por esa multi- pre rizomático, es decir, siempre absoluta-
plicidad que lo contagia. mente múltiple e indeterminado: fuerzas, flu-
jos incesantes, el contagio de ese mundo sin-
Los personajes de los cuentos de Cortázar son
gular y limitado del animal que se abre ca-
interpelados, por el poder de la multiplicidad,
mino fuera, que desterritorializa.
de los flujos y fuerzas bestiales, fuerzas salva-
jes que los animales poseen. Un poder de la ¿Qué es entonces aquello que nos lleva al lí-
multiplicidad que le impide al protagonista mite, al contagio vertiginoso con lo animal?
de Carta a una señorita en París deshacerse de Me pregunto si será una fascinación, un
sus conejitos que al tomar tan solo uno supo afuera, lo completamente distinto de lo hu-
que su aura inefable lo excedía “Un mes dis- mano, o, más bien, hay algo de lo animal que
tancia tanto: un mes es tamaño, largos pelos, nos habita, algo de esa multiplicidad que no
saltos, ojos salvajes, diferencia absoluta (…) nos permite ser plenamente humanos, sino
tan de uno que uno mismo… y después tan que relacionados con esa multiplicidad desde
no uno, tan aislado y distante en su llano dentro. El devenir animal no es un volverse
mundo blanco tamaño carta” (Ibíd, 23). El ta- animal del hombre ni viceversa, sino ese con-
maño, la cantidad y lo imperceptible que se tagio; de otra manera mantendríamos las ta-
vuelve el animal contagia lo humano con un jantes y absolutas distinciones entre una pu-
flujo de afectos no determinantes, tampoco fi- reza de ser animal y una de ser humano.
liativos o evolutivos, sino simplemente hete-
Hay una multiplicidad de afectos que se des-
rogéneos. Y justo en ese límite entre lo hu-
pliegan dentro de lo humano y que lo exce-
mano y lo animal es que aparece un anomal:
den. La afectación no es un sentimiento per-
el onceavo conejito, que tiende un puente ha-
sonal, sino que es la afectación de la fuerza de
cia el territorio desterritorializado, en pala-
la manada, de la fuerza salvaje de lo animal
bras de Jean-Christophe Bailly, “un espacio
que desencadena y hace vacilar al Yo. Al res-
sin nombre y sin proyecto en el que el animal
pecto, cito a Deleuze en Mil Mesetas: “Si he-
libremente se abre camino”, una comunidad
mos imaginado la posición de un Yo fasci-
de lo humano y lo animal que solo es posible
nado es porque la multiplicidad hacia la que
en la diferencia y que se posibilita por el con-
tiende, ruidosamente, es la continuación de
tagio del Anomal. Y, dice Deleuze, anomal en
otra multiplicidad que actúa sobre él y lo dis-
el sentido de anomalía, ese undécimo conejito
tiende por dentro”. El cuerpo de lo humano,
gracias al cual lo humano entra en el devenir
su ontología, su pensamiento, su plenitud y
animal. El anomal es el borde de la multipli-
clausura es lo que se contagia y se pliega para
cidad. Justamente aquí el argumento vuelve
devenir otro, para devenir animal basta ese
sobre sí. El anomal, figura paradigmática de
instante de sorpresa en que el Anomal, en
los animales en el bestiario, es quien abre para
búsqueda de territorio, despliega su multipli-
lo humano la posibilidad del devenir animal,
cidad sobre lo supuestamente humano, en
que no es otra cosa que la multiplicidad, el ri-
zoma.

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Dossier – Cuerpo y escritura: entre filosofía y literatura

esta contaminación el Yo ya no es yo humano, Esta afección creativa del devenir animal


sino que deviene múltiple. puede abrir una nueva vía para el pensa-
miento y, con ello, para la literatura. En la li-
III. La literatura del devenir teratura cortaziana ya no hay un pensamiento
La literatura de Cortázar aparece entonces exclusivo del Yo, sino que se expresa un pen-
como un devenir en sí misma, inseparable. No samiento del devenir. Un pensamiento sin
imita, no corresponde y no se identifica con forma, sin conexiones lógicas, sin semejanzas
lo animal, sino que deviene tal, heterogéneo, ni correspondencias. El pensamiento animal
no alcanza una forma. El devenir animal en es esa mirada que toca, libre de mediaciones.
estos cuentos es una vecindad del hombre con El pensamiento animal son afecciones, mo-
el animal que anula su preexistencia ontoló- mentos, soberanías furtivas, encuentros difu-
gica y esencial. En tal sentido, es una involu- sos que impiden la legitimidad de un pensa-
ción, no hay semejanzas ni parentesco entre miento puramente humano. ¿Dónde se sitúa
animal y humano, no hay una instancia de entonces la literatura y el autor del Bestiario si
identificación de un hombre con un mono u ya no es el dueño absoluto de su obra, si el
otra especie, hay una involución creadora en- pensamiento en ella expresada en un devenir
tre el personaje y los conejitos: lo humano de- animal, un pensamiento animal, momento y
viene animal, sin llegar a serlo, se contamina. flujos sin forma que habitan el libro, que ha-
Ya no es sí mismo, tampoco es absolutamente bitan el pensamiento y el autor contaminán-
animal. Por esto, la literatura en Cortázar es dolo? Si el devenir animal no significa vol-
un devenir, porque se vuelve múltiple, hete- verse animal, ni que el animal se vuelva hu-
rogénea, molecular en último término. Ya no mano, entonces el autor se pone en el lugar
es de un Yo. Ya no es de Cortázar. La litera- del animal, puesto que no hay un lugar propio
tura nunca es una cuestión de la vida privada de lo humano, hay una vecindad, una comu-
de los autores y sus personajes, sino que siem- nidad de discontinuidades, de singularidades,
pre es este acto creador del devenir, una crea- de fuerzas moleculares. No hay una escritura
ción y desterritorialización por contagio. Esa privada en la literatura, sino que más bien hay
potencia de la manada que nos impide la ra- una constante desterritorialización en la na-
cionalidad y nos traslada a la ficción por la rrativa de Julio Cortázar, un ”llevar al len-
fuerza de las afecciones. guaje a ese límite hasta el punto de que no hay
literatura que no lleve el lenguaje y la sintaxis
El autor en el límite con lo animal, en la ve- a ese límite que separa lo humano y lo animal”
cindad con él, es llamado a ese supuesto (Deleuze, 1988), desarraigarse de las existen-
afuera, que más bien es el contagio que ocurre cias antropocéntricas que separaron al hu-
en esta desterritorialización del animal res- mano del animal y situarse en ese entre, en la
pecto a su mundo y su límite. La multiplici- contaminación, en la casa que fue poco a
dad que los mueve y los afecta lo saca de su poco habitada por una bestia imperceptible,
morada para habitar nuestra casa. en la distancia entre el 10 y el 11, entre cone-
jitos pequeños que duermen y conejos

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Dossier – Cuerpo y escritura: entre filosofía y literatura

grandes que roen libros y muebles. La litera- Bibliografía


tura es un ponerse en lugar de, porque justa-
Bailly, J. (2014). El animal como pensamiento.
mente no hay un lugar único, hay territorios y
Santiago: Metales Pesados
movimientos en esos territorios. Cortázar ya
decía, en una entrevista con Ernesto Gonzales Cortázar, J. (1967). Bestiario. Buenos Aires:
Bermejo: “Para mí, lo fantástico es la indica- Sudamericana
ción súbita de que, al margen de las leyes aris-
Deleuze, G. (1988). Mil mesetas: Capitalismo
totélicas y de nuestra mente razonante, exis-
y esquizofrenia. Valencia: Pretextos
ten mecanismos perfectamente válidos, vigen-
tes, que nuestro cerebro lógico no capta pero Deleuze, G. (1988). Entrevista con Claire Par-
que en algunos momentos irrumpe y se hace net. Recuperado: http://caosmosis.acra-
sentir”. En el devenir animal, lo humano cia.net/wp-con-tent/uploads/2007/02/abe-
transita, se contagia y crea espacios nuevos, cedario_gilles_deleuze.rtf.
mecanismos creadores.
Los cuentos de Bestiario no son necesaria-
mente una imagen proyectada del incons-
ciente (siempre edípico y psicoanalítico), tam-
poco me parece que sean una imagen de la
culpa de habitar la vida unívocamente. Sino
que, por el contrario, el devenir animal pre-
sente en Bestiario es una vía para el pensa-
miento animal, el devenir y la contaminación
que solo se permite dentro de la ficción,
cuando no se necesitan certezas, formas ni
identificaciones, sino que esa mirada, esa pa-
labra que mirando y diciendo toca, que de-
viene múltiple e inasimilable. Allí donde el
cuerpo se desborda en devenir, donde el
cuerpo se extiende entre lo humano y lo ani-
mal, ese momento en que el anomal tiende un
vínculo con lo humano, no soportando sus lu-
gares racionales y absolutos. Cuerpos que no
soportan los flujos devienen tarde o temprano
en otro. Ocupando nuevos territorios, nuevas
casas, nuevos cuerpos. Esa multiplicidad del
devenir que el cuerpo limitado no aguanta, se
extiende y busca un cuerpo en la literatura de
Bestiario.

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