Trabajo del metal en las antig�edades. Oro y plata.
Hace tiempo que me apetec�a escribir esta peque�a gu�a con conceptos sobre c�mo se
trabajaban los metales, aunque me centrar� en la plata y el oro.
Uno de los mayores pasos t�cnicos dados por la humanidad fue el conocimiento de que
el calor pod�a usarse para fundir metales y hacerlos lo bastante maleables como
para convertirlos en herramientas, vasijas o elementos ornamentales. Una vez
calentado, el metal pod�a cortarse, estirarse y embellecerse mediante martilleado o
modelado, t�cnicas que han sido usadas por estos artesanos durante miles de a�os.
El siguiente paso crucial fue el descubrimiento de que el fuego pod�a fundir dos o
m�s metales para formar una aleaci�n que pose�a nuevas propiedades. El cobre, que
fue el primero en alearse, es relativamente blando y no puede dar bordes afilados.
Si fundimos el cobre con esta�o, un metal a�n m�s blando, se consigue el bronce, un
metal tres veces m�s duro que el cobre. En el caso de la plata y el oro, tambi�n se
aleaban para conseguir una mayor dureza, y en el caso del oro, para variar su
color.
El descubrimiento de las aleaciones y de las t�cnicas para trabajar los metales no
est� del todo ni fue algo universal, pues en Jap�n ya se estaba produciendo el
acero antes del a�o 1000 mientras que en Inglaterra a�n no lo conoc�an por completo
a mediados del siglo XVII.
Oro y plata
El oro y la plata son los materiales principales usados en el arte decorativo tanto
por su valor inherente como porque pueden ser remodelados una y otra vez sin
p�rdida del precioso metal. Han sido trabajados continuamente durante m�s de 6.000
a�os, tanto en forma de moneda como de ornamento. El oro siempre ha sido m�s escaso
que la plata y de un valor mucho m�s elevado. En estado puro son demasiado blandos
para resistir un uso continuado, sea para joyer�a o para art�culos de mesa. Desde
tiempos antiguos han sido endurecidos ale�ndolos con peque�as cantidades de otros
metales, siendo el cobre el que mejores resultados ofrece.
El material bruto del orfebre era frecuentemente metal viejo, adquirido de sus
clientes, de piezas inservibles. Se cortaba y se extra�a el oro que pudiera
contener. La plata fundida se moldeaba en un lingote. Antes de que aparecieran los
laminadores, el orfebre deb�a martillear con mucho cuidado el lingote para empezar
a dar forma. Una vez el lingote aplanado, la l�mina se cortaba al tama�o requerido
y con los sobrantes se hac�an peque�as piezas. Un importante avance fue la t�cnica
de laminaci�n, introducida en Francia desde Alemania hace m�s de 400 a�os, aunque
no se utiliz� ampliamente hasta que entraron en funcionamiento las prensas
accionadas por caballos a principios del siglo XVIII.
Templado
Debido a que el martilleado y otros procesos del trabajo alteran la estructura
cristalina del oro y la plata, haci�ndolos quebradizos, el tratamiento por calor
conocido como �templado� era una operaci�n esencial que se repet�a varias veces
durante la manufactura de una pieza antigua. La necesidad del templado ha sido
reconocida por los trabajadores del metal durante miles de a�os y podr�a verse como
un proceso primitivo, pero en realidad se necesita una cierta habilidad y un buen
conocimiento de las propiedades de las diferentes aleaciones para asegurar que el
templado sea un completo �xito, evitando as� la formaci�n de ampollas, grietas o
manchas negras por exceso de calor.
Embutido y repujado
El embutido y el repujado por martillo son dos de los m�todos m�s sencillos y m�s
comunes para trabajar la plata y el oro. Los art�culos fabricados por embutido y
repujado no tienen junturas, aspecto de vital importancia en la fabricaci�n de
determinadas piezas de uso com�n, como pueden ser tazas de t� y caf 酅..
El artesano cortaba un c�rculo de plata plana conocido como �pieza tosca�,
calculando su tama�o por referencia al di�metro y altura de la pieza a construir,
tal como se mostraba en el plano de ejecuci�n. A continuaci�n de marcaba el centro
de la pieza tosca, esta marca central a�n puede observarse en alguna pieza antigua
ya terminada.
El embutido implicaba tambi�n trabajar a partir de una l�mina plana y usando un
bloque de embutido. La parte de la pieza tosca que deb�a ser el exterior se embut�a
contra dicho bloque y usando un martillo con la punta redondeada, el orfebre
empezaba a trabajar desde el borde, l�nea por l�nea, hacia el centro. Despu�s de
cada fila, el trabajo ten�a que templarse para restablecer la ductibilidad de la
plata y endurecerla. Cuando el cuerpo de la pieza se hab�a repujado a la forma
requerida, se eliminaba la aspereza dejada por el martilleado mediante un proceso
de �aplanado�.
Estampado con matriz, realizado a mano
Antes del siglo XVIII el estampado con matriz era un proceso manual limitado a
piezas peque�as como botones, mangos de cuchillos y otros trabajos peque�os en
antig�edades. El metal al que se le hab�a de dar forma se martilleaba en la matriz
de acero, que era un bloque grabado con un dise�o al dorso. Ya en el siglo XVIII,
cuando se dispuso de l�minas de plata mucho m�s finas, de acero endurecido para la
matrices y energ�a hidr�ulica pudo empezarse con la producci�n de plata en gran
escala y el estampado con matriz se mecaniz�.
La calidad de las matrices de m�quina ten�a que ser muy alta y el grabado resultaba
caro, pero aseguraba menos procesos de acabado y se le daba forma al metal con una
m�nima atenci�n y en una sola operaci�n.
Fundici�n
Hab�a varios m�todos para producir objetos por fundici�n. De vital importancia era
en todos ellos el dise�o y acabado del molde, la pureza del oro o la plata y el
calor que deb�a alcanzarse antes de la colada. Usando m�todos de fundici�n pod�an
hacerse objetos de considerable complejidad.
La fundici�n en arena de la plata era similar a la t�cnica empleada en la fundici�n
del hierro y se usaba cuando se requer�a un peque�o n�mero de reproducciones.
La fundici�n a la cera perdida es un proceso muy antiguo usado ya en la antigua
China para fundir vasijas de bronce.
Pulido, bru�ido y acabado
La apariencia de un objeto, cualquiera que sea el m�todo por el cual se fabric�,
puede ser un �xito o echarse a perder en el proceso de acabado. Como resultado de
cualquiera de los procesos usados para la fabricaci�n eran inevitables los ara�azos
y marcas de la lima, as� como tambi�n manchas por oxidaci�n del cobre que hab�a que
eliminar. Se quitaban las manchas m�s evidentes y a continuaci�n se pul�a la
superficie con ante y se hac�a brillar con abrasivos finos, por ejemplo, tierra
tr�poli, rojo de pulir y yeso blanco. El bru�ido se realizaba con herramientas de
frotaci�n de acero altamente pulido, �gata o hematite y modelaban el contorno del
objeto, comprim�an el metal y le daban una superficie altamente reflectora, que a
menudo el artesano hac�a contrastar con partes mateadas a mano.
En el proceso de acabado, despu�s de haber hecho la superficie brillante, pod�an
conseguirse diferentes efectos y colores por texturado o corrosi�n de la
superficie.
Repujado y cincelado
En la jerarqu�a de los artesanos especialistas, el cincelador era el grado m�s
alto. Necesitaba una vista casi perfecta para trazar el dise�o y conocimientos de
c�mo modelar y texturar el metal para conseguir efectos de alto relieve. El
repujado era el trabajo m�s burdo del metal desde el reverso, y requer�a menos
conocimientos.
El repujado se combinaba a menudo con un posterior cincelado desde el frente para
mejorar el detalle y la definici�n.
El cincelado plano era una decoraci�n superficial trabajada desde el frente en muy
bajo relieve. Los punzones produc�an bordes suaves y ondulados, que contrastaban
con los cortes aguzados de las herramientas de grabado. El ornamento de cincelado
plano se combinaba a menudo con un tipo de trabajo de fondo texturado conocido como
�mateado�, una forma de decoraci�n ya usada en el siglo XVII.
Grabado
Una de las formas m�s viejas de decoraci�n sobre metal, as� como otros materiales,
debe haber sido seguramente el grabado. �ste pod�a consistir en unas pocas l�neas
sencillas o en cantidad de detalles pintorescos. El modelo que se iba a grabar se
dibujaba cuidadosamente en blanco o negro y luego se colocaba cara abajo sobre la
plata previamente recubierta con una fina capa de cera de abeja. Frotando con un
buril se trasladaba la impresi�n a la cera, de modo que el grabador ya pod�a
dibujar los contornos con la punta de su gramil. Despu�s se eliminaba la capa de
cera y el grabador pod�a confiar en el dise�o ligeramente rayado a modo de gu�a
para el dibujo.
Alambrado y filigrana
Los alambres se usaban de muchas formas y para diferentes prop�sitos, tanto
pr�cticos como decorativos. En su forma m�s simple se soldaban para reforzar bocas,
por ejemplo, de las vasijas y las jarras antiguas.
La filigrana es una forma especializada de alambrado practicada desde hace m�s de
4.000 a�os para joyer�a y para la decoraci�n de trabajos de orfebre. Dicha t�cnica
consist�a en la transformaci�n de alambre de galga fina en cables y dar a �stos
formas de volutas, espirales, flores o dise�os geom�tricos, que luego se iban
soldando por zonas a una estructura m�s reforzada.
Contrastaci�n
Durante siglos ha sido crucial tanto para las autoridades emisoras de monedas como
para los orfebres y joyeros conocer la pureza relativa del oro y de la plata. El
m�todo m�s antiguo y m�s sencillo de ensayar los metales preciosos ha sido con la
piedra de toque.
El ensayo y marcaje fueron introducidos originariamente por el estado como medios
de controlar el uso del oro y la plata y procurar alguna protecci�n contra negocios
fraudulentos. El sistema moderno surgi� en Francia en el siglo XIII. En 1275,
siguiendo un decreto para los orfebres de Par�s de 1260, Felipe el Atrevido orden�
que cada orfebre provincial deb�a adoptar una marca de la ciudad. Montpellier
inici� tanto la marca de fabricante obligatoria (en 1355) como el sistema de letra-
fecha anual (en 1427), ambos imitados en Par�s al cabo de pocos a�os. El prop�sito
del ciclo de letra cambiante era permitir identificar al oficial particular
responsable del ensayo y marcado de las piezas y hacerle responder ante cualquier
irregularidad. Debido a la antig�edad y alta reputaci�n del contraste como una
garant�a tanto de la norma como de la fecha, las marcas oficiales han sido alguna
vez imitadas.
Los punzones oficiales eran de acero endurecido y daban una clara impresi�n que a
veces pod�a detectarse incluso en el reverso de la pieza. Los punzones para marcar
que eran forjados se copiaban a menudo de la orfebrer�a antigua, y las impresiones
que dejaban eran a menudo de bordes suaves y gastados.