CURSO DE AUTORREALIZACIÓN DE ANANDA
EN ESPAÑOL
Primera Parte: Iniciación a la meditación
Lección 5
CÓMO ENFOCAR LA MENTE
CON VISUALIZACIÓN,
ORACIÓN y CANTOS
Principios
La mente y su instrumento físico, el cerebro, son inquietos y antes de que se pueda
meditar debidamente debemos conducirlos a un estado de control. En un estado normal
de conciencia despierta, estamos programados para responder a millones de estímulos e
información fragmentada que entran a través de los sentidos. Después de recibir la
información, debemos evaluarla y tomar incontables decisiones, la mayoría de ellas se
procesan completamente por debajo del nivel de conciencia consciente, es decir
subconscientemente.
Piensa por un momento en el sencillo acto de caminar por la sala de tu casa para
calmar a un bebé que está llorando. Visualmente debes ver a tu alrededor para poder
caminar por la sala. Esto supone no sólo percibir objetos sino también que los ojos
deben evaluar constantemente lo que ven. Otra parte de tu mente está recibiendo y
procesando furiosamente los mensajes que te permiten permanecer de pie de forma
controlada, sin caerte al caminar. Al mismo tiempo el sistema auditivo está procesando
los sonidos. Y sin embargo no te das cuenta de todas estas actividades. Tu mente
simplemente piensa: "¡Oh, pobre niño! ¿Por qué lloras?”.
¿No es sorprendente entonces que tengamos dificultades con esta mente
supremamente dinámica cuando tratamos de enfocarla para meditar? En esta lección
aprenderemos tres técnicas poderosas para ayudarnos: visualización, oración y canto.
Aunque es cierto que estas técnicas enfocan nuestros pensamientos, su alcance va
mucho mas allá; nos conectan directamente con el Espíritu; son el corazón y la esencia
de prácticamente todas las tradiciones religiosas y senderos espirituales del mundo.
Puede decirse que la actividad mental es la característica que define a los animales
más avanzados y esto es especialmente cierto para la especie humana. El yoga
identifica tradicionalmente cuatro procesos mentales básicos, que en sánscrito son
llamados: mon, buddhi, ahankara y chitta.
Mon (la mente) es la acción de recibir información. A continuación interviene
buddhi (el intelecto), donde procesamos y reconocemos la información y relacionamos
la nueva información con el conocimiento adquirido previamente, a menudo dándole un
nombre. Con anhankara (el ego) se evalúa la información en relación a cómo nos
afecta. Finalmente, por medio de chitta (los sentimientos) juzgamos si es positiva o
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negativa de acuerdo a nuestros sentimientos y al aprendizaje adquirido de lo que nos
gusta o no nos gusta.
En primer lugar actúa mon, la mente, la cual es responsable de recibir información.
Absorbemos un sin fin de información por medio de los sentidos. Los órganos de los
sentidos están diseñados para traducir a impulsos electromagnéticos la energía que se
manifiesta en forma de ondas, presión o sustancias químicas. Estas señales son
enviadas, por medio de reflejos electromagnéticos, a los lugares apropiados del cerebro.
Ésta es una operación increíblemente compleja ─¡el cortex visual del cerebro está
compuesto por billones de neuronas!─ Sin embargo, aunque hemos recibido el mensaje,
aún no hemos dado sentido al impulso. Este proceso es igual que el de un espejo que no
reconoce la imagen reflejada en su superficie, simplemente la refleja.
Una vez que el cerebro recibe esta imagen cruda de los sentidos, el intelecto la
procesa de forma coherente de acuerdo a nuestra percepción del mundo. Este proceso
activo del buddhi genera una fuente de actividad mental todavía mayor que la propia
recepción. Investigaciones modernas demuestran que la visión, por ejemplo, depende de
mensajes interactivos muy complejos entre las diferentes partes del cerebro,
construyendo una serie de mapas superpuestos utilizando regiones especializadas de la
corteza cerebral. Algunas células o neuronas “ven” solamente líneas verticales, otras
horizontales o curvas o movimiento o color. Al menos una docena de estos mapas son
coordinados y combinados de forma consistente para poder asociar y reconocer la
imagen de un perrito, un lápiz o un padre.
Después de procesar toda esta información neutra, la personalizamos y la
relacionamos con nosotros por medio de ahankara, el principio del ego.
Constantemente nos preguntamos (subconscientemente) “¿Es esto mío o no lo es?
¿Cómo me afecta esto a mí? ¿Será esto positivo o negativo para mí – para mi cuerpo, mi
territorio, mi familia, mis posesiones, mis opiniones? ¿Me amenaza esto de alguna
forma?”. Calma tu mente lo suficiente como para observar tus pensamientos y
comprueba si la mayoría de tus pensamientos agitados son causados por las
preocupaciones del ego.
Pero evaluar las cosas en relación a cómo afectan a nuestro ego, no nos ata
necesariamente a la ilusión. Después de todo, hasta los santos deben cuidar su cuerpo.
Por medio de la influencia de chitta, sin embargo, juzgamos el mundo de acuerdo a lo
que nos gusta o no nos gusta. Es esto, sobre todo, lo que nos mantiene esclavizados al
sueño del mundo y de la materia. La energía del corazón se involucra y convierte la
información en una cadena de gustos y aversiones. Mientras permanezcamos sin darnos
cuenta en el acto constante de juzgar, esto determinará nuestro nivel de felicidad más
que ninguna otra cosa. Esta actitud determinará si el mundo nos trae satisfacción o no.
Si durante la meditación logras distanciarte de tus deseos y lo que no te gusta,
simplemente observa la mente, rápidamente lograrás enfocar la energía. De hecho
Patanjali, un reconocido sabio de la antigüedad, dio la definición clásica de yoga,
“Yogas chitta vritti niroth”- “Yoga es la neutralización de los vórtices de lo que nos
gusta y lo que no nos gusta”. El estado de gozo infinito en Dios nos espera en la calma
silenciosa, justamente mas allá de los deseos y las aversiones. ¿Como acallar la mente y
calmar las emociones? Enfocando profundamente nuestra mente y energía. En la
última lección aprendimos una técnica poderosa, Hong So, para concentrar nuestra
energía. Al calmar la energía el resultado automático es la calma de los pensamientos y
las emociones.
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Uno de los mayores beneficios del yoga es que reconoce que todas las cosas son
simplemente niveles diferentes de energía. No juzga las cosas como buenas o malas,
mas bien las evalúa por su capacidad para aumentar o disminuir la energía. A través de
la experiencia aprendemos que intrínsicamente somos más felices cuando nuestra
energía es expansiva y más desdichados cuando nuestra energía es contractiva. Al
contrario que ciertos dogmas religiosos, el yoga no trata de suprimir la energía, sino que
nos ofrece técnicas para canalizarla y medios para transmutar los pensamientos en lugar
de reprimirlos.
En la meditación nos esforzamos por alcanzar un estado de conciencia en que la
mente está calmada, enfocada y expansiva. Para alcanzar el éxito lo primero que
debemos cambiar es la tendencia a la inquietud. La visualización, la oración y el canto
nos ayudan a enfocar nuestra mente y dirigirla hacia el Espíritu. Cada una de ellas
trabaja con las diferentes funciones de la mente y cada una, si se realiza correctamente,
tiene el poder de conectarnos directamente con nuestro ser más elevado, el
superconsciente. Estas tres actividades (visualización, oración, y canto), presentes en
todas las religiones, son las prácticas principales de casi todos los senderos espirituales.
Técnicas
La visualización es fácil de realizar, pero existen ciertos principios que es
importante tener en cuenta para que la práctica sea efectiva. Concéntrate en el entrecejo
e imagina que una escena pasara por una pantalla. Trata de ver la imagen y de ver hasta
el más mínimo detalle: cuanto más claramente visualices algo, más poderoso será su
efecto. Visualízala con colores vibrantes y fíjate en los detalles con claridad.
La visualización debe ser hermosa y expansiva; como su propósito es el de elevar
nuestra mente y al mismo tiempo enfocarla, incluye también los otros sentidos a parte
de la vista. Si estás visualizando un lago, escucha las pequeñas olas golpeando en la
orilla, siente la brisa soplando sobre el agua, huele las flores silvestres de la ribera y
sobre todo, sumérgete completamente en la escena y excluye cualquier otro
pensamiento.
Existen varias formas de visualización, pero hay tres clases que son especialmente
importantes para la meditación. La primera nos ayuda a calmar y enfocar la mente, la
segunda da expansión a nuestra conciencia y la tercera nos sintoniza con un santo o guía
espiritual.
Un ejemplo de visualización para enfocar y calmar la mente es el siguiente: Imagina
una pradera donde el sol brilla y siente la brisa apacible, observa cómo va dando
movimiento a todo. La hierba y las flores se mueven con la brisa, escucha el sonido de
los insectos y huele el aroma purificante de las flores. Gradualmente la brisa cesa y la
pradera se calma, todo movimiento se suspende y se detiene como esperando. Tus
pensamientos, como la hierba, están completamente acallados, en este silencio tu ser se
cubre con un sentimiento de paz completa y bienaventuranza. Báñate en ese sentimiento
durante el tiempo que te sea posible.
Otro ejemplo de visualización para expandir la conciencia es elevarla hasta alcanzar
la infinitud: Visualiza una luz azul añil o dorada en el entrecejo. Cuando la veas
claramente, siente que llena todo tu cerebro. Paulatinamente permite que se extienda por
todo tu cuerpo, siente que empapa tu salud, tu bienestar y cada una de las células de tu
cuerpo. Esta luz es consciente y tiene sabiduría propia. No necesitas controlarla,
simplemente permítele que toque cada fibra de tu ser. Después deja que la luz se
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extienda más allá de los límites de tu cuerpo llenando la habitación donde te encuentras
y uniéndote a cuanto hay a tu alrededor, siente que la luz empapa de energía cada átomo
que toca, elevando la vibración de cada partícula de materia. Ahora, deja que la luz se
extienda más allá de este planeta abarcando nuestro sistema solar y toda la galaxia,
bañando finalmente con su luz resplandeciente todo el universo. Flota en este vasto
océano de luz, desvanece todo sentido de separación hasta que la luz y tú seáis uno.
Una tercera técnica, muy poderosa, es la de visualizar el santo de tu devoción o guía
espiritual. Aquí en Ananda, visualizamos a Yogananda u otro Gurú de nuestra línea de
Gurús. Esto es de gran ayuda para sintonizarnos con una conciencia divina manifestada
en alguien que ha alcanzado el elevado estado que buscamos en nuestro ser. Empieza
mirando una foto hasta tener la imagen fija en la mente. Después cierra los ojos y
visualiza claramente los ojos del Gurú, trata sobre todo de verlos claramente. Los ojos
son la ventana del alma y comunican conciencia más que ninguna otra parte del cuerpo.
Atrae magnéticamente los atributos del santo, su sabiduría, su amor, su gozo y su
conciencia. Comprende que en tu ser más elevado el santo y tú sois uno.
Oración
Todas las religiones aconsejan la oración, pero la mayoría de las personas están
desilusionadas con el resultado de sus oraciones. Esto se debe a que rezan
equivocadamente. Yogananda dio una directriz clara para conseguir que las oraciones
sean efectivas. En primer lugar dice que debemos orar con toda nuestra conciencia,
como dijo Jesús, “con todo tu corazón, con toda tu mente, con toda tu alma y con toda
tu fuerza”. Dios responde a nuestras oraciones, pero aquéllas que tienen poca energía las
responde sólo un poquito. Aquéllas con mucho poder, atraen una potente respuesta.
Reza creyendo, no permitas que las dudas e incertidumbres bloqueen tus
expectativas de éxito. Asume que Dios desea responder a tus oraciones (con tal de que
sean para tu beneficio y no para tu mal), reza con el pensamiento de que eres su propio
hijo y no un mendigo implorando un favor de un extraño. Las oraciones mendigantes
distancian a Dios, mientras que rezando como Su hijo o hija le atraen más cerca de
nosotros, no te sientas indigno: identifícate con tu potencial y no con tus debilidades.
Yogananda dice, “El pecado más grande es el de llamarse a uno mismo un pecador”.
Deja que tus oraciones broten del corazón. Los rezos ceremoniosos crean una
relación rígida con Dios, moldeando nuestro trato con Él cómo si fuese alguien al que
debemos complacer con palabras y acciones halagadoras antes de que Él nos acepte o
nos de su amor. Pero en realidad Él es lo más querido y cercano a nuestro corazón. Él
está más cerca de nosotros que nuestros propios pensamientos y nos ama más de lo que
nos amamos a nosotros mismos.
Ésta es una oración sencilla de Yogananda de su libro Susurros de la Madre Eterna
que puedes utilizar de modelo para hacer tus propias oraciones. Leerla varias veces te
ayudará a entender las imágenes y el significado de sus palabras, después repítela con
los ojos cerrados, profundizando en el sentimiento que hay detrás de las palabras. A
medida que satures la oración con los sentimientos del alma, la espiritualizas y le das un
poder que va más allá de las palabras.
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Nos proclamamos Tus Hijos
Tú eres nuestro Padre. Estamos hechos a Tu Imagen, Somos hijos de Dios. No
preguntamos ni pedimos como mendigos, sino que, como hijos tuyos, exigimos
sabiduría, salvación, salud y felicidad eternas. Traviesos o buenos somos Tus hijos.
Ayúdanos a conocer Tu voluntad. Enséñanos a utilizarla independientemente de
nuestra voluntad humana (ya que Tú nos diste el uso del libre albedrío), en sintonía con
Tu sabiduría y guiada por ella.
Cantos
El canto -repetición cantada de unas pocas palabras o frases- es muy semejante a
una oración. De hecho muchos de los cantos de Ananda son oraciones a las cuales se
les ha puesto música. Añadiendo melodía y ritmo es más fácil que la mente preste
atención. Cantar tiene las mismas reglas que el decir una oración: Concéntrate
profundamente, canta con todo su ser y trata de ir más allá de las palabras para llegar a
la esencia del canto. Yogananda dice, “Cantar es la mitad de la batalla”. Es una de las
mejores formas de abrir el corazón.
En los centros de Ananda cantamos juntos al principio de cada meditación, después
llevamos el canto, mentalmente, a la parte silenciosa de la meditación, tratando de abrir
nuestros corazones más y más completamente a Dios. Puedes cantar en silencio en
cualquier momento: mientras trabajas, o conduces, o esperando en la cola del
supermercado. Cantar regularmente despertará el amor y la devoción de tu corazón y
evitará que tu meditación sea árida.
Alguien le dijo a Yogananda que los norteamericanos no tenían devoción,
Yogananda sonriendo calladamente invitó a esta persona al programa que daba esa
noche en Carnegie Hall, en Nueva York. En este programa dirigió a la audiencia, de
varios cientos de personas, con un canto durante una hora y media. Yogananda dijo que
muchos entraron esa noche en éxtasis y otros fueron curados de enfermedades graves.
Oh Dios Hermoso
Oh Dios hermoso, Oh Dios hermoso,
Ante Ti yo me inclino.
Oh Dios hermoso, Oh Dios hermoso.
En el bosque eres verde,
En la montaña eres altura,
En el río eres inquieto,
En el mar Tú eres profundo.
Oh Dios hermoso, Oh Dios hermoso,
Ante Ti yo me inclino.
Oh Dios hermoso, Oh Dios hermoso.
Para el que sirve eres servicio,
Para el que ama eres amor
Para el quien sufre eres consuelo,
Para el yogui eres gozo.
Oh Dios hermoso, Oh Dios hermoso,
Ante Ti yo me inclino.
Oh Dios hermoso, Oh Dios hermoso.
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En general, debes utilizar estas tres técnicas de visualización, oración y canto, al
principio de la meditación. Debes dejar por lo menos una tercera parte del tiempo
asignado a la meditación para ir más allá de las palabras y entrar en comunión interna
con el Espíritu. Estas técnicas deben llevarte a un estado profundo de calma y enfoque.
A medida que logres sensación de interiorización, trata de aumentar ese sentimiento
bañándote en él. No permitas que la inquietud se deslice de nuevo en tu mente.
Permanece calmado en ese silencio interior durante el tiempo que te sea posible,
permitiendo que bañe todo tu ser. Incluso cuando estés listo para abandonar la
meditación, siente que llevas contigo una burbuja de paz y gozo. Permite que todas tus
actividades se inicien desde ese estado, habla desde ese estado, relaciónate desde ese
estado y verás cómo se transformará tu vida.
Rutina
• Haz la respiración Yóguica completa tres veces y después algunos minutos de
respiración diafragmática.
Rutina para la Meditación
• Comprueba tu postura.
• Reza para recibir gracia y guía divinas.
• Tensa el cuerpo y relájalo (con respiración doble) de tres a seis veces.
• Utiliza una o más técnicas de esta lección. Elijas la que elijas trata de disolverte
en su práctica.
• Practica la respiración medida de seis a doce veces.
• Relájate profundamente desde los dedos de los pies hasta la cabeza.
• Practica Hong-So de 5 a 10 minutos.
• Permanece el mayor tiempo posible en el silencio interior.
• Termina con una oración por tus seres querido y por el mundo entero.
Si tienes alguna pregunta no dudes en ponerte en contacto con nosotros.
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