Introduccion a Derrida
Maurizio Ferraris
Amorrortu editores
Buenos Aires - Madrid
poeestannaononinidensatiiiasneasseA Piible onl 4
“Introduzione « Derrida, Maurixio Ferraris
eeractatara Fig Spa Home Bo, 2003
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Industria argentine. Mado in Argentina
IBN 10: 905380002
SEN18 o7ms0 363065
TSN 6.490718, oe Dai, sn oa
Ferrerie, Maurin
Tntroducion a Derrida 1° ed. - Buenos Aires
Amarrorts, 2008,
192 p. 20x12 em, « (Biblioteca de filsota)
‘tradveiin da: Luciano Padilla Lopez
ISBN 950-518-8682
1. Filosofia, I. Padilla per, Laciano, trad 1. Titalo
Gon 'i00
Ipreco on los Talleres Grdficos Color fo, Paso 192, Avellaneda,
provincia de Buenoe Aires, en agosto de 2006,
‘Trad de eat edisién: 2.000 eerplazes.
;-
indice general
43
I. 1952-67: Aprendizaje fenomenolégico
1:1 Beole Normale Supérieure
12 Dialéctica en la fenomenologia
[2.1 El eardcter irreducible de la génesis, 18,
1.2.2 El signo y las ideas, 28. 12.3 La subversién
de Ia fenomenologia, 35
1.3 El argumento trascendental
18.1 Real, ideal, iteracién, 43. 13.2 Bl teorema
deMiinchhausen, 48. 1.3.8 La ley de Murphy, 53
TL. 1967-80: Deconstruceién
de la metafisica
IL.1 La gramatologia como ciencia trascendental
11.1.1 E168 y la superacisn de la metafisica, 63.
11.2 La gramatologia, 69, 11.1.3 Gramatologia
¥ esquematismo, 75
TL.2 La deconstruecién como andlisis intermi-
nable
11.2.1 Represién, 82. 11.2.2 Deconstruccién, 91
TL3 {Qué queda después de la deconstruccién?
1.3.1 Aporias, antinomias, absoluto, 99, 11.3.2
Diferencis /Diferancia, 103renner eee
IML. 1980. 1. 1952-67: Aprendizaje fenomenolégico
109 IL.
xica y ontalogia :
70 TEL Bl eambl de elt, 109. 11.1.2 Cetin
de lo posmoderno, 113. 1111.3 Heidegger y
Mars, 117. TT.1.4 La polaridad ética/ontologta,
Objetos sociales
324
130 TIL2 Duclo y autobiografia
139. Cronologia de vida y obras
16) Historia de ta critica
171 Bibliografia
I. Repertorios bibliogeaficos, 171
TL Obras de Derrida en ediciéa original, 172
TIL, Traducciones al italiano, 174
IT bis, Traduceiones al castellano, 17]
IV, Estudios acerea de Derrida, 179
Obras colectivas y fasefculos monogrficos, 179.
Posestructuralismo, 180. Hermenéutica, teoria
de la literatura, tooria critica, 181. Filosofia
analitia, 182, Fenomenologia, 183. Derrida en
Ttalia, 184
{IV bis, Versiones en castellano, 185]
1.1 Ecole Normale Supérieure
La insuficiencia de los pioneros. Dan testimonio de
In actividad de Derrida como fenomensiogo tres obras
mayores: Ia Memoria de 1953-54 sobre El problema de
a genesis en ta filosofta de Husserl;! la extensa In-
‘troduecién de 1962 a £1 origen de la geometria,? y La
voz, el fendmeno,? de 1967, ademas de cierta cantidad
de contribuciones menores.* Quinee aos, y una elec-
ign casi inevitable.
" be probltme dela gondze dans la philosophic de Russert, ev.
tor: de Gandillac (publicada en 1990, Paris: PUF, trad al tall
node V. Costa, I problema della genesi nella flowjia di Hasse,
Milén: Jaca Book, 1982),
Traduecin eintreducetin dela obra de B, Hosser, Vorigine de
1a géometrie, Pars: PUR, 1962 trad, italiano e introductlon de
Di Martino, Lorigine delta eomtrla, Mia: Jace Book, 1951,
1 Za voix et le phénoméne, Introduction au probleme du signe
dons ia phénoménalogie de Husson, Paris: PUF, 1967 (tra. la
ano de G, Dalmaseo, La voce ei enomeno, Milén: Jnen Book,
1968).
4 Genes t structures tla pénaménclogie (1950), ineluido shor
raen Lierture et a diffrence, Para: Seu, 1867 (ted, al allane
eG, Poi, Ler scridtura ea difference, arin: Pins, 1974; nue.
‘a edieién eon introducsi de G, Vattlne iid, 1900 reseine do
H. Hoh, Lebensivelé und Gaschihte, en Les Bees Philsophiguse,
4, 1968: de B. Husterl, Phanomenclopische Payehologie, ii. 2,
1066; de J. N. Mohanty, B, Musser's Theory of Meaning, thi
1964; La phénoménolagie ot la cléture dela représentaion, Avanas
poche, 196; La forme et evoulirdire. Note eur la phénoménotesuande Derrida enpezn a estudiar Slosofi en la
ee le Supérieure, Huser], a quien Sartre y
Beale Nore Sirotuldo en racine on cat
‘po de recibir un pleno reconocimiento. weadémico, ¥ la
odo recht m Taatiuye un palo de araceién diel
{enorme ee corbordrclo ficient: © ex2P-
Se ee lo Sslon que aompatiaren Ia -
Ci een loquese dicen lamar onesie
(oat er roucultyLyoiad, surge como fone
barat eran en gual mdi por Heeger 9 Por
ret iyry ia fenomendogin ao dark do cons-
are rafrcaca en su mayor parte universi-
tui woe Jalmente omeontrada en la Besle Nort
sn coer continuidad que atin hoy pardara.
7. tisomncogia ve muestra como na gr Pro
ae errr lobre init, do una filosfin enpas do
llevar a las cosas en si, més alld de las exhaustas tra-
Taree Soden beta como tora del eonoeimionto en
sso de rindar una alternatva fl derrambe
Alem fs Vergoniano on ln culira frances.
Pare eai a loeture de Tosser pave ndisoei-
aa reetnacn de Hedogger ea la cltura Sa
ae de egger eae alumno,y mas tard el rival, de
‘atts qe trangcribio la fonomenolgta dontre dol
Besser jclune Blosffa dela existencia 3, mismo
tuareo nord enn entramado més complejo de
‘Srecin a twain fst.
en a craters, ena inmate poagu-
1a, gracias a la mediacion de Jean Beaufret, quien a
wer se desompetiard en la Beole Normale, larecupe-
TaNon'Tleclien de Heldogpes despatn de haberee
a tte con el nagnmo, pasa precaament por
Soa one nfcm, peo, Huswerlde le france:
‘gisdu langage 2967), ahora en Margos dea philosphie, Pari: Mi
frit, 1972 (red al italiano de N. fotrida, Marginé della fosofta,
‘Turia: Binaval, 1997).
10
|
ses é una mixtura de fenomenologfa y de existencia-
lismo, eon cierta apertura a la psicologia; esa amalga-
ima tiene una cabal representacién en el titulo de tres
obras sumamente influyentes: El ser y la nad (1943),
de Sartre; Fenomenologia de la percepeidn (1945), de
Merleau-Ponty, y Descubriendo la existencia con Hus-
serly Heidegger (1949), de Lévinas.
De todos modos, estas lecturas pioneras ya resul-
tan insuficientes para la generacién de Derrida. El
punto de partida no serd, para Derrida, el encuentro
entre fenomenologia y existencialismo, sino, antes
bien, la epistemotogia, y en especial el problema de la
sgénesis de los objetos ideales, El Husserl que le inte-
‘rosa es ¢] te6rico del conocimiento, aquel que se habia
preguntado eémo era posible que de la experiencia
padieran nacer ciencias objotivas. Echado por la puer-
ta, el existoncialismo volverd a entrar por Ia ventana,
‘pero, tal como veremos, en formas mucho mis media
tas que las de los afios euarenta.
Compatteros de escuela. Ala epistemologia ya ha-
bia dirigido su interés Foucault, quien —siguiendo la
nea de Canguilhem—se dedicara al estudio del naci-
miento de la psicologia, de la medicina, de las ciencias
Jhumanas, esto es, el problema do la génesis. Son pro-
blemétieas a las cuales se muestran muy sensibles
también compaiieros de estudios de Derrida, como el
faturo sociélogo Pierre Bourdieu y el filésofo Gérard
Granel. La atencién prestada a los origenes materia-
Jes y sociales del saber, a la aceién de la estructura 80-
bre lo que en términos marxianos se llamaba «super-
estructura», llega a Derrida por sugerencia de Althus-
set, para ese entonces profesor asistente en la Keole
Normale.
Derrida se propone mostrar que Husser! tiene muy.
presente desde el comienzo el componente dela indivi-
dualidad histérico-sensible (al menos como problema
no dificultad), y procura poner en evidencia que este re
conocimiento no choca en absoluto con el ideal de la fe-
nomenologia como ciencia rigurosa; porel eontrario, es
quello que lo posibilita, mediante un proceso dialée-
tico, Ahora bien, si debe haber dialéctica, esta ha de
ser materialista, Derrida —do acuerdo eon el filésofo
vietnamita, en ese entonces activo en Francia, Tran-
Due-Thao, autor de Fenomenologéa y materialismo
dialéctieo (1951)— traduce la idea de Husserl de quo
cel sujeto ee relaciona con el mundo no como actividad,
sino como pasividad en la valorizacidn de la génesis
‘material de los objetos ideales, es decir, de las estruc-
turas,
En esa via, Derrida encuentra en Husser! casi to-
dos los ingredientes que mutrirdn su reflexién, en for-
ma de una suerte de alquimia de los opuestos. De he-
‘cho, Husiser] es el gran adalid de la filosofia como cien-
cia rigurosa y como teoria pura; pero ala vez es el pen-
sador atento a las determinaciones histéricas y exis-
tenciales que constituyen el fundamento adverso del
cual la flosofia debe Alejarso, cl tosrico de una filosofia
que Ilegue a Ins cosas mismas y el paciente analista de
las mediaciones que nos hacen acceder a la expe-
Los maestros y el método. Derrida recibe de sus
maestros inmediatos una disciplina que condicionara
la prosecueién de su trabajo
‘Un primer elemento es el peso de la historia de la
filosofia, que constituye un factor de prestigio y simul-
‘tdneamente de regresividad de la Eeole Normale Su-
périeure, Fundada por Napoleén, ls escuela tiene co-
‘mo primer objetivo formar docentes de licvo que, tras
un periodo de préctica en Ia escuela secundaria, serdn
convoeados a la universidad. A ello obedece el cursus
centre un canon de clasicos de la filosofia, practicamen-
te sin modificaciones desde la época de Bergson, cuyo
2
apréndizaje eorroboran los apuntes, las anotaciones y
mis tarde los sominarios de Derrida conservados en
Jos archivos de la universidad californiana de Irvine.
sto hace de la Normale una institucién de tendencia,
conservadora, aunque sus profesores puedan revelar
‘una gran apertura mental; este es el caso de Maurice
de Gandillae, estudioso del pensamiento medieval,
quien acompafiara a Derrida en todos los momentos,
cruciales de su vida académica, dirigiendo su Memo-
ria, inviténdolo, en 1959, al primer congreso y, por
‘timo, en 1983, participando en In comision que le
otorgaré cl equivalente a la titularidad de eatedra,
Cuando Derrida discurre acerca de la imposibilidad de
salir dela metafisica y simultsineamente se ejercita en
a subversién del canon filos6fico, una subversién que
de manera edipica se mezcla con una cercania y fami-
liaridad, se revela como un hijo de esa escuela, en todo
y por todo.
Pese a ello, la Ecole noes sélo una escuela de histo-
ria de la filosofia. Ensefia, en la forma expositiva dela
dissertation, el ejercicio de la exégesis de textos, que
consiste en comentar y problematizar un clasico pre-
sentdndole cuestiones teéricas no necesariamente ma-
nifiestas en la inteneién originaria del autor. También
‘en ese caso, bajo el estrato superficial, no resulta dificil
® sueques Derrida Papers 1946-88, Collection number: MS-CO1,
Special Collections and Archives, The UC Irvine Libraries, Un
versity of California, Irvine, California, En au estado actual, el ar
chivo consta de 47.8 pies lineals (116 esas y 10 contenedores do
formats mas grande) Abarea manuceritos, textos mecinografindas
Y regstros que teatimonian Ia carrera profesional completa de De-
"ids como estudiante inluidos texts eon anotaciones y correc
nes de Althuseer, Do Gandilne, Foweult,doeontay estudizo. La
‘oleceia a sido organizada en contro serie: 1, Trabajo eecolares
(1946-60, aproximadamente: 1 pe lineal; 2. Doconcia y seminaries
(1958.96): 7,2pieslineales; 8. Publicaciones y actividad como cone
renciante (1860-88, sproximadamente): 298 pias Inga; Teg
tros do audio y video (1887-99) 4.4 pos lineaos,
13encontrar la disertacién en la filigrana de Ia decons-
truceidn, y ya desde el abordajea Tusserl, una lectura
icacionos todrieas imp
citas, mas que alas consecuencias y a los antecedentes
figos. Bn ese aspecto, Derrida estaba muy
influeneiado por el método histérico de Martial Gus.
roult, autor de Descartes segtinel orden de las razones,
partidario de una historiografia como reconstruecién
racional de las tematicas de los filésofos, La idea bi
siea, de Guéroult como més adelante de Derrida, es
que las eontradicsiones de los filésofos no estan fuera
de sus toxtos, ni deben reconstruirse & partir de ins-
tancias externas; ya estén alli, en sus obras. Riso equi-
vale a decir que la deeonstruccién de un texto comien-
za precisamente en el texto deconstruido,
Un tltimo elemento, La filosofia de Ia Hoole Nor-
male se caracteriza por a invocacién de tres +H: no
s6lo Flusserl y Heidegger, sine también Hegel, que en
Ja escuela tiene un gran intérpreto en Jean Hyppolite,
autor de-un libro como Genesis y estructura de la «Fe.
nomenologta del espiritus, de 1946, Interrogar génesis
y estructura en Husserl, como hace Derrida on 1953-
54, es algo por completo distinto de una alusién extrin-
seca a Hyppoite, y trae aparejada la insercién de la
dialéctica en la hermen6utiea del texto. Las contra-
diceiones de los fildsofos no son evidencia de wn fraca-
so, sino una invitaci6n a trabajar sobre ellas y supe-
rarlas, esto es, « explicitar algo no dicho que resulta
‘as importante que lo dicho. Aparte de esta referencia
especifica, pocas ensas quedan tan de manifiesto como
Ja fidelidad de Derrida a las tres grandes «Hl de la &-
losoffa académica francesa, Bastard con agregar a los
tres «maestros de la sospecha» (segzin la definicin de
Paul Ricceur) que se abren camino en Francia a ¢o
rmienzos de los aflos cincuenta y sesenta, por sendas
aacadémicas (Merleau-Ponty, Ricoeur, Foucault, Delen-
ze) 0 extraacadémicas (Klossowski, Blanchot, Batai
ul
Ile, la vanguardia literaria reunida en toro a la revis-
ta Tel Quel): Nietzsche, Froud y Marx, y obtendromos
la constelacién que guié el trayecto de Derrida.
De ta disertacidn ala deconstrucciéin. Para
movimiento ese sistema de textos, la dialéeti
valoriza el rol de lo negativo o de lo que, en términos
freudianos, puede denominarse «eprimidos, resulta el
instrumento mis apropiado. Ser cuestién de enfati-
zarr, en perfecto estilo dialéctico pero con intenciones
psicoanaliticas, que aquello que los fildsofos no dicen, lo
‘que excluyen de su itinerario te6rico 0 de la forma cum-
plida de su sistema, es en realidad un ingrediente de
gual importancia que cuanto dicen abiertamente. En
‘ese ¢jercicio de Teetura, Husserl os ol primer paciento.
Al principio, en la época de la Memoria sobre EU
problema de la génesis en la filosofia de Husserl, el
punto en que la dialéctica se implanta en la fenomeno-
logia es el vinculo entre génesis material y estructura
ideal: gde qué modo las ideas surgen de las individua-
Tidades materiales y coneretas, y cwénto incide esa gé-
nesis en Ia conformacién de Ia idealidad? La respuesta
‘de Derrida es que lo individual concreto no constituye
un limite de lo universal abstracto, una eesién em-
pfrica de la cual se prescindiria con beneplécito, sino
que offece la condicién de posibilidad para la génesis,
de la idea, La represién es, pues, dialécticamente el
‘Més adelante, en Ia época de Ia Introduccién aE?
origen de la geometréa, el meollo del problema es la re-
lacién entre objetos ideales y transmisién histérica:
de qué modo interfieren en la ciencia los vehiculos de
‘comunicacién y de tradicionalizacién, esto es, ol Ien-
guaje y la escritura? La respuesta es que los medios de
transmisin no son exteriores y accidentales respecto
de la idealidad, sino un indispensable ingrediente de
esta, en el nivel ligicoe ideal. También en ese easo de-
16Sane rT rere eet
‘encontrar la disertaci6n on la fiigrana de la decons-
truccidn, y ya desde el abordaje a Husserl, una lectura
inmanonte, atenta a las implicaciones tedricas impli-
citas, més que a Jas consecuencias ya los antecedentes
historiogréficos. En ese aspecto, Derrida estaba muy
influenciado por el método histérico de Martial Gué-
roult, autor de Descartes segtin el orden de las razones,
partidario de una historiografla como reconstruceién
acional de las tematicas de los filésofos. La idea ba-
sica, de Guéroult como mas adelante de Derrida, es
‘que las contradicciones de los fildsofos no estan fuera
de sus textos, ni deben reconstruirse a partir de ins-
tancias externas; ya estdn alli, en sus obras. Eso equi-
vale a decir que la deconstruccitin do un texto comien-
za precisamente en el texto deconstruido.
Un tltimo elemento. La filosofia de la Beole Nor
ale se earacteriza por Ia invocacién de tres «EH»: no
‘slo Husserl y Heidegger, sino también Hogel, que en
Iu escuela tiene un gran intérprete en Jean Byppol
autor de-un libro como Génesisy estructura de la «Fe-
nomenologia del esptritu», de 1946, Interrogar génesis
y estructura en Husserl, como hace Derrida en 1953-
5a, e8 algo por completo distinto de una alusién extrin-
seea 2 Hyppolite, y trae aparejada la insercién de la
dialéctiea en In hermenéutica del texto. Las contra-
dicciones de los fildsofos no son evidencia de un fraca-
s0, sino una invitacién a trabajar sobre ellas y supe-
rarlas, esto es, a explicitar algo no dicho que resulta
iis importante que lo dicho. Aparte de esta referencia
especifica, pocas cosas quedan tan de manifiesto como
Ja fidelidad de Derrida a las tres grandes +H» de Ia f-
Josofia académica francesa. Bastara con agregar a los
‘ros «maestros de la sospecha> (segrin la definicién de
Paul Ricaur) que se abren camino en Francia a co-
mienzos de los afios cincuenta y sesenta, por sendas
‘académicas (Merieau-Ponty, Riewur, Foucault, Deleu-
20) 0 extrancadémicas (Klossowski, Blanchot, Batai-
u
Te la vanguardia literaria reunida en torno ala revis-
ta Tel Quel): Nietzsche, Froud y Marx, y obtendremos
Ja constelacién que guid el trayecto de Derrida.
De ta disertacién a ta deconstrucciéin. Para poner en
movimiento ese sistema de textos, Ia dialéetica, que
valoriza el rol de lo negativo o de lo que, en términos
freudianes, puede denominarse «reprimido, resulta el
instrumento més apropiado, Sera cuestién de enfati-
zar, en perfecto estilo dinléctico pero con intenciones
psicoanaliticas, que aquello que los fikésofos no dicen, lo
que oxcluyen de su itinerario tesrieo o dela forma cum-
plida de su sistema, es en realidad un ingrediente de
gual importancia que cuanto dicen abiertamente. En
ese ejercicio de lectura, Husser! es el primer paciente.
Al principio, en Ia época de la Memoria sobre El
problema de Ia génesis en ta filosofia de Husserl, el
‘punto en que la dialéctica se implants en la fenomeno-
logfa es el vinculo entre génesis material y estructura
ideal: {de qué modo las ideas surgen de las individua-
lidades materiales y concreias, y cusinto incide esa sé
nesis en Ia eonformacién de la idealidad? La respuesta
de Derrida es que lo individual concreto no constituye
de lo universal abstracto, una eesién em-
pirica de la cual se prescindirfa con beneplicito, sino
que ofrece la condicion de posibilidad para Ia génesis
de la idea, La represién es, pues, dialécticamente el
Mas adelante, en la época de la Introduceidn a EU
origen de la geometria, el meollo del problema es la re-
lacién entre objetos ideales y transmisién histérica:
@de qué modo interfieren en la ciencia los vehiculos de
comunicacién y de tradicionalizacién, esto es, el len-
guaje ya eseritura? La respuesta es que los medios de
‘transmision no son exteriores y accidentales reapecto
de la idealidad, sino un indispensable ingrediente de
esta, on el nivel logico e ideal. También en ese caso de-
16Pr
bbe buscarse la condicién de posibilidad precisamente
‘en lo excluido, al menos de modo expreso, del miicleo
duro de la teoria,
Por tiltimo, y abiertamente, con La voz ye! fendme-
no, Derrida enfrenta ol vinculo entre individualidad y
‘universalidad: de qué modo el yo cmpirieo determina
elyo fenomenol6gico puro sobre el cual Husserl funda
lanecesidad desu doctrina? También en este caso el yo
‘empirico (0, mejor, lo empirico a seeas) se presenta co-
1o condicién de posibilidad del yo trascendental,
En los tres casos, donde se vea una contraposicién
—asi resuena el argumento de base de Derrida— sera
necesario develar una complementariedad, que a esta
altura se eonfigura como la dialeetizacién del par his-
toria/estructura,
El punto inicial: la dialéctica entre historia y es
tructura. Antes de la guerra, Raymond Aron habia in-
troducido en Francia el historicismo alemén (Intro:
duccién « la flosofia de la historia, 1988); diez afios
después, Claude Lévi-Strauss propuso, en perfecta
antitesis, fundar la etnologia y, segiin esa tendencia,
todas las ciencias humanas sobre una base no histéri-
a, vale decir, estructural (Le vida familiar y social de
los indios nambikwara, 1948; Las estructuras elemen-
tales del parentesco, 1949),
El historieismo parece una filosofia adherente a lo
real, pero a la vez esté expuesta a los riesgos del rela-
tivismo; en la circunstancia histériea que nos ocupa
Derrida aborda la cucstién en los afios de In descolo-
nizacién primero de Indochina y luego de Argelia— se
Jo puede tachar de etnovéntrieo. La idea de shistoria
universal» seria, en realidad, un producto europeo,
nuestra mitologia blanca e inconsciente,
Asi, el estructuralismo se muestra muy atractivo,
porque permite o al menos promete superar de un gok
pe relativismo y ctnocentrismo. Los comportamientos
16
sociales de cualquier tipo de etnia reflejan, indepen-
dientemente de su historia, estructuras en comtin, co-
‘extensivas con el acontecimiento originario constitui-
do por el pasaje del estado de naturaleza a la cultura.
La ventaja de este planteo, que satisface una necesi-
dad positivista endémica de la cultura francesa, es que
no parece ser imputable de etnocentrismo, Sin em-
Dargo, la contrapartida es que en el estructuralismo se
representa una forma de trascendentalismo abstracto
—Paul Rieceur hablaré, a propésito de Lévi-Strauss, de
‘un skantismo sin sujeto trascendental—; tanto més
cuanto que una de las matrices del estructuralismo,
ademas de la lingtfstica de Saussure, redeseubierta a
comienzos de los aos sesenta junto con los andlisis
lingiisticos y etnologiens de los formalistas rusos, es la
filosofia de las formas simbdlicas de un neokantiano
como Cassirer.
La solucién de Hussert. {Qué hacer? Una historia
reciente aportaba enseianzas tedricas. La antitesis
entre historieismo y estructuralismo volvia a actuali-
ar el debate entre génesis y estructura, o psicologia y
flosofia, que Husser! habia afrontado en su momento,
y la dialéctica prometia resolver las contradicciones,
transforméndolas en ctapas de un itinerario. Cuando
Husserl comienza a trabajar (su primera publicacién
como flésofo y no como matemético es la Filosoffa de
a aritmética, de 1891), por una parte, se encuentran
elhistoricismo y el psicologismo; por la otra, Frege, en
la logica, y Marty, en la lingiistica, que proponen, res-
pectivamente, un imperio de los pensamientos puros,
independiente de cualquier sujeto concreto, y una for-
ma de estructuralismo.
Con respecto a esta controversia, el argumento de
base de Husserl adopta esta tonalidad: las estructuras|
ideales tienen una génesis, que de todas formas no
compromote su eardcter ideal y absolute. En ello estri-
weereererrmeererrecres err rere eee eee
ba el punto basico de Derrida,® que retrotrae cincuen-
ta.aios el debate en pleno desarrollo entonces, y mues-
tra que la necesidad de integrar la estructura con la
genesis ya estaba enteramente presente en Husserl,
quien precisamente mediante la integracién entre gé-
nesis (esto es, shistoria») y estructura (esto es, «idea»)
habia salvado los derechos de una filosofia como cien-
cia rigurosa, en oposicién a los relativistas de su época.
Puede volver a intentarse el experimento, adaptando-
Joa la nueva cireunstancia
En esta opcin, el joven Derrida obviamente no es-
44 solo. Si buscamos el clemento comin de Ia eritica
que Piaget, Merleau-Ponty y Ricwur dirigian en esos
afios al estructuralismo y a la fenomenologta, lo en-
contraremos en la necesidad de integrar la estructura
con una consideracién genética, sin por ello renunciar
ala dimensién estructural o ideal. <¥ en qué consiste
—sugiere Derrida—esta necesidad, sino en la deman-
a de conciliar los contrarios, vale decir, de una dialéc-
tica en la cual génesis y estructura puedan estarigual-
mente representadas?
12 Dialéctica en la fenomenologia
1.2.1 Bl cardicter irreducible de la génesis
Las tres etapas de Husserl. El problema de la géne-
sis en la filosofia de Hussert es una monografia en tres
partes que separa las etapas del problema de la géne-
sis en el itinorario completo de Husserl en busca de un
‘motivo comin: la definicién de la dialéctica que media
entre historia y estructura, condensada en el motivo
La mejor presentacin de cate context y de ss implinciones
Lesricas os la brindada por Vineonzo Costa en La generasione della
forma. La fenomenolagiae il problema della genes in Hassel ein
Derrida, Milén: Jara Book, 1986,
18
+
dela «génesisn; en este caso, el origen de las estructuras
yen especial, de las estructuras ideales de la ciencia
‘La primera parte corresponde al surgimiento del
problema, Husserl, que se ha formado como matemé-
tico pero est influenciado por la reduccién de la légica
a psicologia propuesta por John Stuart Mill, propone
‘una explicacién genética y antiplaténiea de las ideali-
dades mateméticas, a las que hace depender dela
cologia: en resumen, el ntimero es fruto de nuestra
‘mente; y personas eon mentes diferentes de las nues-
tras tendrian niimeros diferentes de los nuestros, 070
tendrian niimero alguno.
Después de la caida de este planteo, debida (al me-
108 en parte, visto que Hlusserl ya habia empezado a
ever sus propias posiciones) a ia demoledora critica
de Frege ala Filosofia de la aritmética, se hace presen-
te la tentacién logicista. Bs la segunda etapa de Hus-
serl y la segunda seecién de la Memoria, que examina
el trayecto que leva desde las Investigaciones légicas
de 1900-01 a las Ideas de la dévada siguiente. Aqui,
‘Husserl, con una tajante inversion de rumbo, acomete
Ja formulacién do una logica pura, loque dentro de ese
contexto significa la basqueda de uns légica completa-
mente depurada de cualquier elemento psicolégico y
genético,
ese a todo, el trabajo de Husserl, que se empeiia,
en la radical disociacién dela estructura respecto de la
sgénesis, va rumbo @ un fracaso, en cuanto sufre las
consecuencias de la impostbitidad de una reduecién de
Jo empftico a la esfera de lo trascendental. Una vez
aleanzado ese punto, se abre la tercera etapa, donde el
motivo histérico y genético vuelve a entrar de modo
potente en la trama husserliana, Lo que cuenta ahora
es la busqueda de una genealogia de la légica (ast se
Jee en el subtitulo de Experiencia y juicio, publicado
péstumamente en 1939, pero que reclabora manus
tos de los aos vointo). Es euestién de arraigar las es-
19se rr aE
‘tructuras formales en el mundo, sin por ello reducirlas
su origen empirico —ya sea contar, en la aritmética,
ohallar formas en el espacio fisico, en la geometria—
¥, por sobre todo, sin reducir la esfera del @ priori tini-
camente al émbito de la matemétiea,
En brisqueda del verdadero traseendental. A esta
altura, encontrar los orfgenes de las estructuras idea-
les significa —y es este otro rasgo que Derrida nunca
abandonaré en su trayectoria—aclarar eémo puede lo
trascendental reivindicar un papel determinante con
rrespecto a la experiencia, la cual se muestra permeada.
por esquemas conceptuaies, precisamente, porque el
drigen de estos reside en el estrato preconceptual del
mundo de la vida, es decir, en lo que Huser! habia
identificado como momento antepredicativo (anterior
ala formulacién del juicio, que es un elemento coneep-
tua.
Elnticleo de este proyecto, su contenido esencial, se
encuentra en un tramo de la Memoria, en el que De-
rida cita Sobre la ldgioa y la teoria de la viencia (1947),
de Jean Cavaillés: una légica en verdad absoluta, que
derivara su propia autoridad sélo de sf, no resultaria
‘trascendental; un trascendental que fuera meramente
aprior’y analitico ya no seria puro, sélo se mostraria
mas vacio.”
En este caso, el mecanismo es bastante evidente, y
se trata de un punto respecto del cual Derrida nunca
volvera sobre sus pasos: el verdadero traseendental no
‘es un a priori situado en un mundo hiperuranio, ni un,
« posteriori determinado por cémo piensan las distin-
tas personas; es una estructura colocada en el mundo,
tuna ley del conocer (epistemologta) que depende de
‘una conformacién originaria del ser (ontologt.a),
"Le problame deta gentee dans lo philosophie de Husserl, ope,
ie 46,
20
BL a priori material y los dogmas del empirismo.
Este planteo de lo trascendental es lo que Hsserl ha-
bia considerado «a priori materials: que no pueda ha-
ber una extensién gin al menos un color, que no se pre-
sente un rojo que tienda al verde, depende de cémo es-
ta hecho e! mundo, pero tiene la misma indole necesa-
ria que proposiciones como «el todo es més grande que
Ja partes, sla menor distancia entre dos puntos es la
recta que los incluyes, «todo euerpo tiene una exten
side
Este es cl aspecto en verdad decisivo desde el punto
de vista tesrico: de acuerdo con Husserl, Derrida rom-
pe con la tesis segin la eual ela priori poseo un earse-
ter s6lo formal o, para expresarlo en la terminologia de
Kant retomada y discutida por Quine (Dos dogmas del
empirismo, 1961), desautoriza la idea de que subsis-
tirfa una diferencia sustancial entre juicios analtticos
{aquellos en que el predicado esta incluidoen el sujeto)
Y juicios sintétioos (aquellos en que el predicado esté
exeluido del sujeto), y de que o6lo exitiria una nocesi-
dad légica, mientras que la materia resultaria silo
contingente,
Corresponde deconstruir la dicotomfa que contra-
pone el « priori (logic, formal y necesario), por un la~
do, y ela posteriori (empfrico, material y contingent),
par el otro, reeonociendo que pucde existir una neces
Gad en la experiencia, que se determina a posteriori
(on el sentido de que un ciego no podré llegar a conocer
Jas leyes de los colores), pero que no por eso resultaré
contingente,
Después de la dialéctica entre génesis y estructura,
yen estrecha conexién con ella, he aqui otro caso dé
‘econstruceién antes de la deconstruccién. Cuando on
1968 Derrida pronuncie su propia conferencia progra-
mética acerea dela ediférances,§ en la cual se afirma
Ahora inclu en Marges dela philosophie, op. it.
21
Heese seaestsee ee emmnce sera sect eee aH ERE
eee erga ereTTR
que la tarea de la filosofia posmetafisica consiste en
sacar a Ja luz el movimiento secreto que engendra las
‘contraposiciones tradicionales (empirico y trascen-
dental, forma y materia, apariencia y esencia, ete.) lo
hard una vez mis sobre la base de esa adquisicién: el
a priori no estd sélo en la mente de Dios ni en la del
hombre, sino también en el mundo o, més exactanfen-
te, en algo que antecede a la diferenciacién entre men-
te y mundo.
Derrida dio muchos nombres a este «tereeron, tox
‘mados de Ia tradicion floséfica (en primer lugar, como
veremos, el de la imaginacién trascendental en Kant,
como raiz comin de sensibilidad e intelecto)? o inven-
tados mediante una teoria original, como sucede en la
tematizacién de la escritura propuesta en la Gra-
matologta. A partir de cierto punto," Io identifies con
Ja Rhora a que se refiere Platén en el Timeo, a estructu-
ra que precede y unifica ideas y objetos mundanos,
Pero, en qué consiste exactamente el «teroero», el