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Walsh, C. Geopoliticas Del Conocimiento

Walter Mignolo desarrolla una perspectiva teórica llamada 'giro decolonial' que critica el eurocentrismo y colonialismo epistemológico. Mignolo argumenta que el conocimiento está determinado por el lugar geopolítico de enunciación, y que las 'epistemologías otras' marginadas ofrecen alternativas válidas. Propone que cada contexto colonial generó discursos anticoloniales únicos que constituyen un 'pensamiento decolonial'.

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Walsh, C. Geopoliticas Del Conocimiento

Walter Mignolo desarrolla una perspectiva teórica llamada 'giro decolonial' que critica el eurocentrismo y colonialismo epistemológico. Mignolo argumenta que el conocimiento está determinado por el lugar geopolítico de enunciación, y que las 'epistemologías otras' marginadas ofrecen alternativas válidas. Propone que cada contexto colonial generó discursos anticoloniales únicos que constituyen un 'pensamiento decolonial'.

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4.

Ms all de la postcolonialidad y subalternidad:


Walter Mignolo y el giro decolonial
Walter Mignolo es uno de los pensadores latinoamericanos de
fundamental importancia en la contemporaneidad. Mignolo desarrolla
su labor co mo un latinoamericano miembro de la academia
norteamericana y, adems, miembro de diferentes grupos de
intelectuales latinoamericanos que desarrollan propuestas tericas
en los pases sudamericanos. iI Su trabajo intelectual pareciera estar
inserto, en alguna medida, en el horizonte de los estudios postcoloniales
y subalternos; sin embargo, sus desarrollos tericos toman una creativa
distancia de dichos horizontes debido a las imposibilidades de los
mismos de hacer justicia a la realidad de los lugares propiamente
latin oamericanos. Entonces, de "Valter Mignolo podemos afirm ar
que es un intelectual latinoamericano que apuesta por las propuestas
locales, sobre todo por aquellas propuestas que se alejan, han nacido
fu era o se contraponen a los esquemas de interpretacin occidentales
y desarrollan la crtica, directa o indirecta, a l eurocentrismo
epistemolgico que pretende continuar el proceso de colonizacin
por otros medios en la era global. El presente apartado intenta ser
un a introdu ccin a las perspectivas tericas y metodolgicas
desarrolladas por Mignolo en los ltimos aos. Sus trabajos demuestran
un constante proceso de recreacin y madurez ret1exiva. Mignolo es
hoy uno de los representantes ms insignes del complejo horizonte
del pensamiento latinoamericano.
Atrevm onos, para iniciar, a establecer las grandes perspectivas
interpretativas a partir de las cuales Mignolo desarrolla sus aportes
tericos. Las mismas pueden ser sintetizadas as :
1) Los modos de construccin del conocimiento y los respectivos
modos de validacin del conocimi ento (la epistemologa)
mantienen una relacin directa con los lugares de enunciacin.
Occidente ha sid o el lugar geopolti camente clave e n la
determ in acin de la validez o invalidez de los discursos
plan etarios . Sin embargo, esta misma actitud e hi storia
71 Prueb,\de ello es la participacin de Mignolo ~n colecciones conjuntas elaborados por int electuales
sudamericanos. Cfr. Landcr. Edu<II'do (comp.) 2005; CastroGlllez, Santiago y Grosfoguel. Ramn (cds.)

2007.

89

hegemnica occidental ha sido contrarrestada por


epistemologas otras, no reconocidas hasta ahora por el
pensamiento occidental. A esta perspectiva segn la cual todo
conocimiento es un co nocimiento en situacin Mignolo la
llama la geopoltica del conocimiento (Mignolo 200 1; 2005;
2007).
2) Para Mignolo la cntIca al eurocentrismo y co lon ialismo
occidental no es homogneo, sino articulado desde y en cada
lugar de enunciacin, lo cual hace posible el surgimiento de
modos diversos de enfrentar el actual proceso de colonizacin
por parte d e occidente. Por ell o la "teora poscolonial"
desarrollada por grupos de intelectuales provenientes y situados
en las ex-colonias britnicas de la India, no puede ser copiada
y aplicada simplemente en y para Latinoam rica 72 , pues las
mismas responden a circunstancias histricas determinadas.
Las respuestas, en el sentido de contrapropuestas, a los procesos
de colonizacin deben establecerse a partir de cada contexto
sin la pretensin de "universalizar" la propia perspectiva, que
fue el modo de conceb ir la teora por parte de occidente.
3) Por lo anterior, cada experiencia colonial (en frica, Asia o en
Am rica) ha de sa rrollado su s propias persp ec tivas
anticolonialistas a partir de la diferencia colonial (Mignolo
2003; 2001) generada en cada contexto de sometimiento. Esta
diferencia colonial son los discursos contra-coloniales que
fueron acallados por occidente, reducindolos a la mismidad
colonial y subaltern izndolos d es d e una epi stemologa
colonialista. Estos discursos, que resurgen como propuestas
epistemolgicas otras, constituyen lo que Mignolo, junto a otros
pensadores latinoamericanos, llama el pensamiento decolonial
(Mignolo 2007a; 2007b)
Estos tres grandes referentes, arriesgndonos a simplificar demasiado,
son los que constituyen la propuesta terica de Walter Mignolo,
n Mignolo, sin embargo, reconoce la herencia dc la teo la postcolonia l e incluso de los estudios culturales
brit ni cos. En uno de sus ensayos Mignolo se refiere a su propio p royecto del siguiente modo: " intento
aqu co ntinua r la lnea ele apertura hacia la renexin eltica sobre el wlonialismo )' la modernidad abierta
por Stuart H a ll en los estudi os culturales" (1996a, p.G79) Co n este reconocimielllo de la labor crtica
desarroll ada por los est udios cu lturales en Mignolo pode mos considerar a un int electual comprometido
con d proyecto "otro" a rticulado desde los estudios culturales.

90

elaborada junto a otros intelectuales latinoamericanos 73 , en torno a


la crtica colonialista de occidente. La insistencia en una especie de
contextualizacin del saber a travs de la categora de geopoltica
del saber es quizs el punto medular a partir del cual se configuran
sus propuestas tericas. Esta categora interpretativa hace factible
auscultar los saberes no hege mni cos, y en su mayora antihegemnicos, que han existido siempre en medio de los contextos
de opresin y sometimiento colonial en todo el planeta y qu e han
sido marginados por la epistemologa oficial. 74 Occidente, a travs
de un largo proceso colonizador, todava vigente, gener, de modo
indirecto, diversos tipos de discursos anticoloniales, los cU?lles nunca
han sido considerados en la academia debido a que no pertenecen
al canon occidental y, a dems, estn situados en lugares
geopolticamente marginales y escritos en lenguas no hegemnicas.

4.1. Geopoltica del conocintiento: sobre la cOlnprensin


contextual de los saberes

Desde la primera etapa postcolonial de su pensamiento, en los aos


noventas, Mignolo desarrollar sus propuestas tericas estableciendo
la idea medular de que los lugares de enunciacin del conocimiento
son fundamentale s en las pe rspectivas y orientaciones tericas
(Mignolo 2007a; 2007b; 2005; 2001 ). Esta relacin entre geografia,
polti ca y conocimiento determinar la manera de establecer los
objetos del conocimiento y los contenidos del conocimiento mismo.
En este sentido el pensamiento occidental, europeo, desarroll desde
s mismo el occidentalismo75 enmarcado en las teoras y prcticas
coloniales desarrolladas desde el siglo XVI -primera etapa de la
73 Esta perspectiva com unit aria habr que resalt arla siempre. Mignolo, en la mayora de sus trabajos,
est consciente del dilogo mantenido con otros intelec tuales latinoamercanos. Mignolo recoge en su
proyecto muchas voces silenciadas por el saber hegemnico y que en Latinoamrica han ofrecido formas
de afrontar la realidad de modo pertinente al contexto de enunciacin.
74 Al respecto dice Mignolo: " La subordinacin de la geografia a la historia, en la construccin misma
de la modernidad, apag la importancia de las historias locales y las subo rdin a la historia universal
de Occidente". (1996a, p. 690)
7.\ Mignolo, sin tetizando los trabajos de Fernando Coronil, caracteriza al occ identalismo de la siguiente
manera: "es [ ... ] una serie de estrategias cognoscitivas, ligadas al pode r, las cuales dividen el mundo
en.unidades bien delimitadas; separan las conexiones entre sus historias; transfo rman las diferencias en
valores; naturali zan tales representaciones; e interviene, a veces, sin designios perversos (lo cual no es
necesariamente justificable) en la reproduccin de relaciones asimtricas de poder". (Mignolo 1996a,
p.689)

91

modernidad- en Amrica y extendidas durante los siglos posteri ores


por todo el planeta. Las ciencias sociales occidentales de la segunda
etap a de la ex pansin co loni al (ini cia da desde el siglo XVIII)
es ta bl ecieron maneras pa rti cula res de conocer y rep rese nta r los
luga res domin ados en be nefi cio de occid ente y co mo form a de
justifi cacin de su actuacin poltica y econmica. En ambas etapas
de la modernidad el co nocimiento fue siemp re una herrami enta
indi spensable en la justifi caci n ideolgica de la colonizacin.
Al respecto nos dice Santiago Castro-Gmez (1999):
Mignolo quiere investiga~ a fondo la relacin entre imperialismol
y conocimiento, tal com o sta se ma nifi esta en las prc ti cas
cientfi cas de los pases imperiales [. . .] Mignolo ha p rocurado
mostrar que la ciencia moderna produjo objetos de conocimiento
tales como ''l\mrica'', "Indias O ccidentales", ''l\mrica Latina"
o "Tercer Mundo", que funcionaron en realidad como estrategias
coloniales de subalternizacin. (p.S7)
Tenie ndo en cuenta esto, se compre nde la idea que Mignolo (l996b)
nos ofrece acerca de la modernidad:
Un locus de enunciacin que en el nombre de la racionalidad, la
ciencia y la filosofia afirm su propio privilegio sobre otras formas
de racionalidad o sobre formas de pensamiento que, desde la
persp ecti va de la raz n moderna, fu eran racionales. (p.121 )
Pa ra Mignolo los modos de constru ccin del conocimi en to estn
imbricados con los lugares desde donde di cho conocimiento se
ela bo ra. Po r lo a n te ri o r es qu e p a ra M ign olo (2001 , p . 13)
el lugar de enunciacin de las di sciplinas es, p recisamente, un
lugar geopolticamente marcado. Grecia [como el lugar occidental por
excelencia del surgimiento del saber autnticoJ no slo est lejos
geogrficamente de Amrica Latina. Lo est geopolticamente.
Entre G recia y Amrica La tin a se in te rponen quinientos aos
d e difere ncia co loni al. Sin emb a rgo, G recia p a rece estar
geopolticamente [es decir, como imaginari o hegemnico] ms
cerca de Amri ca Latina que Anhuac y Tawantisuyu [que son
construcciones del imagi na rio subalterno] .
92

Ello da razn de las estrategias subalternizantes presentes en los


modos de construccin de la realidad que se manifiestan en las
ciencias sociales. Todo esto constituy la "modernidad" occidental
en la cual el otro es visto desde la nica y universal perspectiva del
occidente mismo que se cuenta para s la situacin del otro, no desde
la perspectiva del otro en cuanto tal, sino desde el s mismo occidental
que disea y determina al otro segn su antojo. El resultado de ello
ha sido ms de cinco siglos de sometimiento colonial en diferentes
partes del mundo, subalternizadas por occidente a lo largo de la
modernidad. Esta modernidad no slo invent al otro, anulando lo
que el otro puede decr de s, sino que tambin lo aniquil fisicamente.
Walter Mignolo habla de los tres grandes homicidios colectivos, o
genocidios, llevados a cabo por la modernidad: los indgenas
americanos, los esclavos africanos y los judos durante la Segunda
Guerra Mundial (Cfr. Mignolo 1996a, p.685).
Adems de inventar y aniquilar al otro, la modernidad invent
espacios de dominacin, estableciendo imaginarios geopolticos
precisos en virtud de los cuales se represent al mundo, lo invent
desde sus categoras e intereses polticos, econmicos y/o religiosos.
Esta capacidad de configuracin e imposicin del imaginario de la
modernidad represent, a su vez, la aniquilacin de imaginarios
locales que no tenan nada que ver con el contenido de aquel
imaginario. Los nuevos espacios dominados fueron inmediatamente
reinventados, renombrados, re-comprendidos en el horizonte del
imaginario geopoltico de occidente, desarrollndose con ello una
"colonizacin del espacio" (Mignolo 2001, p. 25). Dicho imaginario
ha prevalecido por ms de quinientos aos. Dice Mignolo al respecto:
La imagen que tenemos hoy de la civilizacin occidental es, por
un lado, un largo proceso de construccin del "interior" de ese
imaginario, desde la transicin del Mediterrneo, como centro,
a la formacin del circuito comercial del Atlntico, como as
tambin de su "exteriodad". Esto es, en Occidente la imagen
"interior" construida por letrados y letradas, viajeros Y viajeras,
estadistas de todo tipo, funcionarios eclesisticos y pensadores
cristianos, estuvo siempre acompaada de un "exterior interno",
93

es decir, de una "exterioridad" pero no de un afuera. (Mignolo


2005, p.55-56)
La modernidad se invent a s misma, cre su propio imaginario, y,
adems, invent los nuevos espacios conquistados y a sus habitantes
con ellos. La potencia inventiva de occidente nos acompaa an hoy
en da. Muchos de nuestros imaginarios responden a las construcciones
cartogrficas, polticas, econmicas, etc., heredadas, es decir impuestas,
por occidente. Mignolo nos ofrece un ejemplo peculiar de la imposicin
sobre los otros del im aginario de la modernidad occidental. Para
NEgnolo, Las Casas fue uno' de los principales diseadores de la
figura del "brbaro" nativo. Los "brbaros" podan ser de cinco
tipos: a) aquellos "con conductas extraas o violentas y cuyo sentido
de lajusticia, razn, los modales o la generosidad r... ] era aberrante"
(Mignolo 2007b, p.43); b) aquell os que no tenan el latn como
escritura alfabtica; c) "los que no contaban con un sistema bsico
de gobernabilidad [ ... es decir, con] carencia de derecho y Estado"
(Mignolo 2007b, p. 44); d) todos aquellos que no tuviesen la fe
cristiana como referente de vida; y d) todos los infieles que se resistieran
a la evangelizacin, negasen o pusieran en duda la fe cristiana. (Cfr.
Mignolo 2007b, pp. 43-45). Esto nos ilustra el poder de representacin
del otro del que occidente gozaba. Los lugares y los otros fueron
configurados a imagen y semejanza del imaginario occidental.
La importancia en la consideracin de los lugares de enunciacin
se vuelve fundamental para la conformacin de la crtica a las
pretensiones universalistas atribuidas al conocimiento por parte de
occidente. El imaginario generado desde occidente, desde la
modernidad europea, se comprendi a s mismo como el imaginario
de "el ser humano", sustentado, a su vez, en una comprensin lineal
y progresiva de la historia, tambin elaborada por occidente, y en
donde la modernidad se estableca como el logro de un proceso
continuo y necesario de evolucin humana. Dicho imagin ario ser
considerado como el nico verdadero y autntico en la lnea del
progreso de la conciencia universal del ser humano. En esta ideologa
epistemolgica queda oculto el lugar de fabricacin del saber. Es
decir, en la configuracin universalista del saber ya no se considera

94

ellocus de enunciacin, pues lo clicho por occidente, desde cualquiera


de sus disciplinas hegemnicas, hace manifiesto el saber humano en
general, que ha sido posible elaborar por los miembros del grupo
ms desarrollado segn la comprensin lineal-progresiva de la historia
del ser humano.
Una vez que se establece la universalidad del saber, desaparece la
localizacin del mismo. Como consecuencia de lo anterior quedan
en el olvido otros saberes a los que se les considera como "atrasados",
"brbaros", "primitivos" o "subdesarrollados". La universalizacin
del saber hace posible la hegemona del pensamiento moderno y,
adems, la subalternizacin de los saberes locales no europeos. La
ruptura con esta a-topia del saber es lo que lleva a Mignolo a reconocer
la necesidad de hacer visible la geopoltica del conocimiento. Slo
as , contextualizando los saberes a proyectos concretos y como
estrategias de dominacin o insubordinacin, se vuelve factible la
consideracin de saberes otros, de saberes negados estratgicamente
por el poder hegemnico occidental. La perspectiva universalista del
saber tiene como uno de sus resultados la negacin aniquilante de
los saberes locales.
Para Mignolo, entonces,
Los lugares de enunciacin generan, por un lado, las geopolticas
del conocimiento en sus cliversas y complejas relaciones con los
cliversos imperialismos occidentales [.. .] y, por otro, las concliciones
para la toma de decisiones ticas, polticas y epistmicas para la
descolonizacin del saber y la contribucin a crear un mundo
crticamente cosmopolita. (Mignolo 2003, p. 54)
Teniendo en cuenta todo esto, la consideracin de la geopoltica del
conocimiento no slo hace factible reconocer la localizacin de todo
saber76 -es decir, permite una crtica a los supuestos universalizantes
del saber occidental hegemnico- , sino que adems, y esto ser
7ti "Insisto en la localizacin, si es todava necesario recordarlo, puesto que sabemos ya desde hace tiempo
que todo pensamiento est localizado, pero, a pesa r de es to, hay una tendencia general a entender el
pensamiento construido a partir de la histori a y experiencia europea como si estu viera deslocali zado"
(Mignolo 2005 , p.33)

95

tratado ms adelante, permite tomar consciencia de la ubicacin


geopoltica de toda crtica al paradigma hegemnico moderno. Por
qu? Si bien la colonizacin ha sido un fenmeno planetario, las
formas en qu e se articu l la misma fueron locales. Esto permite
reconocer que toda crtica a los mecanismos de colonizacin occidental
responden a maneras particulares del sometimiento colonial, de tal
manera que los resultados de la crtica a la colonizacin occidental
de un lugar determinado, no pueden simplemente extrapolarse a
contextos diversos de colonizacin. Esto tambin permite reconocer
que toda crtica es situada, que ,toda perspectiva anti -colonizadora
y, por ello, contra-hegemnica, se articula desde los lugares particulares
de enunciacin y para dichos lugares. 77 No podemos caer en el error
de considerar una crtica universal al colonialismo, esto nos hara
recaer en el juego del pensamiento moderno homogenizador "al que
todos tienen acceso, pero del que, desafortunadamente, slo algunos
tienen las llaves" (Mignolo 2003, p.21 ). Para Mignolo,
la geopoltica del conocimiento nos ayuda a comprender que no
toda crtica a la modernidad y al capitalismo est revuelta en el
mismo saco, indistinto y guiado por la marcha triunfante y
ce lebratoria del posestructuralismo. La geopoltica del
conocimiento contribuye a abrir los ojos, correr las cortinas y
ver que un paradigma otro est surgiendo en y desde los mrgenes
(2003, p. 57)
Tomar en cuenta la geopoltica del conocimiento permite evidenciar
tanto las violentas pretensiones de homogeneizacin universal del
saber, caracterstico de la modernidad europea durante los ltimos
quinientos aos, as como las formas de conocimiento no cannicas
(desde la perspectiva del canon occidental) que han existido siempre,
pero que han sido marginadas debido a la supuesta impertinencia
de sus aportes frente a los criterios del "conocimiento verdadero"
del saber europeo. Esta geopoltica del conocimiento hace visible la
violen~ia de toda pretensin universal del saber (venga de donde
venga: hegemnica o contra-h egemnica, primermundista o
77 I~, siguiente cita nos aclara este punto: "Ll dili:rencia entre enunciados ele co nt enicio semejantes, pero
proferidos en di stintos lugares geopolticos de enunciacin)' referidos a ciistintos te rren os histrica y
geopolticamente constituidos [ . .. ] ~s, en verdad, la ciifer('ncia colonial epi st mica." (Mignolo 200 1, p.20)

96

tercermundista), manifiesta en el ocultamiento de saberes distintos


al hegemnico. Estos lu gares "otros" de enunciacin que resurgen
no son "objetos" de estudio (tal como los han considerado las ciencias
sociales desde su aparecimiento en el siglo XIX, siendo la antropologa
uno de las ms objetualizantes de los saberes exteriores a la mismidad
occidental), sino lugares de enunciacin epistmica, lugares del saber,
lugares de construccin de imaginarios otros, "lugares de intervencin,
interrupciones de la propia invencin de la modernidad" (Mignolo
1996b, p.126); es decir, "loci de enunciacin diferencial" (Mignolo
1996b, p.120).
La geopoltica del conocimiento, propuesta por Mignolo, hace factible
reconocer las estrategias de absoluti zacin del saber, es decir la
configuracin del "pensamiento nico" y universal, seguidas por la
modernidad europea en sus proyectos coloniales. Dichas estrategias
son conformadas y autojustificadas por la consideracin lin ealprogresiva de la historia, a travs de una "colonizacin del tiempo"
(Mignolo 2001, p.25), por un lado, y por una epistemo loga
universalista que apela a la totalidad de la razn humana (occidental)
y a sus respectivas pretensiones de objetividad del conocimiento por
parte del sujeto racional, por otro. Perdida una vez la capacidad de
situar el saber, se aventura la imposicin del saber universal -que
adems es "verdadero" (segn los propios criterios del sistema universal
del saber occidental)- a todos los pueblos rezagados por el progresivo
desarrollo de la historia humana (inventada por occidente). Una vez
establecida la verdad y, por tanto, universalidad del conocimiento,
se vuelve necesaria, como destino histrico occidental, la instruccin
de todos los pueblos, la asimilacin de los mismos en los campos del
saber nico y verdadero que est en posesin de occidente. Todos
los otros saberes quedan rezagados, a su vez, debido a su impertinencia
frente a la luz del autntico conocimiento moderno. En algunos casos
la destruccin de dichos saberes no-vlidos ser el medio ms eficaz
para la implantacin del saber verdadero. Acallar los otros saberes
fue la estrategia complementaria para la instruccin civilizatoria de
la basta barbarie humana que no haba alcanzado, en el decurso
evolutivo de la hi storia, la cima autntica del saber humano. La
modernidad, entonces, fue comprendida

97

como un perodo hi strico e implcitamente como Ellocus de


enunciacin. Un loclls de enun ciacin qu e en el nombre de la
racionalidad , la ciencia y la lilosofa afirm su propio priyjlegio
sobre otras form as de racionalidad o sobre formas de pensamiento
que, desde la perspectiva de la raz n moderna, fu eran racionales.
(Mignolo 1996b. p.121 )
La ceguera ante la situacionalidad parti cular del saber hizo factible
la autocomprensi n hege mnica de occidente, y es to porqu e el
p ensami ento occidental "asum qu e lo importante es aquello que y
.Iobr!' lo que se piensa y no desde dnde y a j)arr de dnde se pnsa" (Mignolo
2005, p.42. El nfasis es del autor). Esta ceguera fu e producto de la
deslumbrante comprensin universaJista del conocimi ento. El s ~j e to
moderno trascendental, punto de referencia en la epistemologa del
pensami ento ni co, nace ciego a la especifi cidad geogrfi ca de la
co nstruccin del conocimiento. Este suj eto ciego a la localidad del
saber se impuso yjolenta mente en todas las regiones colonizadas por
occidente. D e frente a la verdad ni ca y uni versal slo qu eda el
silencio de la alteridad, un silencio impuesto; slo queda como opcin
tactible el reconocimiento servil ante ella. Esta perspectiva hegemnica
siempre fu e acompaada de la yjolencia de la verdad nica y universal.
Las estrategias del sabe r hegemni co fu eron reafirmadas con el
pod ero militar y polti co. Quin no co nsidera verdadero aq uello
qw: es capaz de imponer por otros medios? Enrique Dussel reconoce
en la violencia, a todo nivel, uno de los ele men tos con fi guradores,
es decir estratgicos e indispen sables, de la modernidad europea:
4) Cuando los brbaros o los primitivos se opongan al proceso
civilizador, la praxis de la modernidad debe, en ltima instancia,
recurrir a la yjolencia necesaria para remover los obstculos que
se le presentan a la moderni zacin; 5) esta violencia, que adquiere
diversas form as, victimi za, toma un carcter casi ritual: el hroe
ciyjlizador dota a sus vctim as (el colonizado, el esclavo, la mujer,
la destruccin ecolgica de la tierra, etc.) con el atributo de ser
parti cipantes de un proceso de sacrificio redentor; 6) desde el
punto de yjsta de la modernidad , el b rbaro o el primitivo est
f' n un es tado de culp a (ya qu e, entre otras cosas, se opone al

98

proceso civilizador). Esto permite que la modernidad se presente


a s misma no slo como inocente, sino tambin como fuerza
que emancipar y redimir a sus vctimas de su culpa [. . .] (Citado
en Mignolo 1996b, p.123)
El final del pensamiento universal, y por ende nico, se hace manifiesto
en la comprensin de la geopoltica del conocimiento. Este objetivo
no puede alcanzarse con la configura cin de otro saber universal,
sino con la cada en la cuenta de que los lugares de enunciacin
determinan, en el sentido que hacen posible y, a la vez, limitan, todo
saber, cualquier conocimiento. Siendo consecuentes con la propuesta,
de que el saber y conocimiento universal engendran la violencia y
el sometimiento de la alteridad, la geopoltica del co nocimiento no
se configura como otro pensamiento nico, ya que "la geopoltica
del conocimiento presupone que no hay lugar abstracto [ ... ] ni
desincorporado [ ... ]" (Mignolo 2001, p.42); Y es que para Mignolo
"todo pensamiento est localizado" (2 007a, p.33). Para Mignolo
(2007b)
La geopoltica del conocimiento (los cimientos histricos locales
del conocimiento) va de la mano de la poltica corporal del
conocimiento, es decir, la base biogrfica individual y colectiva
del conocimiento. La visin de los hechos y la concepcin del
mundo aportadas por los hombres de armas o los jesuitas espaoles
(y luego, por los viajeros y los filsofos fran ceses y britnicos)
estaban arraigadas geogrfica e histricamente en lenguas,
memorias e historias que poco tenan que ver con la visin y la
concepcin de! mundo de los intelectuales que hablaban aimara
o nhuatl, cuyas geografias y biografias se apoyaban en otras
memorias e historias. (p.35)
En la propuesta de Mignolo se verifica la pluralidad del saber, la
polifona de los saberes no hegemnicos que comienzan a ser
escuchados como saberes diferenciales, como construcciones otras
del mundo de la vida, de la poltica, etc. En sus propuestas parece
amanecer e! "pensamiento de la diversalidad". (Mignolo 2001, p.18)
Propuestas plurales, pluri-Igicas, pluri-epistmicas, son las que
99

resurgen con la constatacin de que el saber es contextual, sit uado,


geopolticamen te determinado. i8
Llegados aq u es vlido preguntarnos: Es esta propuesta otra nueva
tirana, esta vez desde la no-absolutizacin del saber? An no podemos
afirmarlo y, para ser honestos, tampoco negarlo. Sin embargo, parece
arremeter con tra la s conocida determinacin universalista del saber
impuesta por occidente desde los albores de la modernidad. En esto
parece preverse el potencial emancipador de las perspectivas tericas
de Mignolo.
Con la perspectiva de la geopo lti ca del conocimiento se pretende
el '''ensanchamiento del espacio' Da] emergencia de lugares de enunciacin
que comp iten con los anteriores afirmando su propio derecho y
necesidad a la existencia" (Mignolo 2001, p.3 1). En esto se vislumbra
el potencial tico y epistemolgico de la propuesta terica de Walter
Mignolo. Las voces de los subalternizados por el largo e inconcluso
proyecto de la modernidad resurgen c:'n la consideracin de nu evos
"lu gares de enunciacin". Al desenmascarar la violencia de la
modernidad nos queda revelado en dicho rostro puesto al descubierto
el lado constitu ye nte de la modernidad: la co loni a lid a d , la
subalternizacin, el sometimiento del otro. Esto hace posible la puesta
en escena de dos paradigmas: el de la modernidad y, oculto por la
modernidad, el paradigma de la co loni alidad. La consec uencia
fund amental de esta puesta en escena de una diversidad es
fundamental pues
Comprender la coexistencia de esos dos paradigmas equivale a
entender de qu manera ocurre la transformacin en la geografia
y geopolti ca del conocimien to. (Mignolo 2007b, p.31)
La perspectiva terica que toma en cuenta, o ms bien considera su
punto de partida, los lugares de enunciacin, y por lo tanto la
"localizacin de las teoras", tiene para Mignolo (2003, p.263) por
lo menos tres implicaciones:
ill Pero no delnminista: " no implica determ inisfllo sino ubi caciones geopolticas en un juego de fuerzas
que son las {'nel-las dr la flIode.rnidad/co lonia lidad". (Mi gnu lo 20D1, p.43 )

100

l. Implica, en primer lugar, "historizar cualquier proclamacin


acerca de la universalidad de la razn y cuestionar por qu se
ven relegadas a la categora de objeto ciertas 'formas' de saber
y no otras" .
2. Adems, " implica analizar la creencia de que el pensamiento
terico no est li gado a las lo cali zaciones lin gs ti cas y
geohistricas" .
3. Por ltimo, "revela constantemente que el fundamento de estas
ltimas Qas teoras que se reconocen surgidas geopoliticamente]
no es un sujeto universaJ situado en la historia 10caJ de Occidente,
sino que la produccin terica y la autodefinicin de las teoras
se locali za en lenguas e hi storias locales especficas ."
Este es el nuevo panorama que se abre a la lu z de la reflexin de
Mignolo. Las posibilidades ticas que anidan en el mismo son valiosas
para llevar a cabo proyectos de escucha y reconocimiento de las
posibilidades epistemolgicas del pensamiento que surgen desde los
espacios de la colon ialidad , espacios que han sido tradicionalmente
ocultados por la razn hegemnica de la modernidad. El proyecto
de Walter Mignolo no es una simple celebracin de la diferencia,
sino un alegato por el lugar que les corresponde a todos aq uellos
desterrados al mbito sigi loso, sigilo forzoso, de la coloni alidad. La
geopoltica del conocimi ento arremete contra las pretensiones
universalistas del saber y aboga por la ruptura epistmica del saber
hegemnico impu esto por occidente desde el siglo XVI en los
territorios sometidos. Sus propuestas nos impul san a una
"desobediencia ep istmica" (Mignolo 2007b, p.224) que permita
-emanciparnos de los modos abstractos y trascendentales del
conocimiento h egemnico eurocntrico.

4.2. De la postcolonialidad a la decolonialidad

Eh co ntinuidad con la geopo ltica del conoc imi ento, con la


consideracin de que todo pensamiento corresponde a un lugar
especfico de generacin que lo configura y le ofrece un modo
particular de expresarse y comprenderse a s mismo y a lo y los dems,
Mignolo profundiza en la problemtica acerca de la localizacin
101

de la crtica misma. Puede conseguirse la reduccin de las crticas


que van dirigidas a la colonialidad occidental a un grupo determinado
de stas o a un centro contramoderno hegemnico? Es necesaria
la consideracin de que toda crtica tambin est situ ada, de que
surja desde un lugar determinado de en un ciacin? Mignolo se
muestra bastante coherente, a la luz de la geopoltica del conocimiento,
con la respuesta a estas preguntas afirmando que "la geopolti ca del
conocimiento se convierte en un poderoso concepto para evitar la
crtica eurocntrica del eurocentrismo" (Mignolo 2003, p.98). La
crtica a la modernidad, y con ella.a l eurocentrismo, surge desde los
lugares sometidos a una colonialidad producto de la modernidad,
surge desde imaginarios determinados que tienen particulares
perspectivas en la consideracin de sus procesos de sometimi ento.
La crtica, entonces, tampoco ha de universalizarse. Si se hace, ello
vuelve evidente el peso de la epistemologa occidental todava
imperante en las lgicas de la crtica que surgen en el seno de la
modernidad misma, incluso cuando se oponen a ella.
D esde la segunda mitad del siglo XX ha comenzado a hablarse,
cada vez con ms frecuencia, de que occidente vive una crisis : la
crisis de la modernidad. Dicha crisis se manifiesta de modos diversos
segn los lugares de reflexin y enunciacin sobre la misma. Por lo
tanto, no puede considerarse de igual forma la crtica a la modernidad
que se genera en los espacios coloniales, a las generadas en los mismos
espacios imperiales. Hacia mediados de los aos noventas Mignolo
establece una diferenciacin fundamental de las tradiciones crticas
a la modernidad desarrolladas en otras latitudes planetarias. Todo
esto, como hemos dicho, en consideracin a la idea de la geopoltica
del conocimiento. De tal modo que si bien los europeos han elaborado
su propia crtica a la modernidad, dndole el ttulo de posmodernidad,
esta tradicin no puede ser la misma desde la cual los territorios
colonizados piensen la crtica a la modernidad. De aqu que Walter
Mignolo celebre la posmodernidad europea y, a la vez, la considere
insuficiente para establecer la crtica al colonialismo moderno desde
los lugares no imperiales. Por otra parte, no todas las experiencias
coloniales han sido homogneas, es decir, surgieron en espacios
geopolticos especficos, por esto mismo la tradicin postcolonial

102

desarrollada por los intelectuales indios y del medio oriente, hacen


visible un modo particular de la crtica dirigida a la colonialidad
occidental. Teniendo en cuenta esto puede afirmarse que las propuestas
crticas se convierten en pertinentes frente a la propia tradicin y
experiencia colonial.
Siguiendo estas ideas Mignolo, utilizando a su vez las propuestas de
Cornel West, establece tres tipos de herencias coloniales: a) las colonias
de asentamiento (cual el caso de Estados Unidos); b) las colonias de
asentamiento profundo antes de 1945; c) las colonias de asentamiento
profundo despus de 1945. (Mignolo 1996b, p.l 06) En las colonias
de asentamiento, que hoy en da se han convertido en pases imperiales
tambin se desarrolla una crtica al colonialismo, pero es evidente
que sus perspectivas actuales difieren en buena medida de las
realidades que presentan las colonias de asentamiento profundo. La
crtica ejercida desde dichos espacios no puede ser la misma. Dado
que la geopoltica del conocimiento nos ha permitido comprender
que el conocimiento est siempre situado en contextualidades
especficas y que la universalizacin es una forma de conocimiento
determinado, generado por el poder hegemnico, no podemos
asimilar o poner en el mismo plano las crticas generadas en diversos
lugares y con distintas experiencias histricas.
Para Mignolo la crtica pertinente al colonialismo occidental ha de
. surgir desde los mismos lugares en los que se desarrolla la experiencia
del sometimiento, ha de surgir de los supuestos prcticos y tericos
engendrados por las experiencias anti-modernas desarrolladas en
los lugares en donde el saber ha sido acallado durante siglos. Siguiendo
esto, Mignolo reconoce tres grandes perspectivas contemporneas
desarrolladas contra la modernidad occidental. Dos de ellas provienen
de las experiencias coloniales y una desde el espacio mismo del
imperio. Estos son los tres proyectos particulares que buscan trascender
la modernidad:
l. El proyecto posmoderno generado en Europa, entre cuyos
representantes se mencionan a Arendt, Lyottard, Vattimo,
Braudillar y Jameson (este ltimo para el caso de Estados
103

Unidos).
2. El proyecto postcolonial, desarrollado por los intelectuales de
la India y Medio Oriente, y entre los cuales estn Said, Guha,
Bhabha y Spivak.
3. El proyecto posoccidental, que ha sido elaborado desde Amrica
Latina. (Cfr. Mignolo 1996a, p.685)
La posmodernidad es un proyecto terico fecundo que se articula
como paradigma de reflexin opuesto a la modernidad. Sus efectos
han sido significativos para la reconsideracin crtica del saber, el
sujeto, el poder, la verdad, etC~ Las estrategias de emancipacin
propuestas por la posmodernidad lindan los espacios del discurso,
la poltica, las formas de representacin, etc.; todas ellas configuradas
desde perspectivas de interpretacin que se alejan de los modos
modernos de comprender la realidad, de configurar el mundo. La
importancia de dicha crtica es fundamental en la contraposicin
intra-imperial a la modernidad. Sin embargo, no es suficiente. El
paradigma critico posmoderno es pertinente al interior de los espacios
imperiales mismos, pues el lugar de enunciacin desde el cual articula
sus propuestas permite elaborar una crtica sistemtica al imperio
desde el imperio mismo. Pero esta crtica sigue sin considerar la
diferencia colonial (Cfr. Mignolo 2005, p.58); es decir, es ciega a las
perspectivas de los lugares sometidos a lo largo de muchos siglos. En
lo anterior estriban su valor y sus limitantes.
Por otro lado, para Mignolo, si el grupo indio y los pensadores del
Medio Oriente dieron el nombre de "postcolonialidad" a sus resultados
fue debido a que sus lugares de enunciacin se desprendan de una
reciente experiencia de des-colonizacin de los poderes britnicos
y franceses; de tal modo que la teoria y prctica postcolonial responde
a una stuacionalidad particular y especfica. 79 Siguiendo esta misma
lnea argumentativa, Mignolo sugiere:
71J Si bien Mignolo in siste en diferentes momentos acerca el<: la dife rencia entre la teora postcolonial
generada m y desdr la India y Medio Oriente y las propuestas posoccidcntales latin oame ricanas, por otra
parte siempre apela a la simililud de illlereses y propuestas anticolonial('s que ambas establecen. Incluso
la correspondencia enl re la teora postco lonial y el posoccidclltalismo latinoam ericano es ms cercana
que entre cualqui e ra de t~stas y las propuestas posmodel'llas, ell o debido a co mpartir entre las primeras
el hecho de habe r perteneciJo a c" lonias de asentamiento profundo. (Cfr. Mignolo 1996b, p. lll)

104

Si entendemos la postcolonialidad y la postmodernidad como


construccin de teoras, ambos trminos se manifiestan desde
diferentes tipos de herencias coloniales [ ... ], entonces ambos
tipos de teoras son movimientos contramodernos que responden
a diferentes clases de herencia coloniales y tienen en comn el
proceso de la expansin occidental identificado como modernidad.
(Mignolo 1996b, p. 1 11 )
Teniendo en cuenta lo anterior pueden establecerse diferentes tipos
de razn a partir de los cuales se articula la crtica a la modernidad.
Habr, entonces, "razn postmoderna" (establecida desde los lmites
o fronteras internas al de las narrativas hegemnicas) y "razn
postcolonial" (que surge desde las historias y herencias coloniales)
(Mignolo 1996b, p.l 03) En otro de sus textos el argentino establecer
nuevas categoras de clasificacin para estas vertientes crticas. Por
un lado, dir que existe " la diferencia imperial epistmica" en el
centro mismo del mundo moderno, esto correspondera a las
propuestas posmodernas contemporneas; por otro lado, tendr
lugar "la diferencia colonial epistmica desarrollada en la periferia
del sistema mundo moderno/ colonial" (Cfr. Mignolo 2001, pp.1213), desde la cual surge y se articula la "razn postcolonial" .
Qu nombre recibir la crtica hecha a la modernidad desde la
experiencia de colonialidad latinoamericana? Para el caso de
Latinoamrica Mignolo aduce que desde la poca independiente la
situacin intelectual se enmarc en la bsqueda de una identificacin
que se alejara de la occidentalizacin europea, sobre todo la espaola
y portuguesa. Por ello Mignolo apela a un "posoccidentalismo" como
el producto de la crtica a los procesos de colonizacin del saber
europeo. Pero lo anterior no responde de forma definitiva a la
necesidad de otorgarle el nombre de "posoccidental" a la crtica
generada en Latinoamrica. La respuesta exige la comprensin
histrica de la contraposicin a un occidente que consider a las
tierras recin "descubiertas" durante los siglos XV y XVI como una
extensin ms de sus territorios. Pero adems de esta justificacin
histrica existe una explicacin referida a la autora del concepto
"posoccidentalismo". Mignolo toma el concepto del cubano Roberto
105

Fernndez Retamar, espec ficam ente de un texto de 1976 titulado


"N uestra Amrica y Occidente". (Cfr. Mignolo 1996a, p.681)
Hay que considerar que en su artcu lo Herencias y teorias postcoloniales
(Mignolo 1996b), el intelectual a rgentino parece conglomerar los
esfuerzos latinoamericanos contra-h egemnicos en la perspectiva
postcolonial. Esta cita lo permite afirmar:
las preocupaciones y los temas que hoy id entifi caramos como
discursos postcoloniales, pueden ser encontrados inmediatamente
despus de la revolucin bolchevique y algunas de sus diferentes
manifestaciones pueden ser subrayadas: e! caso de! marxismo de
Jos Carlos Maritegui en Per (alrededor de 1920); de Enrique
Dussel en Argentina (desde 1970); y en Mxico (desde 1960 hasta
hoy), los pensadores liberales como Leopoldo Zea y Edmundo
O'Gorman. (p. 107)
Hay que tomar en cuenta que este es el nico texto en donde Mignolo
pareciera incorporar tanto las perspectivas int electuales
latinoamericanas con las de otros discursos que se configuran desde
otras experiencias coloniales. Por otro lado, la intencin ltima de
sus artcu los consiste en establecer las posibilidades com un es qu e
tanto el pensamiento latinoamericano como e! desarrollado en las
colonias de asentamiento profundo hacen manifiesto: "lo postcolonial
revela un cambio radical epistemo/hermenutico en la produccin
terica e in telectual". (Mignolo 1996b, p. 100) Adems, pareciera
que el nfasis fi.mdamental en e! artculo es la toma de distancia entre
la "razn postcolonial" y la "razn postmoderna". En este sen tido
la primera podra agrupar las propuestas crticas generadas en los
espacios de "colonizacin profunda", y por ello desde la perspectiva
de una herencia colonial que puede ser ms comn entre ell as que
en referencia a la segunda. Sobre esto dice Mignolo:
1\1e gustara insistir en el hecho de que e! "post" en "postcolonial"
es notablemente diferente de los otros post de la crtica cultural
conte mp ornea. Ir an ms all al sugerir que cuando se
compara con la razn postmoderna, nos encontramos con dos
106

man eras fundamentale s para criticar la modernidad: una, la


postcolonial, desde las historias y herencias coloniales; la otra,
la postmoderna, desde los lmites de la narrativa hegemni ca de
la historia occidental. (1996b, pp. 10 1-102)
Mignolo desarrolla estas relaciones entre las teoras contramodernas
generadas en Latinoamri ca y las p erspec tivas postcoloniales qu e
han surgido a mediados del siglo XX fuera de Latinoamrica, porque
precisamente no est poniendo el nfasis en los lugares de gestacin,
en las "situaciones postcoloniales" (Mignolo 1996b, p.ll O), sino en
los "discursos y las teoras postcoloniales" (p.ll O). Si lo consideramos
as, la comparacin desde esta acotacin vuelve co mprensible las
vinculaciones establecidas por Mignolo. Si el nfasis son las teoras
y discursos ms que las situaciones, en este sentido las relaciones se
vuelven ms cercanas. Pero, como hemos visto, Mignolo se separar
co ntundentem ente de la posibilidad de equiparacin entre las
propuestas postcoloniales y las que surgen desde el posoccidentalismo
debido al nfas is puesto en la referencia de la geopoltica del
conocimiento. Pero en medi o de esta complicacin clasificatoria -lo
veremos ms adelante- Mignolo desarrollar en sus ltimos textos
algunas reflexiones en las que intenta mantener la respectividad en
las consideraciones del pensamiento que surge desde las "heridas
coloniales".80 Considerar los aportes de tericos rabes, indios,
haitianos, y el inm enso caudal de conocimiento generado por los
grupos indgen as bolivianos, guatemaltecos, etc.; y comenzar un
proceso de problematizacin acerca de la idea de ''l\mrica Latina",
como una categora que pertenece todava al imaginario modernooccidental as umido por los criollos europeizados. Mignolo est
consciente del peligro de estas equiparaciones en las que l mismo
cae:
"Razn poscolonial" fue la expresin que emple en la primera
versin de este captulo [ .. .]; sin embargo, pronto me di cuenta
de qu e la crtica y la teora "poscolonial" eran utilizadas
principalmente por crticos e intelectuales que escriban en ingls
no Este es .d proyecto d esa rrollad o en su tex to Histo rias locales/ di seos globalrs (Migno lo 2003), en
dond e propo ne /In pf1rnrl(~1I1a OIro d e a rti c ul ac i n de los sa bere s fronterizo s sin hOl1l oge ni za rl os.

107

y desde e! entorno del Imperio britnico y sus antiguas colonias


(Australi a, Nueva Zelanda, India). La totalidad de las Am ricas,
incluye ndo el Caribe, e! norte de frica y, casi siempre, el frica
sub sa h a rian a qu e d a b a n fuera d el c uadro. La "raz n
posoccidental" resulta ms satisfactoria en relacin al escenari o
geohistrico que yo aspiraba a articular, un escenario qu e se
extenda de sde el Imp erio espaol del siglo XVI h asta la
emergencia de Estados Unidos como nu eva potencia coloni al
del siglo XIX. (Mignolo 200 3, p.1 5 7)
Esto nos ofrece una solu cin al problema que nos hemos planteado
anteriormente. Esta la rga cita nos permite reconoce r la manera en
que al considerar la geopoltica del conocimiento se hace necesario
di sta nciarse d e las p e rsp ec tivas po sco loni a lcs del saber. Este
distanciamiento no responde a algn tipo de recelos acadmicos
sin o, ante todo, a la consideracin consecuente de los lugares de
enun ciacin qu e irrem edi a blemente excluye otras realidades no
presentes en las cuestiones de relevancia para dichos lugares. La
raz n posoccidental permite ubi car espaciotcmpo ralm ente las
propuestas co ntra-hegemnicas que surgieron a partir d e las
consecuencias determinadas del poder colonial en Latinoam rica.
Con todo, Mignolo continuar reco no ciendo la ce rc a na de la
"teorizacin poscolonial" como form a categorial que permite aglutinar
las propuestas contra-hegemnicas que surgen en diferentes espacios
que intentan transgredir la lgica de la colonialidad. En este sentido,
para Mignolo
deberamos ser capaces de distinguir las teoras poscoloniales, como
una mercanca acadmica (de! mismo modo en el que las teoras
posmodernas fu eron y son mercantili zadas), de la teorizacin
poscolonial, en tanto crticas subsumidas baja la razn subalterna
y la gnosis fronteriza [ .. .J: un proceso de pensamiento que la
gente que vive bajo la dominacin colonial ha representado con
el fin de negociar su vida y su condicin subalterna. (Mignolo
2003, pp. 167-16S)
M s adelante Mignolo intenta establecer el vnculo comn, el proyecto

lOS

comn, que agrupa las propuestas posco lonia les como las
posoccidentales:
Uno de los propsitos de la teorizacin post/ occidental! colonial,
tal como la entiendo, es reinscribir en la historia de la humanidad
lo reprimido por la razn moderna, tanto en su versin de misin
civilizadora como en la de pensamiento terico negado a los no
civilizados. (Mignolo 2003, p.179)
Si todo lo anterior nos ofrece una ex'})licacin acerca de lo fundamental
de la co nsid e ra cin p osocc identa l d el qu e ha ce r te ri co y
epistemolgico latinoamericano, tambin habr que considerar otra
razn fundamenta l: aque lla por la cual Amrica fu e considerada
parte de O ccidente. Pasemos entonces a la explicacin hi strica .

El imaginario medieval organiz el mundo desde una perspectiva


judeo-cristiana. Tres eran las regiones conocidas hasta entonces y a
las cuales se les dio el nombre de cada uno de los hijos de No: Sem ,
para Asia; Cam, para frica y J afet, para Europa.!!' De esta forma
la divisin del mundo en tres grandes conglomerados haca posible
hacer coincidir el mundo conocido con las enseanzas bblicas. (Cfr.
Mignolo 2007b, pp.48-58) Una vez "descubierto" un "Nuevo Mundo"
se prese ntaba la difi cultad d e hacer coin cidir la organizacin
judeocristiana de los espacios preexistentes con aqul. La solu cin
fu e considerar a los nuevos territorios una extensin de la regin
occidental, una extensin de los dominios deJafet, salvaguardndose
de este modo el imaginario geopoltico cristiano. Por ello se le otorg
el nombre de "Indias O ccidentales" a los territorios recin descubiertos
(Cfr. Mignolo 2003, p.200). Los imperios cristianos, el espaol y el
portugus, impusieron un significado determin ado a los territorios
recin "encontrados" , imponiendo con ello un ima,ginario cri stiano
en la mentalidad de los habitantes de las tierras recin "descubiertas" .
En la misma poca, siglo XVI, las Indias Occidentales, comenzaron
Una cOI.>i a del dibujo dd mapa cri sli a no co nocidu como "'1' en O" puede co nsultarst en Mignolo
2007b, p.49 ; Y I'n Mi gnol o 200:{ , p.47 . Al prime r dibujo le acompaila un a imjlortante nor a agregada
por Migno lo : " 1~l compli cidad e ntr~ la geo.i:irafi a Y la ep istt' llluloga se revela e n es te mapa en el que la
pa rticin d,,1 mundo se rea li za desde la posicin >,i vilcgiacla de un observadur eu ropeo que se ubi ca p Ul'
encima de los tr('s conti nentes"

111

109

tambin a ser nombradas como Amrica en honor al cartgrafoexplorador Amrico Vespucio, cambiando la "o" del nombre de ste
p or la "a" q ue per mi ta hace r co incidir el co nti ne nte c~>n las
denominaciones de los otros espacios geogrficos: Asia, Afri ca,
Europa. Sin embargo las razones por las cuales la co rona imperial
espaola no la reconoca como tal era sencilla:
La co rona esp aola no podra llamar ''Amrica'' a las Indias
O cciden tales p orque no estaban interesadas en la identidad
continental, sino en la administracin de las posesiones coloniales
de aq uel tiempo, y las posesiones coloniales eran tanto las Indias
O ccidentales (hoy las Arnricas y el Caribe) como las Indias
Orie nt ales (l as islas del 'Pac fi co co n Filipin as al centro)
''Amrica'', y esto resulta realmente interesante, no es un nombre
que lleg a constituir la identificacin territorial de la corona
espaola o de los espaoles en las Indias occidentales, sino de la
poblacin y de los intelectuales criollos, de ascendencia espaola
lderes de la indep endencia durante el siglo X IX , nacidos en
''Amrica''. (Mignolo 2003, p. 200)
Teniendo en cuenta lo anterior, en el siglo X IX, luego de las luchas
independentistas, las Indias occidentales fu eron llamadas, cada vez
con ms frecuencia, Am rica como una fo rma de contraponerse
al domini o espaol y po rtugus. En este sentido el pensamiento
"posoccidental" representa la primera manifestacin local anticolonial
con tra el dominio espaol y portugus. Elegir el nombre de Amrica
por el de Indias occidentales significaba asumir una representacin
contra-hegemnica. Se pretenda no ser considerado co mo una
extensin ms de occidente sino como un conjunto de naciones libres
del domino occidental. De aqu que la crtica al colonialismo occidental
sea conocido en Latin oamri ca como "posoccidentalismo". Y esto
porque para
los p ensadores en Amrica Latina el cru ce y superposicin de
poderes imp eri ales se co ncibi n o ta nto en tr mino s de
colonizacin sino de occidentalizacin. Es por esta razn que
" p osocc id ent a li sm o" (e n vez d e " p os m o d e rni smo" y
110

"poscolonialismo") es una palabra que encuentra su lugar


"natural" en la trayectoria del pensamiento en Amrica Latina,
as como "posmodernismo" y "poscolonialismo" lo encuentran
en Europa-Estados Unidos y en ex-colonias britnicas,
respectivamente [ ... ] Posoccidentalismo puede designar la
reflexin crtica sobre la situacin histrica de Amrica Latina
que emerge durante el siglo XIX, cuando se van redefiniendo
las relaciones con Europa y gestando el discurso de la "identidad
latinoamericana" [... ] (Mignolo 1996a, p.689)
En uno de sus textos ms recientes Mignolo refuerza esta perspectiva:
El occidentalismo, y no el colonialismo, fue la cuestin principal;
primero para la corona espaola y los hombres de letras durante
los siglos XVI y XVII, Y, segundo, para el Estado y los intelectuales
durante el periodo de construccin nacional que defini la
mismidad de Amrica Latina en su diferencia con respecto a
Europa y a Occidente. Amrica a diferencia de Asia y frica,
pas a ser durante el siglo XVIII la "hija" y "heredera" de
Europa. Por este motivo, el postoccidentalismo proporciona una
idea ms adecuada sobre el discurso crtico latinoamericano
acerca del colonialismo. (Mignolo 2003, p.161)
El posoccidentalismo es el nombre del proyecto anti-hegemnico
latinoamericano al que Mignolo se compromete durante los aos
noventa. Ms tarde l mismo apelar a otras categoras interpretativas;
sin embargo, la pretensin del desarrollo de una lnea crtica hacia
las formas de construccin del conocimiento moderno tendr
continuidad. Adems, lo que Mignolo mantiene en las diferentes
etapas de su pensamiento ser la insistencia en el rescate de la
tradicin local latinoamericana, especialmente de aquella en las que
se manifiestan las vertientes ms crticas, provenientes de la experiencia
colonial, al occidentalismo. De este modo Mignolo reivindica el
hecho de que no es posible copiar simplemente las perspectivas
tericas que surgen en lugares diversos de enunciacin para aplicarla
a y en otros contextos. Si bien se nos permite reconocer en las
propuestas anti-modernas una especie de sintona crtica, las mismas
111

no pueden ser transferidas sin ms para explicar y problematizar las


relaciones coloniales desarrolladas en diferentes contextos. Por ello
es que Mignolo antes de apelar a los crticos posmodernos y
postcoloniales nos refiere a la misma tradicin crtica latinoamericana
desarrollada desde los tiempos de la colonia, el perodo de la
independencia y durante casi todo el siglo XX, fundamentalmente
con la teora de la dependencia y la filosofia de la liberacin eri la
lnea de Enrique Dussel. Todos estos constituyen lo que Mignolo
llama "epistemologa de frontera" (1996a, p. 688):
La reorganizacin de la produccin del conocimiento, desde una
perspectiva posoccidentalista, tendra que formularse en una
epistemologa fronteriza en la cual la reflexin (filosfica, literaria,
ensaystica) incorporada a las historias locales encuentra su lugar
en el conocimiento des-incorporado de los diseos globales de
las ciencias sociales (l996a, p.692)
La insistencia en la importancia de la propia tradicin intelectual
situada, es decir producto de un determinado lugar de enunciacin,
es un eje particular sostenido a lo largo de la produccin terica de
Mignolo. Y es importante porque desde ah puede establecerse una
epistemologa fronteriza, un '''paradigma otro' de pensamiento crtico,
analtico y utopstico." (Mignolo 2003, p.19), lo cual hara posible
"la germinacin de una epjstemologa fronteriza que va ms all de
las construcciones binarias del occidentalismo." (Mignolo 1996a,
p.693)
Esta insistencia en la referencialidad local del pensar posibilitar la
elaboracin de algunos de los objetivos fundamentales del trabajo
intelectual de Walter Mignolo: todos referidos hacia una arqueologa82
del saber crtico latinoamericano. Mjgnolo establece estas dos tareas
fundamentales para la elaboracin de dicha arqueologa:
En un o de sus ms recientes trab~ os , Mi gnolo prefi ere utili zar el trmin o "excavacill" al de
"arqu eo loga" qu e se ha utilizado aqu: " Me refi ero al proceso com o una cxcavaci n y no como una
arqueologa, porque es imposible sacar a la luz sin ms la coloni alidad en tanto forja los procesos implcitos
en la modernidad y es fOljada por ellos. " (Mig11010 2007b, p.1 6) Sin cmba rgo, creemos que es co nveniente
utilizar el trmino "arqueologa", debido a la image n que nos es dada ace rca de la accin de la hsqueda
de lo oc ulto, de lo olvidado, cuyo "re - ar an~ce r" dar nuevos se ntidos a lo present e y, a su vez, a lo pasado.
01

112

1) "repensar la conceptualizacin misma de Amrica Latina que


revisa y ordena Fernndez Retamar en el momento en que las
utopas sociales han cado, el capital internacional comienza
a construir nuevas regiones"
2) "repensar las relaciones entre pensamiento latinoamericano y
estudios latinoamericanos en el mbito de la produccin
intelectual y acadmica. Las configuraciones actuales de ambas
(conceptualizacin geo-histrica e intelectual/acadmica) se
mantien en en los marcos de la epistemologa moderna"
(Mignolo 1996a, p.691 )

Esta preocupacin por el rescate de la tradicin intelectual


latinoamericana, y su problematizacin crtica, es una marca
imprescindible en la actividad acadmica del semilogo argentino.
Quines son, adems de los ya sealados, los intelectuales que
durante el siglo XX representan los espacios de crtica ante el
pensamiento occidental?
De acuerdo a la arqueologa de Mignolo, las teoras
postoccidentales empezaron a formularse en Amrica Latina a
partir de 1918, es decir cuando Europa comenz a perder la
hegemona del poder mundial. Tericos como Jos Carlos
Maritegui, Edmundo O'Gorman, Fernando Ortiz, Leopoldo
Zea, Rodolfo Kusch, Enrique Dussel, Ral Prebrish, Darcy
Ribeiro y Roberto Fernndez Retamar consiguieron deslegitimar
epistemolgicamente el discurso hegemnico y colonialista de
la modernidad. (Castro-Gmez 1999, p.87)
Habr que tomar en cuenta que para Mignolo el rescate de la
tradicin latinoamericana no es simplemente la compilacin de los
saberes generados por los grupos hegemnicos en Latinoamrica.
Para Mignolo los saberes posoccidentales tambin incluyen las
perspectivas indgenas, es decir las perspectiva de interpretacin
tnica elaboradas a lo largo de la poca colonial y posterior a la
poca independentista. Si bien el posoccidentalismo latinoamericano
surge como una forma de crtica anti-colonial del dominio espaol
113

y europeo, en bu ena medida, sobre tod o en la p oca de la p ostin de pe nd e ncia, ll ev a cabo, pa rad ji cam ente, un proceso d e
d escoloni zaci n del domini o imperi al q ue impli c, a su vez, u na
reco loni zacin episte molgica de las categoras de pe nsami ento
utili zadas por los intelec tu ales de la independencia y los creadores
de los esquemas in te rpretati vos referid os al Estado nacin liberal.
D e es te m od o se rege n er un nu evo tipo d e colo ni a li sm o, el
coloni alismo epist mi co. Sc gan la liberacin p olti ca pero no del
imagin ari o europeo. La ad miracin por las configuraciones polticas
y epi stem olgicas el e Fra ncia e In gla terra, los nu evos impe ri os
hege m ni cos del momento, afirm a n esta realidad. Adem s, fu eron
los cri ollos los q ue ll evaron a cabo un a inde pendencia organi zada
pa ra su propi o beneficio y en la cual los puebl os sometidos desde la
poca coloni al seguan con las mi smas cargas y el mismo desprecio.
Po r esto es que el posoccidentali smo es caracterizad o por Mignolo
de la siguiente manera :
posoccidenta li smo es la palabra-clave que encuentra razn en
el occid c ntali sm o qu e caracteri za los aco ntecimi entos y la
di scursividad del Atl nti co (norte y sur), desde el principio del
siglo XVI. Posocc iele ntali sm o, repita m os, co n ce bido co mo
proyecto crtico y superador del occidentalismo que fu e el proyecto
pragmtico de las empresas colonizadoras en las Amricas desde
el siglo XVI , desde el coloni alismo hispni co, al norteameri cano
y al sovitico (Mignolo 1996a. p.685)
El p e n sa mi e nt o p os tind epe ndi e nte pu e d e se r co nside ra do
postocciden tal. Inclu so durante el siglo ~'( se mantuvo la din mi ca
de crti ca ante occiden te, a hora d esarroll ada d esde los esquem as
m a rxistas de interpretacin tratndolos, esta vez s, de co hesiona r
con el pensami en to indge na . Si n emba rgo, este posoccidentalismo
parta de las mismas configuraciones ofrecidas por occidente. En los
a os m s recien tes de p rodu ccin intel ectu al, Mign olo utili za la
categora decolonialidar.b) pa ra referirse a esta crti ca que ya no s lo
pued a considera r los a portes d e los g rupos hege m ni cos locales
contrapuestos a las perspecti vas hege mni cas globales. El nuevo
proyecto in te nta in teg ra r la crtica y perspectivas olvidad as p or la
114

crtica criolla. Los pueblos indgenas tambin han desarrollado sus


propias perspectivas de interpretacin de la realidad colonial; stas
fueran obviadas a lo largo del periodo colonial as como en los
procesos de independencia y los posindependientes, incluyendo el
presente. Pareciera que el proyecto de Mignolo referido al
postoccidentalismo tiene tambin sus lmites epistemolgicos pues
corre el riesgo de quedar atrapado dialcticamente en la simple
negacin de la modernidad construida en el interior del paradigma
moderno. Se vuelve necesaria, entonces, la consideracin de
paradigmas otros que no sean simple reacciones al sistema colonial
sino orientaciones otras de la construccin del mundo.
Cules son las principales propuestas contenidas en el proyecto de
la decolonialidad? Este es una pregunta muy importante debido a que
dicha categora pareciera desplazar la del posoccidentalismo. Para
entender esta propuesta emergida en los textos ms reciente de
Mignolo, habr que asumir previamente la comprensin del proyecto
modernidad/colonialidad que tiene gran relevancia en la reflexin terica
ms tarda. En qu consiste este proyecto?

4.3. El proyecto Illodernidad/ colonialidad


La relevancia del proyecto modernidad/ colonialidad en Mignolo es
de vital importancia. El nombre del proyecto fue dado por Arturo
Escobar (Cfr. Mignolo 2007b, p.18). Este proyecto es desde donde
Mignolo desarrolla sus propuestas tericas en los ltimos aos. En
su texto La idea de Amrica Latina nos ofrece una sntesis de seis premisas
de trabajo desde las cuales el proyecto se realiza. Dichas premisas
son las siguientes:
l. No existe modernidad sin colonialidad, ya que esta es parte
indispensable de la modernidad.
2. El mundo moderno/colonial (y la matriz coloni al del poder)
se origina en el siglo XVI, y el descubrimientolinvencin de
Amrica es el componente colonial de la modernidad cuya
cara visible es el Renacimiento europeo.
3. La Ilustracin y Revolucin Industrial son momentos histricos
115

derivados que consisten en la transformacin de la matriz


colonial del poder.
4. La modernidad es el nombre del proceso histrico en el que
Europa inici el camino hacia la hegemona. Su lado oscuro
es la colonialidad.
5. El capitali smo, tal como lo conocemos, est en la esencia de
la nocin de la modernidad y de su lado oscuro, la colonialidad.
6. El capitalismo y la modernidad/ colonialidad tuvieron un
segundo momento histrico de transformacin despus de la
Segunda Guerra Mundial, cuando Estados Unidos se apropi
del liderazgo imperial del que antes habian gozado, en distintas
pocas, Espa1a e Inglaterra. (Mignolo 2007b, p. 18)
Esta es una buena sntesis del decurso de sus perspectivas tericas.
Cada una de estas premisas ofrece un amplio panorama que necesita
ser explanado. A continuacin intentaremos hacer una exposicin
de cada una de las mismas. El recorrido consistir en una exposicin
un tanto detallada de cada uno de los elementos sin considerar
necesariamente el orden con el cual han sido presentados por el
argentino.
El desarrollo terico de Walter Mignolo tiene una caracterstica
particular: mantiene un dilogo constante con las teoras contramodernas generadas tanto a nivel latinoamericano, as como aquellas
que surgen desde otras experiencias coloniales y que se oponen a la
continuacin de las perspectivas de interpretacin de la modernidad
europea. De hecho, muchas de las propuestas tericas expuesta por
Mignolo confiesa haberlas tomado de alguno de dichos autores,
dndoles, eso s, usos ms amplios y consecuentes con su proyecto.
Qui z uno de los ms citados y referidos, por sus aportes al
pensamiento latinoamericano, sea Enrique Dussel. Los aportes que
se encuentran en el pensamiento del filsofo argentino, le permiten
a Mignolo reconocer la importancia de la experiencia colonial para
el desarrollo de la modernidad europea, pues a la modernidad le
corresponde la colonialidad, ('el otro lado rcellado oscuro?) de la modernidad"
(Mignolo 2005, p.57), ambas se co-pertenecen, sin una no hay la otra.
De este modo la modernidad tiene dos caras. Una cara auto-complaciente
116

y hegemnica: "la modernidad egocntrica"; y, la otra, una cara


oculta y localizada en la sombra de la modernidad, a pesar de que
esta ltima permiti configurar la modernidad en sus procesos de
expansin: la modernidad desde los mrgenes o una
"contramodernidad". (Cfr.Mignolo 1996b, p.124) La modernidad,
entonces, "estuvo siempre acompaada de un 'exterior interno', es
decir, de una 'exterioridad' pero no de un afuera". (Mignolo 2005,
p.56). El origen de estas reflexiones y categoras de interpretacin,
estn referidas explcitamente a los aportes tericos del filsofo
argentino Enrique Dussel (Mignolo 200 1, p.33; 2007b, p. 67). Este
filsofo propuso que la modernidad es un fenmeno que tiene dos
caras. Ahora bien la misma modernidad occidental ha establecido
la preeminencia de una nica cara: la cara de la ideologia moderna:
progreso, ciencia, evolucin, ciencias sociales, la razn occidental,
etc. Esta cara ha ocultado una cara que le constituye y le es coperteneciente. Desde ahora "ya no es posible concebir la modernidad
sin la colonialidad, el lado silenciado por la imagen reflexiva que la
modernidad [ ... ] construy desde s misma". (Mignolo 2005, p.58).
En medio de esta consideracin subyace ya una crtica interesante
que har mella incluso en las propuestas postcoloniales. Muchas de
las perspectivas crticas coloniales cuando hablan de "la modernidad"
se refieren a la construccin secular de la misma, es decir de la
mod ernidad que tuvo su origen durante el siglo XVIII con la
emergencia de nuevas fuerzas imperiales: Inglaterra y Francia. En
este sentido, las experiencias coloniales generadas por estos nuevos
imperios, y que haban implicado el desplazamiento de Espaa y
Portugal de la hegemona planetaria, establecieron un nuevo momento
histrico y un nuevo proceso de expansin dirigido de forma predilecta
hacia la India, Medio Oriente y el frica. Las teoras postcoloniales
surgidas hacia la segunda mitad del siglo XX, hacen referencia a
esta experiencia histrica. De este modo, cuando aquellas se refieren
a la modernidad comprenden exclusivamente dicho perodo histrico
de expansin . Con esta perspectiva queda anulada la primera
expansin europea a nivel internacional, es decir, el podero imperial
espaol que predomin ms de doscientos aos en el horizonte
internacional.
117

Por otro lado, y en esta ocasin desarrollando una crtica a la


comprensin histrica del "orientalismo" que denuncia Edward Said
(2007) en su libro Orientalismo, Mignolo aduce que la condicin
fundamental previa a la construccin del "orientalismo" fue la
construccin de un s mismo occidental que da inicio con el
"descubrimiento" de Amrica y, con ello, el reforzamiento de esta
auto-identificacin geopoltica por parte de Espaa. El occidentalismo
precede al orientalismo, en la perspectiva de Mignolo, pues aqul
no se erigi como construccin diferencial del segundo puesto que
ya haba quedado enmarcada su !dentificacin con el momento del
descubrimiento y coloniza~in de las Indias Occidentales.
NEgnolo (2007b) sintetiza su crtica a ambas perspectivas, la de Said
y la que considera el inicio de la modernidad durante el siglo XVIII,
de la siguiente manera:
El fallo de la argumentacin de Said [ ... ] consiste en dar por
sentado que la historia moderna (y la idea misma de la
modernidad) se "inici" en el siglo XVIII. Igual que muchos
otros intelectuales, en especial los que se dedican a los estudios
poscoloniales, Said pasa por alto los siglos XVI y XVII Y las
consecuencias del "descubrimiento" de Amrica. Eso quiere
decir que el surgimiento y la configuracin de la matriz colonial
del poder del "orientalismo" son solo una segunda vuelta en la
transformacin del orden mundial. (p.64)
Mignolo reconocer en ambas crticas el potencial contra-moderno,
pero con estos sealamientos intenta dejar demostrada la
particularidad geopoltica de la misma. No puede ser comprendida
la modernidad de igual manera en diferentes lugares de enunciacin.
Por ello la crtica contra-moderna no puede ser homogeneizada sino
referida siempre a las experiencias coloniales precisas.
Entonces, siguiendo lo que aqu nos interesa, en una modernidad
desde los mrgenes consiste la colonialidad correspondiente. Desde
esta colonialidad, cara oculta ya la vez configurante de la modernidad,
es donde actualmente se generan las propuestas de una epistemologa
118

otra. Esta propuesta no intenta corresponder con la articulacin


epistemolgica de la modernidad, que pretenda establecer
conocimientos universales, es decir reductores de otras posibilidades
de conocimientos generados en la frontera colonial y, a su vez,
desautorizados por los mismos modos de autorizacin creados por
la epistemologa occidental. Estas diferentes formas de epistemologa
no pretenden presentarse como "novedosas" o como un intento de
"superacin" a la epistemologa moderna, pues esto las hara caer
en los riesgos de superacin-moda terica propia del pensamiento
moderno. Lo que se busca ahora es permitir que las voces silenciadas
por la modernidad puedan desarrollar sus propuestas epistemolgicas
que no sean excluyentes y que estn abiertas a otras perspectivas
antihegemnicas, generndo as el "pensamiento de la diversalidad"
que surge desde la "diferencia colonial" (Cfr. Mignolo 200 l, p. 18)
Y todo esto debido a que "la epistemologa est geohistrica y
polticamente situada y no es un espritu que flota ms all de las
lenguas, las instituciones y el capital" (Mignolo 2001, p. 21). Para
Mignol0 (2005)
La matriz que permiti establecer las diferencias y justificar la
colonizacin [ ... ] es lo que [ ... ] identifico, siguiendo a Anbal
Qu~ano, como colonialidad del poder. La colonialidad del poder es el
dispositivo que produce y reproduce la diferencia colonial. La
diferencia colonial consiste en clasificar grupos de gentes o
poblaciones e identificarlos en sus faltas o excesos, lo cual marca
la diferencia y la inferioridad con respecto a quien clasifica. La
colonialidad del poder es, sobre todo, el lugar epistmico de
enunciacin en el que se describe y se legitima el poder. En este
caso, el poder colonial. (p.39)
En algunos de sus ms recientes ensayos Mignolo pareciera desplazar
el inicial "proyecto posoccidental" hacia las reflexiones determinadas
por las categoras copertenecientes de modernidad/ colonialidad y
que traer aunada, como su complemento, la perspectiva de la
decolonialidad.
Para Dussel, y con l Mignolo, la modernidad da inicio con los
119

procesos de expansin europea desarrollados durante el siglo XVI.


Con Espaa, Portugal y Amrica la modernidad da inicio. Es aq u
donde se establece ya una diferencia con otras perspectivas crticas
a la Modernidad, pues los mismos la consideran como el horizonte
histrico que da inicio durante los siglos XVIII y XIX; talla asumen
muchos tericos imperiales o tambin los mismos tericos
postcoloniales en la formulacin de sus imaginarios de la modernidad,
como ya lo hemos visto. Para los intelectuales latinoamericanos esa
modernidad antes referida sera la "segunda modernidad", pues la
"primera" dara inicio con la expansin transocenica de los imperios
espaol y portugus; de tal modo que esta "primera modernidad"
conlleva, como su componente fundamental, la colonizacin de las
reas conquistas. Por ello, para Dussel, la condicin fundamental
para la modernidad es la colonizacin, especficamente la "colonizacin
del Ser)) (cfr. Mignolo 2001, p.30) La colonizacin surge a la par de
la modernidad, esta es la reflexin y propuesta de Dussel. Por ello,
hablar de modernidad, es hablar, a la vez, de colonialidad. Por lo
anterior, los intelectuales latinoamericanos al hablar de la modernidad
presuponen el componente, o la cara no explcita de aqulla. La
categora que se elegir ser la de modernidad/ colonialidad.
El imaginario del mundo moderno/ colonial surgi de la compleja
articulacin de fuerzas, de voces odas o apagadas, de memorias
compactas o fracturadas, de historias contadas desde un solo
lado que suprimieron otras memorias y de historias que se
contaron y cuentan desde la doble conciencia83 que genera la
diferencia colonial. (Mignolo 2005, p.63)

La modernidad guarda en ell a la diferencia: la colonialidad.


Modernidad/colonialidad se presuponen mutuamente. La
modernidad estableci mecanismos de dominio no slo territoriales,
sino tambin epistmicos. La historia que domin el imaginario
moderno era aquella avalada por la modernidad; de este modo, la
"La con ciencia vivida desde la diferencia colonial es doble po rque es subalterna. La subalternidad
co lonial genera la dive rsidad ele con ciencias dobles [ ... ] El principio de doble-conciencia es, en mi
argumento, la caracte rsti ca del imaginario del mundo moderno- colonial desde los mrgenes de los
imperios [ ... yJ desde el interior de los pases que fu eron o que son potencias impe riales". (Mignolo
2005, p.64)

11:\

120

modernidad coloniza tambin el saber, las form as de conocimiento


y los mecanismos de autoridad. La colonialidad entonces, establece
la diferencia colonial, aquel conjunto de saberes y experiencias que
para la epistemologa occidental no son importantes, pues carecen
de valor y verdad. En este sentido la "diferencia colonial" es otra
categora que Mignolo introduce, junto a otros intelectuales, para
comprender el tipo de saberes y conocimientos que se desarrollaron
al margen de lo epistemolgicamente permitido por parte de
Occidente. 84 Atrs de los saberes cannicos hay siempre saberes de
la diferencia, saberes que carecen de la autoridad que otorgan las
institu ciones hegemnicas. Este saber marginado es un saber,
generalm ente, contra-moderno, crtico de los modos occidentales
del poder.
El proyecto modernidad/ colonialidad es un intento por mostrar el
caudal de violencia en los modos de representacin e "invencin",
por parte del poder hegemnico, de los espacios colonizados. La
modernidad ha sido siempre monolgica, es decir, ha impuesto su
particular y especfico im aginario en aquellos sitios en los cuales
impuso su cultura, su epistemologa, su religin. Con esta imposicin
quedaron borradas y excluidas del mapa epistemolgico y religioso
las propuestas con las cuales entr en contacto el imaginario moderno.
Hemos visto cmo la comprensin lineal y progresiva de la hi storia
anul los modos otros de representacin del espacio y el tiempo. La
modernidad ocult la diferencia colonial, pues se impuso a s misma
como el ideal civi liz atorio a alcanzar por parte de los pueblos
dominados. Esto implic irremediablemente la minusvaloracin de
imaginarios alternativos por ser considerados primitivos, demoniacos,
brbaros, subdesarrollados, o cualquier otra categora pertinente al
momento histrico.

El proyecto modernidad/ colonialidad, aunado a la geopoltica del


conocimiento, permite desplazar el imaginario violento propuesto
04 En este sentido para Mignolo, "la diferencia entre enun ciados de conten ido se mejante, pero profe ridos
en distintos lugares geopolticos de enun ciacin y referidos a distintos terrenos histrica y geopolti camente
consti tui dos [ ...] es, en verdad, la diferencia coloni al epistmica" . (Mignol o 200 1, p.19) Y es que para
el argentino, como sei\ alamos a ntes, " la epistemologa est geohistrica y polticamente sit uad a y no es
un espritu que fl ota ms a ll el e las lenguas , las in stitu ciones )' el capital" (Migno lo 200 1, p.21 )

121

por la modernidad y recuperar as las representaciones surgidas


desde los espacios diferenciales de la colonialidad. Este proyecto
propone, entonces, la consideracin de dos perspectivas: la que surge
desde y pone el nfasis en el imaginario moderno y, segundo, la que
surge y pone de relieve las perspectivas generadas desde la colonialidad.
Ambas propuestas sern diferentes. En qu sentido? Uno de los
ltimos trabajos publicado por Mignolo tiene como objetivo la
problematizacin de la "idea de Amrica Latina", el libro lleva como
ttulo La idea de Amrica Latina (Mignolo 2007b). Para el argentino,
existen dos puntos de partida en la consideracin y comprensin de
la idea de ''Amrica'' y de '~mrica Latina". Uno es el que parte de
la perspectiva de la modernidad. En este caso el imaginario arranca
con la presuposicin de un "descubrimiento" del continente. Por
qu?, precisamente porque este fue el imaginario impuesto por los
europeos en la configuracin de la historia escrita por ellos. En este
sentido "Amrica" tiene una realidad ontolgica, es decir posee una
identidad propia que fue propiciada por los europeos a partir del
imaginario moderno. En el horizonte de este mismo imaginario (que
incluye unas consecuencias epistmicas, polticas, econmicas y
religiosas), los criollos independizados de Espaa se apropiarn del
discurso moderno y engendrarn un imaginario a imagen y semejanza
de la modernidad. Los criollos continuarn con la poltica de
representacin colonial. Es decir, elaborarn nuevas categoras de
representacin, de las cuales ''Amrica'' y, posteriormente, ''Amrica
Latina", sern el resultado. Sin embargo, y continuando con la
dinmica del proceso invisibilizador de la modernidad, dicho
imaginario seguir ocultando los discursos que surgen de la diferencia
colonial, los discursos otros del lado oscuro de la modernidad. Este,
el lado oscuro de la modernidad, es otro punto de partida del cual
puede volverse a considerar toda la "historia de Amrica" propuesta
por el imaginario moderno. Un primer paso se har visible con el
distanciamiento de la perspectiva del "descubrimiento" y el nfasis
en la categora de la "invencin" de Amrica. Este punto de partida
alternativo pretende, en primer lugar, establecer la denuncia de la
imposicin de "un" imaginario, el de la modernidad, en la
comprensin de unos territorios en los cuales yacan "otros"
imaginarios que quedaron desplazados por el saber hegemnico
122

moderno. Esta perspectiva arremete contra el reduccionismo propio


de la modernidad.
Ambos puntos de partida establecen comprensiones distintas del
mismo fenmeno. En ello se evidencia, sobre todo, la estrategia de
sometimiento subyacente en el imaginario moderno que pretenda
erigirse, y lo logr, como "el" imaginario verdadero y real del que
no puede sospecharse. Por ello para Mignolo '''Amrica', y luego
'Amrica Latina y 'Amrica Sajona', son conceptos creados por
europeos y criollos de ascendencia europea. Los indios y los criollos
descendientes de africanos no fueron invitados al dilogo." (2007b,
p.29)
Por todo lo anterior resulta clara, para Mignolo, la necesidad de salir
del paradigma de comprensin moderna, pues en l el reconocimiento
de la diferencia colonial no es posible. Para la modernidad "es dificil
ver o reconocer la colonialidad, que hasta resulta un concepto
perturbador". (Mignolo 2007b, pp.30-3l) El punto de partida del
quehacer terico de Mignolo es el de la colonialidad. Una colonialidad
que slo puede entenderse junto a la modernidad que, a su vez, es
respectiva de aquella. La modernidad presupone, para establecerse
como tal, la colonialidad. As, "el progreso de la modernidad va de
la mano con la violencia de la colonialidad" (Mignolo 2007b, p.3l).
Y es por esto que "para escavar la colonialidad, es imprescindible
referirse al proyecto de la modernidad, pero no a la inversa [como
se ha hecho hasta ahora], porque la colonialidad seala las ausencias
que se producen en los relatos de la modernidad." (Mignolo 2007,
p.17)

La primera modernidad, generada desde el siglo XVI con la expansin


espaola, requiri de la colonialidad para realizarse como tal. Le es
intrnseca a la modernidad, y con ello a todo proyecto de
modernizacin, la construccin de la colonialidad. Esta dinmica
ha sido pasada por alto por la crtica a la modernidad, ya que "la
colonialidad no fue vista como un fenmeno constitutivo sino derivado
de la modernidad." (Castro-Gmez 2005, p.73) En la puesta en
escena de la violencia de la modernidad, es decir en la constitucin
123

paralela de la colonialidad , consiste el proyecto modernidad


/ colon ia lid ad, proyecto al cual se adscriben varios intelectuales
latinoamericanos. 0',
En el proyecto modernidad/ colonialidad, la colonialidad representa
el espac io negado por la modernidad que debe volver a ser
considerado, auscultndolo nuevamente de la oscuridad a la que fue
sometida por la modernidad. Esta colonialidad no debe ser entendida
como "colonialismo". El colonialismo hara referencia a un momento
histrico determinado (el perodo colonial) que terminara una vez
que los espacios colo ni ales S' independizan. La perspectiva de la
colonialidad, por su parte, intenta dejar noticia de una dinmica
mucho ms amp li a, que incluso conti n a en los espacios d esco lonizados, y e n los perodos pos-coloniales. Para Mignolo
La co lon ia lid ad es la lgica del dominio en el mundo
moderno/ co lonial que trasciende el hecho de que el pas
imperial/colonial sea Espaa, Inglate rra o Estados Unidos.
(2007b, p.33)

La necesidad de conti nuar los procesos de descolonizacin epistmica


trascienden las realidades polticas. La modernidad no ha entrado
en desuso y, por lo tanto, las configuraciones coloniales continan.
El sometimi ento epistmico, as como militar, contin a hoy en da.
En el texto antes referido Mignolo hace constante alusin a la
continuacin de la dinmica modernidad/ colonialidad por parte de
Estados Unidos en Irak y Afganistn, demostrando con ello que la
hegemona imperial contina y los efectos simu ltneos de la misma,
comprendidos como co lon ia lid ad, sigu e n reproducindose.
Teniendo en cuenta lo ante rior, puede ser comprendido el concepto,
tomado de Anbal QuijanoR<i, de la colonialidad del poder. L1. modernidad
rara una revisin detallada d!" los miembros )' publicac iones, adems del n~corrido histrico del grupo
modcrnidad /co lon ia lidad ver" prlogo del tex to El giro d('coloni al (Castro-Gmez y Grosfogurl 2007,
pp. 9-1 3). En Migll olo 20071>, p. I l. el a rgentino o li-r.cc una li sta con los nombres ms significativos del
grupo. Entre algunos de es tos es tn : Enrique DIISSrl, Allbal Quijano. Boave ntura de Sousa Santos,
Ca th ninr Wal sl! , Erlgarclo L'lI1dcr. "' rnando Coroni l. Arturo Escoba r. Ramn Grosfogu el, Eduardo
Restrepo. San tiago Castro-Gl1\cz.
lit> Cfr. Qu i.i ano. Anillal 20D5.

1\;".

124

mantiene esta colonialidad del poder como forma de implementacin


de su imaginario, de sus polticas econmicas. Al poder hegemnico
de la modernidad le subyace la dinmica histrica de imponer sobre
los dems, sobre los lugares sometidos a su "responsabilidad", su
influjo. Tres son los mbitos en los que la coloniadad del poder luvO
su expresin:
[primero,] control de la subjetividad que se consolid desde el siglo
XVI y no apenas en el XVIII [... J; segundo, y como consecuencia
de lo anterior, porque coloca en el centro del anlisis la dimensin
racial de la biopoltica [ ... ]; y tercero, porque proyecta este
conflicto a una dimensin epistmica, mostrando que el dominio
que garantiza la reproduccin incesante del capital en las
sociedades modernas pasa, necesariamente, por la occidentaLizacin
del imaginmio. (Castro-Gmez 2005, p.58)
Ya hemos explorado estas dimensiones anteriormente. Vimos cmo
desde los inicios de la expansin espaola, los indgenas fueron
representados a partir del imaginario cristiano de la poca. La
representacin del indgena como "brbaro" (con todos los matices
que refiere), fue la primera manifestacin de dicha colonialidad del
poder. El otro es sometido desde el momento en que es pensado, no
desde la perspectiva del otro, sino desde los parmetros clasificadores
que impuso occidente sobre los hombres y lugares que regimentara.
Es por esto que "la colonialidad del poder es el eje que organiz y
organiza la diferencia colonial" (Mignolo 2005, p.5 7). La modernidad
emergi impulsando esta colonialidad del poder, la intrnseca relacin
entrambas hacen de la segunda una condicin imprescindible de la
primera. Adems, dicha colonialidad del poder se mantuvo oculta del
panorama de la modernidad, se evit considerar que "la colonialidad
del poder [... ] fue y es una estrategia de la 'modernidad'" (Mignolo
2005, p.57)
Siguiendo la misma idea de la colonialidad del poder, que hemos dicho
es un concepto aportado por Anbal Quijano, Mignolo hablar de
"lgica de la colonialidad" . La misma se hace manifiesta en cuatro
grandes dominios, muy vinculados a los expuestos por Castro-Gmez
125

en la cita anterior:
(1) econmico: apropiacin de la tierra, explotacin de la mano
de obra y control de las finanzas; (2) poltico: control de la
autoridad; (3) social: control del gnero y la sexualidad, y (4):
epistmico y subjetivo/personal: control del conocimiento y la
subjetividad. (Mignolo 2007b, p.36)
El sometimiento de los imaginalios locales a los intereses y perspectivas
del imaginario hegemnico, imaginario cristiano, fue la primera
concretizacin de la configuracin del poder anulador de la
modernidad. Esta prim e ra estrategia del poder es ll amada por
Mignolo "la teopoltica del conocimiento" (Mignolo 2007b, p.35),
pues el cristianismo fue el primer imaginario hegemnico que se
impuso en el proceso de colonizacin llevada a cabo por parte de
occidente. Ya vimos de qu manera Las Casas represent a los
indgenas y, por otro lado, cmo los lugares indgenas fueron reinventados a travs de la ubicacin geoestratgica de las tierras recin
"descubiertas" y, adems, por los nombres impuestos deliberadamente
a las mismas, todos ellos acordes al imaginario cristiano del imperio
espao l. A este privilegio, asegurado por la violencia, de clasificar
y jerarquizar a los grupos humanos en categoras caprichosas, de tal
manera que estos comienzan a pensarse desde las mismas, Mignolo
le da el nombre de "racismo" (2007b, p.42). En el segundo momento
de la mod ernidad, es decir la que da inicio en el siglo XVIII, el
imaginario teopoltico decantar debido a la imposicin de otro
imaginario generado desde los emergentes poderes imperiales de
Francia e Inglaterra, que ser nombrado por Mignolo como " la
egopo l tica del co nocimiento" (Mignolo 2007b, p.35).
Como hemos sealado, esta lgica colonial o colonialidad del poder no
slo clasifica a conveniencia a los grupos e individuos. A esta capacidad
taxonomista de occidente subyace la autocomprensin de un saber
verdadero capaz de iluminar en su correcta configuracin la realidad
a la que se enfrenta. Con ello se lleva a cabo una "colonialidad del
saber" (Mignolo 2007b, p.47):

126

La "conquista y colonizacin de Amrica" era, entre otras cosas,


una conquista y una colonizacin de saberes existentes que,
ci ert.amente, estaban codificados en lenguas de "locucin no
literal". Las lenguas indgenas se volvieron obsoletas en trminos
epistmicos. Las prcticas y dominios epistmicos de los indios
y los africanos se fueron incorporando en la historia universal
con cebida desde la perspectiva y la experiencia cristiana de
Occidente, secularizada ms tarde por Hegel cuando se inici
el dominio imperial de Francia e Inglaterra. (Mignolo 2007b,
p.46)
Walter Mignolo hace frecuente nfasis en la idea de que la colonialidad
no es algo que termina con el colonialismo, pues las lgicas impuestas
por la misma continan incluso en tiempos post-coloniales y,
especficamente, en la mentalidad y lgicas de poder seguidas por
los independentistas. Por esta intrnseca realidad de la lgica de la
colonialidad el argentino tiene bastante claro que no slo con pensar
desde y en la diferencia colonial puede elaborarse un pensamiento
otro. En muchos de sus textos Mignolo pareciera apelar continuamente
a los aportes del pensamiento letrado en Latinoamrica. De hecho,
esto es algo que hay que problematizar en Mignolo a la luz de muchas
de las propuestas de los estudios subalternos deJohn Beverley.87 Sin
embargo, Mignolo reconoce que esta diferencia colonial no se elabora
slo desde el imaginario de las metrpolis modernas, sino que se
reproduce al interior de los espacios coloniales, generando as "el
colonialismo interno". (Mignolo 2005, p. 68) Este colonialismo
interno genera a su vez una sub-diferencia, ubicada en una posicin
bastante marginal. Durante los perodos de independencia los criollos
tomaron consciencia de su diferencia frente a los europeos, ante
ellos desarrollaron estrategias discursivas y prcticas para obtener la
libre determinacin de los territorios a manos de los europeos. Todo
esto inspir las teoras nacionalistas desarrolladas a lo largo del siglo
XIX. Pero tambin los criollos desarrollaron la conciencia de diferencia
al interior de la colonia. Frente a los indgenas y negros, el criollo
Para seguirle la pista a esta problema tizacin consulta r Beverley, 2007 y 2004. En donde con el u' rmino
"neoarielismo" Bcve rley desarrolla una cltica a la imposibilidad de las propueslas lelradas de comprender
en sus an lisis las heteroge neidades prese nl es en el continente. Mignolo pareciera caer en esta trampa,
pero no po r eso dej a fu e ra pe rspec li vas no le lrad as d e la co nfi guracin cultural contin e ntal.

87

127

tom una c:listancia vinculada a la raza. Esto gener en el criollo una


doble conciencia, por un lado diferente al de la metrpoli y, por otro
lado, el reconocimiento de su diferencia ante los indgenas y negros.
Para ~ignolo, los criollos simplemente negaron a Europa, pero
queda ron atados a ella a travs de la "Europeidad" (2005, p.69),
vctimas de los esquemas de interpretacin elaboradas por la
modernidad europea. El discurso colonial est impregnado de toda
la herencia del pensamiento europeo. Es curioso que esta crtica al
colonialismo interno no tenga tanta preeminencia en el anlisis de
Mignolo.88 En esto puede, quiz, esconder una debilidad significativa
en la teora del fillogo argenti~o. Con todo lo anterior Mignolo
asume que
la independencia en las Amricas, los primeros movimientos
antisistmicos, fueron desde la diferencia colonial. Estos
movimientos fueron generados por y en la diferencia colonial,
aunque esta se reprodujera de otra manera, en la formacin
nacional. (Mignolo 2005, p. 75)
A este tipo de saberes "diferentes", surgidos desde la perspectiva
colonial 89 Mignolo, en su ltima etapa o la etapa ms reciente, los
llama "saberes decoloniales". Este tipo de saberes mantienen una
distancia con los modos occidentales de crear conocimientos. Estos
no han sido reconocidos nunca por el occidente de siglos anteriores
y tampoco, en la mayora de los casos, por los intelectuales y academias
contemporneos. Sin embargo, en cada situacin colonial la resistencia
epistemolgica de los grupos sometidos gener formas otras de
conocimientos. Estos "saberes otros" manifiestan la resistencia
diferencial en cada situacin coloniapo Para Mignolo, en Amrica,
la obra de Waman Poma es uno de estos ejemplos de resistencia
Pero el camino iniciado en su texto I idea de Amrica Latilla (Mignolo 2007b) puede se r el inicio de un
proceso de reconsideraci de dicha p'oblemtira.
!l!1 "Con 'perspectiva de la colonialidad', quiero decir que el punto de observacin se ubicar en la histona
colonial" (M ignolo 2007b, p.1 (i)
~ 1I Si bien estos conoc imien tos de la diferen cia han surgido en dikren tes partes del planeta se vuelve
fund a mental establecer un a especie de conector que, sin totaliza rlos o sintetizarlos, articule la gama de
propuesta ep istmicas que surgen en diferentes lu ga res del planeta. Esto hace surgir la neces idad de
propiciar "la exis tencia de conectores que establezcan alianzas planetarias y que conecten los proyectos
que son similares en su diversidad hi strica y epislm ica surgida de la diversidad d e cosmo logas en
conflicto". (Mignolo 200 , p.36)
BU

128

epistmica) a travs del establecimiento de epistemologas otras)


de modos diversos de resistirse al dominio colonial.

4.4. La articulacin de un paradigIna otro: el


pensaIniento fronterizo desde la diferencia colonial

El recorrido hecho hasta aqu nos ha dado una panormica bastante


general de las premisas) proyectos y lneas de investigacin presentes
en las reflexiones tericas de Walter Mignolo. Podemos decir) un
tanto a modo de sntesis) que las perspectivas tericas de Mignolo
van desde el posoccidentalismo (recurrente en su esquema
interpretativo de los aos noventa, en clara toma de distancia de los
proyectos de los estudios postcoloniales) hasta el "giro decolonial"
ms contemporneo) pasando por el esquema de interpretacin
modernidad/ colonialidad (Cfr. Mignolo 2007a) p.26). En esta ltima
seccin nos interesa introducirnos a las propuestas tericas generadas
en el ltimo perodo de su pensamiento.
La actual etapa comienza a perfilarse en su texto Historias locales/
diseos globales (Mignolo 2003). En dicho texto Mignolo anuncia ya
la construccin de un "paradigma otro") que no es "otro paradigma")
y que intenta erigirse a partir de la diferencia colonial) o sea) de los
diversos discursos generados en los espacios de la coloni alidad) los
cuales han sido marginados por el aparataje (ideolgico) poltico)
econmico) epistemolgico) etc.) de la modernidad. Uno de sus
ltimos textos) titulado El pensamiento decolonial: desprendimiento y apertura.
Un man?fiesto (Mignolo 2007a) marcar la consolidacin ) a travs de
la categora "decolonial"91) de las propuestas otras que surgen desde
los espacios marginados) desde los lugares a los que les han sido
negados la escucha y consideracin epistmica. La ltima etapa del
trabajo intelectual del semilogo argentino se caracteriza por la
constitucin) dialogal, de una propuesta epistmica alternativa a la
modernidad que tiene como punto de partida "la diferencia colonial
epistmica en la periferia del sistema mundo moderno/ coloni al" .
(Mignolo 2001) p.13)
Para una breve historia genealgica de la eclosin )' uso rrecuente por parte del Rrupo
Illorkrnidad / colonialidao cf l'vlignolo 2007a, pp. 25-26

!ll

129

Todo este proyecto conlleva, como objetivo ltimo, una toma de


dista ncia estratgi ca de los saberes hegemnicos occidentales. Estos
sabe res, a pa rtir del siglo XIX , ha n estado representados por las
ciencias sociales, las cuales fu eron el bastin intelectual que configur,
ma ntu vo e impu so el im agin a rio d e la m ode rnidad. Las ciencias
sociales c rearon "obj etos d e es tudios" en los espacios en que la
diferencia coloni al se ma nifes ta ba . Al elabo ra rlos se a nulaba , a la
vez , la cap acidad de los mi smos de se r conside rado s puntos d e
referencia del con ocimi ento. Qu qui ere decir esto? En el caso de
la a ntropo loga, los obj etos de estudios ela borados p or la ciencia
a ntropol gica fu eron las comunidades consideradas "primitivas"
(segn el esqu em a int erpretativo de la historia lineal progresiva) , y
de ellas su reli gin, sus "creencias", sus sistemas polti cos, etc. Estos
elementos fu eron redu cidos a mero obj eto de indagacin con lo cual
se les neg la posibilid ad de erigirse como otras form as vlidas del
saber y de construccin imaginaria del mundo. Las ciencias sociales,
enton ces, fu e ron un a d e las es trategias ms p o d e ros as d e la
modernidad. En esta p erspec tiva d e a nli sis C a rls Pletsch , afirma
qu e
Los cien tficos sociales occidentales han reservado el concepto
de cultura para las mentalidades de las sociedades tradicionales
en sus estados prstinos. Han asignado a las sociedades socialistas
del Segundo Mundo la esfe ra de la ideologa. Y han asumido
p or mucho ti empo -n o d e forma unnim e, claro est- que el
mundo occidental es el cielo natural del p ensamiento cientfico
y utilitario. (Citado en Mignolo 2003, p.182)
Con las ciencias sociales, lo mi smo qu e con el imagi na rio cristiano
de los primeros siglos de la modernidad , se ma ntuvo la colonialidad
del poder, se cultiv la lgica de la colonialidad. Salir de las mismas
es inte nta r abrirse a lo negado, considerndolos lugares propicios y
pertin entes de enunciacin y no slo "obj etos" exticos d e estudio.
En esta prim era migracin epi stmica se erige las propuestas ms
recient es d e Mi g nol o d es d e la c ua l pre tend e esta bl ece r una
"epistemolog a fronteri za" (Mignolo 2001, p.41 ).
Dicha epistemologa fronte riza eclosiona en los espacios de la diferencia
130

cOlomal, se hace posible en el seno del "pensamiento fronterizo"


(Mignolo 2003, p. 50). El pensamiento fronterizo surge, entonces, de
yen los espacios negados por la modernidad, surge desde la colonialidad
que ha mantenido viva su actitud crtica ante los proyectos modernos.
Estas propuestas fronterizas no han sido consideradas an por parte
de la epistemologa hegemnica y cuando han sido consideradas no
son tenidas en cuenta como pares sino como "objetos de estudio".
El pensamiento front erizo para Mignolo (2003a) "surge desde la
subalternidad colonial" (p.50); b) es un "pensamiento que no puede
ignorar el pensamiento de la modernidad pero que no puede tampoco
subyugarse a l , aunque tal pensamiento sea de izquierda o de
derecha" (p.50); y adems, c) es un "pensamiento que afirma el
espacio donde el pensamiento fue negado por el pensamiento de la
mode rnidad, de izquierda o de derecha" (p.51). Visto as, el
pensamiento fronterizo que Mignolo intenta articular tiene como
punto de partida lo marginado por la modernidad epistmica9 2, lo
negado por aquella modernidad que "fue imaginada como el hogar
de la epistemologa" (Mignolo 2003, p.159). Con lo anterior se da
paso a un paradigma epistemolgico diverso, alternativo, generando
de este modo "un paradigma otro" (Mignolo 2003, p.52) que no est
inserto en ningn otro paradigma de la modernidad (paradigma de
izquierda, paradigma de derecha, etc.), sino en un paradigma que
tiene sus referentes de contenido en las situaciones de frontera, en
los espacios invisibilizados por la modernidad hegemnica, ya que
se gesta en el "rumor de los desheredados de la modernidad" (Mignolo
2003, p.27). "Un paradigma otro" no est inserto, por lo tanto, en
las categoras engendradas por los marcos disciplinares de las ciencias
sociales generadas por la modernidad como forma de dominio
epistemolgico, ni est reducido a alguna de ellas, ni es una especie
de mezcla interdisciplinaria de las mismas. Y esto porque para el
pensamiento fronterizo los lugares de enunciacin situados en la
colonialidad no son considerados meros "objetos de estudio", es
decir saberes subordinados a la luz del conocimiento "cientfico".
Para que esto ocurra a los lugares de enunciacin marginados por
92 Mignolo, con Enriqu e Du sscl , es ta bl ece las cu a tro ideo logas impe rantes de la modernidad: el
cristiani s m o, e l lib e rali s m o , e l con ser va duri s m o y e l marxi s mo . (Cfr. 200 3, p . 30)

131

la modernidad ya no se les considera '''lugares de estudio' sino 'lugares


de pensamiento' donde se genera pensamiento; donde se genera el
bilenguaj eo y las epistemologas fronterizas." (Mign olo 2003, p.22)
"Un paradigma otro" es un proyecto que tiene alcance planetario,
pero no universalizante, debido a que intenta se r un proyecto de
articulacin de las propuestas contramodernas desarrolladas en los
espacios de frontera tanto colonial, como imperial. Para Mignolo
(2 003, p.5 0) este "paradigma otro" es "la expresin que convoca
diferentes proyectos de la modernidad/ colonialidad unidos por un
tipo de pensamiento que aqu describo como pensamiento fronterizo".
En este sentido, los proyectos diversos de liberacin presentes en
otros lares geopolticos podran co mprend erse co mo fuentes
alternativas de conocimiento y emancipacin de la modernidad
hegemnica. Con razn afirma Mignolo que "un paradigma otro"
tiene como inters primordial "fomentar una conciencia de la diferencia
de perspectivas en la compabilidad de proyectos: la emancipacin, la liberacin,
la descolonizacin" (Mignolo 2003, p. 57), es decir, la articulacin de
las propuestas que tienen el mismo sentido de contrarrestar el poder
hegemnico que engendra la diferencia colonial. Esta propuesta se
gesta, entonces, en los espacios de enunciacin contra-modernos,
"surge en las zonas tanto de subalternidad colonial (fri ca, Asia
meridional, Amrica Latina) como de subalternidad imperial (el sur
de Espaa [y de Italia] )." (Mignolo 2003, p.58)
Este p ensamiento fronterizo se origina tanto en las perspectivas de
colonialidad as como en los espacios subalternos intramodernos. 93
Un ejemplo para el primero es el pensamiento de Waman Poma de
Ayala, para el segundo ser el de Las Casas. El primero desarrolla
el pensamiento fronterizo como su nica opcin contra-hegemnica,
el segundo lo desarrolla como solidaridad ante la opresin del
indgena. Este ltimo tiene un inconveniente para Mignolo, y es que
el p ensamiento front e rizo generado d es d e la mode rnidad
Adems de esta clasificacin, Mignolo establece ot ras: la del pensamiento fronterizo elabo rado en la
'1\m ri ca colonial", y en el cua l es tn insertas las propuestas de Warn an Poma, Garcilaso y Tozomoc;
as como el pensami el1lo fronte rizo elabo rado en Hi spanoamri ca cuyos represel1lan tes funda mentales
so nJos Mara Arguedas y Rigoherla Mench . (Cfr. Mignolo 2003, p.239)

!l:!

132

Slo ve una parte del problema y no puede solu cionarlo sin la


participacin de la perspectiva que abre Waman Puma . Waman
conoce y comprende ms la mentalidad del coloni zador de lo
que Las Casas comprende la mentalidad del colonizado. Y esto
no es por mrito personal de Waman Puma, sino por inevitabilidad
de las relaciones coloniales de poder y de supervivencia. (Mignolo
2003, p.52)
Por lo menos son seis los elementos con los que Mignolo (2 003, p.
20) caracteriza el llamado "paradigma otro":

1) Este p aradigma incluye las "formas crticas d e pensamiento


analtico y de proyectos futuros asentados sobre las historias
y experi e n cias marca d as por la co lonialidad [ ... J."
2) "No tiene un autor de referencia, un origen comn."94 Por ello
la diversalidad del mismo.
3) Lo comn del paradigma es '''el conector', lo que comparten
qui en es han vivido o aprendido en el cuerpo el trauma, la
inconsciente falta de respeto, la ignorancia [ ... ] d e cmo se
siente en el cuerpo el ninguneo que los valores de progreso,
de bi en es ta r, de bi en-se r, ha n impuesto a la mayora d e
habitantes del planeta [.. .]."

4) El "paradigma otro" es, entonces, una propuesta que "conecta


formas crticas de pensamiento 'emergentes'''.
En una nota a pie de pgina Mignolo refuerza esta ca racterstica: " Per m taseme in sistir: no hay
'dueo' de este paradigma, muchos nos desconocemos entre nosotl'Os, no hay 'influencias' sino 'convergencias';
no hay 'un maestro' si no varios". En fin es un '''paradigma otro' desde su mera concepcin." (l\1ignolo
2003, p. 44, nota 2) En este sentido es imponante sealar algunos nombres de los autores que se convienen
en referentes dialogantes de las propu estas de Mignolo. Es tos so n los nombres de los intelec tuales que
en diversas partes del planeta desarro llan propuestas fronteri zas, seguidas de sus catego ras de anli sis:
Anbal Quij ano, propone la idea de "coloni ali dad del poder"; Enrique Du sse l, desa rrolla la id ea de
" tra nsmode rnic1ad"; Abdelkhebir Khatibi, fil sofo marroqu , "un pensamiento otro", este intelec tu al
comprende los inicios de la modemidad hacia el siglo XVI, precisamente en el conflicto entre musulmanes
y cristia nos; Eelouard G lissant, intelectual elel Caribe, su propuesta es la de "criollizacin". Otra se rie
de autores,junto a sus categoras de anlisis son: Du Bois y su propuesta refe rida a la "doble conciencia";
la ca t q~ora de "nueva concie ncia mestiza" de Anzalda; y la idea del subcomandant .. Marcos, desde
la selva laca ndona. de "doble trad uccin". Cfr. Mignolo 2003, pp. 114-1 53.

!H

133

5) Es "el pensamiento crtico y utopstico que se articula en todos


aquellos lugares en los cuales la expansin imperial/ colonial
le neg la posibilidad de razn, de pensamiento y de pensar
futuro."
6) Finalmente, el "paradigma otro" se establece en cuanto tal
porque "ya no puede deducirse a un 'paradigma maestro', a
un 'paradigma nu evo', qu e se autopresente como la 'nu eva'
verdad."
Estas son las seis caractersticas principales del "paradigma otro"
propu es to por Mignolo. Es un paradigma qu e no pre tende
sobredeterminarse a s mismo e rigindose desde una perspectiva
reduccionista. Como vemos en las caractersticas, este "paradigma
otro" es una especie de catalizador de las experiencias contramodernas
comunes que surgen en los espacios negados y olvidados por el
sistema hegemnico mode rno. Las posibilidad es que abre como
proyecto son importantes para la articulacin de las fuerzas crticas
de la subalternidad epistmica olvidada y que se desarroll en "ese
silencio que grita detrs de cada pgina de autor castellano sobre la
conquista y la colonizacin de Amrica; surge de ese silencio que
llega a dejar de existir porque es silencio y slo se ve lo que cuentan
los autores e uropeos [ ... ] ". (Mignolo 2003, p.26)
Claro est que no basta con salir del control epistmi co de las
disciplinas sociales formuladas por occidente para la justificacin de
su podero sobre los otros pueblos, tambin es necesario salir de los
imagina rios hegemnicos que ya hemos naturalizados. Un esfuerzo
de este tipo ha sido desa rrollado por Mignolo en La idea de Amrica
Lana (Mignolo 2007b), en el cual realiza una aguda problematizacin
de las categoras euro-modernas con las cuales han sido imaginados
los espacios y personas desde el "descubrimi ento" y la conquista.
Repensar los imaginarios hegemnicos , no como simple crtica
caprichosa , sino teniendo como punto de p artida los imaginarios
marginados por la modernidad , parece ser la tarea ms reciente de
Mignolo. Para ello se vuelve imprescindible la configuracin de una
propuesta epistemolgica alternativa que puede ser comprendida
134

como "pensamiento decolonial".


Como vimos anteriormente, el saber moderno pretenda establecer
categoras universales de interpretacin de la realidad histrica, social
y econmica en sus territorios dominados. Esto quiere decir que el
proyecto de Mignolo, y de los otros intelectuales latinoamericanos
con l, gira en torno a la construccin de un pensamiento nouniversal, sino pluri-versal o de la "diversalidad". Y todo esto para
la denun cia de una co Lonialidad del poder que
opera bajo las cuerdas de la modernidad, [y] nos alerta sobre el
hecho de que quien clasifica es siempre monotpico mientras
que quien es clasificado es siempre dia o pluritpico puesto que
tiene que concebir el mundo en la interseccin de la clasificacin
impuesta por la co lonialidad del pod e r y aquellas otras
clasificaciones que pasan a la catego ra de subalternas de la
modernidad colonial. (Mi gnolo 2001, p.25)

El proyecto decolonial aspira ha realizar un trnsito liberador desde


la historia universal, la historia propiciada por la epistemologa
occidental, hacia las historias de la diversalidad o pluri-versalidad
(Cfr. Mignolo 2001, p.35). El resultado que se pretende es el de "la
descolonizacin intelectual [que] tiene que reconocer la variedad de
historias coloniales, su diversidad histrica y epistmica". (Mignolo
2001, p.4 1)
Para Mignolo la "decolonialidad" ha estado presente como una
energa ge nerada por el co ntradominio colonial a lo largo de la
mod ernidad. En palabras de Walter Mignolo, la lgica de la
"decolonialidad" es la siguiente (2007a):
Si la colonialidad es constitutiva de la modernidad, puesto que
la retrica salvacionista de la modernidad presupone ya la lgica
opresiva y condenatoria de la colonialidad [... ], esa lgica opresiva
produce una energa de descontento, de desconfianza, de
desprendimiento entre qui enes reaccionan ante la violencia
imperi al. Esa energa se traduce en proyectos decoloniales que, en
135

ltima instancia, tambin son constitutivos de La modernidad. (p.26) [El


nfasis es de Mi gnol o]
y m s adela nte Mi gnolo caracteri za a la decolo ni a lid ad co mo :
la energa irreductible de seres humanos humillados, vilipendiados,
olvidados y margi nados. La decolonialidad es, entonces, la energa
que no se dej a manej a r por la lgica de la colonialidad, ni se
cree los cuentos de hadas de la retrica de la modernidad. Si la
decolonialidad tiene una variada gama de manifestaciones [ . .. ],
el pensami ento decoloni al es, entonces, el pensamiento que se
desprende y se abre [... ], encubierto por la racionalidad moderna,
montado y encerrado en las catego ras del griego y del latn y
de las se is lenguas imp eriales europeas modernas [italia no,
espaol, portugus, fran cs, ingls, alemn]' (Mignolo 2007a,
p.27)
Siguiendo el es qu e ma d e interpre tacin de la categora
modernidad/ colonialidad, en toda situacin colonial se generan
respuestas contra-hegemnicas o de resistencia en medio de las
situaciones colonial es. Estas reacciones no han sido tomadas en
cuentas. Las propuestas qu e en cierran dichos movimientos
anticoloniales es lo qu e se seala con la categora decolonial. La
primera que en Latinoamrica reconoce Mignolo ser, como dijimos,
la propuesta de Wam an Poman95 avanzada en su texto Nueva Cornica
y Buen Gobierno, enviado a Felipe nI a inicios del siglo XVII. La
consideracin de di cho documento ha sido casi nula por parte de
los intelectuales. Y esto porque no entra en las formas hegemnicas,
y lingsticas, de generar conocimiento. (Cfr. Mignolo 2007a, p.28)
Este es para el ~asu latinoalllcricano. El intd .. ctual argentino nos otorga un nombre ms: el del esclavo
liberto Otabbah C ugoa no: "\V;ullan Poma y Cugoano pcnsaron y abrieron la ranura de lo impensable
e n la ge nealoga imJleria l de la mode rnid ad, tant o en sus face tas de d erecha como en sus face tas de
izqui e rda . Ellos abrie ron las Jluertas al pensamiento o tro a partir de la expe rie ncia y memoria del
Tawantisuyu. el un o, y de la expc'riencia y n)clll"ria de la brutal esclavitud neg ra del Atlntico, el otro".
(Mi gnolo 2007a, p.:Z9) Todo ('sto es t justificado porque "la genealoga del pensamiento deeolonial es
plurive rsal (no universa l). As, cada Iludo de la n,c1 de esta genealoga es un punto de despegue yapenura
que reintroduce lenguas, memorias, cnlll omas, organ izaciones sociales, subje tividades, espl endores y
mi se ri as d ~ los Iegaclos im)1cri aks". (Migllol() 2007a, p.4.'

!I:

136

Recordemos que a Mignolo le interesa la reconstruccin de una


especie de arqueologa de la diferencia colonial, presente a lo largo
de sus escritos. En esta ltima etapa de su discurso el uso del trmino
decoLonial hace manifiesto de forma ms evidente el distan ciami ento
con la teora postcolonial:

el pensamiento decolonial se diferencia de la teora postcolonial


o de los estudios postcoloniales en qu e la genealoga de estos se
localiza en el poslestructuralismo francs ms que en la densa
historia del pensamiento planetario decolonial. (Mignolo 2007 a,
p.:27)
La propuesta consiste en desarrollar un "giro decolonial" (Cfr. CaslroGmez y Grosfoguel , 2007): contrapuesto a la lgica de la colonialidad
moderna. Con este sriro se pretende "el desprendimiento de la retrica
de la modernidad y de su imaginario imperial" (Mignolo 2007a,
p.29-30)

Conclusin paTa este largo apartado


En medio de todo este vaivn de categoras analticas, lo que parece
otorgarle unidad a todas las reflexiones del intelectual argentino,
pareciera ser la categora de la geopoltica del conocimiento.
Mignolo no abandona nunca la idea de que el conocimiento depende
del lugar de enunciacin. Y es ms, casi se convierte en la idea eje
que le olorga unidad a sus variaciones conceptuales. Para Mignolo
no es lo mismo un saber enunciado en medio del imperio, qu e un
saber enunciado en la colonialidad. A esto se anan las referencias
de gnero, tnicas y poder econmico, las cuales siempre es tn
situadas en un luga r determinado. Por todo esto las luchas llevadas
a cabo por la postcolonialidad india y la desarrollada en Medio
Oriente no pu ed e se r la misma a seguir por los pensadores
latinoamericanos. Para lograr la manera propia y situada de oposicin
a la modernidad, una oposicin entre tantas, se hace imprescindible
establecer la arqueologa del saber de cada lugar de enunciacin%,
es decir la con sideracin de las principales escuelas o tendencias
Algunos ele ('SIOS nf('rt"llleS Iatinoal1lc ricanos, para :-1 igno lo, son en el sig lo XX :J os" Carlos I'vfali;teglli,
1,e0I'0ldo Z"a, Edlllllnd o O'(;OI'I11 <1 n, Enrique Du ss e l. entrt' Olr os ( 1996h , p . 107 )

!I(;

137

crti cas presentes en las diversas historias locales. Esta arqueologa


tiene la {uncin de permitirnos reconocer la propia diferencia colonial
y sus aporles co ntra-h ege m ni cos pa ra evitar perd ernos en otras
genealogas, qu e si bien ofrecen perspectivas crticas, lo hacen desde
y Jara otras situacion es colonial es, y con la fin alidad de prevenirnos
cae r en la moda de las corri entes co ntemporneas qu e no siempre
son pertinentes para las realidades geopolticas espec fi cas. D e este
modo, Mignolo intenta desarrollar un a recuperacin del pensamiento
crti co latinoam eri cano , y el de otras latitudes no con sideradas ni
por la posmodernidad y tampoco por la postcolonialidad, hacindonos
saber las in conve ni encias de tal tarea.
Los probl emas qu e acecha n al pensamiento latin oamericano so n
bastant es complejos. Ya vimos a rriba que no todo el pensami ento
ge nerado en el esp acio de la diferencia co loni al hace p osibl e el
resurgimiento de los disc ursos margi nados, sino que ms bien pu ede
ge nerar un tipo de coloniali smo in terno. Es por esto que la prim era
descolonizacin latinoamericana fracas. Por eso, para Mignolo, "el
p t nsam iento dcco lonial ya no es izq ui erd a, sin o otra cosa: es
desprendimiento de la episteme poltica moderna, a rti cul ada como
derecha, ce ntro e izqui erda; es apertura hacia otra cosa, en marcha,
buscndose en la difere ncia". (Mignolo 2007 a, pp. 30-3 1) La causa
del fracaso de la primera descolonizacin fue precisamente la trampa
de qu edar enun ciad o desde el mismo ho ri zon te epi stmi co -el
occidental- aunque, eso s, desde otro lugar. Para intentar ir ms all
de este fracaso se vuelve necesaria una "segunda descolonizacin"
de aq uel pensamiento letrado que todava es cmplice de los esquemas
de interp retacin europea p ues permaneci ancl ado en el horizonte
imperi al hegemnico (Mignolo 2007a, p.32) .
Podra habernos quedado la sospecha de que Mignolo pueda caer
en un " la tnoamericanocentri smo" debido a la in sistencia en la
ela boracin de un a ge nealoga latinoam eri cana postoccidental y
deco loniaJ. Esto es as pues en varios de sus textos intenta tomar
distancia de las propuestas ge nerad as en otros lares. Sin embargo,
en sus artcul os rns recientes Mignolo, como vimos, parece abrir la
perspectiva crti ca a otros lugares de enun ciacin. Este es el aporte
signili cativo de la co mprensin del pensamiento decolonial. La
138

siguiente cita nos acla ra este punto:


La genealoga del pensami ento decoloni al se estructura en el
espacio planetario de la expansin colonial/imperial , contrario
a la genealoga de la modernidad europea [. . .] la ge nealoga del
pensami en to decoloni al es pluriversal (no unive rsal). As, cada
nudo de la red de esta ge nealoga es un punto de d espegue y
ap e rtura qu e reintrodu ce lenguas, m emorias, economas,
organizaciones sociales, subj etividades, esplendores y mi serias de
los legados imperi ales. (Mign olo 2007a, p.45)
La propu esta referida al "pensami ento fronterizo" es un proyecto
qu e intenta catalizar las propuestas co ntramodernas generadas en
distintos lugares de enun ciacin . Este proyecto no intenta reducir
dich as propu estas a un "sistema" crti co si no qu e, respetando la
geopoltica del conocimi ento, se convierte en una comprensin local
d e la diversid ad d e propu es tas qu e inte ntan hablar d esd e la
colonialidad. En este proyecto se evidencia un giro en el pensamiento
de Mignolo que le alt:ja de cualqui er localism o reduccionista. Ya se
dijo que el locus de enun ciacin determina, pero esto no impli ca, a
su vez, un de termini smo qu e no permita el di logo con otras
tradicion es crti cas. La decoLonialidad se convierte en una va para
comprender las energas generadas por la diferencia colonial. Estas
en ergas son va riadas y es tn ubi cadas en diferentes espacios de
interpretacin. El proyecto contra-h egemnico las une, pero no las
redu ce.
La a nterior es un a vi sin panor mica de la compleja propu esta
intelectu al de Walter Mignolo. Las posibilidades interpretativas que
yacen en la misma son vari adas y muchas de ellas en reconstruccin
constante. Esto habla de un proceso de maduracin de las propuestas
tericas del semi logo a rgentin o. Por ello, esta aproximacin est
sometida tanto al proceso de rearti cul acin por parte del autor, as
como a la atrevida comprensin global de un pensamiento en devenir,
lo cual no reflej a un a limitan te sino el compromiso con la realidad
qu e devi ene y pide, en cada momento hi strico, interpretaciones
acordes a las nu evas realidades. Este ha sido slo un breve recorrido
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que intenta poner en escena las propuestas de Mignolo. La toma en


cuenta de sus propuestas harn posibles formas otras de pensamiento.
Hemos intentado aqu dejar noticia de sus perspectivas tericas. La
profundizacin de las mismas es la tarea por veni r.

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