Revista Iberoamericana de Ciencia, Tecnologa y Sociedad - CTS
REDES. Centro de Estudios sobre Ciencia, Desarrollo y Educacin Superior
secretaria@revistacts.net
ISSN (Versin en lnea): 1650-0013
ARGENTINA
2005
Hctor A. Palma
EL DESARROLLO DE LAS CIENCIAS A TRAVS DE LAS METFORAS: UN
PROGRAMA DE INVESTIGACIN EN ESTUDIOS SOBRE LA CIENCIA
Revista Iberoamericana de Ciencia, Tecnologa y Sociedad - CTS, diciembre, ao/vol.
2, nmero 006
REDES. Centro de Estudios sobre Ciencia, Desarrollo y Educacin Superior
Buenos Aires, Argentina
pp. 45-65
Red de Revistas Cientficas de Amrica Latina y el Caribe, Espaa y Portugal
Universidad Autnoma del Estado de Mxico
http://redalyc.uaemex.mx
El desarrollo de las ciencias a travs de las metforas: un
programa de investigacin en estudios sobre la ciencia
Hctor A. Palma (hector.palma@unsam.edu.ar)
Universidad Nacional de Gral. San Martn, Argentina
En la actualidad, todava sera una demostracion mayor
de locura decidir, como quieren algunos,
que con el pretexto de que la razn no es suficiente,
tampoco es necesaria.
(F. Jacob, Le jeus des possibles )
Habitualmente se sostiene que las metforas son expresiones en las cuales se dice
algo pero se evoca o sugiere otra cosa, que son - o deberan ser- patrimonio casi
exclusivo del lenguaje literario o del lenguaje vulgar y que no son relevantes en el
discurso cientfico. Sin embargo, la ubicuidad de la metfora en la ciencia -no slo en la
enseanza y la divulgacin sino tambin en la produccin y sobre todo en la
legitimacin del conocimiento- lleva a sospechar que hay algo errneo en esos puntos
de vista. Este trabajo se propone, entonces, discrepar con las tres afirmaciones
precedentes y sostener, por el contrario, que las metforas dicen algo por s mismas, y
no como meras subsidiarias de otra expresin considerada literal; que si bien hay
excelentes ejemplos en la literatura, tambin hay metforas brillantes y fecundas en la
ciencia y, la tesis ms fuerte, que las metforas cumplen en la ciencia un papel
constitutivo fundamental. En este sentido, se plantea la posibilidad de desarrollar un
programa de investigacin sobre la base de una epistemologa evolucionista cuya
unidad de seleccin sean las metforas, epistmicamente consideradas.
Palabras clave: epistemologa evolucionista, metforas, filosofa de las ciencias,
historia de las ciencias.
Usually it is held that the metaphors are expressions in which something is said but it is
evoked or suggested another thing; that they are - or they should be - almost exclusive
patrimony of the literary language or the vulgar language; and that they are not relevant
in the science. However, the ubiquity of the metaphor in the science - not only in the
teaching and the popularization of the knowledge but also in its production and mainly
in its legitimation - takes to suspect that there is something erroneous in those points of
view. Thus, this paper attempt to disagree with the three precedent claims and to hold,
on the contrary, that the metaphors say something for themselves, and not only as mere
subsidiaries of another literal considered expression; that although there are excellent
examples in the literature, there are also brilliant and fecund metaphors in the science
and, the strongest thesis, that the metaphors perform a fundamental constituent role in
the science. In this sense, it is thought about the possibility to develop an research
programme on the base of an evolutionary epistemology whose units of selection are the
metaphors, epistemically considered.
Key words: evolutionary epistemology, metaphors, history of sciences, philosophy of
sciences.
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Hctor A. Palma
Presentacin
El objetivo de este trabajo es esbozar una apretada sntesis -por la brevedad del
espacio, en muchas ocasiones sin argumentar- de los lineamientos para un programa
de investigacin en estudios sobre la ciencia en el cual un tipo especial de metforas
-que llamar metforas epistmicas- funcione como la unidad de seleccin de una
epistemologa evolucionista que sea apta para combinar en sus anlisis
metacientficos las perspectivas sincrnicas (anlisis de la estructura de las teoras
cientficas) con las diacrnicas (anlisis del desarrollo de las teoras y de las prcticas
de la comunidad cientfica). Una epistemologa evolucionista, en suma, que suponga
que un conjunto de metforas disponibles (que pueden ser de la ms variada ndole,
complejidad, origen y alcance, tales como taxonomas, conceptos, teoras, ideas
vagas, valores culturales, valores epistmicos, prejuicios, etc.) se extrapolan,
deslizan o filtran de un mbito de conocimiento a otro, en un juego de tipo metafrico
y, sobre ese conjunto con una cantidad limitada pero amplia de metforas, operan
instancias diversas de seleccin. Pero otorgar un papel tan relevante a las metforas
en la produccin y legitimacin del conocimiento -mbito del cual o bien ha
permanecido ajena o bien tibiamente aceptada bajo sospecha y slo como mero
expediente heurstico- implica una reconsideracin radical sobre la naturaleza y
funcin de las mismas. Comenzaremos por este ltimo problema.
1. Epistemologa de la metfora
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1.1 El giro cognoscitivo de la metfora
Qu hacen sino una metfora, los que sostienen que el universo es un organismo,
o bien que es una mquina, o que es un libro escrito en caracteres matemticos; los
que sostienen que la humanidad o una civilizacin se desarrolla o muere; que las
leyes de la economa o la sociologa son equivalentes a las de la fsica newtoniana;
que entre las empresas comerciales, las innovaciones tecnolgicas, o an entre los
pueblos y culturas operan mecanismos de seleccin de tipo darwiniano; que hay una
mano invisible que autoregula el mercado; que las especies evolucionan por
seleccin natural; que la mente humana es como una computadora o bien que una
computadora es como una mente; que la ontogenia humana repite o reproduce la
filogenia o, por el contrario, que la filogenia repite la ontogenia; que la informacin de
una generacin a otra se transmite mediante un cdigo gentico? Y la lista podra
seguir, an sin hablar de la infinita proliferacin de metforas en la enseanza y la
divulgacin cientfica. Muchas veces, y en defensa del privilegio epistmico de la
ciencia, suele sealarse que expresiones como las precedentes son meras formas de
hablar, un lenguaje figurado o desviado que cumplira funciones didcticas o
heursticas. Es indudable que esta es una parte del problema, pero la menos
interesante. Por el contrario, en infinidad de ocasiones las metforas utilizadas
resultan genuinos intentos de descripcin y/o explicacin acerca del mundo:
Lo que calificamos de evolucin en el pensamiento es muchas
veces tan slo la sustitucin transformadora, en ciertos puntos
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crticos de la historia, de una metfora-base por otra, en la
contemplacin por el hombre del universo, de la sociedad y de s
mismo. (Nisbet, 1968 [1976, p. X]).1
Habitualmente se sostiene que las metforas son expresiones en las cuales se dice
algo pero se evoca o sugiere otra cosa, que son - o deberan ser- patrimonio casi
exclusivo del lenguaje literario o del lenguaje vulgar, y que no son relevantes en el
discurso cientfico. Creo, sin embargo, que se puede discrepar, en distinto grado, con
las tres afirmaciones precedentes y sostener, por el contrario, que es fructfero en
epistemologa (aunque sera absurdo aplicarlo en la literatura) considerar que las
metforas dicen algo por s mismas y no como meras subsidiarias de otra expresin
considerada literal; que aunque hay excelentes ejemplos en la literatura, tambin hay
metforas brillantes y fecundas en la ciencia y, la tesis ms fuerte, que las metforas
cumplen en la ciencia un papel constitutivo fundamental. Pero la revalorizacin de la
metfora, y esto debe quedar claro, no surge meramente de revalorizar para ella las
funciones heursticas o estticas que se le han atribuido tradicionalmente y
desdeadas, por otro lado, por la epistemologa estndar. No sera, en todo caso,
una bsqueda de aquellos elementos en los cuales la ciencia se parece a otras
prcticas discursivas como la literatura en que han cado buena parte de los estudios
sobre la ciencia 2 de las ltimas dcadas. Se trata de algunas versiones
retoricistas/irracionalistas/postmodernistas de moda que han contribuido a desdibujar
la especificidad de la ciencia incluyndola en un conjunto heterogneo de saberes y
prcticas discursivas (Cf. entre otros: Bauer, 1992; Bloor, 1971; De Coorebyter (ed),
1994; Fuller, 1993; Gross, 1990; Latour y Woolgar, 1979; Locke, 1992; Latour, 1987;
Pera, 1994; Shapin, 1982; Woolgar, 1988; Haraway, 1991). La literaturalizacin de
la ciencia que operan producto en parte de la ubicuidad de las metforas en la
ciencia, se apoya en un error: considerar que las metforas tienen una funcin
meramente retrica y esttica que, en caso de usarlas, transmitiran a la ciencia. En
este trabajo, por el contrario, se partir de la funcin principalmente cognoscitiva y
epistmica de las metforas, dejando de lado como una cuestin residual o
secundaria sus cualidades estticas. Para ello es necesario realizar algunas
consideraciones sobre la naturaleza misma de las metforas.
1.2 Versiones semnticas y pragmticas
Hay dos versiones principales acerca de la naturaleza del discurso metafrico: la
semntica, ya de autores clsicos como Aristteles (Cf. Potica -1457b y Retrica 1404b y sig.), ya de autores contemporneos como I. A. Richards (1936), P. Ricoeur
(1975), M. Black (1962), o N. Goodman (1968); y la versin pragmtica propuesta
entre otros por D. Davidson (1984), A. Martinich (1991), o J. Searle (1991).
En las citas se consigna el ao de la publicacin original y, entre corchetes, el ao y las pginas de la versin
en espaol de la que fue tomada.
2
Me refiero a los estudios metacientficos provenientes de la filosofa, historia, sociologa, antropologa,
poltica, retrica de las ciencias, disciplinas asociadas y estudios interdisciplinarios.
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Bsicamente, el punto de vista semntico sostiene, obviamente, que el juego
metafrico surge porque algo ocurre con el significado de los trminos y/o
expresiones intervinientes. La definicin ya clsica de Aristoteles inaugura la
concepcin semntica y toda una tradicin en el tratamiento del problema de la
metfora: (...) la transposicin de un nombre a cosa distinta de la que tal nombre
significa (...) (Aristteles, Potica, 1457b). En esta lnea, las discusiones giran en
torno a la relacin entre el lenguaje literal y el lenguaje metafrico entre los cuales se
realiza esa transposicion. M. Black (1962) distingui, por un lado, el enfoque
sustitutivo (susbtitution view), con su variante el enfoque comparativo (comparison
view) y, por otro lado, su propia propuesta, el enfoque interactivo (interaction view).
Segn el enfoque sustitutivo la expresin metafrica funciona como un sustituto de
una expresin literal y se usara en un sentido distinto del suyo propio o normal, en
un contexto que permitira detectar y transformar del modo apropiado aquel sentido
impropio o anormal. En suma, lo mismo que dice la metfora podra expresarse de
modo literal y comprenderla sera como descifrar un cdigo o hacer una traduccin.
En el caso especial del enfoque comparativo, segn Black, la expresin metafrica
tiene un significado que procede, por cierta transformacin, de su significado literal
normal. La metfora sera una forma de lenguaje figurado (como la irona o la
hiprbole) cuya funcin es la analoga o semejanza, y en tal sentido la expresin
metafrica M tendra un significado semejante o anlogo a su equivalente literal L.
Sin embargo, la potencia de la metfora procede ms bien de su carcter un tanto
impreciso, y parecera ms apropiado y esclarecedor decir que la metfora crea la
semejanza ms que dar cuenta de una semejanza preexistente. Black sostiene,
acertadamente, que cuando se construye una metfora, ms que una comparacin
o sustitucin, se ponen en actividad simultnea -en interaccin- dos mbitos que
habitualmente no lo estn.
El punto de vista semntico tiene dificultades, sin embargo, para explicar por qu
puede suceder que una expresin lingstica sea interpretada literalmente en un
contexto y metafricamente en otro o por qu algunas metforas tienen xito. Esto
ha llevado a pensar que se trata de una cuestin atendible desde una perspectiva
pragmtica, es decir distinguiendo entre el significado lingstico, determinado por el
sistema de la lengua (las reglas de la gramtica y la semntica), y el significado
comunicativo, determinado por el contexto en que los hablantes usan la lengua segn
reglas que les permiten entenderse, y regido segn ciertos principios no demasiado
rigurosos que regulan la interaccin comunicativa racional. Segn el punto de vista
pragmtico, esos elementos provenientes del contexto determinan o influyen
decisivamente en la produccin y/o comprensin de las acciones lingsticas. J.
Searle (1991) sostiene que el problema que plantean las metforas es un caso
particular del problema de explicar de qu modo el significado del hablante y el
significado lxico u oracional se distinguen o separan. Sera un caso especial de
decir una cosa y significar algo ms. Sostiene que es errneo plantear que la oracin
(o el trmino) tienen dos interpretaciones o acepciones diferentes, una literal y otra
metafrica, y que la semntica tenga que dar cuenta de ambas y de sus posibles
relaciones. En todo caso las expresiones en cuestin pueden usarse de dos formas
diferentes y el significado metafrico es siempre significado proferencial del
hablante, esto es, significado que adquieren sus palabras cuando se utilizan en
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circunstancias concretas, significado no convencional. Al distinguir de un modo tan
tajante los mbitos propios del significado literal y el significado metafrico, se
plantea el problema inmediato de su (posible) relacin: o bien no existe relacin en
absoluto y el auditorio deriva la interpretacin metafrica de principios ajenos a la
semntica, o bien existe un procedimiento lingsticamente especificable mediante el
cual el auditorio deriva esa interpretacin, calculndola o computndola. La
respuesta de Searle es que la interpretacin de las proferencias de un hablante por
parte de un auditorio requiere de la captacin de las intenciones de ese hablante al
utilizar las expresiones. La tarea de la pragmtica ser, entonces, indicar los
principios mediante los cuales se efecta esa adquisicin. Sobre la base de un
principio general que permite a la audiencia comprender lo que el hablante quiere
decir, que es algo ms, o algo diferente, de lo que sus palabras dicen,3 Searle
desarrolla los medios o estrategias particulares que emplea el hablante/oyente para
producir/interpretar las expresiones metafricas (cf. Searle, 1991). Sin embargo, la
concepcin de Searle supone, ms all de romper con las consideraciones
semnticas, una tesis tradicional: cualquier expresin puede tener, adems del
significado literal de una expresin, un significado metafrico. Puede sostenerse, con
Lakoff y Johnson (1980), que dicho punto de vista concluye favoreciendo, de otro
modo, la antigua primaca del lenguaje literal por sobre lo figurativo, ya que los
procedimientos postulados por Searle, basados ambos en la formulacin busca
primero lo literal, y -slo como ltima instancia, en caso de haber fallado- busca lo
metafrico, reforzaran el supuesto de que el lenguaje metafrico est desviado y es
secundario con respecto al lenguaje literal.
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Por eso me interesa particularmente rescatar el punto de vista de D. Davidson
(1984) que puso en cuestin la tesis de la dualidad significativa de las expresiones
metafricas, criticando cualquier enfoque de interaccin e insistiendo en que la
metfora significa slo lo que significan las palabras usadas para expresarlas
literalmente y nada ms. Anula la distincin entre lenguaje literal y metafrico, porque
considera que las nociones semnticas tales como significado, slo tienen un papel
dentro de los lmites bastante estrechos (aunque cambiantes) de la conducta
lingstica regular y predictible, los lmites que delimitan (temporalmente) el uso literal
del lenguaje. Para Davidson, en todo caso, lo que se necesita es una explicacin de
cmo es comprendida la metfora pero considerando que tal proceso de
comprensin es el mismo tipo de actividad que se pone en juego para cualquier otra
expresin lingstica, que requiere un acto de construccin creativa de lo que el
significado literal de la expresin metafrica es y lo que el hablante cree sobre el
mundo. Hacer una metfora, como hablar en general, es una empresa creativa.
La crtica de Davidson se dirige ms que nada a la idea, defendida tanto por los
que aceptan como por los que no aceptan la posibilidad de la parfrasis,4 segn la
Esto vale tanto para las expresiones metafricas, como para las irnicas, los actos de habla indirectos,
etctera.
4
Incluso muchos de los que sostienen que una parfrasis literal siempre es posible, aceptan que una gran
cantidad de metforas es intraducible como resultado de su capacidad de portar informacin extra con
respecto a la expresin considerada literal en algn contexto.
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cual la metfora puede cumplir una funcin significativa y comunicativa de modo
peculiar y secreto.5 Davidson se opone no tanto a una teora puramente semntica
que pudiera dar cuenta de los procedimientos metafricos, sino a una suerte de
teora del conocimiento subyacente segn la cual la metfora contendra un elemento
cognoscitivo que slo ella podra transmitir y que tal elemento es lo que debera
captarse para entenderla. No habra, en verdad, ningn significado metafrico por
oposicin a otro literal.
El error fundamental que me propongo atacar es la idea de que
una metfora posee, adems de su sentido o significado literal,
otro sentido o significado. Esta idea es comn a muchos de
quienes han escrito acerca de la metfora (...) Aparece en escritos
que sostienen que puede obtenerse una parfrasis literal de una
metfora, pero tambin la comparten quienes sostienen que
tpicamente no puede hallarse dicha parfrasis literal. Muchos
ponen el acento en la percepcin especial que puede inspirar la
metfora e insisten que el lenguaje ordinario, en su
funcionamiento usual, no produce tal percepcin. Pero tambin
este punto de vista ve a la metfora como una forma de
comunicacin paralela a la comunicacin ordinaria; la metfora
conduce a verdades o falsedades acerca del mundo de manera
muy parecida a como lo hace el lenguaje comn, aunque el
mensaje puede ser considerado ms extico, profundo o
artificiosamente ataviado. (Davidson, 1984 [1991, p. 245])
50
El problema, en todo caso, no es que la metfora sugiera o provoque de un modo
indirecto cierta captacin de su objeto, su potencia psicolgica en suma, sino
considerar que ella resulte un instrumento de conocimiento insustituible. No se trata
de que haya un significado en la metfora con relacin al objeto, sino que este
significado sea verdadero, y de un modo que slo la metfora puede aportar.
En suma, las posiciones expuestas, lejos de constituir puntos de vista excluyentes,
permiten una sntesis superadora y, por lo tanto, me interesa rescatar:
de las concepciones semnticas la idea de que las metforas producen nuevos
significados, sea cual fuere el mecanismo por el cual lo hacen; la imposibilidad de
dar una parfrasis literal de las mismas, su intraducibilidad6 en suma, es argumento
en favor de ello.
de las concepciones pragmticas, que resulta indispensable atender no slo los
significados involucrados, sino tambin el contexto y las condiciones adecuadas
que den cuenta de cmo y por qu una metfora se produce y es exitosa.
5
Ricoeur (1975), por ejemplo, desde una concepcin semntica, defiende la existencia de cierta capacidad
o cualidad misteriosa de la metfora, de suministrar un conocimiento profundo verdadero de la realidad.
6
La tesis de la indeterminacin de la traduccin de Quine (1960) puede ser aplicada a las metforas en su
relacin con el lenguaje llamado literal, tanto para justificar el problema de lograr una parfrasis adecuada,
como as tambin para pensar que una buena parfrasis (un buen diccionario dira Quine) puede ir
construyndose con el tiempo.
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del punto de vista particular de Davidson dos aspectos. En primer lugar, que la
metfora no posee ninguna ventaja -ni desventaja- epistmica respecto del
llamado lenguaje literal, y sobre todo que ella puede arreglrselas en soledad con
su referencia y, por lo tanto, ser verdadera o falsa en las mismas circunstancias que
el lenguaje en general. En segundo lugar, que la metfora no constituye ningn
caso especial de captacin del mundo. De este modo queda abierta la puerta para
tratar a las metforas como a cualquier enunciado informativo ya que el significado
de una metfora deja de estar atado a la situacin o enunciado que le dio origen.
Sin embargo, debe avanzarse un poco ms y abordar la cuestin de modo dinmico,
sobre todo si se va a tratar de mostrar de qu modo algunas metforas funcionan en
la ciencia a travs del tiempo.
1.3. La metfora en accin: bisociacin sincrnica/literalizacin diacrnica
Para clarificar este giro que pretendo darle a la nocin de metfora resultar til el
concepto acuado por A. Koestler (1964) de bisociacin (bisociation) que sirve para
nombrar la interseccin de dos planos asociativos o universos de discurso que
ordinariamente se consideran como separados y, a veces, hasta incompatibles.
Hasta el momento en que alguien hace converger ambos universos o planos
produciendo un resultado novedoso e inesperado en ese momento, ambos planos
asociativos constituan mundos separados y no asociables, funcionando segn una
lgica propia, y estaban constituidos por elementos que slo se producen en ese
plano. Cuando alguien ofrece otro plano asociativo establece una convergencia
indita que produce un cambio igualmente indito en la percepcin de los hechos, y
la lgica habitual de acuerdo a la cual se consideraban los hechos dentro de una
esfera resulta invadida por la lgica de la otra esfera. Procesos de este tipo son
moneda corriente en la ciencia, en la cual, en un momento determinado, los hechos
salen del marco en que ordinariamente se perciban y comienzan a organizarse y
pensarse segn una nueva lgica produciendo resultados nuevos y sorprendentes.
Pero este tipo de procedimientos no se refiere slo a un cambio de perspectiva sobre
el mismo hecho o grupo de hechos al modo en que las distintas disciplinas abordan
objetos complejos. La nueva mirada producto de la transferencia metafrica bisociacin- puede tambin producir una reorganizacin de lo conocido e, incluso
puede, literalmente, inaugurar o introducir nuevos hechos pertinentes y relevantes.
Segn una terminologa epistemolgica puede decirse que modifica, en un sentido a
veces fundacional y no necesariamente acumulativo, la base emprica.
El concepto de bisociacin, sin embargo, muestra hasta ahora un costado
sincrnico del proceso, que requiere ser completado con un abordaje diacrnico que
explique por qu las metforas tienen xito y mueren rpidamente como tales,
literalizndose. Lo que se inicia como una bisociacin entre mbitos ajenos, a partir
del xito, con el trasncurrir temporal acaba siendo una explicacin literal en el mbito
adoptivo7 en un proceso que podra caracterizarse como de bisociacin sincrnica
Este proceso a veces es explicado como el pasaje de una metfora viva a una muerta (Turbayne, 1962).
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seguido de una literalizacin diacrnica. Esta doble condicin del proceso por el cual
se construye e instala una metfora es otra forma de considerar algo que ya se
adelantara ms arriba: puede concederse que haya dos lenguajes, uno literal y otro
metafrico en el momento de la bisociacin -momento del anlisis sincrnico- pero
diacrnicamente pueden analizarse considerando que ninguno de los dos lenguajes
es subsidiario del otro, sino independiente. Ambos son literales, por as decir, y
obviamente han de enfrentar el problema de la verdad, la referencia y el significado,
del mismo modo que un supuesto, y ahora ya no privilegiado, lenguaje literal. Esto
supone categoras de anlisis distintas que las que emplear el crtico literario, que
analiza las metforas como novedosas, triviales, reiterativas o exticas, pero que le
resulta absurdo pensarlas como verdaderas o falsas en un sentido relevante.8
52
En la historia de la ciencia abundan procesos en los cuales el uso de un lenguaje
en un mbito determinado del conocimiento resulta un original que puede ser
extrapolado a otros mbitos en los cuales resulta novedoso en principio pero luego
se literaliza. Se trata de genuinas metforas epistmicas (en adelante ME) y pueden
caracterizarse como sigue: en el uso epistmico de las metforas una expresin
(trmino, grupo de trminos o sistemas de enunciados) y las prcticas con ellos
asociadas habituales y corrientes en un mbito de discurso determinado sociohistricamente, sustituye o viene a agregarse (modificndolo) con aspiraciones
cognoscitivo-epistmicas, a otra expresin (trmino, grupo de trminos o sistemas de
enunciados) y las prcticas con ellos asociadas en otro mbito de discurso
determinado socio-histricamente en un proceso que se desarrolla en dos etapas, a
saber: bisociacin sincrnica/literalizacin diacrnica.
Se hace necesario resolver una cuestin importante que permanece latente desde
el inicio de este trabajo: qu diferencias -y semejanzas- hay entre lo que yo llamo
aqu ME y los modelos cientficos de distinto tipo (cf. Black, 1962)? En general hay
cierto consenso en reconocer el papel heurstico y/o didctico que los modelos
pueden tener en el contexto de descubrimiento. Sin embargo hay un mapa de
discusiones bastante heterogneo en torno al papel que cumpliran en el anlisis de
las teoras: para Carnap (1928) son elementos de los que se puede prescindir
totalmente en las ciencias empricas y, por ms que puedan cumplir alguna funcin,
no cuentan para el anlisis de las teoras; para Nagel (1961) y para Braithwaite
(1959) los modelos, dado que cumplen un papel (no imprescindible) deben ser
tomados en cuenta en el anlisis de las teoras; para Hesse (1966), Harr (1970,
1970a) y Black (1962) son componentes relevantes y por lo tanto imprescindibles
para el anlisis de las teoras. Esta ltima posicin es compartida por la denominada
concepcin semntica (o modelo terica) de las teoras [entre muchos otros Suppes
(1969, 1993), Suppe (1989, 2000), Stegmller (1973), Moulines (1982, 1991)]. Sea
como fuere, considerar (Cf. Palma, 2004) a los modelos cientficos como un tipo de
metfora al modo de Black:
8
Pierde sentido entonces entrar en la discusin contra los que han sostenido que una de las caractersticas
definitorias de las metforas es que son siempre falsas si se las toma literalmente.
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No hay duda de que cierta semejanza entre el empleo de un
modelo y el de la metfora (acaso deberamos decir: de una
metfora sostenida y sistemtica) y la crucial cuestin acerca de la
autonoma de los modelos tiene su paralelo en una antigua
discusin sobre la traducibilidad de las metforas (los que ven el
modelo como una simple muleta se parecen a quienes consideran
la metfora como mero ornamento o decoracin). (Black, 1962
[1966, p. 232])
Ahora bien, el concepto de ME no slo pretende servir para constatar la utilizacin de
metforas (y modelos) dentro de las teoras, sino fundamentalmente para dar cuenta
del proceso de extrapolacion de unas reas de conocimiento hacia otras, e incluso
de su papel en la produccin misma de conocimiento, lo cual implica considerar la
dimensin temporal o histrica de la ciencia. Para ello considerar a la ME como la
unidad de seleccin de una epistemologa evolucionista.
2. Las epistemologas evolucionistas
Las epistemologas evolucionistas (EE) pueden incluirse dentro de las llamadas
epistemologas naturalizadas (cf. Quine, 1969), que suscriben bsicamente dos
tesis: en primer lugar, que las facultades cognoscitivas humanas son entidades
naturales y, en segundo lugar, que las investigaciones cientficas -para Quine la
biologa y la psicologa emprica, pero el concepto es extensible a abordajes
histricos, sociolgicos, etc.- son relevantes y probablemente cruciales para el
anlisis epistemolgico. Para que una epistemologa pueda considerarse
evolucionista debe tener en cuenta que el hombre es un producto de la evolucin
biolgica y social pero, adems, guardar un isomorfismo bsico y elemental con la
teora evolucionista, es decir, contener al menos: un mecanismo para introducir la
variacin (...) un proceso de seleccin consistente y (...) un mecanismo de
preservacin y reproduccin (Campbell, 1987).
Las EE incluyen bsicamente dos lneas de abordaje de los problemas
epistemolgicos:
el desarrollo histrico / sociolgico de las teoras cientficas;
el desarrollo filogentico (y ontogentico) de las estructuras cognitivas de los
humanos.9
Sobre la base de esta distincin se apoya Bradie (1994) para sealar que hay dos grandes programas: EET
- evolutionary epistemology of theories, que se ocupa de la evolucin de las ideas, teoras cientficas y/o la
cultura en general- y EEM9 - evolutionary epistemology of mind, que apunta al desarrollo de la actividad
cognitiva en los animales y en especial al hombre. En EEThabra que ubicar a S. Toulmin (1961), N. Rescher
(1990), R. Richards (1997), incluso Kuhn anuncia (1990) un giro evolucionista que no concreta porque muere
antes. Por su parte, en EEM se ubicaran R. Riedl (1984), G. Vollmer (1984) y M. Ruse (1986) entre otros.
Ninguno de los dos programas implica necesariamente asumir las tesis fundamentales del otro, pero hay
autores como K. Popper (1970), D. Campbell (1987), D. Hull (1997) y K. Lorenz (1984), que encuentran
respuestas evolucionistas para ambos tipos de problemas.
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53
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Llamar gnoseologa evolucionista (en adelante GE) a la lnea que intenta
responder a la primera cuestin y epistemologa evolucionista, sin ms, a los intentos
por resolver el segundo grupo de problemas. Tal como adelantara ms arriba, la
propuesta que intento esbozar en este breve trabajo se ubica en la lnea de las EE,
pero, no obstante -y tan slo a modo de hiptesis de trabajo- podra reconsiderarse
la posibilidad de que la produccin de metforas sea el resultado de uno de los
mecanismos bsicos del desarrollo ontogentico y filogentico del conocimiento -lo
cual sera, tambin, una propuesta propia de GE.
2.1 La gnoseologa evolucionista
Segn la GE, las actividades cognitivas son un producto de la evolucin y de la
seleccin y las premisas bsicas de su versin actual haban sido establecidas por
Lorenz (1984) en un trabajo de 1941, pero coinciden en ello los distintos autores
(Riedl, 1984; Wuketits, 1984; Vollmer, 1984):
54
los seres vivientes estn dotados de determinadas estructuras o disposiciones
innatas que les permiten establecer relaciones cognitivas con el mundo.
estas estructuras innatas son fruto de la evolucin, es decir, el resultado del
largusimo proceso de mutacin y seleccin, por lo cual, adems de la experiencia
individual, existe tambin esa experiencia filogentica que constituye para el
individuo un saber innato o una capacidad innata de percepcin y de reaccin. La
constitucin del sistema cognitivo es a priori de la experiencia individual, pero se
ha desarrollado filogenticamente, es decir, que su adquisicin ha tenido lugar a
posteriori de la experiencia evolutiva de la especie merced al xito adaptativo de la
misma.
hay una concordancia parcial entre las estructuras objetivas y las subjetivas. Al
igual que en la adaptacin biolgica, el ajuste entre el mundo real y las estructuras
cognoscitivas no es ideal, pero tampoco puede ser demasiado malo. El ajuste
ha de ser al menos tan bueno como para que puedan ser satisfechas las
necesidades existenciales de un organismo, en general, y del hombre, en
particular.
hay continuidad entre conocimiento animal y conocimiento humano, sobre la
conviccin de que la evolucin biolgica ha sido la precondicin para la evolucin
psicolgica, mental o intelectual. La emergencia de los fenmenos psquicos y de
las habilidades mentales constituye uno de los mayores eventos de la evolucin,
pues ha dado lugar a nuevos patrones de complejidad y de orden, tales como el
arte, el lenguaje, la ciencia y hasta los sistemas ticos. Los niveles de conocimiento
ms elaborados, por ejemplo el conocimiento cientfico, superviven a partir de las
estructuras cognitivas ms simples, por lo cual puede explicarse no slo la
continuidad, sino tambin la ruptura y discontinuidad con el conocimiento animal.
El carcter superveniente implica que las formas ms elaboradas de conocimiento
no pueden reducirse a algunas funciones bsicas primordiales.
Ahora bien, puede especularse con la siguiente idea: si la estrategia cognoscitiva
consistente en producir analogas y metforas es tan ubicua, es el resultado de la
evolucin, es decir del desarrollo filogentico peculiar de la especie humana que ha
Revista CTS, n 6, vol. 2, Diciembre de 2005 (pg. 45-65)
Hctor A. Palma
determinado la configuracin del sistema cognitivo? No resulta fcil justificar el salto
conceptual que va de constatar la profusin de metforas en las conductas
lingsticas de los humanos a afirmar que ello obedece a la existencia de
mecanismos bsicos profundos del sistema cognitivo humano. De hecho es el salto
que ejecutan Lakoff y Johnson (1980, 1999) al considerar a la metfora no como una
astucia lingstica usada exclusivamente para embellecer, un giro especial o un uso
extrao del lenguaje, sino como un modo fundamental de aprender y estructurar
sistemas conceptuales; una herramienta bsica de cognicin, a la vez que una parte
central de nuestro lenguaje cotidiano.
Evidentemente los desarrollos de la GE no van de manera inequvoca en auxilio
del carcter constitutivo de las metforas, pero, y dado el carcter ubicuo de stas,
bien puede sospecharse, y a modo de hiptesis de trabajo, que la deteccin/
construccin/ invencin de analogas o semejanzas es un mecanismo bsico -no
necesariamente nico o principal- de relacin con el mundo, cuyos resultados ms
elaborados llamamos conocimiento humano. La inclinacin a agrupar/separar lo
semejante/desemejante o a establecer analogas (metforas) puede considerarse
como una versin elaborada, aproximada, provisoria y prctica de esos principios.
Una hiptesis semejante permite inferir que las metforas literarias -tambin las
malas- no son ms que el resultado mediado y elaborado por el lenguaje y la cultura,
sobre la base de aquel mecanismo simple, lo mismo que los esplendorosos
resultados del conocimiento cientfico, tan tardos en la historia de la especie.10 Como
quiera que sea, sin necesidad de defender una GE en el sentido que a modo de
hiptesis de trabajo, se ha expuesto, an puede sostenerse una EE.
2.2 La epistemologa evolucionista
La EE no es ms que una metfora (tal como se la define en estas pginas) de la
teora de la evolucin biolgica y por ello, se basa en, y depende de, cierto
isomorfismo entre sta y el desarrollo del conocimiento. Las diversas versiones de
EE se fundamentan en encontrar equivalentes o anlogos para los tres elementos
sealados por Campbell (cf. supra),11 aunque las discrepancias mayores se dan
10
No son pocos los autores que, provenientes de otras tradiciones, adjudican papeles fundamentales a las
metforas: Lakoff y Johnson (1980), Kuhn (1979, 1990), Danesi (1990, 1993, 1998). Incluso la tesis sobre el
origen metafrico del lenguaje no es nueva y puede encontrarse en Cicern, Quintiliano y Vico.
11
De hecho la mayora de las discusiones giran en torno al ajuste/desajuste de la metfora biolgica utilizada:
por una lado los debates internos al campo tendientes a desarrollar una analoga ms ajustada; por otro lado
los externos, en las cuales los detractores insisten en mostrar los desajustes con la teora biolgica mientras
que los defensores intentan o bien poner el acento slo en las similitudes o bien sencillamente ignorar los
desajustes. Para Thagard: (...) las similitudes que existen entre el desarrollo cientfico y el biolgico son
superficiales y que un examen claro de la historia de la ciencia muestra la necesidad de un enfoque no
darwiniano en la epistemologa histrica (Thagard, 1997, p. 285). En el mismo sentido se expresa Bradie:Al
construir una analoga entre la evolucin biolgica y la evolucin de la ciencia o del conocimiento en general,
se debera, al parecer, identificar los anlogos epistemolgicos apropiados para los conceptos biolgicos
centrales. As, cabra esperarse que encontrramos los anlogos epistemolgicos de organismo, especie,
poblacin, variacin, mutacin, deriva, adaptacin, ambiente, seleccin, genotipo, y adecuacin, as
como alguna indicacin clara de mecanismos de transmisin, principios hereditarios y criterios de xito
deseados. Ninguno de los modelos evolucionistas del cambio conceptual con los que estoy familiarizado
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sobre el primer elemento (un mecanismo para introducir la variacin): por ejemplo,
teoras para Popper (1970); novedades intelectuales aceptadas por la comunidad
cientfica para Toulmin (1961, 1970); memes para Dawkins (1976); innovaciones y
errores de copiado para Cavalli Sforza y Feldman (1981), entre muchos otros. La
propuesta desarrollada en este breve trabajo intenta intervenir tambin en este punto.
Se propone considerar a la historia de la ciencia como un proceso que, en alguna
medida relevante, se constituye a partir de la apropiacin, legitimacin, abandono,
descarte y recuperacin de metforas disponibles, tanto reales como potenciales.
Esta disponibilidad no es lgica sino histrica; vale decir que en cualquier momento
dado no est disponible un universo infinito de metforas posibles, sino que, por el
contrario, cada poca reconoce un escaso nmero de candidatos a imgenes de la
sociedad y el mundo suficientemente legitimados. Estos conceptos, teoras,
nociones, etc., susceptibles de ser utilizados como ME conforman, utilizando una
terminologa popperiana, una especie de mundo; pero si bien Popper tiene razn
cuando sostiene que hay un mundo objetivo de las producciones humanas y de los
argumentos y teoras cientficas, se equivoca en dos aspectos sustanciales: cuando
afirma que es un mundo lgico y cuando afirma que hay un mtodo universal, las
conjeturas y refutaciones. El mundo propuesto aqu, al igual que el popperiano, es
objetivo, pero, a diferencia de aqul, se trata del mundo de las explicaciones
disponibles, es decir es un mundo delimitado histrica y socialmente. Es objetivo
porque la ciencia no es una actividad arbitraria sujeta slo a reglas que puedan fijarse
por intereses circunstanciales (sociales, culturales, histricos, econmicos, etc.) y
porque se autonomiza de los autores o creadores y sus consecuencias son, en
principio, imprevisibles. Es decir que genera un universo de nuevas preguntas e
indagaciones cientficas cuyo xito o fracaso explicativo y derivaciones hacia otros
campos y preguntas no es posible prever a priori. Tambin se diferencia del mundo
popperiano en que no hay ningn algoritmo que pueda propiamente denominarse
mtodo cientfico nico para todo tiempo y lugar (las conjeturas y refutaciones)
como regla de oro a seguir, sino que las reglas y pautas metodolgicas especficas
son generadas al interior de la comunidad cientfica; no hay en este sentido -ms all
de los principios lgicos- pautas que se prescriban a priori de la actividad cientfica.
Pensar la historia de la ciencia desde un punto de vista evolucionista implica que
debe haber una cantidad de variantes intelectuales y un proceso de seleccin que
determine qu variantes sobreviven y cules se abandonan y, completando el
proceso, algn mecanismo de transmisin de las variantes sobrevivientes. Respecto
al primer aspecto no es necesario pensar aqu con Popper que se trata
exclusivamente de teoras cientficas en lucha por la supervivencia -aunque de
hecho pueda ocurrir- sino de unidades de bordes ms difusos; en este mundo operan
todo tipo de estructuras conceptuales, modelos de distinto tipo, concepciones
metafsicas, taxonomas filosficas, cientficas o de sentido comn, prejuicios, etc., y
todos ellos pueden cumplir el papel de original para unas metforas que puedan
proporciona tanto detalle (Bradie, 1997, p. 261). A mi juicio atacan el problema equivocado, ya que la
legitimidad de las EE debe resolverse segn su exitosa (o no) aplicacin a los estudios sobre la ciencia y no
en su mayor o menor fidelidad a la versin biolgica original.
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convertirse en epistmicas. Estoy ms cerca de pensar, con Toulmin, que se trata de
variantes intelectuales que merced a ciertos requisitos de evaluacin, xito en la
solucin o explicacin de ciertos problemas y condiciones contextuales propicias,
pueden llegar a convertirse en candidatos a teoras o modelos cientficos genuinos.
Puede pensarse en unas ME que, provenientes desde el fondo mismo de la cultura,
diacrnicamente vayan creciendo en especificidad, formalidad y precisin a travs de
instancias de seleccin previas que no corresponden a las comunidades cientficas
sino a mecanismos sociales o culturales en sentido amplio. De hecho, estos procesos
e instancias de seleccin previa son primordiales en toda actividad cognoscitiva y
para cualquier abordaje epistemolgico no estndar. Las discusiones entre los
epistemlogos evolucionistas acerca de cul es la unidad que se selecciona queda
diluida: es mejor y ms plausible considerar que hay una multitud de clases de
variantes en disputa. De cualquier manera, traspasar el umbral de requerimientos de
la comunidad cientfica ocurrir en la medida en que respete sus pautas de
evaluacin y aceptabilidad. Una mala metfora cientfica no podr responder a los
estndares de evaluacin requeridos, por lo menos no por mucho tiempo. Pero los
mecanismos de seleccin entre todas las metforas disponibles son internos a la
comunidad cientfica, y an el status mismo de comunidad cientfica, y la
demarcacin entre ciencia y lo que se considera no-ciencia, resulta acotada a las
condiciones histrico/sociales de produccin, circulacin y disputas entre los distintos
saberes. De modo tal que tampoco es preciso pensar unos procedimientos cannicos
que permitan establecer estas distinciones a priori, sino que los procedimientos de
seleccin y los criterios tambin estn sujetos a evolucin.
57
El tercer elemento requerido, el mecanismo de transmisin de la variacin, es, en
su aspecto relacionado con los canales de obtencin de informacin e intercambio de
la comunidad cientfica, el menos sujeto a problemas y controversias. Resulta
primordial, no obstante, indagar el papel que las metforas cumplen tanto en la
formacin de los cientficos (como ya ha mostrado Kuhn) como as tambin en la
educacin para no cientficos y en la comunicacin pblica de la ciencia.
La actividad cientfica desde este punto de vista evolucionista se basa
fundamentalmente en un conjunto de decisiones cognoscitivo/epistmicas de
aceptacin/rechazo de metforas epistmicas que toma la comunidad cientfica
sobre la base de las metforas disponibles como respuesta a un conjunto de
preguntas vigentes, para dar cuenta de un conjunto amplio, pero limitado y abierto,
de experiencia disponible. Son decisiones que toma la comunidad cientfica en un
lugar y tiempo determinado, vale decir con un cierto margen de convencionalidad
como toda decisin, pero son racionales y objetivas porque responden a pautas que
esa comunidad cientfica ha ido elaborando a travs del tiempo e
intersubjetivamente, aunque de hecho tales pautas no sean ni universales ni a priori.
Son decisiones que comprometen cognoscitiva y epistmicamente, es decir, que con
ellas se pretende describir/explicar/predecir aspectos parciales del mundo. Estos
ltimos aspectos confieren la especificidad al conocimiento cientfico en particular
respecto a otros discursos. Lo que se elige o selecciona son ME que a travs del
proceso que se ha denominado de bisociacin sincrnica/literalizacin diacrnica
confieren a la experiencia disponible nuevas configuraciones. La experiencia
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disponible incluye lo que en un momento determinado se considera evidencia
emprica, el cual es un conjunto cuyos lmites no son definitivos ni claros; se trata en
suma de la base emprica relevante que se enriquece y reconfigura mediante nuevas
ME. Tal disponibilidad est expresando un lmite que est dado no slo por las
capacidades humanas -el aspecto ms trivial del problema- y ni siquiera
primordialmente por las capacidades tcnicas -que, si limitadas, tambin son
superables imprevisiblemente- sino principalmente por la configuracin, inmanente a
la comunidad y discursos cientficos vigentes, de lo que se considera un hecho
cientfico y sus condiciones.
3. Metforas epistmicas en la historia de la ciencia
Un repaso por la historia de la ciencia muestra una profusin de ME en la produccin
y desarrollo del conocimiento. Sin embargo, las ME no son una suerte de mdulo
estndar identificable claramente, sino que adquieren variadas formas, niveles y
alcances. Como, adems, el rastreo de la gnesis de las principales metforas
cientficas llevara muy probablemente al trasfondo semioculto de la cultura, resulta
muy difcil establecer clasificaciones o taxonomas exhaustivas. Sin embargo,
pueden sealarse algunas formas principales o tpicas segn las cuales se producen,
entre reas del conocimiento, interacciones tales como apropiaciones,
extrapolaciones o transferencias de conceptos, o teoras completas o parciales.
58
1. En primer lugar la utilizacin de metforas muy generales, muchas veces
entremezcladas con asunciones metafsicas sobre la naturaleza o la sociedad,
aplicadas en distintas disciplinas o reas de conocimiento como por ejemplo el
finalismo de raigambre aristotlica basado en el concepto de physis griega y que
predomin en muchos sentidos hasta el siglo XVII, o el mecanicismo que sign las
explicaciones desde el siglo XVII hasta, por lo menos en fsica, fines del XIX.
2. En segundo lugar, la utilizacin de cuerpos tericos completos -o casi completosoriginales de un mbito cientfico particular que se exportan o extrapolan a otros
mbitos diferentes. Es enorme la cantidad y diversidad de casos, aunque existen
en la modernidad bsicamente dos que son paradigmticos: la fsica newtoniana y
la biologa (en general y la biologa evolucionista darwiniana en particular). La fsica
newtoniana adems de constituirse en modelo de cientificidad durante ms de dos
siglos, sus conceptos y frmulas fueron extrapolados, con mayor o menor
rigurosidad, meticulosidad y felicidad a mbitos ajenos como la economa y la
sociologa. Por ejemplo, a mediados del siglo XIX los economistas L. Walras y H.
C. Carey propusieron leyes que podran ser consideradas anlogas a las de
Newton en la medida en que pudieran servir a la misma funcin bsica en
sociologa o economa que tiene la ley de Newton en fsica. Autores como G.
Berkeley, Ch. Fourier, D. Hume, E. Durkheim, por ejemplo, tampoco pudieron
sustraerse a la tentacin newtoniana. Figuras como S. Jevons, Walras, F.
Edgeworth, I. Fisher y W. Pareto- todos arquitectos de la revolucin marginalista en
economa- basaron sus teoras o al menos las asociaron con la matemtica de un
subconjunto especfico de la fsica: la mecnica racional post newtoniana (o sea
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incorporando los principios de Lagrange y Laplace ms los mtodos de Hamilton)
combinada con las doctrinas de la energa. La otra gran lnea de influencias
procede de las ciencias biolgicas sobre todo a partir de sus espectaculares
desarrollos de los siglos XIX y XX. En esta lnea, adems de la teora celular de
gran influencia en la sociologa del siglo XIX, la teora darwiniana de la evolucin
es la que ms ha desbordado sus lmites originales, sirviendo de marco terico
para la antropologa evolucionista de la segunda mitad del siglo XIX, la
antropologa criminal de Lombroso y otros, cierto apoyo extra a lo que ha dado en
llamarse (un tanto equvocamente quiz pues precedi al darwinismo biolgico)
darwinismo social; teoras sociolgicas de corte organicista evolucionista como la
de Spencer y Durkheim; las economas evolucionistas de las ltimas dcadas
(como teora econmica general, como teora de la empresa o economa de la
innovacin tecnolgica), y tambin epistemologas evolucionistas. Algunas
versiones reduccionistas del conocimiento pueden ser consideradas una suerte de
uso metafrico, tales como la sociobiologa humana; distintas formas y niveles de
reduccionismo en medicina, etc. Tambin est bastante extendido considerar a la
mente como una computadora, o bien a la computadora como una mente. En la
actualidad, una de las metforas ms potentes es la que traslada algunos
conceptos de la teora de la informacin y la idea de programa hacia la biologa
molecular.
3. En tercer lugar, hay una infinidad de casos al interior mismo de los cuerpos
tericos de disciplinas particulares. No se trata ya de metforas que se obtienen de
la exportacin de teoras y/o conceptos provenientes de disciplinas consolidadas
hacia otras, sino simplemente de analogas y metforas obtenidas del
conocimiento comn o de la cultura: el rbol de la vida, la lucha por la
supervivencia, la enorme cantidad de metforas usadas por Freud, la mano
invisible, el mercado en economa, el contrato social, el derecho natural y podra
seguirse con una lista de metforas casi interminable.
4. Finalmente se encuentran las metforas de usos didcticos, tanto en la
enseanza como en la comunicacin pblica de la ciencia. En efecto, las metforas
pueden tener un papel fundamental en la educacin de cientficos, es decir en la
formacin acadmica y profesional, no slo como meras estrategias instrumentales
de aprendizaje, sino en la constitucin de marcos tericos y conceptuales
sustantivos, tal como mostrara claramente Th. Kuhn. Pero tambin la enseanza
para no especialistas y la comunicacin pblica de la ciencia se constituyen
principalmente a travs de metforas (muchas de ellas poco felices). En estos
casos el uso de metforas contribuye a reforzar la errnea idea segn la cual la
comunicacin pblica de la ciencia es meramente un caso de traduccin de un
lenguaje especializado a otro ms accesible al pblico general. Sin embargo,
tambin para estos casos, considerar las metforas desde sus aspectos
epistmicos, contribuira por un lado a entender mejor su funcionamiento y
potencialidad, pero sobre todo a hacer explcita su incidencia en la construccin de
la imagen ideolgica que la cultura se hace de la ciencia (Cf. Palma, 2004a).
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4. Perspectivas
Como quiera que sea, pretender que la historia de la ciencia puede ser leda en clave
de ME en evolucin, implica llevar adelante el trabajo emprico de analizar
exhaustivamente los episodios en los cuales se encuentran involucradas metforas
y las trayectorias de stas a travs del tiempo. Esa tarea es algo que est por
hacerse, pero la propuesta que se expone -que debe considerarse como un complejo
conjunto de hiptesis de trabajo cuya utilidad y riqueza deber confirmarse- tiene
algunas ventajas tericas con respecto a la agenda estndar de los estudios sobre la
ciencia:
considerar que las unidades de seleccin son unos mdulos flexibles como las ME
no slo convierte en irrelevante la discusin en torno al ajuste/desajuste de la
metfora evolucionista al interior de las EE, sino que permite mostrar el desarrollo de
la ciencia como la interfase de distintos modos (teoras, conceptos, taxonomas,
modelos, etc.) de aproximacin a la realidad.
60
permite establecer un juego de continuidad/discontinuidad entre conocimiento
animal/ conocimiento vulgar/ conocimiento cientfico sin recurrir a criterios de
demarcacin estrictos pero imposibles de cumplir o laxos pero irrelevantes. En todo
caso, los criterios de demarcacin -necesarios e importantes- que expresen las
discontinuidades de la ciencia con otras actividades humanas, sern criterios
internos a las comunidades cientficas en su conjunto y situados sociohistricamente.
El planteo expuesto permite vislumbrar una explicacin de la introduccin de la
novedad en la ciencia, al tiempo que una relacin osmtica (hablando de metforas)
entre ciencia y sociedad dado que en cualquier momento hay una cantidad de
metforas disponibles circulando socialmente. Las novedades en ciencia hay que
buscarlas o bien en otras ciencias o bien en mbitos extra o, si se prefiere, precientficos. Incluso las habituales disputas acerca de la necesidad de delimitar entre
historia interna/ historia externa adquieren otra dimensin.
el concepto de ME que evoluciona es una herramienta til porque combina
categoras de anlisis historiogrfico/epistemolgicas que permiten un anlisis
diacrnico sin descuidar los aspectos sincrnicos o estructurales de la ciencia.
otra ventaja del anlisis evolucionista de las ME, no menor por cierto, es que resulta
compatible con distintos tipos de secuencias histricas para la ciencia, resultando
ocioso cualquier intento de establecer a priori si la ciencia resulta de un proceso
principalmente revolucionario o de acumulacin lineal.
finalmente, y como consideracin ms general, creo que repensar la ciencia desde
la relevancia epistmica de las metforas es una forma de superar el dilema principal
que se le plantea a la epistemologa, en el convencimiento de que son tan
indefendibles las tesis fuertes de la epistemologa logicista estndar (cf. Suppe, 1974;
Ayer, 1959) como las impugnaciones extremas de la misma provenientes de los
nuevos estudios sobre la ciencia (cf. supra). En ese sentido puede decirse que de la
aceptacin de que es necesario atender a los elementos contextuales y prcticos de
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la actividad cientfica (a la dimensin sociolgica y diacrnica en suma), habida
cuenta de su relevancia epistmica y de que en la ciencia habitual y cotidianamente
se utilizan recursos discursivos y retricos varios, no se sigue que se deba desdibujar
la especificidad epistmica de la misma. La utilizacin del concepto de ME puede
contribuir a rescatar las viejas aspiraciones de reconstruccin del proceso cientfico
sin caer en las exigencias desmesuradas de la epistemologa estndar y, al mismo
tiempo, dar cuenta de los procesos diacrnicos sin caer en las versiones relativistas
de los estudios sobre la ciencia. Vale decir, abordar los genuinos problemas de la
filosofa general de la ciencia acerca de la reconstruccin (estructura de las teoras;
relacin entre teora y base emprica; papel heurstico y/o representacional de los
modelos cientificos; anlisis y explicitacin de los supuestos ontolgicos, semnticos
y pragmticos), y los problemas de las filosofas especiales de la ciencia (de la
biologa, de la fsica, etc.) en el contexto de las condiciones sociales de produccin y
evolucin del conocimiento.
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