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Apología de Raimundo Sabunde

El documento resume la Apología de Raimundo Sabunde de Michel de Montaigne. Montaigne critica la arrogancia de los cristianos que afirman poseer la verdad absoluta y promueve el escepticismo, argumentando que el conocimiento humano es limitado. Propone que los seres humanos no son superiores al resto de animales y que están tan determinados por fuerzas mayores como ellos.

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Apología de Raimundo Sabunde

El documento resume la Apología de Raimundo Sabunde de Michel de Montaigne. Montaigne critica la arrogancia de los cristianos que afirman poseer la verdad absoluta y promueve el escepticismo, argumentando que el conocimiento humano es limitado. Propone que los seres humanos no son superiores al resto de animales y que están tan determinados por fuerzas mayores como ellos.

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Comentario a la Apologa de Raimundo Sabunde, de Michel de Montaigne

Adptese por una vez el punto de partida escptico: puesto que no hubiera ningn
otro mundo, metafsico, y que todas las explicaciones del nico mundo conocido
por nosotros extradas de la metafsica nos fueran inservibles, con qu ojos
miraramos entonces a hombres y cosas?
Nietzsche, Humano, demasiado humano.

Como si nunca estuvieran seguros de su fe, los pensadores cristianos siempre han
necesitado reforzarse en sta por medio de argumentos producto de la razn. El
maestro Sabunde pretendi ingenuamente con su obra convencer a los posibles
ateos y defender la doctrina catlica ante la posible influencia de Lutero.
Montaigne, en su apologa, en principio tena el mismo objetivo (de hecho, como l
mismo explica, era una simple traduccin de la obra del espaol) slo que despus
sta deriva en una exposicin sobre el escepticismo. De hecho, no slo su obra sino
los Esbozos Pirrnicos de Sexto Emprico, al cual Montaigne hace mencin entre la
gran cantidad de citas de otros autores que introduce, fueron de influencia
determinante para el pensamiento moderno.

montaigne portrait


El pensador posmoderno, recapitulando la historia del pensamiento occidental, ha
configurado una lnea que comienza con Platn, una lnea metafsica en la que
subyace un dualismo que, como podra decir Heidegger, es una filosofa de la
representacin, hasta llegar al acabamiento de la metafsica, con Nietzsche y su
nihilismo. As, muchos de estos posmodernos han podido decir con la boca llena
que la filosofa (entendida como metafsica) ha muerto. Sin embargo, considerar la
historia de la filosofa como una metafsica que presenta una verdad tras otra
(alegando adems, que es la Verdad y que, adems, es la ltima verdad, eterna y
universal) es caer en un reduccionismo fatal, pues parecen haber olvidado la otra
tradicin: la escptica 1. De todas formas, no es preciso contraponer ambas
tradiciones y considerarlas como tan distintas, el propio Montaigne hace referencia
continua en su Apologa a autores que han sido encasillados como platnicos
posteriormente. Pirrn era contemporneo a Aristteles, Gorgias convivi con
Platn... Quiero decir que no es que Descartes iluminara a los crculos acadmicos
ms que Gassendi o Locke, sino que han sido avatares y circunstancias histricas
ajenas a estos filsofos las que han hecho recordar a unos ms que a otros.

Montaigne comienza dando una leccin de humildad a los cristianos de su cultura;
no es acaso que, contemplando la actitud de los as llamados cristianos, lo ltimo
que se desprende de sta es que, precisamente, sean cristianos? no es acaso que, a
lo largo de la historia occidental, han sido utilizados los preceptos religiosos para
justificar los ms abyectos actos? no debera brillar la virtud en un pueblo que ha
sido iluminado por la verdad divina, pues, siendo sta harto difcil de alcanzar, es
la que ms indica la cercana a la verdad? Este pueblo de Dios, no cambia de
parecer a la mnima conveniencia o inters, arguyendo adems que cada parecer
es verdad absoluta e imperecedera (aunque slo sea en ese momento)?

As, como parece la evidencia conceder, los hombres abandonan rpido los
preceptos de la senda que lleva a Dios, a cambio de una vida disipada y, como
siempre, pecaminosa. Y, sin embargo, cuando se ofrecen argumentos para indicar
cul es el camino de la Verdad imperecedera y absoluta, el que ilumina Dios en su
eterna beatitud, estos hombres no los aceptan de la mano de la fe, sino que deben
ser armas de su propio calibre, piden razones que vengan de la razn misma, piden
ser azotados por sus mismos ltigos. Sea. Montaigne, en su Apologa, la emprende
con la misma especie humana situndola desnuda en un mundo donde no ni ms ni
menos que el resto de los seres creados y mostrando la vanidad y el orgullo que
ostenta.

Dejada de la mano de su creador, la especie humana ha olvidado que su
conocimiento de las cosas no es un conocimiento absoluto, sino parcial, pues el
conocimiento absoluto de todas las cosas tan slo est en Dios y en los que han
abrazado su fe y no va, desde luego, precedida por la razn (o al menos no por esa
limitada razn humana). Deja claro entonces Montaigne su propsito: restringir el
mbito del conocimiento humano en tanto que racional y separado de la sabidura
de Dios. Pues bien claro deja esto. La sabidura humana es locura ante Dios, slo
que el hombre no se ha percatado de esto y considera a la razn y a lo conocido por
los hombres como lo que es realmente, sin pararse a pensar que su conocimiento
de las cosas no es ni ms profundo ni ms certero que el que puedan tener los
animales. As, lo no conocido por el hombre suele ser condenado por ste. Tal
ocurre con los animales, con los que compartimos la tierra. Al no poder acceder a
sus motivos, el hombre los relega a un nivel inferior al suyo, pues, entre otras
cosas, no tienen capacidad de comunicacin ni parecen tener creencias religiosas,
afirma el hombre orgulloso. Sin embargo, pregunta Montaigne, el hecho de que no
podamos comunicarnos con los animales ni sepamos reconocer en ellos atisbo de
religin, es defecto suyo o nuestro?

As pues, nos introduce Montaigne en el camino del relativismo, situando a la
especie humana no ya en una posicin de superioridad, donde podramos
sentirnos de alguna manera elegidos por los Hados, pues, como demuestra
Montaigne, no existe mucha diferencia entre la forma de actuar del hombre y la del
resto de los animales, sino que la sita en una posicin igualitaria con el resto de
seres vivos. Dada esa posicin, es normal que ponga en tela de juicio todo dogma
posible, y que si bien afirme cierta validez para la ciencia- es slo gracias a Dios
que tenemos cierto conocimiento de las cosas. Pero parece ser prerrogativa del
hombre abandonar a Dios y caer en la adoracin de dolos como la razn y la
inteligencia. Cuando stas bien pudieran ser no ms que el instrumento de
supervivencia que Dios ha concedido al hombre, al igual que concedi cuernos o
caparazn a otros animales 2 . Es ms, si esto es as, qu hace entonces que el
hombre se alce por encima de todos? La libertad; parece ser sta una de las
diferencias del ser humano con el resto de los seres vivos, pues parecen los dems
estar controlados por la naturaleza y las pasiones instintivas. Pero vana es esa
libertad en la que el hombre se escuda, pues valindose de antiguas autoridades
Montaigne pretende demostrar que todo est controlado por las estrellas, es decir,
que todo est determinado de antemano por los Hados y que, por lo tanto, esa
distincin no es tal. Como un animal ms, el hombre se ve movido por fuerzas
mayores que l, tan slo que se cree dueo de su propio destino. E incluso se
enorgullece de haber sido el constructor de su mundo, cuando ste (al igual que el
hecho de que se recuerde ms a Descartes que a Gassendi) es ajeno a l totalmente.

Y, para no caer en ese orgullo vano y en esa idolatra, qu es lo que propone
Montaigne? El escepticismo. Como antes dije, Montaigne indica la fugacidad con
que las verdades cambian de chaqueta, mostrando su inconsistencia. Por lo tanto,
la respuesta ms acertada es la suspensin de juicio. La afirmacin socrtica, la
toma de conciencia de que el hombre no puede alcanzar a saber nada ms de lo
que sabe, no es en s misma una proposicin verdadera al uso de las que le han
llevado a afirmar eso, sino una toma de partido, una posicin respecto al saber. S,
podemos, merced a un buen uso de la razn, alcanzar a conocer la causa de alguno
de los efectos observados en la naturaleza, pero, podemos remitirnos a la causa
de las causas, a la causa primera, a Dios mismo, al conocimiento absoluto, por
medio de la razn? Montaigne es bastante explcito en esto. La razn no es la llave
del Cielo. Por medio de la razn no podemos alcanzar la esencia de las cosas
mismas. En todo caso alcanzaremos a descubrir la utilidad de las cosas, y la
inteligencia y la razn nos permitirn discutir y argumentar, pero nunca nos
llevarn al conocimiento certero. En ese sentido podra mencionar una ancdota a
la que hacen referencia tanto el obispo Bramhall como Hobbes respecto a una
polmica sobre el libre albedro y la determinacin. Cierto siervo de Zenn,
habiendo cometido una negligencia, estaba siendo castigado por su amo. El esclavo
se justificaba afirmando que, ya que tanto deca su amo que todo estaba
determinado, por qu le castigaba, si a l no le haba quedado ms remedio que
actuar como actu? Zenn, sin embargo, reforz su castigo, valindose del mismo
argumento: Si le azotaba no era ms que porque estaba determinado a aquello. Un
escptico, ante su postura de suspensin del juicio, de no afirmar proposicin
alguna de forma categrica podra aplaudir la actuacin de Zenn, pues ste no
hace ms que valerse de la palabra para castigar (y convencer a los reticentes ante
su doctrina, si leemos la ancdota como si de una parbola se tratase), y no para
sentar verdad ninguna 3 .

La ignorancia, propuesta del cristianismo, es aconsejada por Montaigne, pues el
exceso de ciencia lleva a caer en un crculo vicioso, donde siempre se quieren
respuestas cada vez ms rigurosas, ya que las ms simples no convencen. Pero,
qu ocurre con esta innecesaria y excesiva profundizacin en las cosas? Dado que
la razn no parece servir para otra cosa que para sopesar la utilidad de las cosas y
para nada ms, utilizarla para aprehender la esencia de stas resulta casi dira
peligroso, pues aleja de la simpleza del hombre de Dios, aleja del verdadero
conocimiento de las cosas y sita en esa posicin de idolatra y de superioridad
ilusoria.

Cul es la postura del escptico ante ese mundo del que nada seguro puede
decirse entonces? La bsqueda de la ataraxia, la anulacin del deseo (del deseo
intelectual), que conlleva a la anulacin simultnea de esa necesidad que suscita
(de respuestas rigurosas y estrictas). La suspensin del juicio, ante un mundo
donde verdades y mentiras caminan tan mezcladas y confundidas que fcilmente
se toman unas por otras. Dado que en el mundo el hombre parece tener tanta
avidez de verdad que toma cualquier proposicin mnimamente convincente como
verdadera, situndola en el altar de la universalidad a-temporal, cayendo este dolo
con el menor embate de los cambios histricos, el escptico, poniendo en duda las
verdades de su poca, presenta una a-temporalidad ms convincente, pues es
consciente que ese dolo caer, siendo sustituido por otro de base igualmente
inconsistente. Los hombres orgullosos de su intelecto han edificado templos a su
razn y a su ciencia en lodazales y arenas movedizas; el escptico, en cambio, se
retira a la montaa y desde all contempla cmo se sacralizan y se desacralizan
proposiciones continuamente, como si verdad se le llamase ahora a la opinin.

Incluso, podemos desde el punto de vista escptico hablar de las cosas, con el
convencimiento de que hemos aprehendido la esencia de stas por medio de la
palabra? No. El lenguaje es con mucho insuficiente para esta tarea, no slo porque
es un lenguaje humano, sino porque la palabra, al ser grafa no cambia, mientras
del mundo del que en principio habla fluye constantemente, quedando sin
referente la palabra, vaca de contenido o con el recuerdo de un contenido que ya
no es tal. Por lo tanto, qu es afirmar o negar, si estamos haciendo uso de un
instrumento (la palabra) que no habla ms que de cosas muertas? Por eso el
escptico ni afirma ni niega, permanece en suspenso, es la actitud ms honesta. La
palabra es el mediador entre el hombre y las cosas, o eso dicen. Sin embargo, el
mismo Montaigne no slo acepta que no es la nica forma de comunicacin, sino
que los animales mismos, que parecen no tener lenguaje, llegan a una existencia
ms feliz y (si bien esto no puede afirmarse con total legitimidad) haciendo uso de
otro tipo de comunicacin, quiz ms perfecta, quiz ms acorde con este mundo
cambiante.

En tanto que finitos y mortales los hombres viven con un carcter de urgencia
resultado de la cercana de la muerte. Cual chispazos en el infinito, las existencias
humanas dan luz a Dios para reflejarse en ellas. Siempre, claro est, que el hombre
asimile su condicin mortal y no se aferre a bienes temporales e instaure verdades
como eternas que lo hagan olvidar su mortalidad y le impidan, en cierta manera,
captar esa forma de estar en el mundo como slo lo estn los mortales, esa forma
de estar en el mundo que es la manipulacin directa con los objetos y no la
reflexin sobre ellas. El conocimiento verdades absolutas tan slo es accesible para
alguien absoluto. Tan slo Dios, eterno como el universo mismo, puede conocer las
cosas en su constante fluir y es slo por el acercamiento a l por el que los
mortales conocen as mismo las cosas. Es por esto por lo que poetas, filsofos y
religiosos han resaltado esa transitoriedad de los bienes terrenos y de la razn
humana, que nos son dados de forma determinada, sin que podamos hacer nada
(ni vanagloriarnos, ni quejarnos) y el triunfo de la Muerte, que nos restituye al
mismo estado al que estbamos antes de nacer, al estado de conocimiento absoluto
de las cosas mismas, pues parte de ellas somos: La inconsciencia, el Ser, Dios o la
Nada.

* * * * * * *

Hasta ahora me he limitado a un sucinto comentario y resumen de la obra de
Montaigne; aqu me gustara cederme lugar para criticar su obra. Aunque, por
supuesto, me gustara subrayar la siguiente idea: No soy, ni lo pretendo ser, un
erudito ni un pedante que llena sus escritos de ampulosas palabras hinchadas de
aire caliente; por tanto, ms que por el conocimiento, estas letras estn regidas por
un uso ms o menos legtimo del sentido comn.

Durante la redaccin del comentario he estado tentado de introducir una idea que
me surgi al comprobar qu cosa poda llegar a ser el escepticismo, y es que he
hallado una gran similitud entre ste y una corriente religiosa oriental, el budismo
zen. La idea de ataraxia es casi similar, punto por punto, con la iluminacin budista
o satori, la suspensin del juicio, la anulacin del deseo, para anular as el
sufrimiento, ese conocimiento absoluto de las cosas en Dios, rayano en el
panteismo... pero, quiz son las distinciones ms sobresalientes que las similitudes,
y es slo un conocimiento escaso de la corriente escptica la que me los hacen
parecer semejantes. Ignoro la influencia intelectual que pudo tener en Grecia el
contacto con las culturas del subcontinente hind, pero no cabe duda que, igual
que de ah surgi el budismo, perfectamente el germen del escepticismo poda
verse ah...

Pero, al margen de hiptesis quiz arriesgadas, el escepticismo tiene quiz en
nuestra poca cierta actualidad, en el seno del debate intelectual. No es en vano
que la lectura de Montaigne (no slo sta, sino las mismas clases tericas acerca
del pensamiento moderno) me han llevado a concluir que no hay ideas originales,
sino formas originales de expresar las ideas. Incluso puede que esta idea ya ha
haya sido planteada de otra forma, a lo largo de la historia del pensamiento. De
hecho, la profundizacin en textos de autores de otras pocas han sido reveladores
para m. La nietzschiana idea de la muerte de Dios, como prdida de un
fundamento para el conocimiento, para el establecimiento de verdades absolutas,
ya haba sido planteada por estos pensadores escpticos a lo largo de la historia de
occidente, y quiz tan slo ahora es tenida ms en cuenta por las condiciones
histrico-culturales. Quiz tuvo que surgir un movimiento de protesta como el del
mayo del 68, donde consignas como la de imaginacin al poder hicieron ver a los
profesores que la suscribieron (vase por ejemplo Foucault) que la realidad misma
no era unvoca sino ms bien multvoca y que, si bien podra haber una sola cosa
en s, haba tantos objetos como sujetos la percibiesen, de forma que es ahora
cuando se ha subvertido la mxima, y es el error uno y la verdad mltiple.

De momento, en los textos cientficos, que se rigen por un mtodo estricto,
riguroso y racional, tan slo cabe una interpretacin, pero quiz llegar el
momento en que se pierda el referente (porque ste cambie, como cambia todo en
este mundo) y se tengan stos por textos religiosos, que predican la verdad de las
cosas, nica y universal. O mejor an, quiz con la prdida de este referente se
llegue a abrir la puerta para la multivocidad de sentidos en el texto cientfico (los
cuales, dada su psima calidad literaria, quiz sern tenidos menos en cuenta que
una poesa)... La razn, ms que algo totalmente contrario al mito, puede
considerarse otro constructo religioso ms, donde todo sentido que pueda
hallrsele es interno y terico (igual que una novela tiene su propio sentido
interno; incluso el Ulises de Joyce lo tiene). La lluvia era explicada hace siglos como
el resultado de los martillazos de un furioso dios nrdico, ahora es explicado por la
condensacin de unas molculas de agua. Actualmente, nuestra episteme, nuestro
paradigma, as nos lo hace creer, pero tanta evidencia tenemos los ciudadanos de a
pie de una molcula de agua como del dios Thor.

En fin, no quera tanto desprestigiar la ciencia como el resaltar el papel del
escepticismo como la postura ms, si no honrada, al menos cauta, en lo que se
refiere a una toma de partido respecto al conocimiento y el establecimiento de
verdades. Pues, como ya indiqu en el comentario, las verdades del escepticismo
no lo son al uso, pues ms que una doctrina meramente intelectual, pueden
tomarse sus enseanzas como una propuesta ante la vida misma. Ah se encuentra
la ltima similitud con el budismo zen: La ataraxia no es algo que deba ser
pensado, conceptualizado, es algo que debe ser vivido. Pero, claro, todo lo dicho
hasta ahora ha sido dicho con palabras y, por tanto, no estn exentas stas de ser
interpretadas con una mirada distinta a la que pretenda al escribirlo. Quiz
Scrates y Jesucristo tuvieron razn en no haber dejado nada escrito...

1. Quiz no olvidada. Quiz, aunque esto es discutible, son hijos de sta otra
tradicin. Volver

2. Y, de todas formas, demuestra que los animales tambin actan segn
razonamientos tpicamente humanos y que, por lo tanto, la razn tampoco es
exclusivamente humana. Volver

3. Podemos ver aqu un honroso precedente del pragmatismo de los filsofos
analistas contemporneos, a los que no interesa ya tanto la verdad de las
proposiciones como la utilidad de stas para desenvolverse y manipular la
realidad? Volver

Michel de Montaigne: Apologa de Raimundo Sabunde:

Comunicacin con el Ser no tenemos ninguna, porque cualquier naturaleza
humana est constantemente en un punto medio, entre el nacer y el morir; y no da
de s misma sino una apariencia oscura y sombra y una idea dbilmente incierta
As pues, la Razn, que en ella busca una esencia real, se ve decepcionada, no
pudiendo alcanzar nada subistente y permanente porque todo comienza a recibir
forma o principia a morir antes de que ha nacido. Platn deca que los cuerpos
jams tenan existencia y s nacimiento, considerando que Homero hizo al Ocano
padre de los dioses y a Tetis la madre por estar en fluxin, transformacin y
variacin permanentes. Herclito deca que nunca un hombre haba entrado dos
veces en el mismo ro; Epicarmo que quien pidi dinero prestado no lo debe ya
despus, en atencin a que ya no es la misma persona: cambi ya; y que una
sustancia mortal no poda encontrarse dos veces en estado idntico, pues, a causa
de la rapidez y la ligereza del cambio, ya se disipa, ya se une, viene o va; de forma
que lo que comienza a nacer no logra nunca la perfeccin del Ser, en atencin a que
ese mismo nacer nunca acaba y nunca se detiene Tristemente, tenemos slo una
especie de muerte, puesto que hemos pasado y estamos pasando por tantas otras;
pues no solamente, como Herclito deca, la muerte del fuego engendra el aire y la
del aire engendra el agua, sino que ms evidentemente podemos verlo en nosotros
mismos; la flor de la edad muere y pasa cuando la vejez sobreviene, y la juventud
acaba en lo mejor de la edad del hombre hecho; la infancia en la juventud y la
primera edad muere en la infancia, y el da de ayer y el de hoy morir en el
maana, y nada hay que permanezca ni que sea siempre lo mismo; y aquello que
experimenta cambio no permanece uno mismo; y, no siendo uno mismo, cambia
nuestra esencia, saltando de un estado a otro:(Pues el tiempo cambia todo en el
mundo; un estado nace de otro y debe acogerlo todo; todo se transforma; la
Naturaleza modifica todo y obliga a todo a cambiar).-

Resumen de: "Apologa a Raymundo Sabunde"

MICHEL DE MONTAIGNE

Francia ( 1533-1592 )



Escritor francs que introdujo por primera vez el ensayo como forma literaria. Sus
ensayos, que abarcan un amplio abanico de temas, se caracterizan por un estilo
discursivo, un tono coloquial y el uso de numerosas citas de autores clsicos.
Montaigne naci el 28 de febrero de 1533, en el Chteau de Montaigne (cerca de
Libourne). Su familia gozaba de una buena posicin y Montaigne estudi en
Guyenne. Posteriormente curs estudios de leyes probablemente en Toulouse. Su
primera empresa literaria fue una traduccin, publicada en 1569, de la Theologia
Naturalis, obra del telogo espaol Raimundo de Sabunde.

En 1571 Montaigne hered las propiedades de la familia, entre las que figuraba el
Chteau de Montaigne. All pas el resto de su vida, entregado a las actividades
propias de un hacendado, estudiando a sus autores clsicos favoritos y escribiendo
los ensayos que constituyen su gran coleccin de ensayos. Los dos primeros tomos
de esta obra vieron la luz en 1580. Posteriormente Montaigne viaj a Alemania,
Italia y Suiza. A su regreso fue alcalde de Burdeos (1581-1585).

Escribi un tercer tomo de ensayos que se incluy en la quinta edicin de sus
ensayos en 1588. Los ltimos aos de su vida los pas recluido en su propiedad,
con la excepcin de algn viaje ocasional a Pars y Run. La nica obra que escribi
adems de sus Ensayos es un relato de sus viajes publicado en 1774. Como
pensador, Montaigne destaca por su anlisis de las instituciones, opiniones y
costumbres, as como por su oposicin a cualquier forma de dogmatismo carente
de una base racional. Montaigne observaba la vida con escepticismo filosfico y
puso de relieve las contradicciones e incoherencias inherentes a la naturaleza y la
conducta humana. Sin embargo, su moral tenda bsicamente hacia el epicuresmo,
revelando las actitudes propias de un humanista que rechazaba la esclavitud de las
pasiones y los deseos. El ms extenso de sus ensayos, Apologa de Raimundo de
Sabunde, es un estudio de la capacidad racional y las aspiraciones religiosas del ser
humano. En algunos momentos su visin del mundo es conservadora. En literatura
y filosofa admiraba a los clsicos y en poltica defenda la monarqua como forma
de gobierno ms adecuada para garantizar la paz y el orden. En educacin se
interes por la formacin del aristcrata y sostuvo la necesidad de ensear a los
alumnos el arte de vivir, y el desarrollo de la capacidad de observacin y
conversacin donde la lectura.

Apologa a Raymundo Sabunde

En esta obra Montaigne pretende defender las tesis de Sabunde Pero en realidad
las termina por criticar. Raymundo sabunde era un telogo Cataln siendo autor de
la Teologa Natural que Montaigne , por peticin de su padre haba traducido al
francs en 1568. Considerando la preeminencia del hombre por medio de su razn
y las jerarquas de las criaturas Sabunde pretenda demostrar en esta obra que
Dios puede ser conocido, sin ayuda de la fe. Por lo cual era muy criticado por todos
lados especialmente por los cristianos, que lo acusaban de querer fundar la fe en la
razn.

Montaigne leyendo y releyendo la obra de Sabunde empieza a cuestionarla pues
declara que la razn humana es limitada e incapaz de acceder al conocimiento de
las esencias. Y criticar a sabunde quien haba argumentado que los animales son
criaturas inferiores. Montaigne aade que los animales superan a menudo al
hombre en habilidades e ingenio.

Citando Montaigne:
Si en justicia debe de otorgarse a cada uno lo que es debido, diremos que los
animales sirven, aman y defienden a sus bienhechores, al persiguen y ultrajan a los
extraos y a los que le ofenden, al practicar una justicia bastante semejante a la
nuestra, vindose tambin que proceden con igualdad equitativa en el cuidado de
sus cras. Respecto a la amistad, los animales la practican, sin ningn gnero de
duda, ms constante y ms vivamente que los hombres. Algunos ejemplos

v. Hircano, el perro del rey Lismaco, no quiso abandonar el lecho de su amo
cuando ste muri, ni tampoco comer ni beber, y el da que quemaron su cuerpo se
arroj al fuego y se abras.


v. Parecida accin ejecut tambin el perro de un individuo llamado Pirro, que no
quiso moverse del lecho de su amo desde el instante en que muri; y cuando se
llevaron el cadver, se dej conducir por l, lanzndose tambin en la hoguera
donde el cuerpo de su amo fue incinerado. Nacen a veces en el hombre ciertas
inclinaciones al afecto sin que la reflexin intervenga para nada. Las causas
derivan de otra fortuita a la que algunas personas llaman simpata; los animales
son tan capaces como los hombres de tenerlas; teniendo cario reciproco.

v. Hay pueblos en que las mujeres son regalo de varios hombres y otros en que
cada individuo tiene la suya; esto mismo ocurre con los animales, quienes guardan
una fidelidad marital superior a la de los humanos. En cuanto a la unin que
mantienen entre s para socorrerse y auxiliarse, se ven bueyes, cerdos y otras
especies en que el grito del ofendido toda la familia acude en su ayuda y se une con
el fin de defenderlo. As cuan do el escarro traga el anzuelo del pescador, sus
compaeros se renen en gran numero a su alrededor y roen y parten la caa;
cuando alguno cae en la red, los otros le presenta la cola por fuera; el prisionero la
estrecha cuanto puede y as le arrastran hacia fuera a dentelladas hasta que
consiguen librarlo.

v . Cuentan que la ballena nunca va sola, sino que la precede un pececillo semejante
al gobio de mar, al que suele llamrsele gua; la ballena permite que la guen en
lnea recta o en redondo con la misma facilidad con que el timn hace girar al
navo. En recompensa de tal servicio, el cetceo no produce ningn dao al
pececillo, que duerme en su boca.

v. Plutarco cuenta de haber visto algo semejante en la isla de Antcira. Parecida
relacin existe entre pajarillo llamado reyezuelo y el cocodrilo; el primero sirve al
segundo de centinela, y cuando su enemigo, el icneumn , se acerca para
combatirle, el pajarillo, temiendo que le sorprenda dormido, le despierta con su
canto y con el pico para advertirle del peligro que le acecha; vive de los restos de
las comidas del cocodrilo, que le da asilo familiarmente en su boca, y le permite
picotear en sus mandbulas y en sus dientes para que recoja los pedacitos de carne
restantes, cuando el cocodrilo trata de cerrar la boca, el pajarillo lo advierte
porque lo va cerrando poco a poco para no causarle dao.

. No son pues la razn, la reflexin ni el alma lo que nos hace superiores a los
animales, es, por el contrario, nuestra bella disposicin orgnica, nuestra
inteligencia, nuestra prudencia y todo el resto de nuestras cualidades.

. La naturaleza atiende universalmente por igual a todas sus criaturas y ninguna
hay a quien no haya provisto suficientemente de todos lo recursos necesarios para
su conservacin, pues las egocntricas pretensiones de los hombres hacen creer
que la naturaleza esta a nuestro servicio creando jerarquizacin donde el hombre
destruye sin medida. Sin considerar que nosotros somos el nico animal
abandonado sobre la tierra desnuda, no teniendo nada con que cubrirse , sino los
despojos de otros seres, y de que a todas las dems especies la naturaleza las
revisti de conchas , corteza, pelo, lana, cuero, borra, pluma, escamas o seda, segn
sus necesidades de cada una, o las arm de garras, dientes y cuernos para
defenderse , nadar correr, volar y cantar, mientras que el hombre no sabe ni
hablar, ni comer sin aprendizaje previo, porque solo sabe llorar:

. A dems el hombre es el nico animal cuyos defectos ofenden a sus semejantes .
y el nico que se oculta de sus semejantes cuando practica sus actos sexuales.

. Montaigne a definido la naturaleza humana, con su grandeza y sus debilidades,
con su sus temores y sus ilusiones. Donde cada hombre lleva en s la forma entera
de la humana condicin; donde deber afrontar solo las vicisitudes de la vida, sin
certezas, teniendo por respaldo su razn dbil y unos sentidos engaosos.

. El subjetivismo y humanismo renacentista del siglo XVI, unidos a un
escepticismo que, aunque procedente, del escepticismo antiguo, tiene por origen
una muy diferente experiencia. La experiencia de Montaigne se da sobre todo en el
descubrimiento de la insignificancia del hombre que, al estimarse
equivocadamente superior al resto, olvida los vnculos que lo unen a la Naturaleza.
El vivir conforme a la Naturaleza, que toma de los estoicos y de los epicreos, pero
que siente una necesidad individual y no slo como una verdad doctrinal, de un
modo constante dentro de ese pesimismo que no es, en el fondo, sino una
preparacin para conseguir, mediante la eliminacin de toda actitud presuntuosa,
la tranquilidad de nimo y la prudencia en todas las cosas. Vida conforme a la
Naturaleza, eliminacin de la inquietud producida por la ambicin y el egosmo,
consideracin de todas las cosas como transitorias, discrecin en la ciencia y en el
comportamiento humano, cumplimiento de las leyes y usos vigentes para evitar los
mayores males que produce la rebelin contra ellos, todas esas normas no tienen
otro sentido que el de contribuir a la felicidad individual, que es la nica felicidad
efectiva y concreta frente a las pretendidas grandezas y a las engaosas
abstracciones.

. Montaigne leyendo a sexto emprico, atraviesa una verdadera crisis escptica,
donde los herederos de Pirrn de Elis negaban la posibilidad para el hombre de
alcanzar una verdad cualquiera. As no pudiendo afirmar siquiera yo no s nada
porque esto ya es afirmar.

Sexto Emprico se contentaba con la cuestin Qu s yo?, que es menos
presuntuosa, y es esta ltima la Montaigne tomar.

Tambin podra decirse que Montaigne presupone el concepto existenciales. Al
declarar que todo hombre lleva en s el peso de la humana condicin, el hombre no
es, sino que se hace, al igual que sastre, pero ste en pleno siglo XVI habla de
proyectarnos hacia el futuro para realizarnos a nosotros y ser, seres en
proyectos".


Michel de Montaigne (1984). "Apologa a Raymundo Sabunde". Sarpe, Madrid.

LIDIA BARRIAL RAMOS.

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