La Verdad Sobre Medusa Gorgona Marco Denevi
La verdad sobre Medusa Gorgona
Marco Denevi
Anterior a la escritura, el mito depende de la memoria de los hombres. Pero la memoria de los hombres es frgil y colma los agujeros del olvido con imposturas fantasiosas. As es como Medusa, una especie de Cenicienta, termin transformada en un monstruo. Mi paciente investigacin le devolver ahora sus verdaderos rasgos. Eran tres hermanas, las Gorgonas. Dos de ellas, Esternis y Eurale, compensaban su irrebatible fealdad con un carcter perverso, disimulado tras una mscara benvola. Envidiosas de la belleza de Medusa, la menor, no le permitan salir a la calle porque, segn propalaron por toda la ciudad, petrificaba a los hombres con slo mirarlos en los ojos. Algunas personas expresaron sus dudas.
Ricardo Carrasco Francia rcarrasco@outook.com
La Verdad Sobre Medusa Gorgona Marco Denevi
Ah, no nos creen, gimote Eurale retorcindose las manos, vengan a casa y se convencern. Sin que Medusa se enterase, porque estaba ocupada barriendo, fregando y remendando, las dos malignas mostraban a los visitantes una estatua de piedra: Ven? As qued su ltimo pretendiente. Y ponan un rostro compungido: Se dan cuenta, qu desgracia nos ha cado encima!. Una tarde Esternis y Eurales salieron a hacer compras y olvidaron cerrar la puerta con llave. La cuestin es que Medusa pudo, por primera vez, asomarse y echar un vistazo a la calle. Inmediatamente la calle qued desierta: todos haban huido a esconderse y a espiar por los intersticios de puertas y ventanas o a travs de cerraduras, de catalejos y de cristales ahumados. Admiraron la belleza de Medusa, pero el poder malfico de sus ojos les infunda tal pnico que no se atrevieron ni a moverse. Entonces, por uno de los extremos de la calle, avanz Perseo, desnudo. Acababa de naufragar su navo y l vena a pedir socorro. Se maravill de no ver a nadie, como si la ciudad estuviese deshabitada. Golpe en una puerta y en otra, pero no le abrieron. Sigui caminando y lleg frente a la casa de las Gorgonas. Se detuvo. Los que espiaban se estremecieron, pensaron: Pobre joven, tan guapo y se convertir en piedra. Reconstruyamos la escena: Medusa, sentada en el umbral; Perseo, de pie, desnudo. Ella es hermossima y pdica; l es apuesto y ardiente. Ambos son jvenes. Ella no se atreve a alzar los prpados. El se esponja en las dilataciones del amor. Ella, adivinando que algo sucede, mira por fin los pies de Perseo, las pantorrillas musculosas, los muslos estupendos. Los que espan, tiemblan: Un poco ms, se dicen, y ese buen mozo ser granito. Pues bien: Medusa levanta un poco ms la mirada y la petrificacin ocurre. Perseo se qued diez aos a vivir en casa de las Gorgonas. Para felicidad de Medusa y desdicha de sus dos hermanas, durante aquellos diez aos l anduvo con el miembro viril hecho piedra dura y no haba forma de que se le ablandase. De esta portentosa demostracin de amor conyugal deriv la mala fama de Medusa que ha llegado hasta nuestros das.
Ricardo Carrasco Francia rcarrasco@outook.com