UNIVERSIDAD PONTIFICIA DE MXICO SEMESTRE ENERO - JUNIO 2012
SENTIDO ORIGINAL Y VIGENCIA DEL AXIOMA
EXTRA ECCLESIA NULLA SALUS
MATERIA: CUESTIONES DE ECLESIOLOGA
ALUMNA: GLORIA RODRGUEZ CABALLERO
INTRODUCCIN En el ambiente actual de globalizacin y pluralidad se ha puesto en entredicho la figura misma de Cristo, fundamento de la Eclesiologa, por lo cual no ser difcil imaginar las mltiples objeciones que se han presentado en contra de la mediacin salvfica de la Iglesia como continuadora de la misin de Jesucristo. En este contexto, la frmula extra Ecclesia nulla salus, parece no slo anacrnica sino errnea desde sus inicios. Sin embargo, el verdadero problema en dicha frmula ha sido la falta de profundizacin en su significado y en el sentido original en que se deca, as como a quienes estaba dirigido. Por eso, el presente trabajo busca presentar de manera sencilla y sinttica un recorrido histrico de la utilizacin de dicho axioma para comprender su justo valor y que permita percatarse de su actual validez, aunque esto parezca paradjico, pues la frmula extra Ecclesia nulla salus se encamina al esclarecimiento de la propia identidad cristiana catlica, la cual sin demeritar lo que de verdadero hay en las otras confesiones religiosas, no deja de proclamar su firme conviccin de ser la depositaria de la verdad revelada por Dios mismo a travs de su Hijo, Jesucristo. As, se presentar, en primer lugar, el origen del axioma tomando en cuenta tanto los fundamentos bblicos como el testimonio de los Santos Padres, para despus proceder a dar a conocer el uso de dicha frmula en las declaraciones magisteriales y, en el tercer apartado, se tomarn en cuenta algunas de las reflexiones teolgicas actuales en torno a este tema. Finalmente, se considera la doctrina correspondiente en el Concilio Vaticano II. Concluyo la introduccin apuntando que es importante esta clarificacin ya que slo el que sabe quin es puede establecer relaciones fecundas con quien piensa distinto.
1. Origen del axioma extra Ecclesiam nulla salus En este primer captulo se har un breve recorrido histrico que permitir comprender cmo se fue acuando el axioma fuera de la Iglesia no hay salvacin, dando a conocer, en primer lugar, algunos de los textos bblicos en los que se apoyaron los Santos Padres y los escritores sagrados para hacer tal aseveracin, as como algunos comentarios crticos al respecto. Se buscar, adems, valorar el sentido en el que los Padres de la Iglesia hicieron tal aseveracin y a quienes se dirigan cada uno de ellos. 1.1 Antecedentes bblicos Hay una imagen bblica que ha contribuido ciertamente a crear la frmula. Procede del relato del diluvio: No y su familia se salvaron en el arca, mientras que fuera de ella pereci toda vida, animal o humana -8-gen 79 , retomado por Sab 10, 4). Encontramos ya aqu la idea de un pequeo resto ordenado a la salvacin de la humanidad futura. Se pasar as fcilmente de la afirmacin positiva de la salvacin por el arca, a su contrapartida negativa: fuera del arca no hay salvacin. Sin embargo, el texto citado est encaminado, en realidad, a poner las bases de la salvacin para toda la humanidad gracias a un pequeo grupo fiel. Asimismo, el texto bblico de Mc 16, 16 dice: Quien crea y se bautice se salvar; quien no crea se condenar, tiene una connotacin de pertenencia a la Iglesia, en donde no es una situacin de hecho lo que condena, sino un rechazo libre y responsable. Por otra parte, la afirmacin de Jess: Sin m no podis hacer nada (Jn 15, 5), insertada en la alegora de la via y los sarmientos, es negativa, como el adagio eclesial, y plantea, a su manera, una exclusin. A continuacin representa el ncleo de verdad inmanente en la frmula clsica. No hay salvacin fuera de la Iglesia porque no hay salvacin sin Cristo, y Cristo no puede ser separado de la Iglesia. Este texto remite, por tanto, a la nica y universal mediacin salvfica de Cristo (cf. 1 Tim 2, 5-6). El ncleo de verdad, mencionado en el prrafo precedente, se expresa tambin en una frmula de los Hechos de los Apstoles citada con frecuencia a este respecto: Ningn otro [que no sea Jesucristo] puede proporcionar la salvacin; no hay otro nombre bajo el cielo concedido a los hombres que pueda salvarnos (Hech 4, 12). Este texto de Pedro ante el sanedrn, comporta a la vez una frmula exclusiva y una expresin positiva: si Jesucristo es el nico que salva, su salvacin se ofrece a todos. 1.2 La poca patrstica La frmula especfica fuera de la Iglesia no hay salvacin se acu en la poca patrstica (s. III) y fue convirtindose, poco a poco, en parte fundamental de la doctrina soteriolgica cristiana. Como se ver, en sus inicios el axioma no expres un juicio condenatorio respecto a la parte no cristiana de la humanidad, sino que se dirigi a grupos disidentes que, habiendo pertenecido a la Iglesia catlica, se separaban de ella por diferentes motivos; o a aquellos que, fiados por completo en la Ley de Moiss, despreciaban el anuncio kerigmtico cristiano que la Iglesia les proclamaba. La intencin no era la de suscribir proposiciones doctrinales, sino la de exhortar a los distintos interlocutores a convertirse a Cristo en el seno de la Iglesia naciente.
Ordinariamente, suele atribuirse a san Cipriano la autora del axioma, mas la idea que se halla a la base del axioma no es original del santo obispo de Cartago, pues sta haba surgido ya en diversos contextos polmicos de los primeros siglos. Entre los padres que recurren a esta nocin de necesidad de la Iglesia para la salvacin estn san Ignacio de Antioqua, Ireneo y Orgenes. San Ignacio de Antioqua, por ejemplo, se dirige a quienes puedan sentir la tentacin de la hereja o del cisma debido al desarrollo del gnosticismo: No os llevis a engao, hermanos mos: si alguno sigue a un cismtico, no hereda el reino de Dios. El que camina en sentir ajeno a la Iglesia, se no puede tener parte en la pasin del Seor1. En cuanto a san Ireneo, cuando afirma que se separan de la vida los que hostigan a la Iglesia dice que los que no se acogen a la Iglesia, no tienen parte alguna en la operacin del Espritu Santo; por sus malas doctrinas y sus acciones detestables, ellos mismos se excluyen de la vida. Porque all donde est la Iglesia, all tambin est el Espritu de Dios, y all donde est el Espritu Dios, est la Iglesia y toda su gracia. Es de notarse que san Ireneo no se refiere a las personas de buena voluntad que estn fuera de la Iglesia, sino a quienes la hostigan. La valoracin de los escritos de Orgenes respecto a la salvacin por medio de la Iglesia es complicada, ya que se encuentran citas que hablan sobre una accin universal de la Providencia sobre la humanidad, tambin se encuentran algunas citas que, a primera vista, parecen restrictivas. As, en su exgesis tipolgica del texto de Jos 2, 1-21 referente a la toma de Jeric, explica que as como slo se salvaron los que estaban en la casa de Rahab, as tambin, slo los que estn en la Iglesia pueden salvarse: As pues, si alguien quiere salvarse, que venga a esta casa de la otrora cortesana. Quien de ese pueblo quiera salvarse, venga a esta casa para alcanzar la salvacin. () Nadie, pues, se forje ilusiones, nadie se engae a s mismo. Fuera de esta casa, es decir, fuera de la Iglesia, no se salva nadie2. Orgenes trata de exhortar a los judos a entrar a la Iglesia por medio de esta comparacin. Se trata de judos que conocen la historia de la Iglesia y se confrontan con ella. No puede bastarles la Ley. Adems, la aseveracin del Alejandrino tiene un alcance cristolgico, pues asegura que s esa casa fue elegida para salvarse es porque en ella se encuentra la sangre redentora de Cristo. Por tanto, la afirmacin de Orgenes se refiere a la Iglesia en su relacin con Cristo3. En Occidente, Cipriano de Crtago, formula el adagio extra Ecclesiam nulla salus en diversos escritos, dentro de un contexto bien determinado: la lucha por la hereja. As, las repetidas ocasiones en que hace uso del axioma, tienen un contexto comn: la llamada a aquellos que perteneciendo a la Iglesia de Cristo, se han separado de ella voluntariamente.
1 2
Ignacio de Antioqua, A los filadelfios 3,3 en:, p. 41 Orgenes, Homilas SESBOE, Bernard, Fuera de la Iglesia no hay salvacin, ed. Mensajero, Bilbao 2006sobre Josu 3,5 en: Ibid, p. 54. 3 Al respecto comenta el entonces Card. Ratzinger: Para Orgenes se trata, si se quiere, de un trozo de dilogo cristiano-judo y no de una disquisicin teortica sobre quin va al cielo y quin va al infierno. La afirmacin slo tiene sentido en el dilogo, en el empeo de llamar aqu y ahora a los hombres para que no crean encontrar la salud eterna en el servicio de la ley, sino que aprendan a confiar nicamente en la sangre de Cristo que los sostiene RATZINGER, Joseph, El Nuevo Pueblo de Dios, ed. Herder, Barcelona, 1972.
La preocupacin central del obispo de Cartago es, en realidad, la unidad de la Iglesia ante las escisiones que amenazaban su comunidad: Sobre l (Pedro) edifica la Iglesia y a l manda que
apaciente las ovejas. () Y, aunque a los dems apstoles les conceda igual potestad, estableci, sin embargo, una sola ctedra y dispuso con su autoridad el origen y la razn de la unidad (), el primado se da a Pedro y se pone de manifiesto una sola Iglesia y una sola ctedra.4.
Asimismo, Cipriano motiva a defender la unidad en la Iglesia: Esta unidad debemos mantenerla
firmemente y defenderla sobre todo los obispos, que somos los que presidimos en la Iglesia, a fin de probar que el episcopado mismo es tambin uno e indiviso5. Y asegura, tambin, que en la Iglesia est la salvacin: Quien, separndose de la Iglesia, se una a una adltera, se separa de las promesas de la Iglesia, y no alcanzar los premios de Cristo quien abandona su Iglesia. ste se convierte en un extrao, un sacrlego y un enemigo. No puede ya tener a Dios por padre quien no tiene a la Iglesia por madre6
Para el obispo de Cartago la Iglesia reunida en torno al obispo constituye el lugar donde la comunidad eclesial encuentra la salvacin escatolgica; por tanto, quien rompe voluntariamente esta unidad se excluye de la salvacin7. Como se ve, de ningn modo Cipriano aplica esa frase a la situacin de todos los hombres en sus variadas circunstancias. Con estos presupuestos, el axioma puede ser reledo con mayor objetividad, evitando el peligro de ampliar su alcance ms all de lo debido: Ahora, empero, desde que empez la circuncisin espiritual para los fieles servidores de Dios, se mata a los soberbios y contumaces, con la espada espiritual, arrojndolos de la Iglesia. Fuera de sta no pueden tener vida, puesto que la casa de Dios es nica, y fuera de la Iglesia no hay salvacin para nadie8. La frmula extra Ecclesiam nulla salus, en virtud de su concisin y elocuencia, pronto pas a formar parte de la tradicin eclesial como un elemento natural, que encajaba perfectamente con la cosmovisin de la Iglesia medieval: Dios, soberano de todo, rega a travs de la Iglesia el orden espiritual y mediante el imperio cristiano el orden temporal. Por lo tanto, a decir de Yves Congar, sera vano empeo tejer una historia de extra Ecclesia nulla salus a travs de la Edad Media, pues la Tradicin ya estaba fijada9. 2. El axioma en las declaraciones magisteriales La frmula EENS, bien acuada, extiende su campo de accin y se universaliza, porque es recuperada peridicamente por autores dotados de autoridad en la Iglesia. Posteriormente algunos textos ms oficiales comienzan a apoyarse he dicho adagio. As, del mbito de la Tradicin se pasa al del Magisterio, como se ver en este apartado.
Biblioteca patrstica, Cipriano, La unidad en la Iglesia, Madrid, 1991, p. 73. Ibid, 76. 6 Ibid, 77. 7 LOZANO, Bravo, Mariana, Tesis: Una lectura actual del significado soteriolgico de la frmula Extra Ecclesiam Nulla Salus, p. 16. 8 Ibidem 9 Idem, p. 25
4 5
2.1 Asuncin de la frmula en algunos documentos eclesiales El primer concilio de Quierzy, el ao 848, reafirma la voluntad salvfica universal y el rechazo a la doble predestinacin, mostrando claramente el lmite que se debe poner a las interpretaciones extremistas del adagio EENS; asimismo, puntualiza que si algunos se pierden es a causa de un uso culpable de su libertad y de una falta de fe. Una carta dirigida al arzobispo de Tarragona por el papa Inocencio III dirigida a un valdense para su reconciliacin con la Iglesia catlica, despus de la confesin trinitaria y cristolgica dice: () De corazn creemos y con la boca confesamos una sola Iglesia no de herejes, sino la santa, romana, catlica y apostlica, fuera de la cual no creemos que nadie se salva10. Como se ve, la frmula tradicional aparece sin comentario ni precisin. No apunta a nadie especialmente. Sigue siendo la insercin del adagio en el marco de una formulacin general de la fe. Por su parte, el concilio IV de Letrn (ao 1215) afirma que una sola es la Iglesia universal de los fieles, fuera de la cual nadie absolutamente se salva 11, se est teniendo en cuenta a los albigenses y ctaros, a los que considera como grupo que ha roto voluntariamente la unidad. La famosa bula Unam Sanctam, clebre por su teora de las dos espadas y por su afirmacin de la autoridad del papa sobre los soberanos temporales, incluye una proposicin muy firme sobre la nica Iglesia catlica: Por apremio de la fe estamos obligados a creer y mantener que hay una sola y Santa Iglesia Catlica y la misma Apostlica, y nosotros firmemente la creemos y simplemente la confesamos, y fuera de ella no hay salvacin ni perdn de los pecados12. Es aqu donde el adagio implica la pertenencia al Iglesia romana, bajo la autoridad del papa. Sin embargo, tal afirmacin no posee un valor dogmtico ya que se trata de una decisin doctrinal del papa para tener la ltima palabra sobre el Magisterium ordinarium. Por su parte, el Concilio de Florencia otorga todo el peso de su autoridad conciliar a una frmula en la que lo esencial procede de Fulgencio de Ruspe. Aqu se encuentra una formulacin pesada y hasta escandalosa para nuestra mentalidad, dada la perspectiva formal y universal del texto. [La Iglesia romana] firmemente cree, profesa y predica que nadie que no est dentro de la Iglesia catlica, no slo paganos, sino tambin judos o herejes y cismticos, puede hacerse partcipe de la vida eterna (). Y que nadie, por ms limosnas que hiciere, aun cuando derrame su sangre por el nombre de Cristo, puede salvarse, si no permaneciere en el seno y la unidad de la Iglesia Catlica13. Como se ha visto, la frmula EENS se fue absolutizando a travs del tiempo. Este axioma, nacido para aqullos que sentan la tentacin de abandonar la Iglesia, lleg a afectar a
SESBOE, Bernard, Fuera de la Iglesia, p. 90 Ibid, p. 91 12 Ibidem 13 Ibid, p. 97
10 11
todos los que estn, materialmente, fuera de la misma, sin que se distinguiera de manera explcita entre las situaciones histricas o las responsabilidades. Con el concilio de Florencia se llega a la cima de la absolutizacin del concepto. Contra esta visin completamente excluyente, se ha de subrayar la postura manifestada por la misma Iglesia a travs de la carta del Santo Oficio al arzobispo de Boston (8 de agosto de 1949) donde se opone a la posicin que argumenta que para la salvacin era necesaria la pertenencia real y visible a la Iglesia. Asimismo, la carta seala que, para ser salvado, es necesario tener una relacin con la Iglesia, pero pertenecer realmente a ella no es condicin absoluta. 3. La reflexin teolgica sobre la salvacin fuera de la Iglesia Despus de la posicin manifestada por el Magisterio, las opiniones teolgicas se fueron agrupando, principalmente, en dos categoras: las que seguan la teora del cumplimiento y las que optaban por la teora de la presencia de Cristo en las religiones. En este captulo se vern algunos de los representantes de ambas posturas. 3.1 Teoras del cumplimiento Jean Danilou fue uno de los primeros telogos catlicos que abord el tema de la salvacin en otras religiones. La perspectiva desde la que aborda el tema es la del designio de Dios para la salvacin de la humanidad en Jesucristo. As, dice que lo que hay antes de la tradicin judeo-cristiana, puede catalogarse como pre-historia de la salvacin. As, las religiones no cristianas contendran valores positivos, derivados de la Alianza, pero no tendran en s mismas un valor salvfico. Dichas religiones apuntan hacia el cristianismo, religin que comunica la plenitud de la gracia. De manera que Danilou afirma que hubo y hay personas de otras religiones que se salvan, pero no por su religin, sino por medio de Cristo, nico salvador. Henri de Lubac habla sobre la absoluta novedad que el cristianismo representaba en la historia de la humanidad, pues en Jesucristo se ha unido lo natural y lo sobrenatural, de manera que es en l en donde el hombre encuentra lo que ms anhela, la unin con lo divino. En Cristo lo sobrenatural informa la naturaleza humana y la transforma. Por ende, el cristianismo debe considerarse como la nica religin sobrenatural, pues en ella las religiones alcanzan lo que han deseado siempre: la plenitud de la vida de Dios. Yves Congar, convencido por un lado de la necesidad de la Iglesia para la salvacin y, por el otro, buscando facilitar el dilogo ecumnico, busc conciliar tal nocin con sus convicciones en pro de la unidad de los cristianos. Congar destaca que algunos elementos del Cuerpo Mstico pueden existir anormalmente fuera de la Iglesia, pero dada la unidad que l mismo defiende entre Cuerpo Mstico e Iglesia visible, la consecuencia de tal afirmacin es considerar al cristiano no catlico, miembro invisible, pero real, de una Iglesia visible. Congar admite que las otras religiones pueden ejercer una mediacin de facto para personas de buena fe que buscan a Dios en y a travs de ellas, mas no acepta un valor salvfico en las otras religiones como tales.
3.2 Teoras de la presencia de Cristo Karl Rahner basa su teora en la nocin fundamental de que todo ser humana est marcado por un existencial sobrenatural, lo cual le permite una conexin y comunicacin tambin sobrenatural con Dios. Este pensamiento se caracteriza por su optimismo salvfico, que lleva a ver en las religiones autnticas mediaciones de gracia y no solamente expresiones de religiosidad natural. Se trata de cauces imperfectos de salvacin, pero su falta de verdad y sus errores no les impiden tener una cierta legitimidad salvfica. As, los no cristianos que responden a una llamada divina interior participan de la misma justificacin que acta en los cristianos aunque no tengan ninguna relacin con la Iglesia, ni mantengan ningn vnculo sacramental visible con Jesucristo. Son cristianos annimos. Joseph Ratzinger, ahora Benedicto XVI, fundamenta su interpretacin teolgica de las religiones en la nocin de ley moral natural y en la inclinacin espontnea a amar que es propia del ser humano. Ratzinger asegura que la Iglesia es depositaria de los medios para proclamar la promesa divina del Reino, pero que sta no posee un monopolio sobre l. El Reino es ms que la Iglesia y su mayor caracterstica es el amor. Donde hay amor fraterno, all est el Reino y la nocin de ley moral se perfecciona as por la gracia divina concedida por Dios. La salvacin se fundamenta, pues, en la promesa de gracia que Dios hace a todos los que le aman. 4. La doctrina del Concilio Vaticano II La confrontacin entre la bula de Florencia y las constituciones del Vaticano II que se vern en el presente apartado, plantea tambin un problema grave sobre el ejercicio del Magisterio. Un gran principio de la hermenutica magisterial seala que el dogma se desarrolla de una manera homognea siguiendo una continuidad coherente. La Iglesia no vuelve nunca sobre lo que ha enseado de manera irreformable. Sin embargo, delimita y expresa cada vez con mayor precisin la verdad a la que apuntaban sus enseanzas anteriores. Es as como el concilio Vaticano II ha venido a decir respecto al destino y situacin salvfica de los no cristianos, individualmente considerados que como el Hijo con su Encarnacin se ha unido, en cierto modo, con todo hombre, la naturaleza humana ha sido elevada a una dignidad sublime, el Espritu Santo ofrece a todos la posibilidad de salvacin por medios que slo Dios conoce. Los que sin culpa suya no conocen el evangelio de Cristo y su Iglesia, pero buscan a Dios con sincero corazn e intentan en su vida, con la ayuda de la gracia, hacer la voluntad de Dios, conocida a travs de lo que les dice su conciencia, pueden conseguir la salvacin eterna. Dios en su providencia tampoco niega la ayuda necesaria a los que, sin culpa, todava no han llegado a conocer claramente a Dios, pero se esfuerzan con su gracia en vivir con honradez14. Asimismo en Gaudium et Spes 22, se afirma que Cristo muri por todos y, por ello, debemos creer que el Espritu Santo ofrece a todos la posibilidad de salvarse en la forma slo
14
BUENO, De la Fuente, Eloy, Eclesiologa, ed. BAC, Madrid 1998, p. 301.
por Dios conocida15. Desde esta ptica, la Iglesia nada rechaza de lo que en las religiones no cristianas hay de santo y de verdadero, que es considerado como destello del Verbo de Dios16. Con esta valoracin se opera un paso muy significativo en el Magisterio de la Iglesia. Especficamente, el Concilio hace suya la frase extra Ecclesia nulla salus, pero dirigindose explcitamente a los catlicos, y limita su validez a aquellos que conocen la necesidad de la Iglesia para la salvacin. Esta afirmacin estara fundada en la necesidad de la fe y del bautismo afirmada por Cristo. Es significativo el hecho de que, an procurando la continuidad doctrinal con la enseanza de Po XII, se pone de relieve con ms claridad el carcter parentico original de esta frase; se le coloca, como hicieron en su momento Orgenes y Cipriano, en un contexto determinado, con unos interlocutores concretos, a saber: catlicos conscientes de su fe. Tambin Pablo VI en la Evangelii nuntiandi 80, afirma que Dios tiene caminos extraordinarios para llegar a todos los hombres de buena voluntad. Es ms, como deca el cardenal Journet, toda la gracia que existe en el mundo es la gracia que nace en la Iglesia, y toda la gracia que nace en la Iglesia es la gracia que nace del misterio pascual de Cristo, presente en la Eucarista. Por eso, toda la gracia que pueda llegar a los paganos, por los caminos de la providencia de Dios, proviene de la Iglesia y a ella tiende por su propio dinamismo17. Como se ha visto en este breve recorrido histrico crtico, el axioma EENS contina siendo vlido hasta nuestros das, en la forma y sentido en el que fue expresado originalmente.
SAYS, Jos Antonio, La Iglesia de Cristo, ed. Palabra, Madrid 2003, p. 482. NAe 2 en: BUENO, De la Fuente, Eloy, Eclesiologa, p. 301. 17 Ibidem
15 16
CONCLUSIN El misterio de la Iglesia fundada por Jesucristo no es sino la prolongacin de su propio misterio de salvacin. Es por esto que la Iglesia puede ser entendida como sacramento universal de salvacin, pero siempre en referencia a Cristo. Como se ha visto, al descontextualizar el axioma extra Ecclesia nulla salus, ste toma un significado de exclusividad que es indignante para los no cristianos, mas al analizarlo he podido constatar que no es as, pues su objetivo original ha sido el de motivar a los cristianos a no alejarse de la verdadera fe. Por otro lado, me parece acertada la afirmacin de la posibilidad de salvacin para todos los hombres de las distintas religiones, pues la voluntad de Dios es que todos los hombres se salven, sin embargo, concuerdo en que si pueden recibir esta gracia es por los mritos de Jesucristo, nico salvador universal, pues renunciar a esta afirmacin sera tanto como vaciar al cristianismo de su esencia. No puede haber cristianismo sin Cristo y todo lo que l implica.
BIBLIOGRAFA 1. BUENO, De la Fuente, Eloy, Eclesiologa, ed. BAC, Madrid 1998. 2. CIPRIANO, Biblioteca patrstica, La unidad en la Iglesia, Madrid, 1991. 3. LOZANO,
Bravo,
Mariana,
Tesis: Una lectura actual del significado
soteriolgico de la frmula Extra Ecclesiam Nulla Salus.
4. RATZINGER, Joseph, El Nuevo Pueblo de Dios, ed. Herder, Barcelona, 1972. 5. SAYS, Jos Antonio, La Iglesia de Cristo, ed. Palabra, Madrid 2003. 6. SESBOE, Bernard, Fuera de la Iglesia no hay salvacin, ed. Mensajero, Bilbao
2006