Capilla Del Pocito
Capilla Del Pocito
Francisco de Guerrero y
Torres.
Para controlar las epidemias se impidió el acceso directo al pozo y se construyó una
techumbre sencilla, pero las peregrinaciones continuaron.
El sello particular de esta pequeña capilla, joya arquitectónica del estilo barroco, es su
forma pues su planta es la única de base circular o cántrica, levantada durante el siglo
XVIII que se conserva en México. Esta característica permite que el visitante perciba el
espacio poco a poco, como si éste se escondiera. El movimiento que le imprime a la
cúpula la decoración en zigzag, lo mismo que las líneas multiformes utilizadas en las
ventanas contribuye a crear esta atmósfera de movimiento lento. Es interesante hacer
notar que todos los símbolos que cargan los angelitos pintados en la cúpula, son los
símbolos marianos que aparecen en la Letanía Lauretana, parte final del rezo del
Rosario: espejo de virtudes, torre de David, estrella de la mañan, etc. Otro elemento
importante de la decoración es el Juan Diego que sostiene el púlpito de madera.
• La capilla del Pocito junto con:
• Parroquia de Capuchinas
• Capilla del Cerrito
• Capilla de Indios
Francisco Antonio de Guerrero y Torres (Villa de Guadalupe, 1727 – Muy noble y Leal Ciudad
de México, 1792), arquitecto barroco mexicano.
Fue el más notable cultivador del estilo dieciochesco en la capital de la Nueva España,
traduciendo el rococó galante a un lenguaje mexicano.
Construyó también la Capilla del Pocito, en la Villa de Nuestra Señora de Guadalupe, como un ex-
voto, pues no cobró por su edificación, ni cobraron tampoco los constructores y albañiles, siendo
los materiales obtenidos gracias a las donaciones del pueblo y del obispo. Esta capilla está
construida en el llamado estilo "barroco de transición", pues contiene elementos del barroco tardío
(ultrabarroco) entremezclados con elementos del incipiente estilo neoclásico.
(…) Además, la planta de La Enseñanza recuerda la de la Capilla del Pocito.2 Empero, no existen
los planos de Guerrero y Torres, pero sí los de las modificaciones que le hiciera Ignacio Castera,
quien se desenvolvió más bien en un lenguaje neoclásico. Acaso Castera construyó el convento,
mas no el templo. En todo caso, la obra no se realizó sino hasta 1795, tres años después de
muerto Guerrero y Torres.3
Es en buena medida gracias a sus obras que la ciudad de México es llamada "la ciudad de los
palacios". Esta frase se suele atribuir al barón de Humboldt, pero fue pronunciada por el viajero
inglés Charles La Trobe.4
EN el 95 la capilla se modificó