01 - Barthes - "Introducción Al Análisis Estructural Del Relato"
01 - Barthes - "Introducción Al Análisis Estructural Del Relato"
estructural   del
relato
Roland  Barthes
A.  J.   Greimas
Claude  Bremont
Jules  Gritli
Violelle  Morin
Christian  Metz
Tzvetan  Todorov
Gerard  Genelle
Segunda  edicin
EDITORIAL
TIEMPO
CONTEMPORANEO
Anlisis   estructural
del relato
Roland   Barthes
A.  J.  Greimas
Claude   Bremond
Jules   Griui
Volette   Morin
Christian   Metz
Tzvetan  Todorov
Grard  Genette
11\
V   Editorial   Tiempo  Contemporneo
Introduccin   al   anlisis   estructural
de   los   relatos
Roland  Barthes
Innumerables  son  los   relatos  existentes.   Hay,   en   primer   lugar,
una   variedad   prodigiosa   de   gneros,   ellos  mismos  distribuido..
entre  sustancias diferentes  como si   toda  materia  le   fuera  buena
al   hombre  para  confiarle  sus  relatos:   el   relato  puede  ser   sopor-
tado  por   el   lenguaje  articulado,   oral   o   escrito,   por   la   imagen.
rija   o   mvil.   por   el   gesto  y por   la   cornbinacin   ordenada   de
todas   estas   sustancias;   est   presente  en  el   mito.   la  leyenda,   la
fbula,   el   cuento.   fa  novela,   la  epopeya,   la   historia.   la   tragedia.
el   drama.   la  comedia,   la   pantomima,   el   cuadro  pintado   (pilon.
sese   en   1:'1   Santa   Cnula   de   Carpaccio) ,   el   vitral,   el   cine,   la'l
tiras   cmicas,   las   noticias   policiales.   la   couversaciu.   _\llem;..,
en   estas   formas   casi   inlinitns,   el   relato   est;   presente  en   todos
los   tiempos,   en   totlos   los   lugares,   en   todas   la"   sociedades:   el
relato  comienza   con   la  historia   misma   de   la   humauklad:   no
hay  ni   ha  habido jam;s en  parte:   alguna  un   pueblo  ..in   relal'h:
todas   las   clases,   todos   los        humanos,   tienen   sus   rela-
tos   y   muy  :l   menudo  estos   relatos   ron   saboreados   en   comn
por   hombres   de   cultura   diversa  e   incluso  opuel>ta:   1   el   relato
le   burla   de   la   buena   )'   de   la   mala   llteratura:   internacional,
transhistrico,   eran-cultural,   el   relato   est   all.   como   la   vida.
Una   t31  universalidad   del   relato,   debe   hacernos   concluir   <luC
es   algo   Insgnificame?      tan   general   que  no   tenemos   nada
que   decir   de   l.   sino  describir   modestamente           de   su'
variedades.   mu)'   particulares,   como  lo   hace   a   veces  la  historia
literaria?  Pero  incluso estas variedades,   cmo manejarlas, imn
fundamentar   nuestro derecho   a   disttnguirlas,   a   reconocerlas?
Cmo  oponer   la   novela   a   la   novela   corta,   el   cuento  al   milo,
el   drama  a  la  tragedia   (1lC)0  ha  hecho  mil   veces)   sin           
a  un   modelo comn)  Este   modelo  est  implcho en  torl  juicio
sobre   1:1   ms   particular,   13  ms   histbrica   de  las   formas   narra-
rivas.   Es   pues   legitimo   que.,   lejos   de   abdicar   toda   alllbid,')I\
ele  hahlar   del   relato  so  pretesto  de   que  se   tral:l   ele:   un   hecho
1.   15(e  no   ('t   el        Il'Ctmlcmo.l0,   ni   de   la   ponia.   ni   del   en!a)'o,   rrl-
bllt:ariO' lid  nlvcl   cultural   de   1M comumidnrcs.
universal,   haya  surgido  peridicamente  la   preocupacin  por  la
fOrTta  narrativa   (desde  Aristteles):   y es  normal   que  el   estruc-
tur..Iismo   naciente   haga   de   esta   forma   una   de   sus   primeras
preocupaciones:   acaso   no   le   es   propio   intentar   el   dominio
del   infinito   universo   de   las   palabras   para   llegar   a   describlr
.la  lengua-   de   donde  ellas  han  surgido  y  a   partir  de   la   cual
se  las   puede  engendrar? Ante  la   infinidad  de  relatos,   la   mulri-
plicidad  de   puntos  de   vista  desde  los   que  se  puede  hablar   de
ellos   (histrico,   psicolgico,   sociolgico,   etnolgico,   esttco,
etc.],   el   analista   se   ve   un   poco   en   la   misma   situacin   que
Saussure,   puesto   ante   lo   heterclito   del   lenguaje   y   tratando
de  extraer de la  anarqua aparente de  los mensajes un  principio
de   clasificacin   y  un   foco   de   descripcin.   Para   limitarnos   al
periodo  actual,   los   formalistas   rusos,   Propp,   Lvi-Strauss   nos
han  enseado  a  distinguir  el   siguiente dilema:   o  bien  el   relato
es   una  simple  repeticin  (atiRosa   de   acontecimientos.   en   cuyo
caso slo se puede hablar de ellos  rernirindose  al   arte, al   talento
o   al   genio   del   relator   (del   autor)   -todas   formas   mticas   del
alar 2_, o  bien  posee en comn con  otros relatos  una estructura
accesible  al   anlisis   por   mucha   paciencia   que  requiera   poder
enunciarla;   pues hay  un abismo entre  10 aleatorio ms complejo
y  la   combinatoria  ms   simple,   y  nadie  puede  combinar   (pro;
ducir)   un  relato,   sin  referirse  a  un sistema  implcito  de   unida-
des  y de   reglas.
Dnde,   pues,   buscar   la   estructura   del   relato?   En   los   relatos,
sin   duda,   En   todos   los   relatos?   Muchos   comentadores,   que
admiten la  idea de  una estructura narrativa, no pueden empero
resignarse   a   derivar   el   anlisis   literario   del   modelo   de   las
ciencias  experimentales:   exigen  Intrpdamente  que  se  aplique
a la narracin un mtodo puramente inductivo y que se comen-
le  por   estudiar   todos   los   relatos   de   un   gnero.   de   una  poca,
de   una   sociedad,   para   pasar   luego   al   esbozo   de   un   modelo
general.   Esta   perspectiva   de   buen   sentido  es   utpica.   La   lino
gstica   misma,   que   slo   abarca   unas   tres. mil   lenguas,   no-
logra   hacerlo:   prudentemente   se   ha   hecho   deductiva   y   cs.-
por  10  dems,   a  partir  de   ese  momento  que  se  ha   constituido
verdaderamente  y  ha   progresado  a   pasos   de   gigante,   llegando
incluso  a  prever  hechas  que  an  no  haban  sido  descubiertos.t
    decir entonces del   anlisis narrativo, enrentado a millones
2.   Existe.   por   cierto,   un   oarte_   dd  nurador:   el   d   podrr   de   crear   rela-
tos   (mensajes)   a   partir   de   la   estructura   (del   c6digo):   este   arte   COrTCI-
ponde  a   la   nocin  de             de   Chom.y,   y  ella   nocin  eui   muy
lejos del   ognlio.   de  un   autor,   concebido  romanrlcamente  como  un   secrete
individual.   aprnu  expliable.   
3.   Wase   Ja  hi$lorla   de   la      hlllta.   postulada   por   SalWlIre   ..,   dClC\lblrru.
dtivamtrllr   cincuenta   ailo.   m:!..   tarde   tri:   E.             ProblrmeJ
de   linguli'lue  gini,de.   eallim.rd.   1966.  p.   S5.
10
de   relatos?   Por   fuerza   est   condenado   a   un   procedimiento
deductivo;  se ve obligado a  concebir  primero un  modelo  hipo-
      dedescripcin   (que  los lingilistas americanos  llaman una
cteora-).   'Y   descender   luego   poco   a   poco,   a   partir   de   este
modelo,   hasta  las  especies que  a  la  vez participan y se separan
de      es slo  a  nivel   de  estas  conformidades y de  estas  desva-
<iones   que   recuperar,   munido   entonces   de   un   instrumento
nico de  descripcin,  la  pluralidad  de  los  relatos.   su diversidad
histrica,   geogrfica,   cultural.!
Para  describir   'Y   clasificar   la   infinidad  de   relatos,   se  necesita.
pues.   una   -teora-   (en   el   sentido   pragmtico   que   acabamos
de   apuntar);   'Y   es   en   buscarla.   en   esbozada   en   lo   que   hay
que   trabajar   primero.'   La  elaboracin   de   esta   teora   puede
ser  notablemente facilitada si nos sometemos  desde el   comienzo
a   un  modelo  que   nos  proporcione  sus  primeros  trminos   'Y  sus
primeros   principios.   En   el   estado   actual   de   la   investigacin,
parece   razonable'   tener   a   la  lingilstica   mismo   como  modelo
fundador   del   anlisis   estructural   del   relato.
l.   LALENGUA  DEL  RELATO
lo   Ms  all  de   la  frase.
Como es sabido, la  lingstica se detiene en la  frase: es la  ltima
unidad  de  que aee  tener  derecho  a  ocuparse;   si. en  efecto,   la
frase  al   ser un  orden  y  no  una   serie.   no   puede  reducirse  a  la
suma  de   las   palabras   que   la  componen  y  constituye  por   ello
mismo   una   unidad   original,   un   enunciado,   poI'   el   contrario,
no  es ms  que la sucesin  de  las frases que  lo componen:   desde
el   punto  de  vista  de   la   lingstica.   el   discurso   no  tiene  nada
(lile no  encontTemos en  la  frase:     frase,   dice  Marinct, es  el
of.   Recordemos  las condiciones   actuales de  la          lingstica:   " . La
ntructura  linghtica   es  .im'lprc:   relativa  no  1610  a   Jos datos   del   "corpus"
    tambin   a   la   teora   geneTaJ   que   detc:rbe   esos   datoll-   (E.   Dach,
An   inlrodut:lion   lo   trlJluformation4'   gramm41'I,     York.   19M,   p.   29).
y   esto,   de   Benveni5tc   (01'.   cit  p.   119):   " Se   ha   rcconoddo   que   el
        debla   ser   dncripto   como   una   estructura   formal,   pero  que   esta
dt.''S(ripdn   cxigfa   establecer   previamente   procedmlentes   .,   criterios   ade:
cuadOl   .,   que  en   suma  la   realidad  del   objeto  110 era   erparablc:   del   mftodo
aduado  para   ddinrlo._
5.   El   caeta'                -abstracto_   de   las   contribudones   teric:u
que:       en   este  nmero,   deriva   de   una   preocupacin   metodol6gca:
la   de   formaliur   ripidamente   antlisis   concretos:   ]a   formalizacin   no   n
una   generalizacin  como  las  otras.
6.   Pero   no  imperativo   (vb.e  la  contribuci6n  de   el.   Bremond,   mil   lgia
que  IingtUstica) 
11
menor segmento que sea  perfecta e  integralmente  representativo
t1el   discurso. ,   La   lingstica   no  podra,   pues,   darse  un  objeto
superior a la  Irase,   porque      all;i   de   la   frase, nunca  hay  m:!l
que otras frases:   una  vez descripta  la  Ilor, el   botnico  no  puede
ocuparse  de  describir  el   ramo.
y  sin  embargo  es  evidente  que  el   discurso  mismo   (como  ron.
junto  de   frases)   est   organizado   'Y  que   por   esta   organizacln
aparece  como  el   mensaje  de  otra   lengua,   superior   a  la   lengua
de  los  lingistas: '   el   discurso  tiene  $US   unidades,   sus  reglas.   m
cgramtica_:   01;\5   all   de   la   frase   y aunque   compuesto   nica-
mente   de   frases,   el   discurso   debe   ser   naturalmente  objeto   de
una segunda  lingstica.   Esta   lingstica  del   discurso ha   tenido
durante  mucho  tiempo  un  nombre  glorioso:   Retrica;   pero.   a
consecuencias  de  todo   un   juego   histrico,   al   pasar   la   retrica
al   campo de la  literatura y habindose separado sta   del   estudio
del   lenguaje.   ha   sido  necesario  recientemente  replantear  desde
el   comienzo  el   problema:   la  nueva   lingstica  del   discurso   no
est   an desarrollada  pero si   al   menos postulada por 1M         ...
tas  mismos.'   Este  hecho  no  es  insignifiranre:   aunque  consriruye
un  objeto  autnomo,   es  a  partir de  la   lingiiistica  que  debe  ser
estudiado   el   discurso;   si   hay   que   proponer   una   hipc'ltc!oli\   de
trabajo   a   un   anlisis   cuya   tarea   es   inmensa   y  sus   materiales
infinitos.   10   ms  razonable  es   postular   una   relacin   de   homo-
logia   entre   las   frases   del   discurso.   en   la   medida   en   que   una
misma. organizacin   formal   regula   verosmilmente   todos   10\
sistemas   semiricos,   cualesquiera   sean  sus   sustancias   y  dirucn-
sienes:   el   discurso  sera  una  gran   .fra)e.   (cuyas   unidades   no
seran  necesariamente  frases),   as   como  la   frase,   mediando  cier-
tas   especificaciones.   es   un   pequeo   llscurso.   Esta   hipfuc..is
armoniza   bien   con   ciertas   proposiciones   de   la                
actual:   jakobson  y  Lvi-Strauss  han  hecho  notar  quc  la   huma-
nidad poda definirse por el  poder de crear sistemas secundario",
lesmuhlplicadores-   (herramientas   que   sirven   para   fabricar
otras   herramientas.   doble   articulacin   del   lenguaje,   tab   del
incesto  que   permite   el   entrecruzamiento  de   las   familias)   y  el
lingista  so\iti.co  Ivanov  supone  que   los   lenguajes   artificiales
no  han  podido ser adquiridos sino despus del   lenguaje natural:
dado   que   lo   importante   para   los   hombres   es   poder   emplear
\'"rios sislcmas de  sentidos. el   leuJ(uaje  natural         a e1ahorar
;.              sobre   la   11'a'l('a,   en   LllIIgUdgt   dnd  MII1             Jan.
to..'II).   (:0l)l'nha:uc.   1961,   p.   l U.
te.   El   nh\'io.   como   lo   ha   hecho   notar   Jakolxon.   que   entre   la       y  "11
miie  all:\       ll'an,icloncs:   la   coo(dinacin.   por   ejemple,   puede   tener   1111
alnno:          que   la   fra-e.
9.   "a'!:   en  especial:   l\C'nn:on'tC'.   (J/,.   elt.,   ClIp.   X.   7..   S.                 
Anall',h                  28.   19)2.   150. S.   Ruwct:   .\nal)'se   SlI'uctnlc   ... 'un
11CX11ll'   r,anl'a,.,   l.i"l:lIislirs.   :1.   1001.            
11
los   lenguajes   artificiales,   Es,   pues,   legtimo   postular   entre   1:1
frase  y el   discurso  una  relacin  csecumlaria-  -que  llamaremos
homolgica,   para   respetar   el   carcter   puramente  formal   de   las
correspondencias.
La  lengua  general   del   relato  no   es  evidentemente  sino  uno  de
los  idiomas  ofrecidos  a  la   lingstica  del   dscurso,"  y se  somete
por   consiguiente   a   la  hiptesis   homolcgica:   estructuralmente.
el   relato  participa  de  la   frase  sin   poder   nunca   reducirse  a   una
suma  de  frases:   el   relato  es  una  gran  frase,   asi   como  toda  frase
censtatariva es, en cieno modo, el   esbozo de  un  pequeo  relato.
Aunque   dispongan  en  el   relato   de  significantes   originales   (a
menudo   muy   complejos),   descubrimos   en      agrandadas   '1
transformadas   a   su   medida.   a   las   principales   categorial;   del
verbo:   los  tiempos.  los aspectos,   los modos,   las  personas:   ,..km:is.
1l)1I sujclos-  mismos           a los  predicados  verbales  110 dejan
rle   someterse   al   modelo  oracional:   la   tipologa   actanciul   pro-
puesta  por  A. J.   Greimas  11  descubre   en   la   multitud  de   perso-
"lijes del   relato las  Iunciones elementales del   anlisis gramatical.
La.   homologa que se sugiere aqu   no  tiene slo  un  valor  heurs-
tiro:   implica   una   identidad   entre   el   lenguaje   y  la   literatura
(en  b   medida  en  que  sta   sea   una  suerte  de   vehlculo  privile-
"iado  del   relato):   la  casi   no  es   posible  concebir   la   literatura
(01110   un   arte   que   se   desimeresarta   de   toda   relacin   con   el
lenguaje   en   cuanto   10   hubiera   usado   como   un   instrumento
]Jara  expresar  la  idea,   la   pasin  o  la   belleza:   el   lenguaje  arom-
paa  continuamente   al   discurso.   tendindote   el   espejo   de   su
propia   estructura:   la   literatura,   y  en   especial   hoy,   no   hale
un  lenguaje  de   las   condiciones   mismas   del   lenguaje?2
2.   Los   niveles   de  sentido,
Desde  el   comienzo  la   lingstica  proporciona  al   anlisis  estruc-
tural   del   relato  un  concepto decisivo,   puesto que  al   dar   CUClIl:l
inmediatamente  de   lo  que  es  esencial   en  todo  sistemA  de   s("n
W. Sl'l'a   prerhamellte   una   de   la,   tarca.   de   la   Iinglhtira   del          O()
fun.br   una   tipologa   de   ICK           Pro\'itori:ammte.    pueden   .efU
UOCl"r   .rC'l   grandes   tipos   de   discursos:   metonlmiro   (rdato),   mctaruico
(poLosla   Uria.   discurso              cntimemoitioo   (di,cuoo   Intelectual},
11. cr, inir,   m.   l.
1::. l)c'""mol   recordar   aqul   la   inluicln   de:             nacida   en   el   me-
Inento   ('11   que:            1111   trabajo   ele:   lingstica:   .[1             se:   le'
;p:artci6   come   el   instrumente   de:   la   ficci6n:   seguir   el   mitollo   cM  len-
RlIajc:   (determinarla).   El   lenguaje   nflcj:lndosc.   FinalmCfltc   la   ficcilin   le
parece   !ICr   el   procedimiento   ruisme   del   espritu   humano   -es   ('lIa   quien
pone  en   jutgo  todo   mtedo  y  el   hombre   se  ve   reducido  a   la   \oluntad-
(Ot'ItIlUI   totll/lWn.             p.   831).   Recordaremos   que   para          
Mn  sinnimo,:   .Ia   Ficcin   o  la   roc,.ia.   {lb"   p.       
rido,   a  saber,   su  organizacin.   permite  a  la  vez enunciar  cmo
un   relato  no  es  una  simple  suma   de   proposiciones  y  clasiUcar
la   masa   enorme   de   elementos   que  entran  en   la   composicin
de   un  relato.   Este  concepto  es el   de   nivel   de  descripcin. u
Una  (rase. es sabido,   puede ser  descripta  lingsticamente a  di.
versos   niveles             fonolgico.   gramatical.   contextual);
estos niveles  estn en  una relacin jerrquica, pues  si   bien cada
uno  tiene  sus  propias  unidades y sus  propias  correlaciones que
obligan   a   una   descripci6n   independiente   para   cada   uno   de
ellos,   ningn   nivel   puede   por   si   solo   producir   sentido:   toda
unidad  que   pertenece  a  un  cierto  nivel   slo  adquiere  sentido
si   puede  integrarse  en  un  nivel   superior:   un  fonema,   aunque
perfectamente   descriptible,   en   si   no   significa   nada;   no   parti-
cipa   del   sentido  ms   que  integrado  en  una   palabra;   y la   pa-
labra   misma   debe   integrarse   en   la   frase. 14   La   teora   de   los
niveles  (tal  como  la  enunci  Benveniste)  proporciona  dos   tipos
de  relaciones:   distribucionales   (si   las   relaciones  estn  situadas
en   un  mismo   nivel),   nregrarvas   (si   se  captan  de   un  nivel   a
otro).   Se  sigue   de   esto  que   las   relaciones   distribudonales   no
bastan  para  dar   cuenta   del   sentido.   Para   realizar   un  anlisis
estructural,   hay.   pues,   que  distinguir   primero  varias  instancias
de   descripcin   y   colocar   estas   instancias   en   una   perspectiva
jerrquica   (integradora).
Los  niveles  son  operaciones. 1& Es normal,   pues.   que  al   progre-
sar la  lingstica tienda a multiplicarlos.  El anlisis  del   discurso
todava   no   puede   trabajar   ms  que  en   niveles   rudimentarioc
A  su  manera.   la   retrica   haba  asignado  al   discurso  al   menos
dos planos de descripcin:   la dispositio y la eloeutio.   la   En  nues-
tros das,   en  su  anlisis  de  la  estructura  del   mito,   Lv-Strauss
ya ha  precisado que  las  unidades  constitutivas del   discurso  m-
tico   (miternas)   slo adquieren significacin  porque  estn  agru.
padas en  haces y estos haces mismos se combinan; l' y T. Todo-
lSLa.   descrlpclonet   Ungbticu   nunca   IOn   monovalmtet.   Una         
dn   no  a   cuela  o   falsa.   tino  que   el   mejor   o  peor.   m!s  o  mcnoa  til-.
(J.   K..   Halliday:   .L1nguiltlque       et   Iingubliquc  Ippliquh.   trudn
de  lingulique  af'lllque.   l.   1962, p:  12).
14. Los   nlveles   de   inlcgTacin   han   lido            por   la   EJcuela   de
Prlp   (v.   J.   Vachck:   .4   Pr4gflC   St"ool   Rtader   in   Li"pistia,   Indiana.
Univ.   Press,   1964,   p.   468)   y  rClomado luego   por   muchot   lingOisw.   Es.
en   nuestra   opinn,   Ift:1lvmiuc   quim  ha   realizado   Iqur   el   InJlisis   mis
t'Kluecedor   (01'.   cit.,   cap.   X).
15En          algo   vagos.   un   nvel   puede   lCf   considerado   como   un
sistema   de   slmbolos.   reglas,   ele.   que   debemos   emplear   para   represen-
lU  lal   exprn.ionC1..   (E.   BlCh,  o".   rit.,   p.   5758).
16. La   tercera   parte  de   la   retrica.   la   invtntio,   no  conurn(a   al   lenguaje:
le  ocupaba   de   las  res, no  de  Jos wrbd.
17 .fnthropologie   stnuturlllt.   p.   235.   (Ed.   castellana:   B   AJ ..   Eudeba.
19611,   p.   191).
rov,   retomando  la  distincin  de  los   formalistas   rusos,   propone
trabajar  sobre  dos  grandes   niveles.   ellos   mismos subdivididos:
la  hislo,i4   (argumento)   que   comprende  una  lgica  de lu  ac-
dones   y   una   -sintaxis-   de   los   personajes.   y   el   discurso  que
comprende  los  tiempos.   los  aspectos   y  10$  modos  del   relato.
1
Cualquiera sea el   nmero  de  niveles  que  se propongan y cual-
quiera  la  definicin  que  de  ellos  se d.   no  se puede  dudar  de
que   el   relato  es  una  jerarqua  de  instancias.   Comprender   un
relato  no  es slo seguir   el   desentraarse  de  la  historia. es  tamo
bin  reconocer   eestadios,   proyectar  los  encadenamientos  hori-
zontales   del   .hilo-   narrativo  sobre  un  eje  Implcitamente  ver-
tcal: leer   (escuchar)   un  relato, no es slo pasar de  una palabra
a otra, es tambin  pasar de  un  nivel   a  otro.   Permltaseme  aquf
una suerte  de  aplogo:   en  La  Carla  Robada.   Poe  analiz  cero
teramente  el   fracaso  del   prefecto   de .polica,   incapaz  de   recu-
perar   la  carta:   SUJ   investigaciones   eran   perfectas,   dice.   en   la
es/era de  especitllidad:  el   preecto no  omita  ningn  Jugar,   esa
turaba  por  entero el  nivel   de  la   cpesquisu;   pero para  encono
trar   la   carta,   protegida   por   su  evidencia,   habla   que   puar   a
otro  nivel.   sustituir   la   psicologa  del   polica   por   la   del   encu-
bridor.   Del mismo  modo,   la  pesquisa_ realizada sobre  un  con-
junto horizontal de relaciones narrativas,   por mja completa que
sea,  para  ser  eficaz  debe   tambin  4irigirse                  el
sentido   no   est'   cal   final   del   relatos,   sino   que   lo   atraviesa;
siendo  tan  evidente  como  La  Carta  Robada,   no  escapa  menos
que  ella  a  toda  exploracin  unilateral.
Muchos  tanteos sern an necesaros antes  de  poder sentar con
seguridad  niveles  del   relato.   Los  que .vamos   a  proponer   aqu
constituyen  un  perfil   provisorio  cuya  ventaja   es   an  casi   ex-
clusivamente  didctica:   permiten  situar   y  agrupar   los  proble-
mas sin  estar en  desacuerdo,   creemos, con   algunos   anlisis  que
se han hecho.   11 Proponemos 'distinguir en la  obra narrativa  tres
niveles  de  descripcin:  el   nivel   de  las  funciones (en  el   sentido
que  esta   palabra   tiene   en   Propp  y en  Bremond),   el   nivel   de
las  acciones  (en  el   sentido  que   esta  palabra  tiene   en   Greimas
cuando  habla  de   los   personajes   como  actantes)   y   el   nivel   de
la             (que   es,   grosso  modo,   el   nivel   del   -discurso-   en
Todorov).  Recordemos  que  estos tres  niveles esd.n ligados entre
si segn  una integracin progresiva:   una funcin slo  tiene  sen-
tido   si   se   ubica   en   la   accin   general   de   un   actante;   y  esta
accin   misma   recibe   su  sentido   ltimo   del   hecho   de   que   es
narrada,   conriada  a   un   discurso  que  es  su  propio  cdigo.
18. Aquf   mismo, "/rtl:       alegoru  del   malO  literario-o
19.   He   puesto   espedaI   cuidado,   en   ata   Introduccin,   de   no   inlt'rferlr
las   inve-stlgaclone-s   en   cuno.
11
11.   LAs   FUNCIONES
l.   La determinacin  de las unidades.
Dado  que   todo  sistema   es   la   combinacin   de   unidades   cuyas
clases   son   conocidas,   hay   que   dividir   primero  el   relato  y  de-
terminar   Jos  segmentos   del   discurso   narrativo  que   se   puedan
disuibuir  en  un   pequeo  nmero   de   clases,   en   una   palabra.
hay   que  definir   las  unidades   narrativas   mnimas.
Segn  la   perspectiva   integradora   que   ha   sido   definida   aqu,
el   anlisis  no  puede  contentarse  con   una  definicin  puramente
distribucional   de   las   unidades:   es  necesario  que  el   sentido  sea
desde  el   primer  momento  el   criterio  de  la   unidad:   es  el   carc-
ter   funcional   de   ciertos   segmentos  de   la   historia  que   hace   de
ellos   unidades:   de  all   el   nombre  de   .funciones-   que  inmcdia-
tamente  se  le   ha   dado  a   estas   primeras   unidades.   A  partir   de
los   formalistas   rusos  20   se   constituyen   como   unidad   todo  seg.
mento  de   la   historia  que  se  presente  como  el   trmino  de   una
correlacin.   El   alma   de   toda   Iuncin  es.   si   se  puede  decir.   su
germen.   lo  que  le  permite  fecundar  el   relato  con  un  elemento
que  madurar   ms   tarde  al   mismo  nivel,   o.   en   otra  parte,   n
otro   nivel:   si,   en   Un   coeur   simple,   Flaubert   nos   hace   saber
en  un  cierto  momento,   aparentemente  sin  insistir   mucho,   que
las   hijas   del   subprefecto  de   Pont-L'Evque  rentan  un  loro.   es
porque  este  loro  va   a   tener  luego  una  gran  importancia  en   la
vida   de   Felicit:   el   enunciado  de   este   detalle   (cualquiera   sea
la   forma   lingstica)   constituye,   pues,   una   funcin,   o   unidad
narrativa.
Todo,   en   un   relato,   es  Cuncional?  Todo,   hasta   el   menor   de-
talle. tiene un  senrldo)  Puede  el   relato  ser   ntegramente  divi-
dido  en  unidades  funcionales?  Como  veremos   inmediatamente,
hay sin   duda   muchos   tipos  de   funciones.   pues  hay   muchos   ti
pos   de   correlaciones,   10   que   no   significa   que  un   relato   deje
jamds de  estar compuesto  de  funciones:   todo,   en  diverso  grado,
signiflca  algo  en      Esto  no  es  una  cuestin  de   arte  (por  parte
del   narrador).   es   una  cuestin  de   estructura:   en   el   orden  del
20. Was.e en  pardculu,   B. Tomacbt\'ski,   Thimalilltu   (1925).   C'tI:   ThiOT'e
de   14  LiUtralure,   xUil,   196.5.   Un   poco   deapurs.   Propp   defina   la   fun
cin   romo   .Ia   accin  de   un   personaje,   definida   delde   el   punto  de         
de   su  signlfiacin  para   ('1   l1eQrrollo dd  cuento  m   ....   totalidad.   (Mor-
p/loloO  01  Tollualt,   p.   20).   \'eremoa   aqul   mismo   la   ddlnldn   de   T.
Todorov   (.EI   senrido   [o  lit   funcin)   de   un   elemento   de   la   Obl":!   es   '\1
posibilidad   de   enlrar   en   co:nlacin   con   otros   elementos   de   esta   obra
y  con  la   obra.   tota,"}   y]u  prisiones   aporladas   por   A.  J. Creim:u  que'
llega   a   definir   la   unidad   por   su                          pno   tam-
hi(on   por   MI   ubicacin  dentro  lte la   unidd               de   Ja  que   forma
parte,
16
discurso,   todo   lo   que  est.   anotado  es   por   definicin   notable:
an   cuando   un   detalle   pareciera   irreductiblemente   in!>ignifi.
cante.   rebelde  a   toda   (uncin,   no  dejada   de   tener   al   menos,
en  ltima  instancia,   el   sentido  mismo  del   absurdo  o  de   lo  in-
(ui!:   lodo  tiene   un  sentido   o   nada   lo   tiene.   Se   podrla   decir.
en otras palabras. que el   arte  no conoce  el   ruido   (en  el  sentido
iuloruuuive  del   trmino)::u  es un  sistema  puro,   no  hay,   jam;\s
hubo,   en  l   unidad   perdida,32   por   largo  o  dbil   o  tenue  que
sea  el   hilo  que  la  une  a   uno  de   los   niveles  de   la   historia.
 2J
1.., funcin  es,   e,..ldentemcnte,   desde  el   pUntO  de   vista  Iingls-
rico,   una   unidad   de   contenido:   es   -lo  que   quiere   decir.   Un
enunciado   lo   que  lo  constituye  en  unidad   formal'   y   no   la
forma   en   que   est   dicho.   Este   significado  constitutive   puede
tener  significantes   diferentes,   a   menudo  muy  retorcidos:   si   se
me   enuncia   (en   Go1clfinger)   que  [ames   Bond  vio   un  hombre
,1('   " 11 os cincuenta  a,ios,   etctera,   la   informacin  encierra  a  la
   dos   Iuncioues  de   presin   desigual:   por   una  parte   la   edad
de:l   personaje   se  integra  en  un  cierto  retrato  (cuya   eUlilidat1-
1';11., el   resto de   la  historia  no es  nula  pero si   difusa,   retardada)
  por  otra  parte  el   signiricado  inmediato  del   enunciado  es que
lknul   no  conoce  a   su   futuro   interlocutor:   la   unidad   mplico,
pues,   una  correlacin  muy   fuerte   (comienzo   de   una   amenaza
  obligacin  ele klenulcar),   Para  determinar   las   primeras   un-
tl;ulcs   narrativas,   es   pues   necesario   no   perder   jams   de   vista
el   rnrrter   funcional   de   los  segmentos  que  se  examinan   y  ad-
mhir  de   amemano  que   no  coincidirn  fatalmente   con  las   foro
     cI"e  reconocemos   tradicicnalmente en  las  diferentes   partes
.Id   iliscursc   narrativo   (acciones,   escenas.   pargrafos;             
monlogos   interiores,   etctera),   y  an  menos   con   clases   epsi.
           (conductas,   sentimientos.   intenciones,   motivaciones,
rae lunalivaciones   de   los   personajes).
:1.   f.s  eu        senlido  que  no   n   .Ia  vida,   polque   no   conoce   sino   cemu-
            confusas.   Esta   .confusin-      limite  mt   all   del   cual   no   5C
.. urde   \'cr)   puede   nistir   en   arte.   pero   entonces   a   tilulo   de   elemento
u>c.lifiC:lllo   \Wancau,   por  ('j<'tRplo):   pcro         eue  lipo  de   .confmin.
,'c  dNonoci.lo  p:ara el   (IIigo eSCTlo:   la  ncrtura  es   fat.ahneule  clara.
::!..-\1  1Rl:1l0S   en   lcraeura,   donde   la   libertad   de   nOllcin   (3   rensecucn-
tia  del   earcrer   abstracto   del   lenguaje   articulado)   implica   una              
hili.bd   mucho   ma)'or   que   en   I:ls  artes   .an3Igias.,   tales   eomo   el   cinc.
:.1.   La   funcionalidad   de   la   lInicl.1d   narrativa   es   ms   o   meno_   inmedi:lla
(y.   por   e",Ic.   ,i5ible),   aegn   el   njvel   en   que   j\lcg;:   mando   101,   und:l.tll'1
(",:ill   cu   1111            nive]   (en   d   c:uo  del   suspenso,   por   ejl1npln).   \;   fuu-
donalidad  es muy  5Cn5ible;   mucho  menos   cuando  la   funcin   1:$1:\   &alUrada
a   nln-l   narral\o:   un   rexie   moderno, de         ,iltnilinclll   a   nivel   de   J;
           slo recupera  una  gran  rueu:a  Ilgnificalh'a a   lIi\'l:1  .lc  la  elCl'lllta.
:?I. .La.   unid:adn  ,nIActita.   (m:\s   1I11i   de   la   frase)   son   de   hecho  unida-
c11'l1   ele:   contenido.   r,\. J. Creimas,   COUTS rle  Sbllnntiqlll:   SITucIUTr,I() ,   (ln.o
."'h'Utplhlo.   \'1.   :,).   La   l:XJl10l:ldul\   del   nivel   funcoll31   femlla   parte,
I'"n.   ele'   la   ""'m;illltl:l   gl'n('I:II.
Del   mismo  modo,   puesto  que  Ia   -lengua.   del   relato  no   es   la
lengua   del   lenguaje   articulado   -aunque   muy   a   menudo   es
soportada   por   sta-,   las   unidades   narrativas   sern  sustancial-
mente  Independientes  de  las   unidades  lingtsticas:   podrn  por
cierto  coincidir,   pero  ocasionalmente,   no  sistern:1ticamente;   las
funciones   sern  representadas  ya  por   unidades   superiores   a   la
frase  (grupos de  frases  de  diversas magnitudes  hasta  la  obra  en
su   totalidad),   ya inferiores   (el   sintagma,   la   palabra   e   incluso
en  la  palabra solamente  ciertos elementos literarios) :  15   cuando
se  nos   dice   que  estando  de  guardia  en   su  oficina  del   Servicio
Secreto  y  habiendo  sonado  el   telfono,   Bond  levant   uno  de
los tuatro  auriculares,   el   monerna  cua'ro  constituye  por  s   solo
una  unidad  funcional,   pues remite  a  un  concepto  necesario  al
conjunto   de   la   historia   (el   de   una   alta   tcnica   burocrtica);
de  hecho  efectivamente,   la   unidad  narrativa  no  es aqul   la  uni-
dad  Iingstica  (la   palabra),   sino  slo  su  valor  connotado  (lin-
gsticamente,   la   palabra   cuatro  no  quiere   decir   en  absoluto
cuatro);  esto  explica  que  algunas   unidades  Iuncionales  puedan
ser   inferiores   a   la   frase,   sin   dejar   de   pertenecer   al   discurso:
en   ese  caso  ellas   desbordan,   no   a  la   frase,   respecto  de   la   que
siguen  siendo  materialmente  inferiores,   sino  al   nivel   de   deno-
tacin,   que   pertenece,   como  la   frase.   a   la   lingstica   propia-
mente  dicha.
2.   Clases  de unidades.
Estas   unidades   funcionales   deben   ser   distribuidas   en   un   pe.
queo  nmero de  clases  formales.   SI se  quiere  determinar estas
clases sin  recurrir a  la  sustanoa  del   contenido  (sustancia  psico-
lgica,   por   ejemplo),   hay   que   considerar   nuevamente   a   101
di [eren tes   niveles   de   sentido:   algunas   unidades   tienen   como
correlato  'unidades   del   mismo   nivel;   en  cambio  para   saturar
otras  hay   que   pasar   a  otro  nivel.   De   donde  surgen  desde   un
principio  dos  grandes  clases  de   Iunciones:   las  unas  distrlbucio-
nales,   las   otras  integradoras.   Las   primeras   corresponden  a   las
Iunciones  de  Propp,   retomadas  en  especial   por   Bremond,   pero
que  nosotros consideramos aquf de  un modo infinitamente  ms
detallado  que  estos   autores:   a  ellas   reservaremos  el   nombre  de
[unciones   (aunque   las   otras   unidades   sean   tambin   funciona-
les). Su  modelo es clsico a  partir del   anlisis  de  Tomachevski:
23.No   le   debe   partir   de   la   palabra   como   de   un   etemento   indivls.iblc
del   arte  literario.   lratarlo  como el   ladrillo  con  el   que  le  COMtruye  el   C'dl
(ido.   1.& palabra   el   dM.lble   m   'eltmmtOl   verbalet'   mucho   mit   finos.
(J.              cit:ldo  por   T.   TodofOY,   en:            6  p.   18).
18
la  compra  de  un revlver   tiene  como  correlato el   momento  en
que  se lo             (y si  no  se lo  utiliza,   la  notacin se invierte
en   signo   de   veleidad,   etctera) I   levantar   el   auricular   tiene
como  correlato  el   momento  en  que  se  lo  volver  a  colgar:   la
Intrusin  del   loro  en  la   casa  de   Felicit   tiene   como  correlato
el  episodio del  embalsamamiento,  de  la  adoracin,   etctera.   La
.egunda   gran   clase   de   unidades,   de   naturaleza   integradora,
comprende lodos  los  indicios   (en  el   sentido  ms  general   de   la
palabra);  31   la   unidad  remite  entonces,   no   a   un   acto  comple-
mentario  y  consecuente,   sino  a   un  concepto  ms  o  menos   di-
fuso,   pero   no  obstante   necesario  al   sentido  de  la   historia:   in-
dicios  caracterolgicos  que   conciernen  a   los   personajes,   infor-
maciones   relativas   a  su  identidad,   notaciones  de   .atmsferas-,
etctera:   la   relacin  de   la   unidad   con   su  correlato  ya   no  es
entonces   distribucional   (a   menudo   varios   indicios   remiten   al
mismo  significado  y  su  orden  de   aparicin  en  el   discurso   no
es necesariamente  pertinente),   sino  integradora;   para  compren-
der   .para qu  sirve-   una  notacin  indcional,   hay  que  pasar   a
un nivel   superior  (acciones de  los personajes  o  narracin).   pues
slo  all   se  devela   el   indicio;   la   potencia   administrativa   que
est. detrs  de  Bond.   de  la  que es ndice  el  nmero  de aparatos
telefnicos.   no  tiene   ninguna.   incidencia   sobre   la  secuencia   de'
acciones  en  que  Bond  se ve comprometido al   aceptar  la  comu-
nicacin:   slo  adquiere   su   sentido  al   nivel   de   una   tpologta
general   de  los  actantes  (Bond  est  del   lado del   orden);   los  in-
dicios,   por   la   naturaleza  en   cierto  modo  vertical   de   sus  rela-
ciones,   son   unidades  verdaderamente  semnticas   pues,   contra-
riamente  a   las   .funciones-   propiamente  dichas,   remiten  a   un
significado,   no  a  uno  -operacin.;   la   saocin   de  los   Indicios
es  .ms  alta,   a  veces incluso  virtual,   est   fuera   del   sintagma
explcito   (el  -carcter.   de  un  personaje nunca  puede ser desig-
nado  aunque  sin  cesar   es  objeto  de   indicios).   es  una   sancin
paradigmtica;   por   el   contrario.   la  sancin   de  las  -Funciones_
siempre  est   -ms   all,   es  una  sancin  slnragmatca. n   Fun-
cienes   e   Indicios   abarcan,   pues   otra   distindn   clsica:   las
Funciones   implican   Jos  relata   metonmicos.   los   Indicios,   los
relata  metafricos;   las   primeras  corresponden  a  una  funciona-
lidad  del   hacer   y las  otras  a  una   funcionalidad  del   ser. JI
Estas dos grandes   clases de  unidades:   Funciones  e  Indicios,   de-
26. Todas   c.tas  dC'Ignaciooet,   como las  que  siguen,   pueden   1ft'  pnwisorias.
27. to   no   impide   que   fintdmen.e   la   expoalci..   sintagmitica   de   lu
'unciones   pueda   abarcar   relaciones   paradigmjticu   entre   funcione.   Itpa-
rad....   como le  lo admite  a  partir de   UvISmua  '1 Crrimas.
28.  Na  es  posible  rtdudr Iu  Fundona  a  acdollft   (Vcrbol)   .,   Iot   Indldoe
a   cuaJidado   (adjetivos).   porquc   hay   acciones   que   IOn   indicativo.   al
Itt   .slgnos   de   un   ar"tcr,   de   una   .'RHMfcra.   de.
J9
beran   permitir   }'3   una   cierta   clasificacin   de   los   relatos.   Al-
     relatos   son  marcadarnerue  funcionales   (como   los   cuen-
lOS   populares)   y,   por   el   contrario.   otros   son   marcadamente
-indicialeu   (como   las   novelas   apsicolgicas-);   entre   estos   dos
polos   se   da   toda  una   serie   de   formas   intermedias,   tributarias
de la  historia,   de  la  sociedad,   del   gnero,   Pero esto  no  es   todo:
dentro de cada   una  ele estas  dos  grandes  clases es  posible deter.
minar   inmediatamente   dos   subclases   de   unidades   narrativas,
Par:l   retomar   la   clase   de  las   Funciones,   digamos   (\le   sus   un-
dades   no  tienen   todas   la   misma   -importanci:u;          COn$-
tiruyen  verdaderos  -nudos-   del   relato   (o  de   un  fragmento  del
relato);   otras   no   hacen  mas   que   .lIenara   el   espado  narrativo
llue lepara  las   Iunciones-enudo-:   llamemos  a   las  primeras  [un-
(;OIleS   (ardi,laTcs   (o   mcleos)   y  a   las   segundas,   teniendo   en
cuenta  su   naturaleza  complementadora,   cntli5;s.   Para  que  una
funcin  sea   cardinal,   basta   que   la   accin  a   la   que  se  refiere
abra   (o  mantenga  o   cierre)   una   alternativa   consecuente   para
la   continuacin  de  la   historia,   en   una   palabra.   que   inaugure
o   concluya  una   incertidumbre:   si,   en  un  fragmento  de  relato,
mena  el   telfono,   es  igualmente   posible   que  se  conteste  o   no,
lo que  no dejar de encauzar la  historia  por dos   vas   diferentes.
En  cambio,   entre  dos   funciones   cardinales,   siempre  es   posible"
disponer   notaciones   subsidiarias   que   se  aglomeran   alrededor
de   un   ncleo  o   del   otro  sin  modificar   su   naturaleza   alterna-
riva:   el  espacio que  separa  a  SOll el   telion  de   Bond  alclldi
puec.le  ser   saturado   por   una   multiplicidad   de   incidentes   me-
nudos  o  detalladas  descripciones:   Bond  se  dirigi al  escritorio,
In'tJnt el tubo, dej ti cignrrillo, etctera,   Estas              siguen
siendo  funcionales.   en  la   medida en  que  entran en  correlacin
con  un  ncleo,   pero  su   funcionalidad   es   atenuada,   unilateral,
parsita:   es   porque  se   trata   aqu   de   una   Iuncionalidml   pura.
mente  cronolgica  {se describe  lo  que  !>epara dos   momentos  de
la   historia},   mientras   que   en   el   lazo   que   une   dos   funciones
cardinales  opera  una  funcionalidad  doble.   a   la   vez cronolgica
y lgica:   las  catlisis  no  son  unidades   COIlSCCUtl\'as,   las   funcio-
nes   cardinales  son   :1  la   vez  consecutivas   y  consecuentes.   Todo
hace  pensar,   en  erecto,   que  el   resorte  de   la   actividad  narrativa
es   la   confusin   misma   entre   la   secuencia   v   la   consecuencia,
dado   que   lo   que   viene   desputs   es   ledo     el   relato   como
causad  por;   en   este   sentido.   el   relato   seria   una   aplicacin
sistemtica  del   error  lgico  denunciado  por     Escolsrlca  bajo
la   rrmula   pOSI   hoc, ergo  propter hoc, que  bien   podra  ser   la
di..isa del   Destino,   de  quien  el   relato  no  es  en  suma  rmls CJue
la   -lengua.;   y  esta  .fmilh  de   la   lgica  y  la   temporalidad  es
llevada   a   cabo   por   la   armazn   de   las   funciones   cardinales,
E!>las   funcione)   pueden   ser   a   primera   vista   muy   jO$ignirican.
20
tes;   10 que  1015   constituye   no  es  el   espectculo  (la   importancia,
el   volumen,   la   rareza  o   la   fuerza   de   la  accin   enunciada),   es,
si   se   puede   decir,   el   riesgo:   las   (unciones   cardinales   son   los
momentos de  riesgo del   relato;   entre estos   polos  de  alternativa,
entre  estos  lispatchers   las   catHsis   disponen  lonas  de   segu-
ridad,   descansos,   lujos;   estos   .Iujos.   no  son,   sin  embargo,   in-
tiles:   desde   el   punto  de   vista   de   la   historia,   hay  que   repe-
tirlo,   la   catlisis   puede   tener' una   funcionalidad   dbil   pero
nunca  nula:   aunque  fuera   puramente  redundante   (en  relacln
con  "A  ncleo),   no  por ello  participada  menos en  la  economa
del   mensaje:   pero  no es este  el   caso:   una  notacin, en  aparieu-
cia   expletiva,   siempre   tiene   una   funcin   discursiva:   acelera.
retarda,   da   nuevo  impulso al   discurso,   resume,   anticipa,   a  veces
incluso despista:  2t puesto que Jo anotado aparece siempre:  como
notable,   la  catlisis  despierta  sin  cesar la  tensin  semntica  de!
discurso,   dice  sin  cesar:   ha  habido,   va   a  haber  sentido:   la   (un
cicin  constante   de   la   catlisis   es,   pues,   en   toda   clrcunsrancla.
UIl3   funcin   Itica   (para   retomar   la   expresin   de   Jakobson):
mantiene el  contacto entre  el   narrador)'  el   lector.   Digamos que
no  es   posible  suprimir   un  ncleo  sin   alterar   la   historia,   peto
que   tampoco   es   posible   suprimir   una   catlisis   sin   alterar   el
discurso,   En  cuanto  a  la  segunda  gran  clase  de   unidades  narra-
ti\'as   (los   Indicios),   clase  integradora,   las   unidades   que  alll   se
encuentran   tienen  en  comn  el   no  poder   ser   saturadas   (com-
pletadas)   sino   a   nivel   de   los   personajes   o   de   la   narrackin:
fonnan,   pues,   parte   de   una   relacin   /Ml'tlmtrica,;'o   cu)"o   SC'.
Kundo trmino,   implcito, es  continuo,   exrensivo  a  un  episodio,
un  personaje  o   a   toda   una  obra;   sin   embargo,   es   posible  di\-
tinguir indicios  propiamente dichos, que  remiten a  un  carcrer,
a   un  sentimiento,   a  una   atmsfera   (por  ejemplo  de   sospecha),
a   una   filosofa.   e   informaciones,   que   sirven   para   idenrifirar.
para  situar  en  el   tiempo  y  en  el   espacio.   Decir  que  Bond  est;'
de   guardia   en   una   oficina   cu)'3   ventana   abierta   deja   ver   la
luna  entre  eipesas   nubes  que  se  deslizan,   es   dar  el   indicio  tic
una  noche de   verano  tormentosa  y esta  deduccin  misma  eons-
tituye  un  indicio  atmosfrico  que  remite  al   clima   pesado,   an-
gustioso   de   una   accin   que   an   no   se   conoce.   Los  Indicios
tienen,   pues,   siempre   significados   implicitos;   los   informante".
por el   contrario, no  los  tienen, al   menos  ni   nivel de   In histor:
son   datos   puros.   inmediatamente   significantes.   Los   indicios
implican  una  actividad  de   desciframiento:   se  trata   p.lta el   lec-
29.   \'aln')'   hablaba  de  .slgnos  dllacorios  La  novela   policial   hace  un  gt"an
1.110   de   ntat   unidades   .dc:spiSladoraso.
SO.   N.   Ru"'cl   llama   elemento   paramlitl"ico  a   un   elc:mC:llto   que   IIC  man-
tc:nlla   a   Jo  brRo  de   la   duradn  de   un:l   pitia   musical   tpor   ejcmplo.   el
lempo  de  un  alltgro  de   Dacb, el   amliclcr mondico  de  un  1010).
21
tor   de   aprender   a   conocer   un  carcter,   una  aunsfera;   los   In-
formantes  proporcionan  un  conocimiento ya  elaborado:   su  un-
cionalidad,   como  la   de   las   catlisis,   es   pues   dbil,   pero   no   es
tampoco   nula:   cualquiera   sea   su   .inanidad.   con   relacin   al
resto  de   la   historia,   al   informante   (por   ejemplo,   la   edad  pre
cisa   de   un   personaje)   sirve   para   autentificar   la   realidad   del
referente,   pata  enraizar   la   ficcin   en   lo   real:   es   un  operador
realista  y, a  ttulo de   tal,   posee  una  funcionalidad  indiscutible,
no  a  nivel   de   la   historia.   sino  a   nivel   del   discurso.  31
Nudos   y  catlisis.   indicios  e   informantes   (una  vez   ms,   poco
importan  los  nombres).   tales son,   pareciera,   las  primeras  clases
en  que  se  pueden  distribuir   las   unidades   del   nivel   funcional.
Es  necesario completar esta clasificacin  con  dos   observaciones.
En  primer lugar, una  unidad  puede pertenecer al mismo tiempo
a   dos   clases   diferentes:   beber   whisky   (en   el   hall   de  un  aero-
puerto)   es  una  accin  que  puede  servir  de   catlisis  a   la   nota-
cin   (cardinal)   de  esperar,   pero  es tambin y al   mismo  tiempo
el   indicio  de   una  cierta  atmsfera  (modernidad,   distensin,   re-
cuerdo.   etctera):   dicho  de   otro  modo,   algunas   unidades   pue
den   ser   mixtas.   De  esta  suerte  puede su posible  todo  un  juego
en   la   economa   del   relato;   en   la   novela   Goldfinger,   Bond,
teniendo  que  investigar   en  el   cuarto  de   su   adversario.   recibe
una  credencial   de   su   comanditario:   la   notacin  es   una   pura
funcin  (cardinal):   en  el   film,   este  detalle est  cambiado:   Bond
quita   bromeando  el   juego   de   llaves   a   una   mucama   que   no
protesta;   la   notacin   ya  no   es  5610  funcional,   es   tambin   .in-
dicials,   remite  al   carcter  de   Bond  (lIU  desenvoltura  y su  xito
con   las   mujeres).   En   segundo   lugar.   hay  que   destacar   (cosa
que   retomaremos   ms   adelante)   que  las   cuatro  clases   de   que
acabamos   de   hablar   pueden  ser   sometidas  a  otra  distribucin,
por lo  dems  ms  adecuada  al   modelo  lingstico.   Las   catlisis,
los  indicios  y los   informantes  tienen  en  efecto  un  carcter  co-
mn:   son                si   se  las   compara  con   ncleos:   los   n-
cleos   (como   veremos   inmediatamente)   constituyen   conjuntos
finitos de  trminos poco numerosos, estn regidos por una lgica
son  a   la   vez  necesarios   y  suficientes;   una  'fez  dada  esta  arma-
zn,   las   otras  unidades  vienen  a   rellenarla  segun  un  modo de
proliferacin  en   principio   infinito;   cmo  sabemos,   es   lo  que
sucede con la  frase,   constituida  por proposiciones  simples.   como
plicadas   al   infinito  mediante   duplicaciones,   rellenos,   encubr-
SI.   Aqu(   mismo,   G.   Cenc:llC distingue   dOl   tipol   de   daaipcioncs:   orna-
mcntal   y   significaliva.   La   dncripcin   lignificall".   debe   In'   rc:fnida   al
ni"el   de   )a   historia   y   la  dC5tripcin  ornamental   a)   nivd  del   discurpo.   )0
que: explica   que: durante  mucho  tiempo   haya   constituido  tl   .fragmento.
nlrico                 codificado:   la   deu1'ip'io   o   elcfTlIsu.   c:jercido   muy
cslimado   por   la   neerretrlca,
22
miemos, etctera:   al igual que la  frase, el   relato es infinitamente
catalizable,   Mallarm  confera  una  importancia   tal   a   este   tipo
de   escritura  que   con  ella   elabor  su   poema  [amais   un   C'oup
de  dis,   que  bien  se   puede  considerar.   con  sus   cnudos   y  sus
evientress,   IUS   epalabras-nudoss  y sus   epalabras-encajess   como
el   blasn  de   todo  relato,   de  todo  lenguaje.
S.   La  sintaxis  fundonal.
Cmo, segn qu  egramoitica., se encadenan unas  a  otras  estas
diferentes  unidades  a   lo  largo  del   sintagma  narrativo?  Cules
son  las   reglas   de   la   combinatoria   funcional?   Los informantes
y  105   indicios   pueden  combinarse   libremente   entre   s:   as!   su-
cede.   por ejemplo, con  el   retrato,   que  yuxtapone  sin  cohercin
datos  de  estado civil   y  rasgos  caracterolgcos,   Una relacn  de
implicacin   simple   une   las   catlisis   y   los   ncleos:   una   cat-
lisis   implica   necesariamente  la   existencia   de   una   funcin  caro
dinal   a   la  cual   conectarse,   pero  no  recprocamente.   En   cuanto
a   las   funciones   cardinales,   estn   unidas   por   una   relacin  de
solidaridad:   una  (uncin  de   este  tipo  obliga  a  otra  del   mismo
tipo   y   recprocamente.   Debemos   detenernos   un   momento   en
esta   ltima  relacin:   primero,   porque   ella   define   la   armaz6n
misma   del   relato   (las   expansiones   son   suprimibles,   pero   los
ncleos  no).   luego  porque  preocupa  en   especial   a   Jos que  tra-
tan  de   estructurar  el   relato.
Ya   hemos   sealado  que   por   su   estructura   misma   el   relato
institua   una   confusin  entre   Ja   secuencia   y  la   consecuencia,
entre  el   tiempo y la  lgica.   Esta  ambigedad  constituye  el   pro-
blema  central   de   la  sintaxis  narrativa.   Hay  detrs  del   tiempo
del   relato  una   lgica   intemporal?   Este   punto  divida  an  re-
cientemente   a   los   investigadores.   Propp,   cuyos   anlisis,   como
se  sabe,   han  abierto  el   camino  a  los   estudios  actuales  defiende
absolutamente   la   irreductibilidad   del   orden   cronol6gico:   el
tiempo  es, asus ojos,   Jo real   y.   por esta razn,   parece  necesario
arraigar el cuento en el  tiempo. Sin  embargo, Aristteles mismo,
al   oponer   la   tragedia   (definida  por   la  unidad  de   la   accin)   a
la  historia   (definida  por la  pluralidad  de   acciones   y la   unidad
de   tiempo),   atribua   ya la   primada  a   )0   lgico  sobre  lo  ero-
nolgico.3:I   Es  )0  que   hacen   todos   los   investigadores   actuales
(Uvi-Strauss.   Gremas,   Bremond,   Todorov),   todos   Tos   cuales
podrfan  suscribir  sin   duda   (aunque  divergiendo  en   otros  puno
tos)   la   proposicin  de   Lvi-Strauss:   cel   orden  de   sucesin  ero-
23
nolgica  se reabsorbe en  una estructura  matricial atempera)..'3
El   anlisis  actual   tiende,   en  erecto,   a  .descronologizar.   el   con-
tinuo  narrativc ya   .relogicizarlo-.   a  someterlo  a  10 que      
llarm   llamaba.   a   propsito  de   la   lengua   francesa,   los   ,-ayos
primitivos   de  la  lgica."  O  ms   exactamente -es  este   al   me-
nos  nuestro  deseo-s   Ja  tarea  consiste  en  llegar   a  dar  una  des-
cripcin   estructural   de   la   ilusin   cronolgica:   corresponde   a
la  Ic'Igica   narrativa  dar  cuenta  del   tiempo  narrativo.   Se  podra
decir.   de   otra   manera,   que   la   temporalidad   no   es   sino   una
clase  estructural   del   relato   (del   discurso).   as'   como  en   la  len-
gua,   el   tiempo slo  existe  en  forma   de  sistema;   desde  el   punto
de   vista   del   relato,   lo   que   nosotros   llamamos   el   tiempo   no
existe  o,   al   menos,   slo  existe   funcionalmente.   como  elemento
de   un  sistema   semi6tico:   el   tiempo   no   pertenece   al   discurso
propiamente dicho,   sino  al   referente:   el   relato y la  lengua  slo
conocen  un   tiempo  semiolgico:   el   .verdadero-   tiempo  es una
ilusin  referencial,   .realista  como   lo   muestra   el   comentario
de  Propp  y es a   titulo  de  tal   que  debe  tratarlo  la   descripcin
estructural. ,.
Cul   es, pues.   esa  lgica  que  se impone  a  las   principales  Iun-
dones  del   relato?  Es lo  que  activamente  se  trata  de  establecer
y lo  que   hasta  aqul   ha   sido   ms   ampliamente  debatido.   Nos
remitiremos.   pues.   a   las  contribuciones  de   A. J. Greimas,   el.
Bremond y T.   Todorov,   publicadas  aqu   mismo.   y que  tratan
todas acerca  de la  lgica  de las Iunciones,   Tres direcciones  prin-
cipales   de   investlgacin,   expuestas   ms   adelante   por   T.   To-
dorov,   se  ponen  de  manifiesto.   La  primera  va   (Bremond)   es
ms propiamente  lgica:   se  trata  de  reconstituir  la   sintaxis  de
Jos comportamientos  humanos  utilizados   por  el   relato.   de   "01
ver   a   trazar   el   trayecto  de   las   -elecccnes-   a   las   que   tal      
sonaje, en  cada  punto de  Ja historia est  fatalmente  sometido"
y de   sacar   as'   a  luz   lo  que  se  podrla   llamar   una  lgica   ener-
gtica.
  37
ya  que  ella  capta   los   personajes   en   el   momento  en
33. Citado   por   CI.   Bremond EI   mensaje   narrativo   en:   lA  Il'lIIiolo;(o.
Buenos   Aira,   Edltorlal   Tiempo   Contempodneo,   1970.   Colecci6n   CO"IU
n(cllciones.
34. QUGn'   au   LiVT,   (Oeuvrel   compUtel,   PI.,'ade.   p.   S86).
55. A  IU   manera,   como          peTlpicu   pero   dcsaprovec:hada.   \'alrry
enunci   muy   bien   el   status   del   titmpo   naTTati\-o:   .EI   creer   al   tiempo
agente  e  hilo  conductor   le  bua  en  ti   ml'Clllnumo   d,   14 mtmot;/J   '1   In   el
del   d;scutlo   comb;nlldo.   (Td   QIltI.   11.  548):   la   bauardma   es   nuestra
en  eeete,   Ja   ilusin  es  produclda  por   el   dscurse  mhmo.
38. Esta   concrpdn   recuerda   una   opinin   de   ArhttC'1es:   la   p'D4irel(l.
elecd6n   radoDal   de   III   acciones   a   acometer,   funda   Ja   l"II."l,   ciencia
pr:ktica  que  110   produce  nlnuna  obra  dls.tlnta   del   aRente.   contrarlamrnte
a   la   $'G/"il.   En   estos          ..   le   dlri   que   el   analista   trata   de   recens-
tltulr   Ja   praxls   Interler   al   relato.
37. Esta   16glca.   bl$ada   en   la   ahemuh'a   (hacer   est  o   119utllo)   tiene   el
24
que   eligen   actuar.   El   segundo   modelo   es                (Lv-
Strauss,   Greimas):   la   preocupacin   esencial   de   esta   investiga-
cin  es  descubrir   en  las   funciones   oposiciones   paradigmticas,
las  cuales,   conforme  al   principio  jakobscniano  de  lo  potico
c.se  exrendens   :1 lo   largo  de  13 trama  del   relato   (veremos,   sin
embargo.   aqu   mismo  los   nuevos   desarrollos  con  los   que  Grci-
mas   corrige  o   completa   el   paradigmatismo  de  las   funciones).
L'\   tercera   va,   esbozada   por   Todorov,   es   algo  diferente   pucs
instala   el   anlisis   a   nivel   de   las   cacciones.   (es   decir,   de   10')
personajes),   tratando   de   establecer   las   reglas   por   las   que   el
relato  combina,   varia  y  transforma   un   cierto   nmero  de   pre
dirados   bsicos.
1':0  se   trata  de  elegir   entre  estas   hipotesis  de  trabajo.   que  no
son  rivales   sino  concurrentes  }' tlue  por   lo  dems  estn  hoy   en
plena   elaboracin.   El   nico  complemento  que   110\   permitire-
mos  agregar  aqu   concierne  a  las   dimensiones   del   anlisls.   In-
cluso  si   excluimos   los   indicios.   los   informantes   )'   las            
quedan   todava   en   un   relato   [sobre   todo   si, se   trata   de   una
novela   y ya no  de   un  cuento)   un       nmero  de   (unciones
cardinales:   muchas   no   pueden  $er   manejadas   por   los           
cJue acabamos  de   citar  y  que  han  trabajado  hasta  hoy   con  las
grandes   articulaciones   del   relato.   Sin   embargo,   es   necesario
prever   una   descripcin   lo   suficienrememe   ceida   como   pOI ....
dar   cuenta   de   todas   las   unidades   del   relato,   de   sus   menores
segmentos:   1;'\5   funciones   cardinales,   recordmoslo,   no   pueden
ser determinarlas   por  su   cimportancia.,   sino  slo   por   la   natu-
raleza   (doblemente' implirmiva)   de   sus   relacioncs:   un   .Ilama
do   telefnco,   por  fl'ltil   que  pal'eLca.   por   una  parle  compul'l:l
l:J  mismo   algunas   funciones   cardinales   (sonar,   descolgar,   ha.
blar,   volver   :l. colgar)   y por otra  parte.   tomado en  bloque,   hay
que poder conectarlo, al   menos mediatizadamerue, con  las  gran-
des   articulaciones  de   la   ancdota.   La  cobertura   funcional   del
relato   impone   una   organizacin   de   paus...1s,   cu)'a   unidad   de
base   no   puede  ser   ms   que   un   pequeo  grupo   de   funcione..
<lue llamaremos aqut   (siguiendo a el. Brernond)   una secuencia.
Una  secuencia  es   una   sucesin  lgica  de   ncleos   unidos  entre
i   por   una   relacin   de   solidaridad  31:   la   secuencia   se   inicia
cuando uno de  sus   trminos  no  tiene antecedente  solidario y  loe
cierra   cuando   otro  de   sus   trminos   ya   no   tiene   consecuente.
Para  tomar   un  ejemplo  intencionalmente  (til,   pedir  una  COIl'
sumicin,   recibirla.   consumirla,   pagarla:   estas   diferentes   Iun-
cienes   constituyen  una   secuencia   evidentemente'  cerrada,   pues
,
mbilO  de  dar         del       de  dramlltilaci6n   que   se  da   orllin:nia
mente  en  el   relate,
58. En  el   sentido  hjclmslevlanc  de  doble  implicaci6n:   dos           se  [111:'
suponen  uno   111   OCIO.
no  es  posible  hacer   preceder  el   pedido  o  hacer  seguir   el   pago
sin  salir   del   conjunto   homogneo   .Consumicina.   La  secuen-
cia  es, en  efecto,   siempre   nombrable.   Al   determinar   las  gran-
des  funciones  del   cuento,   Propp  y  luego  Bremond,   ya se  han
visto llevados a  nombrarlas   (Fraude,   Traicin,   Lucha,   Contra-
to.   Seduccin.   ete.);   la   operacin   nominativa   es   igualmente
inevitable   para   las   secuencias   ftiles,   que   podramos   llamar
.microsecuencias.,   las   que   forman   a   menudo   el   grano  ms
lino  del   tejido  narrativo.   Estas  nominaciones   son nicamente
del   resorte  del   analista?  Dicho  de  otro  modo,   son puramente
metalingislica?   Lo  son   sin   duda,   puesto   que   se  refieren   al
cdigo  del   relato,   pero  es  posible  imaginar  que   forman   parte
de   un   metalenguaje   interior  al   lector   (al   oyente)   mismo,   el
cual   capta   toda  sucesin  lgica de  acciones como  un   todo  no-
minal:   leer   es  nombrar;   escuchar   no  es  slo  percibir   un   len-
guaje,   sino  tambin  construirlo.   Los  ttulos   de  secuencias son
bastante   anlogos   a  esas  ptJlabrtJ.f-cobertura   (cover-U1ords)   de
las mquinas de  traducir que  cubren  de  una  manera  aceptable
una   gran   variedad   de   sentidos   y   de   matices.   La   lengua   del
relato,   que   est  en   nosotros,   comporta   de   manera   inmediata
estas rbricas   esenciales:  la  lgica  cerrada   que   estructura   una
secuencia est  indisolublemente  ligada   a su  nombre:   toda  fun-
cin  que   inaugura  una  seduccin  impone   desde   IU  aparicin,
en  el   nombre   que   hace  surgir.   el   proceso  entero  de  la  seduc-
cin.   tal   como  lo  hemos   aprendido  de   todos   los   relatos   que
han formado  en nosotros la lengua del   relato.
Cualquiera   sea  su  poca   importancia,   al   estar   compuesta   por
un  pequeo nmero de  ncleos   (es decir. de  hecho, de  .dispat-
cherss},   la   secuencia   comporta   siempre   momentos   de   riesgo
y  esto  es  lo  que   justifica   su  anlisis:   podra   parecer   irrisorio
constituir en secuencia la sucesin lgica de  los pequeos  actos
que  componen  el   ofrecimiento  de  un   cigarrillo           acep'
tar,   prender,   fumar);   pero  es  que   precisamente  en  cada   uno
de estos puntos es  posible una  alternativa y. por   lo  tanto,   una
libertad  de  sentido:   du  Pont,   el  comanditario  de  James   Bond,
le  ofrece  fuego con  su  encendedor,   pero  Bond  rehusa;   el   sen-
tido   de   esta   bifurcacin   es   que   Bond   teme   instintivamente
que  el adminiculo encierre  una  trampa.- La  secuencia es. pues.
si quiere.   una  unidtJd lgica  amenazad:   es lo  que   la  justiCica
n mlnimo.  Pero  tambin est  fundada  a mximo:  encerrada en
39.   Ea n\U)' posible  ducubrir.   aun  a  este   nlvd  Infinitesimal.   una  oposicin
de   moddo   paradigm,ttico.   Ii   no   entre   dos   tbminos.   .1        entre   dos
polol   de   la   IImlcnda:   la   ICCUcncia   O/r,ciminlIO  del   cigarTilIo   pracntll.
              cl   paradigma   P,Uf"JIStguridad            por   OIqrlOY
en   IU   aniliail   del   cido  de   ShcrJodl. Holmes),   SMpMIProw:ci6,.,   Agred.
lIid4dlAmiJtosid4d.
26
sus   funciones,   subsumida   en   un   nombre,   la   secuencia   misma
constituye  una  unidad  nueva,   pronta  a  funcionar  como  el   sirn-
pie  trmino de  otra  secuencia  ms   amplia.   He  aqu   Una micro-
secuencia:   lende'(   la  mano,   apretarla,   solt4r14; este   Saludo  se
vuelve  una  simple  (uncin:   por  una  parte,   asume  el   papel   de
un  indicio   (blandura  de   du  Pont   y  repugnancia  de   Bond)   y,
por   otra  parte,   constituye  globalmente  el   tnnino  de   una  se-
cuencia   ms   amplia.   designada   Encuentro,   cuyos   otros   trrni-
nos   (acercarse,   detenerse,   interpelacin.   saludo,   instalacin)
pueden   ser   ellos   mismos   microsecuencias,   Toda   una   red   de
subrogaciones   estructura   as   al   relato  desde  las   ms   pequeas
matrices  a   las   mayores   funciones.   Se   trata,   por   cierto.   de   una
jerarqua   que   sigue   perteneciendo   al   nivel   funcional:   slo
cuando  el   relato  ha  podido  ser   ampliado.   por  sucesivas  media-
dones.   desde   el   cigarrillo   de   du   Pont   hasta   el   combate   de
Bond  contra   Coldfinger.   el   anlisis   funcional   est:i   concluido:
la   pirmide  de  las   funciones   toca   entonces   el   nivel   siguiente
(el   de  las  Acciones),   hay,   pues,   a   la   vez,   una  sintaxis  interior
a   la   secuencia  y  una   sintaxis   (subrogante)   de   las   secuencias
entre   si.   El   primer   episodio   de   Goldfinger   adquiere   de   este
modo  un sentido  .estemtico_:
              
I
I   I   I
Encut"ntro  Solicitud  Conlr.Uo
1
I   I   I   I
Aborda. Interpe- Saludo   IlUlalacil1
miento   ladn   I
I   I   1
      Apretada   Soltarla
la   mano
I   I   I
Vigilancia Captura Castigo
Esta   representacin  es   evidentemente   analtica.   El   lector   pero
cibe una sucesin lineal de  trminos.   Pero lo que  hay  que  hacer
notar es que los trminos de  varias secuencias pueden muy bien
imbricarse  unos en  otros:   una  secuencia  no  ha   concluido cuan-
do   ya.   intercalndose.   puede  surgir   el   trmino  inicial   de   una
nueva  secuencia: las  secuencias  se  desplazan  en  contrapuntos;40
Iuncionalmente,   la  estructura del   relato  tiene  forma  de  .ruga_:
por esto el relato cse sostiene- a la  vez que eseprolonga.  La  im-
bricacin de  las secuencias  no  puede. en efecto. cesar,   dentro  de
una misma obra, por un fenmeno  de  ruptura  radical.   a  menos
que  los  pocos  bloques   (o  eesremass)   estancos que. en  este   caso
la   componen,   sean   de  algn  modo  recuperados   al   nivel   supe-
40. Elle   conlrapunlO  fue           por   loa  Formali$ta$  rusos,   cuya   tlpe-
logfa  esbozaron;           se consignaron   las   principales  estrUCluras   orttoT-
cida   de  la  frase   (d.   infr4,   V.   1).
rior  de   las  Acciones   (de   los  personajes}:   Gold/ingtr  est   como
puesto  por   tres   episodios  funcionalmente  independientes,   pues
sus   estemas   funcionales   dejan   por   dos   veces   de   comunicarse:
no   hay  ninguna  relacin  de   secuencia  entre   el   episodio  de   la
piscina   y  el   de   Fort-Knox:   pero  subsiste   una   relacin   actan-
cial,   pues  los   personajes   (Y.   por  consiguiente,   la  estructura  de
sus   relaciones)   son   los   mismos.   Reconocemos   aqu   a   la   epo-
peya   (econjumo  de   fbulas  mltipless}:   la   epope}'a   es   un  re-
lato  quebrado 'en  el   plano  funcional   pero  unitario  en   el   plano
actancial   (esto  puede  verificarse en   la  Odisea  o  en  el   teatro  tic
Brecht) . Hay,   pues,   que coronar el   nivel   de  las  funciones   (que
proporciona  la   ma)'or  parte  del   sistema  narrativo)   con  un   ni-
vel superior,   del   que, a  travs  de  mediaciones,   las   unidades  del
primer   nivel   extraigan   su   sentido.   y  que   es   el   nivel   de   las
Acciones.
111.   LAS  ACCIONES
l.   Hacia una posicin estructural de los personnjes.
En  la  Potica.   aristotlica,   la   nocin  de   personaje  es secundaria
y est  enteramente sometida  a la  nocin  de  accin:   puede haber
fbulas  sin   ecaracteress,   dice   Aristteles,   pero  no   podra  haber
caracteres   sin  fbula.   Este   enfoque   ha   sido   retomado   por   I ~
tericos  clsicos   (Vossius).   Ms   tarde,   el   personaje,   que  hasla
ese   momento   no   era   ms   que   un   nombre.   el   agente   de   una
accin,41  tom una  consistencia  psicolgica y pas  a ser  un  indio
viduo,   una   epersonas,   en   una   palabra,   un   .seh   plenamente
constituido.   aun  cuando   no   hiciera   nada  y,   desde   }'a,   incluso
antes de   actuar;"  el   personaje  ha  dejado  de   estar  subordinado
a   la   accin,   ha   encarnado   de   golpe   una   esencia   psicolgica;
estas  esencias podan  ser  sometidas  a  un  inventario cup  forma
ms   pura   ha   sido   la   lista   de   Jos   tipos.   del   teatro   burgus
(la  coqueta.   el   padre  noble,   ere),   Desde   su  aparicin,   el   an-
lisis   estructural   se   resisti   fuertemente   a   tratar   al   personaje
como   a   una   esencia,   aunque   ms   no   fuera   para   clasificarla:
como  lo   recuerda   aqu   T.   Todorov,   Tomachevski   lleg6   hasta
negar   al   personaje   toda   importancia  narrativa,   punto  de   vista
<Iue   luego  atenu.   Sin  negar   a  retirar   los   personajes   del, an:\
.
41. l'o  oh'idemOt   que   11  lragtdil   c1aica   1610   conoce   .aelor.   no   'per.
5OIUIjC' 
4:!, El   .pcr50lUIje.penon.u  reinl   en   la   no\'ela   burguesa;   en   LA gll,tr.   )'
14  (14:.   ~ i c o I    ROMOV  ct a primera  \'1.11  un  buen   muchacho, leal.   \'alero'lO.
ardiente;   el   prncipe  Andm,   un   arl.tcrata,   deKncanlado,   ele.;   lo  que   \('1
lucede   luego  lIuSIIa fU'   penonalldades,   pero  no   JOI   conltituye.
28
lisis,   Propp  los  redujo  a   una   tipologia  simple   fundada,   no  en
la   psicologa,   sino en  la   unidad  de   las   acciones   que  el   relato
res impartta   (Dador  de  objeto  mgico,   Ayuda,   Malo,   etc.).
A  partir  de  Propp,   el   personaje  no  deja  de   plantear   al   anlisis
estructura!   del   relato  el   mismo  problema:   por   una   parte,   101
personajes   (cualquiera  sea   el   nombre   con   que  se  los   designe:
,/l'nmatis persona o  actantes)   constuyen  un   plano de  descrip-
cin   necesario,   fuera   del   cual   las   pequeas   eaccioness   narra-
das  dejan  de  ser   inteligibles,   de  modo  que  se  puede  decir  con
razn   lJue   no   existe   en  el   mundo   un  solo   relato   sin   eperso-
najen u   o,   al   menos,   sin  -agentes.:   pero,   por  otra  parte,   estos
cagemcs- que son  muy  numerosos,   no  pueden  ser   ni   descriptos
ni   clasilirados en   trminos  de   _personas.,   ya  se  considere  a  la
epersonas   como  una  Corma puramente  histrica,   restringida   a
cienos  gneros   (por  cierto,   los  que  ms  conocemos)   y  que,   en
consecuencia,   haya   que  exceptuar  el   caso,   amplsimo  de   todos
les   relatos   (cuentos   populares,'   textos   contemporneos)   que
           agemes,   pero  no   personas;   ya   sea  que   se   sostenga
que  la  epersona.. nunca  es  ms  que  una  racionalizacin  critica
impuesta   por   nuestra   poca   a   simples   agentes   narrativos.   El
:1n;iJisis estructural,   muy  cuidadoso  de   no  definir   al   personaje
en   trminos  de   esencia   psicolgica.   se ha   esforzado  hasta  hoy,
a   rravs  de  diversas  hiptesis,   cuyo  eco  encontraremos  en   algu-
nas   de   las  contribuciones  que  siguen,   en   definir   al   personaje
no  como  un  eser,   sino  como  un   -parricipante...   Para  el.   Bre-
mond,   cada   personaje   puede   ser   el   agente   de   secuencias   tle
acciones  que  le  son  propias   (Fraude, Seduccin);   cuando  una
misma   secuencia   implica   dos   personajes   (que   el>   el   cnso   nor-
mal),   la   secuencia  comporta  dos   perspectivas   o,   si   se   prefiere.
    nombres   <lo lJue  es   Fraude  para   uno,   es   Engn,io   p:na   el
otro) i   en  suma.  cada   personaje,   incluso  secundario,   es  el   hroe
tic   )\1   propia   secuencia.   T.   Todorov,   analizando   una   novela
-l>sicolgica..   (Les   Iioisons   clnngeJ'euses)   (Las  Relaciones   pe
ligrosas)   parte,   no  de   los   personajes-personas,   sino  de   las   tres
grandes   relaciones   en   las   que   ellos   pueden   comprometerse    
(lile  llama   predicados   de   base   (amor,   comunicacin,   :l}'lula) i
l'st:U  relaciones   son   sometidas   por   el   anlisis   a   dos   clases   de
reglas:   de   derivacin  cuando  se   trata  de   dar   cuenta   de   otras
relaciones   y  de   accin  cuando  se  trata   de   describir   la   transo
.:t   llIi   una   parle  de  la   Iiter:lIura  conu:mpnl:insa   hlll   al3callo   al   -personaje.
110  ha   aldo   para   dnuulrlo   (CO,.   imposible)   .Ino   para   dnpenonalilarlo.
In  que  es   muy   diferente.   1,;na  nO\'l:la   aparentemente  .in  pcuonajes.   cOlno
Dram  de   Phillppe  Sollers, delha  enteramente  a  la   pel10na   en   pro\'echo
cid   lenguaje,   pero   no   por   ello   deja   de   consen'ar   un   jut'l(o  tundamenlal
de   actantn,   frente   a   la   acci6n   misma   de   la   palabra.   Ella  llleratura   posee
sh:mpl'c  un   -sujeto pere este   .sIIjcto.   es a   partir   de   al}III   el   del   lenRllaje.
29
formacin   de   estas   relaciones   a   10 largo   de   la   historia:   hay
muchos   personajes   en  Les   lieisons   dangerewes,   pero   10  que
se   dice   de   ellos.   (SU5   predicados)   se   deja   clasificar.   Final-
mente,   A.  J.  Creimas   propuso   describir   y   clasificar   los   per-
sonajes   del   relato,   no   segn   lo   que   son,   sino   segn   lo   que
hacen   (de   all   su   nombre   de   Mtantes),   en  la   medida  en  que
participen  de   tres   grandes   ejes   sem:lnticos,   que  por   lo   dems
encontramos en  la  frase   (sujeto, objeto, complemento de  atribu-
cin,   complemento circunstancial)   y  que  son  la  comunicacin.
el   deseo   (o  la   bsqueda)   y  la   prueba."   como  esta   participa.
cin   se  ordena   por   parejas.   tambin   el   mundo   infinito   de
los   personajes   est.   sometido   a   una   estructura   paradgmt-
ca   (Sujeto/Objeto, Donante/Destinatario,   Ayudante/Opositor)
proyectada  a  lo  largo  del   relato:   y como  el   actante  deine  una
clase.   puede   ser   cubierto   por   actores   diferentes,   movilizados
segn  reglas   de   multiplicacin.   de   sustitucin  o  de   carencia.
Estas   tres   concepciones   tienen   muchos   puntos   en   comn.   [1
principal,   es   necesario   repetirlo,   es   definir   el   personaje   por
su   participacin   en   una.   esfera   de   acciones,   siendo  esas   esfe-
ras   poco  numerosas.   tipicas,   clasificables:   por   esto   hemos   lIa
mado   1qU(   al   segundo   nivel   de   descripcin.   aunque   sea   el
de  los   personajes,   nivel   de  las  Acciones:   esta   palabra   no   debe,
pues,   ser   interpretada  ac   en  el   sentido  de   los   pequeos   actos
que   forman  el   tejido  del   primer   nivel,   sino  en  el   sentido  de
las   grandes   articulaciones   de   la   praxis   (desear,   comunicar,
luchar) 
2.   El   problema  del  sujeto.
Los   problemas   planteados   por   una  clasificacin   de   los   perso-
najes   del   relato   no   estn   aun   bien   resueltos.   Por   cierto   hay
coincidencias   acerca   de   que   los   innumerables   personajes   del
relato  pueden  ser  sometidos  a  reglas  de   sustitucin  y que,   aun
dentro  de   una   obra,   una   misma   figura   puede   absorber   pero
sonajes   diferentcs;U  por   otra   parte,   el   modelo   actancial   pro-
puesto  por   Creimas   (y  retomado  desde, una   perspectiva   dife-
rente   por   Todorov)   parece  s'n  duda   resistir   a   la   prueba   de
un  gran  nmero de  relatos:   como  todo  modelo estructural   vale
menos   por   su   forma   cannica   (una  matriz   de   seis   aetantes)