[go: up one dir, main page]

0% encontró este documento útil (0 votos)
355 vistas156 páginas

Armando Mook

Este documento es el inicio de una obra de teatro en 3 actos titulada "La Serpiente". Presenta a los personajes principales y establece la escena en el estudio de un escritor. Luciana y sus amigas Carmen Rosa y Mirella conversan mientras preparan café. Luego llegan Pedro, Walter, Manriquez y Roberto. Manriquez coquetea con las mujeres y bromea sobre temas feministas, mientras los demás conversan de forma relajada.
Derechos de autor
© Attribution Non-Commercial (BY-NC)
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
0% encontró este documento útil (0 votos)
355 vistas156 páginas

Armando Mook

Este documento es el inicio de una obra de teatro en 3 actos titulada "La Serpiente". Presenta a los personajes principales y establece la escena en el estudio de un escritor. Luciana y sus amigas Carmen Rosa y Mirella conversan mientras preparan café. Luego llegan Pedro, Walter, Manriquez y Roberto. Manriquez coquetea con las mujeres y bromea sobre temas feministas, mientras los demás conversan de forma relajada.
Derechos de autor
© Attribution Non-Commercial (BY-NC)
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
Está en la página 1/ 156

BISTRHBUIDORES E X c L U 8 SI V 0 s PARA CHILE LIBREBU CULTUBA

Hnbrfanos 1165 - Cwsilla 4130. Santiago de Chile

Printed in Santiago of C h i l i

COMEDIA EN 3 ACTOS

afecto y

A Camila Quiroga con el

adrniracih del u a t d .

Estrenada con gran exit0 por la Compaiiia Dramitica Argentina de CKMILA QUIROGA, el 18 de Junio de 1920, en el Teatro Liceo, de Buenos Aires, y representada por la misma Compaiiia m b de 200 veces en AmCrica y en Europa

,
PERSONAJES DE LA OBRA:

Luciana Carrneri Rosa Mire1 la Ignacia

Pedro Manriquez Walter Roberto


Actual

La accicjn en Buenos Aires.-Epoca

ACTO PRIMER0

HOMBRE Y MUJER QUE LLEGAN A L A V l D A


EscritOrio confortable, lu joso y coquetamente amoblado, es la sala de trabaio de un escritor. Foro y lateral derecha gran ventanal que da al jardin, y terraza. Lateral izquierda, gran chimenea. A! alzarse el tel6n, die2 de la noche. En escena, Luciana. Carm e n Rosa y Mire?kz, esta riltima da vueltas a la habitcrci6n mirando embohada todos 10s objetos. Luciana acornoda una merita para seroir el cafC. Carmen Rosa la ayuda. Pattsa larga. CARMEN R.--Iermosa manteleria tienes, hija mia, estas servilletas tienen un deshilado muy (fino y de muy buen gusto: "trhs chic", como decia Leclerc. LUC1ANA.-A Pedro le agrada asi; como buen artista q u e es, ama el detalle. CARMEN R.-Hay que felicitarte, Luciana, has tenido una suerte desde todo punto de vista envidiable. I.UCIANA.--No lo sabes t6 bien, Pedro es el hombre ideal. CARMEN R.-zLo quieres? LUCIANA.-Furiosamenlte, cornto yo si querer. es una tonteria preguntarte s i CARMEN R.-Bueno. ' 1 Wgres: t6, ya se sabe, tienes un coraz6n tierno: p r o y 41. r6mo :e trata? LUCTANA.--Tonta! El me quiere m.UChQ; no es un ricacho, no. 10s escritores nunca serin millonarios, per0 gana hastante: ya ves la casa que me ha puesto, me mima como a 'In:, hijar mmo a una esposa, como a una amante: soy feliz, vo q u ' ' m i que nunca llegaria a serlo; mira que mi situaci6n
I "

8 -

ARMANDO MIIoQCq

Respuis que me separC de mi marido, no era de las mis riqucGas. CARMEN R.-Bien vale, entonces, este techo el desgrecio ,de las gentes? LUC1ANA.-Mira, mi hijita, nmotras ias mujeres cuy n vida mztrimonial se descalabra, lo primero que tenemoGque ' hkk, cuando no s o m a ricas, es desentendernos de prejuicios y leyes; de hecho estamos fuera de la ley; no somos ni so1 teras, ni casadas, ni viiudas. CARMEN %--Debfan de pasar a1 gCnero neutro, C:Itonces. Y de tu marido, has tenido noticias? LUC1ANA.-Me han ldicho que est5 en C6rdoba : c a c n tan que le va muy bien. hl sabe?. . CARMN R,-;Y LUC1ANA.-Seguro que si, yo no he ocultado e.ssto. T Pedro, por su parte, tampoco se ha preocupado de cllo: E o que s i que, t6 comprendes, no eran las circunstancias como para mandar1e.a mi marido, un parte anunciando mi nueva alianza. CARMEN R,-Celebro tu buen humor. LUC1ANA.Oh! Tenemos tiemipo para llorar nosotxas las muieres! CARMEN R.---Tienes raz6n. Las 16grimas que me ban resbalado por aqrrif Si se embotellaran, te aseguro que con las de eticrueta Almanzor, hahria para xrvir un banquet-r dc Lrehta cubiertos. I UCTANA.--;Eres locat CARMEN R.-Si supiera ese imbhbil cuinto sufri por ,&I+ Afqunos w e n que se nos aja la zara d e reir, y es de 110car. Ah!, si yo oudiera encontrar un hombre que me quisiera honradamente: bueno, denirro de la honradez con UP se 110s p u d e querer hi ja, ya vandr6. J,UCIANA.-Paciencia. CARMEN R.-En tanto, estoy expuesta a todos 10s males y a todos 10s vicios, y lo peor e3 que por mis que ms t e ~OCO la fachada, envejezco. LUC1ANA.-La verdad es que hav hombre? raros. CARMEN R.-Ya lo creo que 10s hay. LUCIANA.-Lo que YO creo PS que todoa sus vicios y refinamientos nos parecen desagradables cuando no leq coi~ocemos, cuando no 10s hemos tratado v charlado con a l l o ~ per0 luego. ya en confianza, nos parecen aceptables, natura16s. 16gicos. v hasta nos agraldan.

LA SERFIENTE - 9 CARMEN R.-Lucia! LUCIANA.--(?'OCCZ el timbre y va a la puerta). Ignacia! lgnacia! ( A Carmen Rosa). Hazte la decente. CARMEN R.-Eso viste miwho. Ahi tienes a MireIla parece un angelito de Dios . Mirella! M1RELLA.-Tia ? 1GNAGIA.- (Por foro i z q ) . Llamaba la sefiora? list0 el servicio de cafC? LUCIANA.-Esti IGNACIA.-S~, sezora. LUC1ANA.-Triigalo y avise a los seiiores. IGNAC1A.-Est5 bien, xeiiota . . (Mutis por foro rzquierda) . CARMEN R.-En quh estabas? MIRELLA.-Mirando a1 jardin, tia: se ve tan lindo con la luna. LUC1ANA.-Luego i r e m s a dar una vuelta, quieres? M1RELLA.- Oh, si, seiiora Luciana. CARMEN R.-Y te ha gustado e! sefior Walter? M1RELLA.-Si, mucho, es muy simpitico, pero ni me
I
+

CARMEN R.-Es que eres m'uy tonta; lte quedas como estatua y 10s hombres no gustan de contemplar obras de arte micntras comen. CARMEN R.-Es que no eres lo suficientemente innte. Yo no si. cuindo vas a aprender ! M1REIJLA.---Pero, tia, s i no lie gusto. LUC1ANA.--No la riiias. Walter, entusiasmado con arla de Pedro, no ha prestado atenci6n a nada; hacia tiempo que no estaban juntos. CARMEN R.--Esta muchacha ts siempre s i , uln mozo COmo Walter que le convendria tanto. Es rico, Luciana? LUCIANA.-Debe serlo. Pobre Mirella, no hagas ca!

rado.

le he hablado todo el tiempo y apenas me respondi6.

M1RELLA.-TratC

de agradar, lo he mirado mucho,

tu ti3.

CARMEN R.-Por su bien lo hago, que yo . . MIRIELLA. - Q u i culpa tenlgo si no le gusro. (L7a nfanal. derecha, parece que tlora) . CARMEN R.-Donde t6 la ves, no d qui tiene que enloqueGe a 10s hombres. Gonzilez estaba peor que un chico For ellap per0 era un infeliz, no tenia donde poner su sombra, L~CIANA.--Y se querian.

ARMANDO MOOCK CARMEN R.-Eso no se pregunta, siendo pobres, jcalcula tu ! LUC1ANA.-2Y entonces? CARMEN R. - Ah! No. Y o tengo que velar por sus intereses. U n hombre rico, si no se hace querer ni dewar, se hace soportable por lo menos. Experiencia, hija, expriencia, yo quiero colocarla bien. LUC1ANA.-Pareses una mami en lo razonable. (Yendo a la puerta de la izquierda) . Pedro, cuando gusten pasar. VQZ PEDIR0.-Pasa Walter, Manriquez, Roberto, adelante. CARMEN R.-Ese viejo Manriqaez parece un fresco, L'UC1ANA.-E% el rnismisimo demonio, pero no es & 10s que se pescan asi n o m&, y time fortuna. CARMEN R.-Las dos cosas las s6. VOZ PEDRO. - Pasa Walter, Manriquez, Roberta, adelante. W A L T E R . E s imter~santeeso que nos dices, Pedro. ~MANRIQUlEZ- Curiosisimo. Encantadora Luciana, qu i simpitico es verse atendido por damas tan gentiles. CARMEN R.-Galanlteria que nos llena de orgullo. MANRIQUIEZ-En un gentil hombre todas sus sinceridades son galanterias. Luciana, he de hacerle una advertencia de amigo: en la mesa se ha quedado sola madame Chartreusx. LUC1ANA.-Ah! May bkn! PEDRO.-Este Manriquez . . ! LUC1ANA.-No, deja, Pedro, yo i d en su busca: yo traeri a esa madatme, que hasta de ella tengo celos. (AI pasar. acaricia n Pedro y mutis laterol i ~ q u i e r d a ) . MRNRIQUEZ.-Me encantan las mujeres comprensivzs ausencia del ama de la casa hark lo< CARMEN R.-En honores. Tomen asiento. WALTE'R.-Gracias, seiiora. PEDRO.-Eso es; senttkmonos. MANR1QUEZ.-Yo me quedo de pie. CARMEN R.-Quiere usted crecer? MAWR1QUEZ.-No. Cuando se llega a cierta edad hay que cumplir con ciertos preceptos higiinicos. Mefisto hizo tal, y ya ve usted, con 10s aiios que tiew, nunca lleg6 a ser barrig6n. LUCIANA.--Digaa de quh se rien para reir yo tambi6n

10 -----

la LA SERPLENTE pE/RO --Has 1;egado tarde. crei que nos darias cafg. 12UCIANA.-No me dejes en verguenza ni seas impaviene. Aqui ciene a madame, Manriquez. ciente, l ~ ~ ~ R I Q U E Z . -usted, E ~ Luciana, la mujer mis daiiinamente ut11 del mundo. LTJC1ANA.-Mirella, sirve tG, linda, yo voy a preparar el catC, que asi le agrada a mi seiior. Sobre el miueble esti la caj 2 de cigarroc. (kfutis foro izquierda) . M1RELLA.-Con mucho gusto. (Sirue el chartreuse) CARMEN R.-Nos repartiremos para servirlos. (Vu por 10s cigarros) . MANR1QUEZ.Es Ud. p r ventura la Mirella de Mlstral? MIRELLA.-NO lo sh, seiior Manriquez. ROBERTO.-Pero merecia serlo. MANRIQUEZ.---Mira tG, Pedro, c6mb tu d i x i p d o desplcrta a 10s influjos de wnos ojos color de imbar digo, iqui. color tienen sus ojos, Mirella? M I R E L L A N O me mire asi, seiior Manriquez . N o Y C Ud me ha hecho derramar el chartreuse. es delicioso tu horn, Pedro. WALTER.-Pues PElYXO.-Lo mPs delicioso que tiene es que en hl vivo feliz MIREL,LA.-Le sirvo a Ud., Roberto? ROBERTO.-Si, Mirella, si usted quiere Gracias,
~

muchas gracias.

CARMEN R.-Un cigarro, Mefisto? hIANRIQUEZ.-Si. U n cigarro, una copa y unos ojos. l~cgo ~1 S O U C S In muerte; per0 no me la ofrezca usted, porque
no la des.0.

c h a c h a m e w s t a porque no habla; una miujler silenciosa, parete tan in:eligente: se creeria que esti pensands.

\IALTER.-Gracias,

Mirella. (A Pedro). Linda mLi-

~ ~ ~ ~ ~ R I -Per0 Q U E i~ Z buscas talent0 en la mujer? \T[JI.rER.-jY qui he de buscar? 7 1ANRIQUEZ.-Amor. CllRblEN R.-No. Em si que no. NQ les tolero que porciut ?qtamos en minoria hablen mal de nosotras. A1 TER ~ ~ - - ~ s usted feminista, acaso? C-qRMEN R.-Y de Ias militantes, si, seiior. (Todos rien) si, YeGor, e! feminismo es 13 liberaci6n de la mujer.

MANR1QUEZ.-La liberacibn del hombre, diri usted . j i j i CARMEN R.-No se ria. MANRIQUEZ-No me rio, participo de sus ideas: la mujer libre. PEDRO.-Carmen Rosa. Manriquez quiere iburlarse de usted. CARMEN R.-Di tu a l g a Mirella. MIRIELLA.-No p e d e ser, seiior Manriquez; no quiera usted reirse de nosotras. WALTIER-ES encawtadora esta chica. M1RELLA.-Gracias, seiior Walter. iNo me encuentra Ud. razbn? WALTER.-De encontrirsela no, p r o la merece. LUC1ANA.-Por aqui Ignacia, sobre eista mesa. Y d i m l p e n Uds. si hub0 demora. WALTER-Disculpada. MANRIQUEZ-Por unanimidad. Estari delicioso. (Mutis Ignacia) CARMEN R . C e han reido de nosotras porque somus feminist as. L,UCIANA.-DCjales, rien porque temen. Cuintos te. rnones, Walter? WALTER.-Dos. MIREL~LA.-Le ayudo, Luciana? PFJDRO.-Vamos, Luciana, qu4 dirin mis amigos! te quiero y por eso te acaricio. LUCIANA.-Que PEDRtO.-Mira comio rien. LUC1ANA.-Envidia ! MA!NRIQUIEZ.--Si, Carmen Rosa. U~ds.. creen pillos a 10s hombres, pero son mis de lo que U,ds. creen: en 10s tiempos primitivos 10s hombres eran pocos en la tierra: compraban, hacian cambzlaches, robaban mujeres, las tenian por docenas, no les costaban nada y ellas estaban muy felices: luego 10;s tiempos fueron haciindose dificiles, y fuC precis0 &tar una ley prohibiendo la poligarnia. Vino el matrimonio uaitario; 10s hombres necesitaban de 10s hombres para el progreso, una sola mujer para cuidar de 61, p r o la ciencia y lla civilizaci6n avanza y nos exigen mis ya a1 hombre de cerebro. AI hombre sreador se le hace imposible mantener esa mujer, y entonces hemos inventado el feminism0 que quiere decir en franc& fiche moi la paix, agdrrate con tus uiias, en cas-

12 -.-

ARMANDO MOOCK

i LA SERPIENTE 13 rellano; cada uno para cada uno. Para el progreso, la ciencia, ante, eso es feminismo. LUCIANA.Si. TU, Pedrito, ya sh, con trcs, e r a desabrido, pobre p i c h h ! CARMEN R.-Pero, jes cierto em? WALTER.-iY tan cierto! Es cuesti6n de estbmago, de economia. PEDRO.-Ha pasado con las mujeres lo que con 10s. dioses: despuhs de tener tantos, nos hemos quedaido con uno. MANRIQUEZ-Los que no, sin ninguno. CARMEN.-Fero esa es una canallada: no es verdad, Luciana ? LUCI ANA.-I ndudablemente. MANRIQUEZ-Bueno, per0 =to lo contarnos en confianza. CARMEN.-Estoy desda,da; esa es una inlfamia. Siempre acornadando la vida a su conveniencia. Yo no SQY mhs feminista. iAh! :No! N i aunque me rueguen. No faltaria otra cosa ! MAN'RIQUEZ-Ja, ja, j a . . . ! CARMEN R.-Usted es el demonio. MANRIQUEZ .-j Tent ad or ? CARMEN R.- (Coquets) . i Quihn sabe! WALTEK-Deliciosamente preparado el cafh, seiiora. 'LUCIANA.-Gracias, Walter. PEDRQ.-No se lo digas que va a enfatuarse. LUC1ANA.- (Tapa'ndole la boca) . Chllese, cillese el' malo. PEDRO.-Luciana, Luciana! T e olvidas que no estamos solos. LUC1ANA.-Ellos comprenden y prdonan. WALTER.-Indudablemente. CARMEN R.- (A Luciana) . L,ICvame a tu cuarto para ponerme un poco de polvos. LUCIANA.-Pero si, mi linda, ven. Con prmiso de ustedes; un m m e n t o . TOIDOS.-Ustedes lo tienen. CARMEN R.-iVienes Mirella? M 1 R E L L A . Y - no. Estoy bien. Y no seas tonta. (Mutis CarCARMEN R.-((Bajo). Ten Rosa y Luciana, M i r e l h y Roberto aprovechan par0 aleJmse dei grupo).

a4

asi. .

WALTER.-Pues,

mira tii, Pedro, no crei encontrarte

ARMANDO MQQCK

MANR1QUEZ.-Has visto un disparate igual a1 que comete? Ahora, despuks ,de tantas luchas com,o las que hemos librado, teniendo una situaci6n y dinero, no digo riqueza p r o si un buen pasar, venir a caer en esto; es ridiculo! P?DRO.-Diras cuanto quieras. Mira, Walter, tu sak s de mi vida, tu sabes que cuando empch a escribir todos me despreciaron; era un pobre diablo con hambre y con ilasiones, mi familia y todo el mundo me aislaron como a leproso, yo segui luchando y he triunfado. No veo y o por quC he de volver a ellos. Rhora no me importa nada ni nadie. Me he venido a este chalet a vivir feliz, a segnir realizando mi obra; he encontrado esta lmujer que me quiere . W A L T E R . - P e r o , 2quiCn es? PEDRO.-Es. . MAtNR1QUEZ.-Yo ldiri. Es la niujer de otro. PlEDRO.-Que otro abandon6, d i r h MANR1QUEZ.-Baeno, y por quh la abandonb? P a que dicen que era demasiado para kl y . PEKYRO.-Esas son habladurias. L o cierto es que esta miujer sin preguntarme nada, me quiso, me ha dado su vida y su carifio.. . WALTER.-Pero es una siituaci6n anormal. PEDRO.-Y qui me irnporta! Anormlal tambikn era la situaci6n cuando todos me aislaban porque no era nadie, las mujeres que am6 me Idespreciaron, seria muy necio, ahora, vengo a ellas. MANiR1QWEZ.-Pero esa no es raa6n para que mates tu visda viviendo ptiblkamente con una m j e r que es de otro. PEDl30.4~ rnia; ella es quien cuida de mi y de mi casa. Soy feliz, respiro tranquilidad y paz, es buena. ;Veri ustedes este cuarto coquetamente adornado? Fueron sus manos las que lo aderezaron asi. JVen esas florw sobre m 5 mesa de ltrabajo? FuC ella quien amorosamente las dispuso para mi. WALT<ER.-jAh! iV,amos! Ya camprendo: est6s enamorado. PEDRQ.-No. T6 sabes que con la dosis de escepticisr g n o y amargura que hernos bebido, es difidl que entre en nus-

Otros el amor; la quiero solamente, y esto tiene su ventaja: si me engatia, si me cansa, la despedire t j asunto concluidoj. MANRIQUEZ. - Ja, ja, ja. La ldespedirh! Quh flcil es decirlo y cuinto cuesta hacerlo. La despedirh! No, Pedro, estas mujeres entran en nuestra vida y es un desgarrbn de nuestra alma el quererlas separar: se alfianzan tanto que aniquilan la voluntad. PEDRO.-iLa voluntad? Precisamente sobre eso versa mi obra, la primera que voy a elaborar sinceramente, espiritualmlente; ya he escritu mucho para la prensa, para el pGblico, ahora voy 2 escribir para mi, para 10s escogidos. La voy a titular La Voluntad; es una idea curiosa. MANR1QUEZ.-Eres un porfiado. E n fin, all; t G ; desde luego te he de decir, per0 t e l o bdigo en serio: desde que has tomado a esta mujer, no cumples como antes con 10s compromisos de1 diario, y t G comprendes que no debes abusar de que yo sea el director, ser6 u n mal para ti. Dime; ;tienes el articulo del slbado? PEDRO.-Aun no, per0 hoy 10 h a d , maiiana estara 211 la redacci6n. MANRIQlJEZ.-;Ves? Malo, Pedro, crheme, deja esta mujer, y si necesitas una compaiiera busca una esposa. PEDRO.-Mhs vale que n o toquemos el punto. It6 quieres. . Per0 no olvides una MANRTQUEZ.-Si raz6n indiscutible que te da [tu amigo: 10s sentidos unen mis que 10s antimientos, y esta dujer, con 10s antecedentes qiue tiene, se va a enredar en tu vida y te va a arrastrar. PEDRO.-A propbsito de est0 voy a contarles el asunt o de mi obra La Voluntad, sh que esti Ilalmada a producir sensaci6n. (Sigcren hablando) . ROBERTO.iMirella, n o lo puedo ocultar por m6s tieinpo, yo siento que la quiero, que la quiero mucho, es todo 10 que pudo decir. MIRELLA.-Roberto, es usted muy bueno pensando en mi, p r o n o puede ser, no debi6 usted hablarme nunca de &to. ROBERTQ.-;Y p r quk? MIRELLA.-Yo no puedo quererlo. No lo merezco. ROBERTO.-No lo diga usted. A usted no sabria mentirle . . p r o , M1RELLA.-Si. no hablemos de esto. ROBERTO.-Si, si, hablemos, se lo s u p k o , Mire113

LA SERPIEWTE

15

16 -

M1KELLA.-A pesar de todo! . Si no se gana nada con ser buma asi como soy, cuando $e es mala asi como soy. ROBER'TO,-i Mirella! MIREI,*LA.-i Roberto! muy sencilla la teoria; el hombre es una, PEDRO.---Cmiquina, una miquina elktrica, con un polo positivo, el y o h e n o , y otro negativo, el yo malo: desde que nacemos vamoa creando y acumulando energia; el yo positive tiende a la bondad y el yo negativo a anularla; el yo positivo lo siltuariamos en el coraz6n y gobernaria los sentimirntos, el y o negativo en el cerebro, go'bernando nuestros actos. Pues bien; si nosotros p n e m o s en lucha esas fuerzas por medio del motor generador mtcjmago, ,desarrollamos atra fuerza resultante de las dos primeras, la voluntad, y vendria a ser algo asi como el alma. MANRIQUEL.--Quh divertido! WALTER.-Para teoria no est5 mal y para novela mejor. PEDRO. - Resulta que agenltes extraiios obran sobre nosotros. pues sc altera la miquina. Sea por cas0 una nfujer que nos atrae; el yo pmitivo y el yo negativo luthan, influenciados por la voluntad consciente o inconsciente de esa mujer: crecen por la lucha las energias de 10s dos polos; COmo el mal y el bien van en el lmismo sentido, pero en distintas direcciones, chocan, estalla la chispa produciendo calor y luz; eso es lo que se llama pasibn, pOr eso dura lo que una chispa. Y como las dos energias se han fundido, pues desaparece la voluntad; pOr eso 10s enamolados no la tienen . WALTER.-Es arioGo! Y ? F%DRO.-Y as: swede con todas las pasiones; e1 odio, 10s celos, venganza, etc. Somos miquinas generadoras de impulses inconscientes, necesitamos ser imuy buenos mecinicos para lograr aprovechar esa fuerza: la voluntad. MANR1QUEZ.-Pedro. eso est5 muy bien, per0 es de un materialism0 aplastante. :En tu mhquina, d6nde est5 Dios?

tdo.

ARMANDO MOOCK M1RELLA.-Si usted supiera mi vida! . . . ROBERTO.-No la si, per0 la adivino. MIRELILA.-;Y entonces a quk insistir ? ROBERTO.-Yo *si que uslted es buena a pesar de

17 pEDRO.-iDios? Dios es la resultante pura de la volun;ad, es la esencia, es lo mas perfecto que crea esa maquina; Dios somos nosotros cuando nos sentimos buenos y pwrificados por la desgracia o el dolor. WALTER.-De lmsdo que cuando decimos que existe un solo Dios? PEDRO.--.Nos referimos a1 que creamos dentro de nasotros mismos; y es por eso que el Dios de mucha gente vale tan poco como ellas. Has salido m$s mefistoMANRIQUEZ-Demonios! felico que yo. PEIX+O.--iAh! Yo estoy orgulloso de darme menta de io que es la miquina y manejarla a mi antojo. CARMEN R.-;Has visto? Fijate donde se ha ido Mirella. Luego quieres que no me disguste. Alli con ese mzquetrefe de Roberto. LUCIANA -Ehjalos; ccn muchachos. CARMEN R.-Seiior Walter, Luciana me cont6 q u c usted ha viajado mucho. WALTER.--En efecto, he viajado y por paises muy
raros.

LA SERPIENTE

PETYRO.--F^ste sin ser escritor, salic5 mis andariego. WALTER.-+La profesi6n. Siendo ingeniero ya se sabe Me tocb en suerte entrar en ese sindicato yanqui, y con ellos he ido, sin pensar que iba 'tan lejos. MIREL,LA.--; QuC lindo seri viajar! (Tt)?tando de ses amobie). WALTIER.-Pronto 10s reanudarC ; quiere ir conmigo? CARMEN R.-Contesta, nifia! Que corta es esta muchacha! MIRELLA --;Oh! Yo me gustaria viajar pzro .

qrupo por ternor a !a t i a ) .

MZREbLA.-iOh!

Q u i interesante es eso. (Viene

n!

TOD0S.-Ja, j a , ja! MANRIQUEZ-Pohre chica. C 4 R M E N R.-Epes una infeliz, no seris nunca nada. llOBER'TiO.--No diga usteed eso. LUC1ANA.-Walter, ;por quC no nos cuenta alguna de sus aventuras, algo de lo que haya visto? CARMEN R.-Si, si. Seria muy interesante,

18 -

.____

MANRIQUEZ--Cualquier cosa, hombre. PEL3RO.-En 10s viajes suceden siampre hechos que no se olvidan jam,is. WALTER.-Lo que mis me impresionb? Pues esc:ichen. FuC en Bengala. Estibamos baciendo 10s trazos pard nn ferrocarril, y tuvimos que acampar en plena selva virgen. CARMEN R.-jOh! iQuP horror! MA"R1QUEZ.-Se prohiben las esclam'acioncs. WALTER.-Naturalmen te, ibamos bien provistos dc armas, pero no por eso dejibamos de sentir un poco de t ~ mor. Por las noches rugian 10s leones. 1,UCIANA.--; Oh! i Que miedo! -34ANRIQUEZ.- (Acet-cn'ndose a Mirella y ruqihndolr a1 oido) . Bruuh!! M1RELLA.--;Ay! iQue me ha asustado! WALTER.-Un dia estando recostado en el catre dc campaiia, oimos ruido entre 10s aiiaverales, cogiendo la carabina salimos con precauci6n a ponernos en guardia y dioisaimos una hermosa serpienlte que e jecutaba movimientoq extraiios: empezanios a observar y caimos en cuenta; u n robusto tigre veteado habia salido a su encuentro; las dos fieras se aprestan para la Iucha, miden el terreno y fuerzas; el tigre agazapado, 10s ojos fosforescentes de furor, aceoha; ella, oscilando la cabeza, arrojando y recogiendo igilmente su lengua vermiforme, se acerca arrastrando su cuerpo anillado, lenta, muv lentamente: el tigre se percat6 de su juego, rugib atronando el aire, recatindose sobre sus patas traseras, dib u n impulse formidable a su cu.erpo para lanzarse sobre ella. La creimos despedazada: ella no se movi6, salt6 el tigre per0 sin el vigor que creimos. lo habia fascinado. Y empezb la lucha: ella, Sgilmente esquivd, el primer zarpazo y se enredo en el cuerpo jaspeado de la bestia que rugia de coraje, trataba de rnorderla. sus 'fauces de dientes carniceros, bufaba, y ella silbando levemente, daba una vuelta mLs en su cuerpo: quiso el desasirse y se vi6 cogido, y fui un combate horrendo; silbaba ella, rugia 61, debatiindosc: y el rugido de sus huesos atenazados por la sierpe, se mezclaba con el ruido de 10s anillos. La sierpe envuelta por enter0 en el, sin quicarle la vista, lo fut apretando, matando, hasta qu2 la fiera cabeza del tigre cay6 tronchada por la muerte. Ella, entonces, despuhs de sorberle 10s sesos por 10s ojos, con la lentitud

que.

WALTER.-

Y o contaria, pero no se me

--

ARMAND0 MOOCX

ocnrre

LA SERPIENTE 19 Drap:a de su sangre helada, se march6 ondulante, feliz, par:.ria u n a mujer. PED\RO.--Es curioso e interesante.

S4ANRIQUEZ.-Y muv de actualidad. SUREL,LA.--;Pobre tigre ! WA'LTiZR.- Tiene usted r n z h , Mirella. Pobre tigre ! CARMEN R.-Es horroroso! 2Tuvo usted mucho mid37 W,41,TER.--Yo no era el tigre, Carmen Rosa. iL.uciana :e pone a f u m a r la colillu de6 cigarro que Pedro hn dejado sobr? la r e s o ) . PEDRO.-Lnciana, ;quQ haces? 2Estis loca? LUCIANA. - :Y por qui? S610 ustedes pueden fumar ' N o . Si lo hago de broma, no 'te enojes Pedrito! PEI3RC.-Ustedes :lisculpen. Haws unas cosas d e chica. CARMEN K.-Hoy es de a o d a fumar. PEDRO-Yo estoy pasado de moda. ,tlAhTRIQUEZ.-Lo peor es que se Ira fumado mi cizarro, y y o no s& LUCIANA.--,C6mor ;Es su cigarro? iQuC asco! PEDRO --;Luciana' ( E v t r u la criada) . LUCIANA.-??erd6n, p m h i c i t o , nunca mis, nunc2 mas. nc? PEDRO.-Bueno, per0 qukdate quieta. Hoy te estis luclendo. MAWRIQUEL.-Hombre no t e pongas molesto. todos hernos pasado por estos trances y . . CARMEN R.-Se enoja, pero en el fondo le agrada que asi sea. MANRIQU\EZ.-En eso estamos de acuerdo, Carmen
Rosa

CARMEN R.-En fin, hombres. por algo se empieza. MANRIQUEZ.-Pero no continuemos, eh? CAiRMEN R.--iTan mal me quiere? MANR1QUEZ.-Hay algo p o r : le tengo miedo. mire ugted, no creo tener una caCr7RMEN K.-?ues ra COlno para comerme a nadie. NI~4N'RIQUEZ.-Por eso. (Sale la criada lleoando f a LW ri!lr) . NI]ANRTQUEZ.-Ustedes se pelean demasiado. que empiezan a qnererse. PEDRO.-Signo ~ ~ ~ ~ N R I Q U E Z . - - ~ D C m oen s l eel s gusto, Carmen Rosa?

20 ___---

ARMANDO MBOCK

CARMEN R.--Es que ahcra soy y o quien empieza a tenerle miedo. este muchacho tan callado, Pedro ? WALTER.-\ PEDRO.-Es mi discipulo; un mozo muy inteligentL y emprend2dor. -WAIL T E R .; Escr ibe ? PEDRO.-B as t ant e correct 3 mente, me equivoca r ia mu cho si no triunlfa. iDi, Manriquez, estbs contento de mi recomendado? MANRIQU~E%.-;De quiCn? ;De Roberto? Ya It he die50 a 61: trabajar y el diario es suyo. ROBERTO.--Le agradezcc. seiior Manriquez. MANKIQUEZ.-Y usted saEe que no sP de elogios, tiene ustrod verdaderos m4ritos. ROBERTiO.-Usted es muy bondadoso. I,UlCIANA-EI deifecto dP Roberto es ser muy a n c -

cads

PEDRlO.-DCjalo; poco a poco . MIANRIQUEZ.-Tiene un buen maestro. ROBERTO.-Si alg6n dia soy algo, se lo deben! a 61. PEDRO.-Bueno, van siendo demasiados agradecimientos, vamos a otra cosa. WALTER.-Vamos a casa, digo yo MANcRIQUEZ.--Son las once pasadas. CARMEN R.-i Santo Dios! Vamos, Mirella LUC1ANA.-Si es tembprano aim. CARMEN R.-No digas! Acompifianos. Vamos, Mirella. Con permiso, seiiores. MAATRTQUEZ.-Las aguarclamos. Nos iremos j u n t o s CARMEN K.-Son ustedes muy amables. ( M u t i s Cat-men, Mirella y Luciana) . MANR!QUEZ.--IA Wa!tcr). iQui tc p a x i e , P : drito? WALTEiR. - Que ha tenido muy buen gusto. ha;nitn mujer. PEDRO.-Es muy bucna. WALTER.-Ya Manriquez me habia hablado de ella. (Manriquez le dd m a Pirada que lo fulrnino). Pero esa chica, esa Mirella . REDIRO.-jTe ha gustado? WAL?EiR.-Es simpiltica, me hace recordar a una muchacha que conoci en unas regatas en el Tigre.

LA SEEPIENTE

PEDRO.-; Ah! iYa . ! Aq,$NRIQUEZ.--?'e quedas niucho tiempo a c l ? \%~A~LTER.-~I?orqu4 me lo preguntas? T a l vez si. ,VIANRlQUEZ.-Nada. Como Carmen Rosa me ha tobueno, nos acompariaremos. rnado a mi CARMEN R.-Perdonen si hemos tardado. Pedro, he teriido m'ucho gusto PEDRO.-Buenas nmhes, tienen su ca3a, vengan a ver 1 Luciana. I ,UCIANA.-Si, no te pierdas. No salimos casi. CARMEN R.--'TendrAs que dcspedirme. MIREl,iLA.-Seiior PEDRO.-Buenas noches, Mirella; y perdone si se ha a burr ido . AVIRELLA.-De ning6n modo, me he divertido muChS. CARMEN R.-Y crPale, es a nosotros a quien no ha
divertido.
cstadc encanitadoramente deliciosa.

- 21

WA1,TER.-No

participo de

FU

opini6n. Mirefla ha

MIRELLA.-Gracias, seiior Walter. WAL'T"ER.-No tiene de quC dlrmelas, Mire!la. 2MIREiLLA.-Seiior Walter! WALTER.- (Mismo tono). Seiiorita Mimlla! No se enfade. Asi me gusta, que ria. CARMEN R.-Pero, riete, niiia. Q u i muchacha, Dios mio: ;No has salido a t u tia! MANRlQUkZ.-Menos mal ! CARMEN R.-i Manriquez! MANRIQUEZ.-Lo dig0 porque seria sensible para Walter que me gnstasen ustedes dos. CARMEN R.-Ah! Dizmonio! Buenas noches. 10s acompaiiamos. LUC1ANA.-Nosotros WALTiEK-Bueno, vamos. ROBERT).- (Bnjo a Mirella) . 2La verk Mirella? LMIRELLA,- (Mismo tono). Si tia quiere? PFDRO. - Ya sabes el camino, Walter; ven cuando quieras: a alniorzar, a senar, cuando gustes WALTER.-No lo echarc? en sac0 roto: hemos de conversa r. PEDRO.-Ya lo creo.

MANR1QUEZ.-No olvides el articulo. Los niiios adclante, Carmen Rosa, el brazo? CARMEN R.-Gracias. Mirella, sal. . iMANR1QUEZ.-Mucha sal , . ( M u t i s Pedro, ;Mir?Nu, Walter, Manriquez y Carmen R o s a ) . LUC1ANA.-Est6 triste, Roberto. Le gust6 la chic^? ROBERTO.-Quiz5 demasiado. LUCI ANA .--i E n serio ? ROBERTO. - No sh si las mujeres pueden o deben guaar en serio. (Salen. Queda so20 la escena un mornento. Fueru S P oyer? palabras de despedida, risus, Iuego entra Lucicrna cogidn rnhnosarnerxe del brazo de P e d r o ) . LUC1ANA.-Oh! Estaba deseando que se fueran. PEDRO.-iY para qub? LUC1ANA.-Para darte un bzso, dos, tres . Asi, PEDRO.ALucian a, he de reconvenir te . LUC1ANA.-No quiero. PEDRO.-Pero he de hacerlo; has estado incorrecta, una seiiora no hace esas cosas. LUC1ANA.-Porque t e quiero. lo vuelvas a hacer. PEDRO.-No I ,UCI ANA .-2 Me per donas 1 PEDRO.-Si. se perdona? Ah! Asi, si. Ahom LUiCIANA.-;C6mo vamos a jardin, hay una noche preciosa. PEDRO.-No. Ahora voy a trabajar. LLJCIA~NA.-Ay! Qii6 listima, con la luna que hay!..* P E D R O . C o n la luna que hay. LUCIANA.--iQuh vas a hacer? PEDRO.-Voy a escribir mi articulo de maiiana. LUC1ANA.-Vamos un ratito, luego te vienes! PEDF.0.-No, no insistas, no irh. I UC1ANA.-Me enojo contigo. PEDRO.-HarAs mal. 1,WCIANA.-Voy yo sola. (Pedro se sienta a escrihir. Pausa PBDRO.-Anda. larga) . L,UCIANA.-No. No voy. Lo mejor que podrias hacer czs irte PEDRO.-iSabes? acostar. LUC1ANA.-No tengo sueiio. ,EDRO.-Bueno, entonces me vas a dejar tranquil-,

22

ARMANDO MOOCK

LA SERPIENTE

LuCIANK.-YO te acompaiio aqui. ( S e i m t d a a su iaLfo, a tnirarlo escribir) . pEDiRO.-Bueno, pero quieta, eh? LUCIANA.-Bien quietecita. (Pausa, Pedro escribe) . qu6 gorda t e sali6 esa a. PEDRO.-Pero, Luciana! LUCIANA.-N~, no, no, si n s te miro mis, voy a sentarme acL. (Pedro ~n a escrihir). Oyz, oye, prhstame un libro que quiero leer. PE1D~RO.-Toma uno. LUCIANA..-Pero q u e sea divertido, ;eh? PEDRO.-Ahi esti la 6ltima novela pubficada. (Luciat?a L7iene a1 esciitorio a tomnr el libro, tiende el brazo por sobre su cabeza) . LLJCIANA--; Este ? PEDRO.--Si, ese. (Luciana ua a sentarse a1 s o f b ) . Oy:, q u i p rfu m s es ese que llevas ahora? LUCIANA.-iTe gusta? PEIDR0.-Si. No es desagradable, per0 time un olor pen?t ran te . LUCTAtNA.-Es una combinacih de varios perfumes, que yo he inventado. (Pedro trata de escribir, per0 el perfum e lo persipue, huele repettldas ueces, ella sonrie diah6.icc. Por f i n se pone a la tarea. Lciciana lee, iuego mlta a1 final del libro, bosfeza ruidosamente, lueqo deja caer e: libro. lo recoqe. lo v w l u e a deiar caer y uueloe CI recogerlo. Recostada e n e? s o f a iuega con los Dies, se mira el calzado, recoge un POCO fa falda, contempla el techo. pero sin perder de uista a Pedro). PEDRO.- (Dictcindose lo m~ escribe) . Por lo tanto, el gcJbierno debe arbitrar mcdidas que tiendan a normalizar esa s i t u a d n que por dias se va haciendo inltolerable y LUCIANA.- (Saltando de sti asiento). iOye, que va a haber hnelga? PEDRO.- (Exasperado). No, mujer, no! LUC1ANA.-Pero no te enojes. PEDRO.-Mira, mejor es que te vayas a acostar. bueno. Si, si, me voy. 1iUCIANA.-Busno, PEDRO.-Buenas noches. LUC1ANA.-2No te enojas? PED1RO.-No, mujer, no! LUC1ANA.-2Vas a ir pronto?

-as

PEDRO.---Si, mujer, s i ! I-UlCIANA.-Buenas noches. (Desde la puerta le t n v i a un d t i m o beso, P I se queda embelesado mirando por d o n ti?e se ha ido, luego s610 se oye el rasguear de la p l u m a y u n a que otra frase). PFJDfRO.-No es el pueblo, son sus representantes 10s que deben velar. 10s fondos ptiblicos desaparecen en despilfarros inicuos es la desorganizaci6n es el caos por una part? la politica de conveniencias, pOr otra (Crtlj e lia puerta y aparece L-uciana en bata de n o c h e ) . Pero, Luciana, ya es demasiado! LE1ANA.--Es que me da miedo, me aburro estando sola. Esti tan linda la noche que he venido a buscar la guitarra para acompaiiarrne. (Pedro optn por vofoer a escribir, ella crrtza la hah'itacidn, entra en un cttarto, y sale con u n a guitarra. Atraviesa haciendo sonar las cuerdas, arrastrand 10s pies y mircindolo de reojo: e'l sigue irnperturbabk. Llega a la puerta, vaCila, lo miru y por f i n dando una vuefia a1 b o , r6n de lo l u z elictrica deja a oscuros la sala. La Tuna que et? tra ,nor 10s ventanales ilumina lo mesa de trahajo). PEDRO.-iQuk haces, Luciana? LUC1ANA.-- (Corre a yeptarse sobre la mesa) . ; Qusi linda noche! PIEDR,O.-T,~~estis loca. LUC1ANA.-Yo que era un pierrot enamorado y venia a tu ventana a cantar una sernnata. (Rasguea e n la guitLTrra y entona u n a canci6n de amor; de pronto la voz se le apcrga, queda cortada por un b e s c ) . 1,UCIANA.-Dhjame cantar, tonto. PEDRO.-No quiero. ( I u c i a n a huye, e'l la persiguc, pasari las sombras inunddndose, a veces, de luna, suenan las cuerdas de la guitarra, pequen'os grititos de ella que se e m bulle, risas ahogadas) . . LUCIANA. - Dhjate! V a s a romper la guitarra Deiate D8espuhsdices que soy yo (Persiguiindose, retozdndoae. se plierden por la puerta 1ntera.t se oyen sus risric distantes y cae el t e l 6 n ) .

24

-__-

-- ARMAND0 MOOCK

TELON

A C T O SEGUNDO

MUJER Q L E NO SE VA
E / n?isr??odecorado del acto anterior. H a pasado un aiio, SLLficientes camhios en la hahitacicjn para justificar el lapso transcurrido. Mediodia. A E alzarse el teldn, en escena Pedro escribiendo en SCI mew de trabajo. Pnusa Iarga,
PEmO.-(Dictando lo oue escribe). Y la sombra de aquel hombre gigante pas6 por el mundo absorbihndolo entero: era la voluntad que infundia a 10s dhbiles la desconfianza y el te,mor de u n Dios Eso es. En fin, hop he escrito algo Veamos . veintidbs cariilas bien ahora ( S e pone en pie, se tamhulea y [leva su m a n o a f ce(SL rebro) . Me dude el cerebro 2 Q - d iba a hacer yo? pasea).

LWC1ANA.- (Gotoeando con !os nudillos en los crist a k s del vcntanal que da al iarclin). Se puede pasar, caballero? PEDRO.-(Con un mobin de desagrado) . Si, pasa, LuLiana. LUC1ANA.-(Que trae el cabello en desorden y el sombrero d,o paja a m o d o de cesra) . Uff! Q u i calorazo me be tornado, el sol est6 que pica como abeja. PEDRO.-;De dbnde vienes! LUC1ANA.-De la huerta, fui a buscar flores para la salita, y mira lo que traje. PEDRO.-Cerezas! Ya e s t h maduras? LWCIANA.-Dd todo no; pero, mira, es una lSstima, 10s pijaros se 12s estin comiendo antes que maduren. PEDRO.-Realmente es una listirna que se coman la f r u t a sin dejarla madurar. LUCIANA.-iOh! per0 son tan lindos 10s pijaros! C h o cantan y vuelan de rama en rama!

26

7 -

--

ARMAXDO MOOCK

PEDRO.-Son muy lindos, cantan y vuelan de r a ma en rama. p r o se comen la fruta sin dejarla madurar. LUCIANA .-Oye, toma, prneba. PEDRO.-No, gracias, no tengo deseos. LUC1ANA.-Estin bien ricas. no. PEDRO.-Gracias, LUC1ANA.--;Te sientes mal? PEDRO.-No me sienlto bien. LUCIANA.-Es que eres desobedienlte, el mCdicr3 te h i dicho que no debes escribir, que tu cerebro necesita reposn, que es exceso de trabajo. PEDRO.-Es muy senci!lo decir, n o trabaje usted no. . qu6 decia? tUCIA~XA.-Pero, Pedro! s i . . bueno Hoy he escrits. PEDRO. - Ah!. eh? LUCIA;NA.-iSi? :Oh! qu6 bueno, a ver? Oh! T a n to, tanto. Cuando termines la obra me tendrhs que hacer ui? regalo, ya sabes Ya va faltando poco. PIEDR0.-Si, si LUCIANA.-<Y es bonito lo que has escrito? PEDRO.-Te interesa? 2Quieres que te lea algo? si, bueno, Pedrito. LUC1ANA.-Si, PEDRO. -Pero sin interrumpirme. SiCntate. Asi . bueno. Atencibn, eh? LUC1ANA.-Aguarda. DCjarne acomodarme bien para no moestar, ya. PEDRO.-Si, dijo don Alvaro, arrojando la cenizn de su habano, 10s hombres, a d g o Fontana, somos unas mbquina? tan bien organizadas, que con una exactitud matemitica subordinamos nuestros actos v pensamienltos : hay hombres que no cambian jamis de disco. No, seiior, no es posible; el anio, el dueiio, el p a t h dispone, la ley dice, la moral enseiia, la relipibn ordena, nuestro jefe manda, esti dispuesto v todo miquina. Ahora voy a lo que usted d~7cia: el yo enemigo residiria en el cerebro y gobernaria la pa labra y el pnsamiento, el sentido; el yo amigo residiria cn . el cora7dn gobernando el pensamiento I,UCTANA.-Qu6 gracioso, no? Sigue. PFDR0.-El exceso de trabajo \de 10s dos yo, produce la ruptura, la atrofia, la anulaci6n de la fuerza, de 13 voluntad; de alli 10s enajenados. 10s tontos, 10s degenerados;

LA sERPIENTE ---1'7 intermitencia en la miquina, falta de elemientos " ifuncionales. parhlisis parcial y parilisis total, la muerte y 12UCIANA.---Oye? PEDRO.-QuC ? LUCIANA.-iPor qui no escribes versos? A mi niz gustan tanto. PEDRO.-Eh! Vete a1 demonio! LUlCIANA.-Si encuentro bien bonito lo que leias PEDRO.-Bueno. Bjarne en paz. t e has puesto de un caricter LLJCIANA.-Pedm, PElYEO.-Bueno, bueno, hazme el favor de no ponerte a Ilorar. LUCIAlNA.-Si es que n o si c6mo agradarte. PEDRO.-Bueno, per0 no Ilores. LUC1ANA.-j Pedro, Pedrito! REDRO.-Si, bueno, discfilpame, ya sabes que estov enfermo, no puedo dominar 10s nervios y L-UCIANA-Yo comprendo . PEDRO.-jEsti Roberto ahi? LUC1ANA.-Debe estar arriba. ..2 Quieres que lo Ilamc? Ah!, si dile a Roberto PEDRO.-;A qui&? q u e venga. ( M u t i s de Luciana, se ve la somhra que pasa tras la vidtiera que da ai jara'in. Se Ia o y e cantar: " D d n d e uas cot2 m a n t h de manila, ddnde vas con Gestido chine's etc." Pedro tiene un gesto de desagrado y cansancio, se pasea poi. el cuarto palpindosp In cabeza. Ira a1 escritorzo, disrrelue unn, *'os ingiere. Eueqo Roberto q pastillcs en un uaso de aguo Luciana. Pedro srgue pasenndo, sin uerlos ni oirlos) . ROBERTi0.-Pedro, me llamaba? Pm>RO.-Ah! Est6 usted aqui Roberto? Si yo lo llamaba jAh!, si (Hace chasquear 10s &dos y se rasctt la oreja) . me va a hacer usted el favor ROBERTO.--Us ted dir 6 . PEDRO.-Ah! Estos capitulos, si tiene tiempo, quz 10s pusiera a miquina. ROBERTI0.-Con mucho gusto, inmediatamente. PEDRO.-Gracias. Y quh tal, se trabaja? ROBERTO.-Asi, asi. regular. . Enltonces me llevn est0 . con permiso. PEDRO.-;QuC cosa? Ah! Si Luego me leeri eso We ha escrito, eh?

AKNIANDO MQOCK ROBERTl0.-Si, con mucho gusto, si usted quiere oirme . (Mutis Roberto). LUC1ANA.-Es muy buen muchacho, Roberto. ;Qat? iba a h a PEDRO.-Si, muy bum muchacho. ser y o ? . Ah! si me voy a recostar un rato, Luciapa. LJU~CIANA.-MU~ bien hecho. PElYRO.-Si viene Manriquez me despiertas. LUC1ANA.-Si, muv bien. PEDRO.-Pero no olvides. LUC1ANA.-No, no. PEDRO. - Per0 no me sigas, eres como mi sombra: -no puedo dar un paso sin que lo dis tli. LUCIANA.--Te iba a acompaiiar. PEDRO.-No me acompaiies; si el camino. I,UCIANA.-iBueno, hombre, bueno! (Murrs Pedro) . Esti insoportable esrte Pedro, ya me esti sansando. ( S e quecia un m o m e n t o indecisa, c o m o 6riscando que' hacer, por f m o n al escritorio y comienza a garabutear papeles que luego m r o i a ai cesio hecho bo.'itas). Realmente y o no he nacido pas a escribir. (Toca e2 t i m b r e ) . iIgnacia! Ignacia! IGNACIA.--iL,lamaba la seiiora? LUC1ANA.-i Ah! Muy bien, has traido 10s floreros. -\Tarnos a arreglar las flores. 1GNACIA.-Si. seiiora. (Pausa) . LUiCIANA.-Oye, has sabido en qut? termin6 el dis gusto del vecino con su seiiora? I G N A C I A . 4 r e o que el cahallao se mand6 mhdar y -no volvi6 en toda la noche. LUC1ANA.-Eso es bonito; ella es una antipitica. Sz -perfuma con Pie1 de Espaiia, debe ser una ordinaria. 1GNACIA.-Tal vez, ssiiora. LUCIAINA.-Oye, y ese seiior de chaquet gris que lo$ -<%ita,jquihn es? IGNAC1A.-La sriada dice que es amigo del sefior. LUCIANA.-i Seri solamente anigo del seiior ? 1GhTACIA.-No sh, seiiora, nada mis me dijo LUC1ANA.-Daime esas rosas. 1GNACIA.-Si, seiiora. te decia el seiior Mhndez cuando te LUC1ANA.-2Quh Jetuvo ayer? 1GNACIA.-Fui para recomendarme que vi divisaba an gatito negro que se les ha escapado, le avisara.
-28
_____._

LA. SERPIENTE -

a$ LUCIANA.-zY no te ha dicho na,da de mi? fGNACIA.-Nadd. Que cncuentra muy guapa a fa se-

sora.

te ha dicho? LUCIANA.-:ESO y no t i m e nada de extraiio. lo IGNAClA.-Bueno, dice todo e! mundo y con raz6n. LUCIA!NA.-Eres una muchacha muy simphtica. y c est07 miiy contents con tu servicio, no quiero que te vayJsnunca de mi lado. IGNACIIA.-Yo tambihn estoy muy contenta con la seiiora. 1,UCTANA.--Pori estc florero sobre el mueble. i C u a r :lo Iqnacia estd Iejos). ~ N Q e? vcrdad que este corset nucvo me rnodeela muy bien el cuerpo? 1C;NACIA.-Muy bien se le ve, seiiora. itzi tienes otro aspect0 con mi antigu? 1,UCIANA.-Y
corset.

1GNACIA.-: Oh, seiiora Luciana! I,UCIA~NA.-Dimle, 2 tienes novio? 1GNAGlA.-A reces, seiiora. I2UCIANA.--;C6mo a veces? IGNAC,TA.---Si, porque snele perderse q u e no sC de C! I UC1ANA.-Ah! Vamos! con permiso s e i i s ~GNACIA.--;I-Tan llamado? Si ra. i M u r i s ) . LUCTANA.-i QuiCn seri? ( S e acomoda 10s cabe!loc 01 w p e j o ) . TGNACIA.-T,a seiiorita Mirella. LUCIANA.--,rih! Que pase. MIREI,LA. - Lucianita. ( E s t & transformada en unti ~rfln damn lujocan?en!P nraoiadn) . LUCIANA.-Mirella, ;c6mo te va, linda? (Mirella camhifl rrn gesro de intP[iqen:ia COR lqnncia. Mutis de esta &[tima> MIREJLLA -2Y Pledro? 1,WCIANA. - Un poquito mejor. iPero, ingrata. tz Pierdes, con 10s deseos que tenia de verte! MIREI,LA.-Oh! No te imaginas lo ocupada que +:st1317e: calcula! jTir que sabes lo que es organizar una casa! IAJCIANA.--,. Y est 6s con ten ta ? M1RELtLA.-Oh! Mucho, Walter es muy bueno,

ARMANDQ MQOCR LUC1ANA.-No sabes cuinto me he alegrado que I k garas a un acuerdo con Walter, 4s un hombre muy serio. MIRELLA.-Y me quiere entraiiablemente. I.UCIRN~A.--.Y con raz6n. te lo mereces: estis lindisima, y qui elegante! Tienes muy buen gusto, chiquilla. . 1 M1RELLA.--iOh! No. Es tia Carmkn Rosa quien 5 ;No ha venido? elegido las toilettes. Ella sabe. Yo! Quedamos en juntarnos aci a las tres. Oh! bien es cierto que aun es tem,prano. Me he adelantado, falta un cuarto. LUC1ANA.-Qui relojito niis mono. MJRE1LA.-Me lo rzgal6 Walter. Debe ser desagridable regalar un reloj a una mujer para que el!a vea la hora de la cita con otro. LUCIANA.-;Par quC lo dices? MIREL1,A.-Se me ocurri6 en este momento. Con \VaI:er estamos esperando poner un poco de orden en el nidito para invitarlos. 1,UCTIINA.-Oh! Estoy ansiosa por conocerlo, d2be ser muy simipitico. MTIREI,LA.-Se ha hecho todo lo posihlc por hacerl3 confortable, por lo demis Walter no cs hombre que repart. en gastos. LUCIANA -Buena cualidad. Pero quC bien te veo. no me canso de mirarte. Dero, si, te f a l t a un poquito de c n ron m 10s ojos. MIRELLA.-Si, it6 Crees? LUCIA1NA.--Evidente. una sombra aclara ; y o te vov a poner. ROBERI?O.-Con permiso. LUCIANA.-Pase, Roberto. Mire quihn esti aqui. ROBE(RT\O.-Oh! Mirella! LMIRELLA -Roberto, c6mo e s t i usted? ROBERTiO.-Bien, gracias; Mirella y usted? H.: v:nido a dejar estas copias para Pedro. LUCIAN1A.-Sobre el escritorio si hace el favor. Mire que 9: ve linda! Con permiso, voy por eso, Mirella. Hisale campaiiia unos minutos, Roberto, si no le es molestia. ( M u lis). R O B E R T O . D e ning6n modo. M1RELLA.-Te avis6 Ignacia? M i d l a , si Mirella: tfi me haws R0BERTD.-Si, el hombre mLs desgraciado.
30 -

MIRELLA.-Calla, no seas mal agradccido. ROBEKT0.-Oh! Mirella, yo n o sC, y o voy a prrder la razbn; ayer y anteayer te he esperado. -qTRELLA. - Me fuC imposible salir. Wa!ter no se movie de casa. ROBERTO.--,Walter! .Walter! i T U Crees que voy I poder vivir asi? LOTcelos me muerden. Ese hombre! Mire]la, tu parecias tan buena, igual, igual a las demis. soy, y tanto, que por seguir sirn,MIRELLA.-Buena do ire1 a mis smtimientos estoy traicionando a ese hclmbre q u e no tiene culpa alguna que no lo quiera. ROBERTO.-D6jalo entonces. M1RELLA.-No puedo, si no ifuera tan inutil como 50'17, si me pudiera hastar a mi misma. ROBERTO.-;No puedes! Si quisieras MTRELLA.-Nunca ustedes est6n dispuestos a rY2conorer 10s sacrificios que por uscedes hacemos. ;T6 Crees que n o coinpendo que es indigno lo que hago? ROBERTO.--M~B indigno soy yo que aun sigo queriindote. ;A h ! iDe quC lodo nos han hecho! Me avergiienzo de mi mismo y de mi pasi6n. M!RELLA.--No seas cruel, Roberto, no lo digas. ROBERTO.-Es vhrdzd. M1RELLA.--Per eso mismo. Si no fuera por la mivria.
ser mLs ruines, m6s bajos e innobles de lo que somos, de 13 q u e deseariamos ser. iEs horrible! Eres mi perdicibn, Mirella * MIRFLLA.-jPobre mi Roberto! Mira, yo quisiera n 3

LA SERPIENTE

31

ROBERTO.--;

4hi Si. La miseria y el amor nos h a c m

quersrte. comprendo tu tortura, per0 ROBERTO,-Ya no vivo, hc abandonado el trabajo, a1 paso que voy me despedirin y todo por ti. AVIRELLA.--;Oh! No, no me mires mis, no pienses mas en mi, yo quiero que trabajes! jSi yo te pudiera ayudar!

ROBER'r~O.--Es que no puedo alejarte, es que t e enTefioteas en mi cerebro: las letras que escribo bailan en ol pap:!. v SP borran y apareces t G , mi Mirella Mirella. AMIRELLA.--;Roberto! AVedas mucha pena, te aseguTO. Cuidado. 1GNACJA.-La seiiora Carmen Rosa.

__-ARMAN'DO M00CK A M JRELLA.--Si. CARMEN ROSA.--Caramba, qui puntual has sido : crei ser yo quien te aguardaria. M1RELLA.-Buenas tardes, tia. (Muris Ignacial . ROBERTrO.-iC6mo esti ustsd, Carmen Rosa? CI?RMEN ROSA.-Bien. gracias. CY quC dicen esa5 letras? ROBERTO.-Asi . . asi . CARMEN ROSA. - Lpi unos cuentos suyos, me hicieron llorar; yo soy muy sensible, esos amores desgraciados. tscritos, me emocionan mucho. 1,UCJANA.-Aqui tienes Mirella. j Carmlen Rosa CARMEN ROSA.--tQuC novedades tienes para comentar? RORERT10.-Yo, con el permiso de ustedes, me wtiro. Buenas tardes. MJRELLA.-Ruenas tardes, Roberto. CARMEN ROSA%.- 2Quh le parece? jc6mo m c u e n tra a Mirella? ROBERTO.-Muy hien, felicitindola estaba, ha sida una suerte. CARMEN ROSA.-iVerdad que si? Obra mia. ROBERTO.-Entonces felicitaciones a las dos. BLWKH tardes, Canmen Rosa. (Mutis Roberto). CARMEN ROSA. - 1,istima que este muchacho sea u n infeliz. M1RELLA.-j Pero, tia ! 1,UCIANA.-Ven aqui, Mirella. vas a hacer? iAh! Muy bien, CAIRMEN ROSA.-iQul sstaba por indicirtelo. LUC1ANA.-Mirate. Quedas muy bien. M1RELLA.-i QuC o jos, Dlios mio! LUC1IANA.-Has tenido la 'exclamaci6n exacta : cso van a decir 10s hombres: iQuk ojos, Dios mio! asi, no te toques. En f i n , CARMEN ROSX.-DCjate niiia, me aieegro que esta muchacha vaya botando la peiusa, Bueno, ;vamos? * pronto? LUC1ANA.-jTan CARMEN ROSA - 2C6mo tan pronto? iT6 tambiln vienes con nosotras? LUC1ANA.-Yo no, nifia, no puedo salir, esti durmiendo Pedro y no le he dicho nada.
32

__-

BERPIENTE

MIRELLA.-iY vas!

quC mas da? iLe dir& cuands vuel-

__ 33

CARMEN ROSA.-iEres esclava acaso? No hay qua dejarse tiranizar. I,uCIANA.---A 61 no le agrada. CARMEN ROSA.-Que se pele, no faltaria mis. ( T o . ~ ( el 1 timbre). LUC1ANA.-;Y d6nde van? CARMEN R!OISA.-Vamos de compras. T e hari bien mariposear un rato. tT,rajiste plata? MlREILA.-Si, tia. CARMEN RBSA.-jPero suficiente? M1RELLA.-Creo que si. IGNA~CIA.--I lamaba !a seiiora? lo necesario para saIir. 1,UCIANA.-Traiga IGNACIA.-Esti bien, seiiora. (Mufis Ignuciu) . CARMEN ROSA -Bueno, entonces me prestaris uno*
LI

MIRE1,LA.-Pero, si, tia, cuantos guste. CARMEN ROSA.-Asi me parece, porque bastante rn? he sacrificado. iAy! hija, c6mo me gusta tirar el dinero y hacer crujir las sedas; yo naci para gran seiiora. 1GNACIA.-Aqui tienz la seiiora. ;Le ayudo? LUC1ANA.-Si, Ignacia. CARMEN ROSA.--2Manriquez no ha veniao? no, per0 no tardar5. LUC1ANA.-Aun CARMEN ROSA.-Ese me anda escabullendo el bulto, lo he llamado por telefono y por carta y se hace el sordo. LUC1A'NA.-;Ha sucedido algo? CARMEN ROSA.-Es para pedirle dinero: tiene buer? olfato, n o sabe quien soy yo: el dia menos pensado me dej3 caer en la redaccih y arm0 un escindalo. Si. Si. Basta que me d6 uno de esos ataqucs que yo me s6. MIREZLA.-iTia! CARMEN ROSA.-No hay tia que valga. Menos m?i We si no paga Manriquez, pagad Walter y si no es Walter . LUCIANA.-Dices unas cosas, Carmen Rosa CARMEN ROSA.-%, hijita, ya no soy feminista; no, 70. Manriqusz me dib la receta; que pague las consecuencias.

psos.

34 -----

che ?
ta!

LUCIANA-Cuando ustedes gusten. MIRELjA.-iVamos? CARMEN ROSA.-isupongo que nos IlevarAs en coM1RELLA.-Si usted quiere . . CARMEN ROSA.-:C6mo si yo quiero? iPareces ton-

- ABMANDQ MOOCR

L U C I A N A . z S i viene el sefior Manriquez, Ignacii, avise a1 sefior. bien, senora. IGNACIA.-Csti LUCIANA-No lo olvide usted. ICATACIA.-No. seiiora. (Ilfutis Luciana, Mirella y Carmen Rosa. Ignacin atre Ias tvntnnas y ordena e! cuarto Puusa) . ROBERrPO.--; Se han marchado las seiioras. don Roberlto. IGNACJA.-Si. ROBERTO.-iLuciana tambiCn7 1GNACIA.-TambiCn. 2Queria usted hablarlas? ROBERTO.-Si, per0 no tiene importancia. ;No vino hoy el mCdico? IGNACIA.-hro ha venido, seiior. RORERTIO.-;Pedro, duernw? IGNACIA .--Si, senor. ROBERTO.-Me avisa cuando venga. seiior . IGNACIA .-Si, ROBERTlO.-Diga. Ignacia. ,j Mirella 30 dijo nada? 1GNACIA.-;Ah! Y a s a l 5 aquello. No, sefior. Nada dijo. iLe pusta mucho la seiiorita Mirella? Parece rnuy bucna. ROBERTO.--Si, es muy buena. IGNA-CTA.-I,a seiiora Carmen Rosa, es quien la echt a perdsr. ROBERTO.-Si, ella es. IGNACIA.--Y rnuy caricativa, siemprs me da algo, mientras que las otras ROBERTO.-Han Ilamado. IGNKCIA.---Voy. (Sikncio). MANR1OVEZ.-Buenas tardes, Roberto. 2Y Pedro? ROBERTO.-Esti reposando. IGXACIA.-V~oy a avisarle, di6 orden . (Mutis).

MANRIQUEZ --Y celebro, amigo Roberto, encontrarme con usted, deseaba hablarle. ROBERT,OI-Usted diri, seiior Manriquez. MANRTQUEZ.--Y realmente me es muy molesto t e . ner que adoptar este tono de seriedad para con usted, per3 lo hago por su bien: el jefe de cr6nica se me queja porqye dice, que de un tiempo a esta parte, no cumple como es dzbid0 en su puesto; no llega usted a las horas, y se marcha antes de tiempo, sus escritos estin llenos de errores que sus compaiieros tienen que corregir, y eso no es propio. Roberto, no quisiera yo equivocarme, p r o usted. . ROBERTO.-Es verdad, seiior Manriquez, con vergiienza lo confieso. ha pasado por m i vida una racha de infortunic. he tenido disgustos, preocupaciones y sin querer he desatendido la obligaci6n, pwo yo le asieguro que aquello ha pasado, que pasari MANRIQUEZ-Es de esperarl'o. En atenci6n a que ustsd f u t un b u m empleado, le he dicho a1 seiior Mordes de aguardar a que uslted vueiva sobre sus pasos; usted es un m o zo que &ne talent0 y seeria de lamentar. ROBERTO.-Ha sido la racha, Beiior Manriquez, pero ya pas6 MANRIQUEZ --Cuesti6n de ifaldas, de seguro. Cuidado, Roberto, mire que si en 10s hombres ya forrnados est0 trae trastornos, en 10s mozo9 que aun no han encauzado su vida, puede traer el fracaso. . Maiiana, cuando llegue a1 diario, vaya a mi oficina, alli charlaremos m5s largamente. ROBERTO.-EstA bien, sGor Manriquez. MANF.IQUEZ.-Y no se disguste por es'to que le he dicho. R Q B E R T I O . D e ning6n modo. se hable m i s de esto. Digamc, MKNRIQUEZ-No pasando a otra cosa. !no vino por aqui Carmen Rosa? ROBERTO.Cuando usted Lleg6, hacia pore q u z marchara. MANRIQUEZ.-iDemonios ! Nunca se es lo bastanre suspicaz. PEDRO.-Perdona, Manriquez, si te hice esprrar. M-V?RIQWZ.-Nada hombre, sabia que dessansabas. PEDRO.-No, si ya no descanso. MANRIQUEZ-2Te sientes md?

LA sERPIENTE

35

36 --

MANRIQUEZ-i Qui tienes ? PEDRO.-Cansancio. Estoy perdiendo la memoria de un modo lamentable. MANRIQZTEZ-No hay que dejarse asi. PEDRO.-No, si he visto mCdico . per0 . . Mira, estoy hablando y me olvido de lo que digo, de lo que hago, me cuesta escribir, las ideas me danzan en el cerebro y terminan por marcharse, siento el vacio. Cuando fuerzo mi voluntad las letras empiezan a titilar, y veo infinitos puntitos rojos. Es una debilidad cerebral muy grande. MANR!QUEZ.-Tu nunca has querido creer, Pedro, que esa mujer te perjudica. P E D R O . 4 k es verdad, tienes raz6n. MANRlQUEZ.-iY entonces qui esperas? PEDRO.-Hombre MANRIQI,.---iSabes lo que debes agregar en t u libro? La voluntad de 10s hombres depende de la voluntad de la mujer. PEDRO.-iOh! Eso no! iAh! Dime, no he visto publicado mi 6ltimo articulo. . . ihay exceso ,de material, tal vez? MANRIQUEZ-No. Ha sido que . ePEDRO.-Di, jquh ha sido? MANRIQUEZ-Tal vez tb . . no corregiste no lo meditaste bastante lo cierto es que . PEDRO.-+Lo rechazan ! MANR1QWZ.-Hombre, tanto como eso PEDRO.-iY lentontes? i Ah! iYa te comprendo? MA"R1QUEZ.-Vamos, no te pongas asi por e s o yo te decia t6 necesitas reposo; t6 mismo dices que la m6quina sufre perturbaciones, por eso te aconsejaba

si.

PEDRO.-Gracias, Roberto. (Mutis Roberto) . Hombre, hoy he escrito bastante. MANRIQUEZ-Me alegro. PEDRO.-"La voluntad" ya va adquiriendo volumen ~YK ha costado un gran trabajo, p r o en fin, en un par de dias . . si en un par de dias estarh todo terminado . i Ahl

dro.

ARMAND0 MOOCK R O B E R T O . 4 o b r e la mesa he dejado las copias, Pe-

SEBPIENTE

-__.

PEDRO.-iOh! iEs horrible! A 10s quince aiios de labor me recharzan un articulo por . malo! MANRIQUEZ-Luciana se ha apoderado de tu vida, (est& enamorado de ella, tir que decias que t e molestaba. . . PEDRO.-La dejar;. MANRIQUEZ --CY quh aguardas? PEDRO.-iAh! Si. A ti, a ti te lo puedo confesar, Manriquez, es algo extraiio; cuando esth lejos la odio, la desprecio, me rnoleesta, tanto, que juro alejarme de ella, psro se su mirada, sus besos quemanacerca, viene a mi, y no SC tes, sus brazos que aprietan, su voz que murmura, que soIloza, cilida, cristalina : su andar, su gwto, no si quk tiene que me subyuga, me domina. iOh, Manriquez! iQuC atracci6n perturbadora y sacrilega tiene esa mujer! jQ& vi1 -me reconozco dentro de todo esto, ya no soy un hombre, ya no SOY yo! iLa odio! iLa odio! MANR1QUEZ.-i Ah! Los sentidos atraen mas que 10s sentimientos. jNo! Pero. i y la voluntad? PEDRO.-iAh! MANR1QUEZ.-Dernuistrala, separate de esa mujer. iAh! Pero no seris capaz! PEDRO.-iQue no soy capaz? No me provcques. ( Yoacu el timbre). MANRIQUEZ.-~Qul vas a hacer? PEDRIO.-Ya veris. TGNACIA.-;Llam6 el Yeiior? a la seiiora que venga. PEDRO.--Diga IGNAC1A.-Ha salido, seiior. PEDRO.-iC6mo? Ha salido, ;y a qui momento? MANR1QUEZ.--A cualquitr momento, homtre, par2 (el cas0 es lo mismo. e PEDRO - Bueno, dCjelo, Ignacia. (Mutis Ignuciu). R r o es extraiio, d l a no tiene costnmbre de salir sin avisar-me, MANRIQUEZ.-Pues hoy lo ha hecho, y 10 peor es C-quizi d6nde ha ido. PEDRO.-No trates de desprtarme celos; Luciana ten,dri muchos defectos p r o . . . MANIRIQU\EZ. - Bueno, hombre, no la defiendas

---

37

MANRIQUiEZ-Bueno, hombre, p r o no te enoje?. PEDRO.-iAh! Es que me he puesto de un caricter insufrible, ni yo mismo me soporto. MANRIQUEZ.---;Qu6 te parece si fuCrsmos 2 dar ~ 7 1 1 vuelta? Afuera tengo mi auto. PEDRO.-Es una buena idea, vamos, asi me distraer-6 y p e d e que se me quite este malestar. MANRIQUEZ - (PoniCndose el sombrero). Vamor andando. 1GINACIA.-La seiiora Luciana y la seiiora Carmen Rosa. MANRIQUEZ -iBombas! CARMEN ROSA.-Hola, Manriquez, por fin 10 encuentro. M,4nRIQUEZ.-iCbmo e s t i usted? LUCIANA .-Buenas tardes, Manriquez. iC6mo te sientes, Pedrito? PEDRO .-B ie n . LUCIANA.-iSabes lo que te he traido? PEDRO.-No, ni me interesa. CARMEN ROSA.--Dispense, Pedro, que no lo saiiidara an:es; ha sido tan grande e! gustazo que he tenido a1 encontrar a Manriquez MA?JRIQUEZ.-Se estima en lo que vale Nos es decir, yo, me iba otros CARMEN ROSA. -QuC coincidencia, yo tambien; he pasado a dejar a Luciana y me voy. MANRIQUEZ-Es que yo estoy apurado. CARMEN ROSA. -- Afortxnadamente tenemos auto a la purrta. F MANRIQUEZ--Yo me voy a pie. CARMEN ROSA.-;Y auto? MANRIQLJEZ --;Eqtall6! va a esi:allar! CARMEN ROSA.---:Ay! Con lo que a mi me gustan las pannes; e! a u r o que se detiene y la gente que nos rodea a curiosear, v nosotros MANRTOUEZ r \ R V F N EO?.%- Q L bum ~ humor tiqQnz este Manriquez ! MAhTRlQUEZ.-Buenas tardcs, Pedro; hasta Luciana. PE D 3 0 .I 7 t GI 2

38 -

ARMANDO MOOCK

N A N R I QUEZ. -Descuida. 1,UCIANA.-Buenas tardes. CARMEN ROSA.-Adi6s, Luciana. 2No t e decia yo que holy era mi dia? Haslta pronto, Pedro. LUC1ANA.-Yo olvides q w maiiana tomas ei th conrnigo. CARMEN ROSA.- Pierde cuidado. 2Vamos Manriquez? iVcrdad que usted no pensaba irsc tan bien acompafiado? MANRIQUE2.-No, encantadora Carmen Rosa. CARMEN ROS.A.-iQ& hombre m6s galante! Asi sc explica que las miujeres lo adorcn y lo persigan. ( M u t i s Car;, men Rosa y Manriquez. Pnrrsa) . LUC1ANA.-jQuC tienes? ;Que te swede? PEDRO.-Nada LUCIANA.-jY por quC estis asi? ; T e disgust6 qu2 saliera sin advertirtelo? PEDRO.-No. Muy duefia eres de hacerlo; siempre lo has hecho. LUCIANA.--Per0 tu comprendes que no iba a ir a despertarte para decirtelo. Carmen Rosa y Mirella me aguardaban. PEDRO.->To veo yo el porque del empeiio tuvo a1 quererme dar explicacioneq que no te pido. LWC1ANA.-Pero yo me complazco en dirtelas. e? de t u gusto!. . . ( P u u s a ) . PEDtRG.-iSi I,WCIANA.-Te vas a ver miuy bien con la corbatitn que te he traido. Deja probarla. Son ya demasiados mimos y empallPEDRO.-No. gos. L,ITCTANA.-~C6mo? jYa no hay manera de serte. agradab!e ? PEDRO.-T'h lo has dicho. LUCIANA.-Te pones cada dia peor est& de un r6c:er insufrible, insoportable. 1 ' PEDRO.-Lo que me admira es que t6 me soporces. LUCIANA.-;Qu6 quieres deck con eso? PEDRO.-Me parece que hablo bastante claro; por lo dernlk, no creo haber empleado ninguna figura metaf6rica. que no alcances a comprender. LUC1ANA.-No necesitas cometer la groseria de de~

LA sEBPIENTE -

- 39

40-----------

chas que se complacen, que se empeiian en n o tener talento. t e s es tan agradable decir tonterias . . LUCIAN.&-Si ustedes no celebraran esas tonzerias PEDRO.--Si no las tderiramos, diris. la cara que pones cuando est& LUC1ANA.-Vieras disgustado, t e reirias y vendrias a darme u n beso. ~PElYRO.-Ni me voy a reir, ni te voy a dar un beso. LUC1ANA.-Entonces, resueltamente, 2 te molesto? PEDRO.-No contradigo a las mujeres. LUC1ANA.-Parfectalmente. No diris mis tarde que ui yo la culpable: he hecho tado lo posible par serte ama. ble. Buenas ndhes. (Znicia el mutis). PEDRO.-Luciana, t e agradecerh que te quedes unos rnomentos. He de hablarte. LUlCIANA -Est6 bien: t6 d i r k 2Pero por quh esLt cara? Me das m'iedo Oye, jte sientes mal? IPE'DRO.-NO t e acerques, hazme el favor de sentartc. Esccchame: de un tiempo a esta parte siento mi salad quebrantada y LWC1ANA.-Es que no haces caso, no te cuidas, ere5 porfiado. Luego que PEDRC?.-Bueno. decia . iAh! Si mis rentas han disminuido y naturalmente . . LUCIANA.-iAh! iVamos! Y a SC con qui me vas a salir. Que hay que reducir 10s gastos? Pero sabes muy bien que yo no te pido nada, que me conformo con todo; el bienestar que me has dado lo aceptC porque asi 1.0 quisistc, si no puedz segnir, pnra mi P S 10 misrno. iPobre mi viejo! i Y por eso tc pones asi? PEDRO.--Sihntate, prometiste *escucharme; no sc trata de eso Cuando. bueno, cuando resolvimos vivir juntos, si fuC con el prop6sito de no separarnos, en previsiha, diiirno4 que si alguno de nosotros veia la conveniencia. la necesidzd de hacerlo. nos separariamas como dos buenos amigos, tratando de guardar el mis grato recuerdo de nuestra vi. da cornfin. LUCIANA.-Pedro . P E T Y R O C r e o , Luciana, que ha llegado el rn0men,~3 de separarnos. I,W ClANA.-; Cbmo ?

ARMANDO MOOCR PEDRO. P a r d una mujer no es una ofensa; hay mu-

&A BEBPIENTE

.--

PEIXO.--Supongo que no quebrantaremos nuest) acuerdo. L,LJCIKNA.-~De modc que me despides, que e echas ? PEDRO.-No, Luciana, nos separames que zs d rente. LUCIANA.-Pero, Pedro, JquC te he hecho yo? [ e h a desagradado algo? Dilo. PEDRO.-No. Nada, absolutamente, Luciana, te actdezco mucho 10s sacrificios que has hecho por mi, el c a r 0 que me has tenidds. I,UCIANA.-Quc te tengo, Pedro. iOh! Pero nets posible. No. PEDRO. Yo hice cuanto pude por hacerte la estlfa lo mis Ilevadera. . LUC1ANA.-No puedo creer que est& hablandol?n serio. PEDRO.-Pues va a ser precis0 que sreas. LUCIANA. Entonces, cntonces. . . ni . . jya no ne quieres? PEDRO.-Ya no te quiero, ya ves si soy franco:no debo ni puedo ya quererte, necesito estar solo, ir lejos.. (Durente todo el didlogo Pedro se ernpena en no mirarbni acercarse a ella. terne que lo fascine). LCrCIATSA.-i Ah! Ya comprendo; habris encofrado otra mujer que te agrade mis, te iris a casar PEDRO.-Te ruego que no Bches a vuelo tu fantifa: n o he encontrado ni busco otra mujer. iLVCIANA.-Pero, Pedro, jhas pensado bien io lut dices? PEDRO.-Lo he reflexionado mucho. Yo te prcWcionarC todo lo que nscesites, te ayudarC en ttodo lo que lueIda. , no sigas hablando. No crei m c a to en que me despdirias como sefesno te necesito rnis, vete. PEDRO.-Te ruego que no tomes asi. . . LUC1ANA.-Pero si es eso; soy para ti una cosa niltil. iOh! iQuC ingrates son 10s hombres! Yo que te blentregado mi vida entera, yo que despojindome de toda 7erte .de prejuicios vine a arrinconarme a tu lado renuitciatuo 1 Todo, todo, jme entiendes? Yo ya no tenao ifamilia, mi ;Ink-

tades, nada; per0 estaba feliz porque te tenia a ti, y cuands murmuraban por nnestra unidn ilicita. mi dignidad no se ofendia porque sabia que t G valias mLs que todas esas mu=muraciones. Despuhs de dos aiios de uni6n no te exijo amor, pero por lo menos cariiio, y yo sC que t~ me lo tienes. Pedro; t6 n o me puedes abandonar; dime que no. PEDRO.-Luciana, no prolonguemos esta situaci6n por demLs triste y molesta . LUCIANA.-iDe nada vale el pawdo! No queda zn ti ni un buen ,recuerdo, nada'que te una a mi. jFui demasiado confiada! iOh! Si hubihsemos tenido un hijo seria ya diferente! . Si. Me irb, ;d6nde? iQuiCn lo sabe! A cualquier parte, serL lo mismo. Yo si que no me puedo ir tranquila; si n o tengo cerebro, tengo coraz6n, Pedro. T6 me enseiiaste a quererte tanto, tanto que no si . iPedro! Mira, miramc c6mo te suplico. P E D R O . E s in6ti1, no insistas. No veo yo por quh +e sorprende tanto que te pida que nos separemos. 2No lo habiamos acordado? No nos unimos en esa confianza? Nxestra uni6n no tenia otra raz6n de ser que e! amor y ya no 1 s siento, :qui voy a hacer? Se nos haria intolerable la vida. LTJCIAWA.--Tu frialdad, tu cinismo para rechazarme, me indignan. PEDRO-Sin cmbargo es bien razonable lo que t e digo. jNo! i Y este es el hombre a qniern LUCIANA-;Oh! entreguh mi vida? Y o que ':e habia elevado por sobre todo e: mundo, ciega y plena de confianza; hechos una sola masi, mi alma y mi cuerpo 10s tendi sobre tu mesa y sobre t u lecho para que t6, ei hombre superior a quien adoraba, el hombre iinico a q u i a quise y di en holocausto todas las feliridades, 10s goca v dichas q u e pudieran existir en (mi para que m i elevaras a la altura de tus sentirnientos y nobbza, y t6 cor! un gesto brultal de bestia que saci6 sus apetitos, me rechazaq. A mi, a mi que todas las dichas y satisfacciones que pucie adivinar o presentir f u i a ofrecirt2as. PEDRO.-Luciana, vamos por un camino penoso 3, recorm-; ni mi estado de Pnimo, ni mi salud, me permiten continuar. LUCIANA.iOh1 iC6mo pude ser tan ciega! Nmo merecias mi amor.

42 . -

---

ARMANDO MQOCK

LA fjEI1PIENTE -

i9uc ventaja Crees sacar de esta escena? ;Qui. necesitas, qui pldes para dejamne libre de tu amor? LUCIANL%.-: Oh! ;Miserable! ;Que q u i pido? ; E r a ;bcn;:nab:eI 2Eso QS 10 imico que t e dicen ILiiS sczt:rni?ntos? icrees estar tratando con una mujerzuela? Yo debil escupirre a la cam. PEDRO.-iY qui t e detiene? LUCIANA-2Que q u i me detiene? La piedad, la repugnancia que me inspiras. PEIXO.-i Cillate ! LLTCIANA.-i Callarrne? No. Ahora tienes que oirme : t6, hombne grande, hcmbrc sabio, hombre Dios: eres indigno cor, toda la indignidad de 10s conssientes, has envilecido mi vida con tus vicios, e! amor que ie daba creias q u e lo merecias. que me lo pagabas PEDR@.-iCalla ! T e desprecio, te abomino, te odio, hace mucho tiempo que estaba por decirtelo, 6y eb bien ahora: el amor salvaje que me clabas, que extraias de no s6 que filtro infernal, ha estado envenenando y agotando mi vid3. ;Ah! Ahora comprendo por qui te dej6 el otro, presinti6 en ti ia serpiente, anulabas sus energias como quisieras anul a m e a mi. iAh! ;No! Cuinto tiempo deseaba gritArtel0 y la piedad me detenia; me envolvias en tus artes malifica;, sentia que a1 lanzar mis labios contra tus labios. enlazada entre tus brazos, apretado contra tus carnes insaciabks, se dilnia mi vida buena y sana; adorindote, te maldecia. amindote, te odiaba como t e ndio. LUC1ANA.-Merecias que te hubiese estrangulado cuando venias en busca de mis caricias. iC6mo te dqxecio: 2Sabes lo q u ? lamento? No haberte engaiiado, no haberte hecho traicibn, eso s6lo merccias de mi. PEDRO.-iVete, vete de esta casa! LUC1ANA.-No mc voy. PEDRO.-i Calla! ;Fus?ra he dicho! i Miserable! iJAah mujer! ;Fuera! (Hare un paso e n ademan de pcgar. Ltrcianvr ~ actitud se 4a quedado claoaifa e n TU sitio de sorpresa a1 V D la etlbrqica de Pedro a quien no creia capaz de alzarle la V O Z ) iFuera, he dicho! !Pronto! (Luciana retrocede hasta Aacrr mittis. Paus,. Pedro queda indeando de cansancio y nervioso .hiego con u n a expresirin de sriprPmo regocijo, ccmn hombre m e SP ve /i%re de rm p e s o ) . jSe va! jpor fin! j s e va! iYQ! ;YO la he echado! iYg! ( A h e las ventanas para respira: me-

43

44 ----ARMAND0 MOOCK jar, enctende un ciyacnllo y se sienta a saborear su triunfo.

Patisa larga. Aparece Luciana de sombrero). L UCIF,NA.--No he querido aguardar, encerrada en mi cuarto, el ltiempo necesario para encontrar un sitio donde ir a arrojar mi cuerpo y mi pena, y he resuelto marchar h o ~ misrno iOh! No te intranquilices, byeme por 6ltima vez, Pedro. He dicho a Ignacia que haga unos paquetes de mis ropas, confiando en tu bondad que no encontraria oposici6n. y que enviarP por ellos . . Snpongo que no he hecho m'al . PEDRO.-De ning6n modo, puedes llevar cuanto quiz ras. I,W.CIANA.-Gracias, Pedro. Ahora, s610 me resta pdixte perd6n. No, de nada tienes que pedirmelo. PEDRO.-No. LUC1A)NA.-Si. Sk que te he causado un disgust0 muy grande, pero me dijiste cosas tan horribles, que me hirieron tanto, que he dicho algo que ni a pensarlo me habria atre vido, pero, te suplico que me creas, estoy bien arrepentida. jPedroI No me guardes rencor, mira que seria bien desgraciad a sabiendo que t6. t6, el finico hambre que he querido, : 2 6nico de mi vida me (Llora). iPEDR0.-Vamos, Luciana. rep6rtate. Yo tambihn f-ai violento te prometo que no me acordark m6s de esto. L,CCIANA.-Quk bueno eres, Pedro. Gracias. (Sollozti histhricamente) . PEDRO.Cerhnate. L'UC1ANA.---Disculpa que Ilore, tengo tanta necesidad ,de ello, no quisiera hacerlo en la caIle . . Me siento tan des, graciada. tengo tal opresi6n a1 coraz6n que esto me hace bien. ( L l o r a en silencio) . PEDRO.-iQuieres beber un poco de agua? LUC1ANA.-Si. Si me haces el favor . Gracias, mu. &as gracias, Pedro . ( P a u s a ) . ;Ah! Le he dicho a Ignacia que mi hermana, que est6 muy grave, me ha hecho Ilamar, porque t6, Pedro . comprenderis, es muy triste tener que deck . PEDRO.-No tengas cuidado. LUC1ANA.-Bueno, y me voy. Si alguna vez necesitas de mis cuidados, si . . para qui te digo cuando t6 lo sa. h s ,Pedro . Adibs . . PEDRO.-Adibs. que la suerte te acompaiie. LWCIANA.-Gracias. (Hace a d e m ' n de salir). Perm

me &jar& ir sin siquiera darme la mano?. . . 2Tmto me desprecias? (PaUSa). PEDRO.-No . . Adibs. LUCIAlNA.-Adi6s, y que seas muy feliz. (Abrazdndose stibitamente a Cf) iPedro! :Mi Pedrito! PEDRO.- ( Rechaza'ndola suauemente) .-No, Luciana,

LA SERPIENTE

-45

LUC1ANA.-- (Arrodilla'ndose y abrazada a sus pieinas). Si no puedo. Dhjame llorar, no puedo, lejos de ti no' podrh vivir. N o m e eches, te lo ruego, te lo suplico. PEDRO.-Y,a sabes que no puede ser, por tu bien y por el mio. L,UCIA"A.-No importa, (desprhciame. bdiame, mitame, p r o no me alejes de tu lado. PEDRO.-Vamcs, Luciana, levantate, es ridiculo. LU'C1ANA.--Pigame, despedizame el rostro para que nadie se atreva a poner sus ujos y sus besos donde tu 10s pusiste. PEDRO.-Levintate, Luciana, no estis en tu juicio. LUC1ANA.- (PoniCndose e n pie sin despre7derse d e 41). Quisiera que me mataras para que asi como te debo i d vida, deberte la muerte. Exuchame: supieras c 6 m te quise cuanldo ahora poco. frenhtico de ira, como nunca te habia visto, 10s puiios crispados, me gritaste, me ofendiste, me humillaste. Eras otro hombre. (Mirdndolo a 20s o j m CI e s q u i m la v i s t a ) . Otro Pedro que yo no conocia, que me Ialtaba querer, que he adorado. PEDRO.-Bueno, Luciana, adib. LUCIANA.-En nombre del cariiio que me tuviste, de la felicidad que hemos disfrutado juntos, por el amor que re tengo, no me abandones. No te pido que me quieras, te pido piedad, compasi6n. Yo que he sido tu hermana, tu espos.1, tu amante, dijame ahora ser tu esclava, tu sierva. PEDRO -( Y a dCbilmente) . No. Luciana, no. LUCIANA.-ReEgame a1 ultimo rinc6n de tu casa, desprhciame, bdiame, per0 que yo te oiga, que te vea. Dhjamle aunque s610 sea para tener en quien desahogar tu c6lera; y 3 me hare culpable de todo lo malo que te suceda y me sentirh feliz a1 ver marcadas mis carnes por tus manos, pensanda que un dia t6 las besaste. PEDRlO.-No, Luciana, vite, no me obligues. . .

No.

- ARMAMDO MOOCK tienes un sentimiento noble, si hay algo en ti, tiene que revelarse; yo no te molestar6 en nada. Piensa en la vida que hemos vivid0 juntos, piensa que en todos 10s objetos, en todos 10s cuartos de esta casa hay un recuerdo tuyo y mio, todo nos habla de nosotros y aunque est6 lejos siempre estar6 aqui. Si yo soy lo mienos, en el jardin, en 10s irboles, en las plantas, en la ventana. en :u mesa, en tus libros, en el aire, en todas partes esti suspendido algo de t u espiritu y el mic. Porque t c me has querido, Pedro: no podriis acercarte, ni oir, ni tocar, ni ver nada, porqw en cada gesto tuyo, habrii algo de mi, que te diri de cariiio;, de bescs, palabras que nos heimos dicho. iRecuerdas? Dime que me querr6s siempre, Luciana, que me quierey a mi solo. Si. Pedro, mi Pedrito, a ti solo te quiero. Y nos abraz5bamos asi. PEDRB.-i Luciana ! ;NO! I,UCIANA.--;S~! s i me quieres, si 10 leo cn tus ojo;, en tu alma. si me est& besando sin besarime. Pedro, Pedrito, dime que no me voy, que n o pnedo irme. ( V a acercando su rostro al de el sin quitarle la vista, lo mira C O M O fascinando!o e n tantrj que !o ua enuoloiendo con sus brazos y su rtlerpo\. i Ah! jMi Pedrito! (Se hesan fririosamente) . iNunca nos separaremos! iPara toda la vida! ( [ . a sierpe enuuelta por enter?:, en 61, sin quitarle la vista, lo fuG apretando, matando, hast($ que la jiera cabeza del tiqre cay6 tronchada). PEDRO.-((i?ejando caer su rostro e n el h o m b r o de T ffriana, con desalrento). !Para toda la vida!
46

LUC1ANA.-Si

TEL.ON

ACTO TERCEKO
HOMBRE Q U E SE VA

X I niismo decorado de los actos anteriores. Inoierno, En la


chimenen arde un f u e g o bt-i!lante
A 1 a!zarsp PI teldn, en escena, junto a la derecha, Pedro, Manriquez, y W a l t e r ; al otro extremo de la sala, alrededor de una meslta de juego: L u c i m a , Mirella y Carmen Rosa, L u c i m n lee las cartas a Mirefla.

LUC1ANA.--Aqui tknes, e s t i bien claro: un joveq moreno que te corteja y que seri un gran amor, lucha con PI otrn, otro moreno: mira tfi. iAh! per0 hay una desgracia en tu casa CARMEN ROSA .-iMuerte? LLCIANA.-Xo. Parece que el moreno MIRELLA.--tCuil? est6 bien claro, parece que el que te iLUCIANA.-hTo gmta pero, mira, esti confuso, aqui sale phrdida de dint>ro, un gran disgusto CAJRMEN ROSA.-No precisa decirlo: despuk; de las pkrdidas de dinero vienen las disputas. ,Cuhntamelo a mi! LUCIANA.-Ne me confundas. U n gran disgusto, luego iAh! un v i ~ e . MJREI,LA.-i A Europa? CARMEN ROSA.Antes de preguntar a dhnde, sc pregunta con quikn. LUICIANA.--N~ puedo precisar, pero va a ser pron:o. Luego tndo sc arregla bien. MIRELLA.-)Y quh mis? LUCT-ANA.-Nada mAs. Bueno, re sale mejor que a Carmen Rosa. Per0 no t e pongas triste ni le des iimportancia. no hay que perder la reuni6n: se WALTER.-Hov Corre el Ensayo y tmemos muy buenos datos.

-ARMANDO MOOOK MANR1QUEZ.-j Ah ! Si, iremos. 'MIRE2,LA.-Me da fastidio verte tan jugador. WALTER.-Jugador no; lo hago por matar las tardes do 10s ldias dominps. CARMEN RC3SA.-Evidente, Luego me participari de esas noticias, WALTER.-Con mucho gusto. lLUCIPLNA.- (Siruiendo confites) . Le dirk, Manriquez, qaz 10s confites que me trajo boy son exquisitos. Sirvase. MANRIQUEZ. --No, gracias. LUC1ANA.-iQuiere que le diga la suerte, entonces? No. muchas gracias; no m c inte MANRIQUEZresa. MTRELLA.-iTeme que sepamos sus secretos? MANIRIQUEZ.-NO, lo Gnico que me pxeocupn es lo imprevisto; si no fuera por eso perdsria el 50 por cicnto de interis la vida. WALTER.-Tienes raz6n. LUCIANA.-iWff! Estoy m6s aburrida . Pedro Pnfermo, siempre malhurnorado; me gustaria que hubiesc un t u rremoto, un incendio, cualquier cosa asi, para distraerae. CARMEN ROSA.--; Caramba con las distraccbnes! LUCIANA.-Eso sacude 10s nervios, sale de la monotonia. T l e aseguro que no sh qui hacerme en la casa; todo el' dia voy de habitaci6n en habitaci6n husmeando C O ~ O si a n duviera en busca de algo. . . M1RELLA.-Tres cuartos de eso me sucede a mi. 'LUCIANA.-Es que no hay que hacer; por l a g ma5ar.a.s voy a misa, leo el diario MIRELLA -Corn0 yo. LUCIANA.-Pero es tan soso, despuhs de leida la Vida Social y 10s hechos de policia, no qmda nada. Podia c:tlrsen-e u m empastadura. CARMEN ROSA.-;Y para qui? ( L U C ~ ~ sirue R Ucon48

fites) .

LLTCIAXA.-Para tener que ir donde el dentista, PA ra podcr decir: ma6nr.a a las tres en punto tengo que estaralli, poder pensar en cso todo el dia, lcego olvidarme y llc gada la hora, salir con retraso, precipitadamente, llegar y haber pcrdido e? turno. CARMEN ROSA.-Eres loca.

LA SERPIENTE

49

LUCIANA.-Sin ser indiscreta, id6nde ha comprado estos confites que me trajo, Manriquez? NANRIQUEZ--Menos averigua Dios y perdona. LUCI ANA.-Exquisit os. A4ANRIQUEZ.-iYo o 10s bombones? LUC1ANA.-Tal vez 10s bombones. (Todos ridn) . WALTER.--,Te has fijado lo piadosamknte que hablamos de nuestros semejantes cuando hacemos la digesti6n ? MRNRIQUEZ.-Se siente tanta seguridad en si misnrc y se mira el mundo con tal desprecio. PEDRO.-Es que miquina que e s t i bien a1imenta.b. en plena combustibn, 10s dos yo estin fortificados, hay un exceso de vo!untad que se transform en buen humor. MANR1QVEZ.-Por eso 10s demixratas devientr, arkt6cratas cuando la miquina est6 en plena cornbustibra? LUCIANA. - 2Por quh no nos cuenta, Manriquez, cuindo se casa? M,%NRTQUEZ.-Eso se lo ha soplado Carmen Rosa, M1RELLA.--No preguntamos eso LUC1ANA.-Se le ha visto en muy buena compaiiia, CARMEN ROSA.-Hay que felicitarlo, es una chica muy guapa. MANRIQUE2.-Gracias, p r o no pienso casarme. ( M i ra iijamente a Luciana, ksta f i n p no darse cuenta). MIRELLA.-iY por qui no, Manriquez? MANR1QUEZ.-Porque no tengo tjempo. WALTER.-Y es, como ustedes ven, una raz6n bien poderosa. CARMkN ROSA.-iQuh l i s t h a ! Yo que me habia forjado tantas ilusiones. Crea, Manriquez, que pienso en USted todo el tiempo. (Pedro contempla el f u e g o abstraido) . MANR1QUEZ.-2Tiene usted muchas deudas? CARMEN ROSA.-iQuC prosaico! Se le habla dr. amm y usted piensa en el inter&. MANRIQUTZ-Siempre que se habIa ;e amor se termina discutiendo de .dinero. LUC1ANA.-Supongo que no es la falta de dinero l o que le impidz casarse con esa linda chica. (COP las de Cait?). WAl,TER.-IndudablementP que no. Es que 10s tenorios tienen dos graves inconvenientes para el matrimonio. CARMEN ROSA.-Eso es interesante: jcuiles son? WALTER.-1.0 Que una vez hecha la conquista de

la esposa no ;a pueden abandonar, y 2.0, que C O ~ h3n Q visro tanto temen 1as infidelidades de la chyugc. MIREL1,A.-Cs un buen castigo. MANRIQWEZ -Hay algo de eso, pero no es t d o . Fs que tengo un concepto muy elevado de mi inismo. TJLTCIANFL.--; Que prcsuntuoso MAhR1QUEZ.-Hay ciertos hombres que no debcn casarse nunca. CARMEN ROA.Expliquese, que m t i qtredan3o muy mal parado. MANRTQUEZ-Los hombres geniales, 10s a u c estin Ilamados a realizar una obra completa no deben casars2. en perfecto acuerdo. WALTER.-Cstanios MANRIQUEZ-Esos hombres son la resulta del perfeccionainiento de una raza, son el mejor ejemplar, han Ilegado al summilrn y sus hijos son degencrados. WALTER.-u obra son sus hijos, no deben dejar m6s. MANRIQUEZ.-Es muy triste pensar que e! pobre Verlaine, maestro rnaravil!oso, haya dejado un hijo idiota, guardabarreris del r*letropolitano de Paris. CARMEN ROSA.-Perdonen, seiiores genios. MANRIQWEZ,-Si. Genio fracasado, pero genio. i Q U 6 diabros! Luego que tengo muchas preocupaciones en 1.7 cabeza y nc :endria tiempo para divertir a mi mujer. MTRELLA ---:Entonces usted m e que nosotras necesitamos q u e no4 diviertan? o 1;s divertimos nosotros o nos WR1,TER.-Evident., divierten &as NANF,!QrJ;EZ.---Con el agravante que cuando se carsan de divertirnoc hnsran quihn las divierta. WAJ,TER -La mujer que se aburre es infirtitamente pel igiasa. TvJIRELI,,~. - T : e n e n ustedes una phsima idea de la mujer. CARMEN R.OSA.-Yo conozco algo de la vida y putdo asegurar q u e no s610 10s genios son engaiiados POT sus 1~~jcxes C .O ~ O Z C O modesros comerciantes qne . LUCIANA.-Y yo tambihn. iMANR IQUEZ.-Pero esos son hombres felices. CARMEN ROSA.-iQui !lama hombres felicps?

50

_ _ I -

l-_l_____

ARNAPJDQ MOQCK

LA SERPIENTE 51 MANRIQUEZ-Aquellos de quien el mundo entzvo se mofa y ellos lo ignoran. LUC1ANA.-Estos intelectuales son temibles. CARMEN lROSA.--Y de un qaterialismo aplastante. MANRIQUEZ.--De tan romantic0 e idealista qne soy, he ilegado a1 materialism0 mas grosero. CARMEN ROSA.-El optimism0 de ustedes le pone a una el coraz6n en un pufio. De aqui en adelante, cuando tenga un dia negro de desaliento, en vez de irme a meter a un teatro a reir, rvendrh a ustedes para que con sus magnificas teorias sobre 10s hombres y las mujeres me llenen de aliento. MANRIQUEZ. -Y hari muy bien. De un tiempo a esta parte, han tomado el teatro por un circo donde no se va a oir hablar a! talentoso sino a1 imbhcil; hay mucha gente que quisiera que en el teatro le dijeran las estupideces que no han tenido tiempo de hacer ni decir. LUC1ANA.-Me figuro oir hablar a Roberto. CARMEN.-iVerdad! Roberto no ha venido. WALTER.-: Es cierto ! LUC1ANA.-Y es extraiio; siempre almuerza con nosotros 10s domiagos. MANR1QUEZ.-Oye, Pedro. . . PEDRO.-i Q u ~ ? MAmIQUEZ.--Habia olvidado decirte . PEDRO -2Qui. ha pasado? MANRIQUEZ--Roberto ha dejado de pertenecer a la rcdacci6r. MIRELLA.--. (Con ansiec'ad m a l disimulada) . i l o han despedido? MANRTQUEZ.--NO. Present6 su renuncia. PEDRO.-Es una 1Sstima. MANRIQUEZ.-SI. Era un muchacho inteligetlte. Yo me equivoqu; con 61. Empezaba tan bien . LUCIANA.-iPobre Roberto ! CARR/IEN ROSA.-Simpitico el muchacho! L,UCIANA.---iQ& tienes, Mirella? M[RELL,A.-Nada; absolutamente nada . . bUCIANA.-Te vi tan pilida. MIRELLA.--Tal vez de W a r sentada tanto tiemPo
disgustadg.

PEDRO.-iOh! No lo pienses, Walter. WALTIER.-No has hablado una palabra. PEDRO.-Me siento mal, nervioso : a t e mahatdo tiemPO de Busnos Aires, tan pronto llueve corn0 sale el sol; tengo 10s nervios tensos como las cuerdas de un violin. WALTER.-Dijate de tonterias. Son las dos y cuarto, v+$a ponerte tu sombrero y nos vamos a1 Hipbdromo. MANRIQWEZ.--AI1I te distraer5s. PEDRO.-No, gracias. Vamos Luciana. Mirella, Carmen MANRIQU#EZ. Rosa, a ponerse bonitas y nos vamos a las carreras, LUCIANA.-iPedro tambihn va? WALTER.-Tambikn, evidentte. PEDRO.-No insistan, n o voy, he de trabajar, MANRIQUEZ--Hoy es dia de descanso. PEDRO.-No irh. LUC1ANA.-Yo tampoco voy, entonces. PEDRO.-V< t6, si quieres. LUC1ANA.-No, de ning6n mado. CARMEN ROSA.-zY a mi tambihn me invitan? MANRTQUE2.--Tambikn. CARMEN ROSA.-iUskd es un genio! E s p r o que me proporcionar5 unas dos fijas. MANRIQUEZ.-Y usted, iquk me va a dar? j Hombre, por Dios! U s t d qi:e CARMEN ROSA.tiene tanto sprit, suele tener arrestos ordinarios: iQuh me va a dar? MAiNRIQUEZ-Este mundo es de toma y daca. CARMEN ROSA.-Si es asi, le darh el placer de lucirse conmigo en el Hip6dromo. MANRIQUEZ.-i Pish ! CAlRMEN RQSA.-iLe parece poco? Yo que creia que 10s hombres conquistaban mujeres por el placer de lucirse con ellas, de dar oportunidad a decir: Mira a Manriquez: ha hecho una nueva conquista. Yo aparentark tal cosa; lo escuchark con 10s Iabios entreabiertos y 10s ojos desfallecientes, sonreirC ruborosa, como si me estuviera diciendo algo picarezco, aunque me diga majaderias. Cuando haga descoirchar el champagne, en el buffet, brindark por usted, y a1 beber morder4 la copa. MANRIQUEZ.--CQuiCn le ha dicho que yo hart! descorchar champagne?

52

I -

--

ARMANDO MOOCK

pro.

presiento. No porque le agrade heberlo, sino porque nos vean. Luego: con qui emocijn voy a apretar entre mis dedos enguantados 10s diez billetes a General Capdevila, que usted me obsequiarii por ser ksta la fija del dia. MANR1QUEZ.--Es usted fantbstica. CARMEN R O S A . - % pierde, lo consolari acariciindole, asi, la barbilla, y diciinidole: No te aflijas, monin, que eres rico. Si gana, le prometo un beso cinematogrhfico. MANR1QUEZ.-Juguemos a que esto era un suefio. (Pnsa Luciana en direccion a1 oentanal a reunirse con MireIla. MGnriquez la sigue con fa oistn). CARNIEN RQSA.-i Tacaiio! MANRIQUE2.-El beso puede darmelo : lo acepto. CARMEN ROSA.-Los besos son como 10s cohetes, seiior min, s610 deben estallar cuando va a haber fiesta. M ANRIQUEZ-Me parece acertado. CARMEN ROSA.- (Indignada a1 ver que Manriquez no le escucha por mirar a Lnciclna). Agradezco sus desdsnes. si no estuviese usted entontecido p r Luciana, seria otra CQSa,

LA SEWIENTE

CARMEN ROSA.-Lo

53

MANRIQUEZ.-iCalle usted! Es un embuste! CARMEN ROSA.--iA qui ocultaalo? Si eso a nadie se escapa. S61o a Pedro, y eso, porque hace las veces de ma-

iMANR1QWEZ.-Qui mal intencionatda es usted. CARMEN ROSA.-i Ja, ja, ja! MANRIQU,EZ.-Donde pone mano pone mala intriga. Ya ve usted a esa pobre chica Mirella . . CARMEN ROSA.-Respecto a eso, tengo la conciencia bien tranqui?a. ;Qui? queria usted que hiciera de ella? No iQue la casara? sabe trabajar, cra?nque a p n a s lee. MANRI(YUEZ.--lDigo yo. habria casado usted con ella? CARMEN ROSA.-;Se MANR1QUEZ.-Yo no, pero . CARMEN ROSA.-Ni nadie. Yo soy su familia, y mis relaciones n o son comb para matrimoniarse. si no hubkse tenido el buen criterio de ponerla en manos d e Waltzr, quiz5 d6nde hubiera ido a parar: quiz6 quC malos vientas !a ha?xian arrastrado. Wfstedes los hombres, no entienden de estas cosas. HP procedido con ella como la mis corriente y perfecta

PidO.

de las buenas mamis; la he entregado a un hombre serio. de sitnacibn y que la quiere. Ya pueden recriminarme. MAYR1QUEZ.-No he dicho nada. CARMEN ROSA -Yo; lo justo y necesario. iSiguc.hablando) . M1RELLA.-iOh! Luciana. Yo no quiero ir con ellos LUCIANA.-iQuC tienes? T e ruego me pidas t e acompaiie. M1RBLLA.-Nada. luego te explicarh. WALTER.-Bueno, jvamos, Mirella? MIRELLA.-;Oh! Ylo . Walter. le habia pedido a Mirella que me LUCJANA.-Yo acoinpafiara esta tarde, paso tan sola. WALTER.-iAh! Si. A Mirella no le entusjasman 10s caballos. M1RELLA.-Me ponen muy nerviosa. WALTER.-La primera vez que fuirnos rompib 10s guantes. CARMEN ROSA.-iQuC tonta la muchacha: Acotnpiiienime a ponerme el sombrero, no quiero atrasar a estos seiiores. WALTER.-Eso es, ya es tarde. ( M u t i s Carmen Rosa. Mirella t~ Lucinna. Pedro en e.{ ventanal contempla e! jardin. Mmriquez ,re queda mirando n Luciana hasta qtle desapareLe). Oye, 2sabes una cosa? MAhTRIQUEZ.--;Q~C? WALTER.-Te rst6 gustando demasiado Luciana. MANRIQUIEZ.-i ImbCci1 ! Es una tonteria que t e quedes, Pedro. WALTER.-La reuni6n va a ser interesantisima. De n i n g h modo, no podria estar tranPEDRO.quilo. MANRIQUlEZ.-Te atormentas demasiado. WALTER.--;Qui6n apura tu obra? PEl>RO.-Es que ya debiera estar terminada y no hago nada Miren, rne faltan apenas dos o tres carillas no pucclo. F s i:ergonzoso, me quiero uoner a la tarea, porque i A h ' Si tengo las ideas, (me siento a 12szriblr poque y na?, !a mente en blanco, se borra todo. \VAT,TER.-Eso te indica qne debzs descansar. PEDRO -Si. T%q"s. Es una inqaietud ( S P pasea.
7 ',

54

--

ARMAND0 MOOCK

L A s%aPIEwaE

pass Carmen Rosa, lupgo Lucianu y Mirella). CARMEN ROSA -Ya me tienen ustedes lista. WALTiER.-Varnos, entonces. MANRIQUEZ.--,.Pero quC tiene, Carmen Rosa? Est6 phlida, Iiorrorosamente pilida. CARMEN ROSA.-iQue me asusta! MANRIQUEZ --;Ah, nada. nada! yo tambih me asustC; es el blanquete. CARMEN ROSA.--; Majadero! Un poquito de polvo. MANRIQUEZ-No se ponga nunca un poquito porqut se 1. va a borrar la cara y seria una listima. CARMEN ROSA.--Tan gracioso. WALTER.-iResueltamente, no vas, Pedro? PEDRO.-No, gracias. MANRIQUEZ 2 Y usted no se tienta, kuciana? LUC1ANA.-No, gracias, Manriquez. MANRIQUEZ-Lo lzmento, esth usted encantadora, esti en SL? d i a ; me habria gustado lucida. LUCIANA.--Gracias por la iiivitacibn y por 12 galanWALTER.-Hasta luego, Pedro. PEDRO.-Que les vaya bien, hasta luego LUCIANA.--Los acompaiiamos. pbrtate bien. WALTER.-Y MIRELLA.-Que ganes mucho dinero. M;INRIQUEZ.--;Varnos. dama piilida? CARMEN ROSA.-Vamos, antipitico. (Mutis todos rnPZos Pedro, que contin& pnsen'ndoge. Pausa. Entran MireZla r~ Lirriana) . LUCTANA -Exp!iczme ahora, 2quC te sucede? MIRELILA.--Si, si, t e esplicarQ. ILLJCIANA-Pedro, i t e sientes m a l ? PEDRO.-No. LTJCIANA.-No fumes tanto. PEDRO.-Haz que me preparen cafh. LLC1ANA.-Eso te hace daiio. PEDRO.-Por favor, Luciana, no me contradigas, te lo suplico, te lo ruego, dhjame, no me diigas nada. ( M u t i s ) . MIRELLA-Pobre Pedro, q u e cambiado esti. IAJCIANA.-No lo sabes bien. Pers suCntamz, iquh t e sucede?
teria.

55

56 -

MIRELLA.-Estoy desesperada, Luciana, aykfame tu. LUC1ANA.-Me asustas. M1RELLA.-A1 hombre que quiero mis, a1 tinico que he querido le he hecho un gran dafio. LUCIA".-No te aflijas asi. M1RELLA.-Roberto . . . LLrCIANA.-~ C6rno? iRoberto? Lo quiero, lo he querido siempre. Yo MIRELLA--Si. he sido la culpable que le hayan despedido del diario. Yo, porque las horas qae kl debia trabajar se las quite. Toda su iIusi6n era su trabajo y lo ha sacrificado por mi. Es preciio que yo l'e hable, que le diga que me perdone; estari desesperado el Robre. tti, Mirella, t ~ .. LUCIANh.-pero M1RE'LLA.-Yo he sido. quC puedo hacer por ti? LWCIANA.-iY M1RELLA.-Permitirme hablarle. LUC1ANA.-Per0 no ha venido. M I R E L L A . C i . Esti aqui, lo vi Ilegar. No m(e digas que no, Luciana, no me lo digas. I,UCIANA.-i C6mo puedes pensar ! M1RELLA.-Lo quiero tanto! LUCIANA.-iY Walter? No me habia imaginado . MIIRELLA.-iEs hor'rible! Todos dirin que soy mala y no, es LUCIANA.-No te pongas mi, vendri 61 y te encontrar5 fea ( T o c a el timbre). MIRELLA.-Qui buena eres, Luciana. IGNACIA.-;Llam6 la seiiora? a don Roberto que tenga la bonLUCIANA.-Diga dad de venir. IGNACIA.-&ti bien, seiiora. (Mutis Ignacia) . M!REI,LA.-Yo debi tener m5s caricter y no escucharlo. i h b r e Roberto! iQu6 va a ser de el! iRh! Pero lo quiero tanto! LWCIANA.-iLo quizro tanto! Eso no se cambia ni se paga con nada de la vida. MIRELLA.-Es tan sincero, bueno, franco, leal, me quiere t m noblemente. No me prdonarC nunca. T G times @e consoguir de Manriquez que Io vuelva a admitir. ROBERTO.-; Se puede? 1,UCIANA.--Si, YO harl cuanto sea posible.

ARMANDQ IaBOCK
-

%A SERPIENTE

LUCIANA.-Yo no, es iMirella, M1RELLA.-i Roberto ! . ROBERTO.-C6mo esti usted, Mirella. LUCIANA.--Tor quk no vino usted a almorzar, se -pregunt6 por usted. ROBERT0:Me retard6 un poco, me encontrk con anos amigos . . L,UCIANA.--Mal hecho. Bueno,' ;os dejo unos momentos Con permiso. (Mutis Luciana. Pausa) . MIRELLA.-iRob.erto! iRoberto1 9erd6nan!ie, te he causado nn daiio enorme. ROBERT,O.-iYa has sabido? MIRELLA.--Si, p r o es precis0 que vuelvas a tu trabajo, y o hablark . ROBERTO.-+No! T e lo prohibo. Era una cosa fatal, tenia que suceder. M1REbLA.-Es que yo no podrC vivir tranquila pensando qne por mi culpa. . ROBERTQ.--Soy yo el culpable, yo que te quiero demzsiado, yo que sahiendo como eras no fui capaz de ohidarte. quk vas a hacer ahora, en quk vas a MIRELLA.-iY traba jar? ROBERTO.-Aun no lo sk, necesito consultarlo. MIRELLA.--2Y con quidn? ROBERTO.-Contigo, Dime, Mirella, ime quieres? M1KELLA.-Si, Roberto, no lo puedo remediar. ROBEiRJJO.-; Mucho? M1RELLA.-Creo que no podria m5s. ROBERTO.-Mirella, entonces todo esti resuelto, na'da me importa. Esto fuk mi fracaso, he desviado mi camino: mi vocacicin, todo se ha despedazado en un segundo; todo lo he dado a cambio de tu cariiio; necesito rehacer mi vida, emp z a r de nuevo la lucha, jest6s dispuesta a ayudarme? M1RELLA.-i Oh ! i Con toda el alma, Roberto ! RGBERT0.-Entonces, sigueme. Vente conmigo. M1RELLA.-i Roberto ! ROBERTO.-Yo si que es un sacrificio que te im-

aa?

ROBERTQ.-iMe

LUCI ANA.-Adelante.

57

dicen que usted me llama, Luck-

A E W m D O MCDOOK M1RELLA.-Sacrificio no, pero tii comprendes . ROBERTO.-iTe niegas? es eso, piensa que no soy libre, pknM1RELLA.-No sa que Walter R O B E R T I Q . N O ,No lo nombres. Tb me puedes salvar. Mirella, Y o sC que a tu lado tendrh Animo para luchar, no te pido mis que cariiio, No seremos ricos, per0 seremos felices, Mirella. Dime que s i . . MIRELLA.-i Roberto! Mi Roberto. Si. 1r6 contigo. i T e quiero! ROBERTO.-Maiiana estaremos lejos. MIREL'LA.-i Como, maiiana? Yo quisiera decide. prevenirlo ROSERT0.-No, T e convencerh. No M1RELLA.-Me exiges dernasiado, ese hombre no merecc . ROBERTO.-Te lo ruego, Mirella, vhmonos! mio, ;que m y a Bacer? . Si. MIRELLA.-D5os ROBERTO.-;Te aguardo? M1RELLA.-Si, Roberto, ROBERTO.-No oivides que si no llegas soy capaz (Mutis de Roberto). iDios do! M1RELLA.-iSi! ; Dies mio! ~ Q Uvoy & a hacer? iOh! iL0 quiero! il.0 quiero! (Toca e2 trrnbre. Pausa) . IGNACIA.-iLlam6 la seiiorita? MIRI=,ILA.--Haga el favor de decir a Luciana que venga y tr5igame mi abrigo y mi sombrero. bien, seiiorita. (Mtrtis Ignacia) . 1GNACIA.-Est6 MIXELLA.- (Yendo n! escritotio) . Le escribirC unas cuantas iineas Le dirC p r o , iquC le puedo decir, que explicacih puado darle? No, no, nada L.UCIANA.-;Y quP? ;En q u i ha terminado? . M1RELLA.-Lwiana, me voy, me voy con 61. LUCIRNA.-iNo! 2Estjs loca? s4, pero me voy. MIRFZ,LA.-No LUCIANA.-Pero. ;has pensado? MIRELLA.-Estas cosas n o se piensan. LUCJANA.-;Y Walter? e digas, ve M1REULA.-Te ruego que tfi le hablles y ! mcdo que sufra lo menos posible, que me perdone LUC1ANA.-Yo no lo puedo permitir. No. Arruinas
58 --

LA SEBPIENTE __56 tu vida y la de ese muchacho. ;D6nde van a ir? 2De qui? van

a vivir? MIRELLA .--Dios

dir& IC+JACIA.-Aqui tiene la seiiorita. ( M u t i s Igaacia) . M1RELLA.-Gracias. LUC1RNA.-SI razonable, Mirella, tu no haris eso. MIRELLA.-No me detengas, estoy resuellta, hace mil-. cho tiempo que lo estaba, sufro demasiado con I R felicidad que Walter me proporciona; no la merezco. LUC1ANA.-Te vas a arrepentir. M1RELLA.-Con tal que sea la 61timla vez. LUC1ANA.-Pero qul irin a decir de mi que he permitido. M1RELLA.-2Eras t6 mi guardiin? No. Gracias, Lnciana, por tus consejos, y adi6s. LU'CIANA.-i Oh ! Chiquilla h a ! MIRELLA. -- Y dile q u e me perdone, defiCndeme cunndo digan que soy mala, tri sabes que no lo soy, t6 comprendes, 10 quiero, ~s lo 6nico que puedo ofrecerle: mi vi&.. ( M L t t i s Adirclla. Pausa) . VOZ DE MANR1QUEZ.iCarambai QuC apurada va. ;No 3guarda a Waliter? 1GNACIA.-Seiiora, e! seiior RIanriquez. LWC1ANA.-2ManriquezI Qui extraiio, tan pronto. Hade pasar. IGhTACIA.-((En la puorta) . Tenga !a bmdad de pasar: aaui e s t i la seiiora. MANRfQUEZ.-Ya me tiene mted de regreso. (Ilfutis Iqeacia) . LUC1ANA.--:No h a ido usted a las carreras? MANRIQW,EZ.-Si, es decir, no. Ttuve unas cuantay palabras d.* mis con Carmen Rosa y regred. LUCTANA.-iHan reiiido definitivarnente? se ri3e con las personas que s e MANRIQUEZ.-S6lo estiman. LlJC1ANA.-Voy a avisarle a Pedro. MA?JRIQUEZ.-Si usted n o tiene mayor prisa, pre feriria hahlar con usted unos momentos. LIJCTANA.-Si usted quiere i?r[A'NRIQWEZ.-Parece que le molesta estar sola conmigo.

MANR1QUEZ.-Eso digo. (Pausa) ; Luciana. no SC c6mo irS a tomar usted lo que voy a deckle: hemos conversado con Walter, y viendo el estado en que se encuentra Pedro, y confiando en su generosidad hemos pensado decir a usted . . LUC1ANA.-Termine usted . . MANR1QUEZ.-Hasta este momento no habia querido inmiqcuirme por m'otivos que yo me &. LUCIANA.--iQuC me va usted a decir? Me parece comprender . . MANR1QUEZ.-Si, Luciana, usted s una mujercita razonable, ustad debe, por algun tiempo, separarse . LUC1ANA.--Oh! Ya lo adivinaba, ya lo veia venir. MANR1QUEZ.-Pedro necesita calma, reposo, cuidados. LUC1ANA.-iY quiPn mejor que yo puede proporcionarle esos cuidados? MANR1QUEZ.-No, Lucisna, no. L U C I A N A . C i lo si, si lo sabia desde hace mucho que es usted quien desde un comienzo ha tratada de alejar a Pedro de mi lado. Una cosa es hacerse la desentcndida y otra es no dame cuenta. MANRIQUIEZ-Si usted sabe que Pedro va de mal en peor, por el lbien suyo y el de 61, debia usted LUCIANA. - No. Eso nunca, Manriquez; ahora que est6 enfermo con mayor raz6n debo permanecer a su lado. Lo quiero, me entiende usted, lo quiero, y ni usted ni nadie me impdirP estar cerca de P I . P u o , iquiin es Listed para ve nirme 3 exigir? iAh! No crei que su villania llegaria hasta tal extremo. MANR1QUEZ.-i Luciana ! LUC1ANA.---Si. Cree usted que soy tan confiada como Pedro, que aun Cree en su amistad? No, si y~ sC por quh usted es PU amigo, es decir, por quC simula serlo. Pero son *instiles todas sus intrigas. MAWR1QUEZ.-Usted me ofende, Luciana, p r o yo 64 perdonar. Si el m6vil hubiese sido separarlos nada me habria costado, per0 por no oir el reproche que usted me hace ahora, me absruve de haceflo. LUiCIANA.-Si usted hubiese queridot . J a , ja! MANRIQUEZ.---Si. Si yo hubiese querido, no se ria. LUCIANA. - No, Manriquez, estdn demasiado certa

80

- ARMAND0 MOQCK

LA BERPIENTE

62

de nuestros.labios 10s labios de 10s hombres para que se atreran a decirnos: no! M A N R I Q U E Z A u p r e m a fuerza y suprema confianZa de la mujer, e s t h demasiado cerca de nuestros labios 10s labios de 10s hombres. LUC1ANA.-Le repugna, lo veo en el gesto, pero todos 10s medios son buenos cuando se defiende lo que se quiere; mis vergonzoso es apoderarse de la confianza de un hombre, introducirse en su casa con el solo y h i c o objeto de destruir su felicidad como usted pretende hacer. MANR1QUEZ.-Es usted injusta, Luciana. LUC1AMA.-Si. Porque tengo demasiada seguridad en mi inisma no le he desenmascarado; yo debi decirselo a Pedro, hacerle comprender que usted no viene por amistad sino por mi, p r mi. MAh4RIQU?EZ.-Si, es verdad, por usted. Pero, jacusarme? j K k auh me acusaria sin acusarse? 'MANRIOVEZ. -Si. Usted. Porque si sabia, si sabe que la quiero, que la he querido siempre, tan culpable y tan c6mplice es. LUC1ANA.-Aviado estaria el mundo si nosotras las mujeres, lfuhramos acusando a todos 10s que con miradas imptidicas nos desnu,dan, nos devoran, nos hablan de deseos, de crimenes y de vicios; tendrian que andar 10s padres, 10s esposos, 10s amantes, Ios hermanos con el arma empufiada castigando traiciones. MANRIQUIEZ.-Y entonces, Luciana, por Q U ~ me acusa como traidor, cuando si algGn mal he cometido querie'ndola es el de n o habsr podido olvidarla. 1,UCIANA.-Calle usted, Manriquez, c6mo se atreve 3 decirme MANRIOUEZ.-Alpuna vez habia de cansarme de hawr Fauilibrios de ironia sobre mi coraz6n. LUCTANA.-Se olvida usted que est6 en casa de Pedro, que soy su muier, Icgitima o no, p r o S Q ~ su mujer. MANRI0WEZ.-Por quh han de ser tan daiiinas las Palabras! Desde que la conozco la he querido y usted lo sabe: ipor quh por el solo hecho de decirlo la ofendo a usted y ofendo a mi amigo? No, Luciana, ksta, n$i pasihn, merece resP r o : sin un reproche, sin una queja, silenciosamente y resignadc, en vez de tornar enemigo f u i el protector de ustedes,
\

LUCIANA.-:YO?

Pedro ha dependido de mi, y s610 beneficios supe hacerle porque sabia que i l !os compartia con usted. Este cariiio ha tenido gestos paternales, pero ustedes las mlujeres cuando no aman na reconocen jam& 10s sacrificios. LUC1ANA.-Manriquez, crdame que no estuvo en mi Snimo el ofenderlo, el temor d e verme alejada de Pedro me hizo mirar e n usted u n enemigo. MANR1QUEZ.-Ir noblemente a hacer el bien, y recibir una ofensa de la itnica persona de quien se quisiera recibir agradecimiento es bien triste. LUCIANA.-L,as circunstancias fueron y no yo. ( P u g sa larga). MAhrRIQUiEZ.-Si usted quisiera escucharme . Luciana, por su bien, despuis me dari la r a n k , nada le faltari, sep5rese usted. . LUCIANA.-iPedro I (Pedro m r r a precipitadarnevte y cia u su escritorio a revolver pa,qt.les). PFI>RO.-i Ah! Manriquez, estis ac5, cuinto me alegro. voy a escribir, ayitdame, acompiiiame. yo queria decirte I,tJCIANA.-Pedro, PEDRO.-No me digas nada, dijama tranqnilo, ya tendrbs tiempo para contarme. 1 , U C I A N A . P e r o Pedro . . PEDRO.-Todo el mundo se ha empeiiado en que no escriba. LUC1ANA.-Pero, Pedrito, no t e pongas asi, eres injusto. (Llora). PEDRO.-Perdona, Luciana, si ya no sd ni lo que hago. ni I o que dig0 Tr5eme caf6. LUC1ANA.-Si, todo lo que pidas, todo. PEDRO.--Mi Luciana, pobrecita : comprendo que te molesto. Anda . (Mtrris Luciana). Ves tii, Manriquez. ahora yo iba. . . no me dejan MANR1QLJEZ.-No te desesperes: a ver, vamos a ver jen qui quieres que te ayude? PEDRO.-Siintate a c i . LeCme las Gltimas carillas para recordar. stl lado leyendo) . Los pensaMANR1QUEZ.-((A mientos yon actos nerviosor ejecutados con el cerebro; pensar es nn ejercicio muscular de la voluntad; pensar 16cifda y cuerdamente es acrecer nuestro Dios interior, es intensificar la vo-

62 --

-ARMANDO MOOCK

.LA SERPIENTB 63 luntad . (Se oye a la criada que canta, Pedro furioso,

abriendo la uentana) .

&io.

PEDRO.-Silentio, silencio, CQuiCn grita aqui? Silen-

PEDRO.-Nada de perdones, que no oiga yo gritar nuevamente. Es increible, terminarh por matar a alguien. Perdoni, Manriquez. MANR1QUEZ.-EstAs nervioso. Continuo: (Mientras Alanriqrrez lee, Pedro .scribe), Los hombres cuya voluntad es nula o esti bajo la dependencia de otra superior . PEDRO.--Es natural. LQS DO PI LA VEZ,-. . dejan de ser hombres para ser individuos inionecientm y sus actos no deben ser juzgados. es (Escribe precipitadarnente) , PEDRO.-30 ~LUCIANA.-Aqui tiemes el cafC, Pedrito. PEDRO,--;QuiCn interrumpe? iLUCIANA.--Soy yo, que . PEDRO.-Ni tu, ni nadie. LWC1ANA.-Es el cafk. PEDRO.-Dljalo ahi entonces. LUC1ANA.--No bebas mucho porque ya sabeq que PEDRO.-i Vete ai demonio ! iMANR1QUEZ.-Vamos, hombre, no es para tanto. PEDRO.-(Saca el reocjluer del esctrtorio. R m e n a z a n d o ) , Mira. Si tc o quien fuere, vuelve a entrar, lo seco de un tiro. I,UCIANA.-i Pedro ! MANRIQWEZVamos, ;est& loco? ( a Ltrciana) . No se aflija. PEDRO.-Ella. Ella es la culpable de todo. LUC1ANA.- YO? iC)h! Pedro!. ( P a u s a ) . PEDRO.-Disculpame, ven . dame un beso. LUC1ANA.-Si, Pedro . ( S e besan). PEDRO.-Pobre mi Luciana ( L a acaricia) . iAh! Perc., tengo que escribir ~LIJCIANA.--Eos dejo, Si . ( M u t i s Luciana) . PEDRO.-iVes Manriquez? Me .quitan las ideas, todos se conjuran. (Rebe cafe y empieza a pasearse neruiosamente, se deriene frente a un mtreble y lo qolpea con el puiio: se estruja la frente con Ias mut?os).
tt

VOZ DE 1GNACIA.APerdone el seiior!

64

C6mo se alegrarian si no terminara. PEDRO.-iNo! Pero t u me a y u d a r k Lee. MANRIQWE2.-"Los hombres, cuancdo nasen, creaa un Dios interior; pequeiiito corn0 ellos, luego va creciendo, creciendo. t-iip.ta que robustecido por nosotros, por la vo!untad, se h 3 c : s rprior; ese Dios es nuestra obra, ese Dios que invocanloc cuando la materia nos abandona, pcxque es nuestra creacion, porque es lo unico que queda, es lo Gnico que flota como una aureola rqientras nuestra carne va muriendo, porque esa es la creacsn laboriosa de nuestra voluntad: Dios. " LOS DOS A U N A VEZ--"Es e1 triunfo del hombresobre la bestia, del espiritu sobre !a cane, del pensamiento sobre el acto, de la creencia sobre la religi6n; de la verdad sobre la iusticia, de la realidad sobre los prejuicios, de nuestra Dim sobre 10s dioses" . PEDRO. - Aguarda, aguarda. (Escribe febrilrnente, el y o grita, casi ruge estas palabras). Dios . voluntad enemigo . las energias. . el pensamiento. jOh! No puedo mhs, Manriquez, no puedo mas, estoy perdido. MANRIQUEZ.-i Quh te sucede? PJDRQ.-Mi Dios se va, se vd Dios, aqui queda s610 el hombre . , No viene, estoy perdido. (Revolviendo la cah e x enVe los papeles). %toy perdido. MANRIQUJEZ.-Calla. no digas tonterias. (Pauscr) . PEDRO. Tienes r a z h , es ridiculo, es absurdo. Yo que no tmgo voluntad. . (Arrancando las cuartillas de manos de Mantiquez. Rurlonamente) . Es ridtulo! Esto tienen que sabeilo, asi no me perseguirin. Si ya n o soy yo, mi &os ha murrto. Ella lo ha roto. (Abr'iendo puertas 'J centanas. Atardece, la a l a est6 en semipenumbra). MANRIQUEZ-2QuP vas a hacer, Pedro? PEDRO.- i l l a m a n d o ) . Vcngian, vengan todos, p 10s Ilamo, vengan a ver L voluntad. (Goge el alto de papeles y vu n In chimenea. Entra Luciana). LUCIANA.-$?or fin has terd'inado tu obra? PEDRO.-Si, para siernpre. MANRIQUEZ-Pedro, jestis loco? ( T r a t a de denI

res. .

MRNRIQUEZ.-Vamos

-- ARMmDO MBOCK ! Ven aci. IDejhmoslo, si quie-

nedo) .

I,UCIANA.--~QuP haces?

( A r r o j a las crrartrllas a1 f u e g o ; vioos resplandores iluininan lcr esceca) . No me detengas. LUC1ANA.-Pedro, mi Pedro, lquh tienes? PEDRO.- (Sacudie'ndola) 2 Q u C hiciste de mi voluntad? iQuh hiciste de mi Dios? I,UCIANA.-IXjame que me haces daiio. MANRIQUEZ-iPedro! iPedro! ( T r a t a n d o de con tenerlo) . PEDRO.-A mi nadie p e d e hacerme daiio. ( L a suelra coil desprecio). 2QuiCn ergs tfi, sonibra? Todos Somas sombras. ( S e sienta j m t o a1 f u e g o y se queda c o n t e m p k h d o l o ensimismado) . MANRIQUEZ- ( Y e n d o a la puerta) . j Ignacia! iIgnaiia ! LUC1ANA.-Pedro! O h ? Dios mio! 1GNACIA.-Seiior ! PEDRO.-iLa voluntad! Miren como se retuercen, corno se rransfonman, son mujeres, son serpientes que on&Ian. LUC1ANA.- (Remeciindolo). Oh! iDios mio! Pedrs, Pedrito. iQuk tienes, por qui no me contestas? Soy yo, tn Luciana, tu Luciana que te quiere. HLblame, Pedt-o! (Pedrcr la mirn ccmo si no la viera, dique mirando el f u e g o ) . A4am-i. qucz, mirelo usted. MRNRIQWEZ-iPedro! iQuC quiere usted que haga? PEDRO.-Mirales: se retuercen, ondulan, cnvuelven .... LUCIA.IVA.- (Incorporcindose ton terror, auanza U ~ G S pa9o.s q se queda mirando a !os dos h o m b r e s ) . Pedro!. . . Manriquez! QuC hago yo? No se vaya, no me dej, sola. MANRIQUIEZ.-Xalma, Luciana. acerca a Pedro, 20 ue caido y Zuego LUC1ANA.-((Se ot?drrZn g vu l e n t a m n t e hacin Manriqcrez) . Prodjame, defiindame. Usted es muy bueno . . PEDR0.<6mo envuelven, c6mo sc enroscan en l a llamas hzsta consumirlas! LI.?CIANA.- ( Q u e ha Ilegado hasta M a n r i q u m ) . Pratejarne, me quedo sola. (Se apoya en e'! hasta abrazarle) . MAh%IQUEZ.-Si, YO PEDRO, -{Mircindolos) . Oh1 La serpiente. jLa serpiente ? LUCIANA.-QuC desgraciada soy 1
+

&A SERPIENTE

PEDRO.-

65

66 --

n estremecimicnto de terror y l e v e m n t e trata de separarla de Si, Luciana, si, yo. . . PEDRO.-A mi no, a mi no, yo no soy nadie. A mi no, serpiente. (Mira'nddos con extravio, va hundie'ndose en s a silla. como ocultdndose) LUCIA,NA.- (Abrazada, colgada at cuello de Manriqum, Cotando histe'ricamente y mirindole a 10s ojos) . Manriquez! Manriquez! Tenga piedad de mi, prdcjneme. U s t e d es mi salvacidn. MhNR1QUEZ.- (Con uoz casi imperceptible). S i .
L;!)2

MANRIQUEZ --(At oir el grito de la serpiente tiene

ARMANDO MOOCK

TELON
Empezada en Chile, 1916. Terminzda en Bucnos Aires, 1920

0
Para mis sobrinos: Lucia, Jorge, Eduardo, Fernando y Luis.

Estrenada por la Compaiiia Chilena B-iguenaBiihrle, en el Teatro de la Comedia de Santiago (Chi le), el 8 de junio de 19 18, y en el Teatro Lice0 de Buenos Aires, por la Cornpaiiia Rrgentina Camaa QuirogaSalvador Rosich, el 20 de noviembre de 19J9.

REPART10
EN SANTIAGO EN RUENOS AIRES Marta . . . . . . . . . . Sra. Pilar Mat2 Sra. Camila Quiroga Carmen CassnelP Rebeea . . . . . . . . Andrea F e r n Maroela . . . . . . . . Iaisa Otero Carola Smith Teresa. . . . . . . . . . Elsa Alarc6n 77 Gloria Ferrandiz Rita . . . . . . . . . . Asunci6n Puente Rosa Volpe Ignaoia . . . . . . . . Elena Puelma EIisa Cmcia Ana Farias Mereedes . . . . . . . . Aurora Sdas Tia Tataya . . . . . . J J I) 7 9 Hcrrninia Susani Elvira . . . . . . . . . Emilia Sierra Ana Farias Juan Antonio. . . . . Sr. Pedro Sienna Sr. Nicolds Freguw Radio . . . . . . . . Enrique B&guena Julio Escarcela Alcalde . . . . . . . . Arturo Biihrle ? JosQ 0 1 Felipe . . . . . . . . . . Luis R o m o Federico Mansilla L o r e m . . . . . . . . Italo Martinez 7 Cirilo Etulain Manuel Jes6s. . . . . . Juan Ibarra Gmo, Rattaglia Isidro . . . . . . . . . . Ernest0 Roouan+ Alfred0 Carrize Un ehico . . . . . . . . Mariita Biihrle Josd Casares

En u a pueblecito. Epoca actual.

ACTO PRIMlERO
ala de recibo. Puertas laterales y a foro; junto a esta Gltima, ventana a la calle. Un medio amoblado; sillas. s& antiguo, sillones de mimbre, mesa de centro; a un rinc6n una c6moda con un altar de la Virgen rodeada de cirios. Tiestos con flores artifficiales. Las :res de la tarde de un caluroso dia de Diciembre. Los poskigos entornados.

Estcin en escena Teresa y Marcela, la primera lee una nooela, la segunda teje, contando los p u n t o s e n voz aha, interrrtmpie'ndose de -vez e n cuando para hacer u n a pregunta o recon tar. MARCELA.-En esta & p a , si estuvihramos en Santiago, estarianios terminando 10s eximenes. (Por la labor). Uno, dos, tres . TERESA.- ( S i n dejar de leer) . Verdad. la gente esti preparindose para saMARCELA.--AIli lir a veranear. 2Te acuerdas? TERESA.-((Dejando de leer). Q u C agitaci6n en el cent s ~ ,las gentes entran'do y saliendo de las tiendas. jQu4 ani. maci6n ! MA!RCELA.-No como en este pueblo en que se muer e una de hastio. Se me figura que no estoy viviendo. TERESA. - Yo recorro como una sonimbula este viejo caser6n donde tan felices vivimos antes de ir a Santiago, y busco el miotivo que causaba aquella alegria que sentiamos, por ver si logro renovarla. MRRGELA.-Es qus es imposible, Teresa. l?ERE,SA. - No hablemos de esto; cuando pienso en nuestras vidas que se rnmohecen en este rinc6n de provincia, siento miedo, me imagino que este viejo sofa, bajo el cual nos ocultibamos a comer la f x t a verde robada . h4ARCELA.-Aquellos (tiempos. . . Uno, des, tres, cadena sof6 que desde que yo tengo us0 de raTERESA.-Fste

z6n no se ha movldo de su sitio, y que sblo e s t i descolorido.. 4 . 6 MARCELA. - iCalla, tonta! Uno, dos, t r ' s , cadena; uno, dos. . . TERESA.+Cuando me quedo inm6vil mucho tiempo sobre 61, me levanto sobresaltada, se me figura que formo parte iategrante de 61, que no me he de mover rnis, que me irC ldescolorando y envejeciendo en este mismo sitio, que 10s acontecimientos mis variados se irin desarrollandol ante mi vista iapasible, que 10s muelles de mi vida como 10s ,de este mueblle w irPn hundiendo, hundiendo, hasta tocar la tierra, hasta rnorir. MARCELA.--rDejhmonos arrastrar por la vida, a al@n punto hemos de arribar. TERESA.--2Creeris que ante esa idea muchas veces he pensado en el suicidio?; un suicidio romintico, novelesco; escribir una canta muy larga contando todo nuestro desaliento, todos nuestros sueiios rotos y despuhs, en una noche de luna, cuando todo este pueblo que cdiamos duerma, encaminarnos por las calles polvorisntas ldonde arden 10s chonchones y dande ladran 10s perros; cruzar el camino real, cruzar la linea, llegar a1 puente, conlmmplar un instante la espuma que forma el agua burbujeante entre las piedras a l l i en cl fondo, cerrar 10s ojos y . . nada mis: 'dejar de ser. MARQELA.-iDejar de s a ! T E R E S A . 4 i logriramos obtener que nos fukramoq t d o s a Santiago. . . MAlRCELA.--;A Santiago! iQuC locura! . iNo, es imposible! TlERESA.-iY por quh ha de serlo? Con la fortuna que tenemos, podriamos vivir alli, holgadamente, y aun gastar lujo. MRROELA.-;Y el fundo q u i h lo vigila? TERESA.-Se arrienda, o Lorenzo se encarga de 61. MARCELA.-iTu novio? QuC pronto dispones de 61. TERESA.-iMi novio? iValiente cataplasma va a ser mi novio? MARCELA.-Harto que te quiere, ya ves 10s ojitos que te pone. Rdemis debias de fijarte que se ha comprado ixna cadena de or0 para el reloj y que desde ese dia usa chaICC.

70

ARMAND0 MOOCK

79 TERESA.--iNo seas hostigosa! En 6ltimo caso, pueden vender la propiedad. MRRCELA.--;Ja, ja, ja! . . T6 est& perdiendo la chaveta. CCrees por un momento que mi papd va a requn. ciar a sus tierras? TE1RESA.-Las compra en Santiago. MARCELA.-2Y sus jugadas de brisca? T,ERESA.---Las juega alli. MARCELA.--;Y quiCn reemplazarfa alli a1 sefior alcalde, a1 seiiior doctor, a don Zenbn? se acostumbraria. TERESA.-Ya MAROELA.-iY mami? iT6 Crees que renunciaria a su gallinero, a la fabricaci6n de quesos, a la iglesia, a1 seiior cura, a doiia Eulalia, v a la comadre Asunci6n' Antes se mulere. Imaginatela en Santiago y con cors6. TERESA.--CPllate birbara, si te oyera . MARCELA.-MAS vale echarlo a risa. TERESA.-Bueno, dhjame seguir Ieyendo. MARCELA. - iCaramba! Me equivoqvi. Uno, dos, tres, cadena; uno, dos, tres . . eso 4s. TERESA-Quh bien escribe ;Loti. Que dije debe de ser. Fijate que Djenana despuCs de encontrame con 1GNACIA.- (Adentro) . i Narcela! jTeresa ! iD6nde estin estas muchachas? MARCELA.-;Para qnC nos querri? TERESA.-;Ay! Verdad que me eaaaxg6 que vigilara el dulce de frutillas. MAACELA.-A buena hora te vienes a acordar. (Enrrando). ;En 1GNACIA.--; MarceIa r iTeresa! que estin a q u i ? iMiren quC rositas! Y t6 T e ~ s a ,;cu&ndo quieres que te canfie algo? que se me olvid6. TERESA.-Es 1ONACIA.-Comtrtelo sl que no se t c clvida. Se llevan tendidas todo el dia. TERESA.-JY q u i vamos a hacer? MA'RCELA.-Aburrirnos. IGNAICIA.-;Y por quC no trabajan como y o ? . ;Ah! ;No pueden? Ellas son seiioritas, no pue'den salir de la sala. MARCELA.-E$ el 6nico sitio en que se puede estar. 1(3XACIA.-;Dios las perdone! j Jes6s Maria! ilWiren a su madre c6mo mbaja! {Miten es'ras manos!

PUEBLECITO

ARBANDO 1MOOUZ 'TERESA.-Csas manos s3n las que no queromos tener nosotras. M A RGELA.- Usted est6 acostumbrada. IGNACIA. - Castigame, Seiior, por vieja bruta que soy. Y o tengo !a culpa: si en vez de mandarlas a Santiago a que se cducaran, las meto aqui en la escuela, otro gallo cantaria, pcro una siempre con el daeo de que Sean lo mas po-

72

---I__^

sible. .
aqui.

TERESA.-Mejor

habria sido que nos hubiese dejado

MARCELA.-jNo veo con quC crbjeto nos ha "civilizado". iPara hablar con el boticario, con don Basilio, con el hijo de don Lepe el del almachn?. . , TERESA.-iO para hablar en franjc&scon Lorenzo? MARCELA y ERESA.-iJa, ja, ja! i c o n LoMnZO ! . IGNACIK.--No encontraris en tu vida un joven tap serio y trabajador como Lorenzo. TERESA.-Y tan bruto. 1GNACIR.-i Paciencia, SeFior, paciencia! (Golpean en la ventana) . MARCELA y TERESA.- (Ponie'ndose de p i e ) . iLa Elvira! MARCELA.-Entra, niiia. iC6mo te va? por f o r o ) . iC6mo re va? Voy ELVIRA.-(Entrando de pasadit2. TERESA.-Pero entra un mcrmento. ELVIRA.-;C6mo est& seiiora Ignacia? Y t u marido? Per0 1GNACIA.-Bien, hijita, gracias. i pasa un momentito. E L V I R A . 4 i n c o minutitos nada m5s. MARCELA.-Toma asiento; cuenta c6mo te va yendo. ELV1RA.-Rien. TERESA.-Te pierdes q u e no se sabe de ti. ELVIRA.-Los quehaceres de la casa no dtejan tiempo: hoy estaba por salir desde la maiiana. IC.NAICIA.-~Y 10s niiios? ELVIRA.-A Perico no mis lo he tenido con tos. TGNACIA,-iVaya por Dios! iPero ya est5 bien? E L V I R A . D e 1 todo no. ison tan porfiados! ICNACIA.-Molestan grandes y no lo van a hacer de chicos.
,
+ @ 2

WEIBLECITO

. -

73

ELVIRA.--Supongo que por las chiquillas no ha de decirlo. . . IGNIICIA. -- No diga, hijita; m6s vale callarse . . . (Pausa). Con su permisc, Elvira; usted me disculpari, estoy haciendo un duke y . . . ELV1RA.-Est6 usted en su casa; yo tambihn me voy pronto. si no la veo, saludos a Javier y que 1GNAGIA.-Por se mejore el chico. ELV1RA.-Gracias. (Sale Ignacia) . CQue estin disgustadas con misi6 Ignacia? TERESA.-No, niiia; son indirectas de la seiiora porque no me cas0 con quien ella quiere. ELVIRA. -Cariiio egoista. Cuando se llega a cierta d a d se piensa sun el cerebro y se Cree que la base de toda felkidad est6 en el dinero. (Erltra /a tia Tataya. Es una ui?jecita pequefia y arrtrgada, parece fin montoncito de azricar a rnedio disoluer. Tose de uez en cuundo, habla mur; PCCO r/ muy bajo; para rindar se apoyn C-Pun b a s t h . T i w e 80 uiios. En el cuarto hay una silla de hrazos junto a la uentana, alli pays la.? horas muertas rzzando 01 rosario y hablando a sol a , ~ )CC6mo . est6 usted, misii Leocadia? T A T A Y A . -- Ya me ves, hijita, esperando que Dios me lleve . . No me sujetes, si puedo yo sola; aqui esti mi silla. TERESA.--La tia Tataya es el niiio regal& de la casa MARCELA.-Duerme la siesta y reza el rosario por nosotras. TAT.AYA.-((Instcldndcze en SLI silla) . Por mi, 10 rezo. (Se abstrae, czsi inmciuii, pasando su rosario) . ELV1RA.-Mirm que est6 viejita. TERESA.--Pensar que yo pueda llegar a ser como ella, me Ida terror: ella, que lo unico que conoce de: mundo son las cuenrtas de su rosario y unos amores que dice que tuvo con un mozo de la ciudad, que vino a enamorarla y !a dej6 embrujada, seg-iin cuenta la Ieyen'da. Desde ese dia no ha vuelto a salir de casa, no se ha movido de su silla, debe estar esperlndolo. MARCELA.-El dia que a1 anochecer entre yo en esl e suarto y no la encuentre e n esa silla tendrC miedo.

74 ARnaANDO MOOCK T E R E S A . - T ~ no sabes, Elvira, el desencanta de la vida que nosotras sentimos. MARGELA. - Henos aqui de la noche a la maiiana, confinadais en este pueblo obrcuro y silencicrso, en que se embotan 10s sentidos y en que las pisadas paEcen paladas de tierra arrojsdas sobre una f a a . TERESA.-Secuestradas, hundidas para siempre en estas aguas mansas. ELV1RA.-Ustedes exageran. qui vida nos espera? 2CasarMmCELA.-iOjali! nos? Tener que aceptar, porque no amaremos nunca, a1 hij o de don Iiiigo que se emborracha ide diario, a Manuel Jesiis que apenas sabe (firmars, a1 hijo del boticario; en fin, t6 les conoces a todos. TEJ3ESA.-Es preferible morirse. MARCELA.-E1 gran error es habernos educodo en Santiago. Tal vez sin eso nos hubihramos conformado con esta vida de sumisibn, como se han conformado nuestras madres y nuestras abuelas. TERESA.-& me imagina que somos las desencantadas de Pierre Loti. 2No conoces t6 la novela de Loti? ELV1IRA.-No. Ahora q u i h lee cuidando chiquillos y sirvientes. TERESA.--Es muy linda. En ella se cuenta la &la de las j6venes turcas que son educadas a la europea. Forman sus padres dle cada una de ellas, una mujer esencialmente femenina y culta, y luego las mantienen encerradas hasta que un noble o un militarote la pide en matrimonio, sin saber siquiera, si son feas o hcrmosas, inteligentes o tontas: nada rmAs que por titulo y su dote; es una compra que hacen. U alli, en ese nuevo h o g x , terrninan entre tinieblas sus dias entregadas a un hombre a quien odian. ELVIRA.---Quh antipritica costumbre la de Oriente. MARC,ELA.-Esas rnujeres son esclavas que tienen que fingir amor, no vivirln jam& su propia vida. ELVIRA.-No s casen, chiquillas, sin estar enamoradas, que el matrimonio no vale el sacrificio, cuando no se yivc al calor de uh amor que fn6. TERESA.-iEres desgraciada en t u matrimonio ? MAdRCELA.-jPobre Elvira! ELVIRA.-~Desgraciada ? T a l vez no,

PUEBLECITO

>

MARCiELA.-Cuando no querias a Jlavier. no le queria, lo sentia y lo veia infeELV1RA.-No, fiar a mi, per0 era un partido, papi y mamh !o eligieron, y no fui capaz de oponerme. lo aceptaste? TERESA.-iY ELV1RA.-El insisti6 diciendo yo me hari querer, No es malo. MARCELA.--ilLo quieres shora? ELV1RA.-Tu pregunta es demlasiado indiscreta y no s6 quC responder. Nos embrutecemas; llega un momento en que no sabems nada ni nada nos importa, no tenemos deseos ni ambiciones, no sabemos lo que nos gustaria ser y vivimos porque somos; pasa un dia, un aiio y otro, y 10s quehaceres nos transforman en miquina; nos olvidamos dqel cor a d n v del cerebro. No me preguntes si i l ~ quiero, no sabria responder. TERESA.-Me quieren casar con Lorenzo, pero es, tan brusco, tan toscote, tan machango, tan ignorante. tan sin sentimientcs. que me da asco. te cases, es un consejo de arniga. ELV1RA.-No si ya estoy resuelta a no aceprarlo. TERESA.-No, REI3EC)A.- (Por el foro). 2 % p e d e ? MARCELA.--; Adelante ! REBECA.-Con permiso. i qui milagro! TEF,ESA.-Rebesa. MRROELA.-;C6mo te va, Rebeca? SiGntate y cuintanos auf te trae por a c i . TERESA.-Pero sifntate, niiia. 2Y 10s abuelos c6mo q u ed a ron ? REBECA.-Estin bien, gracias. MA1RCELA.-Pensando en ir a verlor estibamm. REBECA.-Ellos siernpre se acutrdan de ustedes y dicen que son una6 ingratas T i a Tataya, jc6mo e s t i usted? TATAYA.--;Quiin e r a t G ? La YOZ me parece remnaerla, pero aguarda . 4 MARCELA.-Si es la Rebeca, tia. T E R E S A . d L a hija del finado Enrique. TATAYA.-jI,a hija del finado Enrique? iLa R e b -

75 t e casaste todos deciamos que

76 ARMAMDO MOQCK c a ? . . . Pero. . . si. . q u i tonta en no reconmerte. AcCrcate, per0 si se parece, si es igual. MARCE1LA.-Eso es infalible, todos nos parecemos. TATAYA.-Y 10s abuelos. iC6mo estin? REBECK.-Estin bien, me encargaron la saludara. TATAYA.-Enrique . . . Enriquito, como le deciamos, Enri&antre de muchacho. . . si es claro, es su retrato que, tan diabl6n que era Enrique . . . miren. . . la vida dare. igual . . . es igual. TERESA.- ( E n voz baja u Rebeca) . Dejhmosla. Achrcate acL. MARCELA.-Y dinos, Rebeca, i y Juan Antonio? Si sabernos ya que Juan Antonio y tii. . . no es ningun delito. . TERESA.-Si REBECA.-Pero, si es que. . . n o es mLs que un a migo. T E R E S A . - D e la amistad a1 amor n o hay m6s que un paso. REBECA.-Amlor . no.. . si.. MARCELA.-Si no te vamos a acusar a Ics abuelos. Cuhntanos. TERESA.-; Cuindo te m a s ? REBECA.--Si Juan Antonio cs muy bucnn. (Cas muchachas a i m de la ingentridad de Rebeca) . MARGELA.-Si nadie lo duda. REBECA.-Yo habia venido, porque 10s abuelos me mlandaron que le dijeran a la tia . i n o estd la tia? o a1 tio . TERESA.-Si est.4 la tia. ( T o d a s se rien, Rebeca se confrinde mcr's) . REBECA.-Porque 10s abuelos me dijeron que le dijepa que lleg6 ayer carta de la Martita y del tio Moisis y MARCEILA.--iY quh dice ia Marta? REBECA.-Que vienen a pasar unos dias con nmotros. la Marta? TERESA.-2Viene MARCIELA.---;Y cuindo? REBECA.-En estos dias. Y por eso me dijeron 10s . abueios que viniera a hablar con la tia, por si ella pudiera ?restarnos un catre, porque ustedes saben que nosotras . TERESA.-Per0 naturalmente.

aUEBLECITQ ------7? WBECA.-Porque ustedes saben que a116 e n Santiago. . . y nosotras no tenemos . . . todo lo que quiera. Voy a clecirle MARCELA.-Pero a mami. ( M u t i s ) . ELVIRA.--.Es una sorpresa. 2Cuanto tiempo q l ~ en o vierre? REBECA.+ue falta de aqui, ya va para diez aiios. ELV1RA.-Va no te acordaris de t u hermana. REBECA.-Est6 muy cambiada, ha manciado retrato; y si vieran que bien escribe. MARCiELA. - (Entrando). Dice mamB que toao lo qw se les ofrezca, manden por ello. Si quieren coche para ese dia. . TiERESA.--. . no ,tienen m6s que avisar. luego, Teresita. REBECA.-Hasta MARELA.-Pero, i y a te vas? R.EBECA.-Si, tengo que estar en cam, porque usteck: saben que 10s abuelos . . hasta luego, Marcelita. ELVIRA-Yo tambihn m k voy. iJe&s! Si son yo cerca de las seis. NOS vamos juntas, Rebeca? REBEGA.-Bueno. ELV1RA.-Hnsta luego, chiquillas. 7 ERESA.--Y no te pierdas. ELV1RA.-Ustedes que no tienen nada que hacer, vayan a verme y asi conmen a1 chko. M&RCEI,A.-Eso es: una de estas tardes iremos. T1ERESA.Y a 10s abuelos, Rebeca, que tambiin le iwmm a hacer visita. ELV1RA.--Rueno. Adi6s, vamos andando, Rebeca. T FRESA.--Adibs. MARCELA.-- N o re pierdan. (Mutis por foro, E l t ~ k y Rebeca. Pausa) . 1ERESA.--;Por Dios, que e s t i cambiada la Elvira! n o ha de estarlo, pues, niiia, si MARELA.-C6mo dicen QUC Javier le da una vida de perros. TERESA -:Pobre Elvira ! Dicen que le pega c & . : que se emborracha. iMARCBLA.-Cobar&. A mi viniera a pgarme un m a rido. TERBA.-Te quedarias callada como se qucdn Elvi-. ra. jMirm la guaya!
~

78

MARCELA,-S~,

ARNANDO MOOCB: tom0 no, Me mandaba cambiar in-

nfediatamente. TERESA.-iY 10s chiquillos? DON BASILI0.- (Afuera) . Santas y buenas MARCELA.- -Don Basilio. TERESA.-& nas viene a buscar para que cantemos en la iglesia, le decimos que no. MARCELA.--i Ah! Claro. Pase addan~te, (ion Basilio. BASILI0.-((Er un tipo .solapado e hipkrita, tiene une sonrisilla je, je, lo mds antipatica, se soba [as munos constantemente; cuarfdo no, las cruza sobre el oientre). Muy buenas tardes, mis sefioritas. TERESA.-Bucnas tardes, don Basilio: i y la seiiora? BASILI0.--Bien, gracias; y la seiiora mamJ 2:cirno est62 MARiGBLA.--Por a115 adentro haciendo un duke. BASILI0.-Vaya, vaya. Todo sea por Dios: siempre aficionada a 10s duices in+seiiora doiia Ignacia. TEKESA.--Siernpre, don Basilio, skmpre. don Felipe ,;c6mo e&? BASTLI0.-Y MARCELA.--.:Mi papa? Bien, don Basilio; en cl fun&: no tarda en llegar. BASILI0.-Vaya, vaya con mi seiior dun Felipe: ;con que en el fundo, ah? Je, je. TERESA.-- fHajo a M a f c d a ). Este no va a hablar nunca. MARCELA.-;Y usted, don Basilio, estard todo chocho con el nuevo armonio? BASILI0.-Asi no m5s es, mi sefiorita Marela: hacia tanta falta; el otro p no sonaba y gracias a la generosidad de algunas familias . y cso, precisamknte, me trae por
ac6.

TERESA.--;Una nueva colecta? BASTLI0.-No, mi seiiorita Teresa. (Reparando en la ria T a t a v a ) . Perdone, mi sefiorita Leocdia, que no 1Q hava saludado antes: no Ia habia &to. MARCBLA.-Tia Tataya, que la saluda don Basilio. Est5 un poco surda isabe? ( A don Basilio).

PUEBLECITO -79 BRSILI0.-Vaya, vaya con mi sefiora Papaya, digo Leocadia. icon que sorda?. . Je, je. TATAYA.-iCbmo te va, Basilio? eY el seiior cura? BASILI0.--Bien, muchas gracias; de 6 1 iba a hablar, precisamente, porque ayer, mis seiioritas Teresa y Marcela, el ieiior cura d e dijo que seria precis0 hacer una fiesta para inaugurar el nuevo armonio, y asi dar gracias a1 Seiior. TERESA.-Naturalmente. BASILIO.4Ci, pues, eso es. Y pienso que cantarin to. das las xiioritas de !a sockdad, sobre todo ustedes. ;Qu~les -parece a ustedes? MARCl3LA.-Muy buena idea. BASILI0.-Yo le dije a1 seiior cura: seiior curd, yo irk a hablar con 1% seiioritas, Uds., para que presren su valioso concurso. ;QuC les parae a Uds.? MAR.C;EILA.-Nosotras tendremos mucho gusto. JQuienes m6s van a cantar? BASILI0.-Las seiioritas P h ~ z ,las seiioritas Macaya, las. . . TERESA.Nosotras sentimos mutho, don Basilio. per0 no podremos asistir ese dia. El serior cura es muy simpbTico, p r o . . . BRSILIO.-Pero mi sefiorita Teresa, ;y por q u i ? TE;RESA.--Usted bien mbe, don Basilio, que nosotras no podemos estar juntas con esas. BASIbLIO.-Pero en la iglesia, mi sefiorita Teresa. TEFESA.-Ni en la iglesia, ni en el cielo, ni en ningnna prte. B A S I L I 0 . P e r o ese es orgtlllo, mis seiioritas . MARCELA.-- Llimelo uvted como quiera. L a gente con la geate. TT;ERESA.-Ademis us&d sabe que a papa no le gusta que vayamos a la iglesia. Asi es que seri para otra ocasihn. B A S I L I O . P e r o j n o habria modo de congeniar las m a s ? Es para Dim y Nuestra &%ora. Yo las pondrk a a n lado a ustedes y a otro a - . MARQELA.--S~IQ en el cas0 que no fueran ellas, y como eso no sucederi. . . TERESA.-NQ queremos que nos p a s lo de la 6ltima W Z 9 que se p w k r o n a gritar a todo lo que les daba la boca

80 ARMANDQ MOOCL paca que no se oyera lo que nosotras canthbamos. Que griten solas. BASILI0.-Vaya, vaya, todo sea por Dios, mis seiioritas. FEL1PE.- (Padre de las muchachas. U n can?psir?or entra por el foro acornpanado de su compadre, el alcalde. Lor e n z o y Manuel Jesirs. Esre se queda en la puerta). Pas por aci, C O T - I ~ ~ ~ Entren, L. jbvenes, por aqui deben de estar las. nifias. MARCELA-Buenas tardes, papi. FE;LIPE.-Buenas tardes, chiquillas. iY tu madre, est5 p r abi? Avisale que viene conmigo el cornpadre. TERESA.( Y e n d o a una puerta). M a m i . . . mam;i. . el seiior alcalde. 1GNACIA.- (Desde adentro). Ya voy, hijita, ya voy. ALCALDE.-;Y c6mo estin .ustedes, seiioritas? iSiempre buenas mcyzas, eh? MRRCELA.-Es usted muy amable. LORENZ0.-Don Felipe, Manwl Jeslis no quiere entrar. ALCALDE.--Hola, don Basi, tc6mo va? ; Q u i dise e l ( R i e a m e n u d o y esrrepicura, mucha lirnosna? iJa, ja!. tosumenre). FELIPE-Tomar asiento, pues. &tin en su casa. Entra, Lorenzo. LQRENZ0.-Estoy convenciendo a Manuel Jeslis que no quiere pasar. FEL1PE.-Entre no m k , amigo, que aqui entre todos lo tvamos a desplumar. ALCALDE.-Me tinca que la brisquita de hoy va a ser pa mi. LiOlRENZO.-Entra, hombre, si no muerde m d k . -M. JESUS.-Si ando muy indecente. L0RENZQ.-Buenas tarJes, Teresita. TERESA.-Buenas tardes, Lmenzo, LORENZ0.-Buenas tardes, Marcelita. 33te esti todo. ackunchao. M. JESUS.-Achunchao no. $ X m o e s t h . seiioritas? Ustedes disculpen si wngo en esta facha. (Vu de espueIas, manta y b o t a s ) . MARCELA.-C-ti muy bien asi.
I

PUEBLECITO

81

ta ensillao! iSi venimios del trabajo, pues amigo! FEi1PE.-Digame, don Basi, iquh dice el cura de elec-

I,ORENZO.-iNo

ves, hombre, achuncharse porque es-

ciones? BASILI0.-Poco si de elecciones, ,mi seiior don Felipe. FEL1PE.-iConque no sabe, no? Digale que en lestas elP.cciones no se las va a llevar tan plaitas; que la juvmntud radical se impone. ;No es asi, compadR? ALCALDE.--Me paralila, compadre. Ya puede el cura ir poniendo 10s monos patas p'arriba, que la elecci6n es nuestra. De la juventud radical. BASILIi0.-Vaya, vaya, p o r Dios, mi seiior alcalde, (LOS muchachos y rnuchachas hun forrnado g t u p o uparte) . FIELIPE.-Oye, Marcela, busca 10s naipes y 10s p r o tos y . i Q u i tal vendria ana copita de chacolo? AL@ALDE.-iPa quC le digo 'nP, pues, cornpadre? ( M u tis, Marcela, derecha) . 1GNACIA.- (Enrrcndo izquierda) . Buenas tarde, compadre, felices 10s ojas que lo ven. i Y la comadre? ALCALDE.-i(Xmo le va, comadrita? Todos bien en la casa. IGNAC1A.-Disculpe que no le d i la mano, estoy haciendo un dulce y . . . en su casa, comaadre. ALGALZ)E.-Esti le mandare un p q u i t c a la comadre 1QNACIA.-Ya para que pruebe. AlLCALDE.-Muy agradecido. M. JESUS.--Muy buenas tardes, misih Ignacia. LiORENZ0.-Busnas tafides, seiiora. 1GNACIA.-No se molesten. Ya vuelvo, voy a lavarrnt las manos. FEL1PE.-No te demmis pa que echemos m a manito de brisca. ( M u t i s Iqnacia) . MAROELA- ( E n t r a n d o con bandeja y copas). Sirvanse. FELIPE.-Atracarse, seiiores. El que tenga sed que baje a1 agua. Salud, compadre. ALC&bDE.-i Salud, por 10s conspicues del radicalism0!

ARMAND0 &KX LQRJENZQ.-E~O es ser de linea. :Tian atenta la Marcelita! BAS~I~LIO.-( P U C S U ) . V\aya, vaya por la exkencia. . . J e . . je . . (Se sirue). LORENZO.-:Y usted no se s h e , Teresita? TERESA.-Yo no, gracias. LQRENZ0,-Wn poquito, por mi. TERESA.-Miren, pues . F%LIPE.-Bueno, salud. Esto no s u i vino de mka, p r o se deja tomar. ALCALDE.--,.Al seco? LORENZO.-AI SKO. BAS1LIQ.-H,asta verte Crista mio. ( S e lo bebe todo). ALCA\ILIME.--Rico est& LORENZO .-De rechup te. MARCELA.-iY usted no se sirve, Manuel Jesris? M. J E S W S 4 i usted me ofrece. . . MAlRCELA.-iY por quh no? M. J E S U t 3. 4 a l ud . FGLIPE.--Oye, Marcela, ieste chacoli es de !a segunda pipa del rincbn? MARClEiLA.-Sit paps. FEL1PE.-Pues ha d i d o muy bueno. L?ORENZO.-A Manuel Jes6s se le va a hinchar la jeta. M. JESUS.-Bueno quCs bien fino el amigo Lsrenzo. se enoj6. LOREBNZO.-Va 1GNACIA.- (Enwando). Ya estoy a sus 6rdeneZ. ALCALDIE.-:No se sirve una topita de chacolo, camadre? Est5 bicn mansito. IGS\TACIA.-Bueno, p e s , compadre, ya que me ofrece.. ALCA!DE.--iNo ven como cuido a la comadre? Y despuis dicen que no soy atento. i S a l d ! FELIPE.-Atracarse ac5 10s que van a jugar. BASILI0.-Yo con el prmiso de ustedes me retiro. . ._ FELIPE.-iNo quiere perder unas chauchitas? pega la seiiora Jenara. LORENZ0.-Le
82

PTJEBLECITO

85

BASILI0.-No, gracias. Bueno. Adiosito mi sefior don Felip. &iiosito mi seiiora dofia Ignacia. Aidiosito. . . LORENZO.-Quk tanto adiosito, seiior. , . Despidase a la inglesa; no Iva acabar niunca asi. BRSILI0.-Vaya, vaya. Cierto no d s es. Adiosito. 1GNACIA.-Saludos a1 seiior cura. FELIPE.4-Y a la seiiora. ALCALDE.-i'Del cum? LOKENZ0.-No sea mal intencionado, seiior alcalde. . . si el cura es viudo. 1GNACIA.-No estln diciendn herejias porque no & las celebro. BASILI'0.-Vaya, vaya, con mi seGor don Lorenzo, tan bromista. iAdiosito! (ivlutis foro). TODOS.-Hasta luego. a mi lado, comatdre. ALCALDE.-Aqui me disculpen, yo no juego hoy: LOIRENZ0.-Ustedes que Man,uel Jes6s me reemplace. por hoy lo perdonamos. (Ignacia, FELIPE.-Bueno, el Alcalde, M . Jesds y Felipe sentados aflrededor de la mesa: Teresa y L o r e n z o sentados e! uno a1 lado del otro sin hablarse: Marcela jur?to a la ventana tejiendo; la tia T a t a y a a6ora. D e pronto SP oye la campanitu de la parroquia que gFma el A n q e l u s ) . IGNACIA.dE1 Angeius, niiiitas, a rezar. TAT>AYA.-Alabado sea Dios e1 seiior que me ha dado un dia m6s de vida. F E L I P E . 4 i g a compadre, a nosotros nos llaman a116 afuera. IGNACXA.-i Herejotes! AiLCAhDE.-Dv all6 somm. ( M u t i s derecha Alcalde, Felipe, M . Jesds y L o r e n z o ) . IGNACIIA.-((De rodiflas m t e la imagen) . El Angel del Seiior anunci6 a Maria. Dios te salve Maria Ilena eres de gracia. (Erchtera). En el nornbre del padre, del hijo, del Espiritu Santo a m h . (Todos corean). Entren, herejes. ELIPELjEscamw? ( H a empezado a obscurecer. Mdrcela sale en busca de u n o limpam) . 1GNAGIA.-Capaz que Dios 1 m castigue. ALCALDE.-(Entrando seguido de M . J P S y~ Lor e n z o ) . jQuiCn da?
. /

$4

si ustedes quieren. FEL1PE.-A ver qui tal mano. IaACIA.-Deme buenas cartas, pues. ~ O R E ~ ~ . - ~ haS acordado e hoy de mi, Teresita? TERJ~SA.-NO, NO V ~ Opor qv.6 habia de acord.armeLORENZO.-dNi una vez? TERESA.-Ni una vez. L'ORENZIO.--(Marceh entra con la Zn'mpara). iy por qd? TERESA.-Tengo muchas cosas en quh p n s a r . LClRENZO.--iPor qu6 es tan mala conmigo? Yo que mie w e r d o tanro de usted. TERESA.-Muchas gracias. LORENZ0.-Es que con que me lo agradezca d o n o me conform0 yo. TERESA.-Peor para usted. (Pausa) . PELIRE.-Guarda, pues, compadre, no me vaya a echarpor el desvio. M. JESUS.--Estamos en la buena, seiiora. 3 G N A C I A . V a a ser con campanillas. TERESA.-Ya sabe que no me gustan las bromas. LORENZ0.-Yo que estaba tan contento, Teresita; fijese que acabo de comprar un novillo que ni regalado. TERESA.-A a l g h p b r e que estaba afligido de dinero. LORENZ0.Uno tienie que mirar sus intereses . ;Par quk me desprecia de ese modo, Teresa? TEIRESA.-;Quh decia? ni siquiera me escucha. LOWNZO.-Ya TERESA.-Estaba dkraida. LORENZ0.-Con su permiso: voy a ver qu6 tal va el juego. f V a a la mesa). TEESA.-Vaya, no mLs. (Aparte) . Antipitico, psado, no entiende nunca cuando molesta. te decia? MARCELA.-2QuC TERESA.Estupideces, dajdderias; hablindame de novillos. MAROELA.- ( P ~ u s ~ ~ )H . OY no hub0 correo? ;&peras carts? TERESA.-No. MARCELA.--No. (Patzsa. Mmcela y Terpsa estbn w n tadas ,junto a la ventana).

M. JESUS.-Yo,

FUEBLECITO

86

veras. JPor qu4 sera? peso a que gana la seiiora Ignacia. LORENZ0.-Un AkCAUDE.-Conmigo. MARCELA.-Quh aburrimiento . . . TERESA.-iSalgamos a andar? . . . MARCELA,--No siento deseos de moverme. (Pausa. Se desperezan) . TIERESA.-HO~ no ha pasado el hombre del sombrero verde. MARCELA.-Ni la sirviente de don Andrhs. TERESA.-Mira que es raro. MARCELA.--Cierto. . . (Pausa) . TERESA.-AllO est& mi estrellita. Maiiana va a a . m necer un dia muy bonito; siempre que se ve esa nube blanca amanece Mira el cielo. MARCELA.-Igual que todos 10s dias. TERESA.-Verdad, igual. 1GNACIA.-Y las cuarenta. M. JESU,S.-iLas cuarenta! . . . FEL1PE.-iCaramba con la chambonada! . . ALlCAL'DiE.+iNos ifregarnos, compaikos! (Las dos muchachas bostezan Iargarnente) .

TERESA.-iPor rol cle la esquina?

qui no habr6n encedido el otro fa-

MAWBLA,-B

TELON L E N T 0

ACnO SEGUNDO
Una salita pobre que sirve a la vez de sala d4 recibo y comedor. Una puerta foro que da a1 campo, dos ventanas de reja estilo colonial. Puertas lateralies, izquierda y derecha. Una mesa de centro, varios pisos de paja, sillas de b a m b ~ u , n peque60 trinche. En ufi r i n d n , arreos de montar y 6tiIes de labor. Palas, rastrillos, etc. E n 10s muros recortes de revistas, tarjetas postaks y algunos retratos en marco de cartbn forra#des con papel de estaiio, .varias palmas benditas, un atado de toronjil y yerba mota seca, un cuero de conejo clavado para secar. De las vigas que estin a1 Jescubierto, penden numerosas cuelgas de cebollas. En un rins6n sobre una silla, paquetcs . y maletas de !os viajeros. Las siete de la maiiana.

En escena, d o n Isidro y la sefiora Rita arreglando la mesa


para e2 desayuno RITA.-iD6nde se habri mletido Rebeca? T a n t o que demora. ISIDR0.-Dero mujer, iquh apuro tan grande tienes? RITA.-%res vacas que hay que ordeiiar y tanto demorarse, de seguro se ha quedado en conversaci6n con Juan Antonio. ISIDR0.-Dijalos, para eso son j6venes. R I T A . C e va a levantar Martita, y la leche no va a estar lista. ISIDR9.-Si es muy teinprano aun, :n ia ciudad estin acostumbrados a levantarse tarde, aldemis el cansancio del viaje RITA.--; C6mo habrin dormido ! ISIDRO.-Codo uno3 benditos. 2Th te irnaginas que despxCs d.2 un via& como el que han hecho, hay tiempo de ex. traiiar la cama?

87 RI'I'&.--.La ikiercedes es tan regodeona . QnizS si Martita prefiere la fruta, a1 desayuno. ISIMIO.-l?on de las ldos cosas y ~ S U R ~ conchido; O para todo haces una historia. RITA.-EstPs insoportable : parece que no estuvieras contento de tener a la niiia aqui. ISIDR0.-Lo que hay es que RO me gustan fas exageraciones. R 1 T A . Y esta muchacha que no vicne. ( Y e n d o a la puerta) . Rebeia, apGrate, niiia. ISIDRO.-C"htt N o grites que las vas a despertar. RITA.-Verdad . QuP te decia yo, alii viene con Juan Aptonio. ISIDNO.-Bueno, cy qui? Me avisas cuando est6 e1 desayuno, voy a ver 10s conejos. ( M u r k ) . RITA.-Miren, qui verguenza, las servilletas que voy a poner. REBECA.-(Segfrida de Juan Antonio que m e el balde con Zeche). Mira que eres tonto, tanto que te dije. . J. ANTONIO.-+ J a , ja, ja! RITA.-iiChitt!! Silensio. N o hagan ruido que las van a despertar. J. AWTONIO.-Perd6n, misiP Rita, n o sc me habia a Ica nEa do. tG, nifia, parece que lo h a m de intento el RITA." demorarte. REBECA.-Es que habian soltado 10s ternerm; si n o es por Juan Antonio . RITA.-Bueno, bneno; trae ach la Ieche y sigue arreglando aqni. mientras yo preparo el desapuno. (Mu& Rita izquierda, Rebeca empieza a asear fos muebles) . J. ANTONIO.-iTe ayudo? REBECA.-Rueno, pero ten cuidado de no hacer buIla, ni vayas a quebrar nada. J . ANTONIC).--Si no, niiia. REBECA.-Ayer cuando Ikg6 la Martita te busquP por todos lados. J. ANTOiNCO.-Yo estaba escondio. REBECA.-iHL~aso! iAsi es que no E a has visto? J. ANTONIO.-~JJ, ja, ja! Si la vi,

PUEBLEGITO --

dad!

REBECA.-iChitts! No te rias tan fuerte, te aicen. J. ANTlONIO. --i,Ja, ja! (Tapa'ndose la h o ~ . )Gueno que son bien reelegantes, por eso yo no me animl a acsrcarme, ademis harbia tantisima gente. REBECA.-iY te gust62 J. ANTIONIQ.-i's&! Asi, asi no mis. Mucha calcomania, mucha labia, mucha . . ips&!. . . iCosas de la ciu-

88

ARMAND0 MOWK

REBECA.-Dljate, chinchoso. J. ANTON1Q.-Adembs, tiene facha de orgullosa. REBECA.-i Orgulllosa 1 Lo menos que tienc. Es mi5 buena . Ya ves conmigo; me bes6 y me abraz6, J. ANTUNIC).-Miren, qui gracia, c6mo que es tu her ma na . R E B E C A . P e r o ella es una seiiorita, ha estudiado en !OS miejores colegioq de Santiago . mira rodas las maletas que trae: coda es ropa suy3, llenas de bordado y cintas, vieras t6. J. ANTONIO.-i Uy ! R E B E C A . N o toquis. Vieras t G las enaguas, las camiisas. J. ANTONIO.-:Si que viera! e! quitasol. (Rebeca Qhre el quirasol. REBECA.-Mira Juan Antonio se pone d r b a j o ) . J. ANTONIO.-Quk bien nos vernos aqui a la sornbrita. REBECA.-(Camhiando de tono). JSahes una cosa! No hemos puesto filores. J. ANTQNIQ.--Cierto. REBECA.-A ella le gustan mucho las flores. Anda a cortar algunas rosas aqui a1 jardin. J. ANTONIO.---Giieno. REBECA-Per0 que no vayan a ser feas, sligelas c o n cuiidado. J. ANTONIO.--Si, si, no me recornendis tanto, tamb i h st! elegirlas. ( M u t i s por el foro, J u a n Antonio: por entre las rejas de la ventana se Ie ve pasar cortando flores. Rebeca, aprowchando / a soledad, se prueba la capa de oiaje de Marta y se m i r a al espejo, Euego sintiendo pasos se desuiste preSflrQX).

REBEICA.-i Miren quh facha! J. ANTiONI0.-Me gustai m'4s vos.

RITA.- (Enrrundo) . ;No se ha levantado? REBECA.---iQuiere usted que vaya a ver si algo se le ofrece ? RITA.-No, la pobrecita estara cansada. Espera que llam y me avisas. REBECA.Bneno. (Muris Rita, izquierda. Rebeca y e n d o a la puerta). Ya esta bueno, Juan Antonio, no cortis anis. 3. ANTCINI0,- (Llegando p o t foro, COR un mamojo) . Mira que estan bien bonitas, Mira, hsta se parece a ti. REBEGR.-Gllate, tonto, no digas disparates. J. ANT,ONIO.-iDisparates!. . . Igualita a ti, rosddirta como tus cachetes y tus labios. ( L e da un beso a la f l o r ) . REJ3ECA.-Tu eres loco. J. ANTONIO.-Muchas veces lo he pensado y me hax e la mar de gracia, Mirale la fachita que tiene, a1 igual que vos cuando te enojai conmigo, me dan ganas de abrlrla pa -ven!e el coraz6n. tu creis que tienen coraivjn las flores? REDECA.-JY J. AiiTQNIO.-iAh! Cierto que dicen que las flores .por ser mujeres no tienen ccsraz6n. REBECA.-Miren las cosas que dice. Tenemos, y d s ecoraz6n que ustedes. J. ANTONIO.-iY rvos tenis coraz6nT REBECJI.--Si. J. ANTO;NIO.-iEstSs segura? REBECA .-3 i + J. ANTONIO.-JQueris hacerrne e1 favor de preguntarle si conoce a un tal Juan Antonio. que si. REBECA.-Dice J. ANTOrNIO.-iY lo quiere? REBECA.--Dice que esa es pregunta demasiado indiscreta. J. A N T U N 1 U . V tB, Reheca i q u h decis t15? REBECA.-Yo, Juan Antonio. Y o digo lo mismcr que 41. Bueno, arreglemas las floras. Dame. J. ANTONIO.-No, hasta que no me contestes. REBECA.-Ya te contesth. Dame, que se hace tarde. J. ANTONIO.-No, no ,no. KEBE?CA.-Bueno, si, si, mucho. J. ANTONIO.-jAh, asi si! Toma.

FWEBLECITO

89

ARMANDO MOOCK REBECA.-L?ero conste que te lo he ldicho para que me entregarai las flores. J. ANTONIO.-iTramposa! REBECA.-A pillo, pillo y medio. MARTA.- (Saliendo. Derecha) . j Q U 6 verguenza mis grande! iY0 que me iba a levantar antes que el sol! REBECA.-iC6mo ha amanecido, Nartita? 2Por qul no me llam6? (Juan Antonio se tra a un rinc6n). MARTA.-Bien, gracias. 2 Y la madrina no se ha Ievan t ado ? REBECA.-Aun no. MARTA.-iMiren que filojonaza; ligerito voy a despertarla. REBECA.~ Q u hprefiere de desayuno? Hay frutas,
90

MARTA.-iQui prefiere, has dicho? ;Est& loca? REBECA.-iPor qui? MARTA.-;De cuando a& me tratas de usted? REBECA.-Pero es que . . MARTA.-No hay p r o que valga. Ven y dame un beso y un abrazo en castigo. iMPse visto? E n penitencia y ligerito. REBECA.- (Abrazdndola). ;Marta, Martita! . ven ach; s i h t a t e aqui a mi MARTA.-Hiermana. lado; vamos a conversar largo, vas a contarme t d o s tus secretos; vas a contarme todo lo que no mle has cointado en 10s aiios de ausencia; Io que n c cabia en las caztas; yo soy mtuy curiosa y quiero saber lo que piensa 'mi hermanita. Yo voy, en tanto, a hincarle el diente a estas peras que esthn tentadoras; porque he de tdecirte que no si? si a1 aire de ac5 o el viaje, p r o lo cierto del cas0 es que estoy con un apetito voraz, si ssn para ti. Est@queso ha sido heREBECA.-Pero cho aqui en casa, especia! para ti. La abuelita est& preparanda e1 ti.; voy a avisarla. MARTA.--hTo, no te escabullas. E j a l a , no hay apuro. (Comz'endo una). Estas peras esthn deliciosas. Y dime, que estoy curiosa, jcuil es t u novio que no lo he visto? RPBECA.-iMi novio? Si Vo no tengo novio. MARTA.-;C6mo que no? Y aquel de quien tan a menudo y con tanto carifio hablabas en bus cartas; aquel. ic6mo se llamaba? ;Ah! ya ~ K U ~ K ~Juan O : Antonio: eso e s .

th

pUEBLECIT0

96

REBECA.-No; si no, Martita; y o te aseguro que IMAIRTA.-No me asegures nada. (Repamndo, gracias a [as rniradas angrrstiosas de Rebeca, en Juan Antonio, que estci en un rinc6.n deshojando rosas, tan confundido C O M O Re= beca) . Pero, calla: no habia reparado. . REBECA.-Es . . es Juan MARTA.Juan Antonio. i Ja ja ja!. . Juan Antonio jqui. gracioso! ( L o exarnina de pies a cabeza con un nitecrlfo burl6.n). REBECA.-Juan Antonio, te present0 a mi hermanaMARTA.-Mucho gusto en conocerlo, seiior Juan Anja . ja! iQuP ,tonio; x h r q u w con confianza. i J a divertido ! J. ANTIONIO.--Servidor de usted, para servirle. MARTA.-2Conque bste es Juan Antonio? Pero iqu0 graciosa es mi hermanita! REBECA.-SI; pro es que voy a traerte e1 tt. MARTA.-No faltaria otra cosa, Yo voy a sorprender a la abualita que me Cree dormida. REBECIA.-Pero tli. . yo ire . M A R T A . N a d a , nada, yo voy. jQuh divertido! i J a ... j a . . ja ! Con su permiso, sefior Juan Antonio. j J a ja ja (Mutis izquterda). J. ANTONIO.--iHas visto como se ha burlado de mi?. . REBECA.-No lo cwas, es que ella es asi. J . ANTOINIO.-Raz6n tenia yo a1 no querer venir: 10s de Ia ciudad son todos iguales. REBECA.-Cs natural, Juan Antonio, que nosotros les parezcamoa ridiculos. J. ANTONIO.-Vos lo eccontraris natural, do que es de mi no se rie nadie; si esa es la educaci6n que les dan en la c i u d d , con su pan se lo coman. REI3ECA.-Si no Io ha h d o con mala intsnci6n. J . ANTONIO.--No tratis de disculparla. Lo que es y o me consider0 tan digno y honrado como el que mis, y desde hoy, no vuclvo a poner 10s pies en esta casa mientras est6 en ella esa seiiorita. REBECA.- Pero, Juan Antonio, ;qui culpa tengc
YO?

J. ANTONIO.-Lo dicho: a mi rancho, al!i todos me xespetan. Hasta luego. ([Murk). REBECA.-Oye, Juan Antonio. iVuelve, Juan Anto-

95 REBECA.-Claro que si. J. ANTKINI0.2Perdonarla yo a usted? No es pa tan'to. MARTA.--Asi me gusta que fw) sea usted rencoroso. iSabes, Rebeca, que es bien simpatico tu Juan Antonio? REBKA.-j jMartita!! ~ T A . - - I N O te escamdalices, niiia, es la verdad. Seremos muy buenos amigos, Juan Antonio. Y se me murre una idea: Ustedl que conoce estos lugares, 10s sitios mas p k torescos. . . J. ANTONIO.-Como la palma e la mano. REBECA.-Cuando chico hste no dej6 sitio que no recorri6, y aun ahora . . WRTA.-iQuiere usted ser mi guia? J. A N T I O N I O . 4 o n mucho gusto. MART!A.Magnifico. Quiero recordari0 todo. Hoy m i m empezaremos: la Teresa y la Marcela quedaron de pasarme a buscar: iremos juntos. J. ANTONIO.-Yo no las conorno. MARTA.-Yo lo presentark. Quiero recorrer todo el pueblo, de punta a cabo, como cuando era chiquilla. RITA.-((Seguida de Zsidto). Quh cotorra &a, n o le ha parado la boca d a d e que se ha levantado. MRRT~A.-jAbui?lito, c6mo ha amanecido? ISIDR0.-Y t6, loqnita, est& desconocida, icuando t e Ifuiste a la ciudad eras timida? MARTA.-Y vuelvo hecha una sinvergiienza, j n o es eso? ISIDRO:-No, no. No es eso. a la mesa, hijita. v disculpa l o poR I T A -Sihntate bre. MARTA-Me llega a 'dar vergGenza, me llevo tomiendo. RITA.-Calla, somos no~otros10s que nos avergonzamos. jMuv mala noche pasaste? MARTA.--& supe de mi, he dormido como un angelito. RITA.--Me parece mentira que te estoy viends; m'e figuraba que me iba a morir sin verte, eres e1 vivo retrato de tu madre, la finada m e . .

FTJEBLECITO -

ARMAMDO MOQCK RTA.--Vamos, abuelita, en vez de a!egrarte te Pones a pensar en cosas tristes. RITA.-cmo hubiera gozado la pobre vi4ndut.e asi. ISIDRO.--Si estas viejas son asi, niiia. MmTA.-Pero esta madrina que no se lNanta, VOY a despertarla. ISIT2RO.-DCjala dormir. MARTA.- (Golpeando). i Madrina flojonaza! Levantar= que me voy a t o m r todo el desayuno. RITA.-:Encanto de chiquilla! Quien la vi6 MARTA.-Madrina. . . MERCtFDES.-(Adentro). iYa voy, ya voy! . TERESA.- (Entrando por foro, seguida de Marcela) Buenos dias. 1SIDRO.Aueno.s dias, tengan ustedes. Dios las conaerve. MARCEL,A.--tCcjmo est& abuelito? RITA.-Buenos dias. que va no venian. MARTA.-Crei TERESA.-Esta, que se atrasa siempre. MARCF5LA.-Fchame la culpa a mi. T E R E S A . A l a r o que tfi. MART:A:-Vaya, no peleen. MARCELA.-Buenos dias, Rebeca, supongo que irSs con nosotras. REBECA.-Buenos dias, creo que no. MARTA.-%, si ir5. Aqui mando yo, jverdad, abue1 ita ? R 1 T A . Y gracias a ti que estis chiquillas vienen a vernos. 1SIDRO.-Asi no mis es. TERESA.-No sea mala lengua, abuelita, siempre que mlimos pasamos a saludarla. MAR.TA.-i Oh por Dios! T a n t o cobrarse sentimien94
POS.

ISIDRO . C i C ntense, sefioritas. M ARCELA.-Gracias. MARTA.-:Ustedes no conmen a Juan Antonio? Les present0 a mi guia. J. ANTONIO.--Para swvirles, Juan Antonio .

PUEBLECITO

95

TERESA.Parece mentira que no nos conozcamos siendo del mismo pueblo, MARICELA.- D e conoarnos, nos conocemos ya de vista, s610 que Juan Antonio parece ser ~ O C Q aficionado a la tertulia. J. AN7\0NIO.-En realidad, no salgo casi, 10s trabajos de la chacra dejan poco tiempo. MARTA.-Pero siintense un mo@nto, chiquillas. ISIDRO.-iCon qui les van a hacer cariiio a las seiioritas? les sirvo? RITA.-jQuC REBECA.-Les ofrecen! fruta. no, gracias; acabamos de dcsayunar. TERESA.-No, ISIDjRO.-Pero la fruta se toma a toda hora. MRRCELA.-A mi no, gracias. REBECA.-;Y usted, Teresita? 1 S I D R O . N o les exijas, niiia, que Ias tienen mejores en casa. TERESA.--Eso no. MARCELA.Cuhntanos Ago de Santiago : estamos amiosas de saber . MARTA.-Qui ivoy a contarles de allL; que se aburre una saberanamente, sobre todo en esta ipoca de verano. TERESA.-i Ah! Pero all5 hay tantas diatracciones. MARTA.-Se las sabe una de memoria; l a vida de la ciudod es cansada, el ambiente pesado, siempne las mismas caras: la cortesia y el Iujo aburren; les aseguro que no esperaba sino la hora de salir de alli. . 0 encontramos tan boMARCELA.-Y nosotras que 1 nito y q u e soiiamols con volver alli. la vida de sociedad, 10s passos, (10s TERESA.-Cierto: teatros. MARTA.-Los paseos, 10s teatros, psh. . MARCELA.-iCu6ntus pololos dejaste a1!%? MA~RTA.-;Pololos? El flirt . iQ& tonteria! Todos idicen la rnisma cosa, todo es afectacibn, aparmtar m& de I o que se es y de d o que se tiene. TERESA.-;Nas ido a1 Ateneo? MARTA.-Psh Eso est5 muy eursi. 2Les gusta la literatura?

ARMANDO ?%OoC18;: MARCELA,--Somos locas. iConociste aili a De la %Vega, a?.. . MARTA.-A ningun literato. A1 unico que se recon& ce por Ias calles, For su facha, es a Prhndez Salldias. TEREsA.--I\To le coiiocemos. T a l vez no escribe en el Zig-Zag . . . MP,RTA.-Y~ traigo algunas novelas en mi rdaleta, se las pa:& : todos autores franceses y algunos espafioles. MARCELA-Te lo vamos a agradecer mucho. ?IERESA.-iTraes aigo de Loti? MARTA.-No; traigo Borldeaux, Ricardo I,e6n, Martinez Sierra, Ohnet y no & quC mas. TERESA .-Nosotras estamos ieyendo Las Desencanta das. u C simphtiMARTA.-Si, si la conozco, muy IjnLda. Q ca Djenana. MARQELA.-A nosotras nos gusta, porque ye nos figura que somos como esas desencantadas. MARTA.-Son ustedes muy romhticaa. LSIIRO.-Lo que es en esto nosotros nos quedamos a la luna de Valencia. MA1RTA.-Cs que estas chiquillas son un torbellino de preguntas. RITA.-DGjalas preguntar. TERESA.-;Y el paseo de la Plaza? M A R T A . 4 i e m p r e igual: la m&ica, la gente que da vueltas, las se6oras que miran, 10s muchachos que dicen piropos, las muchachas que coquetean. . . La salida de misa de 10s domingos, el corm, las kermases, todo, igual. ISIIDiRO.-Y aqui tu pueblo p 5 m o lo encuentras? 2Te acordabas de Cl? si que nada ha cambiado. MARCELA.-Aqui MARTA.-A decir verdad, no lo recordaba en detaIles. . . Aquello era vago, confuso; las c a m s de R e h a m e llevaban un recuerdo lejano. Yo guarklaba una grata idea; ustedes no se imag3nan lo contenta que estoy. Ayer tarde cuando venh en el c o c k y llegama a la cumbre y divis4 a lo lejos en el (valle el montoncito de cams, y en msdio la iglesia como una gallina rodeada de t d o s sus polluelos, reconoci la dameda, el rio con sus sauzales, el cerro, el cementerio, el camino real, reconoci mi pueblecito: un olor a tornillo y
96

PUEBLECITO 97 hierbabuena penctr6 hasta mis pulmor,es. Mi pueblo estaba allii lejos, pequeiiito como un juguete, y toda mi infanclia la vi refilejarse ante mi vista y senti una alegria tan inmensa. . iAllP esti la casa de 10s abuelos, gritk, afla est& la casa! La habia reconocido entre ,todas; esos eran sus %rboles aiiosos y retorcidos; ahi estaba el corredor, y vi a mi madre y a 10s abuelos, y m vi chiquita jugando son Rebesa . T s d o , todo lo vi en un instante y me senti tan feliz, que llore como estoy llorando ahora, como !loran 10s abuelos, como lloramos todos a1 vernos despubs de tanto5 aiios reunidos bajo el misnio twho. RITA. iMi chiquilla! (Abrazcindola). REBECA.-i Martita I 1SIDRO.-Y yo que crei que no sabias Ilorar; se imagina uno que cuando 10s seres que se quieren se marchan, pierden 10s sentimientos y no sufren como nosotros. RITA.--Ya no te iris mis. No querenos que te vayas. MARTA.-Pero ya estoy aqui. Cuando baj6bamos la cuesta y nos ibamos acercando, 10s caballos corrian, p r o yo deseaba que tuvieran alas. T o d o esti igual: en todas partes me siento vivir, p r o chiquilla chjca, con toda la ingenuidad y la afegria d'e aquellos aiios, me dan ganas de saltar y correr, y hasta siento miedo, ese miedo infantil, y quisiera como entonces no saber pensar en nada. TERESA.ADebe ser muy hermoso volver, MARTA.-Pero volver despuds de muchos aiios, c u m do ya 10s recuerdos buenos y malos se han borrado de 12 imaginacibn, y entonces ir rsconstruyendo nuestra vida sobre 10s viejos objetos que un dia dejam,os olvidados. ISIl2RO.-Volver a su pueblo, debe set. algo aSi como abrir el arca donde se guarda la f e de bautismo, 10s premios del colegio, 10s retratos de la amada y la gnsdegitas de cabe110s de 10s hijos que se han muerto. MARTA.-iOh!, pero yo he venido a entristecerlos; no, cerremos esta vieja arca y abramos otra nueva, donde iremos fervientewnte depositando 10s despojos de las nnevas alegrias y penas. RIEBECA.--(A J . Antonio). Mira que dice cows hermoas, Martita, mira que sabe. :Si yo hubiera 3do Ali! CTe
gust27

98

-_I____-

a este pueblo. MARCELA. - Desde que has 11egado nos sentimos otras. MAWT,A.--Y fio llorar mis, 10s viejos, jeh? 2A d6nde nos va a Ilevar, Juan Antonio? J. ANTONIO.-Donde ustedes manden. MARTlA.-Donde manda capitLn, no manda marinero. Juan Antonlio es capitan ahora y usted nos guia. 2No es verdad, chiquillas? Z1EiRESA.--Naturalmente. . MARTA.-iQuC le parece, seiior capitin, el ejircito que le he formdo? J. ANTONIQ.-iQuC me ha de parecer!, nunca mejor. MARTA.-Andando entonces. A d6nde nos lleva? J. ANTBNIQ. - Iremos a Las Pataguas que est6 aqui cerquita. 1SIDRO.-Esc es, asi llegarin a la hora de almorzar. t k Rebeca? TERESA.-iY MAlRCELR.--tT.G no piensas ir? REBECA.-Vo, no, tengo que ayudar . MARTA.--Entonces yo tampoco VOY RITA.-hnda, niiia. REBECA.--Pero a3i tan . MARTA.-Asi tan toma, te pones mi velo. (Le coloca el L ~ O Todos . se r i e n ) . R1TL4.-No, no, qu6 parece con su traza. MARTA.-Vamos. Asi no mis, Rebeca, quihn lte v3 a critkar. ( Y m d o a la p w i t n de la m a d r i n a ) . iMadrina! MERCEDE3.- (Adentro). Ya voy, ya vov. MAIKTA -No venga, siga durmiendo, yo mn voy de parco. Buenaa nochcs y que usted lo paw bien. RITA.--QG chiauilla Csta, quC chiquilla. M A R T A -Hasta l~ego. ISIDRB.--Y cuidado con las locuraq. TERESA.-Hasta iuego, abuelo. MARCELA -Hasta luego, abuelita. se despidan tanto. Vamos MARTA,--No Ni que fu4ramcvs en viaje a1 otro mundo; en estos pueblos se ven cada des minutos y para despedirse emplean una hora. Adi6s ...

TERESA.-TG

ARMEANDO M0b)bg vas a hacer que terminemos por qwrer

tonio. Rita 10s acompaiia a la puerta). ISIDR0.-QUO chiquilla, igual a Enrique en lo loca. RITA.-Es un ensanto. iRdi&, adibs!. . . 2Has visto quh diferencia con Rebeca? T a n despierta, tan viva, tan inteIigente, tan cariiiosa, tan-seiiorita. I S I I X O . - Q u h quieres mujer, la ciudad, el trato con gentes; si Rebeca hubiese ido ya verias t u . RITA.-Quh ocurrencia, si hsta es una pava. MERCEDES.- (Saliendo. izquierda) . Buenos dias. RITA.-iY cbmo has amanecido? MERGEDES.-Molida, hijita, molida. No tengo hueso en su sitio. He pasado una noche de perros. ISIDRO.-iVdlgame Dios! 2Mala la cama tal vez? MERCEDES.-No hijito. Si es que a mis aiios no estoy para estas aventuras, ademis, siempre se extraiia la cama, mi camita. RITlA.-iSi pusihramos otro colchbn? MERCEDES.-No, seria lo mismo. No, si esti dicho: yo ya chocheo. Admiro la salud de ustedes. Sli no hubiese sido pOr traer a esta chiquilla que estaba tan paliducha y desganada . RITA.-;Ha estado enferma? MERCEDES.-No sabiamos lo que tenia. Moishs se blevaba con la cantilena: lihvala donde un m&dico, y el m& dico recetaba reposo, distracciones; es anemia, decia; y la muchacha cada dia mis tristona. Estoy verdaderamcnte asombrada de ver el cambio. el t i ) . T 6 diris la cantidad de leR!ITA.-((Sirt.iendo the que debo ponertc. MERCE~>IES.--Basta, basta que en seguida me vienen 10s dolones de estbmiago. iAy!, hijita, estoy hecha un mamarracho. Embaticindome. ISIDR0.-No hay como las yerbas para eso. CuantuA el compadre Dibgenes estuvo con unas lipirias y sanb con . RITA.-Dero eso n o es lo que tiene Mersedes. MERGEDES.-Yo no sh lo que tengo. IGNACIA. - (Llegando, f o r o ) . ZSe puede? Buenos dias. MERCEDES.-i Ignacia! 1GNACIA.-No te pares. iC6mo te va, niiia? No qui-

PUEBLECITQ --99 Adiirs. (Mutis foro. Marta, Teresa, Rebeca, Marcela y J . An-

100 ARMANDO MOOCK se esperar la tarde para venir a verte. CYcomo quedo mi hermano Moisb? iC6mb te va, Rita, c6mo esths? Isidro, ic6mo
eStP ?

para servirle. te va, Ignacia? MERCEDES.- Bien, saludos lies mand6, puede que venga, yo supe por las chiquillas que usteldes esthn bien. IGNACIA.--Cuhato me alegro de tenerte por aqui. 2Se quedan muchos dias? h?@RCEDES.-Quictn sabe, depende . . R I T A . 4 o n permiso de ustedes yo voy a mis qnehaceres y ustedes dispensen, aqui queda Isidro haciendo 10s hanoires. (Muris Rita). MEROEDES.-Axida, niiia, con condianza. 1GNACIA.-No tienes ni para que pedir permiso, iY quC te ha paresido el pueblo, c6mo lo encuentras? fvi.ERCDES,-Muy agradable, muy bonito. El verafio le fixe mucho bien ad campo. 1GNAiCIA.-Donde t6 vm, niiia, este pueblo est5 hecho una calamidald. Ya no se puede vivir aqui. 1 S I D R O . D i c e mucha verdad misia Ignacia. MERCEDES.--;Y quk ha sucedido? se ha metido una canti'dad de gente I'ONACIA.-Que que no deja vivir, y con quienes una no se puede rozar siquiera. Y a propbsito, voy a ponerte en antecedentes para que no te sorprsndan: si vienen a hacerte visita las Macaya, no se la devuelvas MERCiEiDES.--;Pero quihes son las Macaya? 1GNACIA.-Unas chinas, niiia, unas rotas que se han venido a c i a1 pueblo hace poco y quieren mezclarse con la g a t e : son sabrinas del bticario, de don Lepe que le dicen. h4ERCEDE.S.-;Per0 quk han hecho? 1GNACIA.-Nos tienen envidia, nos alionan a llas sirvientes y nos pelan a mis y mejor porque n o las recibimos. Aqui a la finica gente que se pnade tratar es a la familia del compadre, el alcalde, a la Eulalia y su hija, a Leonel, el comandante de policia. la madre del maestro de exuela, que es una santa, y nadie mis. ;Ah! a1 xiior cura. Lo que son esas Macaya, el boticario y el civil luff! El boticario nos hate la guerra, porqne fijate que no es titulado y hasta se Ias da

ISIDR0.-Bien, RITA.-iC6mo

101 de (doctor, y tu comprendes que esa es una inmoralidad que no es tolerable. ;Y sabes lo que ha echado a correr? MERCEDES.-No se me ocurre. yo tengo . (Le habla a f oido). IGNAC1A.-Que MERCBDiES.-i Q u i barbaridad ! 1GNACIA.-iFijate que son canallas! Y son de lo mis entradoras, ligerito se van a venir a m t e r aqui. Supongo que no las admitiris. MERCEDES.-Tti comprendes que yo estoy de paso, y no puedo entrar en interioridadss. 1 G N A C I A . P e r o lo just0 es que te vayas de parte de tus parientes. qui es de la Fiicrmena? MEROEDES.-iY IGNA.CIIA.-No digas, no hables, niiia, ha sido la veygiienza de la familia; tom6 la calle Idel medio; ha sido el escindalo de toldo a1 puablo, se junt6 can las tales Escobas. i Quicks? MERGEDES . IGNACIA.-Unas niiias alegres. Y es una de !as cosas que ims sacan. Hemos sufrido mucho. ALCAbDE.- (Pasando CI caballo frente a f a puerta). Miren d6nde pill6 a mi comadre comadreansdo. ISIDRO.-El seiior alcalde. 1GNACIA.-Asi no m l s es, compadre, me pi116 comadreando, pepo pase un ratito. ISIDRO.--Seiior alcalde, pase un momento a esta su modesta casa. -ALCALDE.-iC6mo va, Isidro? ISIDR0.-Para xrvirle, mi seiior. 1GNACIA.-2Usted conme a mi cuiiada? ALCALDE.-Como no, la esposa de Moids, Cc6mo esti usted, mi seiiora? MERCE)DES.-Muy bien, gracias. ALCA!LQE.-Ya he vistlo a su sobrina, ha venido a poner en revolucicin el gallinero; todos 10s pijes andan sublevados. IGNRCIA.-Es un dije la chiquilla. ALCALDE.-Y usted, Isidro, iqu6 dice de la cuesti6n aguas? ISIDRO.-Ahi vamas pleiteando, mi seiior : ahora faltan .!os testigos. ALCALDE.-No se aflija, que yo le TOY a mandar

PUEBLECITO

102

AREIAMDO EdOQGK

unos testigos harto buenos; no se aflija que yo le ayudo, isidro; si faka plata, habls conmigo, la cuesti6n es embromar a esos bribones. El tal Lepe se va a acordar que con ei alcalde no se juega. ISIDR0.-Muchas gracias. 1GNACIA.-Aqui le estdba contando a la RiIercedes . la vida que se pasa. ALCALJDE.-Hay mucha mala gente por aci, seiiora . . Y jc6mo ha encontrado el pueblo? Se progresa j a h t MERCEDES.-Ya lo creo; ha adelantado mucho esto. ALCALDE.-Pronto tendremos luz elCctrica : vamos a pavimatar ila calle principal, ya esti pavimentado todo 41 frenite de la casa de mi comadre, el de la Alca1,dia y el de mi casa. Este aiio voy a hacer cortar todos 10s sauces de la Avenida y voy a plantar eucaliptos. MERGEDES.--Es tan bonito el sauzal. ALCALDE.-Pero ya est5 iviejo, seiiora, y molestan mucho las ramas. Hay que innovar, seiiora; hay que innovar. UN CHIGO.-- (Llegilndo con una tarjelcz) . ;La seiiora Mercedes vive aqui? ISIDIR0.-Si, aqui. Dame . IPara usted, Mercedss (Le dan dos peras de la frutera aP chico. Mu& de este). MERCEI2ES.--No tengo mis anteojos. ( L e y e n d o a In distancia). La familia Macaya saluda a usted y tendri el gusto de pasar a visitarla esta tarde. 1GNACIA.-((Furibunda) . iNo ven! Quh decia yo intrusas, metidas. Hazme el favor, Mercedes, de no recibirlzs. MERCEDES.-jPero c6mo, hijita? 1GNACIA.--;QuC le parece, compadre? que apkarles un correctivo. Voy a ALCALDE -Hay hacer quitar ei faro1 del frentz de su casa. 1GNACIA.-Bien hecho. Y que el comandante p a s parte, porqne canttan en la noche y molestan a1 vecindario. D BASILI10.- (LIegando por foro) . Santos y buenos dias, mi sciior don Lisandro. ISIDRO.-jC6mo va, Basilio? ALCALDE ---(Apzrte a las serioras) . i cu i n d o no ten i a que l!cgar! E S L 2s~el sxretario del cura; en todas partes anda husmzando para ir a contarle lo que pasa. BASILI0.- (A I s i d r d . iC6mo han liegado 10s viajcKO?

pWEBZEbPTQ

lop
entrar. Voy a hacerlo tirar pie-

1GNACIA.-No sea asi, compadrc. ALCALlDE.-iHola, Basi! qui se rnurmura por ahi? BASILIO.-iC6mo esti, mi seiior alcalde? Pasaba por aqui y me detuve a prcguntar por las viajeras. Je, je, Je. ALCAI-iDE.--Voy a prexntarle, misii Mercedes, a1 chlebre Basi. BASILI0.-Je, je, je; este mi ssiior alcalde; estoy 3 S I ~ S rjrdenes, mi seiiora. Conoci mucho a su seiior esposo. MJ3XCEDES.--Me alegro de conocerlo. qui se cuenta pox ahi, Basi? 2Muchos A X A LD E. - i Y velorios, muchos casorios y bautizos? BRSILI0.-Los casorios andan escasones, la gente est5 muy mala y pervettida; ya no pasan por la iglesia. IGNACJA.-Ni por el civil. ALCALDE.-Seiiora Mercedes, donde usted lo ve, este es a1 hombre que hace pasar alegre la vida. Canta cuando naten, cuando se casan y cuanldo se mueren. no mPs es, mi seiiora Mercedes. Ah+ BASILI0.-Asi ra voy a enterrar a uno del Bajo que murib anteayer. ALCALDE.-Bueno ;y es cierto lo que andan diciendo? BASIL Io.-hTo he saibido nada, mi seiior alcalde. ALCALDE.-Dicen que tu mujer, la Jenara, no te quRre dejar ir mis a 10s casoaios porque vuelves mledio cufifo. je. Las cmas del seiior alcdde. Yo no BRSILI0.-Je, bebo. ALCALDE.-Cuando no ite pasan trago. i Y las niiias no te gustan? BASILI0.-Vaya, vaya per D~os, mi seiior alcalde. Ya no estoy en edad AILCAI,DE.-iA este niiio se le va a pasar la. edad! Bueno, y pasando a otra cosa, la afinada que le ech6 a1 piano ya no sirve. BASILI0.-E% que est5 tan malazo. ALCALiDE. -Para eso lo llamk a Ud., para que le quitara 10 malazo. 3ASILIQ.-Voy de nuevo, pues, mi sefior Alcalde. ALCALDE.-Pero lo embromado ss que siempre llega a la hora de once, y usted come como un sabafi6n. i Ja . ja,
ja!

dras.

ALCALDE.--Higanlo

1GNACIA.-Y

a1 pobre seiior cura tanto que lo moles-

104

--

ARMAND0 NOOCK

tan, pero digale don Basilio que no se preocupe. Imaginate fiiiia que le han levanitado una calumniu. Pero nomtras lo hem w de defender. AL'CALDE.-i Calumnia! La verdad, y veremos quiCn vence. BRSILIO.--Calumnia, mi seiior alcalde, y usted dispe me. ICNACIA.--Como son unm radicalotes, han dado en habiar mal del seiior cura y el ama de Ilaves, una p b r e mujer. ALlCALIZ)E.Pobre mujer, si como no. iY per que no fa despide y asi evita que lo p l e n ? IGNACIIA.-iY por quC ha de despedirla? iVaya! Para darfe gusto a ustedes. Hace bien en no admitir que lo atropellen. Malas lenguas. AL'CALDE.-Es que el cura se hace el lesito. IGNAC'I A,--C a1le, c ompa dre . BASILI0.-E1 seiior cura pirroco es un santo, mi seiior, ALCALDE.--Para qui discutir, ya se veri. Pasando a otra cosa, aprovecho la oportunidad, seiiora Mercedes, para pedirle el concurso de su sobrina, he sabido que declama y canta, y como nosotros estamos organizaddo una fiesta, seria de semaci6n que ella tomasc parte. MEiRCED(ES.4i ella no sabe, lo hace de afici6n. ALCAiLDE.-No me diga, si ella m'isma lo ha dicho; ademis es fiesta de beneficio pitblico; se trata de construir una plaza en este pueblo, cosa que tanto se necesita. IWACIA.--;Y ouindo seri esa fiestia? MERCEDES.-Falta que estemos ac6 para esa fecha. AZCAILDE.-EI sibado veinte. BASILIO.-iCXm.O, mi seiior alcalde, la inauguraci6n del nuevo brgano Iva a ser el doming0 veintiuno! RILCIA'LDE.-iY qui hay con eso? BASIILIO.--QUe n'os van a deslucir la ,fiesta. AkiemL fa gente se va a fevantar tarde y no va a asistir, ALCAILJX.-Eso querri deck que la gente esti poco devota. BASILIO.4Es que podrian aplazarla y no perjudicar-

ALCALDE.-No sea ingenuo, don Basi, es un acuerdo de la Alcaldia en sesi6n solemne.

lI0.S.

105 PUEBLECITO BRSILIO.-NOS van a aguar [la fiesta, J n o le parece, mi seiiora? YO halblari con las niiias. A L C A L D E . 4 e guardari muy bien de hacerlo: eso seria introducir la disccrdia. BA'SILI0,-Vaya, vaya, mi seiior alcalde, quC barbaridad. ALCALiDE.-Y me voy que ya 2s tarde. eSe va usted, Basi? Lo llevo en ancas. BASILI0.-Si, tambihn me voy. Vaya, adiosito: gusto en conocerla mi se5ora. Hasta luego, mi sefiora doiia Ignacia, hasta m6r ver, Isidro. Vaya, vava, nos ha aguado la fiesta. MERCEDES.-Hast a h e go. 1GNACIA.Caludos a la Jenara. BASILI0.-Gracias, mi seiiora Ignacia. (Murk foro) ALCALDE.-Viejo pelador, embustero, pill0 . . LO echi antes porque se habria quedado pelindome. Se va echando chispas. MERCEDl3S.--;Y es verda'd em de \la fiesta? AZCALDE.---Claro que si, seiiora. Van a rabias. MERCElYES.--Qu6 maldad. 1GNACIA.-No saben mis que hacer bellacadas a1 pok e seiior cum. ISJDRO.-(Yendo a1 foro). yia vienen 10s niiios. ALCALDE.- ( Y e n d o al foro). Psch . La "parv5". Wren. Lorenao y Manuel Jesiis. Psch . . 1GNACIA.- (Yendo a lu puerta) Apiirense, niiiitas, q u e las estov esperando, ya es hora de almuerzo. TERESA. - (Llegando con Lorenzo, Marcela, Reb'z-ca, & f a m e 1 Jesira, M a r t a y Junn Antonio). Buenas tardes, -iqui calor! MARCELA.-iUsted aqui, mami? IGNAC'IA.--;Te parece mal? Porque si te parece mal m e voy. MARCELA.-Lo graciosa que est5. L 0 R E N Z O . B u e n a s tardes. que 10s voy a presentar. hWl'RTA.-Esperarse ISIiDRO.-Ap~rate, Rebeca, anda a ayudarle a la Rita. M , E R C E D E S . - J C ~ ~ les ha id07 REBECA.-Muy bkn. (Mutis izquierda) . MP;IRTW.-Madrina, tengo el gusto de prmntarle a Zorenzo no se qui, a Maniuel Jesiis no SC cuinto. . , MERCEI3IES.-iPero, niiia! Seiiorm. cu5nto gusto,

106 -

ARMANDQ MOOG=

AILCAL'DIE.--~Y ustedes, c6mo dieron con las nifias? LORFNZ0.-Cosas de la edad. M. JESUS-Es que tensmm bum olfato. MARCELA.-Nos hemos divertitdo muchisimo. Y hejPuff! . La Marta y Juan Antonio se mos andado han trepado hasta en 10s Lrboles. J. ANITIONIO.-YO p r q u e no se fuera a caer. MART,A.--Les contar; ; Juan Antonio es un poeta enamorado de la naturaleza: si oyeran !as descripciones que ha hec'ho. Es un compaiiero ideal. su lado no es gracia sentirse inspirado. M. JESUIS.-A MARTA.-No pago 10s piropos. Se sabe el nombre de todos 10s S o l e s , de t&s las yerbas, de . J. ANTONIO. El oficio y nada m4s; si no sabe uno . . ALCAL,DE.-Tatal, que Juan Antonio ha sido el hombre de 4as circunstancias. ?TERESA.-Ya lo sreo; imaginense, que la Marta c a d se cae a1 rio. MRRCELA-Quk susto pasamos. MhRTA.-H!e aqiui a mi sahador. (Por J . Antonio). MERCEDES.-Ya has estado haciendo locuras. MARTA.--Fuk una casualidad, madrina ; me resbalk en una piedra, pero Juan Antonio, alcanz6 a tomarme de la cintura. L O R E N Z O . C s un "gallo" este Juan Antonio. o caridad? hilAR'TA.-iEnvidia ALCAIIJDE.-Envidia. Hasta yo la estoy sintiendo, si estoy ahi, s? embroma el amiigo Juan Antonio. 1GNACIA.-Miren que viejo verde. MARTA.-Timernos proyectado varios paseos. MAKELA.-Lorenzo tiene ofrecido cabaldos. M. JESUS.-Ylo tambien puedo facilitar dos. TERESA.-Con eso hay bastantes; con tal de que seam mansos. MAIRTA.-Jcan Antonio nos va a Ilcvar a1 sandial de su chacra. ALCALDE.-Juan Antonio sigue siendo el hombre de las circunstancias. MERCEDES.-Eso xrL si las m m L s dan su permiso. MARTA.-Y que 10 darin, im es v e r d d , misii Ignacia.
,

PUEBLEC'ITO

IGNACI A .-YD veremos. L(YRENZ0.-El amigo Juan Antonio se ha pscado firme de la Martita. (Formando grupo con Teresu y M a r cela) . MARCELA.-Ella tambihn le coquetea. ! , lo hace por divertirse. T E R E S A . C e burla de h MARCELA.-El porrazo q u e se va a dar el pobre Juan Antonio. TERESA.-La Rabeca no estaba de lo mis contenta que bi,carnos. 1GNACIA.- (Otro qrupo, A!calde, Mercedes, J u a n Antonio y Marta solos). Si quiere nos vamos juntos, compadre. ALCALDE.- (Hahiando con .Isidro) . Es una yegua muy corredora. 1G"ACIA.-; iQuh! ! ALGAILjDE.-Maiiana se la nrando. Yo creia que me decia a mi . Y TGNAC,IA.-iAh! esta noche, Mercedes, quedamos en que se va comer con nosotros. No digas que no, porque es in6til. MEIRICEDES.-Si es asi . 1GNACIA.-Vamos andan'do, niiiitas. TE1RESA.-Vamos. LORENZ0.-Nosotros Ias acompaiiamos. TERESA.-Si quiere se queda. a T e r e s a ) . Eres una mal ednIGNACIA.-(Aparre cada. TERESA.- (Apnrre n lynncia) . Y si no me gusta . JGNAC1A.- (Aparre a Teresa) . Calla. Hay modos. Ya hablaremog.. (A Lorenzo). Vhngase a almorzar con nosotros Lorenzo. LORENZ0.-Gracias, sefiora. R'EBECA.- (Entrandc lntwal derecha) . 2% van? ;No, quieren quedarse a almorzar? 1GNACIA.-Qui ocurrencia. este grimillbn de gente. Ni mal& REBECA.--Qui importa (Mientras hahla obseroa Q Marta y Jrran Anronio que charlan sin parar mientes en 10s demus) . MARCELA.-Fara otra vcz seri. MARTA.-Hasta luego.
i

-107

ARMANDQ l O O m IGNACIA.-Salgan, demonios. No concluyen nunca a e hdblar. TWOS.-Vamos, vamos. ALCALW.-((A Merccdes). A sus 6rdenes para 10 q u e guste mandar en la Alcaldia. MJ3RCEDES.-Gracias. ALCALDE-Lo felicito, amigo Juan Antonio. J. ANTONIO.-;Par quC me lo dice? ALCAL1DE.Usted me entiende, amigo; lo felicito. fMutis, Alcalde, Marcela, 'Teresa, Ignacia, Lorenzo y Masue1 Jesirs) . ISIDR0.-Se vuelve joven uno, viendo tanto chiquillo. $ 3 t L el almusrzo, Rebeca? . R E B E C A . C i abwlito. MARTA.-Qui bien lo pasamos; y las chiquillas que decian que usted era tan huraiio. Me encanta conversar con usted por et1 cariiio que le ldemuestra a su tierra. J. AINTIC~NI~O.-~Yc6mo no he de tenerle cariiio si cuesta tantos sudores y sacrificios? Y es que cuando chicos la rniramcrs como madre que nos da la vida, y cuando guainas 'le abrimos 10s surcos como araiiazos y le echamos la semiilla que crece grande; se nos figura que es la mujer a quien quezemos, la mujer que premia nuestro esfuerzo con su cariiio y su fecundidad. MARTA.--zNo ve; no dig0 y o que usted es p t a ? J. ANTONIO.-No se burls, soy un ignorante. (Mutis derecha). iYa sstamos ISIDaRO.--i Ritaaa ! .todos? 2 Almorzamos? J. ANTONIO.-Me voy, me habia distraido. REBECA.--iNo te quedas a almorzar? J. A N T O N I O . N o puedo. REBECA.- Hasta luego entonces. (Mutis por derecha) . MARTA.--Si lo hase por cumplido. J. ANTONIO.-No, tengo que dar una vuelta a 10s trabajos, no 'he idlo en tdda la maiiana. le hemos robado su tiempo. MAtRTA.-Nosatras J. A"FONIO.-De ning6n modo es robo. . Hasta luego. (Mercedes ronca en su sil?a). MARTA.-Hasta luego. N o se despida de la mhdrina, s e ha qiuedado dormida. (Sale acompaiidndolo, se les oye reir. Rebeca llega frayendo la sopera humeante, ua con cautela a

108

7
PUEBLECITO

qsomarse a la puerta y se queda mirando!os, luego se entrtr cosriendo, tal vez ha oisto que Marta ouelue). MARTA.-(En la puerfa). Hasta luego. . Sin falta.. .

108

sin falta, (Marta sonriendo le hace seSias con la mano, mientras Rebeca la contempla con ansiedadj .

J. ANTONO.- (Voz que se aleja) . Hasta luego

eh?. . .

..

7ELON

ACTO TERCERQ La misma decoracih del anterior.

Las dos de la tarde. En escena, sentados a la mesa, Isidro, Marta, Mercedes, Rita y Rebeca quitando el servicio de la mesa.
MARTA.-Yo tambikn ayudarh. RITA.-No, mi hija, no te molestes, no es preciso. MERCEDES.-Dhjenla que trabaje un poco. (Rebeca entt-a g sale Zleuando loza). ISIDR0.-No, que est5 de vacaciones. MARTA.-Y vacaciones como crzo no volverk a pasar. iAh! les coatari que he hecho muy buenas migas con el wiior cura y ya m'e tiene comprometida para cantar en la fiesta de San J&. RITA.-Me alegro. MERCEDES -No est& haciendo tantos proyectos p r que ya va siendo Itiem'po de arreglar laa maletas y marcharnos. MARTA.--; Ay ! j T a n pronto? MERCIE'DIES.-Si, tan pronto. Hace ya m6s de un mes que estamos aqui. RITA.-Mcrcedes, no te la lleves todavia. ISIDRO.--tQuk apuro tienen en irse? A no ser que esthn molestas MAlRTA.-i Que ocurrencia ! MERCEDES.-Eso no, p r o tenemos que recordar que el pobre Moishs eat6 solo en Santiago. MARTA.-Pero el padrino no dice nada. MERCEX.S.--Que no diga na(da, n o es mntivo para que abusemos. RITA.-Fijalte, Rebeca, que ya se quieren ir. REBECA.-((Con desyano). 1Y por quh se van tan. pronto tia? .

"PUEBLEOITO --

1 1 1

MERGEDES.-Es preciso, higta. Apenas sea la mauguracicin ael 6rgano nos vamcs. Si no fuera que le hzmos prometido a1 sefior cura que i.sta cantari ese dia, me iba antes. IS1DRO.-Pero podria dejar a la Mzrtita unos dias
Illis.

RITA.--Cierto. (Mutis Rita con loza). MERCEDES.-Yo me siento mal del reurna, y ella tiene que cuidarme. MARTA-No, si la tia .w va, yo tambikn. Pero volveremos, jno es verdad? MERCEDES.-Si Moids quiere venir RITA.- (Entrando) . Isidro, ailli e s t i Juacho espsrfindote para saber cui1 es el potrero que hay que regar. JSIDR0.-Bueno, voy. :Ay! que no se pueda pitar (Atutis rdesecha) . un cigarrillo tranquilo. Con permiso MI3RCEDES.-;Y a ti qui te pasa, Rebeca, que te veo tan triste? est6s no si c6mo. MARTA.-Cierto, . REBBCA.-No, si no. MERCEDES.-Hace dias que te veo asi, jestis enferma? REBECA.-No tia, no tengo nada. RITA.-Mafias que tiene &a. Le da por temporadas, no Ise hagan caso. Yo voy a mi cuarto: cuando MERCED'E?3.-Bueno. vayan a1 ensayo me avisas, Marta. MAfRTA.-Bueno, madrina. Tienen que venirnos a buscar y tienen que llegar las primas todavia. RITA.-iVian muy adelanta'dos esos ensayos 7 MARTA.-Yo ya me s i mi parte. RITIA.-Ardo en deseos de oiirte. MARTA.-% va a llevar un chasco. ( M n t i s Rita). Rebeca 2Qul tienes? REBECA.-No, Martita, ;no has oido? MARTA.-No. A ti te sucede algo, T6 estis muy disPinta de cuando IleguC. iEstis disgustada conmigo? REBECA.-nTo, qui. idea. MARTA.-iEntonces? No me niegues, t G tienes algo, TG sufres. R E B E C A . C I no . MARTA.-No ves, a t 6 s lloran(do, Cuhntame a mi, no

A I R I V P A E U ' D O MOOCK olvides que soy tu hermana. Pobre chiquilla, iquP te sucede? di. 2Te ban dicho las primas algo que te moleste? R~EBEICA.-NT~,no es pso. MARTA.-iY entonces? REBECA.-Per0 no te vayas a enojar MARTA.-Me pones en ascuas. i@C?, di REB7-7 %.--Martita Juan. h?AIIiTarl.-iJuan quC? REBECA.-<Juan Antonio ya no me quiere. lMARTh.-iHan reiiido? KEBECA.-No, per0 ya no m e quiere, yd ni me habla siquiera, ni me mira. MARTA.-Ilusiones tuyas. REBECA.-No. Juan Antonio es otro, yo sufro mucho, ATartita, y o lo quiero. MARTA.-Y hl tarnbihn. REBECA.-Desde que t6 llegaste . . MARTA.-iV.aya, est& celosa? JREBECA.-Celosa, no, Mantita, p r o yo comprenda que 61 te quiere a ti. MARTA.--jEstAs Iwa? REBECA.-Si, si te quiere. iN0 te enojes, ah! MARTA.-Pero, hkca . REBEIC,A.-;NO te ha dicho nada? ;No te ha hablads a ti? MARTA.-i Quh ocurrencia ! REBECA.-iVerddd que no te ha dicho nada? no, por el coatrario, siempre me haMkRTA.-Pero bla de ti con mucho cariiio. 61 venia todas las maiianas cuando REBECA.-Antes y o iba a ordeiiar las vacas, FT conversaba conmigo, me ayudaba, y ahora ya no lo hace, Ahora no ahora no, ~610conversa contigo Dime Martita, t6 . it6 lo quieres? ;dime! MARTA.-i YO? REBECA.-Si, t6, dime la verdad, si t6 le quieres y o me conformo, yo no dire nada. MARTA.-Hermana, icrees que? , REBECA.-ES natural que yo, sien'do coma soy, una pobre r6stica ignorante. . MARTA.4alla. .
112

PUEBLECITO
ti .

REBECA.-Y

th una seiiorita.

que se cnamore de

113

MARTA.-No, Rebeca, nunca he tenido cse mal penaamiento, R E B E C A . 4 5 yo no te hago culpable, p r o es que 4s eres natural que te quiera, eres bonita. MARTA.---ICalla. no seas tonta. si 41 te quiere. REBECA,-Si, si yo he venido a turbar tu MARTA.-l?erdhame stxiego, puede que sea culpable, p r o ha sido sin mala inten lci6n, puede que yo la nialdita soquetcria de la ciudad ha llegado conmtigo y yo involun,tariamente habia tanta ingenuhdad y sencillez en Juan Antonio, me gustaba embromar con hl sin pensar que podia hacerte daiio. REBE1CA.-Pero no te enojes, Martita. MARTA.-Yo le dirk a .Juan Antonio que hace mal. R E B E C A . 4 N o le digas nada, me despreciaria. MARTA.-Quh niiia eres. Yo dentro de unos cuantos dias vcnlvercl a (Santiago y todo tornar5 a lo de antes. REBECA.-Quh buena eres, Martita. Pero no le digas qua yo te he dicho. 2No es verdad que hl es muy bueno? MARTA.-Si, mny bueno. REBBCA.-Desde chicos nos queremos; ibamos juntos a la escuela, y las primeras palabras que aprendi6 a escribir fueron para mi, me las mand6 escritas en una hoja de cuaderno, todavia las guardo. Mira, te voy a mostrar la carta. (Mutis muy contenta). MARTA.- (Pensatioa) . Juan Antonio! . REBECA,.-(Llegando con una cajita de t& que es un relicario). Mira, fijate. MARTA.-QLI~ divertido, ,j qui& entiende estos garabatm? Si aqui hay may6sculas y miniisculas revueltas. REBECA.-Yo lo entiendo, dice: Rebequita, y o la qukro mucho. Conthsteme, Juan Antonio. Junto con la carf a venia una granada. MARTA.-Quh divertido. 2TambiCn la guardas I REBECA.-Me la comi escondida en la bodega. (Rien) . MARTA.-iY eso? REBECA.-Regalos que 61 me hacia; postalcs, monos d e ibotica, flores que hl me lanzaba por sobre la tapia RITA.- (Adentro). iRebeca, niiia! Van un momento. REBECA.-Voy, abuelita, vov.

ARMAMDO MOOCK lMAIRTA.-Guarda guarda tu tesoro. (Mutis Rebeca) . Amores . Juan Antonio iSi yo le quiero? . . NO. BASILI0.- (Por foro) . Muy buenas tardes, mi seiio114

rita Marta. MARTA.-Buenas tardes, me ha asustado. BRSILI0.-Vaya por Dios, usted perdone. MARTA.--;Ya viene a buscarnos? BASILIO.--Si, pues, wire. Si a las seiioritas no les es molesto, para que hiciiramos un ~ l t i m oensayito. MARTA.-Las chiquillas no han Ilegado, pero no deben tardar. BRSILI0.-Las espramos un momentito, je je . MARTA.-Tome asiento. BASILI0.-Vaya, vaya, gralcias, mi sesorita Marta. 2Todas bien por aci? ihiIisi6 Mercedes, misii Ignacia, don?... MARTA.-Todos bien. gracias. BRSILI0.-iVaya, vaya! (Mira a todos lndos coma buscando a l g o ) . MARTA.--;Quh busca usted, si no es indiscrecGn? BASILI0.-Nada; crei encontrar aqui un ram0 de claveks que estaban cortando esta macana. MARTA.-No serian para aci. BASILI0.-Vaya, vaya, si eran para usted. MARTA.-;Y q u i h se lo dijo? BASILTO.-Esas cosas se adivinan, je, je. -;Sabe usted quihn era? LI.IARTA.-No SC quihn pueda sex. I3ASILIQ.-Vaya, vaya, se hace la lesita cuando en e l paeblo no se habla de otra cosa. MARTA.-Porque no tienen otra cosa que hacer. BASILTO.-Vaya con mi seiiorita Marta c6mo se ha inmmodado. MARTA.-No me da ni frio ni calor. BASILI0.-Digame, mi seliorita, iquiere usted que alcance hasta d m d c mi coqpadre Floro?, tengo un encarguito de la Jenara, mientras llegan las seiioritas. MARTA.-Vlaya, don Basilio. BASILI0.-Es ternprano todavia, je, je. Con su permiso. (Mutis Foro). RITA.- (Entrando) . 2Mabia alguien aqui? Me pareci6 oir MARTA.-Don Basilio que venia a buscarme.

PUEBLECITO

RITA.--Bien decia yo. MARTA.-Qui viejo mPs antipitico y enredador. RITA.-Es terrible y con esa carita de santurr6n es el mas hip6crita idel pueblo. El es quien fabrica todos 10s chismes y 10s bace circular. MARTA.-Tiene cara . . RITA.-;No quieres comer nada, bi$ta? MARTA.-Ni por broma, acabamos de almorzar. RITA.--% que se me figura que se quedan con hambre. MARTA.-iNo por Dios! Si comemos como ogros. RITA.-Tan exagerada esta chiquilla. (Murk) . MARCELA.- (Lleqando con Teresa). Otra vez atrasadas, Martita. TERESA.-Buenas tardes. MARTA-Buenas tardes. ha vpnido a6n don Basilio? TERESA.-;No MAIRTA.-S~, si vino, va a volver pronto. ;Y quC han hwho para venir tan tarde? TiERESA.-;Qu< quieres que hagarnos, Marta? MARCELA.-Aburrirnos soberanamen4e. d@almuemo yo dormi la siesta. TERESA.-DespuCs MARTA.-Les contark que despuhs de la fiesta me voy a Santiago. MARCIELA.-j Q u i ldstima? t6 que vuelves a116. TERESA.-Feliz MARTA-Pues no saben ustedes. S610 de pensar qae ltengo que regrcsar, me entristezco, vean lo que son 10s gustos.

115

TERESA.-((Con rnaliric). iAh! Per0 parece que el temperamento de ac6, te ha sentado muy bien. MARTA.-Bromitas apartc Me encanta esta vida porque es tan scncilla, tan sin complicaciones; aqui se vive en comunidrn con la Naturaleza y parece que ella diera a la gente una bondad saludable. MARCELA.-Da gusto. Gente m6s chismasa y peladora no se ha visto. MARTA.-Exceso de buen humor; esos son juguetes, intrigas vulgares, mientras que all5 es una vida azarosa de especulaciones: envidias y ambiiciones; alli no se ve un rostro leal, la codicia brota de 10s ojos y se filtra por 10s labim, en 10s gestos, en 10s ademanes; 10s hombres delicados, cultos

116 ARMANDO MOO033 y finos, son por lo general unos degenerados de la civilizaci6n y cuando se acercan a nosotros, si no 10s guia la lujuria es la ambici6n. Encuentran ustedes vulgares, tontos y vicio50s a Lorenzo, Manuel Jesus y Juan Antonio, y es que no mnocen a 10s otros, a 10s cuttos, a 10s viciosos refinados, hombres degenerados por el aire asfixiante de la ciudad, CUYO organism0 est5 de%ilitado y cuyos sentimiientos se han perdido en la lucha desesperada por el mendrugo de pan. Mil Y mil veces preferibles estos hombres toscos y vulgarils porque no waben fingir, mil y mil veces estos hombres ignorantes porque no han aprendido nada, que hay muchos de 10s otros, que son m5s igmrantes y mas malos y que Nfingen saber. MARCELA.--T~I exageras. T!ERESA.-Pero es el cas0 que a nosotras nos han civilizado para ellos, y aci nos asfdxiamos como Las Desencantadas. MARTA.-Ustedes se sienten las desencantadas de este pueblo y yo de la capitail. Es la neurosis que invade a las avanzadas del pcogreso, o tal vez sea la sangre de niis padres y de mis abualos, rhticos, ignorantes, que n o supieron nunca m5s alli del Iiiniite de sus tierras, la que me atrae a este campo bendito de paz y sssiego. MAROELA.-Th has venido en la Cpoca hermosa, pero t B no conoces, o tal vez no recuerdas, las interminables yeladas de invierno cuando el cie!o diluvia incansable. MARTA.-No, si nuestro t d i a nuestro desencanto, nuestro cansancio de Yivir, es el desencanto y cansancio de 10s civilizados, es el deseo de lo desconmido que nos devota; 10s Iibros nos llevan p r rutas ilusorias, y nos hacen vivir demasiado aprisa, vivimos anticipadtamente ; llegamos a la vejez siendo kjvenes, y nuestros dhbiles cuerpos no son capaces de arrastrarse con nuestra fantasia: y vemos nuestra vida que p a imAs que corremos siempre se queda atrhs de nosotros, porque es nuesltra sombra; vivimos con el cerebro elevado a1 infinito y el coraz6n pegado a la tierra, de ahi nuestro desencanto. iCwen ustedes encontrar la felicidad y el amor a115? Y o creo encontrarlo aqui, otras se imaginarhn halhrlo en cualquier otra parte, menos donde estin Y somos unas nscias; la felicidad y el amor esthn en todas partes; flo*a en el aire junto a nuestras vidas, yo siento que me rodoa, pro hay que s a k r l o esperar, hay que saberlo bwcar, hay que sa.berlo encontrar.

117 T E i R E S A . 4 i e r t o que dicen que'la felicidad y et amor son forasteros que Ilegan a alojarse en nuestros corazones sin dar aviso. . MARCELA-Aqui en este pueblo ide quihn podemos esperar ese amor y esa felicidad? MARTA.-Caprichos. Siempre deseamos lo imposible, nunca sabemos lo que queremos. Los viejos mueren aguardando lo que no llegars jamis y 10s jbvenes vlven desesperados. Feliccs 10s que viven con la vista agachada hacia la tieIra, porque van deleitando sus ojos en el paisaje, porque un dia han de llegar, sin saber que van a la k e a donde se pierde el horizonte, y no sabrijn que han Ilegado. TERESA.-i Jesh, que 'te remmtas, hija! . 1MARCELA.Piensa que es precis0 una comprensi6n espiritual entre 10s que se aman. MARTA.-El amlor es un pobre ignorante y ciego que une seres sin conocer estadios de almas ni cerebros. Se ama porque se ama, y o creo que la naturaleza da el amor y que el deber nuestro es elevar a1 ser amado a la altura de nuestros sentimien tos . TERESA.-iCon quC fuego hablas, nifia! jParece que pensaras elevar a la altura 'de tus sentimientos a alguien! MA'RTA.-i Ah! tonta, todo se te vuelve chacota. TERESA.-Tiene razbn la Marta, s e d divertido, per0 ahora no enciuentro tan antipitico a Lorenzo, s e d no d e l trato, su constancia, su humildad, su vulgaridad, su sencillez, quiz6 s ~ lrnisma ignorancia, per0 ahora. MARCELA.-;I,o quieres? di con franqueza. MARTA.-Eso. Ya ves, n o nos burlamos, ni siquiera nos extrafia. TERESA.-Tanto como quererlo no, pero. . MARTA.-Per0 llegaris a quererlo; y si tianes el talento de hacerte comprender y comprenderlo, seris feliz. no lo dudes. MARCELA.-No se p e d e negar que Lorenzo tiene una buena defensora. BASTLI0.- ( Llegando por f o r o ) . 2'Llegarbn las seiioritas? M ARTA.-Si. TERESA.-iEsperindolo cstamos. BASTLI0.-Vaya, vaya, Ias seiioritas me prdonen. ya? MARCELA.-2Vamos

PUEBLECITO --

ARMANDO HOOCK MAIRTA.-I'oy a llamar a Rebeca: (Yendu hacia la derecha). Rebeca, jvamos a la iglesia a ensayar? REBE'CA.-((Entrando) . Yo no voy a ir hoy, X'iartita, porque tengo que ayudarle a la abuelita. M A R T A . & n Basiiio, la Rebeca le va a hacer falla hoy. REBECA.-Maiiana irh sin falta, don Basilio. BASILI0.Vaya, vaya, q u i le hemas de hacer. Je, je . MARTA.-((En In- puerta que da a la habitacihn de Mercedes) . Madrina, nos vamos. MERCElXS.- (Adentro) . Aguirdense, chiquillas, yo tambihn quiero ir. TERESA.-No, no, que no vaya. MARCELA.-Asi t d o s van a conocer el canto antes que lo cantemm. MARTA.-No vava, madrina, nadie quiere. MERCEDES. -- (Saliendo). jConque no me quieren admitir, niiiitas? TtERESA.-No, tia. despuhs resulta que todo el mundo quiere entrar. MERGEDES.-Bueno, esti bien, viyanse. MARTA.-Hasta luego, madrina. Hasta luego, Rebeca, ap6rate en tus quehaceres para que salgamos despuhs. REBECA-Bueno, Martita. TERESA.-Hasta luego. MARCELA.-Hasta luego. MERCEIDES.-Hasta luego. luego. (Mutis de Teresa, Marcela, REBECA.-Hasta Marta y Rasilio) . MERCEDES.-i Creerb. chiqbilla, que me recosth y me qued6 profundamente dormida? REBEGA.-Es que a la hora del calor da sueGo. MERaEDES.--Me he puesto muy floja. ;Per0 estas chiquillas pensarin que me voy a quedar sin oir canto? . REBECA.-Despuis no va a tener gracia: todos lo conocen. A4ERCEDES.-No was herejota, niiia; ;de cuindo ac6 10s cantos reliqioscs eiencn gracia? yo no quise idecir eso. REBECA.-Si MERCEDES.-iLa Rita cstj, ocupada? REBECA.-Si tia.
118

119. MERCEDES.-Bueno: dile que yo rvoy a buscar a la Ignacia, y que de ahi me voy a la iglssia a oir cantar. tia. REBECA.-Bueno, MERCEDES .-Hast a luego. REBECA.-;No lleva su quitasol? MERCEDES.-- Es verdad, dimelo. (Rebeca cotre a buscarlo). Gracias. ( V a s e . Rebeca entra y sale en S I I S qtrehuceres. Pausa) . ISII3RO.- (Lkqando acornpa6ado de Juan Antonio). Entra no mis, Juan Antonio; por ahi dsben estar las chiquillas; J. ANTONIO.-Gracias, don Isidro. 1SIDRO.-No te olvhdes de mandarmle maiiana la carreta para acarrear la cebi . J. ANTONIO,-No; sin falta, don Isidro. ISID/RO.-Si puedes enyugas al Lipiria y a1 C o nej o. J. ANTONIO.-Bueno que le han gustaldo 10s bueye-, citos esos. que son guenasos. (Mutis Isidro). ISIDR0.-Es J. ANTONIO.-Buenas tardes, Rebeca. REBECA.-Buenas tardes, Juan Antonio. J. ANTONIO.-Fuimos con don Isidro a la chacra. (Pausa) . REBECA.-;Si? J. ANT(3NIO.-Bj6 elegios unos melonss. ( P a u s c ~ ) . REBECA.-Juan Antonio.. . J. ANTONI0. -2 Quh ? REBECA.-Dime, Juan Antonio, 2 qu6 tienes conrnigo2. J. ANTONIO.-;Bor quC me preguntai eso? REBECA.-Bien lo sabes. TI^ ya no eres el mismo de antes conmigo. J. ATOINIO.-No, Rebcca: no. ya no me quiercs, Juan Antonio. REBECA.-Tfi J. ANTONIO.-Si, si te quiero. REBECA.-No, tfi me mientes, pro no sabes hacerlo, . te traicionas: dime ipor quP no vienes ahora p r las mafianas?

PUEBLECITO ---

estado ocupado estos dias. REBECA.-iY c6mo antes tenias tiempo? J. AWTONIO.--Si, es que . REBECA.-No, tfi has cnmbiado ;Crees que no me

J. ANTONIO.-He

120 ARM AND^ N O ~ K h e dado cuenta? Desde que ileg6 la Marta t6 ya fulste un exti-aiio para mi. J. ANTONIO.-~Yo? REBECA.-Si, rfi. Tie hns vuelto un caballerito: ahorz ?e da vergiienza acercarte a mi. J. AINTON1O.--;Rebeca! R E R E C A . C i . huyes de ini y te sientes rnolesto cuando esto)i J tu lado: en cambio, a Marta no la dejas ni a sol s t ; a sombra. Cuando elia hab!a, la miras embobado y con tos ojos muy abiertos, como si t e la quisieras tragar: y celeb a s todas su9 bromias aunque se burle de ti, y la sigues a rndas partes y estis pendknte de sus menores capricha: y, 1 3 0 r fin, corn0 oiste hablar de gente elegante, echaste a1 trajin 3n oopa t i ~ m - a ,la de los doningos; ya no eres e1 campsin3 y a queria a su ReSeca, hoy eres el seiior Juan Antonio. J. ANTONIO.-No es vcrdad. 1REBECA.-Dicen que el viaje del oltro dia fuf p a n ;Para quh te avermsndarte a hacer n n terno a 13 modla gcenzas?, djlo con franqucza. tfi est& enamorado de Marta: me pasarii dc ciega si no lo adivinara, si todo e! mucdo lo xbe. J. ANTUNJ.0.-No, nn es verdad, mienten REBECA-2No es verdad? ; T e atreverias a jurarlo? J. LTNTQNI@.-Rebeca dhjame que t e explique i l l quC jurar? REBECA.-V y o que te crei, yo que he vivido confiada .* en qu.z me querias, yo q u e guardaba como un tesoro el no mentirow que me ofrwiste, id6nde est5n nuestras proOS? ;Dcinde estin tus promesas? iTodos son iguales! J. a a l N T O I N I 0 4 i y c te quiero, Rebeca, es que tri no commendes. REBECA.--Si, si, comprendo demasiado: n o agregues e,' embuste a tu actitud poco generosa, tu conciencia te dirs lo que has de hacer: prefiero que me ldigas la verdad. Y o he tenido la culpa de no haberlo vistoo antes. La Marta te ha rrastornado el sentido y has olvi'dado que un dia me jur a s e que m p quprias. Y o no te guardo rencor, m6s bien te compadezco, eres un desgraciado. J. ANTONJQ.-Eisto que me dices con intenci6n de hrirme. tal vez sea la verdad; soy u n desgraciado. REBECA.--c.C6mo t e imaginas q w Marta puede quererte a ti, u n campesino ignorante, viniendo ella de la ciudad
,

121 donde hay otros homibres que a ella le deben gustar m6r, porque esltin mis a su altura? J. ANTONTO.--Tal vez tengas raz6n. R.EBECA.--iTal vez? 2Crees acaso que la han instruido; la han hecho una seiiorita para dirtela a ti? Eres dema&do ambicioso, Juan Antcvio, coquetea con todos. J. ANTONIO.-Rebeca, no seas asi, no te burles. REBECA.-Injus?icia de la vida, me dices a mi que -no me burle. 2Por que no se l o dices a ella, ella que te pone en ridiculo, qule te manela como un monigote? J. ArNTON1O.--No, eso no, eso es falso. No te creia tan mala, Rebeca. REBECA. - No soy mala, Juan Antonio, es que te quiero derrfasiado, es que sufro, Juan Antonio. Por el bien tuyo y mio, olvidala. J. ANTONIO.-Rebeca, perd6name aunque mi falta no tenga perd6n. T6 no sabes lo que he luchado y he sufri.do tratando de retlonerte junto a mi. Soy un canalla. YQ quiero a la Rebeca, me decia, y cerraba 10s ojos para verte; su imagen, la de ella, aparecia ante mi vista, y no puedo, Reh a . Perdhamle, la quiero; m t ha embrujado. Y a mi alma no Itienz sosiego. Cornprendo que e s ridicula mi pretensib, comprendo que estc amor no p u d e ser. Veinte veces me he jurado, despuhs de sus burlas, no volver a verla, v sin embargo llego aqui. mi Juan Antonio, ella ha tenido la REBECA.-Pobre culpa. J . ANTONIO.-No. He sido yo el cobarde. Ay6dame t6, Rebequita, t6 que me quieres, ay6dame a librarme de ella, dile que no me mire mis, que no me hable, que me odie, que me desprecie; yo quiero olvidarla para siempre, para siempre . REBECA.-No te aflijas, Juan Antonio, yo te hark olvidarla, vuelve a mi cariiio, yo si que te quiero. J. ANTONIO.-Es que estoy embrujado. REBECA.-R&ale a la Virgen para que te ayude. Y o todos 10s dias rezart! un rosario por t i . y por mi para que nos dh fuerzas para querernos. NARCELA.- ( E n t r a n d o , wquida de Teresa y LorenT O ) . Vava, estk usted aqui, Juan Antonio. J . RNT,ONIO.B uen as t a rdes. REBECA.-iYa termini5 el ensayo?

PUEBLECITO -

122

p -

ARMANDO NSOOCK

T E R E S A . - S i , hace rato. REBEGA.---iFu4 mi tia? LORENZ0.-Ahi viene . Con mi mami. Tuvieron que ir a MARCELA.escuchar. ( E n t r a Manuel Jesirs y Marta. Teresa habla con Lorenzo) . J. ANTOrNIO.-Yo me voy. ( A Rebeca). MARTA.-(A Manuel Jesirs que se le ha acercado). Y o no lo sabia a usted tan alentadito. M. JESUS.-2Porque le pido que piense un poquito en mi? MARTA.-Por eso y ?or todo lo que ha dicha. quC no me da el gustazo de queM. JESUS.-;Por rerme? MARTA.-Ja, ja, ja. (Acerccindose a Juan A n t o n i o ) . i Y por quh est5 tan trist6n don Jnan Antonio? J ANTONIO.-T,Q inismo que siempre. (Siguen ha blando en grupos). MERCEDES.- (LIPgando con Zgnucia) . Martita, alrrimanos una silla que vengo rendida de cansada. MARTA.-No ve, pues, ;quiCn la mandb qixe fuera? 1GNACTA.-Ocurrencia j que no ibamos a ir! MEIRCEDIES.-LO cierto es que n o estoy para trajines, este malvafdo reuma 1 G N A C I A . Y o cstoy pcnikndome lo mismo, son 10s afiios. (Sinuen h u b f a n d o ) , TERESA.-No. no. Lorenzo. no sea usted pilllo, deYuClvame mi clavel. LORENZ0.-Regfilemelo, Teresita. TERESA.-No ( J u a n A n t o n i o conuersa con Rebeca uolvikndofie la espalda a Marta, &a, mientras charla con M a nuel ,Jesirs, lo mira de r ~ o j o ) . LORENZ0.--Dhmelo, entonces. Se lo cambio por to'do a1 jardin (de mi casa. TERESA.- (Coquets) . Es demasiado ofrecer. 120RENZ0.-;Es poco! Le ofrczco mi vida. TERESA.-G-tacias. LORENZ0.- 2Graciag si, o gracias no? TERESA.N o . LORENZO. - No sea mala, Tleresita, yo la quiern tanto. TERESA.-Calle, que nos pueden oir.
,

PUEBLECITO

nega rlo. (lilirdndolo a los ojos) . TERESA.-Calle LORENZO.---iNIio? . TERESA.-((Ponie'ndo!e el dedo en los lab'ios con intenci6.n). iCalle! . LORENZ0.- (Colocando el claoel en su oia!) . QuC Lo guardiart como una reliquia. buena es usted MARC1ELA.- (Con Mattu y Manuel J o s h f o r m a n d o orro qrupo). Mira, Marta, la que no lo queria. MARTA.-iNo te decia yo que acabarian por entsndew? MARCELA.-T6 has venido a volver all rev& este pueblo. M. JE,SUS.-Y a dislosar corazones. MARTA. - Y st tambitn de oltra parejita que voy a volveir a1 revts. ( M i r a n d o a M a r e l a y M . Jesds). MAWCELA.-Eso no lo verb tus ojos. M. JESUS.-Ni falta que hace. Rebeca) . JY la Rita? MBRCEDIES.-(A REBECA.-En la cocina debe estar, tia. ICNACIA. - Dile que venga a vernos, (Mutis Rebeca) . MERCEDES --La pobre se desvive POT atendernos. . ya le he dicho que no se preocupe tanto. 1GNACIA.-Y es tan buena cocinera, hace unos picarones . RITA.-(Lleqa seca'ndose la transpiraci6.n con el delant a l ) . Perdonen la facha . MERCEDIES.-jH&ta cuindo vas a ser porfiada, niiia: mira c6mo estis de acalorada! RITA.--PaIra que se acuerden de mi cuando esthn a116 en Santiago. Acaibamos de matar un lechoncito y estamos haciendo arrollado. IGNACIA.--Con lo ricas que son las prietas. RITA.--Parece que van a quedar bien buenas. Apsnas estt le m'ando un poco para que nos dd su opini6n. no lo mdecia para eso. Alabando ICNAC1A.-Gracias, tus manos eataba. RITA.-;Pero para que estin aqui con la calor que hace? Vayan a sentarse debajo del emparrado. Isidro les es-

LORENZO.-Que

125 lo oiga el mundo entero, n o he. do

I24 ARMAND0 MOOCK tvv~ preparando u n a asientos, u n a mesas, y hasta creo que les tiene sandias. MAIRTA.-i Bravo el abuelito! TERESA,-Vamos all& chiquillas. es y saquen a estas viejas. 1GNACIA.-Eso MERIOE'DES.-YQ de bnena gana no me moveria. 1QNACIA.-No seas floja, niiia, nos van a crew viejas. (AI oido de ?"tercedes). \'.Tarnos a cuidar a Ias chiquillas, hay que andar muy viva. iVamos? MERCEIXS.-Vamos, toldo sea por Dios. (Se paran y salen). 1 G N A C I A . Y lleven la guitarra para que Martita les -cante. es una magnifica idea. LQRENZ0.-Esa J. ANTONIO.-Yo me voy. MAIRIOELA.-iIrse ahora? no: v a m s a jugar juegos * d e prendas y nos fal'tan j6venes. J . ANTiONIO.-Es que tengo que hacer TERESA.-Lo deja para otro momento. M. JESUS.--Claro, hombre, hasta seria mala educaci6n &se ahora. J. ANTONIO.-No, no es posible: LCYRENZO -Andando, hombre. ( L o empuja) , CVamos, Teresita? TElRESA.-Vamos. ( S d e n rnuy arnipos) . M . JESUS.-;Dhnde esti la guirarra? MARTLA.-(Yendo Q buscarla a un rinc6n). Ac4 es"ti. (-41 pasrrr al h d o de d. A n t o n i o ) . Tengo que hablarle. 'Q Jukrn Antonio no se atreue a contestar) . MARCELA.-;Y tli n o vas, Marta? MARTA.-Vayan no mbs, las alcanzo. Manuel Jesris). CSe ha fijado en MRRCELA.-(A Juan Antonio? iM. JESUS.Ci. MARCELA.--Eato me hwle a chamiusquina. M. ,JESUS.-Y a mi. (Alto (I Marta). No demore, pues nas tiene que canttar; despuCs de la Marcela le toca a us*ted. MA(RCELA.-SL c6mo no, apr6ntese por ahi, mien'tras, que voy a cantnr. M. JESUS-iAh, no? MAWGELA.-No.

-125 M. JESUS.-Ya veremos CUU gana. (Mutis !os dos). J. ANTONIO,-((Pausa). Aqui me tiene usted. MARTA.-Juan Antonio, tengo que enojarme con usted, p r o muy seriamente. J. A N TO N I O .-i Conmigo? MARTA.--Si, y v q hahlar sin rodms; he notado que usted . Es mi deber de hermana mayor decirselo; vo S& que ella sufre, uste!d sin motivo justijficado se ha alejado de ella hasta Ilegar casi a no hablarla. =ora mismo, cuando 119g a m a not6 en sus ojos huellas de 16grimas; em es injusto, Juan Antonio; ella e9 mi hermma, es muy buena, y yo la quiero mucho. no la haga usted sufrir. J . ANTONIO.-Tiene usted raz6n. MARTA.-Yo SC que elia n o le ha dado motivol ninguno para que usted tome esa aotitud, no tiene raz6n paPUEBLECTTO

estos cams no obra la raz6n. MARTA-Csas son niiierias, ustcd muy bien lo sabe, usted debe quererla. J. ANTONTO.-No disimule usted, no me cbligue usted a decir lo que no quiero. . MARTA-;A mi? J. ANTONIO.-Yo vivia feliz v contento en mi rincbn, pnsando en mi trabajo, y ahara MARTA.-Concluya usted . J . ANTONIO.-Lo dembs usted lo sabe Si, Marra, es precis0 que esto termine de una vez. MARTA.-iJa, ja, ja! iQuC divertido es usted! J. ANTQNIO.--jUsted Cree? Marta, terminemos este juego de una vez . Usted me hace sufrir. MARTA.-iJa, ja, ja! QuC gracioso con lo que sale. No se ria usted. Marta, J . ANTONTO.-((Furioso), se lo suplico; basta va de coqueterias, yo no sov uno de esos mocitos de la ciudad. ;Yo soy un hombre, no se ria usted! MART.A.-Yo n o he querido ofenderlo, Juan Antonio. J. ANTONIO.-Malrta, y o la quiero. MARTA.-; Juan Antonio! J. ANTONIQ.Ci. MARTiA.-iPero sabe usted lo que me dice? Esa es una locura . .

ra... J. AiNTONI0.-En

126

ARMANDO MOOCK J. ANTONIO.-Locura, si. Tiene que ser muy gram de mi pasi6n para afrontar su desprecio. MARTA.-No, eso no; p r o c6mo me voy a imaginar que usted siendo el novio de mi hermana va a pensar en mi. J. ANTONIO.-Marta, Marta, la quiero a usted. MARTA.-iC6mGo sabe ustad si yo alId en Santiago no tengo alg6n compromiso? Y despuQ (de todo no basta decir le quiero, falta que yo le quiera a Ud. J. ANTONIO.-~Y usted?. . . MARTA.-Un bum amigo y nada mSs. J. ANTiOINIO.--iNo me quiere? MARTA.-No, Juan Antonio, icree usted que por un momento, si y o hubiese sabido sus intenciones, lo habria admitido? Piense que esa habria sldo una traici6n. i k r o quk cara mSs graciosa pone usted! iJa, ja, ja! J. ANTONF0.-No se ria Marta. Se ha burlado usted de mi. (Da un palmetazo en la mesa). MARTA.- ( Atemorizada) . Y o no, Juan Antonio. . . J. A N T O N I O . C i , Marta; yo no queria ni siquiera acercarme a usted; tenia miedo, tuve el presentimimto y desde el primer instante trath de huir de ustad. Porque su mirada me bacia d a h : y usted me atrajo, entre burlas y rims s e apoder6 de mi y usted lo sabia, usted lo sabe que soy un esclavo, usted salbe que si Me manda matar, matarh a otro hombre, sin e1 menor reparo. MARTA.-i Juan Antonio! J. ANTONIO.-Si. usted sabe que por usted yo ya no vivo, que no puedo vivir porque a todas horas pienso en usted. Me desgarra las entraiias con sus budas, ante ustea me siento cobarde y me dejo dcspedazar ell coraz6n. Ahora si no me quiere es una mala mujer. MARTA.-Juan Antonio, usted me ofende. J. ANTONIU:-iUna mala mujer, lo repito! R.YARTA.-No, Juan Antonio, si yo no lo puedo querer; yo no me imaginh nunca, vo ,lo crei una broma, un pasatiempo inocente para ambos. J. ANTONIO.-iPasatiempo! .. MARTA.-Olvidese de mi, reflexione. Rebeca lo sabr4 quem, yo no. J. ANTO~NIO.-Ya es tarde. MARTA.-Maiiana yo regreso a Santiajgo, no nos ve. Pemos mds.

BWEBLECITO

--

121

nunca, jamis, imposiblz. Pensar Marta, que usted puede ser de otro, pensar que no he de volver a verla. iSabe usted lo que es eso? No, nunca. Adonde vaya irk yo, serC su sombra. Separarme de usted, nunca, prefiero matarme, cometer el crimen miis abominable. En fin . no sd, soy salvaje, me llevan 10s instintos. Yo la quiero, Marta, son todas las lfuernas de mi a h a . La quiero, ;me entiend e usted? (La coge de la mano). MARTA.-SuClteme, Juan Antonio, que me hace daiio. .J. ANTONIO. - Perdone, Marta. . Martita, yo la yo no SP decir cosas hermosas, la quiero por sobre quiero todos 10s sera de la tierra, con odio, con amor, con furia . . Bigame que me quiere digalo usted. MAiRTA.-No, Juan Antonio, no puede ser, iquh penyo saria Rebeca de m'i! Usted J. ANTONIO.-Si ya no hay remedio, mi vida entera le prtenece, Martita (Rozcindole el oido). MARTA.-No, Juan Antonio, no . J. ANTONIO.-Mis tierras, todo Io que tengo y lo que quiera tener seri suyo. Yo por wted trabajar6 sin descanso, desde el alba hasta que se ponga el sol, Y Q aprenderC para no parecer ignorante ante sus ojos . . yo MARTA. - :Juan Antonio, Juan Antonio. por Dios! J. RNTIOINIO.--Te quiero, Marta. T e quiero; dime que seris mia, Mar,tita MARTA.-Juan Antonio. J. ANT~IO.-((Coaie'ndola por la cintura y FesLfndola). Mia Marta Mi Martita. MARTA--iDios mio, Juan Antonio No! . J. ANTONIO.-Si, mi Martita, te adoro. en el hombro de Juan Antonio, MARTA.-(Apoyada -s.ollom). Juan Antonio, Juan Antonio La traici6n J. ANTONIO.-iNo nos separaremos nunca! MARTA.-Te quiero, Juan Antonio. ( S e oven voces que Ilarnan). MAIRCELA.-(Adentro) . ;Martaaa! . i Juan Antoniooor i Rebecaaa! MARTA.-iOh, por Dios, qui locura! LORENZ0.-((Adentro) . Vengan, que va a cantar la 'Marcela. MARCELA- (Adentro), No crean.

J. ANTONIO.-Eso

128

ARMAND0 MOOOX MARTA.-Vaya usted, jquC. pen4sarhn!. . ;Si hubieran venido! J. A~NTONIO.-iVendris, Martita? MARTA.-S:. Juan Antonio. (Alutis. Juan Antonil:: lentamente y mirandola). a dejar el servicio limpio) KEBECA.-((Entrando iQuP tienes, Martita? M A R T A . - (Abrazcindola) . Rebeca, hermana, mia: prd6name ;Lo qniero! . iLo quiero ! REBECA.-i h4arta ! MARTA.-Soy una miserable. Lo quiero. Perd6nanw. REBECA.-;Le has dicho? Lo quiero. Nadie me habia hablado coMARTA.-Si. mo 61. Nadie. Yo crei que no podria nunca querer a nadir. Perd6name. MERCEDIES.- (Adentro). Marta, ven. MARTA.-Dime, ;quh quieres que haga? Yo te obedecar0. . Hermanita . . Maiiana me irC y t~ podrhs reconquistar su carifio. Perdharne. (Se oyen risas y ap!ausos, luego una voz. Alguien canta unc ronada con acorn,mn%miento de guitarra) . REBECA.-: El te qu iere ? MAIRTA.--SI, Rebeca. Perd6nam. Soy la dewncantada de la ciudad que ha venido a quitarte lo que crey6 quc nunca iba a encontrar. No soy mala. PerdCln. REBECA.-No llores; si era natural. Estaba de Dios que sucediera. J. ANTiONI0.-(Lleqa a la puerta y se detiene aI V e r a Rebeca). Dicen que vayan. que vayan, dicen. (Pausa). iVamols, Marta? (Marta mira n Rebeca, luego a Juan Antonio; vuelve a consultar con la vista a Rebeca sin atrevetse a pregrcntat jvamos?. Marta lo mira largamente y se pone en pie sin articular palabra. Junn Antonio tras larga vacilaci6n). 2Y ustedi no va, Rebeca? REBECA.-((Sin rnirarlo) . Yo me quedo, (Muiutis de Marta y Juan Antonio. Rebecn hace a d e d n de l!arnarlo y aun alcanza a de&) : iJuan! (Con desaliento coqe una serrtilleta y comienza a repasar ! o s platos). Yo . me quedo . Yo me quedo (Rompe a llorar).

TELON

POEMA EN UN ACTO

A la mujer que me obtigci Q hacer de m i amor, una comedia.

Estrenada por la Compaiiia E paiiola de Diaz-Perdiguero en el Teatro La Comedia I 2 Santiago (Chile), el 20 de febrero de 1920 y en el Teatr,o Liceo de Buenos Aixes, por la Compaiiia Argentina Camila Quiroga, el 28 de rnayo de 1920.

REPARTO
E N SANTIAGO

Naria.. Rafael..

.......... Nieve . . . . . . . . . . Carlota. . . . . . . . . Adela . . . . . . . . . .


Ofelia

itfargot . . . . . . . . Sra. I f m e d e s Diaz Lolitn . . . . . . . . . . . E. Silva.

77

EX BUENOS AIRtES Sra. Oarmen Casnel

Gonzalo . . . . . . . . Armando . . . . . . . .

........ . . . . . . . . Xr.

A. Perdiguero

A. L6pez F. Salvador 1,. Bess6 Z. Queirolo

J. Bemr

Sta. Gloria Ferrandiz Sra. Elisa Garcia Delia Martinez

Rosa \TQlp42

Angeles l!tm

C. Castdilla R. del Campo

Luisa Uaviglia Sr. Alemany Villa Alfred0 Carrizo Juan Serantes

Epoca actual. Acto Unico

A C T O WNICQ

En la

tertxza de rtn cha?et. Muebles de rnirnhre. Al foro. jardin Ileno de f l o w s y s d .

LIR

Derecha e izquierdn, las del actor. I:n escena, Doiia Ofe?ic: I Mclmci Aieves .
0FELIA.-i Vilgame Dios! Quihn se habia de figurar que tan pronto iban a Ilevhela. NIEVIES.--Si parece mentira. Ayer n o rnh se me fiFti ?a que la vi con polleritas cortas. iNi Margotita! YO no s i quh empeiio el de ustedes de hacerla casarse? EPa quh? OFEL1A.-Bueno, bueno, vieja ; basta ya de conversaci6n; ti? no pides naida por hablar. No pregunto tu apjni6n n . ? NIEVES.dPara algo he llegado a vieja; por algo i dicen mami Nieves. Por Io lindo que es CI! Ademis, mi niiia no lo quiere. 0FELIA.-Bueno, mami Nieves, vaya usted y le dice a Pedro que apure el aseo del comedor. lo he ldicho ya la mar de veces, per0 no N1EVES.-Se entiende: se lleva jugando con la Carmen. 0FELIA.-TendrC que ir yo para ponerlos a1 a d e n . N1EVES.-Yo no le dig0 eso, aunque bueno seria quz los raspeara. 0FELdA.-Usted ya no sirve para nada, mamb Nievcs. no sirve m& que para criticar. rezongar v encantrar malo ict que hxemos nosotros. N E V E S . D e puro mala dice usted eso; porque me ha agarraa mala voluntad. (Lloriqueando) . Y o 10s he querido siernpre, YO que soy pa ustedes. . . OFEL1A.-Te e s t h poniendo insufnible, Nieves; mira que ponerte a Ilarar. GONZAILO.-((Enrrando). cQu6 hay? iQu6 tal? i N s ha venido Rafael?

0FELIA.-Aun

no.

ARMAND0 HOOC GONZALO.-iY Margot? su cuarto debe estar. 0FELIA.-En e s t i todo listo! No sabe, Nieves, las GONZALO.-;Ya ganas que tengo de ver c6mo han qusdado esas hojuelas, esos merengues . 2Pero estis llorando, vieja? . NIEVES.-C6mo no he de llorar, cuando ya en esta cas1 no me toman er. cueDta, cuando dicen que ya no sirvo para nada. GONZALO.-iAh! iYa! La eterna cuesti6n. Has estado discutiendo. 0FELIA.-Si. L a seiiorita se.opone a que Margot se case con Rafael. N1EVES.-Claro, pues. Pa quh casan a la niiia tan jovencita. OONZALO.---;Pero, no sabes vieja, que el amor no tiene edad? N1EVES.-;Y qui sabe de amor mi niiia? ;Qui! sabe de amor, si es un angelito de Dios, mi nifia? GOINZAL0.-Bum angelito de Dios estis hecha tii. 0FTiLIA.-Ya estarhn qucmados 10s postres. y luego le tcharis la culpa a Pedro y a la Carmen. N1EVES.-Me voy, me voy, Lo que quieren es echarme, porque ya n o soy nadie en esta casa. Ya me morirC. y a , y entances dirhn: Fobre mami Nieves; tan buena que era, tanto que nos queria y nosotros tan mal que la t r a t i b a w . GCJNZA1,O.-Ja! ja! ja! ! QuC divertida eres, Nieves; estis hecha un mamarracho sentimental. . Mamarracho! N1EVES.-Mamalrracho! 0RELIA.-Y de paso dile a Margot que estamm aqui en el hall. N1EVES.-No le digo n i a nadie, yo Mamarracho! ... Hay otros mamarrachos y yo no dtigo nadita. iMutis) . GONZALO.-;TG t a m b i h estis triste, Offelia? Si No s C Cuando estoy sola, me CIFELIA.-No. pmgo a construir vidas para estos chiquillos, y a ninguna me avcngo. Los veo felices, desgraciados, lricos, pobres; me a l g r o y me da pena. Mira que es condici6n bien triste: 10s hijos cuando estin grandes, cuando ya son 10s rompafieros de nuestra vida, cuando 10s necesitamos, se echan en brazos de un extrafio y se van. . . GONZAL0.-Me da risa oirte hablar de 10s hijos, 60mo si 10s hubieras tenido alguna vez.
132

133 OFEL1A.-Parece que tu tono ir6nico encierra la amargara de un reproche. Si no 10s tuve no fuC mia la culpa, ni FuC porque no 10s deseara. GONZRLO.-iMe vas a echar la culpa a mi? 0FELIA.--;La tendrk yo, tal vez? GOiNZALQ.-i Yo, ent onces? OFELIA.-iVamos a pelearnos? GONZAL0.-No estoy en vena; hoy quiero estar contento. Cuando peleo contigo lo hago por distraerme. Es tan mlon6tona #la vida de 10s viejos . UFEL1A.-QuC gracioso! Ha sido una suerte que Rafael quiera a nuestra Margot. GONZAL0.---Suerte y muy grande. A pesar de ser u n mnchacho Rafael, me lo imagino un mazo de mis tiempos; rrfiexivo, juicioso. trabajador: y 10s hombres de ahora son unos tarambanas. AMARGOT.- /LIqando). ;Me llamabas, padrino? GONZALO.--ISi, chiquilla. 0FELIA.-Ven aqui a estar con nosotros ; necesitamos tenelrte a nuestro lado en este dia. GONZAL0.-EstLs hecha una lindura con ese trajxito. 0FELIA.-Qui viejo m6s tonto. ;No t e das cuenta por qul est6 tan bonita? 2No ves que ya no es la Margot que hacia maddaldes? MARGOT --jhTo*ve, tio, que soy la seiiorita seria que se ha peinado de moiio, que viste de largo? GONZALO.--iEstis contenta? MAIRGOT.-Si, padrino, mucho. Ustedes son muy burnos. Nunca sabrC agradeceries lo suficiente. GONZTLO ---Dentro de un momcnto m i s llegari tu futuro. Con permiso nuestro y delante de nosotros te besari. OFELIA.-;Para quC le dices esas m s a s a !a niiia? GO~NZALO.-I?ero si es la verdad. Y a dejaris de pertenecernos. OFIELIA --Qui. feliz habria estado mi hermana a1 ver ;1 su hila Margot hecha toda una mujer. Est,is con una mala sornbra e s p n GONZAL0.-Oh! tosa. A n d i s escndriiiando en toldos 10s rincones del corazbfi para encantrar la trjsteza. No te apenes. chiquilla. OFELTA.--Gbmo quieres que no piense en ella, cuando Margot es su vivo retrato.

GWAWD8 VENGA EL AHOR

134

ARMANDO lvIOOCE

GONZAiL0.-Seri este el primer acto formal de tu vi. da, Margot. Vps a entregar tu existencia y tu cariiio a un hombre. Empiezas una jornada, p r la que hay que deslizarse con mucho tino; has ,de ser muy juiciosa. 0 F E L I A . N o s o t r o s te hemos edumdo, preparindote para luchar en la vida, del mejor modo que hemos sabido haMARGOT.--Si, tia. Nunca olvidari 10s sacrificios quz h a n hecho por mi. Los quiero mucho. GONZAL0.-Es precis0 estar alegre, ahora. No sea C O sa que vengas a manchar con Iigrimas e1 vestido de prometida. AVAKCDT.--,Ve entristece el pensar que he de dejar10s solos. GONZALO.-No pienses en ello. Y t6, vieja, me vas a hacer el favor de no seguir con Iloriqueoa, Jqut vas a dejar para el dia de la boda? VOCES DENTRO. - Nosotros somos de la casa. CIaro! Sam facons. primos que Ilegan! Voy a mi cuarto MARGOT,.-Los 1111 momento. QFELIA.-Per0 no tdemores. (Mutis Margot). Esti he&a una lindura esta chiquilla! (Enrran Carhta, Adela y Armarxfo). GONZAL0.- (Yendo a recibirlos) Adelante, mi querida Carlota! JC6rno estis t6? CARLOTA.-JC6mo estis. Gonzalo? Ofelia ! (AbrgZOS, saludos) . ADELA.-iC6mo est&, tio? GiCPNZALO.-Bien, chiquilla, bien. Pasen adelante ! . P a r x v tomen asiento. Y t6, Armando, ;qui cuentas de bueno? ;C6mo van esos estudios? ARMANDO.-Bien, muy bien. CARI-0TA.-No le hablcs de estudios a este flojo. Le ha dado por la malvada literatura. G0NZALO.-C. un adorno para su carrera. A,DELA.-Y Margot, ZdCnde esti? 0FELIA.-No tardari en venir. CARLOTA-JNosotros hemos sido 10s primeros en Ilegar? GOINLALO.-Oh! NQ te preocupes, que no vendrin mucerlo.

CUANDO VENGA EL AMOR 135 chos m6s. Hemos tratado de hacer una ceremonia de las mas sencillas. UFEL1A.-Unos cuantos parientes y 10s amigos de m 5 s intimidad. CARL0TA.-Quh hallazgo ha hecho Margot! Seri muy feliz! Rafael es una excelente persona. No se encuentran dos como el. AI3ELA.-Muy simpitico. 0FELIA.-Tienc una buena posici6n; es un mozo seriu y sosegado. GONZAL0.-Farece quererla mucho. 0 F E L I A . E s t i enamorado. Haria el sacrificio mris grande por complacerla. ADELA.-Ella es tan simpitica. T o d o SR lo merece. CARL0TA.--Hemosa parejita. Son buenos mozos. ARMANDO-Ah! Con eso basta. Si son buenos mom s es obligatorio el que se quirran. Usted, seiiora ( a Ofelia), skmipre con e! mismo tema: la felicidad cmsiste en ser Euenos mozos y buenos. Se yen casos, mam6, en que no queriendose, a pesar de ser muy buena y bonita el!a, las lenguas dicen: que mujer m6s mala! . . UFELIA.-Usted siempre ycndo a buscar la excepci6n. no fuera por todo el cariiio que Ir KIIMANDO.--Si tengo y el respeto que sus aiios me inspiran, me sonreiria. . conque yo prayento un c a m excepcional, Jeh? GONZALO, - Ustedes, 10s que se las dan !de sabim, de. iC6mo han dado en tdecir ahora? Ah! &de psic6logos, siempre adivinan en !os corazones femleninos, sentimien,tos que nosotros, el vulgo, no alcanzamos a coqrender. ARMANDO.-No se enfade, tio. A 10s 18 aiios las mujeres quieren a cualquiera; sus corazones est5n virgenes y ansiosoe de amor, hay que interragar al coraz6n y a la vida y ellas no lo han hecho nunca; no saben, ni ellas mismas PSdrian decir cu6ndo odian y cuindo aman. For eso YO perdono a las mujeres que cam, porque han amado sin saberlo. ADELA.-Miren a1 Cristo que viene aqui perdonando Magdalenas. OFELIA. - Armando, no continhe en ese tono que pronto desbarra. Ya lo veo a usted ir a lo de siempre: el amor libre. CARLOT1A.-Jesus, quC disparate !
~

136

ARI\/IANDO.-Qui lita cia.


rj

LOL1TA.-Buenas

,Maria).

ABMANDO NOO@R fama me esthn dtando. (Llegan LOtardes a la distinguida concurren-

,MARIA.-Buenas tardes. CIONZALO.-Lleg6 la primavera. Hoy es dia de alegria en esta casa y de sol en nuestros corazones. LOLITA.-iPoesia tenemos? A R M A N D 0 . Y no miente la que lo dice. Poesia son ustedes, poesia hasta que el capuldo estalle en vida; treinta aiios y el epilogo empieza. (Lolita hace un desprecio n A r mando). MRRIA.-No est4 usted hablando de cosas tristes; faita mucho para eso. lo pone en duda. ARMANDO.-Nadie OFELIA.-~Cbmo han quedado en tu casa? AMARIA.-T!odos buenos. a excepci6n de Luchito qur . sigue con la grippe. GP$RLOTA.-Quk niiio m5s enfermizo! LOLITA.-No saben el alegrbn que tuve a1 llegar a esta casa tan silenciosa y .triste por cmtumbre: y enconitrarla llena de animacibn; 10s balcones y puertas abiertas de par en par tragando luz. GONZALO.-Es que entre tanto pimgollo bullanguero, este cas&n, de silencioso, hase tornado en una jaula donde , I placer y por alegrar l a vida cantan. . , CRRL~OTA.--Calle usted, hombre de Dios, si aqui lo que se estii llevando a escena es un cuento de Perrault: La bella durmiente de! bosqye!. . La princesa encantada en su letargo, ensoiiaba, llegb el principe y con su amor destruy6 la magia del hechizo: que no hay magia mhs poderosa que el amor. LOLITA.-iY d6nde est5 la princesa del encantamiento? iD6ndc el principe gallhn? 0FELIA.-La princesa en el jardin. . GONZRL0.-El principe cabalgando en direcci6n a1 castilio; pronto sonar5 la bocina de 10s rno,dernos Pegasos y vendri el rentdido galin a 10s pies de la amada veaturosa. LC?LITA.-Bravo! Viamos a ver a la amada. MARIA.-Si, vamos a ver a Margot, OFELIA.-jY nosotros pasemos a1 salbn?

CUABDQ VENCTA EL AMQR

137

GBNZAL0.-Si, pasemos. No t a r d a r h en venir 10s dzmis inritados. QFEL1A.-Adelante, Carlota. LOL1TA.-Nosotras nos vamos a saludar a Margotita. CONZAL0.-Eso es, vayan. (Lolita sigue haciendo respingos u A r m a n d o ) . A4RliIANDi0.-Y cuidadito con pelarme. ?DELA.-Miren que pretenciones; iqui6n se va a OCUpar de Ci! ( M u t i s de Ofelia !i Carlota). LOLITA.--I.NO te digo yo, niiia? Si todos 10s hembres son unos presuntuosos. (Otro desprecio al\ interfecto). MARIA.-Se Cree persona muy interesante. Psch! . . A4,R\MAND0.-No es que crea eso: p r o cuando &alogan Fas mujeres, por insignificante que sea el hombre, siempre es guiso para la salsa picante; porque esas boquitas han sido dibujadas para besar y para satirizar a1 pr6jimo masculine. 'FODASJ a ! ja! ja! GONZAL0.-Vamos, Armando. Rien porque les has adivinado la intenci6n que Ilevaban. LOLITA.-Si, cbmo no! MARIA.-Ellos sicmpre tienen raz6n! ARMANDO.- (Naciendo el rnutis con Gonza'h) . Y ustedes est5n muv felices de que sea asi. ( M u t i s 10s d o s ) . LOLITA.--Me divierte Armando con sus teorias de bombre grave. MARIA.-; T i e divierte, solamente? LO LITA ---iTonta! jBah! iBien simpitico que es! ADELA -;Vamos? ( C u a n d o se dirigen a2 f o r o , aparece Marcrot). LOLITA.-Margot! Ibamos en tu busca. ;;.IARTA.-Vciva !a novia! TODAS.---Viva! , (Aplausos. Se abrazan 7 besan) . L?ARGOT.---Xo me acholcn. Cuinto agradezco que hayan venido. L0LITA.--; Q L I linda ~ estis! AVARIA.-i QuC bien t e sienta el peinado a1to! ADELF_.-Pareces todo una seiiora! MARGOT.-No me lo digas, por Dios! LOLITA.--;Te da miedo?

II 38
41a.

MA?XCIOIT.-Si;

ARMAND0 MOOCK miedo de no poder ,ser m i s chiqui-

MA'R1A.-Feliz tit, que te casas! LOL1TA.-Y .tan simpitico t u Rafael; te lo envidio, lo regalo. MAIKG0T.-Te LOLITA-No me gustan las prendas ajenas; me lo quitarias en seguida. y habria de quedarme con el gusto 2n la boca. MARIA.-j Lola! hie dicho alguna inconveniencia? LOL1TA.-Psch! MARGOT.-Vengan a c i ; cuinitenme sus flirts. (Se sientan) . ADELA-.;Qd hemos de decir nosotras! Cuenta tb, que esth de novia. t E s t b contenta? MARGOT.-Si. LOL1TA.-Oh! Por Dios, qu6 frio el si. Yo en tu cam pronunciaria un si, mhs lleno que una luna idem. MARGOT.-Que quieres! A medida que se acerca el momento de decir el si, kste se va debilitando. Cuando llegue el momento d e decirlo ante el altar, no se me va a oir pronunciarlo. MRRIA.-iEs que no quieres a Rafael? MRRGOT1-Si, le quiero. LOL1TA.-Y entcnces, pues, niiia. . no seas tonta? U n hombre como Rafael. . . S i fuera yo te asegnro. . MARIA.--Lola, vas a decir un disparate. LOL1TA.-Bueno, hermana: no lo dirk, per0 me quedo pensindolo. MARGIOT.-Qnk chiquilla m5s tonta! MARIA.-Cualquiera diria que esth loca por casarse, LOL1TA.-Hay verdades granldes como una catedral, y rn que has dicho es una. ADELA.-iQuikn nos hubiera dicho que th serias la primera en casarte! LOL1TA.-Dios quiera que no sea la tiltima! lMARGQT.-Si me lo hubiesen dicho no lo habrira creido. LOLITA.-T6 que no flirteabas, t6 que no te atrevias ni a nirar a un hombre porque les tenias miedo. MARIA.-iMiedo a 10s hombres o a1 amor? ILOLITIA.-AI amor, porque a 10s hombres .

3.39 CUANDO VENGA EL A M O W MARGOT,-Nunca se te quitari lo chacotera . . iy c6mo va tu flirteo con Armando? MARIA.-Estin peleados, nifia. ADELA.--Siempre pasan lo miisma LOL1TA.-Ah! No! Esta es la 6ltirna isabes? T u hermanito e s t i hecho todo un antipitico. Cree que me V a a dominar pero se ha equivocado. MARGOlT.-iY por quC pelean? LOiLITA.-Porquoe es un celoso de siete suelas. Fijatz que enojarse porque flirteo ingenuaniente con Canales. &DEEA.-Pero c6mo se te ocurre que a1 otro le B a gwtar, siendo su novia. L Q L I T A . C i no Ie gusta que se pele. MARIA.-;Y cuindo se casarin ustedes? MARGOT.-Rafael quiere hacerlo a principios de Diciembrr. ADELA.-iU tu, q u i dices? MARGOT.-Lo que 61. . . JVamos a1 jardin? Lm rosales e s t h hechos una lindura. ADEL A.-Si , vamos. AR~VAND0.- (Lkgando). 2Dan su permiso? MARGOT.-Pase, Armando. ARMANDO.--Le des20 a usted felicidad, Margot. MARGOT.-Gracias. LOL1TA.-Antipi tico! ARMRhDO.-2Me hablaba, Lcolita? E0LITA.-Ni he pensado? .. ARNIANDO.-Crei MARGOT.-Nosotras ibamos a1 jardin; si g w t a acompaiiarnos AKMArSDO.-Gtacias. LOIJ T A .-Gr acias , no. MARTA.-Niiia 1 ARMANDO.-Me quedo entonces. ADELA.-No seas chinchosa, nifia; deja10 que vaya. LQLITA-Por mi ya puede harerlo; que no se prive. ( L a s muchachas se hnn alejado). No se vayan, no me dejen

sola.

ARMANDO.-No 55 cita el cas0 de que me haya comido a nadie. MARGOT.-Las conversaciones de enamorados no w d e b n escuchar; son como una confesicjn.

140 --

rada.

LOL1TA.-Yo

ARMANDO YOOCK no me voy a confesar ni estoy enamo-

tras.

A R LSI A I ~ O . - N O necesita declararlo; ya se sab?. ADE1,A.-Sin quererlo quizi lo hagas. IIlARGOT.-Hasta luego. E n 10s rosales nos encuen .

la

tt

Maria). ARNIANlDO.-Le

LOL1TA.-No;

voy con ustedes. (Murk Margot. A d z suplico que me escuche unos instan-

tes.

I,OLITA.-Le ruego a usted que sea breve. PrRMANDD.-iPor qut eres asi, Lolita? Me haces SUfrir T6 LOL1TA.-Le advertirt, y perdone que le interrumpa el discursito quo se traia praparado, que es inlitil que se cncamine usted por este terreno. Perderi su tiempo y lo que es mas Iastimoso, su brillante oratoria. ARM ANDO.-Lola ! L0LTTA.-Si, seiior don Armando. Nosotras las mujeres tmemos voluntad propia; somos escasas, p r o Ias hay. De tal modo, si no era mSs lo que deseaba dlzcirnie, creo quz hemos terminado, Lamentto mucho que usted sufra tanto: vea medico y p6ngase e R cura. Ruenas tagdes. ARMANDO.-Oye tu, i q u i es eso de buenas tardes? ;Crees que t e he detenido para escuchar ,todo ese torrente de ironias y chistes a1 uno por mii? LOL1TA.-No tengo tanto talent0 como tu. rZR~I/ANDO.-Ni falta que hace. LOLITA.-iC6mo sabes t u ? ARMANDO.-Lo si. L0LITA.-No lo sabes. ARMANDO.-Te dig0 que lo si. I<QLITA.-No lo sabes. Aqni son inlitiles todas tus obserraciones psicol6gicas con que "epatas" a las seiioritas cnrsis. ARMANlDO-Asi caiste tli. LOI,ITA.-Yo no he caido nunca, a Dios gracias. ARMANDO.-Lo digo en sentido figurado. LOL1TA.-Ni en sentido figurado ni en ninguna forma. Y basta, seiior, basta: dijeme usred en paz. Las rabietas me dsn jaqueca, igual cosa las latas; ademis con tanto gesticular para hacerle comprender que me carga, se me van a

CUANDO VENGA EL AMOR 142 caer 10s polvos que a usted n o le gusta que me ponga. AdiQ. ARMANDO.-Oye, Lolita; dhjate de poses . .No te alvides que nos conocemos. 2Para qui reiiimos cuando YO te quiero y th me quieres? LOL1TA.-Se equivoca el flamante psic6logo. ARMANIDU.-No me equivoco. L0LITA.-Si, te Pquivocas; digo, se equivoca usted. ARMANDO.--Yo t e dig0 que no. paraditas en el srreloi Si, si, si LOL1TA.-((Dando y si. No me porfie. ARMANDO.-Vamos a1 grano: 2Por quC te silntiste ofendida? Porque dije que haciendo psisologia habria Ilega? do a la conclusi6n de que eras coqueta, ambiciosa y L0LITA.-Bueno, basta. ARMANDO.+No 10 dirC mis y asunto concluido. L0LITA.-No quiero ni que me hables; t e odin A R M A N ( D 0 . Y - te adoro. L O L I T A . ~ E m b u s t e r o ,charlatin. sear; tontita, mi LoJo. ARMAN;DO.-No L O L I T A . N o me mire tanto. AIRMANDO.-Necesito mirarte para vivir, necesito tu cariiio, 61 E S mi vida toda. LGLITA.--Paliquero. ARMANDO.-Bien sabes que no. miento. te p r d o n o con una condici6n. LOL1TA.-Oye; ARMANDO.-Dila. icuiil? La que t6 impungaq. L0LITA.-No vuelvas m6s a hacer psicologia en mi. ARMANDO.-Concedido, mi Lolita. (Inrema Besarla) . LOLIIA.-No. no: si todavia esti en castigo Hasta dentro de una hora no me puede besar. AR-MA;NDO.-Bueno. ( L n hesa) . LOiL1TA.-Traidor. A!RMANDO.-TC quimo. yo a ti, tento. LOLITA.-Y ARMANIDO.-Promhteme que n o volveris a coquetear. LOL1TA.-Lo hacia s610 para hacer desesperar. ;Con lo que yo le quierc! Pkgame! A RMAND0.-Tonruela ! LOLITA.-iVamos a1 jardin a coger rosas?

1 4 4 1 .

ARMANDO MOOCK a ver si me clavas alguna esARIMANDO.-Vamos: pina. Picarona! ;No nos pelearemos mis, no . . ? LOL1TA.-iFero tii no haris psicologia en mi? ARMANDO.-Avt Si no fuera por el mucho caricter que tienen las mujerw. . ( M u t i s ambos, foro, riendo. Que& un momentr: sola la esrena. L u e g o salen, por laterd, Rafael y Gonzalo). CiONZAL0.-Aqui, en el jardin estin. se moleste, don Gonzalo. RAFAEL.-No GONZALO -Rueno. Y no se c h i d e que 10s e s p r a mos. RAFAEL .-Dkscuide us ted. ( M u t i s GonzaZo, mismo lateral. Margot, viniendo de! jardin con u p 2 qran bodquet de floress). MARGOT.--(A las nuchachas que h a n quedado le;os). Voy a dejar esltas flora aqui en el hall y vuelvo. RAFAEL.-Margot ! MARGOT.-Rafael ! RAFAEL',-Si, yc, t4 Rafael. 2Mucho he tardado? iQuh bonita vienes! MARGiOT.-Clrei que llegarias antes. RAFAEL.-No fuh por falta de dwos por llegar a ti, que demord: estos joyeros son tan informales que aun ZIQ habian terminado de grabar las argollas. MARGOT.-;No las has traido? (Con alegria) . RAFAEL.-iocurrencia! No me msvi de alli hasta que Fas hubieron entregado. ;Hagarnos un convenio? T'6 me das una rosa y yo te prixebo el anillo. MARGOT.---La rosa te la doy. Toma. RAFAEL.-Gracias. MARGOT.-No, el anillo no, que dicen que es de ma[
RAFAEL.-2Eres suprsticiosa? i Son niiierias! MARGOT.-No, por favoT: gu5rdiaIas. (Con c i w z repugnancia). RAFAEL.-jY por quh? :Ah! Vamos! kiIARCrOT.---Cuando e s t h tab, RAFAEL.-Tienes raz6n. No eres egoista, quieres que rodas disfrulten p r igual de la alegria de vernos rfelices. MARGOT. -Si, 10s buenos siempre sieniten alegria cuando yen seres dichosos. RAFAEL.-En un m m e n t o como e t e . 2Has pensaapiiero.

- 345 GUANDO VENGA EL AMOR do, Margot, lo que significa esta f6rmula de apariencia tan trivial? U n ani110 que se coloca en el dedo de coda uno de 10s novios y desde ese instante se pertenecen ante el mundo: porque, i n o es verdad que ante sus propios corazonea y a estrin unidos? MARGOT.--%. R A F A E L . D a m e un beso. MARGOT.-No, Rafael, aguarda un poco ; bien saben que han de ser tuyos. RIIFAEL-Pixo si esto no se pide . iSOy un ned o:

MARGOT.--:Rafael! ;Por q d me has besado? RAFAEL.--Porque 10s hombres somos, en amor, glotones como 10s chicos; sabemos que el duke que formando castillos luce en el centro de !a mesa, lo comeremlos a1 postrz, y, a pesar de eso, no resistimos a la tentaci6n de probarlo con un dedo. MARGOT.-Y, como !os chicos, si no vigilara la crixda, seguirian probando hasta despabilarlo; y eso no debe ser, Rafael. RAFAEL.--; Vaya! 2Te has incomodado? MARGOT. -- Incomodarme, no: per0 no me agrada que seas asi. RAFAEL.-jPero, no S O ~ O S novios? 2No nos hernos de casar dentro de poco? MARGOT.---Mayor raz6n para aguardar. RAFAEL.-iNo me quieres t6? MARGOT.-Suprema sinraz6n que invocan 10s hambres: ; no me quieres?-Si-Pues, entonces tengo derecho a relajar tu mioral, a exigirte que accedas a todw mis caprichos. En vez de enmgullecerte cuando mi honradez $e defiende, te enfadas. RAFAEL--Margot; e r a injusta: es& diciendo cosaq que me hieren. Ha sido un beso el que te he dado, un besv pleno de castidad, limpio de todo mal pensamiento, y tG juzgas cual si fuese un aguij6n venenoso el que te han clavado mis labia. MARGOT.-Perd6name si tc he hecho dario. RAFAEL.-No me pidas perdbn, con ello evitas demostrar inferioridad ante mi. Si te digo esto, no es con e! proptrsito de regaiiarte, ni menos para que rte excuses. E s una conversaci6n, exponer ideas; asi lograrema p n e r n o s de

142 -

*4 ARMANDO MBQCK acnerdo para vivir nucstrd vidx Si nosotros, que v a m m a unirnos en tal iforma, que estaremos a diario frcrnte a frente, no nos confesamos nuestro modo de sentir y de pensir, no sC yo qui6nes pueden hacerlo. Y ya que has tocado el punto sinceridad, quiero decirte hoy, Margot, hoy que se va a sellar nuestro pacto de unibn, algo que me mortifica desde hace mush0 tiempo, algo que no ha salido de mis labios . Zpor qu6 te dirC?. ipor respeto? No; porque ti. no me has dado la confianza snficiente para MAtRQOiT.-Pero, escucha, Rafael; si me molest6 que me besaras, fu4 porque comprende nuestra dclicad?za de mujer; miramos a! novio idealmente, y un beso dado asi de mpresa, nos roza la carne, y hay una repulsi6n invoiuntaria que nos hace pensar que el hombre existe bajo otro aspecto que el soiiado: eso ha sido todo. , que me has dicho vienc. RAFAEL.-Ves, ves t ~ esto a cmroborar mi pnsamiento. Un beso de amor, Margot, aunque Sean 10s serw mhs abvectos 10s que lo dan lo reciben purificado, y tal vez sea ese el Gnico instante en que se alevm sobre si mismoe. No puede habcr rcpugnancia a la sincxidad del amolr, la mis grandc verdad de la vida. MARGOT.-Todos 10s besos son iguales. RAFAEL.--;Lo Crees t6 asi? ;Besarias th a Arrnando iguai que me besas a mi? MARGOT.-Es muy diferente: aunque, si Ilcgari el cam, tal vez si. RAFAEL.-0 mientes, o no me quieres. qu&? MAiRGOT.-;Por RAFAEL.-iPor quC? :For quh? ;Baas a doiia Ofelia de igual modo que a mi? MARGOT.-Mi tia, es mi tia. . RAFAEL.-Sublime, poderosa e indiscutible ra76n de mujer: Falta s610 que me digas. porque si y porquc no, y entonces te me presentark con la vulgaridad aplasfante de todm las mujeres. MAWGOT.--Natural; hay c0s.a.s a las wales no se puede responder. RAFAEL -Di mejor a las cuales no se quiere responder. MARGOT.-Tienes raz6n : no se quiere responder RAFAEL.--iY por qixC? MA1RGOT.-Porque nc.

iQA,RGOT.-iY qui quieres q u e te contestc? RAFAEL.-Quiero que discurras, que rxzones. qtco tengas la sinceridad de expresar lo que piensx. Esas respueatas se dejan para la gente que no tiene instruccibn ni t a lento. MARGOT.-Yo no 10s tengo. til? Eso es lo que me exaspcra: q u z RAFAEL.-2Ves me contestes una tontaria que no piensas. MAcRGOT.---Pero, i y si yo pienso asi? RAFAEL.-No, no es verdad. Lo que hay es que, no darte la molestia de razonar, por cortar la distusibn, c testas de ese mlodo. ., MARGOT.-iY si lo comprendes, pnra qzb iiisistes? RAFAEL.-Esto es lo que ha amargado mi alegria c 1 ~ quererte, Margot; dcsde que nos hablamos por primera VEZ, t 6 siempre has rehuido sostener una conversacibn seria CQFrnigo y hemos tenido que limitarnos a In vulgar charla d? novias cursi; no te enfades, hemos conversado como me h a &no que lo hari el porter0 con la criada. MARGOT.-&bib agradarte esa charla, ya que la has renovado tantas veces. RAFAEL.-% que te soy molesto en este instantte, pero . mira cada dia que llegaba a ti, venia dispuestc a conversar mucho contigo, a hablar de cosas nuestras, a con tarte rnis aspiraciones, mis esperanzas: a saber q u i opini6n tenias de la vida; c6mo juzgabas mis actos, 10s tuyos, 10s de 10s demis; a formar un plan para el (futuro, a hablar de nueS tro a m r ; y t U esquivaste siempre la respuesta. Maiiana R r i me decia, y Hegaba el maiiana, y corn ayer Y vuel. ta a la lucha sin desanimarw; y henos aqui llegados a1 m o mento de nuestra unicin, cuando debihramos estar compene-. U te soltrados de nuestro sentir y somos dos extnaiios: T prendes de que yo te bese: yo, sorprendido de que no te &jes besar . MARGOT.-No ha sido por maldad, Rafael. Si yo lo hubiese sabidoCmi que le bastaba con dccirte que i e queria. RAFAEL.-Ha sido mi gran amor lo que me n a rztenido junto a ti. T u indiferencia, m6s bien dicho, tu frialdad me ha id0 exaltando. T e he ido queriendo, no ya como a u n a mujer, sin0 como a una caprichosa muficquita. s+y&

CUANDO VENGA EL AMOR ilAFAEL.-iLo ves! Porque no.

245

146 ARMAND0 M O O m dueiio de ella", me he dicho, y, entonces, cuando nadie pueda sescraerla a mi atencibn, le hablark, le ire extrayendo, a faerza de mimios y de caricias, 10s secrctos de su alma femenina, esos secretos que, unidos a 10s mios, formarin nueatra vida y serin la de nucstros hijm. Porque, j n o es verdaid que nuestro pensar y sentir serin uno sollo? MARGOT.-Si, si, bueno, p r o no te acerques tanto. RAFAEL.-2Por qui no, Margot? MARGOT.-;No ves que pmde pasar alguien: que pueden vernos? RAFAEL.-Nada tendria de particular. 2No somos novios? MARGOT.--Pero no, tontito. Seri muy natural y todo lo que quieras: pero no me gusta que nadie se entere. R A F A E L . 4 i no es un secreto. MARGZ)T.-jTe enojas por eso? me enojo, Margot, pevo cuando tomas RAFAEL.--No eseas attitudes parece que se forma un hielo entre nosotros que corta nueatros pensamientos y nos separa momentheamente. MAcRG0T.-Eres muy caprichoso, Rafaelito. RAFAEL-Tango un mal presentimimto. no te pongas asi. Mira, haz lo que MAiRGOT.-Pero quieras, acircatlz bien a mi: no quiero verte asi. RAFAEL.-Ahora no lo quiero yo. MARGOT.-jLo ves como eres un caprichcsso? RAFAEL.-No; dljame, no me toques. ' M A R G 0 T . P e r o no te pongas asi sonmigo: despuCs dices que soy yo la indiferente. RAFAEL. - Tii juegas conmigo como si fuese un muGeco de wrrin. MARWIT. Los muiiecos de serrin n o se taiman numa. RAFAEL.-Me h x e s suifrir. MARGOT.-iQuh malitos son todos 10s hombres! Son insaciables como 10s chicos. ' RAFAEL.-Ellos lo hasen de galosus, M A ' R G 0 T . V ustedes tambiCn, y tii tambiCn. RA1FAEL.-Lo hago por adivinar si a verdad. ' MARGOTI-iY has adivinado? 10 d,Margot. Cr6eme que cada vez que RAFAEL.-No t e beso, quedo palpando labio con labio, a ver si adivino la
1R

magnitud e intenci6n de tu cariiio. MARGOT.-;Y no lo adivinas? jDuidas de mi? RAFAEL,-Adivino algo que no es lo que busco. Por eso vuelvo a inquirir y te d i r o a 10s ojoe, y me dicen 16 m h o , y tus carioias . . 2Por quh me mi MARGBT.-jQuC te dicen? %Si? RAFAEL.-Me dicen que no me quierea; que n o me has querido nunca. M ARGlOT .-Me ofensdes. es una ofensa la que te quiero hacer; RAFAEL.-No es una pregunta. MARGO;T'.-iQuh deseas preguntar ? RAFAEL.-i Me quieres? MAlRGK>T.Ci. RAFAEL.--i Mientes! MARGOT.-i Rafael! RAFAEL.--Si, misntes, tti no rn quieres. MARGOT.-iEst&i loco? RAFAEL-No. Di que no quieres a otro. MAiRG0T.-Si, a mi tia; a mi padiino. RAFAEL.--No te burles. 2Quieres a otro hombre que no sea YO? MARGOTi.-iMe insultas? tEstis celoso? ;Has vistq d g o en mi clue no sea correcto? RAFAEL.-No. N o contestas lo que te prtgunto. 2Quieres a otro hombre? MARGOT.-No. RAFWEL.-2Estis segura? MARGOT.-Si. RAFAEL.-J6ralo. Si, 10 juro. Nunca t e he vista MARG'OT.-Pero asi RAFAEL.-No: tti no me quieres. MARGOT. - iPero por Dios! ipiensa lo que dices! sh c6mo cxplicarme. Aguarda. . DiRAgFAEL.-No m)e: iC6mo me quieres? MARGOT,.-No ts comprendo. RAFAE,J .-i O h ! MARGOT.-iQuC te sucede? quh forma me quieres? ,;C6mo sienRAFAEL.-iEn tes el amor?

QUANDO VENGA EL AMOR

147

148

ARMANDO MOOGK

MA4RGOT.- omo todo el mundo. no es una expllicacih. No te rias. PaRAFAEL.-Esa I*?cn ridiculo que un hombre le pregunte a una mujer que va a,;or su essposa, cbmo lo quiere; por eso muchos no se atreven a hacerlo. Per0 yo quiero saber, es precis0 que lo sepa. i Q U P sients tii por mi? Contesta. MARGOT.-Yo no d explicarte. Y o te quiero. Yo creo quererte. T 6 muy bien sabes: yo he sido en esta casa, la regalona, no he conocido a otro hombre que a ti; yo te qukaZ th eres muy bueno conmigo, t6 . KAFAEL.--Eso no e5 amor. MARGOlT.-Yo te quiero, Rafael. &6mo te quiero? no lo se. RAFAEL. - Perdona mis brusquedades. Mira : ;Has txwnsado alguna vez que poldrias amar a otro hombre m5s que a mi? (Ella intenta replicar). No me contestes todavia; refkxion2, piensa mucho, Margot, antes de responder. Mira que se juegan nuestras vidas; mira que despub ya no podris volver atras. M.4RGOT---Yo R O he qwrido nunca a nadie. RAFAEL.-Pero se llega a arnx en la vicla, y entonc s , si fueras mujer y quisieras a otro, yo te mataria, yo Mii-a que es tu alma y tu cuerpo to,do enttero lo que entrqas a. mi. Dime: jsientes que yo te soy indispensable para vivir fellz? ;Has pensad9 alguna vez. cuando estoy lejos. que me pwde suceder alguna desgracia, y has sufrido? iHas sentido ce!os pensando que yo pudiera querer a otra mujer? ; T 1 : has inirado dguna vez a1 espjo y has lloraldo porque te enContraSte fea y ridicula y podria no quererte? ;Has penMdo en la muerte, si YO tc? faltara? jHas tratado de adivinarme pira hacerme fdiz? ;Has pensado con amor en unos hih s que serin tu o+-gullo y el mio? JPero qui tienes? ;Est& 1I ora n 4 o t MARGOT.-i Perd6n ! Perdhame, Rafael. RAFAEL.-Pero, ;par qu67 MARGOT.-No te quiiero como t6 me dices. Yo crei que Io que sentia por ti era amor. Si el amor es como t6 dim, yo no he querido nunca. RAFAEL.-Mi Margot, mi pobre Margot, no Ilores. MARGOT.-; Perdbn! RAFAEL.--;De quQ he de perdonarte? T b no tienes dpa.
,

QUANDO VENGA EL AMOR 149 MARGOT.-Esc6chame. T 6 has sido muy bueno conmigo, yo muy mala conitigo, per0 h a sido sin querer. No me guardes rencor. RAFAEL.-Habla, mT Margot. MARQ0T.--.Yo he vivid0 mimada, nada me falt6 nunca, mis deseos se cumplian a la prim,era palabra que pronunciara. Los padrirnos me quieren, p r o no sh por q u i no les tengo confianza como yo siento necesidad lde tenerla en alguien; no he encontrado en ellos el carisio que buscaba. Querer a un hombre que se va a casar con nosotras, yo crei que eso era amor. Y o es'taba sola, t6 llegaste, era un amigo que me hablaba de afectos desconocidos, 10s padrinos m E dijeron que debia qucrerte, que eras bueno, que eras un bum partido; y o 10 encontrh tndo muy puesto en raz6n. Estaba contenta de sentir que me querias, que me llenabas de atenciones; a tu lado, no sP, me sentia algo asi como defendida de la vida; t e veia superior a mi, inteligente. Crei quererte, te he hecho daiio, no soy mala RAFAEL.No I'lores, Margot; no seas niiia. Yo te quiero mucho siempre. M,%RCIOT.-Por eso te huia, por eso no queria conversarte. Nunca m habia atrevido a preguntarle a mi coraz 6 n si era amor el mio; he sido cobarde. Temia que tus pregnntas me obligaran a hacer luz de verdad en mi coraz6n y mi cerebro; temia quedarme sola. He sido egoista. Yo esperaba quererte . . ' RAFAEL.-Pobre mi Margot! Yo te dig0 mii Margot porque ahora tie siento mis mia que nunca; ahora te quiero 'coma un padre porque te he hecho nacer a la verdad de la vida. El dolor que me causa tu confesi6n lo traiciona la emo-. ci6n con que te hablo; ha sido un desgarr6n a mi alma, p r o sera mlis horrible la duda. MARGOT.-Eres m'uy bueno, Rafael. Mereces que te quiera una mujer y yo no si hacero. !No sabes cuinto sufro p o r eso! te aflijas por mi, mujercilta, almla de RAFA1EL.-No phjaro vocinglero. Para ti tambihn llegari el amor y entonces querris como dices que yo merezco que me quieran. Yo te estoy agradecido del sacrilficio que ibas a hacer de tu amor, en nombre- del que yo siento por ti! T a l vez, cuando aque110 hubiese sido irreparable, no habrias dejado de arrepentirte. Hemos estado a1 borde de un abismc,.

ARMANDO MOOC MARGOT.-T\e vas a ir y voy a quadarme sola nuevamente. No te vayas. RAFAEL.N o seas loquita. A quh continuar jun-

I50

MARCIOT,-Qu6 habras pensado de mi, y o que me dej4 besar tantas veses! 'Dime que no me despreciaris. RAFAEL.-Lo que me diste no eran b s o s ; eran solicitades de matrimonio. 2Te ries? MARGOT.-Por no volver a Ilorar. 2Me guardaris rencor? RAFAEL.-No. MARGOT.-; Seremos buenos amigos, entonces? RAFA'EL.-Si. Puede que lkgue e1 amor, que sientas por mi la pasidn, que por wr tan grande, es noble y perdona. MARGOT.-Quisiera yo querer 'como tu dices. RAFAEL.-iSabes que hemos olvidado que ibamos a ponernos las argollas? (Hace aderndn de rnarcharse) . MAGRGOT.--Verdad. Todos @staranesprando que vayamos. Rafael (Mira a todos lados, presiente el ridiculo, va a juedar sola). RAFAEL,.-;Qu6? MARGOT.-+ T f quiero! (Se abraza de 61). RAFAEL.->Mutho? (Abrazdndola sumernmte) . MA'R~GOT.-Mucho. No me abanldones. iQu4 dirin I RAFAEL.-No te preocupes 'del que dlirhn. Es el terror de todas las mujeres Y o te defender4 de 41. T 6 te most r a r h muy enojaida sonmigo; una mujar 'te ha enviado unas cartas en que me acusa de canalla; est& ofendida y no me perdonas, y . . MARGOT.-iQuC estis dicisndo? RAFAEL.-Que tu no me perdonas, y se aplaza la ceremonia. MARGOT.-Siento vergiienza ; me sienro pequeiia ant e ti. ; Q u i bueno eres! Promiteme que no piensas mal de mi. RAFAEL.-No. T 6 no ere$ culpable. E k nuestra vida de salvajes civilizados, llsna de Ieves y convencionalismos la que nos obliga a proceder asi. ZVes 10s animaks? Ellos s610 buscan el amor: no$otros en cam%io, buscamos las conveniencias. Afortunadamente la lucha por la vida no me absorbic5 hasta el punto de no dejamne escuchar la voz de m i

tosi

GUANDO VENGA EL AMOR 151 coraz6n. Yo nw he venido en busra de esposa por combinaci6n comercial ni por estabilizar mi situaci6n; yo queria amor y lleguh hasta el fondo de tu alma en busca )de 61. ;Que no lo encontri? . MARGOT.-Eres muy hueno. RAFAEL.-Algo de bondad y algo de egoismo; salvbndome, t e salvi. Libre queda el coraz6n pafa amar a tu desmnocido. no amark jamis. MARGQT.-Yo RAFAEL.-No digas niiierias. Tti y todas piensan lo mismfo, cuan'do van a venderse a un hombre que no quieren. NQvuelvas a decirlo. Vas a querer mucho, s e n t i r k una pasi& muy grande que convulsionar5 tu vida, y entonces IC encontrarbs justificacih a tu existilr. A mi me qwda un placer: no podrhs 'ser dichosa sin recordar que, en parte, me lo debas a mi. Guanldo beses a tu amor, a tu itdeal, a tu quimera, mi sombra de bondad se interpondri entre 10s labios que h a s y lm tuym y en vez !de ser un remordimiento culpable, s e d cariiio y gratitud lo que sentiris por mi. Es mi consuelo. MA'RG0T.--No, no quiero querer. RAFAEL.-% toidas las mujeres no se sugestionlaran eon esas ideas, serian menos 10s matrimonios desgraciados. NQ sabes s i i rqaiiana, o quiz5 esta misma tarlde, tu coraz6n estarb de rodillas aldorindolo, a 61, a1 desconocido, a un hombre que vendr6 a ti y entrari en tu vida, cuando venga el amr. MAiRGCJT.--No, no. No sufras por mi, te lo ruego. No quiero q u e m a nadsie+ la ddicadeza que tienes a1 traRAiFAEL.-Agradezco Tar de atenuarme e! do!or de perderte. MARGOT.--.No, Rafael. RA,FAEL.-Calla. Vienen 10s muchachos. VOZ DE LO1LITA.-Si n o vamos a buscarlos no crean que vendrh. R'AFAEL-Adopta una actistud de enojo. MARGOT.-No. RAFd4EL.--S;. MARGOT.-No puedo, Rafael. Ilores. RAFAEL .-No MAiRGOT.-iA d6nde vas?

RAFAIEL.-T=- precis0 que n o m encuentren. A hablar con tus padrinos. M R R W T , - i Volveris ? RAFAEL.--; QuiCn -10 sabe! MARGOT.-Perd6n, Rafael. T e quiero. RAFN3L.Puede que algCn dia sea verdad. Adicis, Margot (Mutis Rafae? gor lateral, Margot l o tlarna angustiada, l w g o con desdiento) . MARGOT.-iRafael! jRafad! No. Si no le quiero. Si no le quiero, para quh me engaiio. iPobre Rafael! (Llegan p o a foro Lolita, Maria, Adela y A r m a n d o ) . LOL1TA.-Creiamos que estabas can Rafael. ADELA.-Nosotros sin querea venir p r no interrumpirlos . ARMANDO.-Buena plancha hemos hecho. MARIA.-;EstAs triste? per0 mis contenta que nunca. MARGOT.-Triste, te has vuelto Ioca. LOL1TA.-T6 A R M A I W O . C i Lolita dice que est6 loca, signo es de cordura, Margot. ADELA.-:Por que estis tan sola? MRRGOT.-Estoy aguardando a que venga el amor, ADELA.-Quh tonteria ! TOD0S.-Ja! ja! ja! hOLITA.-Chif laduras-! MAIRIA.-Romantkismo ! ARMAXDO.- ( A M a r g o t ) . ;Y Rafael? le quiero. MARCOT.-No te casas? MIIKRIA.-iPero, M A R G O T . 4 Q a n d o venga el amor. LOLITA.--Quh disparate! . . MARGOT.- (Llora. Tordos la rodean sorprendidosj Cuando venga, el amor! .
~

152

ARMANDO M O O C I

TELON

Imp. Cnltura.-Stgo,

INDICE
PBgs.
L__

La Serpiente. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Pueblecito . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Cuando venga el Amor

67

. . . . . . . . . . . . . . . . . 129

Creemos que 10s aficionados a1 teatro y lectores en general recibirhn ests publicaci6n con verdadero agrado, pues es tan alto el merit0 literario y artistic0 de la labor realizada por nuestro cornpatriota, que e ! a ha traspasado las fronteras, y sus obras son solicitadas por las niejores compafiias y recibidas con a g a d o J justicieTos aplausos por todos 10s n6blicos de las naciones hispa noamerieanas, inclnso en la misma Espaiia. EL TEATRO SELECCIONADO DE ARMAND0 XOOCM PUBLICARA EN DOCE HERMQSQS VOZUMENES Precio de cada tomo: $ 5 . Orden de pnblicaci6n. TOM0

IOBIO

(Etapa comprendida entre 10s aiios 1916 a 1936) I.-LA SERPIENTE.-3 actos. PUEBLECITO.-3 actos. CUANDO VGNGA EL ANOR.-L acto. II.-NUNDIAL PANTOMIM.-3 actos. NATAGHA.-3 actos. SEfiORITA CHARLESTON.-2 actos.

TOM0 111.-LA ARARA GRIS.--3 actos. ALZARlE EN TUB BRAZOS.-3 actos. ISABEL SANDQVAL MODAS.-2 actos. T O M 0 IV.--EL CASTLGO DE AMAR.-3 actos. CANCPON DE AMOR.-3 actos. UN LOCO ESCRIBIQ EXTE DRAMA o LA ODISEA DE MELITON LAMPROCLES.-2 actos. T O M 0 V.-ESTOY SOLO Y LA QUIERO. - (La Pasi6n de Frsncois).--3 actos. LA FIESTA DEL GORAZON.-3 actos. PRIMER AI%TOR.-I acto. TOM0 T7.-MQNSIEUR FERDINAND PONTAC.-3 actos. EL MIEDO DE LOS PINGUINOS.-+(Miedo). - :i

*t.~~*.t.*t..t.*t.~~~*:++~ ~~~**~~~*~~f*~+f.~**~.*~~~~*~:*~:~*~**:**:~
TOi\IO
TII.-LOS PERROS.-3 actos. LA ORACION DE LA TAEDE.-2 actos. CASCABEL CASCABELITO.-2 acto%

TOM0 V I I I . 4 S E S Y DAMAS.--8 actos. Colaboraci6n T. Tnsausti. SEROR, LQUIEN ES USTED ...?-2 actos. ColabociSn T. Insausti. INFIERNO GRANDE.-3 actos breves. Colaboraraci6n T. Insausti. actos. ColaboraciSn A. LO8 RE08 SOMOS AS1.-2 Rerrutti.
T O M 0 IS.-A
LA BRAN T1JEBA.-3 actos. LA LUNA EN E L POZO.-(MOCOSITA).-3 YO NO SOY YO.-1 acto. actos.

TONO

X.-DEL BRAZO Y POR LA CALLE.-3 actos. COCKTAIL.---(COLA DE GALLO).-3 actos. ERA UN MUCHACEO ALEGRE-2 actos.

TOM0 XI.-EL QUERER VIVIR.-3 actos. LO8 SIUTIC0S.-3 actos. EL DUEL0 DE LAS BARCAS.-2 MARIA DE LAS CAMEL1AS.-1

actos. acto.

TOM0 XII.-RIGQBERTO.-3 actos. EL PRINCIPE SOWADO.-3 actos. EL .MXNDOY YO NO ESTANOS DE ACUERDQ. -2, actos. PEPITO Y JUANCIT0.-1 acto.

Precio de cada tomo: $ 5.-

St. admiten suscripciones a seis y doce tomos a 10s siguientes precios :


Suscripci6n a
11

6 tomos..
l

a 12

........$ ..........$

27.-

52.-

Las suscripciones deberkn cancelarse por adelantado en giro postal 0 letra, a la orden de Libreria Cultura, Santiiago.
~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ , ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ : ~ , ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ t ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ * * ~ * * ~ * ~ : * * ~ ~ t .

en 10s tat.?eres de ID Editorial Cultura Santingo de Chile

Impreso

LA

ESCENA
(Continuacibn)

E l Caiionazo del Mediodia. Sainete c6mico en un acto, de Pedro J. Malbrin.. $ 1.00 A Toda Mgquina. Comedia c6mioa en tres actos y en prosa, original de Alejandro Flores.. 1.50 El Puiial del Roto. Sainete en tres actos y en 1.00 verso, original de Roberto L6pez Meneses Monblogos c6micos, interpretados por Jorge QueVeda.. 1.00 El Lazo Trenzado. Comedia d r m h t i c a en dos actos, original de Matias Soto Aguilar (Primferns Premios en la Sociedad de Autores y Congreso Social Obrero) 1.00 Un embrollo en un segundo. Comedia c6mica en un acto, de Mariano Casanova Vicufia 1.00 Mon6logos con Pimienta, por Chalupa y Roma1.00 ningel Choapino Criollo, Poemas y mon6logos del Chilote Campos 1.50 Sali6 de Farra Don Otto, sainete en un acto, de Pedro J. MalbrBn 1.00 El hombre que casi math, farsa periodistica-policial, en un acto, de Pedro J. Malbrin.. . . . . . . 1.00 Un crimen en mi pueblo, comedia policial, en un acto, original de Armando Mook. En este mismo volumen se incluye el mon6logo Giien dar que soy fatal, escrito en chileno, por este Qnismo au1.50 tor Mi mujer es muy hombre, oomedia en , u n acto 1.00 original de Gustavo Campafia G Cbmo se organiza una Velada Bufa o una Funci6n Teatral de Aficionados, ademis eontiene un pr6log.o de la Fiesta, Canto a la Reina y dos COmedias cortas por Gustavo Campaca.. 1.50 El Cancionero del Mica. Comedia en un acto original de Armando Moock.. 1.50 Diga 33, comedia c6mica en un acto, original de 1.00 Mariano CzLsanova Vicuiia.. Geografia, Historia y Anatomia. Nuevas conferencias de un estudiante primario. Mon6logos 06micos de Miguel Montero S. . . . . . . . . . . . . . . 1.00 Mon6logos y Tallas del Tony Chalupa y RomanhJ.00 gel El Gallo de la Pasihn, farsa c6mica en dos actos, original de Pepe Rojas y Pepe Fernhndez.. . . . . %.50 Les Lleg6 el Pan del Campo, Comedia asainetada 1.50 de Pepe Rojas y Pepe Fernhndez..

.............. .... .... ..............................

...................... ...... ............................ .......................... ....................

.............................. ..........
...... .............. ..............

.................................

..........

ASoneda Chilena

* .

También podría gustarte