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Actas de Navegación

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Las Actas de Navegación de Inglaterra fueron una serie de leyes que, por la dictada el 9 de octubre de 1651, restringieron el uso de barcos extranjeros en el comercio de Inglaterra (más tarde Gran Bretaña y sus colonias). Surgieron como consecuencia de la Revolución de 1648, en respuesta al conflicto económico. El resentimiento contra estas leyes motivó las guerras anglo-neerlandesas y la Guerra de Independencia de los Estados Unidos.

Adam Smith la llamó «quizá la más sabia de todas las regulaciones comerciales de Inglaterra».[cita requerida] Fue el primer paso de Inglaterra para convertirse en la potencia naval más importante del mundo.

Contenido

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Establecían:

  • que todas las colonias estuvieran subordinadas al Parlamento (lo que permitiría una política imperial coherente);
  • se prohibía cualquier desarrollo industrial de las colonias capaz de competir con el de Inglaterra;
  • que el comercio con las colonias estuviera monopolizado por los navegantes ingleses. De esta manera, se cerró el imperio a la navegación extranjera.

Hasta entonces, Holanda tenía el monopolio del mar. El gobierno de Oliver Cromwell pretendía de esta manera proteger a los comerciantes y armadores ingleses. Perjudicados por la Ley de Navegación los holandeses declararon la guerra a Inglaterra, pero hubo de firmar la paz ante la superioridad de los ingleses.

Esta legislación señaló la transición de una organización basada en compañías monopólicas (Compañía Británica de las Indias Orientales) a una integración total del comercio del país basada en el monopolio nacional. Los ingresos aduaneros de Inglaterra aumentaron más de tres veces y media entre 1643 y 1659. Al finalizar el siglo eran diez veces lo que habían sido al llegar.

Efectos

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Los principales efectos fueron:

  • las compañías reglamentadas se convirtieron en algo superfluo, ya que Inglaterra se constituyó en un gran monopolio comercial;
  • se abrió el comercio al Báltico, a Rusia y a África;
  • el monopolio permitió a los mercaderes ingleses comprar productos a bajo precio y colocarlos caros, lo cual les significó una acumulación de capital. Este capital sería destinado a la industria. Esta "revolución comercial" fue una precondición de la Revolución industrial;
  • la política industrial agresiva llevó a guerras comerciales con Holanda y a la alianza con Portugal;
  • las colonias se hicieron más importantes como mercados de las manufacturas británicas;
  • el Estado pasó a ser un servidor de la industria: debía proteger los intereses británicos con la guerra externa, y garantizar el orden interno protegiendo a los burgueses;
  • se animó la expansión de la flota mercante inglesa (más tarde británica), que en los 100 años siguientes decuplicó su tonelaje[1]​ convirtiéndose en la más grande del mundo. El incremento de la navegación comercial y del comercio en general también facilitó un rápido incremento del tamaño y calidad de la Armada británica, que llevó al Reino Unido a convertirse en una superpotencia global.

La ley fue derogada en 1849, época en que se imponía el librecambismo.

Bibliografía

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  • Hill, Christopher (1970): De la Reforma a la Revolución Industrial, Ariel, Barcelona
  • Vázquez, E., Aguilera, C., y Olmeda, C., “Diccionario Histórico y Artístico” en La expansión de Gran Bretaña, Sarpe, 1985. ISBN 84-7291-890-4

Referencias

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Véase también

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