Respira y adelgaza

Todos los derechos reservados julio 2021

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Introducción: Somos los peores respiradores del reino animal

Permíteme adivinar: Justo en este momento te sientes un poco escéptico, pensando que no puede ser posible. ¿Bajar de peso respirando? Si fuera verdad no existiría la obesidad, todos tendríamos un físico desarrollado, con el índice de masa muscular en valores óptimos. Puede que pienses incluso en cerrar este libro.

No lo hagas.

No es imposible.

Aunque el título del libro pueda parecer simplemente atractivo, lo que estás a punto de leer está avalado por la ciencia.

Vas a aprender a respirar. La mayoría de las personas no respira bien, cuando se medita, se hace yoga o ejercicio, nos damos cuenta de la importancia de respirar adecuadamente.

Aunque no lo admitamos, no sabemos respirar, lo hacemos de forma superficial, con una respiración que no llega al fondo del cuerpo para nutrir cada célula. Por eso engordamos. Evidentemente influyen varios factores como la mala alimentación, el sedentarismo y hábitos nocivos, pero la respiración tiene una gran responsabilidad y cuando lo hacemos de manera superficial nuestro metabolismo se ralentiza y ayuda a que subamos de peso, por ello, no respirar bien nos ayuda a engordar.

Respirar bien ayudará a que el organismo mejore en el metabolismo. ¿Y qué ocurre al tener un buen metabolismo? ¡Exacto! Perdemos peso.

Entonces, en este libro aprenderás cómo perder peso respirando. Pero antes hablemos de la respiración.

La respiración es un comportamiento tan natural e inconsciente que nunca pensamos sobre ello. Los adultos respiramos unas 20.000 veces al día, sin darnos cuenta, y la respiración es uno de los ejercicios que más determina nuestra calidad de vida.

La mayoría de nosotros usamos solo el 30 % de nuestra capacidad respiratoria. No expandimos y llenamos los pulmones de aire completamente, solo lo hacemos de forma superficial. Por tanto, carecemos de vitalidad, y esto genera dolores de cabeza, ansiedad, o estrés. Pero lo más importante, este tipo de hipoxia puede hacer que todo el cuerpo funcione mal.

Saber respirar bien y convertirlo en rutina tiene muchos beneficios: mejora la concentración y la autoconciencia mental y física, combate la ansiedad y ayuda a lograr la calma, el equilibrio emocional y fuerza física.

Uno de los errores más comunes que cometemos es cuando respiramos por la boca, tenemos que hacerlo por la nariz, ya que en las fosas nasales tenemos filtros para las partículas tóxicas y calientan el aire a una temperatura ideal.

Otro de los grandes problemas es que las personas no incluyen al diafragma en este proceso, o no lo hacen correctamente. Se inhala comenzando en la parte de arriba del pecho y termina por los pulmones, y cuando los pulmones están llenos de aire, se mueve el diafragma.

Para exhalar, el proceso se invierte. Si lo pruebas, encontrarás un proceso más completo, en un principio puede parecer un poco exagerado, pero solo así podrás aprovechar al máximo todas las capacidades que te brindan tus pulmones.

Se necesita tiempo para respirar de esta forma sin darnos cuenta, porque nos hemos acostumbrado a una respiración que está marcada por un ritmo de vida acelerado y el estrés. El autor del método más popular es el Dr. Konstantin Buteyko, un médico ucraniano del siglo XX que insistió en que es necesario volver a entrenar la respiración. Había advertido que la mayoría de las personas hiperventilan al respirar y que los movimientos del pecho son demasiado repentinos y profundos.

Buteyko estudió la respiración entre la mala respiración y algunas afecciones, explica que la hiperventilación reduce la cantidad de dióxido de carbono que lleva a la vasoconstricción e hipoxia tisular. Las investigaciones actuales coinciden con el punto de vista de Buteyko y se ha llegado a una conclusión importante: respirar bien nos hace pensar mejor y por supuesto perder peso.

El cerebro necesita tres veces más oxígeno que otras partes del cuerpo, por lo que una buena respiración nos facilita la concentración. El sistema nervioso también se beneficia al reducir el nivel de ansiedad para relajar los músculos y reducir la carga de trabajo del corazón. Con más oxígeno, nuestros órganos digestivos funcionarán mejor y nuestros riñones podrán eliminar más toxinas.

Además, aunque no lo parezca, nuestra piel también verá los beneficios de una mejor respiración, se volverá más suave y menos propensa a las arrugas.

Dados tantos beneficios, vale la pena tomarse unos segundos, respirar profundamente y, lo más importante, aprender a convertir la buena respiración en