Vendida a los Berserker: Saga Guerreros Berserker, #1

VENDIDA A LOS BERSERKER

LEE SAVINO

ÍNDICE

Vendida a los Berserker

Capítulo 1

Capítulo 2

Capítulo 3

Capítulo 4

Capítulo 5

Capítulo 6

Capítulo 7

Epílogo

Emparejada con los Berserker

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Llámame Samuel, ese es mi nombre, aunque mi padre no me lo puso. 

Nací en una tierra de fiordos y bosques, y navegué en los barcos con cabeza de dragón para saquear las islas occidentales. Sigmund era mi nombre, y yo era un ser más simple. Comía, dormía y enfrentaba la guerra por el jarl que juré defender. 

Era un hombre y un guerrero. Mis deseos eran simples y mis necesidades pocas.

Entonces, un día, mi jarl conoció a una bruja.

Embarazada de los Berserker

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Daegan me encuentra esa noche en la guardia más septentrional, en el pináculo de la montaña. Me quedo como una estatua mientras enfrento al frío. Se detiene cerca de mí, pero no lo reconozco.

—Ofrezco mi perdón por las cosas que dije —murmura.

Estudio su expresión hosca.

—No parece que quieras perdón.

—Brenna me obligó a que hablara contigo. —Su ceño se frunce.

—Ella mide menos de la mitad de tu tamaño. ¿Cómo te obligó?

—Se negó a comer si no venía.

Casi sonrío ante eso.

—Puede ser muy persuasiva. —Me encojo de hombros, me giro y dejo que me guíe por el camino de la montaña—. Nunca pensé que conocería a una mujer lo suficientemente fuerte como para enfrentarse a nosotros, hasta que llegó ella.

—Dará a luz hijos fuertes —dice Daegan por encima del hombro.

Me detengo en seco.

—Daegan, sé que quieres una familia. Pero no puedo...

—No es su fuerza lo que te preocupa, ¿verdad? Es la tuya.

—No perdí el control.

—No, has pasado tanto tiempo con un control de muerte sobre tus impulsos que no sabes lo que son. Pretendes ser civilizado, pero en el fondo la bestia está esperando para abrirse paso. —Se acerca con un dedo para dejar claro su punto—. No me refiero a la bestia de la magia contaminada. —Me toca el pecho—. Sino al hombre que hay debajo. Es hora de que lo dejes salir de nuevo.

—Le hice daño.

Se encoge de hombros.

—Haz lo que yo hago. Solo herirla de la manera que a ella le gusta. —Suena tan simple.

—Es simple —dice al leer mi mente—. Será mejor que lo resuelvas antes de que tengamos cachorros. —Levanta una mano contra mi protesta automática—. Samuel, no puedes detener lo inevitable.

—Cuando entre en celo, lo decidiremos —sentencio.

La seductora historia de Brenna y sus amos, Samuel y Daegan, continúa en Embarazada de los Berserker. Disfruta a continuación de un adelanto.

VENDIDA A LOS BERSERKER

Nunca olvidaré la primera vez que los vi, unos guerreros que se mueven igual que sombras entre los árboles. Sus ojos parecen brillar con una feroz luz dorada y caminan más como bestias que como hombres.

Me estremezco, cada pelo de mi piel se eriza, en una especie de milenaria respuesta de una criatura cazada. Ellos son los depredadores y yo la presa.

Entran en el claro y traen consigo un olor a sangre. Visten con pieles y cuero, están repletos de armas. Unos guerreros como nunca vi. Inmensos, de cuerpos enormes y corpulentos, unas formas oscuras con esos pares de ojos brillantes.

No puedo enfrentarme a ellos, pues mi padrastro me ató a un árbol, en medio de un bosque. Estoy indefensa mientras espero ser vendida a los Berserker.

CAPÍTULO 1

El día que mi padrastro me vendió al clan Berserker, me desperté al amanecer mientras él me observaba con malicia.

—Necesito tu ayuda con una entrega —ordena.

Asiento, miro a mi madre y a mis hermanas dormidas. No confío en mi padrastro cerca de mis tres hermanas menores, pero si me voy con él todo el día, ellas estarán a salvo. Hace tiempo comencé a llevar una daga conmigo. Aunque no me atrevo a matarlo, pues lo necesitamos para tener comida y una casa, pero si vuelve a atacarme, pelearé contra él.

El segundo marido de mi madre me odia desde la última vez que intento violarme. Aquel día, mi madre estaba en el mercado, y cuando él me agarró, algo en mí estalló. Peleé, pateé y arañé, hasta que conseguí una olla de hierro y lo escaldé con agua caliente.

Después de gritar, él me vio con verdadera malicia, pero mantuvo su distancia. Cuando mi madre regresó, él solo pretendió que nada sucedió, a partir de allí sus ojos me siguen con odio.

Además, me llama fea y se burla de la cicatriz que marcó mi cuello desde que un perro salvaje me atacó cuando era más joven. Lo ignoro y me mantengo alejada. Es usual escuchar las burlas de mi espantosa cara desde que las heridas se curaron y convirtieron en cicatrices, una masa de dorado tejido blando en mi cuello.

Luego de vestirme, me envuelvo una pañoleta sobre mi cabeza y mi cuello marcado, y sigo a mi padrastro mientras cargo la mercancía por el viejo camino. Al inicio, pienso que nos dirigimos al mercado principal, pero cuando alcanzamos el claro, y él toma una ruta extraña, dudo. Algo no está bien.

—Por aquí, mestiza.

Hace años comenzó a llamarme perra, dice que los únicos sonidos que hago son gruñidos como una bestia. Tiene razón. El ataque me dejó sin voz al lastimar mi garganta.

Si lo sigo al bosque y él trata de matarme, no seré capaz de gritar.

—Hay un hombre rico que pidió le lleve su mercancía hasta su puerta. —Avanza sin dar una mirada atrás, y yo lo sigo.

De niña viví en el reino de Alba, pero luego de la muerte de mi padre y el segundo matrimonio de mi madre, nos mudamos a la aldea de mi padrastro en las Tierras Altas de Escocia, al pie de las inmensas e imponentes montañas. Hay historias de demonios que viven en las oscuras grietas, en las alturas, pero nunca creí en ellas.

Conozco suficientes monstruos que existen a plena vista.

Mientras más caminamos, más baja y se hunde el sol en el cielo, y más segura estoy de que mi padrastro trata de engañarme, que no hay ningún hombre rico a quien llevarle la mercancía.

Cuando el camino se curva y mi padrastro sale detrás de un pedrusco para sorprenderme, estoy casi lista. Pero antes de que pueda alcanzar mi daga, él me golpea tan