William Wilson: Los Misterios De Poe Edgar Allan 10
Por Edgar Allan Poe
()
Información de este libro electrónico
Su ambientación está inspirada en los años de formación de Poe fuera de Londres. El cuento sigue el tema del doppelgänger, pero en este caso, el "doble" del protagonista no juega un papel de malvado, sino que siempre aparece cuando el William narrador realiza una acción poco ética o malvada.
De Que Trata
La historia comienza con el narrador que se hace llamar William Wilson, denunciando su pasado derrochador, aunque este no se siente culpable, pues entiende que ningún otro hombre ha sido tentado de igual manera antes. Narra la infancia y juventud de William en un colegio isabelino. Relata que allí conoció a otro chico con su mismo nombre, parecido a él y nacido el mismo día, el 19 de enero, fecha de cumpleaños del mismo autor. Compite con este muchacho, pero él le supera fácilmente, de manera que lo considera prueba de su auténtica superioridad. Este chico comienza a imitar la forma de vestir, la manera de andar e incluso la forma de hablar del protagonista (aunque tiene un defecto en el habla que solo le permite hablar susurrando), y llega un momento en que William descubre que este tiene exactamente su misma cara. Al ver esto, William abandona inmediatamente la academia, solo para descubrir que su doble se ha marchado el mismo día.
William con el tiempo estudia en Eton y Oxford, haciéndose cada vez más depravado y ganando enormes cantidades de dinero mediante engaños al jugar a las cartas con un pobre noble y la seducción de una mujer casada. En esta etapa aparece su doble de nuevo, con la cara siempre cubierta, susurrando unas pocas palabras que alertan a otros sobre el comportamiento de William. En el último de estos incidentes, en un baile en Roma, William arrastra a su doble a una antecámara y lo apuñala. Tras la acción de William, aparece un enorme espejo en el que este ve el rostro del fallecido, momento en el que el narrador siente que está pronunciando las palabras: «en mí existías, y en mi muerte, ve cuán profundamente te has asesinado a ti mismo.» eso significa que asesina su conciencia, es decir, su moral.
Edgar Allan Poe
Edgar Allan Poe (1809-1849) quedó huérfano desde muy joven; su padre abandonó a su familia en 1810 y su madre falleció al año siguiente. Tanto su obra como él mismo quedaron marcados por la idea de la muerte, y la estela de la desgracia no dejó de acecharlo durante toda su vida. Antes de cumplir los veinte ya era un bebedor consuetudinario y un jugador empedernido, y contrajo enormes deudas con su padre adoptivo, además de causarletodo tipo de problemas. En 1827 publica Tamerlán y otros poemas y en 1830 se instala en la casa de una tía que vivía en Baltimore acompañada de su sobrina de once años, Virginia Clemm, con quien se acabaría casando siete años más tarde. Trabajó como redactor en varias revistas de Filadelfia y Nueva York, y en 1849, dos años después de la muerte de su esposa, cae enfermo y fallece preso de la enfermedad y su adicción al alcohol y las drogas. Su producción poética, donde muestra una impecable construcción literaria, y sus ensayos, que se hicieron famosos por su sarcasmo e ingenio, son destellos del talento que lo encumbraría a la posteridad gracias a sus narraciones. Poe, de hecho, es conocido sobre todo por sus relatos y por ser el predecesor, en cierto modo, de la novela policíaca moderna. Sus cuentos destacan por su belleza literaria y por fundir en ellos lo macabro con el humor, el terror y la poesía.
Relacionado con William Wilson
Libros electrónicos relacionados
Obras de Howard Phillips Lovecraft Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesOtra vuelta de tuerca Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCuentos completos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCarmilla Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCuentos completos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCuentos de Navidad y Año Nuevo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesKew Gardens: y otros cuentos Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La casa hechizada Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLas Olas Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa Granja del Silencio Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesJuvenilia (Anotado) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa casa muerta Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesRetrato del artista adolescente Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl regreso Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCarmilla: La Mujer Vampiro Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesBerenice y otros cuentos de muerte y resurreción Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLos mejores cuentos del Necronomicón: Selección de cuentos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCumbres borrascosas (Traducido) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa lluvia de los inocentes Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl jardín de los frailes Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesNo digas Noche Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesVida y otras dudas Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCumbres Borrascosas Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Las aventuras de Tom Sawyer Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl hechicero Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Cuentos chilenos de fantasía Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La muerte de las catedrales Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Las últimas sombras Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLos bigotes de Mustafá Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesMartin Eden (Traducido) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones
Relatos cortos para usted
EL GATO NEGRO Calificación: 4 de 5 estrellas4/5100 Cuentos infantiles con moraleja para niños pequeños Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Me encanta el sexo - mujeres hermosas y eroticas calientes: Kinky historias eróticas Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Cuentos mitológicos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCuentos para niños (y no tan niños) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Cuentos infantiles de ayer y de hoy Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El reino de los cielos Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Las cosas que perdimos en el fuego Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La respiración cavernaria Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Mejores Cuentos de Isaac Asimov Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl césped Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Vamos a tener sexo juntos - Historias de sexo: Historias eróticas Novela erótica Romance erótico sin censura español Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Las campanas no doblan por nadie Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Los peligros de fumar en la cama Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Ángel con sorpresas - Historias de transexuales - novela erótica: Historias eróticas Historias de sexo sin censura español Calificación: 2 de 5 estrellas2/5De qué hablamos cuando hablamos de amor Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El diosero Calificación: 5 de 5 estrellas5/5¿Buscando sexo? - novela erótica: Historias de sexo español sin censura erotismo Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El huésped y otros relatos siniestros Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El profeta Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Hechizos de pasión, amor y magia Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Un lugar soleado para gente sombría Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Desayuno en Tiffany's Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El fantasma de Canterville Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El príncipe feliz Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Los mil y un fantasmas Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Los mejores cuentos de Fiódor Dostoievski: Selección de cuentos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl ruiseñor y la rosa Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Deseos de un manicomio Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Hombres duros y sexo duro - Romance gay: Historias-gay sin censura español Calificación: 4 de 5 estrellas4/5
Categorías relacionadas
Comentarios para William Wilson
0 clasificaciones0 comentarios
Vista previa del libro
William Wilson - Edgar Allan Poe
William Wilson
¿Qué decir de ella?
¿Qué decir de esa torva conciencia
de ese espectro en mi camino?
Chamberlayne, Pharronida
Permitidme que, por el momento, me llame a mí mismo William Wilson. Esta blanca página no debe ser manchada con mi verdadero nombre. Demasiado ha sido ya objeto del escarnio, del horror, del odio de mi estirpe. Los vientos, indignados, ¿no han esparcido en las regiones más lejanas del globo su incomparable infamia? ¡Oh proscrito, oh tú, el más abandonado de los proscritos! ¿No estás muerto para la tierra?
¿No estás muerto para sus honras, sus flores, sus doradas ambiciones? Entre tus esperanzas y el cielo, ¿no aparece suspendida para siempre una densa, lúgubre, ilimitada nube?
No quisiera, aunque me fuese posible, registrar hoy la crónica de estos últimos años de inexpresable desdicha e imperdonable crimen. Esa época —estos años recientes— ha llegado bruscamente al colmo de la depravación, pero ahora sólo me interesa señalar el origen de esta última. Por lo regular, los hombres van cayendo gradualmente en la bajeza. En mi caso, la virtud se desprendió bruscamente de mí como si fuera un
manto. De una perversidad relativamente trivial, pasé con pasos de gigante a enormidades más grandes que las de un Heliogábalo. Permitidme que os relate la ocasión, el acontecimiento que hizo posible esto. La muerte se acerca, y la sombra que la precede proyecta un influjo calmante sobre mi espíritu. Mientras atravieso el oscuro valle, anhelo la simpatía
— casi iba a escribir la piedad de mis semejantes. Me gustaría que creyeran que, en cierta medida, fui esclavo de circunstancias que excedían el dominio humano. Me gustaría que buscaran a favor mío, en los detalles que voy a dar, un pequeño oasis de fatalidad en ese desierto del error. Me gustaría que reconocieran —como no han de dejar de hacerlo— que, si alguna vez existieron tentaciones parecidas, jamás un hombre fue tentado así, y jamás cayó así. ¿Será por eso que nunca ha sufrido en esta forma? Verdaderamente, ¿no habré vivido en un sueño? ¿No muero víctima del horror y el misterio de la más extraña de las visiones sublunares?
Desciendo de una raza cuyo temperamento imaginativo y fácilmente excitable la destacó en todo tiempo; desde la más tierna infancia
