Amelia y el amor

Amelia y el amor

Amelia y el amor

Karina Zúñiga

Esta obra ha sido publicada por su autor a través del servicio de autopublicación de EDITORIAL PLANETA, S.A.U. para su distribución y puesta a disposición del público bajo la marca editorial Universo de Letras por lo que el autor asume toda la responsabilidad por los contenidos incluidos en la misma.

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© Karina Zúñiga, 2020

Diseño de la cubierta: Equipo de diseño de Universo de Letras

Imagen de cubierta: ©Shutterstock.com

www.universodeletras.com

Primera edición: 2020

ISBN:9788418235757

ISBN eBook: 9788418234125

A mi madre, la mujer que me ha hecho capaz de soñar, quien ha impulsado siempre mis locuras aun cuando nadie más lo hace, el ser que tiene el espíritu más valiente y entregado con el que he compartido en esta vida.

Te amo.

Prólogo

Deja que el amor hable en ti, en él siempre encontrarás las respuestas, no necesitarás recurrir a la opinión de nadie porque casi siempre sabemos qué hacer, aunque el problema es atreverse a pasar a la acción y estar dispuestos a pagar los costos de las decisiones que tomamos.

No permitas que la inseguridad te robe los mejores momentos de la vida, si quieres besar, besa, si necesitas correr tras alguien, corre, algún autor que no recuerdo en este momento escribió algo parecido a esto: «Vive a tu manera porque cuando llegue la muerte nadie morirá por ti».

Mientras escribía cada una de estas palabras, mi corazón sanaba una herida, aumentaba el volumen de su compasión y me conectaba con la realidad de las otras personas, fluían lágrimas en algunas páginas, sumergí mi ser en profunda tristeza, para llevarlo hasta mi autoconocimiento, exprimí mis experiencias, cambié los nombres, usé la fantasía para no decir la verdad cruda de algunos hechos, vacilé en utilizar mis propias palabras como ungüento para mis heridas emocionales, sin embargo, el remedio fue mágico, único e inimaginable; al terminar la última página me había sucedido lo que a Amelia sin darme cuenta, anduve en los caminos de una profunda transformación.

Deseo con todas mis fuerzas que esto también te pase a ti al leer esta historia, con palabras sencillas, coloquiales y básicas quiero compartir contigo un pedazo de mí.

Gracias por la oportunidad de expresarte mi locura.

Karina Zúñiga

I

El día que algo se rompió

El amor da miedo, pero tarde o temprano tomará su lugar y nada podrá frenarlo.

Empezaré por el punto crítico que desató esta historia porque será más fácil volver al principio donde todo fue un sueño, belleza y felicidad interminables, digamos que aquí es donde comenzamos a perder el miedo. Era 12 de marzo de 2009 y él ahogado en lágrimas escribía:

Cariño;

Hace tiempo que he buscado escribirte estas líneas y enterarte de algo sumamente urgente.

El asunto es de vida o muerte, y es que sin ti no puedo concebir un futuro prometedor porque te veo a ti como mi promesa, el detalle es que la vida en presente no existe si lo nuestro no existe, ¿has podido darte cuenta cuánto te extraño?, permíteme explicarme, no es que sin ti no viva, viviré, es más bien que sin ti no quiero enfrentar la vida, la soledad que me causa la distancia que has puesto entre nosotros es casi insoportable, termina ya con esta tortura ¿Acaso no sabes cuánto te amo?

Qué te da miedo, me dices y yo lo entiendo, he estado paralizado de miedo mientras te he visto desnuda y andando frente a mí, pero ¿miedo a qué, querida?, si sabes que soy tuyo y sabes que eres mía.

Te invito a que hagamos un pacto, que me des la alegría de verte y la felicidad eterna de quererte. Si te dan miedo los títulos no la llames esposa, solo llámame tuyo y de vez en cuando deja que te diga mía. Anda, cariño, sabes que necesitamos esto, sabes que no estás sola cuando estás conmigo y sabes que nunca estaré solo estando contigo. No huyas por miedo al fracaso ni ahogues en ti nuestros sueños más profundos. ¡Por favor!, no nos quites la oportunidad de caminar el mundo con la seguridad de tener a quien nos ama para hablar cuando nadie habla, para sostenerte cuando nadie te sostenga, no impidas que llore tus lágrimas y que aplauda tus victorias. ¡Vida mía! Tú eres quien completa a este hombre imperfecto, sediento del mundo y de ti, tú eres quien rehabilita mis vicios y, al mismo tiempo, eres la única droga que alivia el dolor de este enfermo.

Amor, si te decides vuelve ya, que no puedo esperar para correr a la iglesia y decirle a Dios que te he encontrado y que estoy feliz de que pensara en mí al crearte a ti.

Te espero en la casa, como siempre, para cenar, para cenarte si quieres.

Si llegas, seré el hombre más feliz del mundo porque verte entrar será mi «Sí», pero si decides no venir, quiero que estés tranquila y en lo que puedas solo entérame que estarás bien.

Te ama,

quien es tuyo y de nadie más.

Ella no esperaba recibir esta carta después de haberle dejado a él con el anillo en la mano y de rodillas a la orilla de playa, para después huir por miedo a enfrentar las reacciones que él tuviera, nunca respondió la pregunta que él le había hecho y lloraba mientras leía la carta porque sabía que tenía razón en cada una de las palabras que había escrito. Ella estaba consciente de que él la amaba, pero quiso sentirse más de ella y menos de él, necesitaba recordar qué era estar linda para ella y contar con ella antes de contar con él.

La vida que él pintaba era idealista, pero su razonamiento realista la hizo ver cosas en las que él no pensaba, aunque no podía negar que verdaderamente él la completaba en aspectos que no se pueden ver en la realidad, pero sí se sienten en el alma, la hacía sentir plena, feliz, y eso le daba miedo, necesitaba recuperar su independencia y huyó porque sabía que si no lo hubiera pensado habría dicho que sí y, entonces, perdería lo poco que quedaba de ella y se lo habría dado todo, absolutamente todo a él.

Tenía dos opciones: responder a la carta y sincerarse, decirle que las ganas de huir que sintió y el miedo que le causaba sentirse poseída por sus sentimientos hacia él le dieron a su egoísmo un golpe bajo, por amarlo era capaz de casi cualquier cosa y no permitió que ese sentimiento penetrara en su corazón, en parte por egoísmo y en parte para no salir herida, ella pensaba que nadie podía amarla de la forma en que él lo hacía, era casi irracional que aun habiéndolo dejado solo en medio de nada todavía quisiera estar con ella. Pero ahora no necesitaba entender cómo él podía hacer a un lado su propio orgullo y buscarla.

Tomó la decisión correcta al alejarse, por ahora eso era lo mejor.

Era una mujer distinta y con ganas