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De la Divina Providencia y De La Vida Bienaventurada
De la Divina Providencia y De La Vida Bienaventurada
De la Divina Providencia y De La Vida Bienaventurada
Libro electrónico103 páginas2 horas

De la Divina Providencia y De La Vida Bienaventurada

Por Seneca

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*** Premium Ebook optimizado para la lectura digital ***

Séneca el Joven fue un filósofo, político y escritor romano conocido por sus obras de carácter moralista. Consumado orador, fue una figura predominante de la política, y pasó a la historia como el máximo representante del estoicismo.

En esta edición encontramos dos de sus tratados esenciales : DE LA DIVINA PROVIDENCIA y DE LA VIDA BIENAVENTURADA.
IdiomaEspañol
EditorialAlicia Editions
Fecha de lanzamiento15 feb 2019
ISBN9782357282001
De la Divina Providencia y De La Vida Bienaventurada
Autor

Seneca

Lucio Anneo Séneca fue un escritor, filósofo, político y orador. Figura predominante del estoicismo y el moralismo romano, influyó notablemente en autores como Erasmo de Rotterdam, Calvino y Montaigne, entre otros.

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    De la Divina Providencia y De La Vida Bienaventurada - Seneca

    DE LA DIVINA PROVIDENCIA Y DE LA VIDA BIENAVENTURADA

    DE LA DIVINA PROVIDENCIA Y DE LA VIDA BIENAVENTURADA

    Séneca

    Traducido por

    Pedro Fernández Navarrete

    Índice

    Séneca

    DE LA DIVINA PROVIDENCIA

    CAPITULO I

    CAPÍTULO II

    CAPÍTULO III

    CAPÍTULO IV

    CAPITULO V

    CAPÍTULO VI

    DE LA VIDA BIENAVENTURADA

    CAPÍTULO I

    CAPÍTULO II

    CAPÍTULO III

    CAPITULO IV

    CAPÍTULO V

    CAPÍTULO VI

    CAPÍTULO VII

    CAPÍTULO VIII

    CAPITULO IX

    CAPÍTULO X

    CAPÍTULO XI

    CAPÍTULO XII

    CAPÍTULO XIII

    CAPÍTULO XIV

    CAPÍTULO XV

    CAPÍTULO XVI

    CAPÍTULO XVII

    CAPÍTULO XVIII

    CAPÍTULO XIX

    CAPITULO XX

    CAPÍTULO XXI

    CAPÍTULO XXII

    CAPÍTULO XXIII

    CAPÍTULO XXIV

    CAPÍTULO XXV

    CAPÍTULO XXVI

    CAPÍTULO XXVII

    CAPÍTULO XXVIII

    CAPÍTULO XXIX

    CAPÍTULO XXX

    CAPÍTULO XXXI

    CAPITULO XXXII

    Séneca

    4 a.C-65

    Séneca el Joven fue un filósofo, político y escritor romano conocido por sus obras de carácter moralista. Consumado orador, fue una figura predominante de la política, y pasó a la historia como el máximo representante del estoicismo.

    DE LA DIVINA PROVIDENCIA

    A LUCILO

    Nota : Rodríguez de Castro, en el tomo II de su Biblioteca Española, dice: «El libro De Providentia le compuso Séneca después de la muerte de Cayo, para responder a la pregunta de su amigo Lucio, que deseaba saber por qué tenían que sufrir adversidades los que eran buenos.»

    CAPITULO I

    CÓMO HABIENDO ESTA PROVIDENCIA, SUCEDEN MALES A LOS HOMBRES BUENOS

    Pregúntasme, Lucilo, cómo se comprende que gobernándose el mundo con divina Providencia, sucedan muchos males a los hombres buenos. Daréte razón de esto con más comodidad en el contexto del libro, cuando probare que a todas las cosas preside la Providencia divina, y que nos asiste Dios. Pero porque has mostrado gusto de que se separe del todo esta parte, y que quedando entero el negocio se decida este artículo, lo haré, por no ser cosa difícil al que hace la causa de los Dioses.

    Será cosa superflua querer hacer ahora demostración de que esta grande obra del mundo no puede estar sin alguna guarda, y que el curso y discurso cierto de las estrellas no es de movimiento casual; porque lo que mueve el caso a cada paso se turba, y con facilidad choca; y al contrario, esta nunca ofendida velocidad camina obligada por imperio de eterna ley, y trae tanta variedad de cosas en la mar y en la tierra, y tantas clarísimas lumbreras, que con determinada disposición alumbran, que no pueden moverse por orden de materia errante, porque las cosas que casualmente se unen no están dispuestas con tan grande arte como lo está el gravísimo peso de la tierra, que siendo inmóvil mira la fuga del cielo, que en su redondez se apresura, o  los mares, que metidos en hondos valles ablandan las tierras, sin que la entrada de los ríos les cause aumento. Y ve que de pequeñas semillas nacen grandes plantas, y que ni aun aquellas cosas que parecen confusas e inciertas, como son las lluvias, las nubes, los golpes de encontrados rayos, los incendios de las rompidas cumbres de los montes, los temblores de la movida tierra y demás tumultuosos accidentes que giran en contorno de ella, aunque son repentinas, no se mueven sin razón, pues aun aquéllas tienen sus causas no menos que las que en remotas tierras se miran como milagros; cuales son las aguas calientes en medio de los ríos, o los nuevos espacios de islas que en alto mar se descubren ¹; y el que hiciere observación verá que retirándose en él las aguas, dejan desnudas las riberas, y que dentro de poco tiempo vuelven a estar cubiertas, y conocerá que con una cierta volubilidad se retiran y encogen dentro de sí, y que las olas vuelven otra vez a salir, buscando con veloz curso su asiento, creciendo a veces con las porciones y bajando y subiendo en un mismo día y en una misma hora, mostrándose ya mayores y ya menores conforme las atrae la Luna, a cuyo albedrío crece el Océano. Todo esto quede reservado para su oportuno tiempo; porque aunque tú te quejas de la divina Providencia, no dudas de ella.

    Yo quiero ponerte en amistad con los Dioses, que son buenos con los buenos; porque la naturaleza no consiente que los bienes dañen a los buenos. Entre Dios y los varones justos hay una cierta amistad, unida mediante la virtud: y cuando dije amistad, debiera decir una estrecha familiaridad, y aun una cierta semejanza; porque el hombre bueno se diferencia de Dios en el tiempo, siendo discípulo e imitador suyo; porque aquel magnífico padre, que no es blando exigiendo virtudes, cría con más aspereza a los buenos, como lo hacen los severos padres. Por lo cual cuando vieres que los varones justos y amados de Dios padecen trabajos y fatigas, y que caminan cuesta arriba, y que al contrario los malos están lozanos y abundantes de deleites, persuádete de que al modo que nos agrada la modestia de los hijos, y nos deleita la licencia de los esclavos nacidos en casa, y a los primeros enfrenamos con melancólico recogimiento, y en los otros alentamos la desenvoltura; así hace lo mismo Dios, no teniendo en deleites al varón bueno, de quien hace experiencias para que se haga duro, porque le prepara para sí.

    1 Véase la Historia natural de Plinio, libro II, capítulos LXXXVI, LXXXVII, LXXXVIII y LXXXIX.

    CAPÍTULO II

    ¿Por qué, sucediendo muchas cosas adversas a los varones buenos, decimos que al que lo es no le puede suceder cosa mala? Las cosas contrarias no se mezclan; del mismo modo que tantos ríos y tantas lluvias, y la fuerza de tantas saludables fuentes no mudan ni aun templan el desabrimiento del mar, así tampoco trastorna el ánimo del varón fuerte la avenida de las adversidades. Siempre se queda en su ser, y todo lo que le sucede lo convierte en su mismo color, porque es más poderoso que todas las cosas externas. Yo no digo que no las siente; pero digo que las vence, y que estando plácido y quieto se levanta contra las cosas que le acometen, juzgando que todas las adversas son examen y experiencias de su valor. Pues, ¿qué varón levantado a las cosas honestas no apetece el justo trabajo, estando pronto a los oficios,

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