El arte de hacerse pendejo

Luis Rafael Arredondo Botello

El arte de hacerse pendejo

Filosofía de vida en construcción

El arte de hacerse pendejo

Filosofía de vida en construcción

Luis Rafael Arredondo Botello

Esta obra ha sido publicada por su autor a través del servicio de autopublicación de EDITORIAL PLANETA, S.A.U. para su distribución y puesta a disposición del público bajo la marca editorial Universo de Letras por lo que el autor asume toda la responsabilidad por los contenidos incluidos en la misma.

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© Luis Rafael Arredondo Botello, 2018

Diseño de la cubierta: Equipo de diseño de Universo de Letras

Imagen de cubierta: ©Shutterstock.com

universodeletras.com

Primera edición: agosto, 2018

ISBN: 9788417435264

ISBN eBook: 9788417435912

Prólogo

Interpretar un libro de esta clase para presentarlo a los lectores, no es tarea fácil, pues se trata de trasladar a otro texto, no solo las palabras y las ideas originales, sino también las emociones que se han plasmado en cada párrafo. En este caso, la objetividad no es posible, pues es una obra básica y exclusivamente subjetiva; y, por otra parte, desentrañar lo que quiso decir alguien tan ligado afectivamente, siempre puede estar opacado por la emotividad.

Estamos ante unas líneas altamente sensibles, pues quien escribe expone abiertamente su esencia, su «yo» espiritual, sus errores y al mismo tiempo y sin pretenderlo, sus grandes virtudes. Desnuda su alma y como todo ser humano consciente, ejerce la autocrítica en un pretendido estilo sarcástico, sin lograrlo del todo.

El título que es serio sin parecerlo nos anuncia una especie de mala broma de la vida, porque algunas personas nos podemos reconocer en esa marejada de sentimientos, en esos ires y venires sentimentales, en esos pasos y en esos escalones subidos y bajados, que no esperábamos confrontar al leerlo.

Puede decirse que se enmarca por su contenido en un cierto tipo de filosofía existencial, pues muestra un esfuerzo y una gana especial de ubicarse en un punto desde donde se pueda ver la vida con más claridad, asimismo evidencia una búsqueda del «quién soy» en la mirada de los otros, una visión panóptica al mismo tiempo que introspectiva.

Las circunstancias que motivan el escrito nos dejan entrever un estado de ánimo alterado y sublimado, que reflexiona sobre la cotidianeidad, sobre momentos y etapas vividos total o parcialmente por el autor y en muchos aspectos, por la mayoría de las personas.

La obra es de gran utilidad en cuanto nos permite autoevaluarnos. Orientando la mirada hacia nuestro interior, ataviados con los lentes que proporciona su lectura.

Es pues, un ejercicio valioso de introspección que muy poca gente se atreve a realizar por temor a encontrar algo doloroso o desagradable. Lo valioso es que el autor, al descubrirse, nos permite descubrimos a nosotros; y, lo maravilloso es que nos encontramos ante una persona honesta y valiente para aceptar sus errores y culpas, pero, sobre todo, íntegra; muy difícil de encontrar en estos tiempos de simulación en todos los ámbitos. Una persona sensible que nos narra su camino hacia el interior y nos invita sin decirlo, a un ejercicio personal de redescubrimiento del «yo interno».

Rocío Botello V.

¿Qué es el arte de hacerse pendejo?

¿Qué es hacerse pendejo?, yo lo considero autoengaño. A continuación, algunas definiciones del diccionario que podrán dar más claridad al respecto.

«Pendejo. Hombre tonto, estúpido.

Hacerse tonto o el tonto. Dicho de una persona: Fingirse lo que no es.

Hacerse alguien el tonto. Aparentar que no advierte algo de lo que no le conviene darse por enterado.

Engaño. Falta de verdad en lo que se dice, hace, cree, piensa o discurre.

Engañar. Dar a la mentira apariencia de verdad. Inducir a alguien a tener por cierto lo que no es, valiéndose de palabras o de obras aparentes y fingidas. Cerrar los ojos a la verdad, por ser más grato el error.»¹

Engañarse a sí mismo no es una conducta novedosa, por lo menos en mi cultura mexicana, ya que los ancestros mexicas o aztecas en su lengua náhuatl con una sola palabra: quequeloa, denominaban el engañarse a uno mismo; y con la palabra quequelolmati, se referían a encontrarse burlado.

Antes de iniciar este escrito, existió como una idea o proyecto que se retrasó por años, sin recordar exactamente cuántos, pero bien podrían ser ¿treinta y uno? pues sí, mi edad al momento de escribirlo, hasta que decidí como en muchas otras situaciones dejar de hacerme pendejo e iniciarlo de una vez. ¿Por qué digo esto? Porque me estaba haciendo tonto en iniciarlo hasta una vez que terminara de leer el libro de Mortimer J. Adler y Charles Van Doren (2000) titulado Cómo leer un libro, una de mis primeras lecturas en búsqueda de crecimiento personal; el cual no terminé porque si hubiera leído ese libro antes de escribir éste, seguramente estas líneas no tuvieran su forma actual. Pretendía leer aquél porque según yo no sé leer bien. Y si no sé leer bien, pues tampoco sé escribir. Así que pensé mejorar mi lectura para ser un lector más exigente y que aprovechara más cada texto que lee, pero eso, me alejaría de mi pendejada y decidí evitarlo en aras de mi infinita pendejez.

Y esta decisión era muy importante para mí, porque cuando uno decide tiene valor, cuando uno no decide es un cobarde, pero a la vez en la indecisión ya decidió y puede encontrarse perdido, algo que no quería que pasara conmigo. Al decidir, uno está haciendo lo que quiere y como expresara el filósofo Ralph Waldo Emerson…El mundo abre el paso a todo aquél que sabe adónde va, por ello la importancia de saber hacia dónde dirige uno sus pasos, no perder de vista a dónde quiere uno llevar su barco o correr el riesgo de, con gran probabilidad, perder el rumbo.

¹ Diccionario de la Real Academia Española, http://www.rae.es/rae.html.

Origen y descubrimiento del arte de hacerse pendejo

Todo tiene su origen y el arte del que vengo tratando no es la excepción. Mi incursión